domingo, 11 de mayo de 2014

EL CURA DOMINGO BRESCI RECUERDA A CARLOS MUGICA, SU MILITANCIA Y TRAYECTORIA “Fue un transgresor de su clase y un transgresor dentro de la Iglesia”

 Por Victoria Ginzberg
La primera vez que Domingo Bresci vio a Carlos Mugica fue en un partido de fútbol en el seminario de Villa Devoto. Le llamó la atención no por la habilidad sino por la garra: empujaba, pateaba. “Así fue toda su vida, un apasionado, entregado a full”, dice Bresci, quien confluiría con Mugica en el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Juntos compartieron, entre muchas otras cosas, una “parada” frente a la Casa Rosada contra la erradicación de las villas, a las que pretendían transformar en barrios obreros, y protestas en la cárcel de Devoto y en el interior por las condiciones de detención de los presos políticos. Bresci, ahora al frente de la parroquia San Juan Bautista el Precursor y asesor de la Secretaría de Culto, fue delegado regional del MSTM. Mugica no tuvo cargos en el Movimiento, pero se destacaba por su personalidad y carisma. Bresci habla con Página/12 en una pequeña sala de la Cancillería, muy cerca del coqueto barrio en el que vivió Mugica y también de la Villa 31, donde el cura fundó la parroquia Cristo Obrero y llevó adelante su trabajo pastoral y social. “Fue un transgresor de su clase y un transgresor dentro de la Iglesia”, lo define.
–¿Cuándo y cómo conoció a Mugica?
–En el seminario de Villa Devoto. El se ordena sacerdote en 1959, yo en 1962. Lo conozco mirando cómo jugaba al fútbol los jueves a la tarde, que era el día libre de los seminaristas. Sobresalía porque era un tipo que se metía, pateaba, empujaba, ponía toda su potencia. Y así fue toda su vida, era un apasionado por la vida, entregado a full. Por la forma de ser de Carlos lo llamaban La Bestia. Pero no era bestia en el fútbol, era bestia para trabajar, para rezar. Era un obsesionado con todo lo que hacía.
–¿En el seminario también destacaba?
–Por lo que sé, a diferencia de su primario y secundario, que parece que no fueron muy brillantes –es interesante que no fue a un colegio religioso sino a uno de gestión estatal y la secundaria la hizo en el Nacional de Buenos Aires–, en el seminario era una persona muy inquieta, preocupada. Era la época de preparación del Concilio Vaticano II, que se hizo en 1962.
–¿Cuándo se acercaron?
–En el seminario empecé a trabajar, junto con un grupo de profesores del seminario, con universitarios de la UBA. Había un grupo que se llamaba Juventud Universitaria Católica que tenía la idea de acercarse, en el espíritu del concilio, muy abierto, ecuménico, a la realidad del pensamiento, de la intelectualidad. Todo estaba en ebullición. Había un clima revolucionario en todos los ámbitos, la guerra de Vietnam había influido mucho, antes la Revolución Cubana, Argelia. Los grupos cristianos participaban. Ahí nos conocimos. Después tuvimos otras aproximaciones con cuestiones sociales. En el ’57 hubo una gran inundación que afectó mucho al gran Buenos Aires y fuimos a las zonas inundadas, ayudamos. El incursiona ayudando al sacerdote de la parroquia Santa Rosa de Lima, en Belgrano y Pasco, en una actividad de visita a conventillos de Balvanera. Eso era una novedad para él, que venía de acá a la vuelta, de la calle Arroyo. El papá había sido ministro de Relaciones Exteriores de Arturo Frondizi y la mamá, dueña de muchas hectáreas en la provincia. De Arroyo al conventillo fue un salto enorme. La otra etapa fue irse a Resistencia a hacer una experiencia de vida rural y conocer esa problemática. Después organizó campamentos de trabajo en el Chaco santafesino. Yo, simultáneamente, iba por ese lado, a los campamentos, en las vacaciones íbamos a las fábricas, ayudábamos a familias en la autoconstrucción y ahí se fue dando esa afinidad, en la línea de preocupación por lo social. Luego de conocer la situación nos planteábamos por qué tanta injusticia y ahí empezó lo que aquí se llamó el diálogo con el marxismo, que venía de Europa también.
–¿Eso fue orgánico?
–Era en la Facultad de Filosofía y Letras. A él lo llamaron porque lo conocían, era un hombre de reflexión. Los universitarios eran agrupaciones, pero desde la Iglesia éramos sujetos sueltos, los que queríamos estar. La organización de los Sacerdotes para el Tercer Mundo fue posterior. Antes fue el proceso de “conversión”. Carlos no nació pobre, se convirtió a los pobres. Empezó por el descubrimiento de la problemática social, los barrios, el interior, los sindicatos, las villas. Después, o en simultáneo, se planteó la pregunta por las causas de esa situación. Para entender eso había que buscar instrumentos de análisis y en ese momento el marxismo era lo que estaba en boga. Luego hubo críticas, una actualización, se constituyeron las cátedras nacionales para analizar los procesos nacionales de liberación y por eso la denominación de Tercer Mundo. A pesar de que lo nombran secretario del cardenal de Buenos Aires Alberto Ca-ggiano, a pesar de que lo nombran en la parroquia de El Socorro, de Juncal y Suipacha, Carlos empieza un acercamiento a la villa, que estaba a la vuelta de su casa y de la parroquia donde trabajaba. Empieza a ver esa contradicción entre esos dos mundos. Enseguida la presencia de él en la villa fue para incentivar las mejoras en las condiciones de vida de la gente y eso lo llevó a organizar a la misma gente del lugar. Su conversión lo llevó a su compromiso. Después de las etapas social e ideológica está la etapa política. El y muchos otros empezamos a incursionar, después de que se fundó el Movimiento, en la política... cómo se hacía, con quiénes, con qué herramientas. Siempre tratando de acompañar el proceso de la propia gente. Todos aprendimos que había que escuchar al pueblo, no decirle lo que había que hacer.
–¿Y entonces se acercaron al peronismo?
–Las mayorías populares eran mayoritariamente de identidad peronista. Si queríamos estar con el pueblo no había otra forma. Había que acompañarlo, pero no sumarse indiscriminadamente. Diferenciamos la identidad peronista de la dirigencia peronista y el partido justicialista. Nosotros nos apoyábamos en la esencia histórico-cultural del peronismo.
–¿Cómo fue la relación personal de Mugica con Perón?
–Perón se interesa por el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo porque su última experiencia había sido pelearse con la Iglesia en el ’55. Muchos de los curas que pertenecieron al Movimiento habían sido antiperonistas en el ’55 por defender a la Iglesia. El Movimiento fue el que redescubre al peronismo a través de estas experiencias de inserción en territorios. Lo que le costaría a Mugica, que venía de una familia recontra antiperonista, decir que era peronista. Era un peronismo que tenía una gran expectativa en Perón, en su regreso. En 1968 Mugica viaja a París para hacer seis meses de actualización teológica y va a Puerta de Hierro y conversa con él.
–¿De ahí que después lo nombran en el Ministerio de Acción Social?
–A Carlos, la Juventud Peronista lo quiere poner en la lista de diputados de Capital. Eso lo charlamos entre todos y quedamos que no, que no queríamos asumir ese rol, sino el de apoyar, acompañar. Le contraproponen ser asesor del Ministerio de Acción Social, porque se suponía que eso iba a favorecer la acción que él estaba desarrollando en las villas.
–¿Y ya sabían quién era López Rega?
–Bastante, pero no todo. Desde el comienzo, Carlos se empieza a sentir incómodo en lo personal, pero también discrepaba con los proyectos que tenía López Rega acerca de las viviendas. Los curas villeros proponían que fueran los mismos villeros los que pensaran sus casas y participaran en proyectos de autoconstrucción. López Rega quería hacer eso a través de las empresas. A Carlos no le interesa... y el manejo del dinero... Llama a una asamblea del barrio y decide renunciar. Eso le trae un enfrentamiento con López Rega, que incidió seguramente en que la Triple A lo matara.
–¿Y la relación con las organizaciones armadas, sobre todo con Montoneros?
–Venía sobre todo del Colegio Nacional de Buenos Aires. Fue asesor de grupos juveniles católicos. Ahí los conoció. Después ellos se organizaron, no le preguntaron a él sobre la organización, pero él y Alberto Carbone eran referentes. Luego hay diferencias con el modo de encarar y analizar cómo tenía que ser la revolución en la Argentina. Hay un distanciamiento que se agudiza con la vuelta de Perón y el pase a la clandestinidad de Montoneros. Ellos no responden a la conducción de Perón, eran muy verticalistas, se militarizaron.
–Pero Mugica no descartaba la lucha armada, ¿o sí?
–El tiene esa frase que dice “yo puedo dejarme matar pero nunca voy a matar a nadie”. Todos decíamos que esa decisión tenía que partir del pueblo en su conjunto, no de un grupo de dirigentes iluminados que decían qué, cuándo y cómo había que dar esa lucha armada.
–Pero en un contexto de dictadura la apoyaba...
–La apoyamos. El Movimiento. En un contexto de dictadura era legítimo, pero tenía que estar muy respaldada por el pueblo. Ese era también un cuestionamiento hacia las organizaciones. En democracia se deslegitimaba.
–¿Estaba claro en ese momento quiénes habían sido o hubo discusiones?
–No estaba muy claro al principio. Al día siguiente de la muerte, el diario Noticias, de Montoneros, sacó un comentario muy lavado sobre la muerte de Carlos y eso hizo sospechar que podían tener algo que ver. Carlos no ahorraba críticas para los que habían sido sus alumnos. Inclusive en el velatorio, en la parroquia San Franciso Solano, hay una pelea cuando vienen algunos miembros de Montoneros. Después Mario Firmenich convova a Alberto Carbone, lo llevan en un auto con los ojos vendados, y en un tono amistoso le dice que ellos no habían sido, que no habían dado la orden. Luego se especula con que fuera un grupo de discrepaba con la conducción. Pero finalmente se supo que vino de la Triple A, que tenía muchos motivos para hacerlo. En pocos meses, además, matan a otros referentes sociales como Rodolfo Ortega Peña, Atilio López, Silvio Frondizi. Era un operativo de terror, para implantar el miedo.
–¿Mugica tuvo muchos choques con la jerarquía de la Iglesia?
–En 1972 el arzobispo Juan Carlos Aramburu le pidió que no fuera más sacerdote, que se dedicara a la política. Lo sancionaron. A él le dolió mucho porque era una persona de la Iglesia. Fue un transgresor de su clase y un transgresor al interior de la Iglesia. Renunció a la posibilidad que tenía de dinero, mujeres y renunció también a la posibilidad de una carrera eclesiástica. Enseguida lo nombraron secretario del cardenal y en la Iglesia del Socorro. Podría haber sido obispo rápido, si se portaba bien, por la familia de la que venía. Pero no quería eso.
–¿Qué lugar ocupa lo que fue el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Iglesia?
–Serían los curas en opción por los pobres, pero el contexto es muy distinto. Los problemas de fondo en algunas cosas mejoraron, pero otros se mantienen. Hoy siguen siendo un desafío la vivienda, la tierra, la organización de la gente. Ahora está el plan Pro.Cre.Ar, pero la envergadura de lo que hay que hacer es enorme. Se agravó por la droga.
–¿Hay un cambio con Francisco dentro de la Iglesia?
–Como Francisco apoyó a los curas villeros, los que hablaban en contra se cuidan. Pero es contradictorio ver a ciertos medios hablando de los pobres cuando los que están con esos medios son los que fabrican a los pobres. Es absurdo, “preocupados por la pobreza”... si la generan los sectores que están con ellos. Con Francisco cambia un poco el eje. Si él dice “una Iglesia pobre para los pobres”, que es lo que decíamos nosotros, bienvenido sea. Pero veamos cómo eso se implementa. Están vigentes las cuestiones que Carlos planteó y él tenía vinculación con los jóvenes también. El grupo Cristianos para el Tercer Milenio reclama a la Iglesia que dé a conocer los archivos de la época de la dictadura que hay en el Episcopado y también se lo pide al Vaticano. Al parecer, Francisco dio el visto bueno, pero hasta ahora no se supo nada. También solicitaron al Episcopado que se declare a Carlos como mártir del pueblo de Dios, a él y a todos los obispos, sacerdotes y laicos asesinados.
Página 12

EXHORTACION PRESIDENCIAL EN EL HOMENAJE AL SACERDOTE CARLOS MUGICA “Que nadie más permita dividir al pueblo de Dios”

 Por Martín Granovsky
La Presidenta aprovechó la inauguración de un monumento al sacerdote asesinado Carlos Mugica para marcar dos diferencias y dos semejanzas. Una diferencia, con la Conferencia Episcopal Argentina, que el jueves 8 emitió un documento sobre la violencia en la Argentina. La otra diferencia, con los editores que tomaron como definición más importante la de que la Argentina está “enferma de violencia”. Al mismo tiempo, aunque la jerarquía local ya comenzó a ser moldeada por el Vaticano, Cristina Fernández de Kirchner igual pareció buscar un escenario que la mostrase en sintonía con el papa Francisco y con los curas villeros.
El monumento de Alejandro Marmo descubierto ayer muestra a Mugica mirando al frente desde una pose de tres cuartos de perfil y fue situado en la 9 de Julio, entre Juncal y Arroyo, al borde de un barrio de clase alta y al comienzo de la autopista que hoy está flanqueada por la Villa 31.
La Presidenta comenzó a hablar a las tres y media de la tarde de un día radiante. Ya a las dos estaban llenas las inmediaciones, tarea a cargo de columnas de Peronismo Militante, MUP, La Cámpora, Evita, Kolina, Nuevo Encuentro, Frente Transversal y el resto de las agrupaciones que integran Unidos y Organizados. Los retratos de Mugica se mezclaban con otros de Néstor Kirchner y de la propia Cristina. Un funcionario dijo a Página/12 que la consigna interna no había sido concretar un gran acto de la militancia kirchnerista, objetivo del 25 de Mayo. El clima dominante fue más la escenificación que el contrapunto entre la oradora y los manifestantes.
“Cuando hoy me levanté por la mañana y miré las tapas de los diarios, como lo hago todas las mañanas, y vi que alguien resumía o decía ‘hoy la Argentina es una Argentina violenta’, me di cuenta de que querían reeditar viejos enfrentamientos”, dijo la Presidenta. La frase tiene predicado con el verbo en tercera persona del plural pero carece de sujeto. Es tácito. En otro tramo agregó: “Les pido a todos los argentinos, como Presidenta de la República, también a las instituciones eclesiásticas y de todos los credos, a los sacerdotes, a los laicos, a los obispos, que nadie más permita dividir al pueblo de Dios. Porque cada vez que se dividió el pueblo de Dios masacraron a sus ovejas y además, también, a muchos de sus sacerdotes, a muchos de ellos que fueron mártires como monseñor Angelelli, como los curas palotinos, como tantos otros que ofrecieron su vida, como Carlos Mugica, por los pobres”.
Nacido en 1930, Mugica cumpliría 84 años el próximo 7 de octubre. Fue asesinado el 11 de mayo de 1974, a los 43. Hoy se cumplen exactamente 40 años del homicidio. El principal sospechoso, el jefe operativo de la Triple A Rodolfo Almirón, fue buscado en el exterior desde 1984 pero detenido en Valencia recién en 2006 (ver página 4). Mugica fue asesinado con una ametralladora como las que usaba la Triple A, cuando acababa de dar misa en la iglesia de San Francisco Solano, lejos de la Villa 31 que en aquel tiempo era la mayor de la Argentina y se llamaba Cristo Obrero. En su libro Vigilia de armas, tomo tercero de su Historia política de la Iglesia Católica, Horacio Verbitsky narra un diálogo entre Almirón y otro miembro de la Triple A, Miguel Rovira, en la residencia presidencial de Olivos. “Le vamos a hacer la boleta a ese cura”, fue una de las frases. También consigna un recuerdo de Gustavo Caraballo, secretario Legal y Técnico de la Presidencia. Cuando lamentó el asesinato delante de Perón y de José López Rega, el secretario privado y ministro de Bienestar Social le contestó “no te metas en un tema que no es de tu área”.
Cuando lo mataron, Mugica tenía diferencias políticas con Montoneros, a quienes criticaba por la continuidad del uso de las armas con Perón de presidente. “Hay que dejar las armas y empuñar los arados”, dijo a fines de 1973, ya producido el asesinato del secretario de la Confederación General del Trabajo, José Ignacio Rucci. Pero las diferencias de vida o muerte eran con López Rega, de cuyo ministerio llegó a ser asesor. Cuando decidió alejarse, según el mismo libro de Verbitsky, el propio López Rega le discutió de tal modo que, tras esa pelea y el comienzo de las amenazas, Mugica comentó a un amigo: “Va a mandar a que me maten”. Una versión autobiográfica de Mugica publicada en 1973 por la revista Cuestionario, de Rodolfo Terragno, puede leerse en la página web El Historiador o en el link http://bit.ly/1lf81vb.
Estos y otros detalles no figuraron ayer en el breve documental presentado durante el acto. El texto del guión solo dijo, en una parte, que “los sectores poderosos quisieron callarlo para siempre”. Pero ese guión se abstuvo de aportar precisiones históricas o presentar el estado de las suposiciones sobre el asesinato de Mugica, que en su mayoría llevan a la autoría de la Triple A. La organización parapolicial o paramilitar comenzó en 1974 la masacre que el golpe del 24 de marzo de 1976, tras la ocupación total del Estado, convertiría en un plan sistemático de asesinatos, tormentos, encubrimientos y robo de bebés.
La Presidenta dijo en su discurso que Mugica “fue también víctima de una Argentina violenta”. Contó: “Su juventud había transcurrido en una Argentina violenta, donde los argentinos se enfrentaban entre sí. No hablo ni con eufemismos, ni con hipocresías, ni con parábolas. Le tocó vivir en una Argentina donde se dirimieron las cosas a los tiros. Venía de una familia peronista, que se hizo antiperonista en el ’54 por el enfrentamiento entre la Iglesia y el gobierno de Juan Domingo Perón”. El padre de Mugica llegó a ser uno de los ministros de Relaciones Exteriores de Arturo Frondizi. Mugica se hizo peronista.
Uno de los curas villeros que ayer compuso el cuadro principal de quienes rodeaban a Cristina en el palco, Guillermo Torres, leyó la oración que Mugica recomendaba decir a los militantes de clase media que iban a trabajar a los barrios pobres. Se llama “Meditación en la villa” y dice: “Señor, perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos que tienen 8 años parezcan de 13. Yo me puedo ir. Ellos no. Me puedo ir de las aguas servidas. Ellos no. Señor, puedo hacer huelga de hambre y ellos no, porque nadie hace huelga con su hambre. Señor, sueño con morir por ellos. Ayúdame a vivir para ellos. Quiero estar con ellos a la hora de la luz”.
Además de rodearse de los sacerdotes relacionados con Jorge Bergoglio, la Presidenta citó varias veces al Papa en su discurso. Lo hizo mediante la lectura de párrafos de la exhortación apostólica “La alegría del Evangelio”, que mostró con su tapa roja. “Algunos deberían viajar menos a Roma y leerlo más”, recomendó. Leyó el punto 34 del documento pontificio, donde una frase menciona “la velocidad de las comunicaciones y la selección interesada de contenidos que realizan los medios” para advertir que “el mensaje que anunciamos corre más que nunca el riesgo de aparecer mutilado y reducido a algunos de sus aspectos secundarios”.
También el punto 60: “Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así, la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás”. El mismo apartado 60 contiene una crítica a quienes “se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males”. Leyó la Presidenta: “Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes”.
El acto en recuerdo de Mugica estuvo precedido por un diálogo televisado entre un grupo de funcionarios mezclados con dirigentes y vecinos de la Villa 31 a quienes encabezaba el diputado nacional Juan Cabandié. El ex legislador porteño contó que “aquí se pintaron doce murales de homenaje a Carlitos Mugica”. Uno de los vecinos, antiguo estibador, agradeció los planes de educación y salud.
La Presidenta, al final, sonrió y dijo que sólo calificaría el momento y el clima como “una hermosa tarde de sol”, referencia obvia a la expresión “hoy es un día peronista”. Pidió disculpas “a los vecinos que hayan tenido algún inconveniente de tránsito” y agradeció “a los sacerdotes que entienden el mensaje pastoral del Evangelio y de Jesucristo, haciéndolo junto a los pobres”.
martin.granovsky@gmail.com

León Gieco y Gustavo Cordera - Los Guardianes de Mugica

sábado, 10 de mayo de 2014

SI ME DAN A ELEGIR.

Elijo al Pueblo que es lo mejor que tenemos.
A su Juventud, a sus mujeres, a sus hombres de overol.
A sus murgas en Carnaval, en toda tierra, en todo rincòn argentino.
A su mùsica, a sus mùsicos.
A sus cientos de miles de pogueros, y rocanroleros, y cumbieros, y tangueros y criollos y chicas pop, y romànticas, cantando, llorando de alegrìa en cada recital.

A sus hinchadas locas de pasiòn.

A los solidarios siempre, no de cuando en vez y por caridad entre rejas de Iglesias.
A sus curas villeros.
A sus delegados gremiales que se juegan cada dìa en los lugares de laburo por sus compañeros y compañeras.
A sus maestras y maestros y profes, educadores, dadores de sangre nueva.
A las madres lindas, amamantando durante dècadas a sus hijos-hijas.

 A sus hombres y mujeres de la salud.

A los asados en familia cada domingo por millones.

A mi Pueblo que nunca fue  a una guerra de conquista.
A ese Pueblo del Bicentenario.
Al que vota hace treinta años.

Al que inunda el mar de vacaciones, pleno, feliz.
A su abrazo a su llanto por un amigo.
A su beso en cada encuentro.

Si me dan a elegir elijo este Pueblo.
Que me sana, me cura, me Argentina la piel.
Me mece, me acuna.
Me da ganas de vivir en esta tierra que no es no fue ni serà santa.
Pero es.
Me Patria me pare me optimiza la mirada me ayuda a distinguir el diablo tras una sotana.
GB

La Iglesia y el peronismo Por Carlos Mugica, 1973


En momentos en que el pueblo argentino se prepara a vivir lleno de gozo el acontecimiento histórico del regreso definitivo del general Juan Domingo Perón a la Patria es importante advertir la actitud de numerosos católicos que, insertados en la lucha por la liberación nacional se unen a esta gran alegría.
Si históricamente hubo algún desentendimiento entre la Iglesia y el peronismo, desentendimiento que en realidad abarcó solamente a sectores de ambos lados, éste se debió, más allá de los errores fruto de actitudes personales, a incomprensión por parte de hombres de la iglesia del sentido profundamente liberador del movimiento popular. Se debió a que algunos de nosotros en lugar de analizar la realidad desde el pueblo, desde los pobres como lo manda Jesús en el evangelio, infectados por una mentalidad elitista lo veíamos todo desde una óptica oligárquica. Y claro que para la oligarquía el peronismo era el desastre, la hora de los "negros".
Pero para los hoy mis queridos cabecitas el peronismo fue, es y será, si continúa fiel a sus esencias y desarrolla su entraña revolucionaria, el movimiento de redención social más formidable que ha conocido nuestra Patria.
Cristo nos enseña en el evangelio que el modo no ilusorio, no engañoso de estar cerca de El, es estar junto a los hombres. Amar a Cristo es amar a los hombres. Por eso San Juan de la Cruz dice que al atardecer de la vida seremos juzgados en el amor. Cristo en el evangelio se identifica sin más con el prójimo, con el otro y por eso hace depender la suerte eterna del hombre del amor real, concreto y eficaz que haya tenido con su hermano. "Vengan conmigo benditos de mi padre porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron... Apártense de mí, malditos, porque tuve hambre y no mecieron de comer tuve sed, no mecieron de beber, estuve desnudo y no me vistieron" (Mateo 25, 30-46).
Hoy los cristianos hemos comprendido que esta exigencia del amor no sólo tiene una dimensión personal sino también una dimensión estructural. Tengo que amar no sólo a nivel de individuos sino a nivel de pueblos. Y fue a nivel de pueblo que él peronismo a través de su paso por el gobierno realizó el mandato evangélico del amor real y verdadero a los humildes. Basten pocos ejemplos: 900.000 viviendas, leyes sociales que levantaron a los humildes de su situación de explotación inhumana y posibilitaron que el pueblo trabajador se fuera poniendo de pie. La gigantesca obra social realizada por la Fundación Eva Perón bajo la sobrehumana conducción de la inolvidable Evita, etc., etc.
Por eso es importante que hoy los cristianos, después de lavarnos la cabeza de tanta influencia laicista y liberal nos integremos en este proceso histórico que se ha iniciado en la Patria el 25 de mayo, no para traer agua para nuestro molino pretendiendo servirnos de algún trozo del poder para nuestras obras, sino haciéndonos pueblo, luchando con austeridad, honestidad y grandeza junto a los humildes por la liberación nacional. Es decir, asumir el ejemplo de Cristo que no vino a ser servido sino a servir y dar la vida por sus hermanos.
Ya es inminente la llegada del jefe del movimiento del pueblo. En esta hora histórica vale la pena recordar a través de sus palabras, que a veces los católicos hemos olvidado la definición que él nos ha dejado de la naturaleza del justicialismo en su mensaje al Congreso de 1952:
"A lo largo de este mensaje he analizado las realizaciones más concretas de mi Gobierno en materia social. Y movido tal vez por un afán de mostrar resultados evidentes, he insistido demasiado en las realizaciones materiales. Debo advertir que esto no significa que, en la escala de valores de nuestra doctrina, los bienes materiales tengan prioridad sobre los demás valores del hombre y la sociedad. De ser así nos pondríamos a la misma altura de los sistemas que han creado la caótica situación del mundo en que vivimos."
"En nuestra doctrina los valores económicos son solamente medio y no fin de la tarea humana, la cual, para quienes aceptamos y reconocemos en el hombre valores externos y espirituales, entraña un destino superior. Los bienes económicos son tan sólo la base material de la felicidad humana, así como el cuerpo es instrumento de la actividad del alma."
 "Nosotros procuramos la elevación moral de nuestro pueblo virtuoso e idealista y el desarrollo en su seno de una vigorosa vida espiritual. Sabemos demasiado bien por la experiencia de los años pasados bajo la explotación capitalista, que todo eso es muy difícil cuando la vida de la comunidad no se desenvuelve en un ambiente de cierto bienestar material. Pero sabemos también que el bienestar material de las naciones ha sido muchas veces en la historia la causa de grandes desgracias, de fatales decadencias. Porque cuando un pueblo se propone asumir en la historia un destino superior tiene que poseer profundas reservas espirituales, si no quiere causar a la humanidad más desgracias que beneficios."
"Creo que el pueblo argentino tiene un destino extraordinario que realizar en la historia de la humanidad y ésta será mejor o peor en la medida en que nuestro pueblo sepa cumplir con su deber histórico."
"Pero el éxito dependerá de las fuerzas espirituales que posee nuestro pueblo al enfrentarse con su propio destino."
"Me permito hacer en este momento un llamamiento a todos los que, de una y otra manera, tienen sobre sí alguna responsabilidad en la formación moral y espiritual de nuestro pueblo. Nosotros hemos creado todas las condiciones materiales necesarias para que un pueblo satisfecho pueda pensar en las tareas y actividades superiores del espíritu, y las hemos favorecido y fomentado en todos los grados de su escala."
"Es necesario que cumplan ahora con su deber los responsables directos de la educación y de la formación moral y espiritual de nuestro pueblo, pensando que sobre ellos descansa también, el mayor o menor grado, la felicidad del mundo venidero."
"Semejantes tareas, sin sentido para los que no ven en todo nada más que el resultado de fuerzas económicas y materiales, tienen fundamental importancia para nosotros, para quienes seguimos creyendo en los destinos eternos del hombre y de la humanidad."

Texto de la Misa para el Tercer Mundo

Señor ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros

Tú que has nacido pobre
y has vivido siempre
junto a los pobres
para traer a los hombres
la liberación.


Junto a Leonardo Favio en Ezeiza, 1973
Tú que estás a nuestro lado
fuerte y resucitado
para empujarnos en la lucha
contra la injusticia y la explotación
Señor, piedad, Señor.

Tú que vendrás por fin
al final de los tiempos
para llenar, nuestro corazón
de alegría y plenitud.

Gloria

Gloria a Dios que es el amor
y en la tierra paz a los hombres
que luchan por la justicia.

Te alabamos,
porque luchamos para que nuestros niños
hambrientos coman.
Te glorificamos,
porque queremos destruir ya
los instrumentos de tortura.
Te damos gracias,
porque hay hombres que dan su vida
en la revolución.
Te damos gracias Señor,
porque no sos un Dios espectador,
sino un Dios hecho hombre
que padece el padecimiento de los hombres.
Te damos gracias Señor,
Tú que nos arrancas del egoísmo
impulsándonos a luchar contra la explotación,
ten piedad de nosotros.
Tú que estás con el padre
viviendo la plenitud del amor,
ten piedad de nosotros.
Tú que estás donde vamos a estar todos,
ten piedad de nosotros.


TRANSCRIPCION

Cdo. general A A A

Parte de guerra Nro. 1
Al Pueblo Argentino:

El 29 de diciembre de 1975, en Córdoba las Organizaciones Argentinas que ha (sic) continuación se detallan, en Asamblea General de sus Comandos, acordaron y resolvieron actuar en forma conjunta con objetivos comunes, para aniquilar aquellos individuos, cualquiera sea su nacionalidad, raza, credo o investidura, que respondan a intereses apátridas, marxista, masónicos, anticristianos o el judaísmo internacional sinárquico:

A A A (Alianza Anticomunista argentina)
Comando Viola
Comando Villar
Comando Juan Manuel de Rosas

A A A (Alianza Anticomunista argentina)
Comando Regional Córdoba
Comando Regional Buenos Aires
Comando Regional Tucumán
Comando Regional Rosario

C L A (Comando Libertadores de América)
Comando Capital Federal
Comando Cáceres Monié

C F C (Comando Fuerzas Conjuntas)

El Comando General de las Organizaciones arriba mencionadas resolvió:

Ejecutar previo juicio sumarísimo y en el lugar que se los hallare, por el bien de nuestra Patria y para que la muerte de nuestros Camaradas no haya sido en vano, a todo aquel que realice actividades reñidas a nuestros más caros principios, atente contra la salud moral, física, económica y religiosa de nuestro país, en particular a los integrantes de los:

a.  PC: Partido Comunista - OM: Organización Montoneros - PA: Partido Auténtico - ERP: Ejército Revolucionario del Pueblo - PRT: Partido Revolucionario de los Trabajadores - PST: Partido Socialista de los Trabajadores - JRR: Juventud Radical Revolucionaria - PCR: Partido Comunista Revolucionario.

b.  Delincuentes económicos, funcionarios, especialmente ministros, jueces, senadores, diputados, intendentes y concejales venales y/o corruptos, cúpulas gremiales corruptas, sacerdotes tercermundistas, personeros de la sinarquía, infiltrados en nuestra iglesia católica.

Comando General A A A
Señor Dios, cordero de Dios,
que sigues desangrándote,
en los hacheros de Norte,
desangrándote.
En los mineros Bolivianos,
desangrándote.
En las favelas del morro,
desangrándote.
En el frío de los pobres,
desangrándote.
La carne del torturado,
desangrándote.

Señor.
Porque Tú solo eres el Santo;
Señor.
Tú solo eres el amor.

Señor.
Tú sólo el totalmente otro.
El que rescata para siempre la creatividad
humana.
En unión con el padre
fuente de la vida, de la energía, del amor.
Amén, para siempre, Amén.

Credo

Viva Dios,
que crea al hombre creador.
Viva Dios,
que todo lo hizo bien.

Y viva Jesús, su único hijo
nuestro hermano y Señor,
que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo.

La humilde María, lo parió en un establo.
Padeció mucho bajo Poncio Pilatos
porque su causa era la de los pobres.

Lo clavaron en una cruz
y murió con la muerte de los bandidos
y bajó a lo hondo del hombre.

Resucitó,
volvió a la vida
y se puso la piel del hombre nuevo.
Resucitó,
subió a la vida
y está junto al padre que todo lo puede
porque es el amor.

Volverá,
y todos los hombres se presentarán ante él,
y al atardecer de la vida,
serán juzgados en el amor.

Creo en el Espíritu Santo
que es la fuerza de Dios, el amor de Cristo,
la inspiración creadora.
Creo en la iglesia de todos,
Que es santa porque es de Dios.
En la comunión de los hombres
que hacen la verdad porque aman.
Creo en el perdón de los pecados.
Creo en el perdón de los insensibles,
de los tibios y prudentes.
Creo en perdón de los indiferentes,
de los que traicionan el amor.
Creo en el surgimiento
del hombre nuevo,
del hombre lleno de Dios.
Creo en la expansión de la vida plena...
Para siempre, amén.

Sanctus

Santo.
Es el Señor de todas las cosas.
Hay fiesta en el cielo.
Santo.
Bendito Jesús que viene de Dios.
Hay fiesta en el cielo.
Santo.
Todo lo creado está lleno de tu amor.
Santo.
Hay fiesta en el cielo.

Agnus Dei

Cordero de Dios
que quitas maldad del hombre,
acercate a nosotros con tu amor,
acercate a nosotros.
Cordero de Dios
que haces nuevo al corazón,
Acercate a nosotros con tu amor,
Acercate a nosotros.
Con tu amor, con tu paz... acercate Señor.
Cordero de Dios
que quitas la maldad del hombre,
Acercate a nosotros con tu amor,
acercate a nosotros.
Cordero de Dios,
danos la paz.

Señor ten piedad de nosotros
Señor ten piedad de nosotros.

Padre Carlos Mugica (1930-1974) Por Eduardo de La Serna*


Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930. Fue el tercero de los siete hijos del matrimonio formado por Adolfo Mugica (ex-diputado conservador del período 1938-42, y ex-ministro de Relaciones exteriores del presidente Arturo Frondizi en 1961) y Carmen Echagüe, hija de terratenientes adinerados de Buenos Aires. Como él mismo afirmaba, en su niñez y adolescencia, el mundo de los pobres le era totalmente desconocido.

Fue el único hijo que no estudió en un colegio religioso. Hizo el primario en el colegio "Cinco Esquinas" (Libertad y Quintana); el secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires donde no brilló ni se destacó en los estudios ni en su conducta. Así cursó tercero y cuarto año en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza, donde empezó a tomar conciencia de su capacidad intelectual. El crecimiento de su rendimiento le permitió ser nuevamente aceptado en el "Nacional" donde terminó (1947-1948) con excelentes calificaciones.
En todo este tiempo, comenzó a destacarse en la práctica de deportes, particularmente el fútbol de lo que era apasionado, aunque también practicó tenis, natación y boxeo. El cine también constituía otra de sus grandes pasiones, y citaba películas con frecuencia (Passolini, Buñuel...
En 1949 comenzó los estudios de Derecho -cursó dos años- en la Universidad de Buenos Aires, donde conoció y entabló relaciones con Roberto Guevara, hermano del Che. En 1950, con motivo del Año Santo, viajó con varios sacerdotes, y con su amigo Alejandro Mayol a Europa, y allí maduró su idea de entrar en el seminario, lo que haría a los veintiún años, en marzo de 1952.
En el seminario no se destacó por su rebeldía sino por su afección a la oración, y a su meticulosidad por buscar "lo perfecto", con una "religiosidad individualista", "fiel al slogan: salva tu alma". Es importante destacar que en su religiosidad, algo característico de él, siempre tuvo tendencia hacia la escrupulosidad. Es importante en su historia personal anotar que a fines de 1954 comenzó a colaborar pastoralmente con el padre Iriarte en las misiones a conventillos y casas de la parroquia Santa Rosa de Lima, de la que éste era párroco. Su acercamiento e intención de llegar a esta gente lo marcaría meses más tarde de un modo definitivo. El reconoce haber participado "del júbilo orgiástico de la oligarquía por la caída de Perón. Una noche fui al conventillo como de costumbre. Tenía que atravesar un callejón medio a oscuras y de pronto bajo la luz muy tenue de la única bombita, ví escrito con tiza y en letras bien grandes: 'sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos' (= curas)". "La gente humilde estaba de duelo, y si la gente humilde estaba de duelo, entonces yo estaba en la vereda de enfrente".

La visión de la revista Movimiento, que respondía a la JP Lealtad, del asesinato de Mugica. Clic para descargar el Nº 2 completo en pdf.
En noviembre de 1957 escribió su primera obra: "El católico frente a los partidos políticos" para la revista del Seminario. El compromiso con los pobres comenzó a acentuarse y comenzó a integrar grupos misioneros en diferentes puntos del interior del país. Tras ocho años de estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1959. Acompañó un a monseñor Iriarte, su antiguo párroco, y ahora obispo de Reconquista, al Chaco, y allí descubrió el subdesarrollo y la pobreza, lo que constituyó un segundo shock para su vida. De regreso a Buenos Aires -entre 1960 y 1963- trabajó al servicio del cardenal Antonio Caggiano, quien a su vez lo destinó como vicario cooperador a la parroquia Nuestra Señora del Socorro, en el muy elitista Barrio Norte. Y como asesor de la Juventud de Acción Católica, en su ex colegio "Nacional" y entre los universitarios de Medicina y Ciencias Económicos de la Universidad de Buenos Aires, donde participó de las jornadas de "Diálogo entre católicos y marxistas", el 18 de octubre de 1965, en la Facultad de Fiilosofía y letras (cosa que causó honda preocupación con varios sectores episcopales muy conservadores). Sin embargo, de una escuela le solicitaron que se desempeñara como capellán de la escuela "Paulina de Mallinkrodt", en la villa miseria del barrio de retiro. Por este tiempo también comenzó a desempeñarse como profesor de teología en la universidad del Salvador, en las facultades de Psicopedagogía y de Derecho. Por este entonces, asimismo, se le solicitó la predicación de una homilía semanal en Radio Municipal.
Crítico con el Gobierno de Illía, empezó a tener problemas entre la feligresía que consideraba que "se metía demasiado en política". Esto motivó que muchas personas pidieran el traslado del padre Carlos, a los que el párroco accedió pidiéndoselo al Cardenal Caggiano: "Creo que la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres... e interpelar a los ricos. Y bueno, llega un momento en que los ricos no quieren que se les predique más, como sucedió... en el Socorro cuando me echaron [porque] 'las señoras gordas' le fueron a decir al párroco que yo hacía política en la misa". Mugica pasó a desempeñarse como vicario en la parroquia Inmaculada Concepción de María, en la calle Independencia.
En la JEC su presencia fue altamente atractiva para los estudiantes que lo tomaron como referente; allí conoció a Gustavo Ramus, Abal Medina y Mario E. Firmenich, futuros fundadores de la organización armada peronista "Montoneros" Con ellos, participó en Santa Fe en una misión rural en 1966. Dos frases escuchadas por los misioneros marcaron hondo al padre Carlos y las repetía con frecuencia: una viejita le dijo a una misionera "A mí, qué me vienen a hablar de Dios si me estoy muriendo de hambre"; y un hachero que dijo "yo soy la alpargata del patrón". Los futuros guerrilleros afirman que allí Mugica tomó partido por la lucha armada, aunque eso parece contradecir frases anteriores del P. Carlos y la distancia que empezó a existir entre uno y otros a partir de esta experiencia misionera.
"Señor, quiero vivir desde ahora en adelante como un hombre libre. Quiero recordar, de una vez y para siempre, que mi futuro está en tus manos y que tú eres mi Padre. Y cuando me asalte el temor, el desaliento y la desconfianza, recuérdame Dios mío que estás junto a mí, y que los hijos de mi vida están en tus manos, manos de padre, manos de amigo, que nunca me dejarán en la estacada"

La Razón, 7 de julio de 1966. Agitada conferencia en el Colegio Lasalle donde el cura nacionalista de derecha Julio Meinvielle llama a Mugica "cura tonto" influenciado por el marxismo. Clic para ampliar
En la facultad de Derecho, fue notable su enfrentamiento con el entonces titular de Derecho Agrario, José Alfredo Martínez de Hoz, luego Ministro de Economía de la asesina Dictadura militar argentina del general Videla (24 de marzo de 1976).
Su encendida y pública defensa del peronismo, como asimismo la frecuencia con que en sus discursos eran citados el Che Guevara, Mao, Camilo Torres y otros, trajo al P. Carlos abiertos, y cada vez más frecuentes, choques con el Arzobispo, Juan Carlos Aramburu. También se fue agudizando el conflicto con las religiosas de Mallinckrodt que -dedicadas al trabajo con las clases más altas- no veían con buenos ojos a este sacerdote que por su "alcurnia" les había parecido ideal, en un principio.
En 1967, viajó, en nombre de monseñor Podestá, a Bolivia, para reclamar el cuerpo del Che Guevara e interesarse por la suerte de los prisioneros del ELN (Ejército de Liberación Nacional) detenidos tras la muerte del mítico guerrillero (entre ellos estaba Regis Debray). Ese mismo año, interrumpió toda actividad en noviembre y hasta octubre de 1968, tiempo en que viajó a París para estudiar, en el Instituto Católico, Epistemología y Semiología; Doctrina Social de la Iglesia y Comunicación Social y Teología Pastoral con los dominicos Chenu y Blanquart. En la capital francesa, residió en un pensionado religioso de la Rue Madame, profundizó sus relaciones de amistad con otros sacerdotes argentinos como Concatti y Brascelis, y allí pudo ver en directo los famosos sucesos del mayo del 68. También viajó -gracias a los oficios de su padre- a España donde visitó al general Perón, hospedándose en la calle Montesquinza, 25, casa de los padres del sacerdote español Antonio Echave; y por haber conocido (en el partido Racing [el club de sus amores] Celtic, de Glasgow por la copa Intercontinental, a J. W, Cooke, delegado personal de Perón, a Cuba, a donde viajó en estricto secreto, con pasaporte falso y vía Praga, donde permaneció 10 días.
En París Mugica conoció por carta la existencia -el nacimiento- del Movimiento Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM) y envió su adhesión incondicional. También inició su colaboración en el Equipo Intervillas, fundado el 2 de agosto de 1968 gracias a la dedicación de Jorge Goñi, también "cura villero".

Agrupación Oesterheld - Homenaje a Mugica (2008)
Mugica vuelve a la Argentina a un mes de clausurado el encuentro episcopal de Medellín. Casi sin desempacar se entera que ha sido reemplazado en la capellanía de las religiosas de Mallinckrodt por el padre Julio Triviño, ubicado pastoral y teológicamente en las antípodas del Padre Carlos. Representante típico de la mentalidad preconciliar, espiritualista y también capellán castrense. Sin embargo, la parroquia San Martín de Tours, a cargo de los sacerdotes asuncionistas había decidido abrir una capilla en la villa de Retiro, en su jurisdicción parroquial, y confió al Padre Mugica su desempeño, lo que fue confirmado por el Cardenal Caggiano. Con la ayuda económica de su hermano Alejandro se levantó un salón multiuso. Así en el barrio Comunicaciones se levantó la capilla "Cristo obrero", donde ejerció su máxima actividad pastoral entre sus "hermanos villeros". Entre tanto, cubría otras tareas pastorales como vicario en la parroquia San Francisco Solano, ayudando a su amigo el Padre Jorge Vernazza. Volvió también a las cátedras de Teología en la Universidad del Salvador, en las facultades de Ciencias Económicas, Derecho y ciencias Políticas. Su hiperactividad lo llevó a asumir compromisos de celebrar en el Instituto de Cultura Religiosa Superior y en la parroquia Santa Elena.
Su participación cada vez más activa en el MSTM lo llevó a agudizar el enfrentamiento con el Arzobispo coadjutor Juan Carlos Aramburu que prohibió a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis a manifestarse públicamente en cuestiones políticas (prohibición que no parecía concernirle a él mismo), y que causó profunda reacción en varios grupos sacerdotales, aunque el grupo MSTM Capital obedeció esta orden.
Su presencia en los medios de comunicación se hacía cada vez más frecuente y su figura cobró cada vez mayor notoriedad. Incluso fue notable la cantidad de personas del ambiente televisivo que empezaron a frecuentar la villa.
La ola de violencia que afectaba al país lo llevó a reflexionar sobre la violencia institucionalizada y la violencia revolucionaria. Por este tiempo el Padre Alberto Carbone, ex compañero de Mugica en la JEC, es encarcelado injustamente por el asesinato del general Aramburu (su parentesco con el cardenal Juan Carlos es sólo ideológico). La encendida defensa del P. Carbone y la cercanía a miembros de la Organización Montoneros, además de su actitud "poco clara" sobre la violencia, lo llevó también a ser encarcelado. Periódicos manifiestamente adversarios del MSTM y luego claramente adherentes a la violencia asesina del Proceso de Reorganización Nacional como "La Razón" y "Nueva Provincia", lo cuestionaron por su "justificación de la violencia que se ha desatado en el país". Todas las homilías del P. Mugica (y de otros miembros del MSTM) eran manifiestamente grabadas por los Servicios de Inteligencia. El Arzobispo Aramburu, entre tanto, acrecentó fuertemente su distancia con el P. Carlos llegando en más de una oportunidad a proponerle la "laicización", cosa que Mugica rechazó terminantemente, aunque constituyó una de sus mayores angustias en los últimos tiempos: "espero, en Dios, no verme forzado jamás a abandonar el sacerdocio aunque deba resistir infinitas presiones".





En un enfrentamiento con fuerzas policiales de la dictadura militar son asesinados Fernando Abal Medina y Carlos Gustavo Ramus el 07/09/70. Los sacerdotes Carlos Mugica y Héctor Benítez dan una misa en el funeral en la parroquia San Francisco Solano. Carlos Mugica expresó entonces: "No puedo sino pronunciar unas palabras de despedida para quienes fueron mis hermanos Carlos Gustavo y Fernando Luis, que eligieron el camino más duro y difícil por la causa de la dignidad del hombre. No podemos seguir con indefinición y con miedo, sin comprometernos. Recuerdo cuando con Carlos Gustavo hicimos un viaje al norte del país y allí lo vi llorar desconsolado al ver la miseria y el triste destino de los hacheros. Fue fiel a Cristo, tuvo un amor concreto y real por los que sufren; se comprometió con la causa de la justicia, que es la de Dios, porque comprendió que Jesucristo nos señala el camino del servicio. Es un ejemplo para la juventud, porque tenemos que luchar para alcanzar la sociedad justa y superar el mecanismo que quiere convertirnos en autómatas. Que este holocausto nos sirva de ejemplo". Una semana más tarde ambos sacerdotes son arrestados bajo el cargo de apología del delito.
Poco tiempo después, ofició junto a los padres Benítez (ex confesor de Eva Perón) Adur y Ricciardelli, el funeral por sus amigos Abal Medina y Ramus, miembros de "Montoneros", asesinados en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. A consecuencia de la homilía pronunciada por Benítez y Mugica, según la transcripción -cargada de inexactitudes- de "La Razón", los dos fueron detenidos, el 14 de septiembre, y por espacio de una semana. El Arzobispo, entre tanto, suspendió al P. Mugica en sus licencias ministeriales por el lapso de 30 días; de esto Mugica se enteró en prisión por los diarios.
Su lugar de trabajo en la Villa 'Comunicaciones' se vistió de fiesta cuando el 27 de diciembre de 1970, en una ceremonia presidida por Mons. Aramburu, se inaugura la Capilla de Cristo Obrero. El P. Carlos, sin embargo, solía dormir por las noches en su domicilio en la calle Gelly y Obes, en un cuartito en el último piso. Mugica redobló sus trabajos en favor de los villeros, y redujo sus apariciones en los Medios. Asimismo, reforzó su vida interior yendo con frecuencia al monasterio benedictino de la localidad de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires. La capilla sería luego muy visitada por personajes conocidos de la sociedad argentina (futbolistas, artistas, etc) lo que sería aprovechado por el sacerdote para la realización de eventos gratuitos en la villa. También acudiría allí el general Perón, el 6 de diciembre de 1972, tras su triunfal regreso después de dieciocho años de exilio (el P. Carlos no se encontraba en ese momento en la ciudad), y el presidente Héctor Cámpora, recién elegido primer mandatario del país, por la candidatura del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) -en la que se había propuesto un lugar a Mugica, cosa que él rechazó. Fue el 9 de mayo de 1973, y nos podemos imaginar la alegría de los villeros al ver al presidente argentino, entre ellos, compartiendo una comida.
El viernes 2 de julio de 1971, una bomba estalló en la casa de Gelly y Obes 2230, pero aunque la bomba afecto edificios y automóviles (la propiedad privada que tanto defendían los adversarios del P. Carlos), nadie resultó herido. Fue en este momento que en un reportaje el P. Carlos pronunció su clásica: "Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación. Si el Señor me concede el privilegio, que no merezco, de perder la vida en esta empresa, estoy a su disposición". Las amenazas continuaron, y dos hombres irrumpieron en el piso donde se encontraba el cuartito del P. Mugica pero no pudieron concretar nada ya que éste se encontraba en un encuentro de los MSTM en Córdoba.
El gobierno militar se encontraba en crisis. El P. Carbone nuevamente había sido detenido por una supuesta (y evidentemente falsa) participación suya en un intento de copamiento armado de una unidad de Prefectura Naval, ocurrido el 3 de enero de 1972. Carbone había sido visto en su hogar y en el cine. Hasta la justicia militar hubo de sobreseerlo, aunque fue liberado 5 meses más tarde. Mugica presentó un recurso judicial de habeas corpus. Cuando se produjo el regreso del General Perón a la Argentina, Mugica fue junto con Vernazza en el avión charter que fue a buscar al anciano líder en noviembre de 1972. Esto acrecentó sus distancias con el Arzobispo Aramburu.
Un artículo anónimo publicado en el Boletín Eclesiástico de Buenos Aires (órgano oficial del Arzobispado) se dedicó duramente a criticar diferentes posturas teológicas del P. Mugica en su artículo "Jesús y la política de su época". Mons. A. Canale, canciller de la Curia comunicó a Mugica que debía preparar su descargo, para ser publicado en el "Boletín", pero aunque el caso fue archivado, no se publicó ni siquiera un resumen de su escrito de 18 páginas (preparado con la ayuda de Luis Rivas, Rafael Tello y Lucio Gera).
La curia, además, resolvió que "a ningún sacerdote, religioso o religiosa le está permitido actuar en partidos políticos o movimientos similares, ni aceptar ofrecimientos para desempeñar funciones políticas". Como era de esperar, la decisión del Arzobispado había llegado tarde: hacía ya varios meses que los MSTM habían decidido de común acuerdo "no aceptar posibles candidaturas a cargos electivos". Mugica, como está dicho, rechazó ser el primer candidato a diputado por el Peronismo de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que indudablemente hubiera ocupado ya que el peronismo venció en todas partes.

Concelebrando misa con Monseñor De Nevares
Mugica, con su gran capacidad de trabajo, celebraba misa los sábados en la iglesia de San Francisco Solano, de la que era párroco su amigo el padre Vernazza, y en la que luego sería asesinado, daba cursos prematrimoniales una vez al mes, e impartía clases de Teología en la Universidad del Salvador, de los Padres Jesuitas. Con el peronismo gobernando, Mugica, aceptó ser nombrado asesor - sin remuneración - del Ministerio de Bienestar Social, pero poco después, se desvinculó públicamente de este cargo, por discrepancias con el titular del mismo, López Rega, ya que para Mugica, "no había comunicación entre el ministerio y los villeros". Muchos han visto en esta discrepancia abierta y manifiesta con López Rega, los motivos de su asesinato (una noche, ante un grupo de vecinos de la villa Mugica se expresó diciendo: "López Rega me va a mandar matar"). Al mismo tiempo, Mugica y los Montoneros se distanciaban cada vez más; en una misa en conmemoración por la muerte de Aval Medina y Ramus, el 7 de diciembre de 1973, Mugica se expresó diciendo: "Como dice la Biblia, hay que dejar las armas para empuñar los arados". En este año 1973, apareció como de su autoría un libro Peronismo y Cristianismo, en el que se reunieron desordenadamente una serie de trabajos de Mugica, sobre las relaciones entre el cristianismo y el socialismo, los católicos y la política y los valores cristianos del peronismo; el P. Carlos siempre afirmó no tener nada que ver con esa publicación, aunque los artículos sean de su autoría.
Esta doble amenaza de derecha e izquierda no era la que más preocupaba al Padre Carlos: "No tengo miedo de morir. De lo único que tengo miedo es de que el Arzobispo me eche de la Iglesia".
En 1974, terminó de escribir el texto de la "Misa para el Tercer Mundo", cuyo disco, grabado y editado por la RCA, con la colaboración del "Grupo Vocal Argentino" que compuso una bella música, con ritmos argentinos, asiáticos y africanos, fue destruido por orden del ministro Rocamora.
Las amenazas de muerte empezaron a multiplicarse. La revista Militancia (puede descargarse del excelente sitio amigo Ruinas Digitales), ligada al peronismo de izquierda, dirigida por Ortega Peña y Duhalde, lo ubicó en lo que llamaban "La Cárcel del Pueblo", un apartado editorial donde semanalmente "encarcelaban" a diferentes personas del "antipueblo": Asimismo "El Caudillo", de la Derecha peronista le cuestionaba desde su ministerio sacerdotal hasta su servicio a los pobres: "está al servicio de los pobres o tiene a los pobres a su servicio", se preguntaba, y terminaba por acusarlo de "bolche". A mediados de abril de 1974 Mugica se retira a Los Toldos a un nuevo retiro espiritual. Allí Carlos le manifestó su miedo de ser echado de la Iglesia a lo que el abad le dijo: "Yo no sé si Aramburu puede ponerte frente a la situación de irte de la Iglesia, pero de lo único que podés estar seguro es que pase lo que pase, Dios te va a ser fiel".
El 11 de mayo, sábado, de 1974, a las 8 y cuarto de la noche, y cuando Mugica se disponía a subir a su coche Renault 4-L azul, matrícula C-542119, estacionado junto a la iglesia de San Francisco Solano, en la calle Zelada, 4771, donde había celebrado misa, fue tiroteado por un individuo con bigotes achinados, que se bajó de un coche estacionado muy cerca. Este personaje sería Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la lopezreguista Triple A, luego jefe de custodia de Manuel Fraga Iribarne, en España. Cinco disparos, de ametralladora "Ingram M-10", le afectaron el abdomen y el pulmón. El tiro de gracia lo recibió en la espalda. El padre Vernazza, que salió de la iglesia al oír los disparos, corrió a darle la unción, y lo llevaron en un viejo Citroën; Mugica alcanzó a sonreírle y guiñarle el ojo a Vernazza. El cuerpo agonizante de Mugica llegó al Hospital Salaberry, donde murió. Moribundo, alcanzó a exclamar a una enfermera: "¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!" Eran las nueve de la noche. El doctor Avelino Vicente Dolico, certificó que las causas del fallecimiento fueron "heridas de bala de tórax y abdomen y hemorragia interna".
El entierro fue una multitudinaria manifestación. Sus villeros, a los que tanto quería, le llevaron a hombros hasta el cementerio de La Recoleta, en el corazón del Barrio Norte. La prensa -no toda- le calificó como "el santo villero". Desde que se tuvo la primera noticia de su muerte, muchos recordaron, que la revista El Caudillo, portavoz oficioso de la Triple A (ultraderecha), había publicado en diciembre del 73, una "Carta abierta a Mugica", en la que se le advertía de estar equivocado, y andar por la vereda equivocada. Por si fuera poco, se sabía, que la escolta de López Rega había hecho ostentación pública de ametralladoras "Ingram".
Más sorprendente todavía fue la afirmación del Arzobispo Aramburu que le dijo al P. Héctor Botán: "¡Ahora no me va a decir que Mugica no era montonero!".
Producida la muerte del P. Carlos, tanto los Montoneros como la Triple A intentaron desvincularse del episodio. El P. Carbone fue llevado clandestinamente a un encuentro con Firmenich, jefe de la agrupación Montoneros (sería extraño que después del feroz proceso militar este siga vivo, si no fuera bastante pública su traición y reuniones con el almirante Massera, en París). "Si Ud. fuera discípulo de Carlos, estaría muerto, como él", le dijo públicamente Marta Mugica -hermana de Carlos- a este detestable personaje de la historia argentina. La revista "El Caudillo", por su parte, comenzó a exaltarlo como modelo y mártir".
Al morir, Mugica, se convirtió en el símbolo de una generación, y en el primer mártir del MSTM. Además de sus escritos, recogidos en un volumen por el padre Vernazza, y publicados en 1984, este sacerdote nos dejó un grandioso ejemplo de lo que es compartir la suerte de los pobres, desde ellos. En la obra Iglesia Argentina, Memoria y Esperanza, Mugica es recordado así: "Mugica era una imagen transparente, una suerte de provocador de conciencias, que en nombre del evangelio no dudaba en enfrentar a los poderosos desde la perspectiva de los pobres. Carlos Mugica era un profeta..."
* Sacerdote de Opción por los pobres

FUENTE EL ORTIBA.ORG