lunes, 5 de mayo de 2014
"La vulnerabilidad muchas veces no es considerada por los propios trabajadores informales"
Entrevista con la periodista especializada en temas gremiales, Ana Vainman. "Es necesario que haya una política de Estado", afirmó.
Por Nahuel Placanica
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es la actual situación del trabajo informal en la Argentina?
Ana Vainman: La cuestión del empleo no registrado es la variable del mundo laboral que menos modificaciones ha sufrido en la última época. Las variables económicas de otro tipo mejoraron sustancialmente, por ejemplo, empleo y seguridad social.
El trabajo informal tuvo una baja muy grande en los primero seis años y desde 2008 hasta esta parte se estancó alrededor del 35%, llegando a pisos del 33%. Actualmente, está en el 33,5%. Ese tercio de trabajadores en negro no se ha podido perforar.
Hubo varias iniciativas que apuntaron a tratar sectores especialmente vulnerables como las empleadas domésticas, cuya ley se acaba de reglamentar; los trabajadores rurales, que se cambió a través de una ley el sistema por el cual se los registraba; se apuntó a los talleres textiles con una ley aprobada en el Congreso. Es decir, hubo iniciativas desde el Poder Ejecutivo para tratar de modificarlo pero el mayor problema está en la fiscalización.
Actualmente, el Ministerio de Trabajo cuenta con 400 inspectores aproximadamente. Si le sumamos a los de AFIP y otros organismos, llegan a 1000 en todo el país. Estamos hablando de cerca de 4 millones y medio de trabajadores que están en negro, la cuenta da mal.
El otro gran problema tiene que ver con el dónde. Uno podría suponer que los trabajadores en negro están en las grandes empresas pero no. Las grandes empresas no tienen trabajadores en negro, a lo sumo pueden llegar a ser responsables de tener, en algún eslabón de la cadena de labor, algún tipo de trabajo precario. Por ejemplo, una gran empresa textil compra sus productos a una empresa que tiene a todos los trabajadores en blanco que, a su vez, le compra los cierres a una empresa que tiene trabajadores en negro. Eso ocurre muy a menudo.
APU: ¿Cómo abordan la problemática las medidas anunciadas recientemente?
AV: La ley que se envió al Congreso y obtuvo dictamen, apunta a mejorar esta situación para las micro pymes, que es el otro lugar donde hay problemas. Estas empresas son como el kiosco de barrio, que quizás tiene tres empleados que se reparten los turnos y se lo toman como un changa. Ahí existe una vulnerabilidad muy grande que ni siquiera es considerada como tal por los propios trabajadores.
Existe también una enorme cantidad de trabajos precarios que pueden tenerse en cuenta dentro del mundo de la informalidad laboral. Estamos hablando de los tercerizados, los factureros o el tipo que se carga un bolso al hombro y sale a vender medias a la calle. El espectro es amplísimo. Todos requieren una atención especial por tener características diferentes.
El facturero muchas veces es un empleado en relación de dependencia encubierto con un empleador avivado que le hace firmar un contrato, aunque a veces ni eso. La persona factura pero cumple un horario, va siempre a trabajar al mismo lugar, es decir, no provee un servicio, es empleado pero no tiene los mismos beneficios que el resto de los compañeros. Eso ocurre particularmente en el Estado, donde la situación se ha mejorado en los últimos años pero no se ha erradicado.
Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es la actitud de los sindicatos ante el trabajo informal?
AV: Lo toman, pero como una formalidad. No me parece que sinceramente tengan el nivel de involucramiento que ameritaría un tema como este. En definitiva, estos trabajadores no están a la vista, hay que salir a buscarlos.
En el sector rural me parece que lo que hay es una alianza entre el Momo Venegas y la patronal. De hecho, cada vez que va a la Sociedad Rural lo aplauden. En un sector donde existen aberraciones de reducción a la servidumbre y trata, que Venegas se codee con la Sociedad Rural parece más una cuestión de connivencia que lucha contra el trabajo informal e infantil.
APU: En general, los dirigentes dicen que no cuentan con las herramientas para hacerse cargo…
AV: Esto que te decía de la fiscalización es clave. Delegados gremiales bien instruidos y apuntalados por el sindicato, dentro de empresas con situaciones laborales dispares, podrían advertir y ayudar a mejorar la situación.
De todas maneras, no les compete puntualmente a ellos resolver la situación. Es necesaria una política de Estado respecto al trabajo informal. Igualmente, podrían aportar más de lo que hacen.
APU: ¿Cree que el último paro del 10 de abril apuró los anuncios sobre informalidad laboral por parte del Gobierno?
AV: Me parece que no. El paro de Moyano tocó el tema de la informalidad laboral como un punto más de la agenda y, de hecho, para la movilización del 14 de mayo, mantienen la demanda y no reconocen el anuncio del envío de la ley al Congreso como una respuesta a sus demandas.
El gobierno nacional viene trabajando desde antes en distintas herramientas para combatir esta problemática. Ellos mismos reconocen que ahí han fallado y están preocupados por no dejar eso sin resolver.
APU: ¿Identificaría algunos sectores como particularmente problemáticos?
AV: El sector rural sin duda. El mundo de las empleados domésticas que representan un millón doscientas mil personas y sólo el 25% está en blanco. Los talleres textiles, donde se juega también la cuestión de la trata laboral y el traslado de la persona. Las micro PYMES son un sector muy vulnerable que es hacia donde apunta esta ley enviada al Congreso de la Nación.
Massa y Redrado, soldados de la Embajada
El nuevo libro de Santiago O´Donnell (Politileaks) sobre los cables de Wikileaks revela más encuentros de dirigentes políticos en la embajada de Estados Unidos. ¿Por qué Massa se enoja cuando le preguntan por esas reuniones?
Por Nicolás Adet Larcher
Los cables de Wikileaks publicados en el libro “Politileaks” de Santiago O'Donnell, revelan ciertas intervenciones polémicas del líder del Frente Renovador, Sergio Massa y de una de sus figuras, Martín Redrado.
Las reuniones en la embajada norteamericana, a donde concurrieron gran cantidad de empresarios, políticos y periodistas argentinos, salieron a la luz gracias a la filtración de cables secretos efectuada por Wikileaks hace un tiempo. En la nueva publicación de O'Donnell - único periodista argentino que se reunió con Julian Assange para obtener las filtraciones – destacan los encuentros de los dirigentes renovadores.
En primer lugar, sin dudas, sobresale el economista Redrado. En las reuniones, los embajadores le solicitan a Redrado que haga lobby a favor de sus intereses, algo que solo solicitan a sus contactos de mayor confianza. En los cables, se solicita la mayor reserva posible hacia la personalidad de Redrado, "bajo reserva de identidad”.
El nombre del asesor financiero aparece en 98 cables diplomáticos entre 2006 y 2010. En 2003, uno de ellos los describe como un aliado esencial para el proyecto del ALCA, que Estados Unidos quiso llevar adelante y que fue frustrado por Lula, Chávez y Néstor Kirchner.
En 2007, Redrado dejará de defender la gestión kirchnerista (que integraba), para hablar en contra del Gobierno. En el cable, se solicita que se proteja "estrictamente" la identidad para preservarlo como informante privilegiado de la embajada. En otra reunión, ese mismo año, Redrado admitió que él era un hombre de la Organización Mundial de Comercio y afirmó que sería bienvenido cualquier argumento a favor de la postura de Estados Unidos ante la OMC.
En relación a Massa, son conocidas las declaraciones del líder del Frente Renovador en relación al ex presidente Kirchner. En reuniones en la embajada, trató a Kirchner de "monstruo", "psicópata" y "cobarde". Deberían explicar esos dichos aquellos massistas que reivindican al “primer kirchnerismo”, justamente el comandado por Kirchner.
En “Politileaks” se revelan nuevas reuniones del diputado nacional con la embajada norteamericana. En éstas, expresó sus deseos de ir por la gobernación en 2011. Además, justificó el despido de 155 operarios que habían participado en una toma de la fábrica Kraft en Tigre.
Ni Redrado ni Massa se han expedido públicamente sobre esos encuentros. En el caso del ex intendente de Tigre, negó rotundamente esas reuniones y descalificó la existencia de los Wikileaks. Mientras, la propia embajadora norteamericana, Vilma Socorro Martínez, reconocía su validez.
Visiblemente incómodo, el dirigente ha agredido a cada periodista que le preguntó sobre el tema. De eso no se habla. Sorprende en un hombre que propone discutir todos los temas “de cara a la sociedad”.
Todos los números de la informalidad laboral urbana
Entrevista con el periodista especializado en temas sindicales, Jorge Duarte. "La reducción fue muy importante hasta 2008 y después se planchó", aclara.
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo vio las reuniones entre el Gobierno y las centrales sindicales oficialistas? Uno de los temas de agenda tuvo que ver con moderar las expectativas paritarias del año próximo.
Jorge Duarte: Si bien es cierto que se habló de eso, sin embargo, no es muy diferente a lo que pasa cada fin de año, donde se habla sobre la posibilidad de frenar la escaldada, de establecer convenios más moderados. No me resulta extraño ni nuevo. No creo que termine pasando. Cada año pasa lo mismo. No le veo asidero. Los trabajadores y los representantes saben que con 20 o 22 están por debajo de lo que fue la inflación.
AGENCIA PACO URONDO: Otro tema de discusión pasa por el trabajo informal, que por primera vez parece estar en los primeros lugares de la agenda. ¿Sabe si se avanzó en ese sentido?
JD: Hay una propuesta que tiene tres aristas que se estuvo dialogando y donde hay acuerdo. No sé bien porque no se avanzó. Por un lado, crear un veraz laboral para las empresas que incumplan con el trabajo formal. Ese veraz permitiría suspender a las empresas que incumplan. Se habló también de beneficios impositivos para las medianas y pequeñas empresas. Por último, se habló de sanciones a aquellos que incurran en hechos reiterados de informalidad laboral. Esas medidas están consensuadas entre gremios y empresarios pero siguen frenadas. Se habló también de incorporar personal al ministerio de Trabajo para que pueda aumentar su capacidad de control.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Por qué es tan difícil seguir achicando la informalidad?
JD: La reducción fue muy importante hasta 2008 y después se planchó. En 2003 había 51% de trabajo informal, hoy hay 34,5%. Una reducción de 17 puntos. Pero en el último tiempo está planchada la reducción. Se necesitan medidas fuertes, un Estado con mucha presencia, para poder bajar ese número.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Esa reducción hasta 2008 se dio por dinámicas propias del mercado laboral o por la intervención estatal?
JD: Las dos cosas. Pero el punto central tiene que ver con la propia dinámica del mercado laboral. Se crearon millones de puestos de trabajo. Ahora se trata de una situación más compleja. Tenés sectores de pequeñas empresas que están en la marginalidad, que tienen poca rentabilidad.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es la composición del trabajo informal del país?
JD: Según un informe sobre trabajo no registrado en centros urbanos, tenemos que el 25% está empleado en hogares, lo que sería personal doméstico. El otro 75% trabaja en unidades productivas. De ese total, el 31% trabaja en unidades donde convive con trabajadores formales. Es muy fácil apuntar ahí. Son empresas consolidadas. El 44% restante es trabajo completamente informal. Ahí tenés dos sectores, principalmente: construcción y comercio.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Ya hay datos sobre el impacto de las medidas en torno al personal doméstico?
JD: No se publicaron cifras al respecto, pero van a tener impacto positivo.
JD: No se publicaron cifras al respecto, pero van a tener impacto positivo.
Gráfico: Empleo no registado por sector
Gráfico: trabajo informal según tamaño de la unidad productiva
Trabajo informal: esa deuda pendiente
Después de tres décadas de crecimiento, el empleo no registrado se redujo notablemente entre 2003 y 2008, donde pasó del 50% al 36%, del total de trabajadores. En los últimos años esa cifra se estancó. Los desafíos del Estado para enfrentar la problemática.
"Es patético que el Momo Venegas reniegue de la problemática de la informalidad laboral
Entrevista con la investigadora de CONICET, Julia Soul. El trabajo en negro en perspectiva histórica. Los desafíos del sindicalismo argentino ante el problema.
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO: Le pediría una primera reflexión sobre el trabajo informal en la Argentina.
Julia Soul: En términos históricos, la cuestión del trabajo informal fue muy discutida en diferentes etapas, fundamentalmente vinculada con el trabajo rural y el domiciliario. En los 60 y en los 70 la discusión era si esa población era parte del “ejército de reserva” o era “masa marginal”. Es una discusión muy de época: determinar que adscripción de clase tenía un trabajador informal. Entendiendo por trabajo informal aquellos que no están inscriptos en una relación formal de empleo, cuya forma de remuneración no siempre es el salario. En ese contexto se discute en relación a un sector muy marginal en lo que hace al sistema productivo. Ese es un primer momento.
APU: Entiendo que desde los 90, con el crecimiento de la informalidad laboral, se actualizan esos debates.
JS: Sí, los trabajadores informales aparecen como cuentapropistas, vendedores ambulantes, producción doméstica para la venta de comida, productos cosméticos y de limpieza, y aparece en sectores de la producción como el textil y construcción. Ahí se presenta otra discusión: cuánto de este trabajo informal se puede convertir en formal a partir de la actividad sindical o las políticas estatales.
APU: En relación a lo sindical: ¿Por qué cree que los gremios no toman este tema en su agenda de reclamos? De hecho, estuvo presente de modo marginal en el último paro.
JS: Son varios motivos. El primero, es la relativa debilidad sectorial. No son sectores estratégicos de la economía los que ocupan trabajadores informales. En ese sentido, no son la base de sustentación del poder sindical. Después hay casos puntuales que tienen que ver con las posiciones de dirigentes. Es por lo menos patético que el Momo Venegas reniegue de la problemática cuando su gremio es uno de los que tiene mayores índices de informalidad. Incluso, además, cuando muchas seccionales de su sindicato trabajan con el Ministerio de Trabajo para avanzar en este tema. Es patético, oportunista. Después hay un elemento más estructural que tiene que ver con qué tipo de modelo sindical hay en el país. Es decir, que tipo de demandas y qué tipo de composición de la clase obrera representan las organizaciones sindicales. Siempre se ha dicho: son organizaciones fordistas, vinculadas con una época de pleno empleo, etc.
APU: Se podría decir eso en relación a la CGT, sea la oficialista o la opositora. ¿Qué ocurre en el caso de la CTA, a la que históricamente se la puede ligar con las demandas del sector informal? ¿Ha estado a la altura de la problemática? Pablo Micheli, que pertenece a la CTA, adhirió al paro reciente y no incluyó entre las demandas el trabajo en negro.
JS: Formo parte de ATE (gremio de estatales) y sí puedo señalar que esa demanda está presente en el accionar del gremio. Habría que hacer un análisis del paro, creo que había dos programas diferentes. Pero es otro tema. En relación a tu pregunta, diría que hay dos problemáticas, como el trabajo en negro y el precario, que están emparentadas pero que no son lo mismo. La CTA, desde su fundación, tuvo en cuenta esas problemáticas, de hecho afiliaciones de modo individual, para que puedan sumarse trabajadores en negro, precarios, desempleados, etc. Fue un intento de incorporarlos. A partir de ahí ha tenido menos éxitos en incorporar reivindicaciones de ese sector. Pero me parece que tiene también que ver con las propias características del sector. En relación al empleo estatal, sí ATE ha accionado para solucionar problemas ligados con el empleo precario.
APU: ¿Qué balance hace de la respuesta estatal? Da la sensación que hay un núcleo duro de trabajadores informales que el Estado no puede alcanzar con su accionar.
JS: Ha habido acciones de otros espacios estatales que pueden servir para enfrentar el trabajo informal en algunos sectores. Recuerdo una iniciativa del INTI para evaluar la estructura de costos del sector textil para identificar las razones económicas del empleo informal y a veces directamente trabajo esclavo. Lo que falta es una mirada integral para abarcar la problemática. La reciente decisión de bajar cargas patronales redunda en un perjuicio para los trabajadores, porque baja el salario indirecto, al reducir los fondos del sistema de seguridad social.
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