lunes, 7 de abril de 2014
LA EVOLUCION SILENCIOSA.
Instalada en noviembre de 2010, la obra 'La evolución silenciosa' es el trabajo más ambicioso de Taylor.
domingo, 6 de abril de 2014
FUEGOS DIURNOS
Salamandra, fuego fatuo, polvo de huesos arbolados.
Sequedad del alma, tierrita en los ojos.
Colorada de verguenza la cara, silogismo de manos
atadas al agua.
Adivinanza del sabiondo loco que purga cárcel
por torcer los rumbos de las golondrinas.
Tipos, marañas, algas pegajosas, pies de arena,
dedos gruesos y con estiércol dibujando esperanzas.
Un sinnúmero de números que van a la gramática a
marearnos y prohibirnos poemar.
Declinación torpe del cuervo sobre mi cabeza.
Dulce acicate de olores a pasto recién cortado,
apenas un trago para seguir escapando de la justicia
de las manos impropias.
Es cuando el ángel se queda en nuestro umbral,
y no quiere entrar a pesar de la lluvia, que morimos
un poquito a sabiendas que todavía falta el mejor amor.
GB
Sequedad del alma, tierrita en los ojos.
Colorada de verguenza la cara, silogismo de manos
atadas al agua.
Adivinanza del sabiondo loco que purga cárcel
por torcer los rumbos de las golondrinas.
Tipos, marañas, algas pegajosas, pies de arena,
dedos gruesos y con estiércol dibujando esperanzas.
Un sinnúmero de números que van a la gramática a
marearnos y prohibirnos poemar.
Declinación torpe del cuervo sobre mi cabeza.
Dulce acicate de olores a pasto recién cortado,
apenas un trago para seguir escapando de la justicia
de las manos impropias.
Es cuando el ángel se queda en nuestro umbral,
y no quiere entrar a pesar de la lluvia, que morimos
un poquito a sabiendas que todavía falta el mejor amor.
GB
Ellos
Por ese reborde pasó el sol.
La sal le hundió la risa al errante.
Somos ideas, marcas, huellas del alma,
nítidos espacios entre ayer y hoy.
El árbol se mece, el pájaro hurga la tierra,
el grillo canta iluminado por hojas secas,
todo gira en derredor del ojo ahumado
de un cíclope.
Es la Bastilla del sordo ruido lo que me preocupa.
La bestia ciega que miente amores, agazapada
desde "su guarida asquerosa" vuelve irredenta,
el cisne negro, el halcón blanco, las amorfas historias
de la gente del edificio, la calle húmeda de sudores
blancuzcos, es lo que me preocupa.
Las vivas al muere, las sogas oscilantes en sus colmillos,
los lobos, las lobas, en dos patas afilando televisores.
Los Ellos por donde no pasa ni el sol, ni la sal, ni el aroma a café.
Sus rebordes lisos, pálidos, vacíos como barro sin ranas.
Entumecidas lenguas que dicen noticias matutinas.
Esa Bastilla sorda, ciega y muda que la historia tergiversa
en este sur acuoso, otoñal, pobre de corazones, faltante
de caridades.
GB
La sal le hundió la risa al errante.
Somos ideas, marcas, huellas del alma,
nítidos espacios entre ayer y hoy.
El árbol se mece, el pájaro hurga la tierra,
el grillo canta iluminado por hojas secas,
todo gira en derredor del ojo ahumado
de un cíclope.
Es la Bastilla del sordo ruido lo que me preocupa.
La bestia ciega que miente amores, agazapada
desde "su guarida asquerosa" vuelve irredenta,
el cisne negro, el halcón blanco, las amorfas historias
de la gente del edificio, la calle húmeda de sudores
blancuzcos, es lo que me preocupa.
Las vivas al muere, las sogas oscilantes en sus colmillos,
los lobos, las lobas, en dos patas afilando televisores.
Los Ellos por donde no pasa ni el sol, ni la sal, ni el aroma a café.
Sus rebordes lisos, pálidos, vacíos como barro sin ranas.
Entumecidas lenguas que dicen noticias matutinas.
Esa Bastilla sorda, ciega y muda que la historia tergiversa
en este sur acuoso, otoñal, pobre de corazones, faltante
de caridades.
GB
EXISTE UN PENSAMIENTO NACIONAL? SINTESIS DEL TEXTO DE FRANCISO PANCHO PESTANHA,
¿Existe un Pensamiento Nacional?
Sin embargo, ello no obsta a que toda comunidad deba aspirar
a desarrollar una propia mirada sobre sí misma, y a la construcción de
categorías analíticas originales que le permitan cumplir con dicho objetivo.
Como es lógico, en
todo proceso identitario de comunidades multígenas como la nuestra, se
entrelazan eventos traumáticos y disgregantes, con otros plácidos y
constructivos.
Es por ello que el
desafío de cada comunidad es el del “ser”, ya que sólo desde el “ser definido
como entidad” se puede cooperar o confrontar eficazmente. Es allí donde aparece
el pensamiento puesto al servicio del ser colectivo, es allí donde un
pensamiento nacional cobra una vital significación.
El Pensamiento Nacional es una actitud y ámbito de reflexión
que, desde lo local, aspira a mantener la mayor autonomía posible respecto a la
producción simbólica emergente de los centros tradicionalmente exportadores de
paradigmas con pretensiones globales. “Un
pensamiento nacional es de hecho una teoría de lo nacional y está situado en un
espacio y un determinado tiempo histórico”. El Pensamiento Nacional aspira
al desarrollo de una teoría de lo nacional.
“El posibilismo y la
imaginación suelen ser deprimentes cuando se contrasta el sueño con la
realidad. No es así en este caso. Porque nos reconforta todo lo que se ha
podido salvar y todo lo que se ha hecho a pesar de una “intelligentzia” rectora
que trabajó en contra del destino común y que hasta ha presentado nuestras
derrotas como victorias. Pues hubo otra inteligencia, esa sí argentina, que
desmedrada y todo, salvó lo esencial. Fue ese oscuro instinto de los caudillos federales,
la clara visión de un patrón de estancia, que aplicó al gobierno las normas del
sentido común, no dejándose confundir por las añagazas de la “intelligentzia”. ARTURO
JAURETCHE.
Como se imaginarán, me inclino efectivamente por tal
posibilidad, bajo la premisa fundamental de que el Pensamiento Nacional es una
experiencia reflexiva que, pretendiendo derribar las barreras determinadas por
contenidos ideológicos concebidos en otras geografías, coloca a lo nacional en
el centro del análisis. Este modo de especular, sostengo, se concentra en la
realidad concreta, y promueve en tanto, un aprender que implica desaprender las
deformaciones ideológicas impuestas por una superestructura cultural que nos es
total o parcialmente ajena.
Para comprender este tópico hay que coincidir en el hecho de
que el pensamiento humano, en tanto histórico, se encuentra inmerso en un
contexto determinado por las relaciones de poder que son inherentes a nuestra
especie. Sin concebimos al poder como la capacidad o potencia para inducir a
otro u otros a realizar una acción determinada, veremos que él se manifiesta en
todas las relaciones humanas desde las inter-individuales más simples hasta las
relaciones internaciones más complejas. Siguiendo con esta misma línea de
reflexión, así como en el intercambio de bienes materiales, el poder se
manifiesta cabalmente a partir de la existencia de desigualdades materiales entre
los individuos y entre las naciones, igual fenómeno se revela en el tránsito de
productos de orden simbólico. En materia de pensamiento, el poder juega
poderosamente al momento de imponer tal o cual ideología y, por tanto, la
producción intelectual participa de igual dinámica que la material.
Así como se ha intentado hacer creer que el “libre mercado”
regula mágicamente el mercado de bienes, se ha procurado formar creencia que en
materia de pensamiento la libertad es absoluta.
Se instituye en una necesaria y bienaventurada estrategia,
cuyo objetivo es el de establecer o determinar un ámbito propio de reflexión
que adquiera cierta distancia de aquellos centros “exportadores” de
pensamiento.
En síntesis, el Pensamiento Nacional deviene no solamente
como habilidad para neutralizar los efectos de ciertos paradigmas
civilizacionales que se intenta imponer aunque contrasten con nuestra realidad,
sino también como herramienta del desarrollo y construcción a futuro, a través
de la puesta en potencia de los recursos políticos, tecnológicos, ideológicos y
culturales que tiene a su disposición nuestro país, para proteger y promover
sus convicciones y sus intereses.
“Todo lo que nos rodea
es falso e irreal. Es falsa la historia que nos enseñaron. Falsa las creencias
económicas que nos imbuyeron. Falsas las perspectivas mundiales que nos
presentan y las disyuntivas políticas que nos ofrecen. Irreales las libertades
que los textos aseguran. Todo lo material,
todo lo venal, trasmisible o reproductivo, es extranjero o está sometido
a la hegemonía financiera extranjera”. RAÚL SCALABRINI ORTIZ.
El vocablo identidad
suele utilizarse, comúnmente, para designar la relación existente entre dos o
más realidades o conceptos que, siendo diferentes en ciertos aspectos, se
asemejan en otros. Pero, a la vez, suele echarse mano a dicho término para
referirse a las propias cualidades que indican un “ser específico” o “modo de
ser”. La identidad de cada ser humano se va configurando a partir de un proceso evolutivo de
socialización-individuación en el que aspectos psico-fisiológicos,
socio-culturales e históricos se co-determinan entre sí y con un contexto
ecológico y de interacciones de los componentes significativos del mundo único
del individuo, por ejemplo: la familia.
En tanto proceso histórico, la identidad nunca es “…integralmente definida ni definitiva…” (J.C.Filloux), es decir, va mutando con el devenir del tiempo y, a la vez, se consolida en sus aspectos distintivos.
Sobre esta cuestión, y más precisamente desde distintas corrientes de la psicología, se han ensayado diferentes planteos tales como los proporcionados, entre otras, por las escuelas conductistas, culturalista, gestalt y el psicoanálisis (aunque prime para esta corriente la existencia del inconsciente).
Ahora bien, cabe interrogarse si ciertos caracteres de este proceso identitario que se desarrolla a nivel individual pueden transpolarse a nivel social y, de ser así, analizar la vinculación existente entre dicho proceso y el de la construcción de la nacionalidad.
Dejando por sentado que descarto de plano todas aquellas teorías que vinculas necesariamente la constitución de la nacionalidad a una potente homogeneidad en los rasgos étnico- raciales (biológicos), tiendo a compartir la tesis que sostiene que “no hay nacionalidad sin identidad”. La nacionalidad es un proceso de construcción en el que se encuentran involucrados conjuntos de ser humanos diversos, que participan de un proceso identitario a partir de distintas expresiones de sentido de afinidad.
El pasado común, los valores, la lengua, las costumbres, los códigos de conducta compartidos, la memoria de lo ocurrido y vivido son, entre otras, partes constitutivas de la identidad que es igualmente “…aquello que mantiene la memoria, el recuerdo, el pasado, las etapas de la infancia, de la adolescencia y de la edad actual, las expectativas y perspectivas del futuro…” (Peña, 1997) y, por lo tanto, determinantes de la nacionalidad.
En tanto proceso histórico, la identidad nunca es “…integralmente definida ni definitiva…” (J.C.Filloux), es decir, va mutando con el devenir del tiempo y, a la vez, se consolida en sus aspectos distintivos.
Sobre esta cuestión, y más precisamente desde distintas corrientes de la psicología, se han ensayado diferentes planteos tales como los proporcionados, entre otras, por las escuelas conductistas, culturalista, gestalt y el psicoanálisis (aunque prime para esta corriente la existencia del inconsciente).
Ahora bien, cabe interrogarse si ciertos caracteres de este proceso identitario que se desarrolla a nivel individual pueden transpolarse a nivel social y, de ser así, analizar la vinculación existente entre dicho proceso y el de la construcción de la nacionalidad.
Dejando por sentado que descarto de plano todas aquellas teorías que vinculas necesariamente la constitución de la nacionalidad a una potente homogeneidad en los rasgos étnico- raciales (biológicos), tiendo a compartir la tesis que sostiene que “no hay nacionalidad sin identidad”. La nacionalidad es un proceso de construcción en el que se encuentran involucrados conjuntos de ser humanos diversos, que participan de un proceso identitario a partir de distintas expresiones de sentido de afinidad.
El pasado común, los valores, la lengua, las costumbres, los códigos de conducta compartidos, la memoria de lo ocurrido y vivido son, entre otras, partes constitutivas de la identidad que es igualmente “…aquello que mantiene la memoria, el recuerdo, el pasado, las etapas de la infancia, de la adolescencia y de la edad actual, las expectativas y perspectivas del futuro…” (Peña, 1997) y, por lo tanto, determinantes de la nacionalidad.
En un mundo cada vez más interrelacionado y en tanto más
heterogéneo en términos biológicos, se ha determinado recientemente que los
elementos de orden simbólico comienzan a convertirse en instrumentos de algo
valor cohesivo.
Se afirma en diversos ámbitos académicos, “…que los individuos que son capaces de
tener una clara identidad de sí mismo tienden a tener una visión clara de sí
mismo…” y que “…aquellos quienes
tienen una alta ambivalencia sobre si identidad, tienden a tener más
dificultades…”. (Guanipa y Talley, 1991)
La identidad de cada
individuo se encuentra vinculada a un sentirse vivo y activo, a ser uno mismo;
en definitiva, a un “…tensión viva y
confiada de sustentar lo que me es propio, como manifiesto de una unidad de
identidad personal y cultural…”. Ello nos lleva necesariamente a la
cuestión de la estima.
Gustavo Cirigliano,
citado recientemente por José Luis Di Lorenzo en el trabajo denominado “La
búsqueda de la identidad en el debate político”, sostiene que “…la identidad nacional es la conciencia del
Proyecto Nacional y lo que se denomina como ser nacional no es una esencia
(concluida) sino una existencia (proyectada). Por eso, el proyecto de país
tiene su origen fundante en esa identidad que caracteriza a cada pueblo más que
a cada individuo…”.
He afirmado en reiteradas oportunidades que, en mi opinión,
el “desafío vital” de cada ente en particular y de cada organismo (o comunidad)
es siempre el del “ser”. Así, para quien les escribe, existe una tendencia
natural de todo ente u organismo hacia la plenitud de la vida, bajo las propias
condiciones de existencia, y en el marco de una natural interacción con el otro
y con el medio.
Esa identidad, objeto de tendencia y de búsqueda, es, sin duda alguna, el producto de una serie de variables, entre las que se destacan las étnicas, las históricas, las geográficas y las culturales, todas las cuales, por su parte, obran como antecedentes del “hoy”. Además, como hecho histórico, en el proceso identitario (búsqueda del ser), se entrelazan eventos traumáticos y disgregantes con otros, plácidos y constructivos.
Así, por ejemplo, al traumatismo de la colonización española, de las encomiendas, de la mita y del yaconazgo, se le contraponen relaciones entre hispánicos y prehispánicos, que dieron origen a una nueva identidad: la criolla, hoy quizás el componente sociológicamente más relevante de nuestra región; al traumatismo de las invasiones inglesas, la contrapuesta organización de milicias, que dieron origen posteriormente al ejercito libertador; a la masiva inmigración de fines de siglo XIX y principios del siglo XX, se le contrapone el emergente de nuevas formas culturales como el tango, hoy producto de relevante importancia simbólica y de alto valor identitario; al traumatismo de la incorporación de material simbólico exógeno de carácter colonial, el surgimiento de su contrapunto, el mismísimo pensamiento nacional. Podríamos extendernos en los ejemplos, pero creo que los ya enunciados puedo dar cuenta de esta relación y de sus consecuencias. Sobre este punto volveremos más adelante.
Esa identidad, objeto de tendencia y de búsqueda, es, sin duda alguna, el producto de una serie de variables, entre las que se destacan las étnicas, las históricas, las geográficas y las culturales, todas las cuales, por su parte, obran como antecedentes del “hoy”. Además, como hecho histórico, en el proceso identitario (búsqueda del ser), se entrelazan eventos traumáticos y disgregantes con otros, plácidos y constructivos.
Así, por ejemplo, al traumatismo de la colonización española, de las encomiendas, de la mita y del yaconazgo, se le contraponen relaciones entre hispánicos y prehispánicos, que dieron origen a una nueva identidad: la criolla, hoy quizás el componente sociológicamente más relevante de nuestra región; al traumatismo de las invasiones inglesas, la contrapuesta organización de milicias, que dieron origen posteriormente al ejercito libertador; a la masiva inmigración de fines de siglo XIX y principios del siglo XX, se le contrapone el emergente de nuevas formas culturales como el tango, hoy producto de relevante importancia simbólica y de alto valor identitario; al traumatismo de la incorporación de material simbólico exógeno de carácter colonial, el surgimiento de su contrapunto, el mismísimo pensamiento nacional. Podríamos extendernos en los ejemplos, pero creo que los ya enunciados puedo dar cuenta de esta relación y de sus consecuencias. Sobre este punto volveremos más adelante.
He sostenido recientemente que las identidades colectivas
están constituidas por un conjunto de elementos y procesos que determinan
ciertos “modos de ser colectivos”
Habitualmente, suele
recurrirse al vocablo “identidad” para designar la relación entre dos o más
realidades o conceptos diferentes en ciertos aspectos pero que se asemejan en
otros. También puede echarse mano a dicho término, para hacer referencia a las
cualidades que indican un “ser específico” o “modo de ser”. En tanto proceso
histórico, la identidad nunca es “integralmente definida ni definitiva”; va
mutando con el devenir del tiempo mientras se consolida en sus aspectos
distintivos. A nivel individual, la identidad de todo ser humano se configura a
partir de un desarrollo evolutivo de socialización-individualización, en el
cual aspecto psico-fisiológico, socio-culturales e históricos se codeterminan
entre sí en un contexto ecológico y de interacciones de componentes
significativos del mundo único del individuo como, por ejemplo, en “la
familia”.
Ciertos caracteres del fenómeno identitario que se manifiestan en el sujeto pueden percibirse a nivel social y, a partir de allí, es posible establecer una vinculación entre este fenómeno y la cuestión de la nacionalidad. Me refiero al conjunto de elementos y procesos que determinan cierto “modos de ser colectivos” y que instituyen las diferencias entre comunidades nacionales. En ese sentido, y muy a pesar de los denodados esfuerzos que viene efectuando el individualismo positivista por negarlo, el derecho a la identidad de comunidades y pueblos ha sido reconocido universalmente, posee vastos antecedentes y encuentra en el principio de autodeterminación de los pueblos su arista más difundida; obtiene, además, sustento jurídico en los mismos principios que le reconocen al individuo ese derecho.
Ciertos caracteres del fenómeno identitario que se manifiestan en el sujeto pueden percibirse a nivel social y, a partir de allí, es posible establecer una vinculación entre este fenómeno y la cuestión de la nacionalidad. Me refiero al conjunto de elementos y procesos que determinan cierto “modos de ser colectivos” y que instituyen las diferencias entre comunidades nacionales. En ese sentido, y muy a pesar de los denodados esfuerzos que viene efectuando el individualismo positivista por negarlo, el derecho a la identidad de comunidades y pueblos ha sido reconocido universalmente, posee vastos antecedentes y encuentra en el principio de autodeterminación de los pueblos su arista más difundida; obtiene, además, sustento jurídico en los mismos principios que le reconocen al individuo ese derecho.
Así como la supresión total o parcial de elementos
identitarios relevantes priva al sujeto de una parte sustancial de su ser
biográfico y, por lo tanto, omite su pasado, altera su presente y condiciona su
futuro, la sustitución total o parcial de aspecto identitarios de orden
biológico, cultural o histórico de una nación determinada, priva a su comunidad
de su propio ser.
Consolidar aquellos instrumentos de índole cohesivos que contribuyan a la reconstrucción de la identidad, presupuesto necesario y constituyente de nuestra nacionalidad.
Consolidar aquellos instrumentos de índole cohesivos que contribuyan a la reconstrucción de la identidad, presupuesto necesario y constituyente de nuestra nacionalidad.
Esa necesidad de formular una identidad común a la que hace
referencia Wallace, que obra como elemento articulador de las voluntades de los
componentes y que transforma esa serie de voluntades en una voluntad colectiva,
se encuentra fundamentalmente presente en la historia de todas aquellas
naciones que, a pesar de caracterizarse por la diversidad socio-cultural de sus
componentes, han alcanzado un notable nivel de desarrollo social y económico.
Así, en la sociedad norteamericana, el sueño americano se ha constituido, sobre todo durante el último siglo, en el basamento fundamental para articular una sociedad que no posee rasgos étnicos- religiosos- culturales comunes. En ese sentido, la imposición de un ordenamiento simbólico de características hegemónicas se hizo necesario para articular o mantener articulada una sociedad esencialmente diversa.
Para la construcción de ese orden simbólico –y en especial en aquellas sociedades como las que describimos precedentes-, necesariamente debe apelarse a elementos tradicionales e históricos.
Este apelativo a lo tradicional y lo histórico es indispensable y a su vez constitutivo de la identidad. Es el elemento que permite unir o unificar los otros rudimentos que deberán incorporarse a la hegemonía, ya que las naciones y los estados no nacen y ni se desarrollan por generación espontánea, sino a través del devenir de los procesos históricos que motorizan sus componentes y sus líderes.
La intelligentzia local vinculada al establishment negó sistemáticamente la importancia social de esta cuestión y apeló a ese término tan sólo para intentar demostrar las oscuras intenciones hegemónicas de los lideres que impulsaron el proceso de substitución de las importaciones, centrando sus críticas en interpretaciones banales y fuera del contexto histórico sobre persecuciones a grupos minoritarios o restricciones a ciertas libertades, etc.
Bajo un discurso mediante el cual se declamaba la instauración de una sociedad no hegemónica y esencialmente libertaria, se ocultaba nítidamente la intención de implantar una de las hegemonías más siniestras de la historia de este siglo en la Argentina, que se manifestó en lo social a través de la exaltación del individualismo, del canibalismo, de la atomización y de la destrucción de los valores e identidades nacionales, y en lo económico, mediante un modelo sustentado en la explotación rentística del sector financiero, de los recursos naturales y de los servicios públicos.
El ocultamiento de una intención hegemónica a través de una ideología que pretende negarla ha sido también objeto de numerosos estudios. En ese sentido, esta mecánica constituye un recurso que ha sido utilizado sistemáticamente por los sectores vinculados al poder financiero, para contrarrestar los efectos emergentes de procesos históricos que cuestionaron sus privilegios. Pero lo cierto es que, si se analizan esos procesos con cierta rigurosidad, surge nítidamente que la negación en una simple estrategia de orden comunicaciones para imponer una hegemonía.
Es por ellos que, más allá de la necesidad que hemos puntualizado en anteriores trabajos, en el sentido de que debe procederse en forma inminente a substituir el modelo económico imperante por uno que contemple mayores niveles de distribución de la renta, lo cierto es que, además, deberá comenzar a trabajarse en todos los ámbitos posibles, en la reproducción de una identidad propia, a través de la re-significación de una serie de valores colectivos y otros elementos de naturaleza simbólica que permitan articular una sociedad que se atomiza permanentemente.
Este procedimiento
En tal sentido, este procedimiento resulta indispensable para contrarrestar los efectos de la auto-denigración social que ha sido puesta en práctica sistemáticamente desde los sectores del poder.
Así, en la sociedad norteamericana, el sueño americano se ha constituido, sobre todo durante el último siglo, en el basamento fundamental para articular una sociedad que no posee rasgos étnicos- religiosos- culturales comunes. En ese sentido, la imposición de un ordenamiento simbólico de características hegemónicas se hizo necesario para articular o mantener articulada una sociedad esencialmente diversa.
Para la construcción de ese orden simbólico –y en especial en aquellas sociedades como las que describimos precedentes-, necesariamente debe apelarse a elementos tradicionales e históricos.
Este apelativo a lo tradicional y lo histórico es indispensable y a su vez constitutivo de la identidad. Es el elemento que permite unir o unificar los otros rudimentos que deberán incorporarse a la hegemonía, ya que las naciones y los estados no nacen y ni se desarrollan por generación espontánea, sino a través del devenir de los procesos históricos que motorizan sus componentes y sus líderes.
La intelligentzia local vinculada al establishment negó sistemáticamente la importancia social de esta cuestión y apeló a ese término tan sólo para intentar demostrar las oscuras intenciones hegemónicas de los lideres que impulsaron el proceso de substitución de las importaciones, centrando sus críticas en interpretaciones banales y fuera del contexto histórico sobre persecuciones a grupos minoritarios o restricciones a ciertas libertades, etc.
Bajo un discurso mediante el cual se declamaba la instauración de una sociedad no hegemónica y esencialmente libertaria, se ocultaba nítidamente la intención de implantar una de las hegemonías más siniestras de la historia de este siglo en la Argentina, que se manifestó en lo social a través de la exaltación del individualismo, del canibalismo, de la atomización y de la destrucción de los valores e identidades nacionales, y en lo económico, mediante un modelo sustentado en la explotación rentística del sector financiero, de los recursos naturales y de los servicios públicos.
El ocultamiento de una intención hegemónica a través de una ideología que pretende negarla ha sido también objeto de numerosos estudios. En ese sentido, esta mecánica constituye un recurso que ha sido utilizado sistemáticamente por los sectores vinculados al poder financiero, para contrarrestar los efectos emergentes de procesos históricos que cuestionaron sus privilegios. Pero lo cierto es que, si se analizan esos procesos con cierta rigurosidad, surge nítidamente que la negación en una simple estrategia de orden comunicaciones para imponer una hegemonía.
Es por ellos que, más allá de la necesidad que hemos puntualizado en anteriores trabajos, en el sentido de que debe procederse en forma inminente a substituir el modelo económico imperante por uno que contemple mayores niveles de distribución de la renta, lo cierto es que, además, deberá comenzar a trabajarse en todos los ámbitos posibles, en la reproducción de una identidad propia, a través de la re-significación de una serie de valores colectivos y otros elementos de naturaleza simbólica que permitan articular una sociedad que se atomiza permanentemente.
Este procedimiento
En tal sentido, este procedimiento resulta indispensable para contrarrestar los efectos de la auto-denigración social que ha sido puesta en práctica sistemáticamente desde los sectores del poder.
En ese sentido, así como la supresión total o parcial priva
al sujeto de una parte sustancial de su ser bio-gráfico y, por tanto, omite su
pasado, altera su presente y condiciona su futuro, las sustitución total o
parcial de aspecto identitarios de orden biológico, cultural o histórico de una
nación, priva a su comunidad de su propio ser constitutivo y, en consecuencia,
debe ser objeto de la misma protección que la individual.
Los modos de sustitución y o privación de dichos aspectos de un grupo social determinado son vastos e implican múltiples estrategias. Éstas abarcan desde los más aberrantes procedimientos de supresión física hasta los mecanismos más sutiles de despojo deliberado de procesos y sucesos históricos relevantes.
Los modos de sustitución y o privación de dichos aspectos de un grupo social determinado son vastos e implican múltiples estrategias. Éstas abarcan desde los más aberrantes procedimientos de supresión física hasta los mecanismos más sutiles de despojo deliberado de procesos y sucesos históricos relevantes.
“…La substancia del
pueblo, su quintaesencia de rudimentarismo estaba allí presente, afirmado su
derecho para implantar para sí mismo la visión del mundo que le dicta su
espíritu desnudo de tradiciones, de orgullos sanguíneos, de vanidades sociales,
familiares o intelectuales. Estaba allí desnudo y solo, como la chispa de un
suspiro: hijo transitorio de la tierra capaz de luminosa eternidad…” RAUL
SCALABRINI ORTIZ 17/10/45
Muchas veces son tracciones extra-materiales las que logran
imprimir una “comunión social satisfactoria”. Todo orden social positivo,
concluyó, implicaba en definitiva “un feliz y equilibrado acoplamiento entre el
campo de lo material y de lo simbólico, en el marco de la mayor inclusión
posible”
La apropiación de los
objetos materiales o de los productos
simbólicos juega un rol primordial en el desarrollo evolutivo de cada
individuo, y en especial, en el proceso de formación de su identidad. Nótese,
por ejemplo, que la disputa por la apropiación de los recursos escasos es
constitutiva en sociedades como la nuestra, y en tanto tal, uno de los
elementos determinantes en la formación de las identidades. En lo que respecta
a su faz colectiva, la apropiación por parte de las comunidades humanas de los
diversos ámbitos físicos y geográficos del planeta, como así también de la
producción cultural generada a partir de la relación de sus individuos entre sí
y de éstos con el entorno (el cual incluye a otras comunidades), resulta
nítidamente determinante en la constitución de las identidades colectivas.
EL PAIS Las paradojas de estos sitios
Por Claudia Feld *
Los sitios de memoria se cuentan entre los emprendimientos memoriales más activos de los últimos años. En poco tiempo se han multiplicado los museos de la memoria, señalizaciones, monumentos, baldosas del recuerdo, iniciativas en ex centros clandestinos, y aumentan las propuestas y actividades en torno de estos sitios. Son menos frecuentes, en cambio, los ámbitos en los que estas propuestas son tomadas reflexivamente, más que para presentar resultados acabados para pensar de manera crítica las prácticas memoriales que se plasman allí. El coloquio ofreció justamente esa posibilidad de debate. Entre los muchos temas que se discutieron, quisiera rescatar las principales tensiones que se hicieron evidentes al pensar en algunas de las propuestas de “musealización”, históricas, curatoriales, estéticas y performáticas que se desarrollan en estos sitios. Una primera tensión hacía referencia a la oposición entre lo universal y lo particular: entre las lecciones aprendidas de otras experiencias –como la Shoá– y la especificidad histórica. Los contenidos son múltiples, pero se evidenció en el debate una tensión entre algunas propuestas más universalizantes y otras más particulares que trataban de realzar, precisamente, la especificidad de la historia de cada sitio, dejando en un segundo plano no sólo episodios anteriores, sino también las propuestas ya usuales de museos sobre el genocidio.
Una segunda tensión se propuso en torno de cierto sesgo “sacralizante” que puede observarse en los sitios, especialmente en los ex CCD recuperados: ¿cómo conservar el lugar, cómo reponer la historia, cómo no alterar las huellas de lo que allí ocurrió? Estas intenciones entran muchas veces en tensión con las propuestas de revisar la historia críticamente, proponer temas disruptivos, plantear propuestas que no se contenten con repetir lugares comunes ni con exponer versiones cristalizadas del pasado. Finalmente, se planteó una tercera tensión entre la necesidad de reponer los datos históricos concretos de lo ocurrido en esos sitios y la de hablar del presente, para que la memoria no se refiera sólo al pasado, sino que sirva de punto de partida y referencia para estar alerta hacia los acontecimientos actuales: las continuidades de aquellas violencias del pasado, las similitudes, las posibles reiteraciones, etcétera.
Está claro que estas son tensiones que se mantienen como tales en cualquier tipo de propuesta que se haga. No van a resolverse sino provisoriamente y de manera parcial. Pero puede señalarse como conclusión provisoria que al cobrar conciencia de estas tensiones es posible comprender mejor algunas de las arduas polémicas que se producen al interior de los sitios y públicamente. La paradoja mayor es que los hechos terribles que allí se rememoran reclaman al mismo tiempo nuestro recuerdo y nuestro rechazo.
* Investigadora del Conicet. Directora del Núcleo de Estudios sobre Memoria.
ECONOMIA › OPINION La codicia
Por Alfredo Zaiat
Los protagonistas del mundo financiero tienen la virtud, fortalecida por la impunidad del poder, de no avergonzarse de sus conductas. Las disfrazan con argumentos técnicos, económicos y hasta morales, pero sólo tienen el motor de la codicia. El contenido de los informes de consultoras de la city o de bancos de inversión tiene el sesgo necesario de acuerdo con la posición financiera-bursátil de sus autores o dueños. Es una práctica conocida en el mercado, pero que no es revelada porque atentaría contra ese halo de profesionalidad de simples especuladores. En estos días hubo un acontecimiento que alteró ese funcionamiento naturalizado por el mercado debido a que fue muy básico, demasiado obvio. El ex secretario de Finanzas Guillermo Nielsen, que junto a su entonces jefe, el ministro de Economía Roberto Lavagna, cometió el error financiero de adicionar el Cupón PBI en la oferta de canje de la deuda en default, irrumpió con entusiasmo para decir que pese al cambio de base en el cálculo del PBI, igual habrá que pagar esa carga millonaria a fin de este año. No tuvo el acompañamiento de sus colegas de la city; más bien refutaron esa posición.
Puede ser que muchos de ellos no acumulen en su cartera de inversión el Cupón PBI y sí bonos de deuda. El no pago aliviaría la exigencia sobre las reservas del Banco Central para pagar los vencimientos. Todo es posible en la mesa de especuladores. Pero la audacia de Nielsen para forzar la interpretación del prospecto de emisión fue criticada hasta por grupos financieros y economistas que no tienen ninguna simpatía con el Gobierno, y no les disgustaría que se vacíen las reservas para confirmar la crisis que desean. Lavagna tuvo en cambio la prudencia del silencio.
Ese tipo de conductas reflejadas en expresiones o acciones políticas con impacto económico negativo para el interés colectivo ya tienen una definición popular de mediados de la década del ’30, divulgada por Arturo Jauretche en el periódico Señales. Grupos de economistas que antes eran asesores del sector privado, después de pasar por la función pública, volvieron a sus trabajos originales o a revistar en la plantilla de organismos internacionales. Ese trayecto se conoce como la “puerta giratoria” de representantes de los intereses del poder económico. Algunos casos son emblemáticos:
n Abogados vinculados con la dictadura militar y economistas que fueron funcionarios en las privatizaciones de los noventa litigan contra el país en el Ciadi, representando a empresas trasnacionales.
n Un secretario de Financiamiento durante la gestión de Roque Fernández al frente del Ministerio de Economía fue uno de los organizadores de la venta a precio ganga del Banco Hipotecario, y a los dos meses de dejar el cargo pasó a ocupar la presidencia de la entidad privatizada.
n Un director del Banco Central que terminó de convalidar la deuda externa de la dictadura luego fue protagonista de la firma de Argentina del plan Brady, para recalar en la firma financiera de Nicholas Brady al terminar la faena, regresando al Estado para ser partícipe del megacanje.
El cupón PBI diseñado por la dupla Lavagna-Nielsen paga una determinada cantidad de dinero cada año sólo si el año anterior el PBI crece más que un determinado porcentaje (3,22 por ciento). El pago no es una suma fija, sino el acumulado de crecimiento del PBI a lo largo de los años que supera a cierto crecimiento acumulado base prestablecido.
Así el aumento de esos pagos se vuelve exponencial. Otro detalle del cupón es que el monto a pagar tiene el tope del total de la quita del capital del canje de la deuda en default (de 35.000 a 40.000 millones de dólares). El economista y director del MBA de la Universidad CEMA, de orientación ortodoxa, Sergio A. Pernice, publicó en Ambito Financiero “Cupón fue mal diseñado (y con valor inicial cero)”. En la conclusión afirma que “irónicamente en este caso el Gobierno está en lo cierto al declarar un crecimiento menor al valor gatillo de 3,22 por ciento. El problema no está en la declaración del Gobierno. El problema, en este caso, pasa por no haber sido prolijo técnicamente al diseñar el cupón. Pasa por haber diseñado un instrumento que bajo ciertos escenarios (que después se verificaron) inevitablemente generarían conflictos de intereses”.
Otro informe de circulación restringida entre empresas descarta la interpretación Nielsen. Explica que el PBI base es una proyección del PBI real establecido por el Gobierno para el período 2005-2034. El cambio de base implica cambiar ese PBI base en el prospecto de emisión de los cupones. Este especifica valores (en base 1993) para cada año hasta el 2034, y establece la variación que debe superarse cada año para gatillar el pago. Afirma que, según el prospecto, el cambio de base se hace aplicando una regla de tres simple, y que la variación no cambia de un año a otro: “Sigue siendo 3,22 por ciento”. Menciona que Nielsen sostiene que esa regla de tres simple debe hacerse sobre las variaciones, entonces el número que gatilla el pago ya no sería 3,22 por ciento, sino 1,38 por ciento. “Sin embargo, esto no se condice con la interpretación textual y literal del prospecto de emisión de los bonos con cupones PBI”, que en inglés dice:
If in any year, the year of base prices for calculating Actual Real GDP is changed by INDEC, the Base Case GDP will be adjusted accordingly. For example, if Actual Real GDP for 2006 with 1993 prices is X, and with 2000 prices is Y, then the Base Case GDP = Base Case GDP as per chart above multiplied by a fraction, the numerator of which is Y and the denominator of which is X.
En ese sentido, el último reporte de la agencia Quantum finanzas-Econométrica señala que el ministro de Economía (Axel Kicillof) presentó el dato de crecimiento para el año 2013 con la nueva base 2014, y que el dato fue de 3 por ciento, por debajo del 3,22, por ciento necesario para gatillar el pago del cupón en 2014. Menciona que el Indec no informó el crecimiento de 2013 con base 1993, sino que directamente publicó el dato en base 2004. Por ese motivo considera que “es muy audaz” con esta información, tanto comparar el 4,9 por ciento de crecimiento anunciado para el EMAE en febrero y el 3 por ciento, como determinar que el cupón “debería pagarse debido a que se cumple con el crecimiento mínimo estipulado cuando se comparan ambos a la luz de las cláusulas de emisión”.
Otro especialista de la city, bajo el seudónimo Miguel Olivera, escribió en su blog Exabruptos que “a mi juicio, de economista y no de abogado, la interpretación alternativa (la de Nielsen) está prácticamente vacía de intuición económica. Y, además, plantea demandas de cálculo que no tienen sentido o son impracticables. La interpretación convencional, en cambio, además de sentido económico es consistente con el contexto de la reestructuración de la deuda”. Concluye entonces que el cupón no se tiene que pagar.
La posición de Nielsen no reúne consenso entre sus pares de la city que la demolieron técnicamente con sutilezas, con el suficiente cuidado para no ser asociados injustamente con la resistida letra K. Pero esa movida del ex embajador en Alemania del primer gobierno de CFK fue efectiva en generar ruidos en el mercado para provocar un rebote en los precios de los cupones luego de una caída del 50 por ciento. Fue un buen momento para reducir al menos un poco las pérdidas o fue útil para facilitar el terreno de nuevos juicios contra Argentina.
azaiat@pagina12.com.arDesde las redes sociales se incita a los ciudadanos a organizar linchamientos
Una peligrosa moda se está instalando en ciertos sectores de la sociedad: la defensa de los linchamientos que ejecutan los vecinos contra los delincuentes, sobre todo, en las redes sociales. Existe una gran cantidad de páginas de Facebook, cuentas de Twitter y blogs que fomentan la "justicia por mano propia", incitan a organizarse contra la delincuencia, festejan los ataques a los reos y adjudican la barbarie a un supuesto estado ausente.
En la página de Facebook "Yo apoyo la Justicia por Mano Propia - El Pueblo se Defiende" se afirma: "Yo también estoy a favor de las acciones de autodefensa popular contra delincuentes, políticos, militantes y periodistas pro-delincuencia!" En el sitio se puede ver la imagen de un delincuente golpeado por los vecinos cual trofeo. "Dos nuevos linchamientos: ladrones fueron atacados por robar una moto y una garrafa", se anuncia con entusiasmo. Y hasta se brindan "instrucciones para un linchamiento": "No le patees la cabeza al delincuente. Pisale la muñeca y quebrale los dedos hacia arriba de las dos manos. Con eso te aseguras que por más que Zaffaroni lo suelte no podrá robar como por cuatro meses. Se llama arresto ciudadano, es perfectamente constitucional, sobre todo en caso de flagrancia", se publica con sarcasmo y cinismo.
"Tenemos que defendernos ya!!o si no estos manga de vagos y enfermos van a acabar con todos nosotros y nuestra familia. Sigamos (sic) donde haya un chorro le damos palo.Nadie hace justicia, nadie se calienta", escribió enfurecida una de las usuarias del sitio.
La misma apología del delito se repite en otras páginas de Facebook como "Todos somos Argentina", que tiene su réplica en Twitter, o en "Justicia por Mano Propia". En estos sitios, para sensibilizar al lector se difunden las fotografías de ancianos golpeados o el asesinato de policías, como si quien se opusiese al delito del linchamiento defendiese el accionar de los delincuentes. En el segundo, por ejemplo, se pide "Justicia por mano propia para vengar a todos los camaradas caídos, violaciones, y agresiones, venceremos!" y se reclama: "No tengan piedad. No se desarme". A la vez se suben fotografías de ladrones linchados, como uno tucumano que aparece ensangrentado, atado a un poste con una soga. Debajo de la fotografía, escribieron: "La unión del pueblo es mas fuerte que cualquier policia y gobierno. Volverá a robar?"
Y luego publican que vecinos de Rosario les hicieron llegar una "imagen para difundir" en la que se lee: "Si robas a uno robas a todos. Te vamos a perseguir y encontrar". La firma "El Puño. Vecinos cansados y ahora organizados".
El sitio "Todos somos Argentina", que tiene la aprobación de 43.695 usuarios a quienes les "gustó" la información que se publicó en la red social, posteó en Twitter: "Inseguridad, linchamientos, consecuencia de un Estado ausente que se cree que la República Argentina es solo Pto. Madero y el Calafate". El twittero, claramente crítico de las políticas inclusivas, se presenta como "Cacerolero 13S-8N-18A-8A". Por el mismo nivel de violencia, la página "Limpiemos Argentina Ya" fue denunciada en la red social y fue dada de baja. No es para menos. El artículo 213 del Código Penal establece que "será reprimido con prisión de un mes a un año, el que hiciere públicamente y por cualquier medio la apología de un delito o de un condenado por delito". Este diario intentó contactar a los voceros de Facebook para conocer la postura oficial de la red social cuya plataforma se utiliza para difundir estas informaciones pero al cierre de esta edición no había obtenido ninguna respuesta.
TIEMPO ARGENTINO
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