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Hay que empezar por condenar, de entrada, y sin ninguna ambigüedad, a los linchamientos. (listo, buen comienzo. Terminála acá a la columna y zafás) Y aceptar, además, como disparador de un debate más amplio, la definición del juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni , cuando sostiene que el linchamiento que terminó con la vida de David Moreira, de 18 años, en Rosario, debe ser tipificado como un "homicidio calificado". (sobre todo porque además de que lo diga Zaffaroni, lo dice el Código Penal, ése que no quieren cambiar) Hay que volver a repetir que nada justifica el ataque masivo físico a una persona, cualquiera que sea el delito que haya cometido.(eso, repetílo a ver si te convencés) (Me cuesta entender por qué no funcionan los frenos inhibitorios de las personas que patean la cabeza de un hombre en el piso hasta quitarle la vida.) (los frenos inhibitorios son así, misteriosos: a nosotros nos cuesta entender por qué no funcionan los tuyos cada vez que te ponés frente a la PC a escribir, o ante las cámaras de la tele o los micrófonos de la radio, antes de hablar) Pero (apareció el "pero", o sea que el repudio inicial y por ende la columna entera, se irán irremediablemente a la mierda) hay que detenerse en el mismo Zaffaroni, cuando, al defender su postura sobre el proyecto de ley que impulsa cambios en el Código Penal, calificó a Sergio Massa de "vendepatria" y "mentiroso". Los adjetivos que usó no son inocuos. (tampoco erróneos) Y, por si hace falta aclararlo, se trata de la agresión verbal de un integrante de la Corte Suprema a un diputado nacional que trabaja para ser presidente. (¿eso está calificado como agravante en el Código Penal)
Poco importa que el destinatario del insulto haya sido a Massa (¿cómo poco importa, si en el renglón anterior recalcaste quien era el destinatario?, ponéte de acuerdo) o a cualquier otro. (releé lo que escribiste: hay dos "a" de más, ágrafo. "poco importa que el destinatario...haya sido Massa...o cualquier otro") Del oficialismo o de la oposición. (aclaración obvia, pero necesaria. Para vos mismo, sobre todo) Lo que importa es que contiene, por supuesto, un alto contenido de violencia. Violencia retórica, pero violencia al fin. (claro, y los que salen a linchar chorros es en defensa del honor de Massa, agredido por Zaffaroni) Como también contuvo -y contiene- violencia la estrategia política que eligió Néstor Kirchner a partir de marzo de 2008, cuando decidió confrontar con los productores del campo, el Grupo Clarín y todos los dirigentes y periodistas a los que ubicó en "la trinchera" de enfrente. (ah, y eso justifica los linchamientos. Claro, porque por ejemplo durante la revuelta agrogarca los amigazos del campo no andaban con escopetas y cositas por el estilo) Es decir: del lado de sus enemigos. Y la palabra "enemigos" no está elegida a la ligera. Así los llamaba en las reuniones privadas. (¿y si eran privadas vos como te enteraste, y sobre todo como se enteraron los linchadores para enojarse por eso?) Hay cientos de postales que evidencian que la cultura "guerrera" del kirchnerismo contaminó a una buena parte de la clase política y también a los medios. (claro, porque los medios no hacían terrorismo con la inseguridad, hasta el 2008. Y la clase política argentina hasta entonces, jamás apostó a la violencia, y al kirchnerismo la oposición y los medios lo trataton con guantes de seda) Una postal actual, por ejemplo, es la del senador Aníbal Fernández, cuando calificó de loca a la diputada Elisa Carrió, quien a la vez lo acusó de facilitar el trabajo de los narcotraficantes. (harías bien en aclarar que una cosa vino después de la otra) Fernández ya la demandó ante la Justicia y pretende que pague por lo que considera una denuncia falsa. Está en su derecho. Y la querella contra la dirigente de UNEN la presentó en el marco de la ley. (¿ves? no propuso lincharla. No toda violencia es respondida con igual o mayor violencia entonces) También es probable que la diputada tenga algún problema en probar, con certeza, que Fernández protege a los narcos. ("algún problema", claro. Cosa que nunca le sucedió: tener problemas, y no poder probar lo que denuncia) Pero, al tratar a Carrió de desequilibrada mental por televisión, lo que hace es generar más violencia, en vez de contribuir al esclarecimiento de su situación. (que la tiene que esclarecer Carrió, que es la que denuncia, pero ya sabemos: tiene problemas con eso) Y bien se podría encuadrar el calificativo del ex jefe de Gabinete en la violencia (verbal) de género. (¿por qué? habló de su estado mental, no sobre si es mujer o no. ¿Qué querés que diga, "Carrió está loco"?) La misma violencia política ejerció Fernández cuando descalificó, sin más, a quienes sostenemos, sobre la base de testimonios e informaciones de personas e instituciones calificadas, ("la gente en la calle", "una persona que trabajó con el presidente Santos") entre ellas la Iglesia, que el narcotráfico está creciendo de manera exponencial en el país. (¿te tildó de loco a vos y también a la Iglesia? ¿qué tiene que ver todo esto con los linchamientos?) Y que la espiral de crecimiento es parecida a la que se inició en México. Y que su modus operandi se vincula con el de las organizaciones delictivas de Colombia. (pero quedáte tranquilo: acá la gente ya empezó a organizar linchamientos, y de ahí a las autodefensas hay un pasito. Ah no, cierto que la columna era contra eso, no a favor) El problema, en este caso, es doble. Porque su manera de argumentar no sólo genera violencia e indignación. (para los que vieron el programa, está claro que el único indignado eras vos, porque te puso la tapa, tirando datos y cifras. Y como de costumbre, lo único que hiciste fue interrumpirlo, pero sin poder refutarlo) También anula la posibilidad de todo debate e intercambio de ideas y experiencias. (posibilidad anulada desde el vamos si la contraparte del debate son analfabetos funcionales, como vos) Mientras tanto, los episodios vinculados al accionar de bandas de narcotraficantes siguen sucediendo. (otra vez: ¿qué catzo tiene que ver todo esto con los linchamientos, quisieron linchar a algún narco?)
El método de Aníbal no es original. (obvio: todo el mundo se caga de risa de vos en la cara, no fue el único ni será el último) Es el mismo que emplean, con mayor o menor sutileza, desde la Presidenta hasta ciertos panelistas de los programas de propaganda, pasando, por supuesto, por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof. (¿todos se te cagan de risa en la cara como Aníbal? vaya nuestra solidaridad, Luis) No discuten ideas. Descalifican, sin más, a los que no piensan u opinan como ellos. (Y ni te cuento lo que dicen de los que ni siquiera piensan, de ahí debe venir lo que te pasa a vos) Y como el menosprecio baja desde la Presidencia hasta "la militancia", (en el contexto, tus comillas son menosprecio) sus seguidores entienden que agredir, por ejemplo, a los periodistas críticos, es una acción válida y reivindicatoria, y un inteligente modo de hacer política.(pero como son unos vagos que se rescan el higo todo el día, todavía no agredieron a ninguno, menos intentaron lincharlo) Es más, los "militantes" que logran incomodar o poner en un aprieto a un "enemigo reconocible" son premiados con gerencias, programas de radio o de tevé de propaganda o un puesto en la agencia Télam o en Canal 7. (imagináte si llegan a linchar a alguien -porque de eso se trataba esta columna ¿o no?- los nombran embajadores o ministros)
La parodia de los tribunales populares contra periodistas y el escrache a la mayoría de los miembros de la Corte Suprema de Justicia alentado por Hebe de Bonafini también fueron actos llenos de violencia. (poner justo a las Madres como un ejemplo parangonable a los que linchan chorros, tu animalidad no reconoce límites Majul) Y nadie duda de que han sido convalidados desde la Casa Rosada. (¿quién dice que nadie duda, y cuál es la conclusión lógica de todo esto, que tenga que ver con los linchamientos?) El seguimiento callejero que le hicieron a Fernando Bravo desde Tribunales hasta Radio Continental no terminó en un linchamiento porque el conductor es un hombre prudente y evitó reaccionar ante la catarata de insultos de un grupo de cobardes. (los chorros no respondieron con insultos y los quisieron linchar igual Majul, ¿de qué estás hablando, que parangón querés hacer?) Ni uno solo de ellos tuvo la cortesía de proponerle un intercambio de ideas, en vez de los insultos y las amenazas de rigor. Fueron cobardes porque se envalentonaron por la superioridad numérica, como lo hicieron los linchadores de estos días. (claro, pero lo putearon, no lo quisieron matar, hay una pequeña diferencia)
Parece tan tirado de los pelos justificar la agresión masiva con el argumento de que la mayoría de los golpeadores ya habían sido víctimas de violencia o robos antes, como plantear la idea de que la prensa hace "terrorismo mediático" al mostrar los casos y publicar los carteles de los vecinos que amenazan a los "rateros" con lincharlos si se meten en su barrio. (No tan tirado de los pelos como justificarlos por lo que dijo Aníbal Fernández en tu programa, o Kirchner en reuniones privadas durante el conflicto del campo que te contó Alberto Fernández, o porque lo putearon a Fernando Bravo) Los periodistas y los medios tenemos que mostrar lo que sucede. Siempre. (Y todo) No estoy tan seguro de que informar sobre estas golpizas (y muertes Majul, parecés Clarín: "La crisis causó dos nuevas golpizas") o reproducir la imagen de ese cartel de vecinos amenazantes provoque un efecto contagio. (las estadísticas demuestran lo contrario: más se muestra, más pasa. Sobre todo cuando al mostrarlo se lo justifica, de un modo u otro) Pero tengo la certeza de que si no se ponen sobre la mesa las causas profundas del rompimiento del contrato social, los linchamientos van a seguir. (que serían que Aníbal la trató de chapita a Carrió según vos ¿o las causas profundas las develás en una próxima columna?) Para eso habría que empezar por el principio y amigarse con el sentido común. (dále zonzo, dénse un pico los dos y listo che, no pueden seguir peleados toda la vida) Los que cometen delitos deben ser juzgados y condenados. Y los que linchan a los que cometen delitos, también. (sobre todo porque también cometen delitos, lo dijiste vos al principio, citando a Zaffaroni) Lo que ayuda a alimentar toda esta locura es que, además de todo, no sean castigados. Es decir, que la ley no haya imperado ni en uno ni en otro caso. Ni para penar a los ladrones y abusadores ni para sentenciar a los que participaron de las golpizas. (cosa que en éste último caso no sucede ni -probablemente- sucederá porque los medios los justifican, con argumentos ridículos como los de esta nota) El problema no parece ser sólo la cantidad de años de pena que merece cada delito. (eso ya está superado: ahora la moda es linchamientos para todos y todas) El problema es que no se cumple la ley casi nunca. Ni la del Código viejo ni la del nuevo que se quiere imponer. (¿cómo se cumpliría si ni siquiera fue tratado en el Congreso, y están juntando firmas para que nunca se trate, burro?) Y esto sí explica, de manera casi determinante, por qué los linchamientos son cada vez más repetidos. Y también más crueles. (amplísima justificación de todo linchamiento actual y futuro, que tira al carajo el repudio del primer renglón. Queda la duda si es el resultado de tu pensamiento confuso, o de tu pésima sintaxis; que puso al principio lo que debe ir al final, y viceversa: misterios de la ignorancia humana en su más amplio despliegue)