martes, 1 de abril de 2014
La Pasión de Cristo (LINCHAMIENTOS)
Católicos, cristianos, budistas, judíos, protestantes, evangelistas, islámicos?
Dicen, escriben, piensan, actúan asesinando gente tirada en el piso, y afirman ser justos?
GB
10:53 › EL MIEDO COMO UNA BOLA DE ODIO "O frenamos la cultura de la violencia o estamos en el horno"
"Estamos generando una cultura de violencia que tenemos que frenar rápidamente porque el linchamiento te convierte en un asesino y, si no, mínimo en un vengador. O frenamos la cultura de la violencia o estamos en el horno", planteó sacerdote durante una entrevista por FM Vorterix, en la que remarcó que, "en Capital y Gran Buenos Aires, menos del 2 por ciento de los crímenes está asociado a la droga", aunque "sí al alcohol, que es una droga lícita".
En este sentido, Molina consideró que "el gran problema es cómo comunicamos los temas y todo esto que se genera de la justicia por mano propia", advirtió sobre el riesgo de que la sociedad se convierta en una "sociedad condenatoria", y subrayó que "el gran problema es cómo comunicamos los temas y todo esto que se genera de la 'justicia' por mano propia".
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15:11 › EL MIEDO COMO UNA BOLA DE ODIO "No son ajusticiamientos, son homicidios calificados"
Una cosa es detener al sujeto y ejercer una cierta violencia para lograr esto. Y otra cosa es matar a patadas a una persona", diferenció Zaffaroni, quien culpó a los medios por crear "chivos expiatorios" como responsables de los problemas de inseguridad y evaluó que a partir de este tipo de acciones se generaron "los grandes genocidios".
"Si me dicen que el problema es fulanito, que es el culpable de todos los males, entonces hay que matarlos", graficó el juez de la Corte y explicó que "esta estigmatización los convierte (a los jóvenes) en chivo expiatorio y el resultado natural es que los matan".
"No se trata de ningún ajusticiamiento, se trata de un homicidio calificado que el artículo 80 del Código Penal establece que tiene una pena de 30 años llamada perpetua en nuestro texto vigente". En ese sentido, explicó que "la legítima defensa es contra la agresión y cesa cuando cesa la agresión". Insistió en que se trata de "un homicidio calificado, doblemente calificado: por alevosía y por ensañamiento".
En diálogo con Radio Nacional, Zaffaroni apuntó también al diputado del Frente Renovador Sergio Massa. "Un señor que se va a pasar el 24 de marzo a Estados Unidos, va a hablar con gente del Tea Party, se saca fotos con el chanta de (Rudolph) Giuliani, que es una especie de chanta internacional, y encima cobra por las fotos y entrevistas y todavía se llama peronista", describió. "Creo que si Perón tuviera que juzgarlo, lo consideraría un vendepatria", expresó, y agregó que si Massa tuviera que optar "entre Braden o Perón, diría Braden".
"Independientemente de eso, es un mentiroso y lo único que hace es juntar votos con mentiras, lo que acaba de decir es una barbaridad total", manifestó ante las últimas declaraciones de Massa quien, entre otras cosas, aseguró que "el mensaje debe ser que 'quien las hace las paga' y que no da todo lo mismo".
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EL MUNDO › BRASIL Y EL RECORDATORIO DE LA HERENCIA DE LA DICTADURA Lo pendiente, cincuenta años después
Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
En abril de 1964, Brasil tenía 70 millones de habitantes. Pasado medio siglo, los brasileños son poco más de 195 millones. O sea: mi país está hecho por generaciones formadas (o más bien deformadas) por años de dictadura, a la que siguieron el primer civil en ocupar la presidencia, José Sarney, y luego el primer presidente electo por voto popular, Fernando Collor de Mello. Una dictadura sucedida por un remedo de gobierno, primero, y por un desastre truculento, después.
Sarney, que a lo largo de la dictadura fue uno de sus líderes políticos, fue el primer presidente civil gracias a una jugarreta del destino. En 1984, no hubo elección presidencial. Tancredo Neves, un conservador austero, fue electo por sus pares del Congreso, pero murió sin haber asumido la presidencia. Sarney era el vicepresidente. Y así, en una ironía amarga, el primer presidente civil desde 1964 era un hombre que había defendido al régimen que impedía elecciones.
De todas formas, bajo su presidencia se levantaron las leyes de excepción y se votó una nueva Constitución. Diputados y senadores, electos por voto popular, impulsaron la redemocratización.
En 1989, los brasileños fueron convocados a las urnas por primera vez desde 1960. Eran millones de electores que jamás habían votado para presidente. Ganó Collor de Mello, apoyado por el empresariado y los grandes conglomerados de comunicación, que temían la victoria de Leonel Brizola, en aquel entonces el líder más consistente de la izquierda, o de un dirigente sindical radical, Luiz Inácio Lula da Silva.
En septiembre de 1992, Collor tuvo su mandato suspendido por el Congreso, por corrupción desa-forada. Ha sido el primer, y hasta ahora único, presidente depuesto por el Congreso, gracias a la voracidad del apetito indomable con que él y su grupo se lanzaron sobre todo lo que estaba al alcance de sus ojos.
En 1994, fue electo Fernando Henrique Cardoso. Y el país finalmente empezó a tomar nuevo rumbo.
Brasil, con la democracia, vive una experiencia curiosa: tuvo como presidentes electos por voto popular a un profesor universitario que fue exiliado, el mismo Cardoso, y un dirigente sindical que fue preso político, Lula da Silva. Y ahora ocupa la presidencia una mujer que pasó dos años de su juventud detenida y torturada por integrar una organización armada de resistencia a la dictadura, Dilma Rousseff.
No deja de ser una especie de rescate de la historia que podría haber sido y que no fue. Una especie de tímido acierto de cuentas con el pasado, de reencuentro con un futuro impedido y postergado.
Brasil vive, desde 1985, el más largo período democrático de su historia: 29 años consecutivos de democracia representativa.
Pero aun así, y más que nunca, es esencial recordar que, de la herencia siniestra dejada por la dictadura, quedan varias cuentas pendientes, y que cada una de ellas tiene peso permanente en el cotidiano de los brasileños y de su recuperada democracia.
El país dejado por Fernando Henrique Cardoso a Lula era muchísimo mejor de lo que él recibió de su antecesor. Y el país dejado por Lula a Dilma era infinitamente mejor de lo que le tocó en 2003.
No hay cómo negar que una de las más deshonrosas manchas del tejido social brasileño, la desigualdad abismal entre la población, disminuyó de manera formidable. Docenas de millones de brasileños ingresaron, por primera vez en sus vidas, en el mercado, en la economía de consumo. Mucho falta, sin embargo, para que alguien pueda decir que asumieron sus verdaderas ciudadanías.
Les falta educación de calidad, un servicio de salud pública que es, más que pésimo, ofensivamente inmoral; una reforma agraria que sigue a pasos de tortuga renga, más la infraestructura nacional, que es absurda (carreteras, puertos y aeropuertos de asombro), y el transporte urbano que se transforma en una tortura cotidiana, todo eso sigue en las cuentas pendientes no sólo con el pasado, sino con el presente.
Y es que, en muy buena medida, esos y otros males que siguen asolando el país también se deben a la herencia siniestra de los años de dictadura.
Cuando dejaron el poder luego de 21 años, los militares legaron un país con obras faraónicas, algunas de las cuales eran y siguen siendo útiles e importantes. Pero dejaron un sistema político desmembrado, una economía en bancarrota y una deuda del tamaño del universo. Reconstruir todo eso lleva décadas y décadas, como se ve ahora.
Pero no sólo en los aspectos económicos algunas cuentas con el pasado, con esos años de oscuridad, siguen pendientes.
* En la edición de mañana el autor incluirá otros aspectos en su balance de los cincuenta años.
EL PAIS › LAS CONSECUENCIAS DE LAS LEYES IMPULSADAS POR JUAN CARLOS BLUMBERG Diez años de inflar el Código
Por Irina Hauser
Pasaron diez años exactos desde el día en que Juan Carlos Blumberg logró que una multitud desbordara la Plaza del Congreso para escuchar su reclamo de justicia por el secuestro y asesinato de su hijo Axel y sus propuestas de eficiencia y endurecimiento de las leyes penales. Durante abril de 2004 se fueron aprobando sucesivamente, con apoyo amplio de las distintas fuerzas, varias leyes que tenían como base su petitorio de siete normas. En el momento, los legisladores reconocían que estaban haciendo las cosas a las apuradas y con ciertas anomalías, pero votaron igual. Así se llegó a la modificación que permite sumar penas hasta 50 años de cárcel; se elevaron las penas mínimas y máximas para la sola portación de armas y para los robos cometidos con ellas; también aumentaron los castigos de los secuestros extorsivos seguidos de muerte y para los delitos sexuales; se limitó la libertad condicional para esos y otros delitos considerados “aberrantes”, entre algunos de los grandes cambios que en ciertos casos terminaron dando más valor a la propiedad que a la vida. ¿Qué cambió con las “leyes Blumberg”? ¿Sirvieron de algo? ¿Qué pasó en las cárceles y en los juzgados? ¿Mejoró la seguridad? ¿Hay algo de su sello en los linchamientos de estos días? Aquí lo analizan criminólogos, penalistas y jueces consultados por Página/12.
“Por más reformas legislativas, el sistema judicial tiene cierta estabilidad y capta siempre las conductas de sectores jóvenes y pobres que trasgreden la ley con delitos relacionados con la propiedad privada o con la violencia física visible, pero ese sistema es inepto para los delitos complejos y propios, por ejemplo del ámbito familiar”, explica Mariano Gutiérrez, criminólogo, investigador del Instituto Gino Germani. “En cifras, el sistema penal condena de un 2 a un 4 por ciento de los delitos que detecta. Ese número habitual no cambia con las leyes Blumberg, que lo que favorecen es una mayor tasa de encarcelamiento preventivo capaz de llevar un empeoramiento, porque lo que se expande es la cultura carcelaria, que es violenta. Es un efecto criminógeno pero no de control del delito. El endurecimiento no tiene efecto sobre las conductas sociales”, agrega el especialista.
“En el imaginario legislativo punitivo está presente que el victimario proviene de sectores sociales contra los que hay que defenderse, que es el mismo imaginario que impulsa y justifica los linchamientos, la idea de una guerra, de una clase que debe defenderse de otra. El mismo que cuestiona la racionalidad del anteproyecto de Código Penal, como si favoreciera a los delincuentes”, reflexiona Gutiérrez.
La abogada y criminóloga Claudia Cesaroni integra el Centro de Estudios y Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc), que se creó “cuando estábamos azorados frente a lo que pasaba en 2004”. “Blumberg tuvo su movilización pero su petitorio lo elaboró Roberto Durrieu, subsecretario de Justicia de Jorge Rafael Videla. Lo que hizo el Congreso fue aprobar casi sin discutir la propuesta nacida de un ideólogo de la dictadura. Miércoles por medio votaban y aprobaban todo, menos, curiosamente, la tan reclamada baja en la edad de punibilidad. Blumberg señalaba desde el palco a quienes no votaban y todos aceptaban esa extorsión. Y los medios construyeron una figura de él como la de alguien con quien no se podía discutir, por ser una víctima. Uno no se tiene que meter con su dolor, pero con las víctimas hay que discutir cuando encabezan un programa de política criminal. Los parlamentarios decían, ‘esto no sirve de nada, pero lo votamos igual’”, dice Cesaroni.
En su balance, junto con “la inu-tilidad de esas reformas que no evitan delitos”, señala una línea de valores que habilita en extremos el ajusticiamiento. “Hay una forma de construcción del otro al que se le niega toda humanidad, que no casualmente proviene de la dictadura, y cuyo pensamiento comparten los asesores de Sergio Ma-ssa en materia penal; antes el otro era el subversivo, hoy es el chorrito que le roba la cartera a la abuela”, advierte.
“En estos diez años se hizo la prisionización más larga porque los delitos contra la propiedad se igualaron al homicidio; las leyes se usaron para impedir las excarcelaciones porque se agravaron las tentativas de robo; la conflictividad o el delito no bajan aumentando las penas, sino cuando hay más empleo y recuperación de la economía. La solución punitiva es una ilusión de mayor seguridad, es una coartada. Al producto de las leyes Blumberg se lo llama populismo penal, es lo que en la modernidad intentó el fascismo, prometer la solución mediante el uso de la fuerza física y el encarcelamiento masivo”, señala el fiscal Alejandro Alagia.
En esta década, indica Alagia, las tasas de los homicidios “se mantuvieron estables o bajaron, pero las de otros delitos aumentaron porque se produce mayor violencia social. Pero no es cierto que haya un Estado ausente, que es la justificación del linchamiento. La Argentina tiene 77 por ciento de presos con preventiva”, sostiene Alagia.
El juez de tribunal oral Adrián Martín, titular de la Asociación Pensamiento Penal, también alerta sobre la mayor tasa de encarcelamiento “que implica más presos desprovistos del estatuto de persona, nadie se hace cargo de lo que es la cárcel”. “Es absurdo pensar que más pena previene delitos”, sostiene. La Asociación lanzó esta semana la campaña “No cuenten conmigo” contra los linchamientos que, también, dice Martín, “llevan la idea de considerar al otro como un peligro, no como una persona”.
“Esas leyes no permiten alcanzar la debida personalización de las penas, es decir, una sanción adecuada a la culpabilidad del autor, porque igualan todo para arriba, hechos graves con leves, al prever topes mínimos extremadamente altos y desproporcionados en relación al interés que tutela la ley”, sostiene Horacio Díaz, juez de Tribunal Oral y profesor de Derecho Penal.
Abel Córdoba, titular de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), informa que en la provincia de Buenos Aires habían 18 mil presos en 2002 y hoy son más de 31 mil. “Las reformas como la de 2004 fueron un fertilizante para ese número. La autoridad policial dirá que aumentó el delito. Lo que yo veo es que subió la criminalización de las personas sin mejorar los criterios. En el robo de cables en la vía pública para luego vender el metal se sigue encarcelando al pibe que la policía ve colgado, pero no se busca al que lo comercializa. Otro ejemplo: este tipo de reformas suponía que las agencias policiales que criminalizan a quienes portan armas son ajenas a su comercio, pero no investigan su participación”, concluye Córdoba.
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CRISTINA KIRCHNER HABLO DE LA NECESIDAD DE “MAS INCLUSION” LUEGO DE LOS ULTIMOS HECHOS DE JUSTICIA POR MANO PROPIA “No necesitamos voces que traigan venganza”
“Necesitamos voces que traigan tranquilidad, no voces de venganza.” La presidenta Cristina Fernández de Kirchner hizo un llamado a la paz en medio de los ataques de justicia por mano propia de los últimos días, en los que fue asesinado a golpes un joven de 18 años en Rosario y al menos dos más fueron brutalmente golpeados acusados de robar. En el marco de la presentación del programa Recuperar Inclusión, destinado a la atención de las adicciones, la jefa de Estado propuso “más inclusión” para trabajar sobre las diferencias sociales y destacó que había que dejar “de lado las voces que convoquen a una noche de los cristales rotos. No queremos que pase eso en la Argentina”, en referencia a la propaganda nazi que en 1938 terminó con parte de la población alemana destruyendo los vidrios de las casas y comercios pertenecientes a familias judías. Además, recordó al ex presidente radical Raúl Alfonsín al cumplirse el quinto aniversario de su fallecimiento (ver aparte).
“No hay mejor receta, mejor antídoto contra la violencia que lograr que mucha gente se sienta incluida”, sostuvo Fernández de Kirchner al presentar el programa en el que se desarrollará un plan de infraestructura de la Sedronar para construir Casas Educativas Terapéuticas y Centros de Prevención Locales de Adicciones. La Presidenta hizo foco sin nombrarlo en los actos de violencia de vecinos contra jóvenes que terminaron hospitalizados o muertos luego de las golpizas acusados de haber robado y en las declaraciones de dirigentes políticos, como el diputado del Frente Renovador Sergio Massa, que aseguró que eso se justificaba debido a la “ausencia del Estado”. “No se puede pedir que el que siente que su vida no vale dos pesos, sienta que la vida de los demás valga más de dos pesos”, recordó la Presidenta de un discurso suyo de hace unos años y agregó que “la inclusión no es algo referido a los pobres, a los negros como dicen despectivamente, la inclusión tiene que ver con todos, cualquiera sea el credo que profesemos”.
“La Noche de los Cristales rotos se llamó así cuando por la propaganda que difundía el nazismo se atacan todas las casas de las personas identificadas como de origen judío y se les rompen los cristales”, recordó la Presidenta acerca del día en que el nazismo en 1938 dio el paso adelante y comenzó a implementar con mayor fuerza la política racista. “Dejemos de lado todas las voces que convoquen a una Noche de los Cristales rotos, porque nosotros no queremos ninguna en Argentina”, destacó y convocó a “que cada uno desde su lugar, por chiquito o por muy importante que sea, llame a la paz, a la concordia, al entendimiento, a la inclusión, y que si alguien se equivocó, por favor, trate de tomarlo y traerlo adelante”.
“El que se siente en la periferia siente que esta sociedad le soltó la mano. Y cuanto mayor es el grado de exclusión, mayor es el grado de violencia, que es lo que queremos evitar”, reflexionó la Presidenta acompañada por el titular de la Sedronar, el cura Juan Carlos Molina, y la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. En el Salón de la Mujeres, en la Casa de Gobierno, cientos de jóvenes de diferentes agrupaciones y partidos como La Cámpora y Kolina del kirchnerismo, Los Irrompibles de la Juventud Radical y algunos dirigentes juveniles de PRO acompañaron el anuncio . Además se encontraban rectores de universidades, intendentes bonaerenses y los gobernadores de Mendoza, Francisco “Paco” Pérez; de Jujuy, Gildo Insfrán, y Fabiana Ríos, de Tierra del Fuego, entre otros.
El programa Recuperar Inclusión prevé la construcción y la puesta en marcha de 60 Casas Educativas Terapéuticas (CET) y de 150 Centros Preventivos Locales de Adicciones (Cepla) en todo el país, con una inversión del gobierno nacional de casi dos mil millones de pesos. En la puesta en marcha y desarrollo participan organizaciones políticas juveniles de distintos partidos, organizaciones no gubernamentales e iglesias de credos diferentes. Por otra parte, se firmó un convenio para la creación de tres escuelas secundarias universitarias y se comunicó por video conferencia con Tucumán, donde Susana Trimarco reinauguró junto al gobernador José Alperovich la casa de la Fundación María de los Angeles contra la Trata. Luego se comunicó con Catamarca, donde la gobernadora Lucía Corpacci y su par riojano Luis Beder Herrera anunciaron obras eléctricas de transporte y distribución.
“La inclusión es para todos, no sólo para los pobres. También incluimos a los comerciantes cuando estamos logrando que los trabajadores tengan más y mejor empleo; también incluimos a los empresarios nacionales cuando los protegemos y logramos que puedan desarrollar una industria nacional que dé trabajo para todos los argentinos”, señaló destacando la idea del concepto en el sentido de equilibrar las oportunidades. En la misma línea sostuvo que “una sociedad inclusiva no deja a nadie afuera, en la periferia”, y agregó que “el que se siente en la periferia siente que esa sociedad le ha soltado la mano. Y cuanto mayor es el grado de exclusión, también genera violencia y enfrentamiento que es lo que queremos evitar”.
Al finalizar el discurso, se dirigió hasta los balcones en donde se encontró con los jóvenes militantes que desplegaban sus banderas en los patios internos un piso más abajo.
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"El mundo nos reconoce en la industria satelital"
El satélite argentino Arsat-1 será lanzado al espacio entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre próximos, tal como aseguró ayer a Tiempo Argentino el presidente de la empresa estatal Argentina Satelital (Arsat), Matías Bianchi Villelli. "Lo que estamos comunicando ahora es que se aseguró el satélite, y esto implica que la industria ahora nos reconoce como fabricantes y nos integran a la industria internacional satelital. La contratación de una póliza de seguros para un satélite argentino tiene un significado importantísimo. Desde el punto de vista económico, implica mucho para la industria satelital nacional. Nuestro país no tenía una plataforma con herencia de vuelo. Tanto más difícil conseguir entonces que partiendo de cero, se acepte asegurar un primer satélite. Además, conseguimos un precio similar a los que tienen herencia de vuelo, y eso es también muy importante, porque por primera vez en la historia aseguran una plataforma satelital nueva por sus 15 años de vida útil. Eso implica mucho en términos de confianza, por el trabajo que hay detrás del satélite." –¿Qué implica que la Argentina logre un seguro para un satélite? –Es necesario decir que el proceso para asegurar un satélite es muy complejo: hemos recibido dos visitas, y el organismo asegurador revisó todos los procesos de calidad en la fabricación; revisó todos los componentes que hacen al satélite, más unas 90 preguntas de un altísimo nivel de profundidad. El resultado, con la firma del seguro, es que Argentina, por primera vez en su historia, es considerada como fabricante de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones, y somos el octavo país en condiciones lograr esto. –¿Cuáles son los desafíos? –A fines de abril y principios de mayo, lograr la finalización del satélite. Se harán los últimos chequeos, para guardarlo dentro del contendor, y que llegue a la Guyana Francesa, donde se producirá el lanzamiento. Nos han dado ventana de lanzamiento, que será entre el 15 de agosto y el 15 de septiembre. –Este objetivo alcanzado es parte de un proyecto mayor… –El punto destacable hoy es que nuestro programa satelital aprobó el examen teórico en su primer objetivo, que es este primer satélite. La decisión, en su momento del presidente Néstor Kirchner, de definir que el Estado iba a proteger las órbitas geoestacionarias, y no un privado, y que lo iba a hacer desarrollando la industria satelital, es algo que se debe resaltar. Más aún, teniendo en cuenta que a lo largo de tantos viajes que realizamos en relación con este tema, mucha gente se me acercaba diciéndome que no podían creer que aquellas palabras de Kirchner se hicieran realidad. –¿Quiénes trabajaron en el proyecto? –Esto es un trabajo en equipo, en el que participa el Ministerio de Planificación y muchísimos actores. Se trata de un proyecto de esta última década de, por un lado, promover el desarrollo tecnológico, sumado a repatriación de científicos y de énfasis en la industria nacional. Hubo unas 200 personas que trabajaron más de 1,3 millones de horas. Este gran equipo de trabajo está llegando a su objetivo. El orgullo se suma al plan que sigue: se está por terminar de construir el segundo satélite para lanzar un año después de que el primero llegue a su órbita. « se firma el seguro Hoy se oficializará el aseguramiento del ARSAT-1, primer satélite geoestacionario fabricado en el país que brindará servicios de televisión, Internet, telefonía y datos. La obtención del seguro es un importante reconocimiento internacional a la Argentina que afirma así su capacidad para llevar adelante misiones tecnológicas de alta complejidad. La póliza otorgada por Nación Seguros y respaldada por el broker para la industria espacial International Space Brokers (ISB) de Aon Risk Solutions, no solo cubre al ARSAT-1, sino al ARSAT-2.
TIEMPO ARGENTINO
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