sábado, 11 de enero de 2014

OUTDOORS

Outdoors Por Sandra Russo La verdad es que siempre que iba a la zona de outlets de Palermo, me detenía en esas vidrieras que no sé en qué calle están, porque nunca las busco, pero me choco con ellas. Esos locales del montón de marcas que aparecieron en los últimos años, y que se especializan en el universo outdoor, palabra por cierto atractiva, porque sugiere intemperie, aventura, aire fresco, paisajes deslumbrantes, esfuerzo físico, endorfinas, hostels, camaradería, mucho frío o mucho calor, resistencia, desafíos, pasión y entretenimiento. Hay que observar, sin embargo, que el mundo outdoor aparece como una oferta de recreación en sociedades que promueven el mundo indoor. Pareciera como si entre la puerta de nuestras casas y el afuera del outdoor, chorreante de naturaleza, se nos escaparan algunas complejidades –como por ejemplo los demás–, pero bueno, hay cosas que uno no elige, como la época que le toca. El caso es que tengo talasemia, una anemia del Mediterráneo en un grado bastante bajo, que me descubrieron, no obstante, cuando a los veinte estaba por irme de viaje al Machu Picchu, en plena explosión de la nueva trova y el pulóver peruano. La emoción de estar por emprender mi pequeña aventura latinoamericana se dio de patadas con el hecho de enterarme de que mis glóbulos rojos son un poco defectuosos, y que probablemente ello se haya debido, hace muchos siglos, a una adaptación genética a la malaria en poblaciones migrantes del mar Mediterráneo. Esa fue una de las explicaciones que me dieron, y a la que nunca le di mucho crédito, cuando me dijeron que a causa de la talasemia yo no podría hacer deportes de alta competencia o esfuerzos físicos extremos. Para mis adentros me reí mientras el médico me lo anunciaba, porque cada actividad que me desaconsejaba, ya estaba tachada de mis deseos. Toda mi vida había padecido la clase de deporte en el colegio. De hecho, en el Machu Picchu, algunos de mis amigos hicieron el Camino del Inca y otros subieron la montaña a pie, mientras yo me tomé el bondi sin ningún tipo de culpa. Como fuere, igual me atraen mucho las vidrieras de las tiendas outdoors, me quedo largo rato mirando esos zapatos que parecen zapatillas, pero que son tan estructurados y acolchados y están tan bien acordonados que, viéndolos, a uno le dan ganas de caminar. En realidad, cada cosa que miraba me daba ganas de usarla, pero en esa instancia en la que uno sabe que jamás entrará al negocio, ni preguntará el precio de nada, porque jamás de los jamases irá a ninguna parte para hacer trekking ni rafting ni andinismo ni alpinismo ni kayak ni senderismo ni nada que no sea caminar tranquilo por alguna ciudad y pararse cada tanto en un café a mirar pasar la gente. Hace algún tiempo, en el lago Argentino, me subí a un cómodo y enorme catamarán para un paseo de siete horas durante el cual el barco pasaría delante de tres glaciares, el Perito Moreno, el Upsala y el Spegazzini. Una amiga que estuvo allí un par de días antes que yo, después me dijo que hay dos excursiones de rigor (“¿Qué, vos no las hiciste?”, me preguntó extrañada). Ella estuvo tres días y se anotó en las dos. La del barco, y otra en la que se hace trekking sobre el Perito Moreno durante dos horas. Esa me la contaron en la agencia de viajes. De sólo pensarlo me corrió sudor por la espalda. A mí que me dejen mirar. La sola idea de dos horas caminando sobre el hielo, aplicada a mi propia persona, me pareció decididamente imposible, si es que ése era un viaje de placer. Será por la talasemia, pero cuando me canso necesito irme. ¿Y a dónde me iría en un glaciar? Todos me decían que la experiencia es tan bella, que el cansancio no se siente. Y es eso lo que me pasa con lo que me imagino del outdoor: lo pienso de una belleza por lo menos para mí totalmente inexplorada, y quizá por eso mismo cargada de maravillas desconocidas; pero ya me acostumbré a que lo mío es imaginarlo. La cuestión es que aquel día, desde que llegué al puerto de San Julián, donde varios centenares de personas hacían la cola para subir a los barcos, quedé obnubilada por el mundo outdoor. El 95 por ciento de la gente que veía, que era extranjera, tenía puesta toda la ropa, las zapatillas y las mochilas que yo había visto tantas veces con la ñata contra el vidrio de los outlets. Vaya, me dije. No sólo voy a ver de cerca tres glaciares. También voy a ver cómo es la gente outdoor. Y, efectivamente, todas las historias que escuché tenían que ver con haber recorrido miles y miles de kilómetros, y no haber llegado más que a un punto del itinerario. Todos estaban en tránsito hacia alguna otra parte, con una avidez explícita de guías, mapas, libros, datos anotados en libretas y tablets en las que buscaban más información. Lo del trekking ya lo habían hecho casi todos los menores de 75 años. Algunos hacían cálculos a ver si el vuelo del día siguiente les daba tiempo para alquilar un auto y llegar a El Chaltén, subirse a otro barco y ver otro glaciar. Mientras me dejaba envolver por esa avidez de acción que transpiraban los turistas outdoors, la idea era que no se querían perder nada. Esa idea se esfumó apenas llegamos a la cercanía del Upsala, algunos de cuyos témpanos todavía flotan a su vera y se dejan arrastrar por el viento del lago. Uno de ellos, el más grande, era una pared de unos diez o quince metros de largo, tallada en una gama de colores que sintetizaban, entre el gris, el blanco y el turquesa pleno, el peligro y la fascinación del hielo. Se me vino a la mente un párrafo memorable de Rosa Montero, en el que compara la escritura con la irrupción repentina de una ballena en la oscuridad del mar en el que junto a su marido ella esperaba avistarla. Pero que del negro del agua y de la noche surgiera aquella cabeza y parte de aquel torso arqueado y monumental, le produjo una conmoción, sobre todo cuando la ballena volvió a hundirse en la profundidad, dejando el mundo nuevamente, dice ella, tan solo y tan vacío. Montero decía que la escritura suele ser algo así, una ballena que se avista, pero que luego se vuelve a sumergir en la profundidad. Pude contemplar el témpano magnífico unos pocos minutos, porque inmediatamente la gente outdoor comenzó un rito que yo nunca me había imaginado. Como si el Upsala hubiera sido Roger Waters, la multitud levantó al unísono sus pantallas. Todo lo que se veía eran pantallas. De celulares, de iPads, de tablets y de algunas otras cosas que seguramente existen y yo no comprendo. Ya no se veía el glaciar. Se veía la imagen del glaciar a través de las pantallas. En decenas y decenas de pantallas, grandes y chicas, que estaban levantadas al cielo para superponerse a la pantalla del de al lado, se veía esa pared de hielo, ya convertida en foto subida a alguna parte. Miré y miré para encontrar al hombre o la mujer que estuviera quizás un poco retirado, un poco absorto, un poco emocionado, un poco detenido y desarmado por esa potencia brutal de la naturaleza, un poco mareado por la fuerza poética de esos colores, sin más deseo que tomar directamente con los ojos esa belleza que tenía enfrente. Los encontré. Si uno los busca, esos hombres y mujeres están siempre, generalmente agazapados en el silencio de un rito mucho más antiguo y sensible que las pantallas.

› PANORAMA ECONOMICO

Disputa de poder DISPUTA DE PODER Por Alfredo Zaiat Los aumentos de precios provocan una situación de tensión en el escenario de una revitalizada puja distributiva entre el salario y la tasa de ganancia empresaria. El frente externo ya no exhibe la holgura de hace pocos años y el mercado cambiario está en permanente estrés. El fuerte crecimiento de la economía no fue acompañado en el mismo ritmo con obras de infraestructura en algunos sectores, por ejemplo en el área de distribución eléctrica metropolitana o en la red ferroviaria de transporte de pasajeros y de cargas. Aún persisten bolsones de exclusión social y una elevada informalidad laboral. La industria sustitutiva de importaciones no muestra dinamismo ante una débil articulación de la política oficial. El déficit habitacional es importante, un porcentaje de la población no accede a infraestructura básica de servicios esenciales y todavía existen sustanciales brechas educativas según estratos socioeconómicos. Empresas de servicios, como las de telefonía móvil o bancos, brindan una deficiente prestación a precios altos que le reportan ganancias abultadas sobre el bolsillo del consumidor. Estos aspectos críticos conviven en un ciclo político de diez años donde indicadores sociales, económicos y laborales han mejorado sustancialmente, incluyendo las condiciones materiales de los trabajadores revirtiendo la tendencia negativa en la distribución del ingreso, ganando posiciones los sectores postergados por décadas. La existencia de dificultades de diferente magnitud es una característica inherente de la economía debido a que es un espacio de permanente disputa de actores económicos con intereses contrapuestos. Es una definición básica si no se quiere caer en el mundo de la confusión de quienes postulan la posibilidad de alcanzar equilibrios económicos duraderos. Objetivo que provoca la falsa ilusión de una bonanza global cuando el terreno económico es uno de conflictos de poderes, cuya exteriorización es cómo se distribuye la riqueza. Un aspecto central para participar en debates sobre cuestiones de la economía es saber detectar cuál es la orientación de las medidas para atender esas dificultades y quiénes son los beneficiarios, para comprender qué tipo de política económica se está desplegando. De esa forma se podrá analizarla con más rigurosidad que apasionamiento. No existe receta única para entender y luego intervenir en los problemas que se van presentando en la economía. La idea de la existencia de un exclusivo camino para encararlos forma parte de la concepción conservadora de que la disciplina económica es una ciencia exacta, profunda deformación de la histórica construcción del conocimiento de la economía que se reconoce en raíces políticas, sociales y filosóficas. El blog Pragmatic Capitalism publicó una nota sobre los grandes mitos de la economía, y uno de ellos es considerarla como una ciencia. El autor es Cullen Roche, fundador de la empresa de servicios financieros Orcam Financial Group y ex ejecutivo de Merrill Lynch Global Wealth Management. Escribió que gran parte del pensamiento económico está conformado a partir de un sesgo político en la visión del mundo. Ejemplifica que los keynesianos dirán que el Gobierno tiene que gastar más para generar mejores resultados, y los monetaristas, que la banca central ejecute una política independiente y de laissez-faire del mercado. Describe que esas “escuelas” económicas derivan en interpretaciones construidas desde una perspectiva política, y que cada una tiene una ideología muy concreta con líneas políticas claramente trazadas. “Esto ni siquiera es acercarse a la ‘ciencia’; se parece más a la religión”, concluye. Estos conceptos son primordiales para ingresar con más soltura en debates de coyuntura mencionados al comienzo. No se trata de un tema marginal determinar el encuadre analítico porque el rasgo esencial de los discursos dominantes que cruzan las actuales controversias es que son protagonizados por voces de la ortodoxia y de la heterodoxia conservadora. Es un hecho notable de la realidad política del momento. Si bien en estos años han sido igualmente preponderantes aunque con una actitud levemente defensiva, ahora en cambio, ante la irrupción de frentes de tensión y con un horizonte de dos años para el fin del gobierno de CFK, han adquirido una posición avasalladora y descalificadora de un proceso rico en matices, avances y complejidades. Este comportamiento es la expresión más categórica de que la economía es un espacio de disputa de poder. Muchos de los miembros de ese grupo de economistas vinculado al establishment o a fuerzas políticas conservadoras tuvieron la oportunidad de aplicar sus ideas en otras experiencias de gobierno, con resultados terribles para la estabilidad económica y sociolaboral. Hoy se presentan como candidatos para manejar la economía o como analistas que “hay que escuchar para saber qué pasa y qué hay que hacer”. También tienen herederos jóvenes que reiteran con discurso aggiornado esas mismas recetas que ayer fracasaron en Argentina y hoy lo hacen en Europa. No es que no deban tener espacio para hablar o escribir sus permanentes convocatorias a crisis luego de chocar la calesita en más de una ocasión, incluyendo hiperinflación, recesiones prolongadas, explosión de miseria y endeudamiento. Lo que sucede es que son los dominantes además de ser pretenciosos al desacreditar a quienes no piensan como ellos. Es un rasgo reproducido en otros rubros con especialistas que también experimentaron el sabor del fracaso, como el grupo de ex secretarios de Energía. Seumas Milne, analista político británico que escribe en The Guardian y coautor de Beyond the Casino Economy, escribió el artículo “Los economistas ortodoxos no pasan su propia prueba de mercado”, en referencia a la actual crisis internacional. Evaluación idéntica corresponde para la experiencia argentina de esos economistas en gestión de gobierno, como también por sus permanentes pronósticos fallidos sobre la evolución de la economía en los últimos años (ver el informe especial publicado en el Cash del domingo 29 de diciembre pasado: “Profesionales en el error”). Milne afirma que desde cualquier punto de vista racional, la economía de mercado se encuentra en graves aprietos; que sus adalides no sólo no llegaron a prever el mayor crac de los últimos 80 años sino que insistieron en que esas crisis eran cosa del pasado; que más aun, algunas de sus luminarias principales desempeñaron un papel clave, para empezar, a la hora de diseñar los desastrosos derivados financieros que contribuyeron a desencadenar el derrumbe. Milne sentencia que “cualquier otra profesión que se hubiera demostrado tan espectacularmente errada y hubiera provocado tales destrozos habría caído con toda seguridad en desgracia. Podríamos incluso imaginarnos que los economistas del libre mercado que dominan nuestras universidades y asesoran a gobiernos y bancos estarían repensando sus teorías y sopesando alternativas”. No es así. La presencia de esos protagonistas en el espacio local en gran parte de los medios en los turnos mañana, tarde y noche es un trabajo que incansablemente encaran para modelar el sentido común sobre las controversias de la coyuntura. Esto no significa que no haya necesidad de abordajes críticos de aspectos problemáticos de la economía, como también de la infraestructura, en especial la de distribución eléctrica. La clave es lograr una vía superadora y no regresiva para entender los variados conflictos que se van sucediendo en el proceso económico. Este desafío no es sencillo por lo que antes fue precisado: la economía es un espacio de disputa de poder, no es un modelo con una secuencia de variables y ecuaciones matemáticas. Quienes hoy atemorizan con desbordes y postulan la misma receta de sus propios descalabros pasados son la voz dominante de la interpretación sobre la cuestión económica. Por eso mismo, ante diferentes frentes conflictivos se requieren medidas puntuales de intervención, pero es fundamental también no abandonar la disputa de la construcción del sentido común sobre la economía

ECONOMIA › SUPER REGIONALES, CHINOS Y MAYORISTAS DEBEN PRESENTAR SUS PROPUESTAS

El secretario de Comercio les pidió a tres actores principales del sector de la comercialización que informen el lunes qué productos de los Precios Cuidados pueden ofrecer a sus clientes. Las opciones irían sólo de 30 a 100, sobre los 194 de las grandes cadenas. Por Javier Lewkowicz El Gobierno pidió a supermercados regionales, mayoristas y comercios de la comunidad asiática que para el lunes presenten un listado con el detalle de qué productos del acuerdo de precios pueden ofrecer. Deberán también especificar a qué precios compran la mercadería a la industria, al mayorista o al distribuidor, según el caso. La dinámica del acuerdo con esos comercios sería diferente de la convenida con las grandes cadenas, las cuales definieron precios únicos de compra a la industria. Esa información no fue compartida con las cadenas regionales y los súper chinos. Si bien su participación en el acuerdo no está confirmada, los regionales anticipan que, en el caso de sumarse, lo harían con unos 100 productos, y los supermercados chinos, con 30 artículos, frente a los 194 precios que se comprometieron a ofrecer las cadenas nacionales. Desde hoy arranca una campaña de difusión más intensa del acuerdo de precios. El secretario de Comercio, Augusto Costa, recibió ayer a supermercados regionales, comercios chinos y mayoristas para completar la tarea que lleva a cabo desde hace semanas con las empresas nucleadas en la Asociación de Supermercados Unidos (ASU). Según datos de la AFIP, el sector de ventas al por menor registra 14.368 empresas en todo el país, de las cuales el 70,8 por ciento (10.177) son microempresas que solo explican el 4,9 por ciento de la facturación total. En cambio, el 0,6 por ciento de las firmas son grandes (87), pero venden el 63 por ciento del total. Las empresas más representativas del segundo grupo ya están dentro del acuerdo. Pero faltan las sucursales del interior del país y también otras cadenas de relevancia, supermercados locales y chinos. En estos establecimientos, el grado de cumplimiento de los anteriores acuerdos de precios el año pasado fue de bajo a nulo. La concentración del mercado permite a las grandes cadenas adquirir los productos más baratos de parte de la industria. Por eso los supermercados regionales y chinos asistieron a la reunión de ayer con la intención de llevarse la lista de precios de provisión del acuerdo. Es una información distinta de la que se difundió para el consumidor, que tiene solo los precios finales. Pero la lista de los precios de la industria no les fue proporcionada. Los supermercados regionales se comprometieron a entregar a Costa la parte de la lista del acuerdo que pueden ofrecer en función de los precios establecidos. Empezarán por las empresas más grandes del sector, que deberán informar a qué precios adquieren su mercadería a la industria. Los supermercados regionales constituyen en sí un universo bastante heterogéneo, porque incluye desde comercios líderes en determinadas regiones, con un centenar de sucursales, hasta empresas familiares. “Vamos a confeccionar un documento con la información solicitada por la Secretaría. Al supermercadista no le interesa quedarse afuera del acuerdo de precios”, indicó a este diario Fernando Aguirre, de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS). En tanto, Costa solicitó a los supermercados chinos una lista con tres columnas: los precios finales, los de compra a mayoristas y otra para los distribuidores. Estuvieron representados por Yolanda Durán, de la Cámara de Desarrollo Argentino y Sudeste Asiático (Cedeapsa); Chen Da Ming, de la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (Casrech), y Miguel Calvete, de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas (Fesach). “También pueden señalar cuáles son los artículos en los que es necesario una contribución por parte del Estado nacional para respetar el acuerdo. Finalmente, pueden sugerir artículos alternativos para enriquecer la canasta”, indicó en un comunicado la Secretaría de Comercio. Costa también recibió a la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam), que preside Alberto Guida, a quien solicitó precios porque ese sector tiene un rol en la cadena de comercialización de los comercios de la comunidad asiática. El Gobierno va a intensificar desde hoy la campaña de difusión de Precios Cuidados, luego de haber trabajado en el tema el equipo de Alfredo Scoccimarro, secretario de Comunicación Pública. Habrá señalética en colores en las góndolas, spots de radio y televisión, y folletería

DEPORTES › A 152 DIAS DE BRASIL 2014 BARBOSA

Por Juan José Panno El remate cruzado del uruguayo Alcides Gighia no parecía inatajable para nadie y menos para Moacir Barbosa Nascimento, el notable arquero de la Selección Brasileña, pero la pelota envenenada rozó sus dedos y se metió. Gol. Uruguay campeón. Maracanazo consumado. “Llegué a tocarla y creí que se la había desviado al tiro de esquina, pero escuché el silencio del estadio y me tuve que armar de valor para mirar hacia atrás. Cuando me di cuenta de que la pelota estaba dentro del arco, sentí de inmediato la mirada de todo el estadio sobre mí”, contó entre sollozos. Escribió Eduardo Galeano en 1993 : “Pasaron los años y Barbosa nunca fue perdonado. Durante las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos, quiso dar aliento a los jugadores de la Selección Brasileña. Fue a visitarlos a la concentración, pero las autoridades le prohibieron la entrada. Por entonces, vivía de favor en casa de una cuñada, sin más ingresos que una jubilación miserable. Dijo por entonces: “En Brasil, la pena mayor por un crimen es de 30 años de cárcel. Hace 43 años que yo pago por un crimen que no cometí”. Siguió pagando hasta que murió el 8 de abril de 2000. A los 79 años, víctima de un derrame cerebral, murió pobre, olvidado, humillado. En Praia Grande, donde entonces vivía, lo despidió un reducido grupo de personas. La prensa casi no registró el hecho. “Fue la segunda y definitiva muerte de Moacir Barbosa”, escribió el mexicano Juan Villoro. El uruguayo Tabaré Cardozo le dedicó esta canción: La noche está de luto la fiesta terminó el mundo no comprende qué pasó con el campeón. La calle está desierta el sueño se perdió el llanto de un borracho es un botón de maldición. Cuida los palos Barbosa del arco del Brasil la condena de Maracaná se paga hasta morir. Quema los palos Barbosa del arco del Brasil la condena de Maracaná se paga hasta morir. Un viejo vaga solo la gente sin piedad señala su fantasma sin edad por la ciudad. Su sombra corta el pasto en el Maracaná retrasa la jugada en soledad mil veces más. Cuida los palos Barbosa del arco del Brasil la condena de Maracaná se paga hasta morir. Quema los palos Barbosa del arco del Brasil la condena del Maracaná se paga hasta morir.

Mirar la película completa

Por Jorge Rivas * Las imágenes son diversas y contradictorias: record de consumo de energía eléctrica, cortes de luz, de agua, aumento del consumo social, inflación, crecimiento económico, y así podríamos seguir, señalando contradicciones. Me parece, sin embargo, que lo peor que podemos hacer es sacar de contexto cada uno de estos datos y verlos aisladamente. Así, nos hacemos una composición de la realidad parcial, y por lo tanto distorsionada. Quedarse con la foto de los cortes de luz para desacreditar el proyecto es sencillamente una torpeza. Hacerlo con la foto de las estadísticas de la OEA, que demuestran que la Argentina es el país de América latina que más ha achicado la brecha de desigualdad social en la última década, y sostener por lo tanto que todo anda de maravillas, sería una ingenuidad, en la mejor de las hipótesis. Y en cualquiera de los dos casos, la mirada sería sesgada. Por eso es importante ver la película completa, teniendo claro de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. Esto último es central, ya que mantener firme el rumbo del proyecto de transformación nos va a permitir no caer en los desalientos que suelen producirnos las contradicciones y los claroscuros con los que nos topamos en nuestra marcha. En ese sentido, sería tan necio negar lo mucho que se ha avanzado en estos últimos diez años como lo sería negar que el camino que nos falta es aun más largo que el que ya se ha recorrido. También se debe saber que cuanto más profundicemos el proyecto, mayores serán las resistencias de los sectores de privilegio, que van percibiendo cómo cotidianamente pierden incidencia en el poder político. La profundización del proyecto consistiría precisamente en ir superando esas contradicciones con las que nos topamos cotidianamente. Para ello, necesitamos ensanchar los límites que nos impone la democracia formal, la que es propuesta por los grupos dominantes sólo como un conjunto de reglas del juego, vacías de todo contenido social. De ahí que el rol de la izquierda consista en militar por seguir ampliando derechos para nuestro pueblo, en particular para nuestro pueblo pobre, sin caer en la mentira institucional de que para avanzar en democracia de lo que se requiere es de consenso, sin confrontación. Esa es la gran trampa que pretenden imponernos desde los centros del poder económico concentrado, para preservar el orden conservador liberal. La única manera de superar las contradicciones que a veces nos desalientan, entonces, es seguir avanzando, y eso implica confrontar para conquistar nuevos derechos, lo que a su vez exige mejorar nuestra masa crítica ensanchando el campo popular. Desde las corporaciones mediáticas nos bombardean cotidianamente con imágenes de una realidad sesgada. Ellos pretenden que cambiemos el rumbo, y no van a abandonar ese propósito. Vayamos sabiendo que la construcción de una sociedad justa no se logrará precisamente mediante el consenso con ellos. * Diputado nacional, Confederación Socialista-FpV.

PANORAMA POLITICO

Síndrome de abstinencia Por Luis Bruschtein Ha pasado más de un mes del último acto público en el que participó la Presidenta, el 10 de diciembre, en los festejos por los 30 años de democracia. De un altísimo nivel de exposición, Cristina Kirchner pasó al mínimo. Ha sido un cambio abrupto. La principal comunicadora se llamó a silencio y cedió ese espacio. No fue traumático, fue voluntario, pero produjo un impacto. Era un lugar que la ponía en el centro del universo político. Es la Presidenta, la principal dirigente del peronismo y del kirchnerismo, pero además era la que anunciaba, explicaba, promovía y propagandizaba. Realizar y comunicar al mismo tiempo ponían en paralelo los mundos de la realidad y la virtualidad sobre la base de un gran despliegue de energía. Pero bajo esa luz era imposible visualizar otras figuras. No fue un cambio de concepción o de rumbo. La Presidenta se mantiene activa, se reúne con sus ministros y toma las decisiones como siempre. Ni siquiera se puede decir que es un cambio profundo. Por el contrario, a veces ese tipo de trasfondos no es tan visible y tiene consecuencias a medida que pasa el tiempo. Esto fue un cambio en el campo de la visibilidad, a plena luz y ostentoso, que no modifica el rumbo del Gobierno, pero que altera el cuadro de la política, transforma sus entramados y relacionamientos y, sobre todo, produce un efecto de extrañamiento en las periferias de la política, en las zonas de la sociedad que solamente llega a la política a través de los ecos a favor o en contra que produce Cristina Kirchner, que es como se relacionan en forma esporádica con la política la mayoría de los argentinos. La función facilita esa centralidad, pero sostenerla depende de la forma en que se ejerza, que puede ser de liderazgo o no, o que puede tener sólo la apariencia de serlo. No lo fue con Fernando de la Rúa. Y con Carlos Menem fue más apariencia que liderazgo real, porque había una subordinación de partida a un poder mayor. En el caso de Cristina Kirchner ha sido un liderazgo construido casi desde el primer escalón a partir de la gestión. Prácticamente no hubo momento previo. Por eso, en su caso están muy unidas las dos condiciones, la gestión y el liderazgo, porque uno se construyó a partir del otro. En la Presidenta, como figura política, hay un momento de transición hacia la separación de esas dos condiciones. A la bifurcación entre el liderazgo político y la gestión. Y no se puede decir todavía si la forma definitiva que va tomando esta transición será la actual. De todos modos, ese movimiento de repliegue dejó una sensación de orfandad en general, de no presencia en el plano de lo virtual de una imagen que para bien o para mal ya formaba parte del escenario de la vida cotidiana. Una presencia que se daba por descontado para quererla o vilipendiarla. Por supuesto, esa sensación es más fuerte entre los que la quieren o entre los que asocian su imagen con un tiempo de cambios y mejoras, con una época de progresismo o de sentidos populares que puede interpretarse como una bisagra en una historia nacional con mayoría de gobiernos conservadores y de intentos populares o progresistas frustrados. Pero también sienten esa ausencia los sectores más conservadores, o en general los que la ven como la consumación de un populismo barbárico. Para unos y otros existe la sensación de que nada será igual en la Argentina después de esta década de gobiernos kirchneristas. Y en ese aspecto, la sensación apunta más a un fenómeno de comienzo de un ciclo que a su final. Como haya sido, la gran frustración de los golpistas del ’55 fue que el ciclo del peronismo no terminó con ese golpe, ni con los 18 años de proscripción que le siguieron. La Presidenta da un paso atrás y, en los políticos y en los analistas, al extrañamiento se le suma el desconcierto. Se corrió el principal interlocutor, el principal punto de análisis y cada quien se queda haciendo dibujos en el aire. Aunque la rueda de la política siga girando, ha perdido un sentido de espectacularidad que quedó condicionado a las figuras de Néstor y Cristina. En todos estos años, los cambios y los protagonismos fueron creando en el campo de lo gestual, de lo virtual, de las imágenes, como formas de adicción o de condicionamiento tanto en los que respaldan como en los que critican, y más en los que lo hacen con vehemencia. Y ahora, sin ese escenario, hay un síndrome de abstinencia de Cristina. Se hizo correr como sugerida, algo dicho por lo bajo, con cautela, sin arriesgar demasiado, la sombra de la salud. Ese condicionamiento con los Kirchner funciona en sus antagonistas, aportando espectacularidad desde la catástrofe. Cuando la oposición critica la parcialidad del “relato oficialista”, lo real es que en el afán de exagerar la imagen negativa del kirchnerismo, desde allí tampoco se aportan explicaciones normales. Lo que suceda con los Kirchner tiene que tener visos de ampulosidad y teleteatro como las famosas bolsas de consorcio llenas de dinero y las fantásticas cámaras de seguridad familiares atiborradas de euros. Cuando la mandataria fue operada del hematoma subdural (una intervención prácticamente sin riesgos), una diputada de la oposición, ex kirchnerista, dijo que podría haber quedado “como un vegetal”. El trasfondo de odio en esa expresión lleva involuntariamente a victimizar a quien se ataca y le agrega elementos novelescos también en el relato opositor. Esta vez nadie dio la cara, no se dijo abiertamente, pero la misma idea volvió en versiones periodísticas sin fuentes ni sustento. En el mes que transcurrió sin que Cristina Kirchner haya aparecido tanto en las pantallas de TV se tomaron decisiones importantes en casi todas las áreas. Se habrán cometido aciertos o errores, pero no hubo indecisión ni parálisis. No hay motivo siquiera para sugerir la idea de “vacío de poder”. Cualquier ausencia de Cristina Kirchner en la toma de decisiones se hubiera sentido en forma inmediata sin necesidad de ninguna disquisición. La Presidencia no es una figura simbólica y menos para los Kirchner, que organizaron la estructura de gobierno con ellos en el vértice. Un esquema de ese tipo es tan sensible que cualquier movimiento en ese lugar se hace evidente en forma inmediata. Por eso fue tan visible la retirada presidencial del primer plano de exposición, pero al mismo tiempo lo es que no hay ni hubo vacío de poder y que la Presidenta mantiene el ejercicio pleno de su cargo. No habría forma de ocultar lo contrario. Lo que es visible es que hubo un repliegue en sus apariciones públicas y que delegó esta función en los ministros, sobre todo en el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Además de los extrañamientos y orfandades, hubo una intensificación de los contactos con los medios por parte de los ministros. En los últimos días hubo conferencias de prensa de varios de ellos. Hasta el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, tuvo un largo intercambio con los periodistas, al igual que el ministro de Planificación, Julio De Vido. Capitanich da una conferencia de prensa todas las mañanas. El ministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Comercio, Augusto Costa, han hablado varias veces con los medios, ninguno se negó a contestar alguna pregunta y todos han respondido a las más inquisitivas sin que les cambiara el humor. Los medios opositores habían hecho una teología de la conferencia de prensa, cuya realización o no definía, según ellos, el carácter democrático o autoritario de un gobierno. Hasta hubo una especie de dramatización donde varios periodistas estrella decían “queremos preguntar”. Ahora que tienen acceso a todos los ministros, en la conferencia de prensa de Capitanich del viernes solamente hubo una pregunta y fue de un periodista de la agencia Télam.

EDGARDO DEPETRI, DIPUTADO DEL FRENTE PARA LA VICTORIA

Por Werner Pertot Edgardo Depetri está convencido de que el establishment ya tiene sus candidatos: “Su preferido es Sergio Massa, Macri es el muletto”, afirma. De vacaciones en Córdoba, el diputado del Frente para la Victoria se hace un tiempo para atender a Página/12 y dar su visión sobre el futuro del kirchnerismo y los posibles sucesores de Cristina Kirchner. Acerca de Daniel Scioli, advierte que “expresa un tiempo de acuerdo con las corporaciones y cree que puede consolidarse este modelo sin profundizarlo”. –¿Quién puede ser el sucesor de CFK? –Varios se anotan en la carrera. El que quiera ser en nombre del kirchnerismo debe resolver su candidatura con la jefa del movimiento nacional y popular. Lo más sano y necesario en este tiempo es que Cristina, como síntesis del proyecto nacional, nos plantee un candidato unificado. Y si no, debemos resolverlo en internas abiertas. –¿La interna se resuelve dentro del PJ? –La interna dentro del PJ o del radicalismo o del socialismo u otros espacios de centroderecha se resuelven en función de la estrategia de confrontación que tiene el poder económico, conducido por Magnetto y expresado en su versión productiva por la Mesa de Enlace y los sectores industriales exportadores, de la mano del Grupo Techint y las empresas multinacionales. Estos son los que van a incidir en los candidatos a enfrentar a Néstor Kirchner –como identidad política– y a CFK como síntesis de este nuevo movimiento. –¿Estos sectores pueden ubicar un candidato dentro de la interna K? –El poder ya tiene un candidato muy firme: su preferido es Sergio Massa. El candidato muletto es Mauricio Macri. En tercer lugar está Hermes Binner. Antes que Massa, quisieron tener un candidato que también les resultaba potable, que era Daniel Scioli. Creyeron que Scioli rompía y que iba a expresar a los sectores económicos devaluadores y ajustadores. Pero Scioli se quedó de este lado y es parte de la discusión del Frente para la Victoria. Ahora, el poder quisiera que todos los candidatos de 2015 representen sus intereses. –¿Qué características tiene Scioli que lo hacen atractivo al establishment? –Scioli expresa un tiempo de acuerdo con las corporaciones y cree que puede consolidarse este modelo sin profundizarlo y sin enfrentar a los sectores de poder, llámense Mendiguren y Méndez, llámese Magnetto. Ese camino que Scioli expresa lo diferencia de un candidato más identificado con la construcción del kirchnerismo, que ha sido de ruptura y de confrontar con aquellas corporaciones, que fueron responsables del golpe del ’76, que hicieron caer a Raúl Alfonsín y luego se asociaron con el menemismo. El de Scioli es un planteo que cree en ese acuerdo con este poder, y el poder económico lo ve como posible. –¿Cuál es el candidato que puede enfrentar a Scioli en una interna? ¿Capitanich? ¿Urribarri? –El candidato nuestro es el que ponga Cristina. Tenemos que construir kirchnerismo puro, duro y al palo. El kirchnerismo es hoy lo que era el peronismo en 1945. Y es síntesis de resistencia al modelo neoliberal, con la juventud irrumpiendo en la política. –¿Axel Kicillof puede ser candidato a presidente? –Por supuesto que puede ser. Ninguna duda. También puede ser Coqui, el Pato Urribarri o Zannini. Tenemos varios candidatos con una reconocida formación política y tenemos a la conductora de este movimiento nacional. El que la reemplace tiene que ser síntesis de esta construcción y no una aparateada de alguien que crea que tiene más que los demás, porque nadie tiene más que Cristina. –¿Qué lectura hace de las insubordinaciones policiales? –Fueron actos de sedición en contra de la Constitución y la democracia. La Justicia debería declarar nulos los acuerdos salariales que se hicieron, utilizando las armas que les dio el pueblo para negociaciones sectoriales. Son aumentos manchados con sangre. Hay que iniciar una profunda reforma de la policía y terminar con la convivencia de muchos gobernadores e intendentes con esa corporación, que está de espaldas a la sociedad. –¿Qué evaluación hace sobre la designación de Milani como jefe del Ejército? –Tengo un gran respeto por el CELS, por Horacio Verbitsky y por su compromiso con las causas populares, pero confío en la Presidenta y en el ministro de Defensa. El Gobierno resolverá como ha hecho con otros funcionarios, cuando estuvo en riesgo su buen nombre, honor y su conducta. Eso se debe definir en sede judicial. –¿Cómo ve las denuncias de opositores sobre un “vacío de poder”? –Es una estrategia más electoral. Quien conduce la oposición es el Grupo Clarín, que tiene que adaptarse a la ley como dicen el Congreso y la Corte Suprema. La Presidenta está en el ejercicio del poder.