jueves, 19 de septiembre de 2013

Inversion del Gobierno Nacional en material ferroviario

El arco político “cuestionó la negativa del payaso duhaldista Massa al debate”

Radio ArteargentinA Chaco AM 740: Referentes de distintos sectores de la política nacional cuestionaron hoy al intendente de Tigre y primer candidato a diputado nacional por el Frente Renovador Duhaldista, Sergio Massa, por no querer debatir ideas con quienes deberá competir en las elecciones de octubre. ArteargentinA: Tanto desde el Frente para la Victoria (FPV) como desde distintos sectores de la oposición salieron a criticar al ultra duhaldista Massa, quien puso como condición para asistir al debate en el programa “A Dos Voces”, del Canal TN del mafiamedios Clarín, que no exista intercambio de ideas entre los candidatos y que cada uno se limite a presentar sus propuestas. En ese marco, el primer candidato a diputado nacional por el FPV en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, sostuvo hoy tras participar de un acto en Ituzaingó que “sería sano y maduro que podamos presentar para qué queremos ser legisladores, cuáles son cada una de nuestras pretensiones como candidatos, y qué iniciativas vamos a llevar a la Cámara para mejorar la calidad de vida de los bonaerenses”. Por su parte, el diputado nacional Edgardo Depetri (FPV) aseguró que Sergio Massa “no quiere debatir (con sus competidores para las elecciones de octubre), porque no puede hacer explícito ante la sociedad su programa de gobierno, que implica el ajuste sobre los derechos sociales de la población argentina”. El legislador sostuvo, en diálogo con Télam, que lo que Massa “no puede hacer explícito” es que su programa de gobierno implicaría, entre otras cosas, “la devaluación de la moneda nacional y el endeudamiento de la economía”. En tanto, la diputada nacional por la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Zamarreño (FPV), señaló hoy que la negativa de Massa a participar de un debate con sus contrincantes electorales “hace pensar que teme perder su caudal electoral ante el resto de los candidatos”. En diálogo con Télam, la diputada remarcó que “una cosa es monologar en un canal de una corporación mediática que impulsa su candidatura o repetir slogans atractivos pero vacíos de contenido, y otra cosa es discutir proyectos concretos para representar a los bonaerenses en el Congreso”. Desde la oposición, en tanto, la diputada nacional del Frente Progresista Cívico y Social (Fpcys) y candidata a renovar su banca, Margarita Stolbizer, aseguró que Massa “se fue al mazo y no quiere debatir” ya que “todos (los involucrados) aceptaron el debate y el único que hace planteos es Massa”. La dirigente del GEN manifestó a Télam que “Massa plantea un esquema aburrido, agotador, donde cada uno habla solo y no hay ningún cruce, algo desdibujado y con temas que no tienen que ver con lo que hay que discutir”. Desde el mismo espacio, el diputado Gerardo Milman, criticó al intendente de Tigre por proponer un “falso debate” televisivo entre los candidatos bonaerenses a la Cámara baja de cara a octubre, porque “teme” que “interfieran su monólogo”. “Aceptaremos cualquier propuesta de debate, aún la del falso debate que propone el candidato Massa, que se muestra temeroso de que algún otro u otra candidata interfieran su monólogo”, señaló. Por su parte, el diputado nacional del FpV Jorge Rivas manifestó que el primer postulante a diputado nacional del Frente Renovador bonaerense “es el candidato oculto”, ya que “su apuesta electoral consiste en que no se lo vea ni se lo oiga” y analizó que “por eso no debate, ni se pronuncia”. Esta mañana, Massa había vuelto a condicionar el debate en la provincia de Buenos Aires al sostener que quiere “que se debata en todo el país”. En diálogo con Télam, Massa aseguró: “Nosotros queremos que haya debate en todos lados, no solamente que debatan en la provincia y en Capital aquellos que van perdiendo, sino que los que van ganando también debatan”.

El FPV propuso concretar un debate entre Insaurralde y Massa que sea "serio y con intercambio de ideas"

El Frente para la Victoria manifestó su intención de concretar un debate "en serio y con intercambio de ideas" entre Martín Insaurralde, primer candidato en Buenos Aires, y el representante del Frente Renovador, Sergio Massa. De esta manera, desde el FPV salieron a respaldar su intención de concretar un debate de cara a los comicios del 27 de octubre, luego de que el intendente de Tigre puso en riesgo el encuentro, tras proponer no cruzarse en una discusión limitando el desafío a que cada candidato disponga "de un tiempo para hablar". Fuentes del comando de campaña de Insaurralde confirmaron la intención del jefe comunal de Lomas de Zamora de "debatir en cualquier sitio, tanto en un canal como en una universidad", siempre que "se pueda concretar un intercambio y discutir las propuestas" que llevan adelante tanto el FpV con el FR. En el marco de las tratativas entre los jefes de prensa y los representantes de la señal de cable, los representantes de Massa llegaron con una sorpresiva propuesta: que cada uno disponga de un tiempo para hablar solo y exponga sus propuestas sin discusión, es decir, sin debate, tal como proponía el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC). Por su parte, según indicaron voceros del FPV, Insaurralde mantiene la intención de concretar el debate, también junto a Francisco de Narváez (Unión por la Libertad y el Trabajo) y Margarita Stolbizer (Frente Amplio). Días atrás, el propio Insaurralde manifestó que "lo ideal sería que la discusión se desarrolle en alguna universidad pública", y reafirmó que "es fundamental que cada candidato pueda expresar con claridad cuál es su mirada y cuáles sus propuestas para la Provincia".

Consumo: creen que 2014 será peor que este año Un sondeo refleja que 8 de cada 10 argentinos esperan una crisis.

19/09/13 Este año el consumo masivo tendría un aumento del 2,5 % en comparación con el 2012, especialmente motorizado en lo que resta del año por el impacto de los cambios en ganancias y el monotributo. Sin embargo “8 de cada 10 argentinos avizora que es muy o bastante probable que el próximo año el país atraviese una crisis”, según el estudio privado Estas son algunas de las conclusiones que surgen de un sondeo denominado Pulso Social 2013 presentado por la consultora CCR. De acuerdo con este trabajo, más de las mitad de los entrevistados, percibe de forma negativa la situación económica del país. Con todo cada consumidor según su extracto social planea canalizar el excedente de su ingreso de distintas maneras. Por ejemplo la clase media perteneciente a los niveles C2 y C3 destinaría el 44% a refacciones del hogar y 31% a la compra de electrodomésticos, mientras que los sectores de bajos ingresos, que conforman el denominado grupo D1, lo guardan debajo de su colchón en un 27%. Mientras que los sectores altos, pertenecientes al C1, lo utilizan para viajes al interior y el exterio r en un 26 %. La capacidad de ahorro es mayor en el nivel alto, los jóvenes entre 20 y 25 años y en grupos del interior del país. Históricamente cuando había un excedente de dinero, este se destinaba para adquirir una vivienda, pero en la actualidad y siempre según el estudio de CCR, hay una “imposibilidad de la clase media de acceder a la vivienda” porque se percibe la perdida de poder adquisitivo y hay “incertidumbre que limita los proyectos a largo plazo” donde se encuentra la planificación para acceder a una vivienda propia. Lo mismo ocurre en los sectores altos, “que antes ahorraban en dólares y ahora con las limitaciones para la adquisición de esa divisa no están dispuestos a comprarlo en el mercado paralelo”. A esto se suma que los planes hipotecarios tienen demasiados requisitos y costos altísimos para todos los niveles. Pero los consumidores sin importar el nivel de ingreso, muestran que en el momento de realizar sus compras caminan buscan y aprovechan ofertas, descuentos, promociones y todo tipo de bonificaciones. Y SI YA LA GENTE PIENSA EN EL 2014, NO EN LAS FIESTAS DE FIN DE AÑO NI EN LAS VACIONES NO NO NO PIENSA EN EL TERREMOTO TSUNAMINANESCO ECONOMICO DEL 2014, CLARO CLARO

Carta al compañero Alhaja, comandante Uturunco

Querido compañero Alhaja (*) Con gran emoción humana y revolucionaria recibimos su carta del 23 de junio. También, por intermedio de un argentino que estuvo preso en el penal de Viedma tuvimos noticias de Mena y Oliva. En todo este tiempo no ha pasado por acá un compatriota identificado con Cuba y que entienda el problema argentino al cual no le hayamos pedido que no se movilizara por ellos. Les escribimos inclusive por intermedio de abogados de confianza para que se comunicaran con ellos. Por fin ahora, por intermedio del camarada P., que es quien estuvo con ellos, tenemos noticias directas de ambos y de Olga[1], de quien sabemos que está bien, que no la molestan, y que tiene un chiquito que sin duda saldrá un revolucionario de primer orden, nacido de esos padres, y en estos tiempos. Para ella y para el chiquito, así como para todos los heroicos compañeros que hoy sufren cárcel y persecución por plantear por primera vez una forma definitivamente revolucionaria de lucha en el país, nuestro más entrañable afecto y nuestro constante recuerdo. Alhaja, si quizás usted estuvo con un compañero abogado del Partido Socialista Argentino, abogado, defensor de presos, el compañero Elías Semán, que anduvo por acá un tiempo largo, sabrá cuales fueron los inconvenientes insalvables entonces, por lo menos para nosotros, para que usted y otros compañeros pudieran venir acá. Puede usted buscarlo y hablar con él. Muchos los llamaron, sin duda alguna "aventureros". Yo quisiera saber qué hicieron en concreto los que eso dicen. En la lucha revolucionaria siempre es igual. El que triunfa es un héroe nacional; el derrotado es un provocador. La historia, por lo demás, la escriben los triunfadores. Si Lenin no hubiera tomado el poder en Octubre hubiera quedado como un espía alemán. Si Fidel no hubiese triunfado en Sierra Maestra, dirían de él hoy que fue un loquito, niño bien, que desató la represión contra el movimiento obrero. Eso no quiere decir, como usted bien expresa, que no haya que sacar conclusiones y experiencia. Si el núcleo inicial se hubiera podido consolidar, quizás otra sería la situación del país hoy, aunque la lucha no hubiera concluido y aun cuando después de un tiempo los hubieran aniquilado. Ustedes intentaron ser "el motor pequeño que pusiera en movimiento, que desencadenara, que largara a andar al grande", para decirlo con palabras de Fidel al referirse a ellos mismos al embarcarse en el Granma. Es indudable, sin embargo, que un núcleo inicial, por pequeño que sea, debe tener disciplina militar rígida, una dirección política UNICA e indiscutida, una organización vertical sin vacilaciones. Y usted recuerda que no fue así. Cada vivo quería la paternidad, cada sector la dirección política, y eso se aceptó a pesar de que, a ojos vista, era un error grave. Pero no es el momento de estar echando nada en cara, porque lo importante, lo fundamental, es que la experiencia fue válida y también fue heroica, y ojalá todos los doctores en revolución del país tuvieran la mitad del espíritu heroico, de la resolución, de la clara visión en cuanto a la concepción del problema, que ustedes tuvieron. El hecho de tener que moverse dentro -principalmente- de un movimiento inmenso pero inorgánico, en el cual muy pocos dirigentes tenían o tienen una visión más o menos claras de las cosas, y sí ambiciones suicidas en cantidades agobiadoras, hizo todo muy difícil por no decir intransitable. Por lo que usted me dice, comprendo que están formando cuadros y dando instrucción tanto doctrinaria como específicamente militar. Eso es lo que corresponde, a mi entender. La difusión de la Revolución Cubana, no su aprovechamiento, ayudará enormemente a crear en el país, sobre todo en grupos juveniles, la idea de cuál es la salida, cualesquiera sean las combinaciones electorales actuales, combinaciones que nada lograrán. Mi comunicación con ustedes ha sido hasta ahora imposible. Por primera vez, por intermedio de Tristán[2], recibo una carta suya. En una oportunidad Alicia[3] les envió a Montevideo una carta de 40 carillas explicándoles este proceso hasta fines del año pasado. No se si usted alcanzó a leerla. Desde entonces a ahora el proceso se profundizó inmensamente, y las circunstancias mundiales se han tornado incalculablemente favorables. Los americanos no pueden voltear una revolución socialista a 90 millas de sus costas. Quiere decir mucho, como casi lo más importante para nosotros. Los países socialistas no abandonan sino que se juegan en la defensa de los movimientos de liberación en América Latina. Quiere decir algo tan importante como lo anterior. Las juventudes de todos los partidos, y fuertes sectores aun de los partidos tradicionales comienzan a tener la clara visión de que el ajedrez electoral no resuelve nada, y que tampoco nada se puede resolver en el país si las masas peronistas no se movilizan revolucionariamente. El mundo del ‘61 no es el del ‘55, ni siquiera el del ‘59. Saltando el cerco doméstico de las pequeñas cosas que todo lo nublan, el panorama de todas partes se aclara rápidamente y positivamente en el sentido de las revoluciones populares. ¿Qué hacer entonces? Pues construir la vanguardia de la revolución para realizar la insurrección popular, por un método, por otro, o por varios combinados. Pero lo fundamental es tener cuadros, y muchos cuadros, porque en la lucha se necesitará mucha gente y segura, y disciplinada, y con experiencia, que es lo que todos vamos adquiriendo. No hay que tener temor de decirle las verdades al pueblo, y debemos destruir el terrorismo ideológico que pretenden imponernos nuestros enemigos, así como la pasividad y el pacifismo de nuestros aliados en la lucha contra el imperialismo. Pacifismo puramente local, por otro lado, porque esa no es la línea en otros países, y eso poco tiene que ver con el marxismo leninismo. No hay que tropezar con ninguno de esos dos muros, y no hacer concesiones, sino tácticas. Cuando se tiene un estado mayor, es decir cuadros esclarecidos y disciplinados, y una línea estratégica clara, se pueden y se deben hacer todas las concesiones tácticas necesarias. Mi querido compañero, mi querido hermano, permítame que así lo llame porque así lo siento, así lo sentimos a usted y a todos ustedes, porque el primer sentimiento que debe unir a los compañeros revolucionarios es una fraternidad profunda y más honda que cualquier otro sentimiento afectivo; la revolución social, es decir, la revolución socialista, avanza rápidamente en el Continente a partir de Cuba. La diferencia está en si la hace esta generación o llega aburridamente en una vuelta del cohete de Gagarin o de Titov. De cualquier manera llegará. Pero nosotros la queremos en esta generación, y peleada con sangre criolla. Intentaré nuevamente el viaje de ustedes. Por lo menos de usted y de algún otro compañero que usted indique. Esta es, sería para todos ustedes una experiencia demasiado preciosa, demasiado inmensa como para que nos resignemos a que no la realicen. Aquí aprenderán en muy poco tiempo lo que durante años no podrán aprender allá ni en ninguna parte, me atrevo a decir, porque esta es la revolución social en español, el socialismo en Latinoamérica y surgido de la tierra, con un vigor, con un sentido heroico, con un feroz sentimiento nacional como pocas veces se ha dado en el mundo. No quiero prometer cosas que no dependen de mí. No le puedo decir: prepárense para venir a Cuba porque no tengo la absoluta certeza de conseguirlo. Pero de todos modos le digo que usted, y dos o tres de los mejores muchachos consigan pasaporte, con el nombre que sea, que se estén en contacto con Tristán, que intentaremos nuevamente. Si tuvieran que comunicarse con nosotros, pueden hacerlo a nombre de: PRIMON DEL CASTILLO. NEPTUNO 973. LA HABANA. CUBA/ La carta debe ser despachada de Montevideo. Tan pronto como tengan los nombres de los pasaportes, háganlo, por favor. Le envío un trabajo, aunque primera redacción, que es útil que lo lean, comenten y difundan. Es un programa para el movimiento. Es importante que lo hagan conocer, porque clarificar el nivel ideológico del pueblo es fundamental para toda nuestra lucha. Si el pueblo no entiende, cuando llegue el momento de cualquier forma de lucha, o bien no la hará, o más adelante se presentarán inconvenientes insalvables. También le envío colecciones de OBRA REVOLUCIONARIA. No son discursos políticos. Cada discurso (deben ser leídos en orden) es una explicación, un desarrollo, un anuncio de una ley revolucionaria. Siguiéndolos, pueden ustedes estudiar analíticamente este proceso que será el de toda nuestra América, ya que toda revolución, a esta altura del proceso, es socialista. Estoy terminando otro trabajo que se llamará: CUBA, INFORME A LAS BASES PERONISTAS. También se lo haré llegar. Hágame saber si recibió esta carta, y le seguiré escribiendo. Tengo la esperanza de tenerlos pronto por acá. Un abrazo muy afectuoso de Alicia y de [John W. Cooke] (*) Alhaja: Genaro Carabajal, uno de los comandantes Uturuncos. [1]Hermana de "Alhaja" y esposa de Mena. [2]Se trata de Héctor Tristán, llamado el "Worker" o el "workman" por su condición de obrero metalúrgico. Fue un hombre muy cercano a Cooke sobre todo en el período que va de 1955 a 1960. Falleció en Buenos Aires en el año 1994. [3]Se trata de Alicia Eguren, esposa de John William Cooke y militante de la tendencia de izquierda del peronismo. Está desaparecida desde el año 1977.

John William Cooke y el Partido Justicialista Apartado del libro "EL PENSAMIENTO DE JOHN WILLIAM COOKE EN LAS CARTAS A PERÓN 1956-1966".

Por Aritz Recalde, noviembre de 2008 (...) “Lo que antes insinué tímidamente, debo afirmarlo ahora con toda mi responsabilidad: el Partido Justicialista puede ser el camino para que la corrupción penetre en el Peronismo” (...) “Ya esos hombres ensayaron el neoperonismo y la política de no violencia con la libertadora, que a estos efectos era torpe” (...) “el triunfo de esa tendencia nefasta es el mejor regalo que puede hacerse al gobierno”. J. W. Cooke, 5 febrero de 1959 (Tomo II, P. 148). Los Partidos políticos y como punto de partida, podemos decir que son agentes de organización y de representación política. A lo largo de la historia argentina y en una extrema síntesis, coexistieron dos tradiciones para pensar la finalidad, la forma de organización y las tareas que ejercieron, ejercen y que “deberían” implementar los Partidos. Por un lado, se ubica la tradición demoliberal burguesa y por otra y vinculado a la figura de Yrigoyen, pero y particularmente a la de Perón, transcurre la tradición del “Movimiento Nacional” a la cual se va a referir Cooke a lo largo de las Cartas. Los Partidos de la tradición demoliberal burguesa tienen una génesis en el siglo XIX dado que son producto del afianzamiento del régimen liberal aliado al mercado mundial. Estos Partidos institucionalizaron el orden político de la oligarquía que es económicamente liberal, políticamente aristocrático, socialmente desigual y culturalmente neocolonial y dependiente de Europa. Dichos Partidos tuvieron en su origen y poseen actualmente, la finalidad prioritaria de ser un mero “agente electoral” y actúan como medios de representación en el “mercado político” estableciendo agendas de gobierno y canalizando demandas del electorado. Dichos Partidos se plantean representar a “ciudadanos” individuales que actúan en el mercado político y que son definidos de forma similar al movimiento de los factores del libre mercado. En su mayoría, poseen una identidad difusa que se modifica según el marco y el contexto de la alianza electoral. Desarrollan una organización burocrática y profundamente cerrada consolidando una cúpula profesionalizada con lógica propia en la cual se toman las decisiones, que esta separada de los cuadros auxiliares y los adherentes del Partido que se los convoca solo en períodos electorales. El teatro de operaciones de estos Partidos son los gabinetes empresarios, generalmente extranjeros, el Congreso y las instituciones del gobierno. Su relación con la masa se opera a través de los medios de comunicación de masas y/o la compra de aparatos y estructuras políticas preexistentes. En tanto su condición de clase los liga a la oligarquía, el capital financiero y a los grupos económicos extranjeros, sus programas de gobierno enfrentan cualquier posibilidad de desarrollo industrial independiente del país. A partir de aquí, que escinden la práctica política de la transformación social y económica a la cual definen como propia del “mercado”. En el reverso de este modelo de Partido demoliberal se ubica el Movimiento Nacional producto del ingreso a las masas a la arena política en el siglo XX. Juan Perón[1] se refirió a la muerte del demoliberalismo y al nacimiento de nuevas formas políticas ya que: (…) “la democracia de nuestro tiempo no puede ser estática, desarrollada en grupos cerrados de dominadores por herencia o por fortuna, sino dinámica y en expansión para dar cabida y sentido a las crecientes multitudes que van igualando sus condiciones y posibilidades a las de los grupos privilegiados. Esas masas ascendentes reclaman una democracia directa y expeditiva que las viejas formas ya no pueden ofrecerles” (…) La historia del demoliberalismo burgués es simple y casi reciente. Cuando hace vente años el Justicialismo anunciaba desde la Argentina la “Hora de los Pueblos” y su doctrina, el mundo demoliberal y el soviético, apoyados por el imperialismo capitalista, lanzaban ya su ofensiva contra nosotros con la acusación de “antiliberalismo”, “demagogia”, “nazifacismo”, etc. Sin embargo, ha pasado el tiempo y la evolución paulatina e irremediable ha ido alejándonos cada día más de los supuestos liberales que ya en la segunda mitad del siglo XIX comenzaron su fracaso, que se acentuó decisivamente con el desarrollo económico del siglo XX y se hizo efectivo e irreversible en la situación emergente de la Segunda Guerra Mundial” A diferencia del Partido demoliberal el Movimiento puede ser un “agente electoral” pero “no solo”, “ni necesariamente”, ese es su único objetivo. Por el contrario, dentro del Movimiento existe una herramienta política electoral (en este caso, denominada Partido Justicialista) y otro conjunto de ámbitos organizativos. La trayectoria de Cooke luego del golpe del año 1955 se ejerció dentro del Movimiento que estaba impedido de actuar políticamente a través del Partido sin por eso, desaparecer el peronismo que excedió en su conformación ser una mera herramienta electoral. El Movimiento y dada su composición de clase, se plantea representar “colectivos” organizados y no individuos tal cual lo hace la tradición demoliberal. La noción de ciudadanía típica de los Partidos Demoliberales deja paso a la de “pueblo”[2], que involucra al conjunto de las clases y actores de un país enfrentados al imperialismo y su socio local, la oligarquía terrateniente o el capital financiero extranjero. Ya vimos como Perón denominó a dicho conjunto de clases y actores capases de alcanzar el desarrollo nacional y la industrialización, como Comunidad Organizada. En el contexto de acción del Movimiento la política y la economía se fusionan y la herramienta política es un medio de transformación económico y social. Su condición revolucionario implica, obligatoriamente, la necesidad de organizar al pueblo y es a partir de aquí, que el teatro de operaciones del Movimiento es la nación en su conjunto: A- se enseña la Teoría y se inculca la Doctrina[3] en las masas[4] y en los cuadros políticos. Su práctica se desenvuelve en el marco del Estado y las organizaciones libres del pueblo. B- se organiza el Movimiento a partir de la acción en la totalidad de la nación. Aparece dentro del Movimiento la rama sindical; una barrial; una cultural; una juvenil; una femenina, las formaciones especiales; etc. El objetivo del Movimiento es alcanzar el desarrollo nacional y a partir de aquí que es, objetivamente, antiimperialista ya que enfrenta la dependencia estructural operada a partir del capital extranjero y sus socios internos. La inexistencia de industrias, la dependencia tecnológica y científica y el genocidio social del Tercer Mundo, reúne a diversos actores y clases en un mismo proyecto. El Movimiento es además, antioligaquíco, ya que el desarrollo nacional enfrenta a los poseedores de la riqueza social que en las naciones periféricas está, mayoritariamente, en manos del extranjero y sus aliados locales, la “oligarquía”. El proyecto de las minorías ligados a la metrópoli en el plano económico es agro exportador y dependiente; en el plano político es represivo y parasitario del Estado y actúa como la garantía de los intereses foráneos y el infra desarrollo del país. Fascículos semanales. Podés descargarlos en pdf en Página|12, y leerlos en línea o descargarlos en Scribd. Descargar los 130 fascículos de la colección completa en un solo pack (32,65 mb) La tarea básica de un Partido demoliberal o un Movimiento Nacional y más allá de una u otra tradición, consiste en articular una fuerza social de manera mancomunada con el objetivo de desarrollar una disputa por la distribución del poder político, económico y social. En este sentido, se puede sostener que dichos entes son la manifestación política de la lucha de clases. En ambos casos y generalmente luego de alcanzar nivel de desarrollo considerable y sin mediar un golpe militar o acto similar, uno de los ámbitos de actuación de los Partidos intenta ser el Sistema Institucional[5]. Una institución es la cristalización jurídica de una relación de poder y el mencionado “Sistema Institucional” y tal cual lo dice su nombre, es un conjunto de instituciones y actores organizados y reglamentados jurídicamente a través de la acción de “funcionarios de carrera” y de “cuadros políticos”. Estos últimos son sujetos con capacidades de actuar en función de un proyecto político estratégico y se formaron, históricamente, en los Partidos o Movimientos. Un Funcionario de carrera es un sujeto con capacidades de gestión administrativa de los proyectos y a diferencia de un Cuadro político, se forman en la Carrera profesional[6]. En este contexto, la lucha contra la dependencia y el subdesarrollo neocolonial se da a partir de la organización del Movimiento, que hace de la nación una gran escuela en donde reclutar y educar a sus cuadros políticos para encarar el control del Sistema Institucional y el enfrentamiento de poder. El Movimiento es un agente de representación y de organización política que tiene una función electoral, ya que del resultado de las elecciones depende la posibilidad o no, de ocupar espacios en el sistema institucional. Su condición de ser un agente de representación implica canalizar y expresar demandas del pueblo; determinar las agendas de gobierno y dar continuidad la ideológica a los miembros del Movimiento. En tanto tiene una función de organización de la fuerza social para disputar el poder, se entiende que debe mantener la unidad del movimiento (organización y solidaridad entre sus miembros); dar orientación ideológica y promover la unidad doctrinaria a los Cuadros y la masa; y contribuir a que exista una unidad de “concepción” (conocer la “doctrina” y la “teoría de la práctica”) y de acción. El Movimiento se aboca a promover e implementar las vinculaciones con otros Partidos y Estados con los cuales interactúa. Dentro del Movimiento existe una estructura compuesta por “cuadros de conducción” que desarrollan la estrategia; “cuadros auxiliares” que aplican la táctica y ofician como intermediarios con los adherentes y la masa del pueblo cuya finalidad es que este organizada y educada, elementos sin los cuales no se puede conducir. En este contexto adquiere suma importancia estratégica la formación de los cuadros políticos de conducción y auxiliares. La historia de los Partidos políticos que acompañaron a Perón es relativamente corta. El primero fue el Partido Laborista que como ya mencionamos, fue fundado luego del 17 de octubre y disuelto tras la unidad de los partidos de la revolución en el año 1946. El Partido único, luego Justicialista, fue el instrumento electoral que dio el triunfo al gobierno en todas las oportunidades en las cuales se presentó a las urnas. Elecciones mediante, el peronismo más que un Partido, se caracterizó ante todo y desde sus orígenes, como un Movimiento, conformado por distintas expresiones de la sociedad argentina, a diferencia de la U.C.R. o de los partidos Socialista o Conservador, que poseían una estructura partidaria clásica. El golpe de 1955 trajo nuevos desafíos al Partido Justicialista, dada la imposibilidad de practicar las elecciones y disputar el poder en las urnas, lo cual llevó a Cooke replantear los métodos de la acción política. El Partido Justicialista con Perón en el exilio y proscrito y desde la óptica de Cooke, no llegó nunca a ser el elemento de conducción que la historia exigía. Por el contrario, Cooke se refirió críticamente el comportamiento los cuadros políticos al mando del Partido a los que acusó, en muchas ocasiones, de no resistir la acción de los militares en 1955 y de pactar con diversos dirigentes de la oposición. Las causas de esta práctica eran diversas. Cooke le mencionó a Perón en varias oportunidades que la formación ideológica de los cuadros de conducción era deficiente. Otra cuestión de suma importancia, tuvo que ver con los métodos de lucha empleados por el Movimiento ante una dictadura que prohibió las elecciones. En este contexto Cooke consideró que el Partido Justicialista debería actualizar su organización para la resistencia o en su defecto, no tenía razón de existir ya que y en sus palabras del 5 febrero de 1959 “no estoy exagerando en un ápice la importancia del Partido Justicialista. Como no creo que nosotros podamos llegar al poder por un proceso democrático y normal, no considero al Partido Justicialista como el medio de cumplir los objetivos finales” (Tomo II, p 149). Según Cooke uno de los dramas centrales del Partido tuvo que ver con que sus dirigentes tenían un punto de vista meramente electoralista, a partir del cual se cerró la posibilidad de desarrollar una política revolucionaria e insurreccional. No plantearse la vía insurreccional bajo un sistema político que bloqueaba la alternativa electoral, hacía del Partido una cáscara vacía sin una función concreta acorde a los desafíos de la resistencia. Siguiendo con las críticas y tal cual Cooke mencionó en la nota del epígrafe, el Partido podía ser el camino para que “entre la corrupción” y se formulen acuerdos con los adversarios de Perón y del Movimiento. Las incapacidades y responsabilidades del Partido luego del año 1955 fueron mencionadas por Cooke en Carta del 24 de julio de 1961 cuando estableció que “los que hemos tenido la preocupación de meditar sobre las causas de nuestra caída del gobierno, computado tanto los factores que en un momento dado fortalecieron el frente cipayo como las fallas internas que entonces afloraron, hemos atribuido la máxima importancia a una debilidad estructural que resultaba de tener un líder revolucionario y una masa revolucionaria pero también una capa burocrática -sindical, política y administrativa- que hacía de aislante y no de mecanismo de transmisión, de freno y no de ejecutora de una política revolucionaria. (...) Es allí, en esas posiciones ideológicas absurdas y reaccionarias, donde está el mal y donde radica nuestra debilidad (Tomo II, Pp. 181-182). En este cuadro y pese a que Cooke fue interventor en el Partido luego de junio del año 1955, su tarea se centró en la formación de los Comandos clandestinos y de las organizaciones extra partidarias ya que y en sus palabras del 25 de junio de 1958 en el Partido “el proceso de desintegración no se detuvo en ninguna estructura, y para la acción contra la tiranía hubo que valerse de los Comandos, nuevas formaciones que nada tenían en común con las formaciones políticas partidarias. (...) Por eso he luchado tanto por la incorporación directa de los obreros a los cuadros dirigentes partidarios, para que ese contacto no se debilite” (Tomo II, Pp. 78-79). En la Carta del 3 de marzo del año 1962 Cooke estableció una diferencia clara entre los miembros del Partido y los gremios y desde Cuba sostuvo que “aquí estuvieron los gremialistas metalúrgicos (Vandor, Niembro, etc.). Recorrieron, vieron las cosas y comprendieron. Cuando se hacía la conferencia en Punta del Este, las 62 dieron una magnífica declaración. Los cuadros políticos, como son conservadores y están mentalmente congelados en el año 1945, nos están abochornando en toda América” (Tomo II, P. 212). Con posterioridad a la elección a la gobernación de Buenos Aires que culminó con la caída de Frondizi, Cooke se refirió críticamente a los miembros del Partido. En la Carta del 15 de junio del año 1962 y adelantándose varios años a la futura organización de la izquierda peronista, estableció que existía una contradicción entre la “tendencia revolucionaria del Movimiento” y las “posturas reaccionarias” ya que los “cuadros intermedios que vienen de la vieja burocracia, que sólo conciben la política en los marcos tradicionales, ansiosos por congraciarse con los factores de poder y temiendo ser acusados de peronistas” (Tomo II, P. 228). Eduardo Gurucharri mencionó una de las últimas participaciones públicas de Cooke, que no por casualidad, fue en el Plenario del Peronismo Revolucionario del año 1968 que marcó un hito importante en la conformación de la “tendencia revolucionaria” del peronismo. Dicha corriente política y tal cual mencionó Cooke más arriba, iba a aparecer como una alternativa a las “conducciones burocráticas” del Movimiento. En palabras de Gurucharri: (…) “la apreciación de Cooke databa de 1964. Ahora era el momento y la gente del Bebe, Acción Revolucionaria Peronista, también estaba de acuerdo”. (…) “Debe rechazarse toda ilusión idealista de contar con las masas como acto reflejo por la sola presencia de un grupo armado”, había insistido Rearte en el documento de convocatoria. La idea, un tanto confusa aún, era crear una especie de partido de la izquierda peronista, aunque esas palabras no se usaran. Una plataforma donde hubiera lugar para representantes de las incipientes formaciones guerrilleras que estaban organizándose, aunque todavía no actuaran públicamente, para los sindicalistas de la CGTA y para las diversas agrupaciones políticas y del ámbito de la juventud y el estudiantado, apoyada en una red de organizaciones de base barriales y comandos fabriles” (…) “Roberto Sinigaglia, Jorge Gil Solá, Raimundo Villaflor y Bruno Cambareri representaban ARP. El domingo por la tarde, 19 de agosto de 1968, llegó Alicia Eguren acompañando al Bebe. Gil Soria fue el primero en reaccionar. Se paró y empezó a aplaudir. Los treinta o cuarenta reunidos lo siguieron. Un aplauso largo y un tanto asordinado por las circunstancias de la reunión, saludó la que sería la última aparición pública, si se puede calificar así la concurrencia a una asamblea clandestina, de John William Cooke. Estaba gravemente enfermo y todos lo sabían”.[7] Declaraciones ante la Comisión Especial Investigadora sobre petróleo de la Cámara de Diputados de la Nación (1964). Tal cual pronosticó Cooke y luego de su muerte, se desarrolló la “tendencia revolucionaria” del peronismo que intentó desplazar a las “conducciones burocráticas” del Movimiento. Lo que no pudo percibir Cooke fue el fuerte enfrentamiento entre corrientes internas del Movimiento, Ezeiza y primero de mayo incluido. Asimismo y cuestión importante, Cooke no percibió la dinámica violenta y confrontativa que adquirió el debate de Montoneros o las FAP con Perón y luego de casi dos décadas de lucha por su regreso. Cooke había planteado y con razón, que el Partido Justicialista iba ser el instrumento de penetración neocolonial, cuestión que finalmente se confirmó en los hechos. Ahora bien y pese a eso y en el plano de la mera especulación, cuesta pensar que Cooke pueda haber justificado el enfrentamiento directo de la Tendencia con Perón y más allá de las provocaciones de la derecha peronista y el imperialismo que fueron en ese sentido. Cooke y pese a que discutió con el líder, lo reconoció como dirigente máximo del proyecto y como un legítimo conductor de la liberación nacional al cual había que acompañar conjuntamente al pueblo. [1] Perón Juan, “La Hora de los Pueblos”, Ed. Norte, Madrid, 1968. Pp. 14-15. [2] Ernesto Laclau desarrolló un prolifero debate en relación a la noción de “pueblo” y de “populismo”. En sus palabras, “el pueblo no constituye una expresión ideológica, sino una relación real entre agentes sociales. En otros términos, es una forma de constituir la unidad del grupo. No es, obviamente, la única forma de hacerlo; hay otras lógicas que operan dentro de lo social y que hacen posibles tipos de identidad diferentes de la populista”. “La razón populista”, Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005. Pp. 97-98. [3] (…) “Las doctrinas son, generalmente, exposiciones sintéticas de grandes líneas de orientación, y representan, en sí y en su propia síntesis, solamente el enunciado de innumerable problemas; pero la solución de esos problemas, realizada por el examen analítico de los mismos, no puede formar cuerpo en esa doctrina sin que constituya toda una teoría de la doctrina misma, así como también de ese análisis surgen las formas de ejecución de esa doctrina y de esa teoría. Una doctrina sin teoría resulta incompleta; pero una doctrina y una teoría sin las formas de realizarlas, resultan inútiles”; (…) “las doctrinas no son eternas sino en sus grandes principios, pero es necesario ir adaptándolas a los tiempos, el progreso y a las necesidades” (…) “lo importante en las doctrinas es inculcarlas, vale decir, que no es suficiente conocer la doctrina: lo fundamental es sentirla, y lo más importante es amarla” (…) “La Teoría es solamente la interpretación inteligente de la doctrina y la forma de ejecutarla es ya la acción mecánica en el empleo del esfuerzo llevarla a cabo” Juan Perón, “Conducción política”. Ed. Secretaria de la Presidencia de la Nación, Buenos Aires, 1974. Pp. 5-9. [4] (…) “En esto, como en todo lo demás, se comienza a construir desde abajo y nunca desde arriba. Es inútil dar a una masa inorgánica y anárquica un conductor. Lo van a colgar. Primero hay que formar esa masa” (…) “Esto es simple: un conductor, por genial que fuese, no podría llegar a cada uno de los millones de hombres que conduce. Hay una cosa que debe marchar sola; es decir la doctrina, que pone a todo el mundo “a patear el mismo arco”. Luego está la organización, que le da unidad en la ejecución de las cosas”. Perón Juan, “Conducción política” (1974). P. 35. [5] (…) “Cuando observamos el sistema institucional, lo común es ver al: gobierno y sus ministerios, con sus funcionarios y cuadros políticos; el Parlamento y sus comisiones, con sus cuadros políticos y asesores de partido político; los Partidos Políticos con sus cuadros políticos y militantes. En síntesis, observamos, al ejecutivo del gobierno como coordinador de una constelación de cuadros políticos y funcionarios organizados en ministerios, Secretarias subsecretarias y jefatura de gabinete. También al parlamento en su juego de presiones, regateos y acuerdos entre partidos políticos; oficialista y oposición”. Walter Formento “El Sistema Institucional Político de Dominación” (Conducción, Liderazgo, Represión). Ed. Centro de Investigación en Política y Economía (CIEPE), Buenos Aires 1998. [6] Walter Formento (1998) “El Sistema Institucional”. [7] Gurrucharri Eduardo, “Un militar entre obreros y guerrilleros” (2001). Pp. 245-247. Fuente: www.sociologia-tercermundo.blogspot.com

Peronismo Revolucionario DEFINICIONES: Por John W. Cooke

17 de octubre Una tarde del invierno de 1933, una muchedumbre como nunca se había visto se congregó en el centro de Buenos Aires para asistir al entierro de Hipólito Yrigoyen. Esa demostración popular sólo mereció desprecio y desdén a la oligarquía gobernante: se trataba de una chusma que, gracias a la diligente acción policial cuando había elecciones, no afectaba para nada la hegemonía social y política de los selectos. Doce años más tarde, la ciudad volvió a ser ocupada por una multitud que se volcaba en un acto de adhesión a su caudillo. Esta vez los sectores privilegiados no se burlaron: todavía les dura el pavor y el odio que les provocó ese 17 de octubre. Y también la ignorancia sobre el significado profundo de lo ocurrido. Es que el fenómeno escapaba a la capacidad de comprensión de las clases dominantes. Aceptaron la explicación de que se trataba de una manifestación de malvivientes, grupos de desclasados y marginales ("lumpenproletariat", aclararon los cultos de su "izquierda" cipaya), reclutados por la policía. Así fue como pocos meses después, el misterio policial de octubre se transformó en el misterio matemático de febrero: todos los partidos políticos, los dueños de todos los votos, eran derrotados electoralmente por las organizaciones que habían formado apresuradamente el nuevo movimiento nucleado en torno a Perón. Pasado el desconcierto de ese desastre imprevisible, los partidos de la Unión Democrática se refugiaron en interpretaciones de un idealismo delirante, que les permitía no sólo negar la legitimidad del nuevo régimen surgido del más estricto respeto a las normas de la democracia que ellos postulaban, sino continuar reivindicando la condición de representantes de la voluntad de esa ciudadanía' que los desconocía repetidamente en los comicios. El peronismo —decían— era el resultado de la aplicación de técnicas totalitarias de manipuleo de la opinión de las masas, y por lo tanto era lícito recurrir a la violencia para derrocarlo; su irrespeto por el liberalismo económico y por los valores culturales impuestos por cien años de semicoloniaje fue invocado como prueba de que se trataba de una versión aborigen de los fascismos derrotados en Europa. Una vez más, las fuerzas del viejo régimen empleaban fórmulas de interpretación trasladadas de la realidad ultramarina. La oligarquía restaurada Producido el golpe de 1955, la oligarquía restaurada desmanteló rápidamente el dispositivo económico peronista, si bien la realidad demostró que no era posible retrotraer las cosas al punto en que estaban antes del peronismo. En materia política, el imbecilismo de la tiranía militar llegó al punto de que el Ministerio de Relaciones Exteriores gestionó el envío de la legislación antifacista y antinazi, para aplicarla a los "vencidos". Pero he aquí que pasaba el tiempo, que el peronismo no sólo carecía de los resortes estatales sino que estos funcionaban integral y permanentemente en contra suyo, que su jefe estaba en el exilio, sus dirigentes políticos presos o exiliados, los sindicales proscriptos, sus signos, consignas, cantos e iconografía prohibidos, sus bienes incautados, y el decreto 4161 pendía con su viciosa crueldad sobre cualquier actividad proselitista. Y sin embargo, el Movimiento no se desintegraba, no perdía cohesión ni sus masas corrían a alistarse bajo las banderas de los partidos burgueses. Desde 1955 hasta la fecha, el proceso político argentino es una sucesión de dictaduras militares, directas o bajo cubertura de una falsa legalidad, que ensayan procedimientos para "integrar" a esa masa peronista en las estructuras del sistema burgués en crisis. Descartada la tesis de qué éramos una multitudinaria congregación de papanatas, surgieron tácticas diversas: la ultragorila de tratarnos como "un caso de reformatorio político" (Toranzo Montero); la "integracionista", que nos convertiría en masa de maniobra del empresariado y los socios del capital norteamericano: la de escindirnos en réprobos ligados a Madrid y gente decente y razonable capaz de constituirse en partidos políticos neoperonistas, con discreta participación en los órganos políticos del Estado. La más reciente es la que postulan los teóricos del golpe de junio: el país está malogrado por la "falsa antinomia de peronismo y antiperonismo", que debemos superar para que pueda progresar la Nación. El actual régimen militar la traduce al terreno de los hechos mediante la tabla rasa de la "despolitización", reservándose el monopolio de las decisiones políticas mediante la tutoría, que asume por la violencia, de una ciudadanía condenada a consentir o exponerse a las espadas punitivas prontas a sancionar las rebeldías. Todas esas fórmulas, con sus mezclas de zalamería y coerción, son ejercicios de la incompetencia, el egoísmo y la dependencia imperialista de nuestra clase dirigente. Porque la antinomia peronismo vs. antiperonismo no es una caprichosa creación del carácter de los argentinos, sino la forma concreta en que se da la lucha de clases en este período. Peronismo y lucha de clases No se puede "superar" eliminándola como expresión político-partidista, como se intenta actualmente, porque responde a una contradicción insoluble entre un régimen capitalista que ha agotado su programa y vive en crisis permanente, y las fuerzas cuyas reivindicaciones no tienen satisfacción posible dentro del contexto de esa institucionalidad cuya entraña expoliadora intenta ocultarse bajo el "occidentalismo cristiano" y otros despropósitos propagandísticos del sistema mundial de explotación encabezado por Estados Unidos. Por lo tanto, el peronismo es, por su composición social y sus luchas, revolucionario por esencia. Y si existe, en su seno, el peronismo revolucionario, es porque el régimen, mediante el manejo del aparato estatal y cultural, demora la toma de conciencia de las masas con respecto a las razones de la tragedia que sufren y a la política que pueda ponerle fin. Lo que llamamos "burocracia peronista" es, en síntesis, una capa dirigente que opera con los mismos valores del enemigo y es incapaz, por lo tanto, de conducir a las bases a la toma del poder, sin lo cual no hay salida ni para las clases trabajadoras ni para el país, pues ya hemos entrado en una etapa en que no hay nacionalismo burgués sino que revolución social y liberación nacional no son objetivos diferenciabas sino dos aspectos de un mismo proceso indivisible. Peronismo Revolucionario El peronismo revolucionario es una vanguardia que busca reconciliar la política del Movimiento con el verdadero papel que éste tiene en el enfrentamiento de las fuerzas sociales. Puesto que las masas no absorben el conocimiento como una pura teorética sino mezclado con la acción, la nuestra no es una obra de mera predicación sino de militancia combativa y de difusión de las verdades esenciales que eleven el nivel de conciencia de los sectores que tienen la misión de construir la nueva sociedad en un país liberado. La política revolucionaria es acción esclarecida por el pensamiento crítico; una permanente indagación sobre una realidad fluida que no se somete a ninguna sabiduría inmóvil centelleando verdades definitivas. Mientras el peronismo no se estructure como "partido revolucionario" —es decir, con una política revolucionaria entendida como unidad de teoría, acción y méítodos organizativos, seguirá librado al espontaneismo, a la yuxtaposición de tácticas que no se integran como estrategia, a los callejones sin salida en que sucesivamente lo meten los dirigentes burocráticos que no conciben otra salida que los frentismos electorales o los falsos atajos del golpismo. Porque golpismo y electoraismo pitagórico no constituyen vías antagónicas sino que son dos hipótesis de una misma concepción que implica la renuncia a la toma del poder. Expresan la incapacidad de transformar nuestro número en fuerza, al poner el número al servicio de quienes detentan la fuerza; es decir, aceptan la "integracción", que además es de una imposibilidad histórica. Porque el peronismo es la expresión de esa crisis integral del régimen burgués argentino. Contratapa de El Descamisado Nº 19, 26 de septiembre de 1973, en homenaje a John William Cooke. Clic para descargar la revista completa El régimen tiene fuerza para subsistir pero no puede institucionalizarse porque el peronismo obtendría el poder, y aunque no formule un programa anticapitalista, la obtención de satisfacciones mínimas compatibles con las expectativas populares y las exigencias de autodeterminación llevarían a la alteración del orden social existente. El peronismo, por su parte, jaquea al régimen, agudiza su crisis y lo obliga a sobrevivir a costa de la flagrante violación de sus presupuestos ideológicas con que, nos definen los voceros de la burguesía, equilibrio inestable se manifiesta la irreductible incompatibilidad entre régimen y peronismo, signando el fracaso de todas las tentativas para integrarnos a las estructuras del statu quo, y de todas las líneas políticas del peronismo que busquen la "conciliación", la paz social, la pausa política, etc., etc. Es preciso que demos el paso de la rebeldía a la revolución, que no se produce espontáneamente o por revelaciones que automáticamente surjan de la prácticu de las masas, sino por la elaboración teórica que en parte substancial de la conducción. Nuestro déficit en este aspecto viene de lejos, y estamos pagando las consecuencias. Porque si negamos las frivolidades sociológicas conque nos definen los voceros de la burguesía, tampoco el convencimiento de nuestra trascendental razón de ser histórica puede confundirse con los paraísos artificiales de la autocomplacencia que nos hace depositarios de un destino providencial. El peronismo, como estructura del nucleamiento de la masa popular (política, administrativa, sindical, etc.) siempre ha estado por debajo de su calidad como movimiento de masas. Esta contradicción, mientras persista, nos condena no romper la adversa correlación de fuerzas que soportamos. Al mismo tiempo, la orgullosa seguridad que el Movimiento ha opuesto a la denigración, el escarnio y las persecuciones, no puede hacernos incurrir en la ilusión de que somos los predestinados poseedores del devenir. Nuestra importancia es también nuestra responsabilidad, y si afirmamos ser uno de los polos de la antítesis político-social contemporánea no lo es a título exclusivo, sino como eje de un frente de la nacionalidad en lucha contra la explotación interna e internacional. El recíente golpe militar confirma que nuestra posición era correcta, pues significa un simple reajuste del régimen que desnuda sus títulos violentos y cierra los falsos caminos que nos presentaba el conformismo reformista. La magnitud de la tarea, sus dificultades y peligros, convocan a la verdadera unidad, que es la del combate por la libertad real de nuestra patria y de nuestro hombre. La calidad de revolucionario es la que sirve de base a esa solidaridad activa, haciendo desaparecer las diferencias secundarias en que se entretienen los que están alienados a la superestructura del intolerable orden burgués que nos oprime. Buenos Aires, octubre de 1966