domingo, 15 de septiembre de 2013

Desde la oposición hablan de “Aló Cristina” Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20130915/Desde-oposicion-hablan-Alo-Cristina-elpais5.htm

La entrevista que dio la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la TV Pública generó críticas de la oposición, que la calificó como una “puesta en escena” que –afirman- demostró que la mandataria sigue “muy encerrada en sí misma”. Así lo expresó el titular del bloque de senadores de la UCR, José Cano. “El aló Presidenta fue, una vez más, una puesta en escena”, sostuvo y cuestionó que no se le preguntará nada sobre la inflación, la inseguridad y los problemas energéticos. “Si hubiera pluralidad de voces para preguntar esto hubiera sido diferente”, dijo. “La Presidenta archivó el atril, dio franco a los aplaudidores oficiales y eligió a un periodista militante para simular una entrevista”, disparó Cano, en referencia al periodista e historiador Hernán Brienza. “Es evidente que Cristina continúa muy encerrada en sí misma”, agregó. Para el tucumano, esta entrevista –que continuará la semana que viene con una segunda parte– forma parte de los cambios del kirchnerismo tras perder en las elecciones primarias, como el reconocimiento de la inseguridad y la inflación. “Es mero maquillaje electoralista”, sostuvo Cano. presupuesto En tanto, el diputado Alfonso Prat Gay (Coalición Cívica-ARI) advirtió ayer que el proyecto del Presupuesto 2014 está lleno de “inconsistencias” y “números falsos” y, al vaticinar una “dificultad importante en términos políticos y económicos”, aseguró que si el Gobierno no realiza correcciones, “no llegan enteros a diciembre de 2015”. El ex titular del Banco Central volvió a calificar de “dibujo” el plan de gastos para el año próximo presentado por la Casa Rosada y llamó a las autoridades a que “dejen de hablar de modelo nacional y popular” porque de, “tanto mentir, se van enredando en el relato”. Prat Gay se sumó a las voces de economistas y políticos de la oposición que cuestionaron el proyecto de Presupuesto presentado el jueves ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados por el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y su segundo, Axel Kicillof, que tiene como premisa un crecimiento del 6,2 por ciento del PBI con una inflación del 10,4 por ciento. En declaraciones radiales, el economista lanzó que “mirar el Presupuesto es una pérdida de tiempo, es todo inconsistente desde el punto de vista macroeconómico”. “Ellos han hecho una estimación optimista de los recursos que les permite mostrar un equilibrio fiscal; lo que este año va a ser un déficit de 60 mil, 70 mil millones de pesos, ellos lo muestran el año que viene como equilibrado y lo muestran así porque si no tendrían que explicar que la única manera que tienen para financiar ese déficit es con inflación”, aseveró. El legislador nacional fue categórico: “Ellos con este esquema no llegan enteros a diciembre de 2015, entonces algo tendrán que hacer en los próximos dos años”. Leer más en http://www.eldia.com.ar/edis/20130915/Desde-oposicion-hablan-Alo-Cristina-elpais5.htm

Mario Benedetti

Es una lástima que no estés conmigo cuando miro el reloj y son las cuatro y acabo la planilla y pienso diez minutos y estiro las piernas como todas las tardes y hago así con los hombros para aflojar la espalda y me doblo los dedos y les saco mentiras...

Cristina: “Vamos a seguir integrando a la Argentina, provincia por provincia, región por región”

La presidenta sostuvo que “vamos a seguir integrando a la Argentina, provincia por provincia, región por región”, al inaugurar la interconexión de Río Gallegos al Sistema Argentino Interconectado (SADI). ArteargentinA: En este marco, la Presidenta también anunció la restitución a Santa Cruz de las zonas francas de Río Gallegos y Caleta Olivia que le fueron quitadas a la provincia en los noventa. Además, en el mismo acto, adelantó la inversión de 5 millones 795 mil pesos en el Hospital Militar de Río Gallegos que estará disponible para la atención de toda la población. “Es hora de cerrar brechas e integrarnos, porque estamos en etapas de integración y superación de las cosas feas que vivimos los argentinos”, sostuvo la Presidenta. Cristina recordó que en Río Gallegos siempre existieron problemas por los cortes de luz, a tal punto que en una oportunidad, cuando Néstor Kirchner era intendente, la ciudad estuvo tres días sin energía y Kirchner se puso al frente de Defensa Civil. “Hoy estamos ante un hito histórico y anoche se conectó definitivamente a Río Gallegos con el Sistema Argentino Interconectado”, remarcó y añadió que ahora “Argentina está conectada desde La Quiaca hasta el extremo sur del continente”. “Néstor tenía la obsesión de una Argentina integrada y una Patagonia integrada, porque integrar es un acto de soberanía que afirma la identidad de la Nación”, destacó. La Presidenta también mencionó que el consumo de los hogares argentinos medido en barriles de petróleo per cápita es de 2,53 barriles anuales, mientras que en Brasil alcanza al 0,59 y en Chile, 0,89. “Eso quiere decir que tenés mucho más cosas para enchufar en tu casa que lo que tienen otros países”, agregó. Por otra parte, Cristina desmintió los rumores que decían que en Río Gallegos, debido al sistema interconectado, iba a tener que pagar más cara la luz: “Mentiras, mentiritas, van a ahorrar un 30 por ciento en la factura de luz”, retrucó. Al anunciar las zonas francas para la provincia, la primera mandataria señaló que Néstor Kirchner las había conseguido en 1994, pero que fueron revocadas “por tener diferencias políticas con la administración que gobernó el país entre 1989 y 1999″. “Yo soy gobernadora, soy presidenta de los 40 millones de argentinos y cuando tomo una decisión lo hago pensando siempre en el crecimiento”, dijo, y finalizó: “Siento que estoy cumpliendo el sueño a él (Néstor Kirchner) y a miles de santacrueños. Siento que estamos cumpliendo con la patria”. La interconexión de Río Gallegos al SADI se realiza a través de la línea de 500 Kv desde la localidad de Pico Truncado hasta la de Piedrabuena y la Línea 220 Kv de Esperanza hasta la capital de la provincia.

El 11 de septiembre y nosotros

Por Edgardo Mocca En estos días hemos sido invadidos por los fantasmas de la década del ’70. La memoria del golpe cívico-militar fascista en 1973 contra el gobierno de la Unidad Popular chilena –alegra al autor de este comentario la magnífica puesta en escena de ese pasado por parte de la Televisión Pública– no pudo dejar de inscribirse en el cuadro de nuestras reyertas actuales, en el país y en la región. Un punto principal parece dividir las aguas: se trata, ni más ni menos, que del sentido histórico de los hechos de esa época. Es necesario advertir a partir de ahora que el lector de lo que sigue no encontrará ningún rastro de neutralidad valorativa, juicio independiente ni de ninguna de esas claves que se utilizan con la pretensión de ocultar la perspectiva desde la cual se habla. La experiencia del autor de estas líneas reconoce al gobierno de Salvador Allende como el punto más alto hasta hoy alcanzado de esa fusión, acaso utópica, entre libertad política y justicia social. Se puso los ropajes de la época y sus nombres; el socialismo en democracia fue su santo y seña. Su significado real, su agenda concreta –nacionalización, redistribución, solidaridad– no fue demasiado diferente de la que hoy reivindican, con acentos y giros muy diversos, un conjunto de gobiernos de la región. Claro está, la palabra socialismo tenía entonces otro significado. Resultaba imposible no vincularla con la experiencia del “socialismo real” que conducía la Unión Soviética. Esta vinculación histórica, totalmente fiel a la realidad, de la experiencia de la Unidad Popular con el contexto de la Guerra Fría entre las dos grandes superpotencias de entonces, trae consigo una amenaza metodológica: la de interpretar un drama político con los mismos patrones cognitivos con los que lo percibían sus actores. Hay muy poca distancia entre esa manera de argumentar y la pobre conclusión de que la experiencia política y social chilena cortada abruptamente por la barbarie dictatorial puede reducirse a un episodio más de un conflicto entre potencias que fue finalmente resuelto de manera rotunda hace un poco más que un par de décadas. Se puede seguir y profundizar esa línea de análisis hasta identificar la victoria de Estados Unidos y la gestación de un ilusorio mundo unipolar como una clausura definitiva del mundo en el que gobernó la unidad de la izquierda en Chile y como un agotamiento de la influencia de esa experiencia sobre nuestro mundo cultural y social. Lo que ayer sonaba heroico hoy es presentado como patético; la única certeza que tienen quienes sostienen esa mirada –cultores vergonzantes de la teoría de los dos demonios– es que los sueños de aquel tiempo que, como ninguno, expresa el nombre de Salvador Allende, no tienen hoy ningún significado. En el núcleo de este reduccionismo liberal de la historia habita de un modo obsesivo la utopía del fin de la política, a veces pudorosamente escondida detrás del velo de los “amplios consensos”. Y entonces se puede saludar la “voluntad reconciliadora” de la sociedad chilena en contraposición a la supuesta venganza que prima entre nosotros. No es ciertamente una falta de respeto hacia nuestros hermanos chilenos reconocer las enormes limitaciones de la política de ese país en materia de verdad y justicia respecto de los crímenes del terrorismo de Estado. Pero para los antikirchneristas –desde los de derecha hasta los de “centroizquierda”– no existe tal limitación, sino una curiosa muestra de madurez, consistente en aceptar los límites a la soberanía popular que impuso Pinochet; el cierre verdadero y definitivo de la etapa fascista pasaría obligadamente por la declaración de la nulidad de la Constitución aprobada bajo su dominación. ¿Por qué ocultar la naturaleza del conflicto que dividía las aguas de Chile en aquel tormentoso período? ¿Por qué silenciar el papel de los medios masivos de comunicación dominantes, la conspiración dirigida por Estados Unidos, los métodos terroristas empleados por la derecha chilena? No se puede reconocer el sentido de aquellos episodios sin enlazarlos con el presente. Es necesario, para cortar ese vínculo, vaciar de contenido aquellas disputas, reducirlas a un brote de pasiones y fanatismos descontrolados, en unos y otros, que degeneraron en una violencia absolutamente inexplicable para nuestra actual conciencia civilizada y neutral. La obsesión antihistórica es común a las derechas y a ciertas izquierdas ilustradas: unas y otras procuran reducir las querellas que nos construyeron como país a la condición de una cierta propensión enfermiza de los argentinos a enfrentarnos de manera innecesaria. Ciertamente la experiencia del Chile de Allende no habilita ninguna equiparación de la conducta histórica de los dos grandes bloques políticosociales que se enfrentaban entonces. No fueron los dos grandes contendientes los que desabastecieron, sabotearon, proscribieron, persiguieron y asesinaron sistemáticamente a su adversario: fue la derecha al mando militar de Pinochet y al mando estratégico de Kissinger la que preparó y consumó la más grande tragedia de Chile. La necesaria revisión crítica de la experiencia del gobierno de la Unidad Popular no puede poner a ésta en el mismo lugar que a los verdugos de la democracia chilena. El vaciamiento, la sustracción de los conflictos políticos que rodearon la experiencia del gobierno de izquierda chileno no es solamente un error metodológico. Es una toma de posición política. De un modo inmediato y muy evidente es un aporte a la dotación argumental de la constelación que impugna al gobierno de Cristina Kirchner. El uso de la cuestión del golpe chileno es muy evidente: la época de los sueños, de los proyectos, es una época terminada. Que terminó además con el horror de las dictaduras y el terrorismo estatal. Se pretende, mediante una cadena de trucos retóricos, conectar el “fanatismo ideologizado” de los ’70 con su reaparición bajo la forma farsesca del “populismo corrupto y autoritario” y, de ese modo, descalificar cualquier apuesta favorable a las políticas de los gobiernos antiimperialistas de la actualidad como puro y simple simulacro que agita a los duendes de épocas sin retorno. Lo cierto es que el Chile de Allende no organizó un socialismo recetado ni mucho menos una réplica de la experiencia soviética. Nacionalizó el cobre, redistribuyó la renta, ejerció una política exterior independiente de Estados Unidos; nada demasiado distinto del rumbo que toman hoy muchos de nuestros países. Ciertamente nuestros gobernantes de hoy no tienen las pretensiones épicas de aquellos movimientos populares que atravesaron la región hace cuatro décadas; pero no es muy forzado reconocer y pensar ciertas continuidades históricas que intervienen fuertemente en los procesos actuales. Del Chile de la Unidad Popular podemos pensar bajo la forma del horror desatado por la dictadura o como una reliquia de un pasado noble y virtuoso pero definitivamente agotado. O como una poderosa herencia y como un laboratorio de experiencias políticas. El golpe de Pinochet bien puede considerarse el primer acto político del neoliberalismo a nivel mundial. Fue el ensayo general, enormemente facilitado por el cercenamiento de todas las libertades públicas, para la gestión política de la reconversión económica estructural que globalmente apadrinarían después Thatcher y Reagan. Por su parte, el Chile de Allende no fue principalmente el escenario de una batalla posicional entre las dos superpotencias, sino el mojón históricamente más importante de una batalla regional por la independencia y la justicia social cuyas huellas no se han perdido y reaparecen transformadas en la nueva realidad regional. Los testimonios de la época que pudimos ver en estos días me produjeron además un extraño estremecimiento. Los parecidos entre los testimonios de uno y otro campo con el léxico que habla la controversia argentina actual son extraordinarios. Hay una generación, a la que pertenezco, que de tanto discutir cuestiones como el poder de los medios, la imbricación entre militares golpistas y empresarios, el golpe como mecanismo de ordenamiento regional para la superpotencia, la utilización de la guerra psicológica como mecanismo de combate y otras afines, hemos terminado por banalizarlos hasta el punto de ignorarlos a la hora de analizar una coyuntura política. El reencuentro con la tragedia chilena y su enlace con la realidad actual de nuestros procesos políticos nos convence de que se trata de un error. El Chile de 1973 nos habla de nuestra realidad. No en la forma de una repetición y una fatalidad, sino en la de un desafío. El golpe contra Allende, tanto como la dictadura que pocos años después se instalaría entre nosotros, nos hace saber de qué son capaces las fuerzas del privilegio. Tenemos que contar con eso y valorizar el patrimonio adquirido por nuestras sociedades en tres décadas de recuperación democrática. Treinta años de continuidad en la vigencia del estado de derecho constituyen un espacio histórico desde el cual podemos observar nuestro pasado nacional y regional desde otra perspectiva. La saga de Allende y la Unidad Popular chilena forma parte de otro fragmento de la historia; sin embargo, cortar los lazos orgánicos de aquel tiempo con el nuestro, de aquellas luchas con las luchas de hoy solamente conduce a vaciar la memoria política. Bajo otras formas, y con otros lenguajes, aquella historia sigue siendo la nuestra.

EL “TESTIGO ESTRELLA” QUIROGA SE DESDIJO ANTE LA JUSTICIA “No había ningún delito”

Después de hablar a los medios y jurar ante Carrió, dijo que no sabía si eran siete millones de dólares, ni de quién eran ni para qué. La bodega de Báez existía hace años. La licencia psiquiátrica del testigo vigilado. Por Raúl Kollmann Horacio Quiroga, el “testigo estrella”, se disolvió en su declaración testimonial ante el juez Sebastián Casanello. El hombre que afirmó periodísticamente que vio cómo se contaban siete millones de dólares que Néstor Kirchner le habría prestado o habría invertido en una petrolera de Lázaro Báez, dijo ante el magistrado que nunca mencionó esa cifra, que no sabe de cuánta plata se trataba, que no conoce el origen del dinero, que nunca dijo que Báez recibía órdenes de Kirchner y que tampoco dijo que Báez era testaferro del fallecido presidente. De paso, contó que ya en 2009 fue invitado por Báez a ver la bodega de su chacra; o sea, la misma bodega que se dijo había sido construida de apuro en abril de este año para ocultar una bóveda con efectivo en negro. Quiroga sostuvo ante el juez que la bodega ya existía hace cuatro años, lo cual significa –tácitamente– que no había bóveda alguna. Quiroga es ex presidente de dos petroleras de Báez. En septiembre de 2010 debió tomarse licencia por problemas psiquiátricos, aunque el tratamiento era ambulatorio. En octubre, su cuadro se agravó y la licencia pasó a ser definitiva en noviembre. Ello motivó su despido, con lo que él inició una demanda por ese motivo. –¿Usted incluyó los movimientos de dinero que ahora considera extraños en su demanda, como uno de los temas que le produjo la enfermedad? –le preguntaron en el juzgado. –No, porque no me pareció que había nada irregular. No había delito –contestó Quiroga ante el juez Casanello. Desdecirse Lo llamativo de la declaración es que Quiroga se desdijo o cambió su versión en casi todo lo que había afirmado antes, en especial en la entrevista con la revista Noticias y en un acta que firmó delante de Elisa Carrió y un escribano. - Ante el juez dijo que vio que contaban dinero, pero que no sabe cuánto era. Dijo siete millones de dólares sólo porque eso es lo que se necesitaba para poner en marcha el pozo petrolero en Laguna Figueroa. Pero –insistió– no sabe cuánta plata era la que contaban en las oficinas del quinto piso de la calle Carabelas, sede de las petroleras de Báez. - Quiroga no pudo decir quiénes contaban el dinero. Dijo que en las empresas del interior la gente se conoce por los apodos. Por ello, el juez le pidió aunque sea los apodos. Dijo que no los conocía. - En Noticias, Quiroga dijo que vio que el dinero llegó en camionetas. Ante el magistrado sostuvo que no vio cómo llegó el dinero: “Es una cuestión de lógica, no pudieron llegar de otra manera”. - “Usted dijo que Báez era Kirchner”, le preguntaron en el juzgado, a raíz de que Quiroga dio a entender que Báez era testaferro del fallecido presidente. “No, lo que quise decir es que Báez dice en todas las revistas que gracias a Kirchner se hicieron obras públicas y por eso él pudo crecer. Es lo que está en las revistas.” - “¿Cómo sabe que el dinero que usted vio contar provenía de Kirchner?”, le insistieron. “No me consta el origen. Lo deduje porque dos días antes estuvo Osvaldo Sanfelice en la empresa y dijo que él iba adonde Kirchner le indicaba.” - “Dado que usted era contador, ¿cómo se contabilizó el dinero que supuestamente ingresó?”, le preguntaron a Quiroga. “No, yo después me tomé licencia psiquiátrica, así que no sé si se contabilizó o no.” - “¿Y no consultó con nadie, con ningún abogado o contador sobre cómo se iba a contabilizar?”. “No –contestó Quiroga–, no había ningún delito. Yo tenía suficientes conocimientos, ya vería cuando se formalizara.” - “En el acta firmada ante escribano y ante la doctora Elisa Carrió usted dijo que Báez recibía las órdenes de Kirchner. ¿Es así?”, preguntó el juez. “No, está mal redactado, mezclan cosas que dije. Lo hizo la doctora (por Carrió).” Finalmente el juez se preocupó por declaraciones en las que Quiroga dijo que fue amenazado y se sintió en peligro. –No fui amenazado y no me siento en peligro –dijo el testigo. –¿Quiere ser incluido en el programa de protección de testigos? –insistió Casanello, según consta en la declaración. –No, no quiero ser incluido en la protección de testigos. El juez, de todas maneras, ordenó que se lo incluyera. raulkollmann@hotmail.com

LA ENTREVISTA DE LA TELEVISION PUBLICA Y RADIO NACIONAL A CFK “Los argentinos están mejor”

La Presidenta hizo un repaso de los avances en materia económica y pidió a los que desacuerdan con su gestión que argumenten “cómo hacer lo que dicen que se puede hacer mejor”. También abordó la cuestión de la deuda y habló del peronismo y del kirchnerismo. “Me resisto a decir que van diez años de kirchnerismo, van diez años de gobierno”. De habitual negro, en la Quinta de Olivos y ante el historiador Hernán Brienza, Cristina Fernández de Kirchner dio su primera entrevista en cuatro años, cuya primera media hora se difundió ayer al mediodía por la Televisión Pública y Radio Nacional. Durante el fragmento de la nota que se dio a conocer, la Presidenta defendió su gestión, de la que privilegió el flanco económico, y aseguró que “cualquier argentino” hoy está mejor que hace cinco años. En otro pasaje del diálogo, CFK reflexionó sobre los liderazgos, se definió como “peronista” y no “justicialista”. El sábado que viene saldrá al aire la segunda parte. La gestión “Cualquier argentino hoy, en su situación particular personal, no digo con 2003, sino con respecto hace cinco años atrás, ¿está mejor o no? Yo creo que una gran parte de los argentinos por suerte puede decir que está mejor. Es importante saber qué es lo que te permite subir los peldaños de la escalera de la movilidad social ascendente: si es un proyecto político que sostiene una macroeconomía que permite hacer eso o qué”, señaló Fernández de Kirchner al defender su gestión. También señaló que “cualquiera sea el índice con que se quiera medir” saltan a la luz los resultados: “La Argentina está creciendo a un 5,1 por ciento, en un mundo que se cae a pedazos. El nivel de consumo se ve: record de autos usados, ventas de autos nuevos, argentinos que van al exterior, que son más de siete millones”. En ese sentido, pidió que “quienes no están de acuerdo argumenten cómo hacer lo que dicen que se puede hacer mejor”. Para CFK, la política no debe interpretarse como “una cuestión de amigo o enemigo”, sino que se trata de “cuidar a los 40 millones de argentinos” ante sectores que, aunque en estos años “les fue muy bien”, todavía “intentan quedarse con la porción del león.” La deuda A esos mismos sectores apuntó cuando agregó que algunos “quieren retornar a una Argentina del pasado, a una Argentina en la cual la mano de obra era mucho más barata de lo que es hoy, donde el endeudamiento era moneda corriente y daba pingües ganancias y comisiones”. Esos sectores, sostuvo, “también aprietan” al Gobierno para que actúe de acuerdo con sus intereses, no “con una 45 en la cabeza”, sino a través de maniobras como “la corrida financiera para lograr una devaluación” como la que hubo tras las elecciones de 2011. “Hay una construcción mediática instalada de que el poder es el poder político, el gobierno de turno. Pero en realidad ese poder es el que menos poder tiene. Del 100 por ciento de lo que significa el poder en la Argentina, el poder político debe representar el 40 por ciento en el sistema de decisiones –agregó–. No es que la gente sea tonta, sino que se ha producido en el mundo un fenómeno de los monopolios mediáticos.” Volviendo al tema de la deuda, en el que se explayó largamente, la jefa de Estado sostuvo que “sin lugar a dudas” ése es “uno de los nichos de corrupción más grandes” de la historia argentina “desde Bernardino Rivadavia en adelante”. Recordó que antes del último gran ciclo de endeudamiento, que comenzó durante la última dictadura, la Argentina “era un país industrial y una economía con una sola moneda”, pero que en las últimas cuatro décadas “se transformó un sistema económico bimonetario” por lo que hoy “se necesitan los dólares para pagar la deuda” que este gobierno no contrajo. Peronismo, kirchnerismo, justicialismo En el último tramo de la nota recordó su militancia en la juventud y reivindicó la figura de Juan Domingo Perón, con el que siempre mantuvo un “reconocimiento total de liderazgo”, incluso en los últimos años, porque discutir su liderazgo era “discutir las posibilidades de éxito” del proceso que se generó tras su retorno a la Argentina. “Yo digo militante peronista, fijate que no te digo justicialista”, remarcó. Y trazando un paralelismo con los “disidentes” actuales, señaló que “todo el mundo tiene derecho a cuestionar todo”, pero que “cuando hay descalificación y agravio es porque faltan ideas.” Por último, se le preguntó cómo definiría al kirchnerismo. Contestó que es una fuerza política que “tiene que ver con la aparición de una generación de jóvenes en una Argentina totalmente dada vuelta” y bromeó diciendo que para explicar de qué se trata “haría falta un seminario de tres meses”, pero que si bien tiene como componente central la doctrina justicialista “incluye a otros sectores que no son peronistas y que, incluso, desprecian al peronismo”.

El gobierno de Perón establece- vía legislativa- un régimen para la adopción de menores.

La LEY 13.252. Establece la adopción de menores (B:O: 29/09/48) Sanción: 15 de septiembre de 1948 Promulgación: 23 de septiembre de 1948 Art. 1º - La adopción crea un vínculo legal de familia. Art. 2º - Cualquier menor hasta los dieciocho años puede ser adoptado, por resolución judicial, a instancia del adoptante. Art. 3º - El adoptante debe ser, por lo menos, dieciocho años mayor que el adoptado. Nadie puede ser adoptado por más de una persona, salvo que los adoptantes sean cónyuges. No se exige esta condición cuando el cónyuge sobreviviente adopta al hijo adoptado de su esposo o esposa. Art. 4º - No podrá adoptarse más de un menor de cada sexo por cada persona o matrimonio. Se exceptúan: Si las adopciones se efectuaran todas en el mismo acto; Si el nuevo adoptado es hermano de alguno de los menores ya adoptados o hijo ilegítimo del adoptante nacido posteriormente a la primera adopción. Art. 5º - No podrán adoptar: Quien tenga descendientes legítimos concebidos o nacidos, salvo que estos últimos se encontraran ausentes con presunción de fallecimiento; Quien tenga hijos naturales reconocidos, salvo que estuviesen ausentes con presunción de fallecimiento; Quien no haya cumplido cuarenta años, salvo los cónyuges que tengan más de ocho años de casados; Un hermano a otro. Art. 6º - El adoptante probará haber atendido al menor durante dos años anteriores al momento de la demanda, con los cuidados de un padre. Esta prueba no se requiere cuando se adopta el hijo propio o el hijo del cónyuge. Art. 7º - El tutor sólo podrá adoptar a su pupilo después de pagadas sus cuentas y aprobado el saldo. Art. 8º - Ninguna persona casada podrá adoptar sin el consentimiento de su cónyuge, expresado judicialmente. El consentimiento no es necesario: cuando media divorcio declarado por juez competente; Cuando se encuentren separados de hecho sin voluntad de unirse; Cuando el cónyuge ha sido declarado insano; Cuando el cónyuge ha sido declarado ausente con presunción de fallecimiento. Art. 9º - Se aplicarán al juicio de adopción las siguientes reglas: La demanda debe interponerse ante el juez del domicilio del adoptante; Son parte en el juicio: el adoptante, el padre o madre del menor si no hubiesen perdido la patria potestad; el Ministerio de Menores; en su caso, el representante legal del menor; El juez oirá personalmente al adoptado si fuera mayor de diez años y podrá oír a otras personas interesadas en la adopción; El adoptante acreditará cualidades morales y medios de vida suficientes, a juicio del juez; El juez apreciará si la adopción es conveniente para el menor. Art. 10º - Los efectos de la adopción se producen desde la fecha de la sentencia. Art. 11º - La adopción puede ser declarada después de la muerte del adoptante si el fallecimiento ocurriere después de interpuesta la demanda. En este caso los efectos de la sentencia se retrotraen a la fecha del fallecimiento del adoptante. Art. 12º - El parentesco que crea la adopción se limitará al adoptante y al adoptado, quien será considerado como hijo legítimo. El adoptado no adquiere vínculo familiar con los parientes del adoptante, ni derechos sucesorios por representación. Art. 13º - La adopción impone al adoptado el apellido del adoptante, sin perjuicio de que agregue el suyo propio. Art. 14º - Los derechos y deberes que resulten del parentesco de sangre del adoptado no quedan extinguidos por la adopción, excepto los de la patria potestad que se transfieren al padre adoptivo. Art. 15º - El adoptante administra pero no tiene el usufructo de los bienes del adoptado. El cónyuge adoptante sobreviviente tiene el usufructo de los bienes que el adoptado adquiera en la sucesión del cónyuge adoptante premuerto. Art. 16º - El adoptante no hereda ab intestato al adoptado. Los descendientes legítimos del adoptado tienen derecho de representación en la sucesión del adoptante. Art. 17º - No pueden contraer matrimonio: El adoptante con el adoptado o alguno de sus descendientes; El adoptado con el cónyuge del adoptante ni el adoptante con el cónyuge del adoptado; Los hijos adoptivos del mismo adoptante entre sí El adoptado con un hijo del adoptante. Art. 18º - Es revocable la adopción: Por haber incurrido el adoptante o el adoptado en indignidad en alguno de los supuestos del código civil para impedir la sucesión; y también por haberse negado alimentos por causa injustificada; Por acuerdo de partes manifestado judicialmente, cuando el adoptado fuera mayor de edad; En virtud de impugnación justificada deducida por el adoptado dentro de un año siguiente a su mayoridad. Art. 19º - La revocación produce efectos desde su declaración judicial. Art. 20º - Sin perjuicio de las nulidades que resulten de las disposiciones comunes del código civil, se aplicarán las siguientes reglas especiales: 1º) Adolecerá de nulidad absoluta la adopción obtenida en violación de los preceptos relativos: A los requisitos formales exigidos por esta ley al acto constitutivo; A la edad del adoptado; A la diferencia de edad entre adoptante y adoptado. 2º) Adolecerá de nulidad relativa la adopción obtenida en violación a los preceptos relativos A la exigencia de que no exista descendencia del adoptante; A la edad mínima del adoptante; A la ausencia o vicios del consentimiento. Art. 21º - La adopción, su revocación o nulidad, deben inscribirse en el Registro de Estado Civil. Art. 22º - Hasta tres años de promulgada esta ley se podrá solicitar la adopción de personas prescindiendo de la exigencia establecida en el art. 2º, si el requisito del art. 6º se ha comenzado a cumplir antes de la sanción de esta ley. En estos casos, si el adoptado fuera casado, se requerirá el consentimiento de su cónyuge. Art. 23º - Las disposiciones de la presente ley quedan incorporadas al código civil. Art. 24º - Comuníquese, etc.