miércoles, 22 de mayo de 2013

Guerra eterna Por David Brooks

Los militares y sus jefes civiles están muy preocupados por dos fenómenos en las filas de las fuerzas armadas –incremento significativo en los suicidios y en incidentes de agresión sexual–, y nadie entiende las razones, o por lo menos eso dicen. Durante los últimos doce años, con dos guerras, más otras acciones militares, se ha incrementado la tasa de suicidios entre militares en actividad, con un nuevo record de 350 casos en 2012, reportó el New York Times. Esta cifra es el doble de hace una década y superior al número de efectivos muertos en Afganistán ese año. En 2002, la tasa de suicidio entre militares fue de 10,3 por cada 100 mil, hoy es de 18 por 100 mil. A pesar de múltiples investigaciones y programas de prevención, los expertos admiten que no tienen claras las causas. Por otro lado, en lo que algunos califican de epidemia de ataques sexuales, el Pentágono divulgó recientemente que el número de personal militar víctima de agresión sexual y delitos relacionados se ha incrementado 35 por ciento en los últimos dos años. En 2012 se reportaron de manera oficial 3400 casos de agresión sexual en las fuerzas armadas, sólo una fracción de los más de 26 mil que el Pentágono calcula que ocurrieron. Peor aun, algunos de los encargados de abordar y resolver la incidencia de ataques sexuales ahora están acusados de eso mismo. Primero, el jefe de prevención de asalto sexual de la fuerza aérea, el coronel Jeffrey Krusinski, fue arrestado acusado de tocar y atacar a una mujer en Virginia. Diez días después, un sargento del ejército encargado de manejar casos de asalto sexual en Texas fue puesto bajo investigación por acusaciones de contacto sexual abusivo y, posiblemente, obligar a una subordinada a la prostitución. A la vez, aunque en casi cada acto oficial, deportivo y hasta algunos culturales los políticos invitan al público a elogiar y expresar su gratitud a las fuerzas armadas por su sacrificio, el trato a veteranos y sus familias parece contradecir esos sentimientos. El número de solicitudes por discapacidad registrado en la Administración de Asuntos de Veteranos –la principal agencia federal encargada de apoyarlos, sobre todo en cuestiones de salud– que están acumuladas a la espera de pago (son catalogadas así si no se han resuelto por lo menos en 125 días) ya casi llega a 600 mil y crece cada día. Aunque los fenómenos de suicidio y agresión sexual entre uniformados son asuntos complejos que no tienen una sola causa, no existirían sin el contexto de una superpotencia con capacidad militar sin precedente en la historia, con un gasto militar que representa el 41 por ciento del total mundial, según Sipri, y que vive en algo que ya se asimiló como parte normal de la vida estadounidense: la guerra infinita. La guerra contra el terrorismo que Estados Unidos declaró después del 11 de septiembre de 2001 es tan sólo una parte de la historia bélica de este país, una historia de guerra continua desde sus inicios hasta hoy. Pero sí parece ser la primera guerra que abiertamente se define como indefinida. La semana pasada, Michael Sheehan, secretario asistente de Defensa para operaciones especiales y conflictos de baja intensidad, fue interrogado en una audiencia en el Senado sobre qué tanto tiempo considera que durará la guerra contra el terrorismo: “Por lo menos de 10 a 20 años”, respondió tranquilamente (sin incluir los 12 años que lleva). No sólo no parece haber un límite de tiempo, sino tampoco límite geográfico para esta guerra, ya que se libra desde ciudades de Estados Unidos hasta pueblos de Medio Oriente y Africa. Glenn Greenwald, columnista de The Guardian, comenta que “es difícil resistir la conclusión de que esta guerra no tiene ningún otro propósito que su perpetuación. Esta guerra no es un medio para un fin, sino el fin en sí... También es su propio combustible: es precisamente esta guerra sin fin –justificada en nombre de detener la amenaza del terrorismo– la mayor causa de esa amenaza”. El historiador y veterano militar Andrew Bacevich acaba de publicar un libro en el que advierte que la trinidad sagrada del poder militar estadounidense, la huella mundial del Pentágono y la disposición estadounidense al intervencionismo hoy día generan una condición de crisis de seguridad nacional permanente. Eso, afirma, establece la justificación para una condición de guerra sin fin. Mientras tanto, el público ya no cuestiona todo esto, critica el experto. Cuando su hijo, teniente del ejército, murió en combate en Irak en 2007, Bacevich escribió en el Washington Post que “los oradores oficiales repiten la línea de que la vida de un soldado no tiene precio. Yo sí sé qué valor asigna el gobierno estadounidense a la vida de un soldado: me han entregado el cheque”. Si te capacitan para ser participante en esta guerra infinita, te dicen que el enemigo es global, que puede estar a la vuelta de tu casa o en unas montañas o desiertos a miles de kilómetros, te enseñan que la violencia es una respuesta legítima y que tenés el derecho y el deber de usarla y te dicen que hacerlo es heroico, tal vez eso explica algo. Si de repente regresás y no hay empleo, no hay vivienda, y no hay apoyo, ni para las discapacidades que tenés por defender a tu patria, y las guerras en que participaste fueron detonadas por engaños y manipulaciones por los comandantes civiles, tal vez eso también explica algo. Tal vez la guerra y la militarización deshumanizan a todos. Tal vez con la guerra no destruís sólo al enemigo, sino a vos mismo. Tal vez ésos son los costos de la guerra infinita. La Jornada, México

Agua Por Antonio Dal Masetto

Basta ir a la cocina y en un día soleado abrir la canilla y llenar un vaso con agua y después mirar esa misma agua en la luz de la ventana para que la imaginación se dispare y emprenda una carrera demencial y nada sea igual que un minuto antes, porque ahora se está pensando que el agua del vaso viene de ese mismo río al que se puede descubrir cada mañana más allá de los mástiles de los barcos amarrados en las dársenas, desde aquella masa uniforme y monótona que casi no sufre cambios con las variaciones del cielo y las estaciones, y se medita acerca del largo y complejo proceso de depuración y de qué manera el agua, a través de innumerables e insospechadas cañerías, en el vientre de la ciudad, llega finalmente hasta ahí, a ese departamento, a la cocina de ese departamento, a la canilla que se acaba de abrir para saciar la sed, agua venida desde aquel río profundo y oscuro, agua cristalina ahora, límpida, transparente, agua pura a menos que una mente afiebrada, una memoria afiebrada, aun en la calma de un mediodía como éste, quiera cargarla de imágenes de horror, enturbiándola, ensuciándola, volviéndola súbitamente intolerable, imágenes, aspas que no son de molinos girando en la noche negra, hélices arrastrando pájaros de muerte en el aire del río, bultos arrojados al vacío, cosas vivas cayendo cayendo y después hundiéndose en el agua revuelta, hacia el fondo, hacia la oscuridad absoluta, hasta mezclarse abajo con el barro milenario, con desechos milenarios, lejos para siempre de la luz y las respuestas y la posibilidad de cordura, allá en el agua del río, esa misma que ahora uno se dispone a beber para saciar la sed en la cocina de un departamento invadido por la tibieza de un día soleado y la música de la radio, agua clara, purificada, desinfectada, con su justa proporción de cloro, que llega con la misma facilidad y eficiencia a otras canillas, en edificios céntricos, en los suburbios, en casas, oficinas, conventillos, mansiones, hoteles, cárceles, hospitales, cementerios, canillas de plástico, canillas de oro, la misma que llena la pila bautismal de las iglesias, las piscinas para el deporte o el placer, la que lava la piel de los recién nacidos igual que la arrugada piel de los ancianos, la que acaricia a la adolescente detenida ante el espejo del baño orgullosa de su cuerpo en flor, la misma agua que acude a los miles de picos de las máquinas de café en todos los bares de la ciudad, la que alimenta macetas en ventanas y balcones y también algún nostálgico huerto de un inmigrante europeo en un barrio cualquiera, la misma que sirve para la cocción de los alimentos y para borrar la sangre de los asesinatos, tinieblas, zumbidos en la noche, bultos arrojados, cosas vivas cayendo, silencio, agua venida desde los misterios de las profundidades trayendo noticias de muerte, agua de múltiples usos, agua que sirve para lavar otros muertos en ciertas ceremonias fúnebres, agua limpia, agua incolora, insípida, inodora, uno de oxígeno y dos de hidrógeno, agua transparente, óptima e insustituible para la higiene, agua que alberga espantos, bultos, cosas vivas, cayendo cayendo, hundiéndose en el líquido oscuro, bajando bajando, perdidas, confundidas en el barro milenario, lejos para siempre de la luz y las respuestas y la cordura, agua que brota en chorros triunfales en las fuentes de las plazas y es aprovechada a veces para conciertos acuáticos al anochecer, agua donde se bañan los gorriones, agua transparente, agua para las manos del cirujano, de la partera, del mecánico, de la maestra, del jugador de fútbol, del político, del policía, del comerciante, del artista, agua para lavar todas las manos, agua que ha perdido la inocencia, aspas que no son de molinos girando en la noche negra, hélices de anchas palas impulsando pájaros de muerte, bultos arrojados, cosas vivas cayendo y cayendo y hundiéndose, lejos para siempre de la luz y las respuestas y la posibilidad de cordura, agua que trae nombres, agua mansa útil indispensable a la civilización, agua llegada hasta este vaso a través de complicados procesos de purificación y que ninguna purificación podrá jamás purificar del todo. 21/05/12 Página|12

La carta de Hebe de Bonafini sobre la muerte de Videla

La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo dijo que la noticia la paralizó y la hizo pensar inmediatamente en sus hijos. Leé el texto completo en esta nota. La presidenta de la Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, escribió una carta sobre la muerte del dictador Jorge Rafael Videla. A continuación, el texto completo: Murió Videla. La noticia me paralizó. Inmediatamente empecé a pensar en mis hijos ¿Cómo podía pensar en otra cosa? La cabeza me daba vueltas, quería pensar en algo y nada. Pensaba en ellos y en las torturas a las que fueron sometidos. Veía sus caras gritando, pidiéndome, llamando a todos, como hicieron todos en los momentos más terribles, cuando estaban solos, en los momentos de mayor tortura. Los medios me empezaron a llamar pero no tenía nada para decir. Sí sentí una gran angustia, un gran dolor que me atravesaba por todos lados. No podía pensar en otra cosa. No estaba contenta porque había muerto. No me podía poner contenta pensando en todo lo que nos había hecho. Pensé en todas las Madres, en tanto dolor, en todas las familias destruidas. Se me vino el mundo encima y cada vez que me llamaba alguien sentía más angustia, porque la mayoría de los que habían apoyado la dictadura, los diarios, sobre todo Clarín, ahora le dicen dictador, ahora le dicen genocida ¡qué vergüenza! Pero yo seguía pensando en ellos, nuestros hijos. Tanto que amaron a esta Patria, tanto que dieron por ella y yo tenía que escuchar a estos, que apoyaron la dictadura, hablar de genocida ¡cuánta hipocresía! Nuestro pueblo tiene que entender que toda esa hipocresía hizo posible que nuestros hijos fuesen señalados como terroristas cuando todos estos, que hoy se rasgan las vestiduras, miraron para otro lado. Algunos se llenaron de dinero y otro se llenaron de oprobio. Quise hablar pero no me salía nada. Hoy decidí escribir algo para que todos los que esperaban mi voz se enteren que pensaba. Me quedé ahogada de dolor, de angustia, bronca y tristeza pero de repente me estalló el corazón y dije: ¡Qué suerte que tuvimos hijos tan valientes! Esa es la única felicidad que me surgió al final: la valentía de nuestros hijos de dar sus vidas para que otros vivan. Luego de conocida la carta, Hebe le dio una breve entrevista telefónica a Víctor Hugo Morales, en Radio Continental. “Lo que pasa por adentro de uno es tan difícil de expresar, son tantos años de sufrirlos. ¿Que se puede decir? Estaba tan ahogada y tan angustiada pensando en todo lo que pasaron nuestros hijos que pensé que cualquier cosa era nada. Es tan duro, tan duro…”, explicó con la voz quebrada. Y agregó: “La mejor reivindicación es estar orgullosa de los hijos que tuvimos”. “Las Madres nunca quisimos hablar de la tortura y el horror. Siento que es como volver a violar y torturar a nuestros hijos, es como que no soporto esa parte. ¿Cómo puede haber existido, como pudo haber tantos hijos de mil putas que justificaron la tortura y ahora hablan como si fueran de nuestro lado? ¿Creen que nosotros nos vamos a olvidar de cómo nos dijeron madres terroristas y pintaron nuestras casas?”, se preguntó. “Las condenas siempre son insuficientes, aunque en buena hora que llegaron y ahora se va a reformar la Justicia y vamos a sentir que está de nuestro lado”, concluyó la presidenta de Madres. Infonews

Videla: “la banalidad del mal” Un dictador sin carisma

Videla y Stroessner, puntales de la Operación Cóndor. Por Enrique Lacolla Si cabe la comparación histórica, fue un espadón del ejército mitrista, émulo tardío de Wenceslao Paunero. Pero si entonces existía un mal proyecto de país, en nuestra época se trató de mantener, con crueldad fría, un estado de cosas insostenible. La muerte de Jorge Rafael Videla no significa mucho. Es el tránsito del recuerdo de un dictador al recuerdo de un dictador difunto. Puede provocar diatribas póstumas, las mismas que se le consagraban en la última parte de su existencia, o hipócritas condenas a su persona de parte de individuos y órganos de prensa que, en su momento, se aprovecharon de sus actos; pero, aparte de su familia, no lo va a llorar nadie. Videla, en sí mismo, no fue importante. No tuvo ningún rasgo de originalidad: su mentalidad era la media de un sector social que hoy se cuida mucho de recordar que en su momento lo alababa por los mismos actos que ahora se le reprochan. En su caso se podría hablar otra vez de la “banalidad del mal”, siguiendo la observación de Hannah Arendt. Su significación se deriva del hecho que fue la figura que condensó, casi por casualidad, en el momento más oscuro de nuestra historia, todas las carencias, la brutalidad y el cipayismo del estrato ejecutor de la clase dominante aliada al extranjero. Y lo hizo con consecuencia, empaque formal y rigidez, sin inmutarse por las atrocidades que estaban perpetrando los verdugos que respondían al mando colegiado de las fuerzas armadas, que acometían a tontas y a ciegas una empresa que algunos de ellos quizá imaginaban patriótica, pero cuyos mandantes tenían bien claro el carácter regresivo y antinacional que la determinaba. El 24 de marzo1976 fue un momento de inflexión negativa en la historia argentina. No fue el primero, pero por cierto fue el más destructor y profundo, hasta el extremo de que no podemos decir que su vigencia se haya agotado. Pese a la relativa recuperación del país que se verifica a partir de 2002-2003, los datos fundamentales de la feroz puñalada trapera inferida a la nación en esa fecha todavía no se han revertido. Hay dos momentos que se complementan en la historia moderna de Argentina: septiembre de 1955 y marzo de 1976. Trazar la deriva de esos años es fundamental para comprender la forma en que se tensa y hace crisis el conflicto entre el modelo de la sociedad organizada en torno de la nación-factoría, y el ensayo de ruptura con este, que fue personificado por el general Perón y que representó el único esfuerzo del siglo XX por modernizar al país. El esfuerzo de este militar estuvo dirigido a trascender el esquema agrario y exportador de commodities en que la nación había vivido hasta entonces, para reorientarlo en el sentido de una sociedad industrial que atendiese al mercado interno, generase una más equitativa distribución de la riqueza y a la vez buscase un progreso tecnológico que le permitiera crecer de cara al exterior. Todo dentro de un concepto geopolítico que recuperara la noción de unidad suramericana e hiciera de esta el eje de un desarrollo potencial a escala continental. Más allá de los gruesos errores de comunicación y del sesgo complicado de la psicología del líder, que facilitaron su derrocamiento, esa experiencia fue la más importante que produjo Argentina para ponerse en condiciones de defenderse en el contexto global, mientras incubaba un proyecto a futuro que le permitiría consolidarse como potencia. Así fuera de segundo orden. Semejante atentado contra el estatus quo no iba a ser tolerado por la casta oligárquica que hasta ahí había regido con escasas interferencias los destinos del país, y mucho menos iba a ser aceptado de buen grado por las potencias que ejercían y siguen ejerciendo el control de los asuntos mundiales. La presión creció y el régimen, aislado por sus errores y por la falta de voluntad de su jefe en el sentido de presentar resistencia, se derrumbó en cuestión de días. Comenzaba así una decadencia que no ha podido ser revertida a pesar de las ocasionales oportunidades que existieron para hacerlo. Si en una nación dependiente las masas populares son encuadradas con energía y clarividencia por una clase dirigente provista de un proyecto propio, la pretensión de un crecimiento orgánico es viable. Por desgracia aquí no ha habido otra clase dirigente que la clase “habiente”; una casta habitada por una concepción del país carente de grandeza e interesada tan sólo en acopiar dinero para su propio sector. “Nuestra oligarquía es capitalista pero no es burguesa”, decía Jorge Abelardo Ramos. Esto hizo que los saltos hacia adelante realizados por el país tuviesen que vincularse al poder vicario ejercido por un sector de las fuerzas armadas, algunos de cuyos miembros apuntaron a llevar a cabo el programa que debería haber asumido la burguesía y canalizaron el apoyo popular. Incluso en el caso de la democratización electoral que tuvo a Irigoyen como protagonista. El caudillo radical siempre cultivó con celo sus vínculos militares y su caída en buena medida se debió a su falta de voluntad para apelar a ellos. “El Jano militar” Nuestro ejército tuvo siempre dos caras. “La máscara del Jano militar” la bautizó Ramos. Estas caras se volvían hacia el público de acuerdo a las circunstancias. El rostro positivo se expresó en la revolución de 1880 patrocinada por Roca, y en el ensayo “justicialista” propiciado por Perón. Pero en la medida en que no hubo un grupo social coherente que fuera capaz de capitalizar a largo plazo los avances logrados, esos éxitos “militares” retrogradaron al cabo de un tiempo. El sector progresivo del ejército siempre estuvo contrabalanceado por su sector regresivo. Dado que el país ha sido manejado por la casta oligárquica durante la mayor parte del tiempo, el peso que esta corriente tuvo dentro de las FF.AA. ha tendido a ser superior al de su adversaria. Los ejércitos están no solo para defender las fronteras sino también y en algunos casos principalmente, al tejido de los intereses que controlan al país. En el caso de las sociedades sometidas a un yugo semicolonial esta última función es fundamental, pero no por ello deja de tener altibajos. Porque las escisiones dentro del ejército no hacen otra cosa que reflejar las alteraciones internas del país; y el origen social de sus cuadros, por lo menos hasta los rangos intermedios, suele ser sensible a esas oscilaciones. La corriente popular y nacional que emergió del revisionismo histórico y del nuevo mapa social de una Argentina que empezaba a industrializarse, encontró un intérprete no del todo inesperado en la juventud militar que dio el golpe de 1943, al que el coronel Perón, el más astuto e inteligente de sus miembros, salvó de encerrarse en el nacionalismo ultramontano al hacer contacto con la masa obrera. Esa opción popular, que democratizó de veras al país y promovió un importantísimo cambio en su estructura productiva, fue brutalmente arrojada hacia atrás por la terrorista contrarrevolución de junio y septiembre de 1955. Sin embargo, el paso dado entre 1943 y 1955 había sido demasiado grande como para que el régimen fundado en los bombardeos y los fusilamientos del 55 y el 56 pudiera dominar y reducir del todo a las fuerzas sociales que habían crecido al conjuro del peronismo. La estructura sindical y política montada en esos años erigió una muralla difícil de franquear, y la nacionalización que los textos revisionistas generaron en la juventud de clase media cuyos padres habían sido tributarios del antiperonismo gorila, complicó aun más las arremetidas del sector militar más reaccionario, azuzado por el establishment para volver al país a fojas cero. Se generó así un virtual empate entre la conservación y el cambio, que frenó la industrialización promovida por el primer peronismo y estancó el desarrollo de la nación, pero gracias al cual se mantuvo lo esencial de la estructura productiva, e incluso se la incrementó en algunos campos, como fueron el automotor, la industria ferroviaria y la ingeniería nuclear. De esta situación ambigua emergieron los gobiernos de Frondizi, Guido, Illia y luego el nuevo envite dictatorial de Onganía, cuyo fracaso en domeñar a las fuerzas nacional-populares determinó una retirada a la que el general Lanusse hubo de cerrar de mala gana devolviendo al país la libertad de elegir al ya viejo caudillo, cuya proscripción y la de la fuerza a la que él representaba, había sido el factor que complicara la gestión de la nación hasta extremos insoportables. Ahora bien, las peculiaridades de ese proceso habían llevado al surgimiento de las “organizaciones armadas”, algunas de las cuales se postulaban como reemplazo de las fuerzas armadas clásicas. Habían sido alentadas por Perón, pero ahora intentaban rebasarlo por la izquierda. La suya era una construcción intelectual utópica y susceptible de ser manipulada desde fuera para diseñar un mapa político sembrado de provocaciones; aunque en verdad su propio extravío no hizo necesario que el sistema se esforzara mucho en ese sentido. Pero, de hecho, así funcionaron. Mazazo Fue así que, después del breve interregno abierto con el regreso de Perón y clausurado con la muerte del viejo caudillo, los dislates del utopismo revolucionario se dieron de frente con el demonismo de unas fuerzas armadas cegadas por el temor y la rabia en razón de los ataques de eran objeto. Muchos jefes y oficiales habían pasado por el lavado de cerebro practicado en la Escuela de las Américas y su doctrina en lo referido a la lucha contrainsurgente, y estaban ansiosos de probar sus postulados en la práctica. El establishment urgía a los mandos a terminar con la guerrilla y, usando la emergencia como pretexto, acabar así de una vez por todas con el odiado populismo. El apoyo de Estados Unidos estaba garantizado y sólo había que ponerse a la obra. Lo que vino después fue terrible. La estrategia represiva no estuvo dirigida tan sólo a sofocar los movimientos de descontento o las formaciones guerrilleras que aparecían como excrecencias de estos, sino a utilizar estas últimas como pretexto para descargar un mazazo a escala continental que nivelase el terreno para la aplicación de las doctrinas económicas de la Escuela de Chicago y su más reciente invento, el neoliberalismo. En efecto, junto a los militares desembarcaron en el gobierno las filas de economistas y tecnócratas obedientes al mandato del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, encabezadas por José Alfredo Martínez de Hoz. Estos técnicos, halagados por la parafernalia mediática, pusieron en práctica el desguace de las estructuras productivas de la Nación. Este curso encontraría su remate en el genocidio social practicado en la década de los ’90, durante el cual los gobiernos de Menem y De la Rúa literalmente vaciaron a las empresas nacionales, las liquidaron a vil precio y sancionaron una serie de medidas que abolían la propiedad estatal de las reservas naturales, gestando la desocupación a gran escala y sembrando las semillas de las que brotaría la inseguridad que hoy aterra a la pequeña burguesía. Pero para que esto haya sido posible hubo de existir primero el equipo militar encabezado por Videla y su terrorismo de estado. El sistema oligárquico-imperialista había comenzado la demolición de la nueva Argentina en 1955, pero sólo en 1976 encontró el punto álgido que le permitiría realizar sus aspiraciones. La guerrilla quedó desmantelada poco después del golpe, pero el terror continuó. Era un terror indiscriminado, practicado anónimamente a través de las desapariciones, de los centros clandestinos de detención -de donde trascendían rumores imprecisos de las cosas horribles que estaban pasando-, y de la recurrente aparición de cadáveres arrojados en el río y en el mar o a veces tirados en un descampado. El objetivo ya no era sólo la venganza sino crear un miedo difuso y paralizar cualquier veleidad de resistencia contra las medidas que condenarían al país a una situación de indefensión y perdurable dependencia. El arbitrio maestro para lograrlo fue la contracción de la deuda externa, que se disparó de los 7.900 millones de dólares antes del golpe de Estado en 1976, a 45.000 millones en el momento del traspaso del poder de Bignone a Alfonsín. Para remachar la jugada el ministro de Economía del último gobierno de la junta, Domingo Cavallo, estatizó la deuda privada y la convirtió en un débito nacional, con lo que ató al país al servicio de unos intereses leoninos que se pagaban con nuevos préstamos del FMI, anudando así un lazo corredizo que había de estrangularnos a lo largo de décadas y que aun hoy sigue deformando el natural desarrollo de la República. Es obvio que este recuento catastrófico no es imputable a una sola persona. Videla fue el primer ejecutor –hubo muchos otros- de las ferocidades con que había que allanar el camino a esa política, pero aún peores fueron quienes se aprovecharon del trabajo sucio. Los mecanismos psicológicos que condujeron a Videla y a los suyos a cumplir tan deleznable tarea requerirían de un examen más circunstanciado, pero la sociología del crimen cometido en esos años está clara: fue el más feroz intento de la oligarquía argentina por retrasar el reloj de la historia. Y a fe que lo logró, aunque la partida siga jugándose, aquí y en otras partes. http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=329

UN JUEZ DICTO UNA CAUTELAR SUSPENDIENDO LAS PARTES DEL DECRETO QUE SE REFIEREN A CUESTIONES TRIBUTARIAS El DNU de Macri ya tuvo su primer traspié

El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, posó ayer con una guitarra en la presentación del programa Bandas por Barrios. El fallo generó preocupación en el gobierno porteño. La estrategia fue salir a decir que el DNU para la libertad de prensa sigue vigente y que será tratado por la Legislatura como estaba previsto. Por Werner Pertot El juez Osvaldo Otheguy dictó una cautelar por la que suspendió las partes del Decreto de Necesidad y Urgencia de Mauricio Macri en defensa de la libertad de prensa que se referían a cuestiones tributarias. El magistrado recordó que el jefe de Gobierno tiene prohibido legislar sobre esa materia por la Constitución porteña. Le dio así la razón a uno de los puntos que planteaban los legisladores de Nuevo Encuentro. En tanto, el magistrado desestimó los pedidos de amparo de la periodista Cynthia García y de radio cooperativa Riachuelo. Hubo una reunión urgente en Bolívar 1, donde delimitaron una estrategia: minimizar el fallo y avanzar con la aprobación del DNU en la Legislatura. “El fallo de hoy no suspende la vigencia del DNU de libertad de prensa. Al contrario, ratifica su constitucionalidad y tan sólo suspende temporariamente la aplicación de dos párrafos puntuales”, afirmó Macri. Los legisladores Gabriela Cerruti, Edgardo Form y Delia Bisutti habían presentado un amparo por pedido del titular de la Afsca, Martín Sabbatella. El DNU de Macri crea un fuero especial de la Justicia porteña para tratar cuestiones vinculadas con las empresas periodísticas. También bloquea la posibilidad de transferir las licencias audiovisuales, entre otros artículos que, según los legisladores de Nuevo Encuentro, vulneran competencias federales y leyes nacionales. El juez consideró que los legisladores no tienen atribución para cuestionar las violaciones a los derechos de los trabajadores de prensa que tiene el DNU (como cobrar un juicio laboral o hacer paro), ni la violación de las competencias federales. Sí para plantear lo vinculado con la Constitución porteña. “Los actores se han visto privados de ejercer su competencia como legisladores”, indicó el magistrado. Cerruti había planteado que los hechos a los que alude el decreto para justificar la necesidad y la urgencia eran vagos y abstractos. “No se comparte ese criterio –apuntó el juez–. Se estima que los hechos son públicos y notorios, en cuanto a que figuran en el debate público. Desde luego, ello no significa que sean realmente ciertos.” En cambio, consideró que tienen razón cuando plantean que Macri avanzó en legislar sobre cuestiones tributarias, algo que la Constitución porteña prohíbe específicamente. “Corresponde admitir la suspensión cautelar suspensiva contenida en la demanda, con relación a las normas del DNU que tratan sobre materia tributaria”, sentenció el juez. Otras cuestiones –advirtió– las analizará en el fallo de fondo y no en una cautelar, que es una medida preliminar. En tanto, a la periodista Cynthia García y a la radio cooperativa Riachuelo no les negó legitimidad para litigar, pero no compartió sus argumentos para suspender el DNU. La cautelar generó nerviosismo en el PRO. “Nosotros vamos a seguir en línea con defender la libertad de expresión. Estudiaremos cuál es el fallo y una nueva solución si es necesario para volver a dar una protección a los medios de comunicación y a los periodistas”, destacó Macri, al conocer la noticia. Luego se reunió en Bolívar 1 con la mesa chica del PRO y con el vicepresidente primero Cristian Ritondo para discutir la estrategia política y legislativa. Los macristas analizaron tres escenarios posibles: dictar un nuevo DNU, que no incluyera los artículos cuestionados, avanzar con los proyectos de ley que se presentaron en la Legislatura (ver aparte) o bien seguir adelante con la ratificación del DNU. Finalmente, optaron por este último, si bien había dudas en el bloque PRO sobre si conseguirán los votos ahora que el DNU está cuestionado por un juez. Esta decisión del macrismo llevará a una nueva polémica: en la oposición porteña plantean que no se puede convalidar en su totalidad un DNU cuando dos de sus artículos están suspendidos. Los macristas opinan que nada puede detener el trámite legislativo. Es posible que la negociación requiera una norma correctiva para convertir en ley las partes tributarias del DNU, como ya hicieron con el primer decreto del año, sobre los inundados, que incluía una exención de ABL. “Esto no dificulta el avance del tratamiento en la Legislatura ni suspende la vigencia de todo el resto del decreto”, interpretó Macri. “El DNU está vigente. El fallo de hoy no lo detiene. El día 30 se va a tratar”, aseguró el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta. “En la Legislatura vamos a seguir con el tratamiento del DNU de Macri”, se sumó el jefe del bloque PRO, Fernando de Andreis. En la oposición porteña no están de acuerdo. Señalan que hay un conflicto entre la suspensión de parte de un DNU y su aprobación en su totalidad por parte de la Legislatura. Cerruti destacó que la cautelar “impide el tratamiento legislativo porque el DNU se aprueba o se rechaza en bloque”. “Es objetable legislativamente tratar un DNU que se tiene que aprobar o rechazar en su totalidad cuando la Justicia suspendió dos de sus artículos”, consideró el legislador del Frente Popular y Progresista Aníbal Ibarra. “Macri quiere llevar a la Legislatura a una confrontación con decisiones judiciales, más allá de la legitimación política que perdió el DNU con la medida cautelar”, interpretó el ex jefe de Gobierno. Su compañera de bloque María Elena Naddeo también interpretó que el DNU no se puede tratar. “La ley de medios va a ser una realidad cuando la Corte Suprema interprete los artículos que fueron apelados y todos aceptemos su fallo y los monopolios deberán adecuarse a un sistema de comunicación plural y diverso”, indicó Naddeo. Otros proyectos en danza La otra discusión que se está dando en la Legislatura es sobre los proyectos de ley que se presentaron para corregir o reemplazar al decreto. Uno de ellos es del macrista Oscar Moscariello. Hay un segundo proyecto del diputado del MST Alejandro Bodart, que rechaza tanto la eventual intervención de un medio de comunicación como el DNU de Macri. Por su parte, los legisladores Julio Raffo, Pablo Bergel (Proyecto Sur) y Fernando Sánchez (Coalición Cívica) presentaron un tercer proyecto de ley, que repite textualmente los párrafos del DNU de Macri que bloquean la ley de medios e impiden una eventual expropiación de Papel Prensa. También señalan que no se podrá intervenir un medio de comunicación, como respuesta a la hipotética intervención del Grupo Clarín por parte de la Comisión Nacional de Valores. El proyecto agrega algunos aportes propios, como la obligación de los ministros y demás funcionarios de dar entrevistas colectivas a los medios masivos de comunicación. También indica que “los funcionarios de la Policía Metropolitana están obligados a darles a los periodistas la más amplia información sobre los hechos”. El proyecto conserva los artículos que fueron cuestionados porque podrían vulnerar el derecho a huelga de los periodistas. Establece que no se podrá “obstaculizar la actividad de (...) empresas, productoras o emisoras de comunicación audiovisual”. Una nueva demanda La Confederación Sindical de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social (Cositmecos) presentó una nueva demanda de inconstitucionalidad contra el DNU de Mauricio Macri. La presentación, firmada por el titular del gremio de televisión (Satsaid), Horacio Arreceygor, planteó que ese DNU viola los artículos 31, 116, 126 y 75 (incisos 12 y 19) y otros apartados de varias normas de fondo de aplicación nacional, como los Códigos Comercial y Civil, las leyes de Contrato de Trabajo, de Sociedades Comerciales y de Concursos y Quiebras, entre otras, y el Estatuto del Periodista Profesional. El texto legal de la presentación fue redactado por el especialista en medios Damián Loreti, quien consideró que la medida ofrece al Grupo Clarín “un escenario legal propicio para ganar tiempo cuando la Corte Suprema de Justicia falle” sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. En tanto, la directora del área de Libertad de Expresión de la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), Eleonora Rabinovich, consideró que el DNU de Macri “avanza sobre regulación claramente federal”. “El DNU de Macri no cumple con las condiciones que exige el artículo 103 de la Constitución porteña para habilitar DNU: `circunstancias excepcionales que hicieran imposible los trámites ordinarios previstos en esta Constitución para la sanción de las leyes’. O sea, los DNU son siempre una excepción”, advirtió Rabinovich. Desautorizan a Ritondo El vicepresidente primero de la Legislatura, Cristian Ritondo, presentó un proyecto de ley para impedir que los partidos de fútbol se puedan jugar después de las 21. Lo hizo como parte de la controversia sobre el cambio de horario de la televisación futbolística, que es cuestionada por Canal 13 y el Grupo Clarín ante la posibilidad de perder rating. Lo curioso es que el proyecto de Ritondo, no bien ingresó a la Legislatura, ya fue desautorizado por una de las autoridades máximas del gobierno porteño. El jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, señaló que “el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no se puede oponer porque es una decisión de la AFA”. El funcionario macrista insistió en que la iniciativa de Ritondo no se podría aplicar porque “otros días de la semana se juega”, en referencia a los partidos que se han disputado por la Copa Libertadores de América. Larreta insistió en que “la Ciudad dará su punto de vista respecto del cambio de horarios en el Consejo de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires” y adelantó que a él le parece “un disparate que se juegue tan tarde los domingos. Es inseguro y al otro día la gente tiene que trabajar”. Pero aun así, estimó que no pueden pasar sobre las decisiones de la AFA. 22/05/13 Página|12

LA JUSTIFICACION DEL BLANQUEO DE CAPITALES DE 1986 POR LA UCR Moral y ética, antes y ahora

Raúl Alfonsín, presidente de la Nación 1983-1989. Tratamiento de excepción acompañado por la oposición. En 1986, el radicalismo defendía, por razones de oportunidad, un proyecto que eximía de declarar el origen de ganancias a quienes regularizaran sus capitales no declarados. Hoy rechaza esa misma justificación por razones “éticas y morales”. Por Sebastián Premici “Los sujetos que normalicen en tiempo y forma su situación tributaria de acuerdo con el presente régimen no estarán obligados a declarar el origen o fuente de las ganancias. Quedarán librados de toda acción civil, comercial, penal, administrativa y profesional que pudiera corresponder por las transgresiones normalizadas.” Este texto corresponde al artículo 17 de la ley de blanqueo de capitales impulsada por el ex presidente Raúl Alfonsín en 1986 y avalada por el radicalismo en ambas Cámaras del Congreso. La revisión de las versiones taquigráficas de aquellas sesiones permite constatar que las cuestiones “morales y éticas” que hoy son esgrimidas por la UCR y el resto de los partidos de la oposición para rechazar el proyecto de exteriorización de capitales eran dejadas de lado por el mismo partido centenario. En contraposición, fueron privilegiados los argumentos de coyuntura económica y política. Lo paradójico es que los recursos del blanqueo de 1986 tenían por destino la capitalización del Banco Hipotecario para la construcción de nuevas viviendas, entre otros fines. La iniciativa fue acompañada, en general, por el peronismo, aunque con críticas. “Admitiendo a priori que la medida que se propicia lesiona el principio de justicia tributaria, al acordar un tratamiento de excepción a quienes no han cumplido con sus obligaciones fiscales, se ha considerado sin embargo que su adopción encuentra plena justificación tanto en el análisis de la realidad presente como en el proceso económico del decenio precedente”, puede leerse en los fundamentos del proyecto enviado por el radicalismo en 1986 (Mensaje 1543). La iniciativa ingresó por la Cámara de Diputados y fue discutida en el recinto el 22 de octubre de 1986. El miembro informante del radicalismo fue Carlos Alfredo Vidal. “La economía negra y la falta de tributación se conjugan para atentar contra la financiación del gasto público y alteran normas elementales de lealtad en el ejercicio de la industria, el comercio y cualquier otra actividad (...). La intención de este proyecto es lograr que los capitales (que hoy están fuera del país en la informalidad) vean la luz, brindando la posibilidad de que se pongan a trabajar en la claridad del día y no que continúen en las sombras de la noche”, había manifestado Vidal al inicio de la sesión. Tras su paso por el Senado, el equipo económico de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner realizó un análisis histórico para entender los problemas de fondo alrededor del dólar y de esta manera contextualizar el porqué de un nuevo “blanqueo”. Parte de la explicación apuntó a remarcar los altos niveles de informalidad en la economía local y la necesidad de exteriorizar esos recursos para que sean volcados a la economía real. Este argumento, hoy rechazado por el radicalismo y el resto de la oposición, fue el que utilizaron los propios radicales para avalar su proyecto. “Esta es la oportunidad de consagrar una norma de regularización como la que estamos propiciando. Que no era otro momento, ni antes, porque no existían normas de juego claras y equitativas, ni debe ser más tarde porque no podemos perder más tiempo en regularizar este importante y delicado aspecto del desenvolvimiento económico de la Nación.” Este párrafo formó parte del informe de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, previo al inicio de la sesión en octubre del ’86. “Tenemos algunas dudas acerca de la verdadera esencia del pensamiento radical. No sabemos si ese pensamiento es el mismo que tenían los legisladores en 1973 (cuando rechazaron un blanqueo del peronismo) o si es el reflejo de las ideas de la Secretaría de Hacienda. Esta es una duda que dejamos planteada porque queremos saber si hay dos radicalismos o si existe uno solo que ha evolucionado”, sostuvo Jorge Rubén Matzkin, como preludio para anticipar el acompañamiento en general por parte del PJ. La sesión en la Cámara de Senadores ocurrió el 30 de octubre de 1986. El dictamen de mayoría se había firmado un día antes, lo que daba cuenta de la premura del oficialismo en sancionar la norma. Una de las principales características de los actuales partidos de la oposición –principalmente el radicalismo– es que al momento de brindar argumentos eluden su propio derrotero parlamentario y de gobierno. Por eso encuentran mejores atajos en las cuestiones “morales y éticas”. En 1986 el partido radical defendía con argumentos políticos lo que hoy critican desde una supuesta moral. “Estimamos que si la incorporación (de recursos del blanqueo) se produce en aras de la construcción de edificios, de la adquisición de viviendas nuevas, de la aplicación de fondos al Banco Hipotecario para la construcción de viviendas, es porque indicamos que esos capitales son para la compra de bienes de uso tanto en el orden interno nacional como en el externo. Entendemos que esta ley es oportuna, fue elaborada conforme a los mejores cánones y además no tergiversa disposiciones, ni lesiona la moral ni la ética, ni vamos contra ninguna norma legal. Así como deben hacerlo todas las leyes impositivas, creemos que ésta contribuirá al desarrollo de la economía nacional.” La versión taquigráfica indica que estas palabras fueron pronunciadas por el senador Juan Trilla, miembro informante del radicalismo durante el debate en el Senado. El peronismo e incluso el desarrollismo (bloque Movimiento de integración y desarrollo) que había firmado el dictamen de la mayoría a pesar de sus objeciones, acompañaron el proyecto enviado por el presidente Raúl Alfonsín. “Para no negarle a la administración los fondos que necesita y para darles a los contribuyentes alguna oportunidad aunque mezquina para regularizar su situación, adelanto mi voto favorable”, concluyó el desarrollista Manuel Vidal. spremici@pagina12.com.ar Al recinto en el Senado El Senado tratará hoy en el recinto el proyecto de exteriorización de capitales, a partir del cual se crean también tres instrumentos financieros para canalizar las inversiones de los contribuyentes. El Frente para la Victoria confía en obtener los votos suficientes (entre 38 y 40) para darle media sanción a la iniciativa enviada por el Ejecutivo. El objetivo de este proyecto es reactivar el sector inmobiliario a partir de la captación de dólares que serán depositados en el Banco Central a cambio de certificados de depósitos que podrán ser utilizados como medio de pagos. El otro instrumento es un bono en dólares que rendirá una tasa del 4 por ciento anual, destinado a financiar obras de infraestructura y energía. 22/05/13 Página|12

martes, 21 de mayo de 2013

Los que fugaron divisas en 2001 (empresas y personas)

Fuga de divisas en la Argentina", se llama el libro que contiene la investigación que en 2002/2003 estudió la salida de capitales en el año que concluyó con una de las crisis económicas más importante del país. ¿Cuáles son las empresas y las personas que sacaron 16 mil millones de dólares en 12 meses? Por Enrique de la Calle El 14 de octubre de 2003, una comisión de diputados de la Nación presentó los resultados de un informe que investigó la salida de dólares del país durante 2001. Se calcula que salieron alrededor de 16 mil millones de dólares. ¿Quiénes los sacaron? Las principales empresas (argentinas y extranjeras) y las familias más ricas. “En la economía argentina existe un problema estructural, que consiste en la práctica (…) de sectores empresarios (…) de colocar excedentes financieros en el exterior”, concluyó el texto con vigencia en la actualidad. Entre las empresas destacan Pérez Companc (1900 millones), Telefónica (1600 millones), YPF (1100 millones), Telecom (963 millones), Nidera (806 millones), Shell (793 millones), entre otras. Las empresas sacaron más de U$S 12 mil millones. “El 70% de las transferencias (fue) realizada por empresas correspondientes a firmas que integran la cúpula de las primeras 200 empresas del país”, afirma el trabajo. “Esto confirma el estrecho grado de correlación entre la fuga de capitales y el capital concentrado interno”, agrega. Según el informe, el 42% de las transferencias corresponde a las grandes firmas exportadoras, el 26% a las empresas privatizadas de servicios públicos y petróleo, el 24% a compañías ligadas al sistema agroindustrial. El trabajo describe cómo la fuga se vincula con el proceso de privatización de las empresas estatales durante la década el 90 y con el rol que asumieron los grandes grupos locales e internacionales. “Por cada dólar invertido por empresas extranjeras existió otro dólar perteneciente a residentes que se fugó de la economía. En otras palabras, los procesos de inversión se parecieron más a un mero canje de activos”, analizan los legisladores nacionales. El informe relevó información proporcionada por más de 90 entidades financieras del país. En total, se chequearon casi 100 mil operaciones. Además de las empresas, sacaron dólares en 2001 personas físicas, entre ellas los empresarios más poderosos, funcionarios y miembros de la farándula, como Susana Giménez o Mariano Grondona. La diva de los teléfonos sacó en uno de los momentos más críticos de la historia nacional reciente U$S 1,8 millones. Entre los empresarios figuran el latifundista Marcelo Devoto (59 millones), Gregorio Pérez Companc (47 millones), Javier Quintanilla, de Aluar (25 millones), Liliana Frávega (8 millones), Eduardo Escasany (5,7 millones), Eduardo Elsztain (3,9 millones), Eduardo Constantini (3,9 millones), Amalia Lacroze de Fortabat (2,7 millones), entre otros. Volver sobre la historia reciente permite desentrañar una matriz económica que desde la última dictadura militar se caracteriza por la fuerte presencia del capital extranjero. Esa marcada extranjerización del perfil productivo explica en parte el proceso de fuga de divisas que se dio en el período 1976-2001 y en el más actual, 2007-2012. Otra parte de la explicación pasa por el comportamiento del empresariado nacional, que lejos de convertirse en una burguesía "con conciencia nacional" basa la acumulación de capitales menos en la inversión productiva que en la valorización financiera más allá de las fronteras.