miércoles, 13 de marzo de 2013

Publicidad veraniega epoca de estupidez

Publicidad veraniega, época de estupidez Aguas minerales, cervezas y gaseosas son algunos de los productos con los cuales ciertas publicidades intentan vendernos la liviandad como un valor. Por Marcos Mayer Una publicidad reciente de un agua mineral muestra a Diego Torres entonando una de sus pegajosas melodías al borde de un arroyo cristalino y haciendo equilibrio entre las piedras. La idea es que de esa manera mejorará su calidad y sabor. Una pavada. Como para seguir con el rubro bebidas, una marca de cerveza presenta a hombres en las situaciones más ridículas, pero que asumen, casi placenteramente, que esa tendencia al error es innata del género, por lo que piden disculpas a todas las mujeres por su permanente desubicación. En el anuncio de un líquido limpiador, una mujer se admira de que entre la ropa que debe lavar haya un corpiño que no es de su talle, pero no sospecha de la infidelidad de su novio. La lista de propagandas que celebran la estupidez como un valor podría ampliarse de manera exponencial pero, tal vez, la más paradigmática sea aquella de Coca-Cola en la que se propugna “necesitamos menos críticos”. La protagonista llora a moco tendido al ver una película romántica mientras la voz de un crítico la destroza. Acá las estúpidas son las mujeres. Lo que va del alcohol a una bebida light. A su manera, cada una genera diferentes formas de estupidez, o en realidad la misma, la de resignar el orgullo de pensar. Como trata de fomentar un aspecto no muy lúcido de la condición humana como es el consumismo, la serie de valores que suele propugnar la publicidad son como menos dudosos: el espíritu de competencia, el afán de figuración, la fe en que los objetos que poseemos nos harán más felices y mejores, que ayudarán a definirnos y a diferenciarnos, aunque compremos lo mismo que compran los demás. Lo sorprendente es que, actualmente, cuando parecería aumentar el consumo, cuando el mercado de clientes está en expansión, se reivindique un antivalor como es la tontería. Y se trataría de una virtud, si pudiera llamársela así, que involucra a un montón de gente. Les queda claro a nuestros publicistas que está muy bien que así sea. El mensaje es más que claro: dejemos de pensar, hagámosle el mejor sitio a nuestra estupidez y disfrutemos de esas cosas que podemos comprar y que son más placenteras porque hay otros congéneres que la pasan bien comprándose las mismas cosas que compramos todos. Consumir es participar de una tribu en la cual lo único que se exige es un bolsillo abierto y una sonrisa imborrable. Algo típico de la ideología “verano”. La creencia de que con la inmediata llegada del calor hay que dejar de pensar y entregarse a la boludez con una sonrisa perenne, por lo menos hasta que la sensación térmica del otoño nos haga recordar el sentido de la palabra templado. Ahora, ¿siempre dejar de pensar es caer inevitablemente en la estupidez? De hecho, cuando soñamos no estamos pensando, ni cuando hacemos el amor (es más, se estropea si pensamos mucho), ni cuando practicamos deportes. Soñar, tener sexo, jugar al fútbol no son actividades estúpidas, aunque se las pueda hacer de forma estúpida. Es más, los Monty Python tenían en su programa de televisión un sketch acerca de un supuesto “ministerio de pasos tontos”, que por cierto eran muy trabajosos y ensayados. No necesariamente los descansos cerebrales nos entregan a la imbecilidad. Y muchas veces se verifica lo contrario. Por otra parte, esta forma de la boludez que transmite la publicidad se piensa como pasiva, se consume un brebaje -no es casual que la mayoría de esta clase de avisos se vincule con lo líquido- y de pronto somos tontamente felices, que es la mejor manera de ser tonto. Es como si los tarados no sufrieran. No sería muy difícil demostrar lo contrario. Homero Simpson, que es desde hace veinte años el tonto por antonomasia de la tele, vive sometido a las penurias que le produce no ser lúcido. Es más, su tontería no le impide darse cuenta de sus limitaciones. Esta contradicción, aunque no sea la palabra exacta, es una de las razones de la persistencia del éxito de la tira y el hecho casi increíble de que no muestre síntomas de agotamiento pese al paso del tiempo. Los Simpsons es una demostración de que la miseria tiene mil matices y de que la tontería es una condición humana con espesores y variantes. Otro indagador fascinado de la tontería fue Gustave Flaubert. Su último libro, inconcluso, fue Bouvard y Pécuchet, la historia de dos hombres grises de provincia que deciden recorrer los saberes científicos y creencias de su tiempo. Así van pasando de un libro a otro y experimentando según lo que allí se les propone, e irremediablemente fracasan. La fe ciega, estúpida podría decirse, de los dos personajes convierte a la lectura del libro en una experiencia verdaderamente intensa. Porque, como decía Borges sobre Bouvard y Pécuchet, “al principio son dos imbéciles, menospreciados y vejados por el autor, pero en el octavo capítulo ocurren las famosas palabras: ‘Entonces una facultad lamentable surgió en su espíritu, la de ver la estupidez y no poder, ya, tolerarla’. Y después: ‘Los entristecían cosas insignificantes: los avisos de los periódicos, el perfil de un burgués, una tontería oída al azar’”. No es que hubieran progresado, su comicidad, como casi toda la que aparecerá después en el cine mudo, está basada en la respuesta automática, en el personaje que no puede dejar de ser igual a sí mismo, aunque el mundo se derrumbe a su alrededor. De algún modo, el rostro imperturbable de Buster Keaton se parece a la tozudez de los protagonistas de Flaubert. Esa perseverancia es la que les permite descubrir la estupidez ajena sin renunciar del todo a la propia. Son como estallidos de una imagen ante un espejo, pequeñas fracturas de nuestra condición que brindan cierta nobleza a nuestra propia estupidez y podemos así sentir piedad por nuestra condición y por aquélla que compartimos. Lo que nos incorpora a ese grupo de tontos no es, como pretenden los mensajes publicitarios del consumo indiferenciado, lo que le metemos al cuerpo sino el momento en que nos olvidamos de él, lo dejamos que se mueva por sí mismo, que sea autónomo. Se podría pensar que, cuando opera en Bouvard y Pécuchet, en Buster Keaton o en Homero Simpson, la tontería tiene algo de resistencia. Se sigue, muchas veces de manera autista, por el propio camino, sin seguir reglas y guiados por conocimientos improbables y recetarios desequilibrados. Mientras que del lado de lo social, de lo colectivo o, mejor dicho, del colectivo del consumo, es como si la integración exigiera cambiar la boludez que nos es propia por otra ya fabricada, que suele venir en botella de vidrio o de plástico. Hay una manera personal de ser idiota de la que es imposible escaparse porque, de última, es parte de la historia de nuestras limitaciones. Existe un estilo propio de cometer tonterías, nos define, hace que seamos quienes somos, pero no nos obliga a la boludez permanente. Eso viene de afuera. De quienes nos mienten y suponen que les vamos a creer, de los que se van de vacaciones debiéndole plata a quien, por no cobrarla, debe quedarse en su casa y de quienes quieren vender un agua con el argumento de que ha sido bendecida por un hit de Diego Torres. Revista Debate http://www.revistadebate.com.ar/?p=2161 gb

LA INCOMPRENSION ETERNA POR HUGO PRESMAN OPINION

La incomprensión eterna Por Hugo Presman Se convencieron que Perón ganaba las elecciones porque sobornaba y manipulaba a los pobres. Que el kirchnerismo triunfó en reiteradas elecciones con un importante fraude. Que Evita era la encarnación de la demagogia que utilizaba fondos públicos para hacer beneficencia. Que Hugo Chávez era un dictador que aunque ganara sorprendentemente casi todas las elecciones era el fruto de una ilusión que encandilaba a las masas. Por eso quedaron perplejos cuando en los 18 años de proscripción, el peronismo resistió en condiciones extremadamente adversas, resultaba imbatible en las urnas, hasta que las luchas populares facilitaron el regreso de Perón y en septiembre de 1973 arrasó con el 62% de los votos. Evita, a su muerte, convocó a multitudes en una expresión de dolor imborrable. Y su recuerdo se venera por los que la conocieron y por lo que perduraron su recuerdo a través de la transmisión oral. Y ahora la muerte de Hugo Chávez movilizó a millones de venezolanos a los que les devolvió la dignidad. La tardía compresión de Ernesto Sábato Escribió Ernesto Sábato en un libro titulado “El otro rostro del peronismo” que nunca volvió a reeditar: “Aquella noche de setiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma más conmovedora. Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de nuestra patria que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizadas en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en una cocina de Salta. La mayor parte de los partidos y de la “intelligentzia”, en vez de intentar una comprensión del problema nacional y de desentrañar lo que en aquel movimiento confuso había de genuino, de inevitable y de justo, nos habíamos entregado al escarnio, a la mofa, al bon mot de sociedad. Subestimación que en absoluto correspondía al hecho real, ya que si en el peronismo había mucho motivo de menosprecio o de burla, había también mucho de histórico y de justiciero." Cabe consignar que la comprensión de Sábato fue pasajera, pues posteriormente volvió a transitar a contramano, con rectificaciones oportunas. El cambio en las relaciones sociales Lo cuenta José Pablo Feinmann a través de una anécdota personal en “Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina”, tomo 1, página 59: “En mi casa, que estaba en Belgrano R, en Echeverría y Estomba, en diagonal a la Iglesia de San Patricio, y que fue, para mí, niño de “los años privilegiados”, el hogar más cálido que jamás haya tenido, había una joven de nombre Rosario. Rosario era lo que se llamaba “sirvienta”. Era muy buena. Era la cocinera. Otra señora se encargaba de la limpieza. Bien, voy a esto: el 26 de julio de 1952 muere Evita. Rosario estaba en la cocina. Dan la noticia por la radio. Rosario se pone a llorar. Yo estaba jugando a no sé qué juego de la época en el comedor. Creo que armaba un Meccano o asaltaba un fuerte con unos soldaditos. Mi madre andaba por ahí. De pronto, no sé por qué alternativa del juego, yo me largo a reír. Y se oye la voz de Rosario: “Que no se ría ¡Qué no le falte el respeto a la señora! Mi madre me pegó un mamporro durísimo y, en voz baja pero imperativa dijo: ¡Cállate! Salió corriendo para la cocina. Me acerqué, paré la oreja y escuché el diálogo. Rosario lloraba y a la vez decía: “Su hijo se está riendo, señora. Evita se murió y él se ríe. Se está burlando. Mi madre, con miedo trataba de calmarla: “Es un chico, Rosario. Está con sus juguetes. No sabe lo que pasa. La “patrona” tenía que darle explicaciones a la “sirvienta”. Eso era nuevo en el país” La comprensión de Hugo Yasky Escribió en Página 12 del 9 de marzo: “Cómo no emocionarse. Cómo evitar las lágrimas, la piel de gallina, el estremecimiento. Cómo no querer fundirse, abrazarse, rezar, llorar y reír, como ríen los que se saben eternos, en esa marea roja de cientos de miles de venezolanos que en las calles de Caracas le dan el último adiós a su comandante, a su compañero, a su compadre, a su presidente, Hugo Chávez. Porque ahí está Chávez. En ese pueblo dolido, pero inconmovible. Cómo no ver las transformaciones en favor de los humildes, de los olvidados por la oligarquía que antes de Chávez se quedaba con la renta petrolera, en aquella joven de rostro oscuro y remera roja que golpea dos veces su corazón con el puño cerrado al pasar frente al féretro. Cómo no encontrar las misiones que llevaron los centros de salud a los barrios más pobres en esa anciana de piel curtida y arrugada que se resiste a dejar su lugar frente al cajón, que intenta dejar una última carta para su presidente. Cómo no entender a aquella niña de anteojos gruesos y en silla de ruedas que es levantada en andas por dos guardias para que pueda verlo por última vez, si el plan de alfabetización coordinado junto a Cuba hizo posible que cientos de miles aprendieran a leer y a escribir, que los libros fueran tan baratos como comprar un diario. Cómo no acompañar a todas aquellas madres que se toman de las manos y derraman esas lágrimas sin consuelo, si ellas y sus maridos y sus niños no saben de estadísticas, pero sí aprendieron que en quince años la desocupación bajó a menos de la mitad (del 15 al 7 por ciento), la pobreza extrema se redujo a casi una cuarta parte (del 26 al 7 por ciento) y la informalidad laboral descendió del 53 al 43 por ciento. Cómo no entender la comunión del ejército bolivariano con el pueblo, su transformación de verdugo durante el Caracazo a ejército antiimperialista y garante de la voluntad popular, al ver a ese soldado que hace una venia histriónica y emocionada frente al cristal que lo separa de su comandante. Y a ese que se persigna. Y a aquel otro que llora. Y al de más allá que no se resigna ante la muerte y la odia, la escupe, la maldice. Cómo no saber que en los rostros compungidos y al borde del llanto de Cristina, Evo, Correa, Pepe Mujica, Ortega, Lula y Dilma está la unidad latinoamericana que convirtió a Chávez en Chávez y a cada uno de ellos, también, en Chávez. Cómo no distinguir, mezclado entre todos ellos, a Néstor Kirchner. Cómo no sentir que en estas calles vive la historia de las luchas de América latina. La militancia y la resistencia al neoliberalismo y a las dictaduras genocidas programadas desde el Norte. El rechazo al ALCA, a Bush (el que huele a azufre) y al rey de España (que quiso callarlo con la soberbia del monarca que aborrece la rebeldía del plebeyo). La construcción de la UNASUR, el ALBA y la CELAC. La mística del nuevo tiempo que vivimos en la Patria Grande. Cómo no reconocer que aquí existe la fuerza necesaria para seguir, para enfrentar a los escuálidos, a los gorilas, a los cipayos, a las oligarquías de este continente que buscan atarnos al carro del imperialismo. Cómo no distinguir, en algún lugar de este cielo triste, la sonrisa de Juan Domingo Perón, cuando decía que “para conducir un pueblo, la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo”. Cómo hacemos, ahora, quienes tuvimos la oportunidad de compartir con Hugo Chávez Frías momentos memorables, hechos que nos van a dejar una huella profunda, para no romper en un solo grito: ¡Hasta siempre, comandante! Grito que es desahogo, pero también vida. Compromiso y militancia. Memoria y futuro. Por ahí también está Chávez.” Los creyentes de la buena fe Lo escribió Eduardo de la Serna, del grupo de “Curas en opción de los pobres de la Argentina”: “Debo comenzar con una serie de sensaciones personales, me parece que es justo: Nunca me consideré “chavista”, había cosas del Comandante que no me “cerraban del todo”: a lo mejor su estilo caribeño, exuberante; a lo mejor cosas que “sabía de oídas”; a lo mejor saber que algún teólogo de la liberación al que respeto enormemente era muy crítico. Sin duda alguna en las elecciones lo hubiera votado; no se me hubiera ni por asomo ocurrido votar a Capriles (no sé cómo puede durar un segundo más en el “Partido Socialista” Hermes Binner…o a lo mejor lo sé, porque también allí estuvo Américo Ghioldi)……. ¡Los pobres están en la calle, llorando! ¡¡¡Listo!!! Para mí está claro, y sin ninguna duda, dónde tengo que estar. Podré no estar de acuerdo con esto o con aquello, pero los pobres están llorando. Y mientras crea que allí estaría Jesús, no tengo dudas. El que nació en un pesebre, se anunció a pastores, predicaba a los pobres, comía con despreciados, elegía desclasados, y lo mataron como a un esclavo, ese no estaría ni en el hotel 5 estrellas de Las Termas, ni festejando en Miami. Estaría confundido con la gente, llorando. Puede ser que a Chávez le hubiera dicho “no peques más”, pero después de haberle dicho “no te condeno”. Y mientras tanto, estaría llorando con los que lloran.” La incomprensión eterna Donde el pueblo comprende que vive “el tecnicolor de los días gloriosos”, el poder percibe la decadencia, el despilfarro, el ascenso temido de los de abajo. Morales Solá, en La Nación del 8 de marzo descalifica la tarea revolucionaria inconclusa del siglo XIX enarbolada por Chávez como “la vana retórica latinoamericana.” Rivadavia que saboteó la gesta libertadora intentando sacrificarla en los intereses portuarios, no lo hubiera dicho en forma diferente. El hito histórico del NO al ALCA, consumado con la complicidad notable de Kirchner y Chávez con el respaldo de Lula, un hito de indudable proyección histórica, una batalla de Ayacucho del siglo XXI, para el escriba de La Nación interpreta bajo el título “Néstor, Cristina y Chávez, los trazos de una amistad inexplicable”: “ Kirchner hizo con Chávez cosas de política exterior de una gravedad que su esposa no repitió todavía. La cumbre americana en Mar del Plata en 2005. Uno hizo la cumbre y el otro la contracumbre. Poco después Chávez vociferó desde la Argentina contra Bush. Que estaba de visita en Uruguay. Kirchner ponía el lugar donde Chávez ubicaba su verbo encendido. Eran dos compinches haciendo travesuras de potrero. Pero Kirchner tiraba la piedra y escondía la mano…..Tal vez Chávez le enseño al kirchnerismo cómo fracturar la sociedad, echar jueces y perseguir al periodismo. También es cierto que esas son las recetas irremediables de cualquier populismo.” Bartolomé Mitre, que arrasó con el Paraguay y los caudillos populares no lo hubiera dicho en forma diferente. Por derecha, Mauricio Macri sostiene: “Esperamos que nosotros no sigamos nada de Chávez” abrazado a La Nación y Clarín y el candidato del Frente Amplio Progresista Hermes Binner sostuvo que en la alternativa Chávez o Capriles hubiera votado por el candidato del poder económico, como si 66 años no hubieran pasado y perpetraría nuevamente los mismos errores de los socialistas juanbejutistas, apoyando a Tamborini- Mosca, la fórmula de la Unión Democrática en las elecciones de febrero de 1946. Incluso un político que suele hacer algunos aportes interesantes como Rodolfo Terragno, aunque su paso por el gobierno de la Alianza fue de una notable opacidad, escribió en Clarín del 7 de marzo, el medio del cual es cada día es más tributario: “La herencia de Chávez no es una Venezuela más justa ni más independiente”. Su confesión inicial permite entender su tergiversación: “Confieso que no tengo, para escribir sobre Hugo Chávez la necesario objetividad. Lo recuerdo conspirando desde los cuarteles, contra el gobierno democrático que nos salvó la vida. Me refiero al gobierno de Carlos Andrés Pérez…..” El caracazo que fue la respuesta a las medidas de ajuste de su protector ha quedado diluido en su memoria. Mariano Grondona, el intelectual orgánico e histórico del establishment, en su poca digna senectud, donde los prejuicios reemplazan a los argumentos, escribió en La Nación del 10 de marzo: “El populismo exalta la irracionalidad.” El miércoles 6 de marzo, en los juicios por delitos de lesa humanidad en Córdoba, el asesino Pedro Vergez se puso a cantar en la audiencia “Viva la muerte de Chávez”. No estaba solo: muchos hicieron lo mismo en Miami, Caracas y Buenos Aires. Los gobiernos populares tienen la virtud de desnudar la brutalidad de la derecha, las imposturas de muchas izquierdas y el falso concepto de democracia de muchos progresistas, penetrado del falaz republicanismo de aquellos que sólo lo recuerdan cuando gobierna el populismo. Hacen oportuna aquella frase de William James: “Un gran número de personas piensan que están pensando cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios”. Diario Registrado GB

EL SINDROME DE ESTOCOLMO EN LOS ISLEÑOS.

El síndrome de Estocolmo de los isleños Por María José Sánchez “Esa banda inconsolable de perros sin folleto, brujas de alma sencilla, patéticos viajantes. Pobres tontos, pobres diablos…” (Buenas noticias, Los Redondos) Este lunes por la noche cerró el escrutinio en las Islas Malvinas. En dos días de votación, 1513 habitantes optaron seguir siendo, junto a otros 13 territorios, colonia británica. ¿Para qué usar eufemismos? si con el de “referendum” tenemos de sobra. Rara forma de votar los isleños: no necesitan presentar documentos e, incluso, pueden enviar a alguien que vote en su nombre. Parece la escena de votación de Pandillas de Nueva York, pero no es una película esta vez, sino que pasa en la realidad. Pensándolo un poco, siempre de este lado, lo que acaban de hacer resulta a la luz del análisis psicológico algo así como un grave caso de síndrome de Estocolmo. O, tal vez, sin apelar a un examen científico, podemos usar una metáfora más elemental y decir que esta elección fue como preguntarle al goloso si gusta seguir comiendo caramelos. Se me ocurre que los argentinos podríamos hacer lo mismo, agarrar un fin de semana cualquiera, poner unas urnas por ahí y votar si queremos que las Malvinas sean territorio nacional o que se la queden los invasores. A ver que pasa. Muchos seguro votaría que no, a favor del colonialista Londres, porque son así, porque avalan la opresión de los pueblos, incluso sin saber qué es eso. Pero de seguro arrasaría el Sí. No se si un 99,8%, pero si bastante. Total, si de elecciones amañadas se trata, qué problema habría. Hasta podríamos mandar a alguna tía a votar por nosotros, de esas que se levantan temprano los domingos. Pero creemos que Malvinas es otra cosa, no un mal chiste entre amigotes, como fue este referéndum, que es sólo una muestra más de un estado imperial que se sigue resistiendo a avanzar, en paz, a dialogar sobre un territorio invadido, usurpado. El mundo se ha expresado, no sólo la mayoría de los países de América Latina, sino también África y varios países asiáticos. De hecho hasta Estados Unidos se manifestó en el tema Malvinas, al no dar opinión y soltarle la mano a su colega invasor, con quien ha encarado sendas ruinas de países tercermundistas y con quien aun no cejan en su intento colonizador. Los que nunca han tenido que defender la democracia, poco sabrán del valor real y simbólico de la acción de votar, de elegir, entonces prefieren bastardearla. Hacen como el monito que imita, sin saber realmente qué es lo que está haciendo. Pura alharaca, como prender un petardo en un balde: un segundo y ya no hay nada, ni ruido. La causa Malvinas es la causa de Latinoamérica toda. Es de todos los pueblos que han sufrido y aun sufren el hostigamiento imperialista, quienes aun no pueden salir bajo la bota sanguinaria del invasor. Y esa causa se ha de defender desde la pluma y la palabra, porque aunque Gran Bretaña no quiera, el diálogo que piden decenas de Estados, además del argentino, el mismo diálogo que reclama resolución tras resolución la ONU, algún día va a tener que concretarse. Y, vale agregar, aunque no quieran que eso suceda algunos argentinos que no escatiman esfuerzos en servir humillados a la corona, ni ahorran renglones en defender la opción monárquica. Diario Registrado GB

EL LUNFARDO PARTE III

La preeminencia italiana Por Eduardo Pérsico El lunfardo de los argentinos (parte 3 de 3) En el período de 1900 a 1930, la cuarta parte de la población de Buenos Aires y sus alrededores eran italianos nativos y sus descendientes, y por debajo existía otro quince por ciento de la suma de andaluces, gallegos, catalanes, vascos y demás llegados de España por esos años. La colonia italiana pronto se manifestó en los hábitos locales y por ahí el novelista Francisco A. Sicardi, a principios del siglo dijo que ‘los inmigrantes italianos también daban algunos huéspedes al presidio y vocablos al caló del bajo fondo’. Un perfil de los italianos tan útil para rastrear los rumbos de la comarca más arrimada al Río de la Plata y esa matriz italiana tantas voces lunfardas, y aunque existieran muchos términos con otra fuente, veamos: si al lunfardo se lo vincula al desarrollo del tango como dos andariveles hacia una misma identidad, paralelo a eso vemos la marca indeleble del cuplé en los primeros tangos, incluyendo La Morocha de Angel Villoldo. Y un fino poeta como Julio Félix Royano, (El Mata; Animal de Presa; Mururoa; Lunes de Dios) supo recordarnos a unos napolitanos y calabreses de su niñez en Lanús y que él, hijo de gallegos, advirtió que el término ‘lunfardo’ en su concepción de ladrón y malviviente, les venía de ‘lombardo’. El corte a la última sílaba de los napolitanos a la palabra, sonaba ‘Lum’ por ‘Lom’ y el parecido a F por B es una inflexión propia italianos del sur. Y como el entretejido de las identidades no suele hilarse de un solo ovillo, Domingo Casadevall, en El Tema de la Mala Vida en el Teatro Nacional, (Editorial Kraft, 1957) después de enumerar unos términos portugueses sumados al habla, dice que el lenguaje orillero y lunfardo se fue bordando también con voces populares usadas en la España de los siglos XVI y XVII, y ofrece ejemplos como ‘gayola’, ‘punto’ y hasta ‘pinta’, con el similar sentido que hoy le damos. Además, sobre la Vida del Buscón, de Quevedo, escribió el filólogo español Américo Castro que en el siglo XVI los pícaros usaban una lengua propia ‘y de aquí el habla revesada que consistía en dar la palabra del revés y pronunciar greno por negro’. Algo que hoy, siglo veintiuno, los argentinos por negro cordialmente decimos grone. . Asimilaciones y sincretismos culturales deciden los perfiles de cada nuevo estilo, y advierten sobre lo estéril estratificar o congelar las identidades en algún tiempo. El nosotros somos así para siempre hoy ni resuena ante una imbatible realidad que trae consigo la computación y otras brujerías… Habitual recurso cotidiano A través de generaciones el lunfardo logró permanecer y se sumó a varias expresiones culturales que no serían de uso exclusivo de los argentinos. Pero que su vigencia en cada período social de Argentina sostiene su sesgo humorístico, juvenil y caricaturesco es indiscutible. Su aporte a expresiones temporales lo hicieron un innegable fenómeno cultural, y el ida y vuelta de lo lunfardesco a lo coloquial se aprecia en bien en el sainete, el más popular género teatral costumbrista que junto al lenguaje del tango fijaron nuestra memoria colectiva. Muchos jergales de gente de mal vivir fueron escritos y cantados hasta adherirse al hablar cotidiano, pero el lunfardo saltó a ser un método de divulgación por la inclusión de sus voces por saineteros y poetas no sólo por ese mango que te haga morfar, de Discépolo, sino por tantas líneas donde cualquier argentino encuentra algo que lo involucre. El tema de la pobreza en los inquilinatos y la inserción entre inmigrantes y nativos, no dejó sainete sin un personaje compadrito o ‘cocoliche’ de expresarse en lunfardo; que siempre y en la trama sostenían la defensa familiar, la autoridad paterna y las buenas costumbres. Machietas mayoritarias en el teatro argentino en su auge de mayor concurrencia al espectáculo, del veinte a fines del cuarenta, hábito que ironizara a su modo Jorge Luis Borges diciendo que muchos intelectuales concurrían el fin de semana a los teatros de la calle Corrientes para recibir una dosis de arrabal... Y sin embargo, según Luis Ordaz en Siete Sainetes Porteños están el drama, la acuarela nostálgica, el equívoco por las distintas lenguas y un cierto trazo claroscuro y violento. Así Buenos Aires recibió la materia prima del ‘cierto sainete de seres humanos’ confluyendo en sus calles y pueblos aledaños. Ricardo Rojas, quien entendía que el teatro era un arte incompleto sin el aliento popular, y que toda minoría culta puede alcanzar el goce de un teatro exótico pero la mayoría sensitiva, exige un teatro propio que le represente el drama de su existencia. Algo que remata Tulio Carella: a los nuevos habitantes la tradición le es insuficiente para decir y a despecho de ella, introduce cambios y elementos estéticos que alteran su fisonomía.. El sainete definió el estilo argentino de vida con europeos que por ambición más desarrollada iría desplazando al criollo, pero no faltarían en segunda escena las multitudes hambrientas, desesperadas y sin oficio que también acuñaron inflexiones para entenderse mejor con la palabra. Y muchos con un modo novedoso de caminar que exacerbado por el argentino nativo relevaría al compadre pampeano condenado por la modernidad; eso que devino en el compadrito que agregara una nueva expresión visual a la comarca y la novedosa jerga de comunicación, el lunfardo. Las voces más difundidas En el glosario de voces en letras del tango y la poesía lunfardesca más frecuentada, evitamos citas de indudable certeza de neolunfardos o con etimología científica, y poco abrevamos en el ‘lunfardo canero’, - salvo en letras de tango- por saberlo más hermético por códigos del encierro, y pesquisar esa vertiente hoy no agregaría demasiado. Las letras de tango más apreciadas llegaron de Pascual Contursi y otros en adelante hasta 1950, y el material posterior ni arrima a los vates mayores que siguen en el favor popular. Nuestra elección de la poesía y en especial con el soneto lunfardo, obedeció a la valía de tantos autores contemporáneos que sin artilugios forzados, supieron secundar a los Versos Rantifusos, de Felipe Fernández, ‘Yacaré’; Semos Hermanos, de Dante A.Linyera, La Crencha Engrasada de Carlos de la Púa y el Chapaleando Barro, de Celedonio Flores en 1929. Y que desdijeron con libros de sugestivo nivel literario que el no versificar en esa jerga que se mandara Jorge Luis Borges, con sus palabras, sufriría la despótica imposición del tiempo. Y un chan chan como final de tango El inicial cancionero popular de Buenos Aires, considera como su precursor a Angel Villoldo, el vocero de los compadritos, por autor de El Porteñito en 1903 y La Morocha en pero ‘percanta que me amuraste en lo mejor de mi vida’, primera estrofa de Mi Noche Triste escrita por Pascual Contursi y entonada Carlos Gardel por 1917, nos prodigó cierto tono lunfardesco y estilo de contarnos ‘ciertas cosas’. Ni el letrista Contursi o el mismo Gardel estimarían tanta resonancia posterior, pero si el protagonista hubiera recordado a su amor ausente diciendo ‘mujer que me abandonaste en plena felicidad’ o algo idiomáticamente más pulcro, ese tango jamás hubiera sido la íntima confesión de un porteño. Y hoy, pese a los exacerbados machistas y dramáticas cantoras del tango, su toque lunfardesco sigue en el siglo veintiuno entre los argentinos, en tanto otros léxicos coloquiales como el slang de los yankis, el cockney londinense y la giria brasilera no arraigaron tantos vocablos populares por faltar en sus canciones esa otra literatura que los reiterasen Una consecuencia natural y divertida en el universo cultural de los argentinos, fertilizado por ese lenguaje referente que más allá de ser un código entre dos para que no se entere un tercero, significa al fin sustancial para interpretarse y parecerse mejor. Y sin gardelear más digamos que sin alarde de ‘culminar una exhaustiva investigación’, rebuscar cierto material de notorios autores y otros desconocidos, nos orienta a seguir creyendo que si algo ayuda a entendernos más entre nosotros, vale la pena el intento. Año 2013. EP Parte 1 y 2 Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires Argentina. www.eduardopersico.blogspot.com GB

CARRIO-SOLANAS

Memoria Literatura Psicología Pensamiento Tango Pasión de Multitudes Mezcladito SOLANAS Y CARRIO SE MOSTRARON JUNTOS Y SENTARON LAS BASES DE UN ACUERDO ELECTORAL Dos que quieren reposicionarse Los referentes de Proyecto Sur y la Coalición Cívica hablaron de la necesidad de unir a la oposición y se elogiaron mutuamente. Ambos buscan recuperar protagonismo ante las negociaciones que mantienen el FAP, la UCR y otro sector de la CC. Por Miguel Jorquera Fernando “Pino” Solanas y Elisa Carrió posaron juntos ayer para la foto en medio de una jornada sobre “ética pública contra la corrupción y la impunidad”, que selló el principio de acuerdo político en territorio porteño para las elecciones legislativas de este año, con un documento conjunto de Proyecto Sur y la Coalición Cívica y la presentación de proyectos parlamentarios comunes. “Aquí hay un objetivo político, que es evitar que se sigan destruyendo las instituciones de la república y para eso hay que garantizar que todos los senadores nacionales por la ciudad de Buenos Aires sean de la oposición. ¿Quién mejor que Pino para ser senador por la Capital?”, se sinceró Lilita. “La ciudadanía nos está pidiendo unidad en la lucha contra la impunidad y la corrupción. Hay que construir puentes de búsqueda que nos lleven a un frente electoral amplio, grande, que pueda dar respuesta a una ciudadanía que se siente huérfana”, sumó Pino. Puertas adentro, desde ambos partidos reconocen que se trata de “una disputa de posicionamiento” en la discusión por conformar una alianza de un amplio abanico de fuerzas de centroizquierda, de la que Solanas y especialmente Carrió habían quedado relegados. Arriba del escenario, Carrió se encargó de disipar especulaciones y explicó el acuerdo con Solanas: “Las sociedades se pueden unir de dos maneras, organizadamente en lo idéntico para excluir al resto, el vamos por todos es una unidad basada en una hegemonía, y la otra unidad posible es que la condición humana es en sí misma una diferencia, una diferencia que alegra porque si todos fuésemos idénticos el mundo sería muy aburrido”, sostuvo antes de afirmar que “nadie sospechaba que dos intransigentes se pusieran de acuerdo”. Mirando a Solanas dijo que “ni él ni yo somos personas manejables, ambos amamos la Argentina y la ciudad de Buenos Aires”. Lilita llegó al salón de la Universidad del Museo Social Argentino una hora después de lo previsto y sólo acompañada por los más fieles dentro de su propio partido, en el que hay resistencia a su política de alianzas: la diputada Alicia Terada (la única presente del bloque de la CC), los ex diputados Juan Carlos Morán y Elsa Quiroz y el legislador porteño Fernando Sánchez. Antes habían expuesto el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, y el fiscal federal de Tucumán, Gustavo Gómez. Pino se refirió a la necesidad de “explorar distintas experiencias” y al reclamo de unidad opositora que acompañó el cacerolazo del 8 de noviembre y la movilización sindical del 20 de ese mismo mes, convocada por la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Pablo Micheli. “La ciudadanía nos está pidiendo unidad en la lucha contra la impunidad y la corrupción. Hay que construir puentes de búsqueda que nos lleven a un frente electoral amplio, grande, que pueda dar respuesta a una ciudadanía que se siente huérfana”, amplió Solanas y dijo que el objetivo es “derrotar a los dos oficialismos”, refiriéndose al kirchnerismo y al macrismo en la Ciudad. En la primera fila del auditorio lo escuchaban sus compañeros de bancada Alcira Argumedo y Jorge Cardelli, el legislador porteño Julio Raffo y Mario Cafiero, de buena relación con Carrió, uno de los artífices del acuerdo. Más atrás escuchaban con atención los aliados de Proyecto Sur, como el legislador porteño Alejandro Bodart (MST) y el dirigente del PSA Daniel De Abrantes, dos fuerzas menos permeables a sellar un acuerdo sólo con Carrió. Hubo flores entre Pino y Lilita. “Lo conocí hace mucho tiempo, era muy buen mozo y lo sigue siendo. Un tipo de película”, soltó Carrió y dijo que Solanas podía ser “un senador romántico e intransigente” como otros que tuvo Buenos Aires. Solanas fue más político en sus elogios, recordó los proyectos de Lilita contra la corrupción y reivindicó su iniciativa de la Asignación Universal por Hijo. También hubo lugar para las diferencias. “No, yo prefiero no usarlos”, dijo Carrió, que se negó a posar junto a familiares de la tragedia de Once que Solanas invitó a subir al escenario. “Quiero aclarar que ninguno de nosotros se va a aprovechar de las tragedias”, aclaró luego, para tranquilizar a Pino. Con el acuerdo, Solanas y Carrió patearon el tablero en la discusión por un acuerdo político entre distintas fuerzas de centroizquierda en la Ciudad, de la que habían sido marginados. En el FAP la mayoría quiere a Pino dentro de la alianza electoral porteña, pero pocos a Carrió y negociaban con los disidentes de la CC. Esos sectores, como Libres del Sur, también quieren sumar a la UCR en el acuerdo. Pero Solanas no se quedó paralizado: este jueves volverá a reunirse con el jefe socialista de la Ciudad, Roy Cortina; Claudio Lozano, de Unidad Popular, y referentes porteños del GEN. Allí, la discusión para conformar un solo frente electoral también deberá analizar si están dispuestos o no a marchar también con Carrió. 13/03/13 Página|12 GB

VOTO MEDIEVAL.

Voto medieval en la era de Twitter Por Susana G. Vejo / Alba Tobella “Si hay algo diferente en este cónclave es la presión de los medios modernos de comunicación”, explica Peter Maxwell-Stuart, profesor de Historia de la Universidad de St. Andrews en Escocia y autor del libro Crónica de los Papas (Thames & Hudson, en inglés). El desarrollo de las nuevas tecnologías es capaz de cambiar las decisiones de los cardenales, para este historiador. “Las opiniones en las redes sociales pueden resultar efímeras para aquellos que las expresan, pero tienen un efecto más duradero en aquellos que las leen. Ninguno de estos cardenales es inmune a estas presiones. Lo que piense la gente común puede tener una gran influencia en la mente de los electores, algo impensable en cónclaves anteriores”. Maxwell-Stuart considera que esta “comunicación invisible” será la presencia determinante en esta elección. Después de la renuncia histórica de Benedicto XVI, toca un cónclave tenso pero sin demasiadas novedades, según los expertos. Las historias internas de la elección papal siempre han estado marcadas por el secretismo, y garantizar la total intimidad de los cónclaves ha sido siempre difícil. “En el cónclave que siguió a la muerte de Pablo III, en 1550, los cardenales se quedaban en habitaciones en la Capilla Sixtina junto a sus asistentes. La comida era sospechosa de filtrar mensajes externos. Los pasteles eran abiertos para ser examinados y el vino solo podía entrar en recipientes de cristal”, explica Clare Copeland, investigadora de Historia Moderna en la Universidad de Oxford. “Peleas y escándalos en la Santa Sede ha habido siempre. Son intrínsecos al Vaticano desde hace siglos y no deben consternarnos”, dice Alberto Melloni, historiador de la Iglesia y director del Instituto de Estudios Eclesiásticos Juan XXIII de Bolonia. Se refiere, por ejemplo, al escándalo de la Banca Romana [luego banca del Estado Pontificio] que quebró en 1893 tras destaparse sus relaciones fraudulentas con el Gobierno italiano; o en la elección que siguió a la muerte repentina de Juan Pablo I, un mes después de asumir el mandato en 1978, con rumores de asesinato. Melloni asegura que el documento con toda la información sobre el caso de espionaje Vatileaks y que, según Benedicto XVI “solo debe leer el próximo pontífice”, es un secreto a voces. “El Vaticano es un pueblo pequeño donde todo el mundo se conoce”, declara Melloni. “La única comparación entre este cónclave y cualquier otro es quizá con el de Celestino V, en 1294”, dice Maxwell-Stuart. Al elegir a Celestino V, explica, los cardenales estaban seguros de que elegían a un hombre santo al que nadie podría poner objeción. Pero las controversias que rodeaban a la Iglesia lo obligaron a renunciar. Los cardenales tardaron un día en elegir a su sucesor. Y es precisamente en las figuras de Celestino V y Benedicto XVI donde el experto ve un paralelismo: “Se trata de dos papas muy respetados que renunciaron a un puesto porque estaban convencidos de que no reunían las habilidades necesarias”, dice el catedrático, que hace hincapié en que la mala reputación de los cardenales no es algo nuevo. El misterio sobre los abusos sexuales a menores ha transformado la concepción de unos hombres convencidos de que Dios les encarga la misión de elegir a su representante en la Tierra. “Durante siglos, los cardenales han explicado al mundo lo que la Iglesia necesita. Esto ya no puede ocurrir porque hay tantos escándalos silenciados que nadie confía en nadie”, dice James Weiss, profesor de Historia de la Iglesia de la Universidad de Boston. “Las ambiciones de hacer carrera impiden que se cumpla la norma de que el Papa gobierne con el consenso del Colegio cardenalicio aprobada en el Concilio Vaticano II”, explica Alberto Melloni, que añade que no hace falta “un largo pontificado para acabar con esto, sino un Papa fuerte”. Un ejemplo es Juan XXIII, uno de los papas que “más han hecho con un mandato corto”, según Roger Collins, experto en Historia Eclesiástica de la Universidad de Edimburgo y autor del libro Guardianes de las llaves del cielo: una historia del papado (Basic Books, en inglés). Percibido como un pontífice muy espiritual, en menos de cinco años (entre 1958 y 1963) llevó a cabo reformas pragmáticas de calado: revisó el código canónico y presidió el Consejo Vaticano II —en el que se redefinieron las líneas de la Iglesia Católica entre 1959 y 1965—. Melloni recuerda el cónclave posterior a su muerte como uno de los más tensos —había dejado el Concilio a medias— junto al de 1978, cuando fue elegido papa Juan Pablo II, en un momento en que los italianos sentían que podían perder el monopolio de la Santa Sede, que poseían desde 1523. Las elecciones papales no han estado siempre restringidas a los purpurados —ahora, a los menores de 80 años—. “Fue en 1509 cuando Nicolás II limitó el voto al colegio cardenalicio. Antes votaba también el pueblo y el clero de Roma. Luego, Alejandro III decretó que era necesaria una mayoría de dos tercios”. El historiador relata que los cardenales se han visto sometidos a la presión de lobbies políticos a lo largo de la historia. “Los cardenales del Renacimiento sufrían la presión del Imperio para que eligieran a sus candidatos favoritos. En 1562, Pío IV introdujo una estricta disciplina en las elecciones papales y en 1622 Gregorio XV implantó el voto secreto. Pero no fue hasta 1904 que la interferencia política fue completamente prohibida por Pío X”, explica Maxwell-Stuart. La apertura de la Iglesia no es probable para Kevin Madigan, experto en Historia Eclesiástica de la Universidad de Harvard. “Los procedimientos para la elección del Papa fueron establecidas en el siglo XI y es poco probable que cambien. Benedicto XVI y Juan Pablo II llenaron el colegio cardenalicio con hombres que no destacan por su transparencia”, explica Madigan. “La gente tiene muchas esperanzas de cambio en una institución que se mueve lentamente”, dice Weiss. Catherine Fletcher, profesora de Historia Pública en la Universidad de Sheffield concluye que aún es pronto para saber si este será o no un cónclave histórico: “Todo depende de las acciones que tome el siguiente Papa. Llevará tiempo saberlo”. El País gb

PAPA EN SUDAMERICA,NO GRACIAS.

Papa de Sudamérica, no gracias Por Martín Granovsky Como antes el argentino Leonardo Sandri, ahora el brasileño Odilo Scherer aparece como uno de los cardenales a quien la nobleza vaticana podría elegir Papa. Disculpas, pero no se trata de fútbol. Ningún orgullo nacional está en juego. Y tampoco un orgullo sudamericano. Más bien lo contrario: lo peor que podría pasarle a Sudamérica sería la elección de un papa de aquí. Más aún cuando los cardenales de Brasil y la Argentina son conservadores que en los últimos años dedicaron parte de sus esfuerzos a cuestionar los procesos políticos de reforma social en los dos países más grandes de la región. En Brasil, a los obispos se les agrega el tratamiento de Dom. El gaúcho Dom Odilo Scherer nació el 21 de septiembre de 1949 en el estado de Rio Grande do Sul. Tiene 63 años. Es uno de los cardenales ordenados por Benedicto XVI en 2007, el mismo año en que fue designado arzobispo de San Pablo. Su nombramiento consolidó el desplazamiento de los franciscanos al frente de diócesis brasileñas. Uno de ellos fue Aloisio Lorscheider, ungido obispo en 1962 por el papa Juan XXIII y cardenal en 1976 por el papa Pablo VI, los dos pontífices del Concilio Vaticano II que sesionó entre 1962 y 1965 para modernizar a la Iglesia. Otro franciscano fue Paulo Evaristo Arns, obispo y cardenal por decisión de Pablo VI. Retirado y en oración, a los 91 años Arns cumple mañana cuatro décadas como cardenal. Obviamente no integró el pelotón de electores porque pasó largamente los 80. Dom Paulo fue dirigente de la agrupación Tortura Nunca Mais de Brasil. Frei Betto, uno de los fundadores de las Comunidades Eclesiales de Base, contó que entre los devotos de Cristo y San Francisco de Asís figuró siempre Luiz Inácio Lula da Silva. Leonardo Boff, el teólogo condenado a silencio por la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición), suele definirse como “católico, apostólico y franciscano”, porque dice que “romano” alude a un lugar y no tiene relación alguna con el fondo del cristianismo. A diferencia de obispos como Dom Aloisio, Dom Paulo y el célebre Dom Helder Cámara, Dom Odilo no fue cercano en absoluto a la Teología de la Liberación ni alentó a los cristianos de base que, junto con militantes de izquierda y dirigentes sindicales, fueron una de las vertientes fundadoras del Partido de los Trabajadores en 1980. Más bien, Scherer representó el castigo con que la Santa Sede de Juan Pablo II y Benedicto XVI quiso domesticar a la jerarquía eclesiástica brasileña. En 2005, la muerte de Juan Pablo II y la elección del sucesor coincidió con el año más crítico del primer gobierno de Lula, que había asumido el 10 de enero de 2003. En abril de 2005 aún no había emergido el escándalo del llamado “mensalao”, que derivó incluso en la renuncia del jefe de la Casa Civil de Lula, José Dirceu. Pero Lula estaba a mitad de su primer mandato y la oposición preparaba argumentos y candidatos para la campaña de 2006. El Partido de la Socialdemocracia Brasileña, el PSDB del ex presidente 1995-2003 Fernando Henrique Cardoso, terminó postulando a Geraldo Alckmin, entonces gobernador del estado de Sao Paulo, cargo que hoy detenta por tercera vez. Alckmin es un miembro destacado del Opus Dei, la institución creada por José María Escrivá de Balaguer, un admirador del dictador español Francisco Franco, quien en la década de 1960 incorporó a miembros del Opus para la gestión económica y financiera del Estado. Dijo Escrivá a Franco en 1958: “Aunque apartado de toda actividad política, no he podido menos que alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del jefe del Estado proclame que ‘la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación’. En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituidas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional”. En 2010, el elegido por el PSDB para ser derrotado por el PT fue José Serra, el mismo candidato derrotado por Lula en 2002. ¿Conseguirá Alckim otro turno como desafiante de la probable candidata a la reelección Dilma Rousseff en 2014? Por si acaso, el gobernador tiene a mano sus cábalas. En el Palacio dos Bandeirantes, sede del gobierno estadual, hay un facsímil de la primera edición del libro Camino, de Escrivá de Balaguer, con una dedicatoria estampada después de la frase “Victoria”. La victoria a la que alude el libro es la matanza de republicanos por parte del bando nacional en la Guerra Civil Española, librada entre 1936 y 1939. A cargo de la diócesis católica más grande de Sudamérica, Scherer es un conservador que admira a Joseph Ratzinger. En 2007, mientras preparaba el viaje de Benedicto XVI a Brasil, el país con mayor número de católicos del mundo, defendió las posiciones doctrinarias de la jerarquía vaticana sobre la vida cotidiana de esta manera: “Entiendo las dificultades que existen de comprender la posición del Papa en un mundo controvertido, de diversidad de pensamiento, de opiniones, pluralidad, pero no está en la competencia de la Iglesia cambiar el Evangelio”. Scherer estuvo a tono con el Papa. En la conferencia de prensa que ofreció en el avión en medio del viaje hacia Brasil, Ratzinger justificó la excomunión en caso de responsabilidad por aborto, con fundamento en el Derecho Canónico, y se mostró ocupado en analizar la expansión evangélica cristiana en Brasil. Dijo que por un lado respondía a “una difundida sed de Dios” y por otro a la búsqueda de atender “a quien se presenta y promete soluciones a los problemas de su vida cotidiana”. Sobre la Teología de la Liberación, condenada por él mismo desde la jefatura de la Inquisición, Ratzinger dijo que “con el cambio de la situación política ha cambiado también profundamente la situación de la Teología de la Liberación, y ahora es evidente que estos fáciles milenarismos, que prometían en lo inmediato, como consecuencia de la revolución, las condiciones completas para una vida justa, estaban equivocados”. En su gira, Ratzinger condenó el aborto, impulsado entonces de manera indirecta por el ministro de Salud de Lula, José Gomes Temporao, que pedía convocar a un plebiscito. Aunque no llegó ni a enviar un proyecto ni a llamar a un plebiscito, Lula conmemoró la visita de Benedicto XVI lanzando, dos semanas después de la partida del Papa desde Brasil, un gran plan de entrega de anticonceptivos baratos para los pobres. Jaqueado por el crecimiento de los evangélicos, Scherer osciló desde 2003 entre criticar a los gobiernos del PT por una supuesta desatención de los problemas sociales y, al mismo tiempo, no caer en el cuestionamiento salvaje porque la mayoría de los feligreses, en especial la de los sectores más vulnerables, vota al PT. Hasta ahora la Historia revela que los Papas no dan sorpresas. Como pontífices no terminan siendo distintos de lo que pensaban y actuaban mientras eran obispos o cardenales. Así sucedió con el progresista Juan XXIII, con el centrista Pablo VI, con el conservador bajo quien florecieron los negocios del Banco Ambrosiano Juan Pablo II y con el ortodoxo Benedicto XVI, mano derecha de Karol Wojtyla para cuestiones doctrinarias. Si esta comprobación histórica se mantiene, y más allá de cómo ordene el nuevo Papa la curia romana, es posible imaginar que un mayor nivel de activismo hacia América latina se guiaría por preceptos rígidos, opuestos a una mayor separación entre la Iglesia y el Estado y reacios a la pérdida de influencia política de la jerarquía de la Iglesia en bolsones importantes del poder. Todas estas cuestiones son distintas de cómo ejerce cada uno su religiosidad o su ateísmo, e incluso de cómo la ejercen quienes tienen vocación de experimentarla colectivamente. El problema no es la religión, sino su relación con el Estado. La Argentina, por ejemplo, introdujo en la reforma constitucional de 1994 la posibilidad de que un presidente pueda no ser católico, pero mantuvo el artículo segundo: “El gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano”. Desde 2003 la ampliación de criterios para el registro de cultos en la Cancillería tendió a equilibrar el peso terrenal de la jerarquía católica argentina, y lo mismo hicieron medidas como la Ley de Matrimonio Igualitario de 2010. A la vez, el debate sobre el aborto libre, seguro y gratuito llegó a la Cámara de Diputados. Pero los subsidios educativos continúan y, en el día a día, el ministro de Salud Juan Manzur tiene sensiblemente menos entusiasmo por la realización y la difusión de campañas sobre anticonceptivos que su antecesor en el cargo, Ginés González García. Un papa latinoamericano como el brasileño Odilo Scherer o como el argentino Leonardo Sandri, ex auxiliar del secretario de Estado Angelo Sodano, virtual primer ministro de Juan Pablo II, no suenan como la mejor ayuda para separar del todo a la Iglesia, o a las iglesias, respecto del Estado, y tampoco parece que fueran a obrar de estímulo para los cambios que se producen en los dos grandes países de Sudamérica desde 2003. Ojalá que ningún cardenal de América latina llegue a Papa. martin.granovsky@gmail.com 13/03/13 Página|12 GB