miércoles, 7 de noviembre de 2012

ALBANO A LA HORA DEL TE...

Albano, a la hora del té
Por Ricardo Ragendorfer
rragendorfer@hotmail.com

Por teléfono, su voz transmitía pesadumbre. “Mire –dijo, de pronto–, esto me tiene tan podrido que a veces me dan ganas de desaparecer.” En su boca, tal verbo tenía una escalofriante resonancia. Albano Harguindeguy se refirió así a su arresto domiciliario, antes de rechazar mi propuesta de entrevistarlo para un documental. Sin embargo, no objetó ser visitado. El encuentro se produjo en la tarde del 30 de julio.

Fue dificultoso llegar a la calle Eva Perón al 1300, de Los Polvorines. Al remisero le causó gracia el paquete con masitas secas que llevaba para semejante anfitrión, uno de los jerarcas más sanguinarios de la última dictadura. Su esposa, en cambio, las aceptó con beneplácito. Doña Elena derrochaba una tensa cortesía. Esa actitud mutó en ira al apartar a dos mastines que saltaban a mi alrededor. Luego recobró la compostura. Y me condujo al jardín. El viejo genocida estaba en el porche, sentado ante una pequeña mesa. De la cintura le colgaba una bolsa con orina. Al percibir mi presencia, extendió una mano fría y húmeda. Sus ojillos poseían el brillo de antaño.

Aquella misma mirada había sobresaltado alguna vez al jefe montonero Roberto Perdía. Fue al caer la noche del 13 de enero de 1976 en un desolado doque de Puerto Madero. Otro referente de esa organización, Norberto Habbeger, armó un cónclave secreto entre Perdía y Harguindeguy –al que conocía del Operativo Dorrego– para negociar la situación de Roberto Quieto, quien días antes había caído en manos de una patota policial. Esa vez, a Harguindeguy le colgaba de la cintura un revólver Smith & Wesson calibre 38. Perdía portaba una 45. Con tal adminículo, abordó el Falcon que conducía el militar. Éste se permitiría una curiosidad:

–¿Es usted Marcos Osatinsky?

Se refería al emblemático jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) fugado del penal de Rawson en agosto de 1972.

–Ustedes lo mataron hace un mes.
–Ah, no sabía. Es que no pude hablar a fondo con Viola, porque todavía se está sacudiendo el polvo de la bomba que ustedes le pusieron…

Harguindeguy sonrió con picardía, para agregar:

–Tampoco pude transmitirle el afán de diálogo que ustedes tienen ahora.
–¿Hay alguna posibilidad en relación a Quieto? –quiso saber Perdía.
–De ningún modo. Quieto no va aparecer. Olvídense. No vamos a andar tirando cadáveres en los zanjones. Desde ahora, los cadáveres no van a aparecer. Vamos hacer otra cosa.

Pronunció la frase con los dientes apretados, sin dejar de conducir el Falcon a paso de hombre por las desiertas callejuelas del puerto. Finalmente, aclaró:

–Lo de Lanusse fue una dictablanda. Dictadura va ser la nuestra. A Quieto no lo van a volver a ver. En realidad, no volverán a ver más a nadie.

Un visionario.

Siete lustros después, Harguindeguy confirmó el episodio, pero a su modo: “Era Osatinsky al que vi”, insistía.

Los dos mastines me olisqueaban. Y él, desde su silla, observaba mi reacción. La escena era inquietante. El dueño de casa la remato con una frase de circunstancia: “Nos creímos omnipotentes; ése fue nuestro gran error”.

El tipo había sido el jefe de la Policía Federal durante la última etapa del gobierno de Isabel Perón. Desde tal cargo, fue uno de los bastoneros del desfile militar hacia el 24 de marzo de 1976. A partir de entonces –y durante cinco años– sería nada menos que ministro del Interior. Aquel hombre de cara cuadrada resaltaba entre sus pares por sus modales campechanos. Esa característica de su personalidad estaba presente aún en los instantes más dramáticos.

De ello pudo dar fe la esposa del ex presidente boliviano Juan José Torres, asilado en el país. Ella fue recibida por Harguindeguy el 2 de junio de 1976, tras 48 horas sin noticias sobre el paradero de su esposo. Harguindeguy no ocultó su interés en el asunto. Y quiso saber: “¿El señor tiene deudas de juego?” La respuesta fue negativa. Entonces, consoló a la mujer con las siguientes palabras: “No se preocupe, señora; su marido quizás está de juerga”. El cadáver del mandatario apareció cosido a balazos en un descampado de San Andrés de Giles.

Ahora, al Vasco –tal como sus allegados le decían– poco le quedaba de su proverbial picardía. Izado del asiento por su esposa, se aferró a un andador con ruedas. Al desplazarse con sumo esfuerzo, su rostro dibujó una mueca atroz. En el living ya estaban servidas las masitas y el té. Lo cierto es que Harguindeguy no era un individuo al que la adversidad le quitara el apetito: tras mojar las masitas en la infusión, las engullía con una voracidad casi infantil. En tales circunstancias, balbuceó: “Me quieren culpar hasta de la Conquista del Desierto”.

Pese a no tener ninguna condena, el ex ministro de Videla estaba procesado en todo el país por crímenes de lesa humanidad. Una de esas causas era por el secuestro extorsivo del empresario Federico Gutheim. Desde 2004 tenía prisión preventiva por su rol en el Plan Cóndor. En el expediente sobre los crímenes cometidos en las mazmorras de Coordinación Federal, se lo considera responsable de 34 asesinatos y 200 casos de secuestros y torturas. También debía enfrentar a la Justicia por la muerte del obispo Enrique Angelelli, en La Rioja. Sólo había llegado a juicio oral en la megacausa de Entre Ríos. Allí debía responder por cuatro desapariciones y 25 casos de privación ilegal de la libertad y torturas cometidos en las ciudades de Concordia, Gualeguaychú y Concepción del Uruguay. De cara a las audiencias, Harguindeguy alegó problemas de salud para no presenciar el juicio. En la jornada en la que tuvo que declarar por teleconferencia, permaneció cruzado de brazos, con la mirada extraviada y sin decir más que monosílabos.

En su hogar, por momentos, también caía en tales pozos; un autismo que lo tomaba por asalto justo cuando parecía a punto de formular alguna revelación. Era como si bromeara. Doña Elena, entonces, le dedicaba una sonrisa triste.

Ella, una sexagenaria retacona y locuaz, había comenzado a intimar con Albano cuando él aún vivía con su primera esposa. Lo cierto es que el asunto no tardó en complicarse. Algunos vecinos de la Recoleta suelen recordar cuando esa mujer arrojó la ropa del adúltero por el balcón. En esa situación, Harguindeguy, bramaba:
“¡El sable nooo!”

En ese lunes de julio, al despedirse, Harguindeguy volvió a extender hacia mí su mano fría y húmeda.

Su expresión otra vez era gagá.

Tres meses más tarde, el anciano criminal exhaló su último suspiro.

04/11/12 Miradas al Sur
 
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EL PRO, LA ARMADA, LA SOCIEDAD RURAL, LOS SERVICIOS Y LA GENTE QUE VOTO A LA DERECHA TAMBIEN

FERNANDEZ ASEGURO QUE EL ARMADO DEL 8N ESTA FINANCIADO POR FUNDACIONES VINCULADAS AL PRO Y A LA RURALUna autoconvocatoria muy organizada
El senador habló de la Fundación Pensar, la Sociedad Rural y otros grupos. Se basó en un trabajo que realizó un grupo de asesores con informaciones de Internet. Explicó que eso no significa un menosprecio a quienes se movilicen.

El senador kirchnerista Aníbal Fernández denunció que la movilización del 8 de noviembre está basada en una campaña financiada por la Fundación Pensar –el think tank del PRO–, la Sociedad Rural y otras fundaciones relacionadas con el macrismo. “Cuando digo que está pago, está pago. Conozco de esto. Hay cientos de identidades falsas. Acá hay una conciencia de lo que se está haciendo. Y lo organizan sectores ligados a la extrema derecha”, sostuvo Fernández ante Página/12. El senador diferenció a los organizadores de las personas que pueden querer manifestarse. Desde el PRO le contestó el ministro de Desarrollo Económico, Francisco Cabrera, quien acusó a Fernández de estar “banalizando” el 8N.

“El 8 de noviembre es un invento de una facción de ultraderecha, financiada por la Fundación Pensar, gente de la Sociedad Rural y varias otras fundaciones relacionadas con el PRO”, advirtió el senador. “El único objetivo es la defensa de los derechos del Grupo Clarín, que incentiva y genera todo este tipo de acciones. Cuando envían cadenas de mails exigiendo que no haya más Fútbol Para Todos, van contra la gente común, no contra el Gobierno”, indicó.

“La Fundación Pensar pone plata, la Sociedad Rural pone plata. ¿Son tipos que están quejosos del Gobierno? No, están calientes porque no tienen las políticas que quieren perjudicando a los que menos tienen”, indicó Fernández a este diario. “Nuestra posición es irreconciliable con estos sectores. Han financiado mucha gente. Incluso tuvieron diferencias sobre la fecha, pero Clarín los aprieta y los endereza a través de las decisiones que toma”, afirmó. “En esto se colaron Macri y la derecha vernácula. Me llama la atención el Gallego De la Sota subido a esto, con Barrionuevo y algunos personajes siniestros”, indicó.
Los organizadores

El senador se basó para denunciar en un informe en el que colaboró un equipo de asesores que trabaja con las redes sociales. El estudio –armado en base a información disponible en Internet– incluye a algunos de los organizadores del cacerolazo del jueves:

- Luciano Bugallo, el administrador de la página El Cipayo, al que vincula con la Fundación Fragua, que preside Max Gulmanetti, director de Educación Pública del PRO. Bugallo también integra la red de Red de Encuentro Ciudadano, que dirige Claudio Bargach, un hombre de Elisa Carrió.

- Al militar retirado Aníbal Calafell lo señala como parte del financiamiento publicitario de la propaganda del 8N, con “anuncios pagos en las redes sociales donde convoca al 8N y considera a los oficialistas como grupos KKs”. Calafell fue capitán de la Armada durante 25 años –incluida toda la dictadura– y fue concejal del PRO en Vicente López entre 2005 y 2009. Antes había sido candidato a intendente. Es director miembro de la Sociedad Rural, cuyo ex presidente es el macrista Luciano Miguens. Según el informe, Calafell también es director de la Fundación Despertar, que tiene como vicepresidente honorario a Claudio Escribano, ex director del diario La Nación. Calafell trabajó con Bugallo en la Sociedad Rural.

- Según este informe, las primeras invitaciones las hizo Cecilia Olive, comunicadora social de la UCES, que es responsable de comunicación de la Fundación Libertad y Progreso, cuyo presidente es Agustín Etchevarne, quien escribe en el diario Clarín. Etchevarne es, además, miembro asesor de Argentina Ciudadana, la fundación del legislador macrista Sergio Bergman. En su web, Olive indica que su “principal interés radica en retirar el monopolio estatal del sistema educativo”.

- Yamil Santoro es quien aparecía en un video de YouTube en calzoncillos caminando en torno de la Pirámide de Mayo. Es miembro fundador del Partido Liberal Libertario, del que también forma parte Olive. En ese partido también milita Belén Marty, que trabaja para el ultraconservador CATO Institute y que es miembro de la Fundación Junior Achivemente. El presidente de esa fundación, Eduardo Marty, también es miembro de la Fundación Libertad y Progreso, un espacio que cuenta también como integrantes de su consejo académico a Ricardo López Murphy, Marcos Aguinis y Manuel Solanet, ex funcionario de la última dictadura. En la junta directiva de esa fundación está José María Dagnino Pastore, ex ministro de Economía sobre el final de la dictadura.

- Jorge Sonnante, el administrador de Argentinos Indignados, dirige el movimiento del mismo nombre, que está vinculado con Héctor “Toty” Flores, uno de los pocos diputados de la Coalición Cívica que siguen junto a Elisa Carrió.

- Otro de los que se ocupan de la difusión en Facebook es Sergio Koltan, fotógrafo de la diputada Patricia Bullrich. Es el fotógrafo oficial de las actividades del Grupo de Acción Política por la Unidad (GAPU). Otros sectores que fogonean el cacerolazo también se vinculan con la diputada de Unión por Todos: es el caso de la Fundación Friedrich Naumann, que recibió acusaciones de haber estado vinculada con el golpe de Estado en Honduras.

- Eliana Toro se ocupa de la Gestión de Comunidades y Coordinación, que es comunity manager y periodista en la página web de Tribuna de Periodistas, un sitio que regentea Christian Sanz, un supuesto periodista muy cercano a Héctor Alderete, el director de la página de operaciones de inteligencia Seprin. Se trata de un grupo muy consustanciado con los represores de la última dictadura y con la organización de Cecilia Pando. Alderete está procesado por espionaje junto con Iván Velázquez, quien se encuentra prófugo. Velázquez está vinculado también con Eliana Toro. Este grupo también se relaciona con Alternativa Social, el partido neonazi de Alejandro Biondini. De ese espacio participa Carlos Belgrano, quien hizo circular una carta pidiendo a las Fuerzas Armadas que tomen el poder el 8N.

Francisco Cabrera, que además de ministro de Macri es el titular de la Fundación Pensar, respondió a la denuncia de Fernández. Sostuvo que “éste es un intento más por banalizar la movilización del 8N. Es manipulador creer que la sociedad participa en la democracia solamente con el voto cada cuatro años y después queda muda”. “Estamos de acuerdo con las razones que convocan a la gente a la movilización del 8N y desde la Fundación Pensar trabajamos en los planes de gobierno para una alternativa política en 2015. Eso es lo que hacemos”, aseguró.

“Por ahí el hombre común no sabe que está siendo involuntariamente arreado por estos tipos”, afirmó Aníbal Fernández a este diario. “Yo no menosprecio a la gente que va a las concentraciones. Los que peticionan a las autoridades (algo contemplado en el artículo 14 de la Constitución) están en su derecho. Pero no son los que han originado o motivado la protesta. El 8N es un evento cuya generación fue financiada para construir este teórico clima enrarecido y motivar la presencia de gente”, indicó el senador.

06/11/12 Página|12
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Motivaciones y Significados, OPINION

SOBRE LAS MOTIVACIONES Y LOS SIGNIFICADOS DEL 8NLas paradojas de la protesta
Por Iván Almeida *
Celebración de la democracia

Para el 8 de noviembre se están congregando, en forma más o menos organizada, grupos heterogéneos de personas que quieren manifestar en contra del gobierno nacional. En las convocaciones aparecen consignas de no provocar y de no dar entrevistas a la prensa. Es decir que hablarán sólo las pancartas y las cacerolas.

Ni intereses ni ideales comunes congregarán a esas personas. Tampoco el lenguaje promete ser homogéneo. Algunas pancartas manifestarán el odio, otras, la desesperanza o simplemente el cansancio. Un estilo respetuoso podrá frotarse con evocaciones al nazismo, con insultos, y hasta con augurios de muerte. Lo que circunstancialmente reúne esta heterogeneidad es sólo el enojo frente al actual gobierno y el deseo, o la invitación, o el proyecto, de que quienes lo componen vuelvan cuanto antes a sus casas. Eso no significa que todos coincidan en una opción de reemplazo. Implícitamente sostienen que cualquier gobierno sería mejor. Ese ya es un punto de coincidencia. El segundo es una razón compartida que los lleva a querer expulsar al Gobierno; con distintas tesituras, volúmenes de voz y modalidades de agresión o de argumentación, todos afirman que en este país se ha perdido la libertad, o incluso que se trata de una dictadura. Estos parecen ser los hechos a los que, sin mayores sorpresas, deberíamos atenernos.

Personalmente, propongo vivir ese acontecimiento como una alta, irónica, y jubilosa celebración de la democracia. En efecto, todas esas personas, ciudadanos libres de un país libre, independientemente del grado de agresión o de racionalidad de sus carteles, podrán hacer escuchar sus voces sin ninguna represión. Viven en un país en el que, curiosamente, está prohibido por ley perseguir penalmente no sólo a quien difamare a un funcionario público, sino incluso a quien lo calumniare. En Francia, cuna de los derechos humanos, no hace mucho un ciudadano fue detenido simplemente por usar, respecto del presidente Sarkozy, la frase irrespetuosa que este mismo había pronunciado contra un pasante. En la Argentina de hoy, eso no podría ocurrir. Tal vez porque Francia es una democracia y Argentina, una dictadura.

Una leyenda de la historia de la filosofía cuenta que, allá por el siglo IV a. de C., Diógenes el Cínico, escuchando una clase de Zenón que negaba el movimiento, se puso a caminar repitiendo que el movimiento no existe. Era su forma paradójica de “celebrar”, con su acción de caminar, el movimiento que su discurso negaba. Y ya en nuestra era, Wittgenstein sostenía que el lenguaje tiene dos funciones, decir y mostrar, y que a veces (como ocurría en su propio Tractatus) puede mostrar lo contrario de lo que dice.

El 8 de noviembre, miles de personas sin duda, en forma más o menos responsable y digna, refutarán el contenido de sus improperios escritos, por el hecho mismo de manifestarlos sin temor a represión. Al decir que en este país no hay libertad, estarán celebrándola en acto. Hasta se podría soñar que, en un futuro más o menos lejano, el 8 de noviembre de 2012 sea celebrado como una fecha histórica, como el día en que, frente al resto del mundo, los más recalcitrantes opositores al gobierno argentino, los reclamadores de libertades perdidas, salieron a la calle a exhibir la paradoja, a mostrar con sus actos, que en Argentina hay una total libertad de pensamiento y de expresión.

* Doctor en Filosofía.
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MONGORITO FLORES

Este es mi candidato a la re-reelección, me dijo ayer un compañero.
El problema, continuó, no es si Cristina es reelEcta o no, el problema es si el ModeLo económico, es reelecto.
That is the question.
Mas allá de la sutileza e ironía del compañero, es cierto que la figura de Cristina es garante fiel de este Modelo que gradualemnte se fue cimentando desde el 2003 a la fecha.
Por supeusto en el marco del capitalismo, sin salirse de los acuerdos con los grupos económicos nacionales e internacionales a excepción hecha de los fondos buitres y capitalistas rapaces como REPSOL.
Con el Parlamento funcionado, los medios voceros del capitalismo mas neo-liberal a pleno, la oposición mediática empleada del monopolio Clarín dando conferencias de prensa por doquier, denunciando, gritando, acusando, e insultando, sin ninguna clase de problemas legales; el Modelo, así y todo molesta.

Por eso si es Cristina la candidata, la supuesta lucha contra su tiranía prorrogada será la última batalla de esta guerra centenaria entre el Pueblo y las clases dominanates.
Pero, si el o la candidata es otro, de todos modos la pelea será.

La figura de la presidenta condensa todos los males de un gobierno nacional y popular.
A mas límites al capitalismo en todas sus expresiones, hasta en la mas nimia como controlar al máximo la dolarización de nuestra economía con un sentido preventor en cuanto a deuda externa y presiones del FMI, Banco Mundial, etc., serán vistas por los batallones de Ellos, como una ingerencia marxista venezolana a la libertad de ser y vivir.

Por eso la reunión plenaria de ayer contra la re-re, o mañana la re re del 13 S.
Por que no toleran, no aceptan, no quieren convivir permitiendo el 50 % de la redistribución de la ruqueza entre Ellos y Nosotros, y para este punto las clases medias argentinas son materia dispuesta.
SI EN 1973, TRAS 18 AÑOS DE EXILIO, EL GENERAL PERON QUE FUE HECHADO POR UNA REVOLUCION BOMBARDEADORA Y FUSILADORA, HABLO DE LA REVOLUCION EN PAZ Y LA COMUNIDAD ORGANIZADA, Y LUEGO DE SU MUERTE VINO 1976, QUE PODEMOS ESPERAR DEL ENEMIGO?

Se llame Bullrich, Pinedo, De Narvaez o Martínez de Hoz, Cavallo o Clarín.

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EN ALGO ESTAN E ACUERDO, EN EL NO A CRISTINA Y EN EL SI AL MODELO?

ACUERDO DE MAS DE CIEN DIPUTADOS OPOSITORES
La idea fija
Legisladores de la UCR, el PRO, parte del FAP, la CC sin Carrió, Proyecto Sur y otras fuerzas se comprometieron a rechazar un cambio constitucional que habilite la re-reelección.

El pacto del conglomerado opositor tiene fecha de vencimiento: fines de 2013.
Imagen: DyN

Por Miguel Jorquera

Más de cien diputados de un heterogéneo conglomerado opositor volvieron a coincidir en un documento donde pactaron cerrarle el paso a cualquier intento de reforma constitucional que habilite una posible re-reelección presidencial, a pesar de que no existe ninguna iniciativa del oficialismo en ese sentido. Diputados de la UCR, el PRO, un sector mayoritario del FAP, la CC sin Elisa Carrió, Proyecto Sur y varios monobloques rubricaron el texto que extiende el compromiso hasta fines de 2013, tras las elecciones legislativas que renovarán la mitad de la Cámara baja y cuando muchos de ellos terminan su mandato.

El pacto entre todas esas bancadas fue presentado ayer en el anexo de la Cámara baja por una treintena de diputados en representación de los 107 que firmaron el texto –sobre los 257 que componen la Cámara–, donde varios de ellos exhibieron sonrientes remeras blancas que llevaban estampadas en negro la leyenda “No a la reforma”. “Los abajo firmantes, diputados de la Nación, comprometidos con la defensa y el cumplimiento pleno de la Constitución Nacional, suscribimos el presente instrumento comprometiéndonos a votar en contra de cualquier proyecto legislativo que intente declarar la necesidad de la reforma constitucional y en contra de cualquier intento de rereelección presidencial ajeno al texto vigente”, dice el documento conjunto.

Los jefes de las bancadas del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra, y del disidente Frente Peronista, Enrique Thomas, llevaron la batuta de la presentación. “Nos comprometemos a no acompañar una eventual reforma”, dijo Gil Lavedra y dejó en claro que el compromiso opositor también tiene fecha de vencimiento y fines electorales: “Esperamos a que el pueblo nos acompañe en las próximas elecciones”, completó el diputado radical.

Es que la única forma de que prospere un proyecto de reforma constitucional, que hasta ahora no existe y al que el amplio abanico opositor pactó resistir, es que el kirchnerismo y sus aliados consigan las dos terceras partes de los miembros de ambas cámaras del Congreso. Algo de lo que el oficialismo actualmente no dispone y que difícilmente pueda alcanzar en las legislativas de 2013.

“Declaramos nuestro más absoluto rechazo a las continuas manifestaciones a favor de la reforma constitucional expresadas por dirigentes y organizaciones que responden al gobierno nacional, que no hacen otra cosa que manifestar la tendencia del kirchnerismo a perpetuarse en el poder”, dijo el ex cobista Thomas. El macrista Federico Pinedo presentó la “unidad” y la negativa opositora como algo positivo para el conjunto del país: “Es una buena noticia para todos los argentinos”, sentenció. Fernando “Pino” Solanas, de Proyecto Sur, también destacó la unidad “frente a cualquier atisbo de querer prolongar el mandato presidencial”. “Este documento va a dar certezas” a la población, aseguró Alfonso Prat Gay, de la CC.

También suscribieron el documento opositor los diputados delasotistas de Córdoba Federal; los demócratas mendocinos aliados con al macrismo y los monobloques de Patricia Bullrich (Unión por Todos); Carlos Favario (Demócrata Progresista); Liliana Fadul (Partido Federal Fueguino); Graciela Ocaña (Udeso); Eduardo Ibarra (Unión por San Juan) y Ramona Pucheta (MIJD).

En cambio, no lo hicieron por diferentes motivos ni Carrió ni la Unidad Popular que dirige Víctor De Gennaro, que forma parte del interbloque del FAP. Lilita y su fiel seguidora Alicia Terada expresaron su postura sobre el acuerdo opositor a través de un comunicado: “Nos parece correcto, pero creemos que ya es conocida nuestra posición contra cualquier intento de reforma constitucional”, argumentaron. Los cinco diputados de la UP prefirieron no explayarse, aunque ya habían explicado su postura cuando declinaron sumarse a la campaña de recolección de firmas lanzada por el resto del FAP y encabezada por Hermes Binner bajo el lema “la Constitución no se toca”. “Estamos en contra de la re-reelección –dijeron entonces–, pero tampoco vamos a sacralizar la Constitución liberal del Pacto de Olivos.”

07/11/12 Página|12
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CRITICAS AL 8 N

DESDE EL KIRCHNERISMO CRITICARON LAS MOTIVACIONES DEL CACEROLAZO

“Es el rechazo a la política”En el acto de ayer, la Presidenta tuvo frases que podían interpretarse como una referencia a la protesta de mañana. El ministro De Vido y el filósofo Forster criticaron la movida, el diputado De Narváez la respaldó.

“Y si no te gusta el Gobierno por los derechos humanos, ¿cuál es el problema? Y si no te gusta, porque a los pobres antes los podías contratar por dos mangos. Me gustaría que digan lo que piensan.” La frase de Cristina Fernández de Kirchner, dicha dos días antes del cacerolazo del 8 de noviembre, tiene sus connotaciones en un día en el que oficialistas y opositores polemizaron sobre los sentidos de la protesta.

A la denuncia del senador Aníbal Fernández –que acusó a la Fundación Pensar y otras vinculadas con el macrismo, a la Sociedad Rural y a grupos de ultraderecha de fogonear la manifestación– ayer se sumó el ministro de Planificación, Julio De Vido, quien consideró que la protesta es “una expresión antimodélica” que va contra “la Asignación Universal por Hijo y la nacionalización de los fondos de las AFJP”. Sostuvo también que buscan “reprivatizar YPF y Aerolíneas Argentinas” y que “no tienen conducción política definida porque expresan el rechazo a la política”.

“Las ideas se defienden desde la política, con dirigentes que se pongan al frente, para conducir”, advirtió el ministro. Le pidió al kirchnerismo que conduzca “un frente amplio y tolerante” para 2013 porque “los tiempos por venir son determinantes y no hay candidaturas para 2015 que no se sustenten en un triunfo contundente en 2013”. De Vido pidió “un contundente triunfo en el 2013, porque si no, ganan los que quieren endeudar a la Nación”.

A las críticas al cacerolazo de mañana se sumó nuevamente el intelectual de Carta Abierta Ricardo Forster, quien consideró que “hay una importante cantidad de argentinos y argentinas que van a ir el 8 de noviembre y que no tienen interés de que los escuchen en el sentido democrático del término”. Forster también aseguró que los medios hegemónicos “quieren darle mucho aire” a la movilización. “Pueden constituirse en una marcha, pero aún les falta para conformar un movimiento político”, afirmó.

El filósofo consideró que los que reclaman no constituyen una mayoría, “sino que distan mucho de serlo”. “En las elecciones de Venezuela aseguraban que habría una victoria de Henrique Capriles y Hugo Chávez terminó sacando una diferencia de un millón y medio de votos”, graficó.

Advirtió que los que marchan se consideran poseedores de un “cuentapropismo moral, donde si les va mal es por culpa del otro, pero si les va bien es por virtudes que les son propias”. Estimó que la clase media tiene actitudes “pendulares y contradictorias”.

“Van perdiendo la memoria de lo que pasó antes, mientras en el 2001 mandaban a sus hijos al exterior hoy realizan su vida en la Argentina, pueden viajar, tienen capacidad de ahorro”, enumeró. “La movilización es un conjunto de gritos. Dicen buscar, entre otras cosas, el fin de la pobreza. ¿Quién podría estar en contra de eso? Lo que no dicen es cuáles serían las políticas que debieran aplicarse para lograrlo”, indicó. “Lo escuchamos a Pino Solanas defendiendo el 8N como quien defiende una movilización popular”, afirmó Forster.

El diputado Francisco de Narváez respaldó la manifestación y consideró que tiene “un reclamo legítimo ante los problemas reales”. “Ya llegará el tiempo en que la sociedad deberá elegir quiénes representan mejor sus ideas. La gente rechaza el proceso de fricción social permanente que promueve el kirchnerismo”, indicó. “La gente reclama al Gobierno y también a la oposición que se resuelvan sus problemas, la inseguridad, el aumento de los precios, la falta de vivienda”, enumeró De Narváez, quien dijo que no irá a la movilización porque “no corresponde que interfiera”.

Por su parte, Christian “Chipi” Castillo, referente del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), advirtió que “el eventual éxito de esta movilización no será en beneficio de los intereses del pueblo trabajador, sino de algunos de sus verdugos de la derecha vernácula”. El dirigente advirtió que su partido no se sumará a la protesta porque “está fomentada por corporaciones empresariales, la cúpula de la Iglesia y políticos patronales de derecha como Macri, De la Sota y Carrió”.

OBAMA, IS THE PRESIDENT, OPINION

EL PRESIDENTE GANO CUATRO AñOS MAS EN LA CASA BLANCA CON CIERTA COMODIDAD EN EL COLEGIO ELECTORAL Y POCA DIFERENCIA EN EL VOTO POPULAR
El espanto ante Romney empujó la reelección de Obama
Las encuestas anticipaban una larga noche de conteos, pero los demócratas sumaron uno a uno los estados clave y la elección quedó definida antes de la medianoche de NY. Los trucos republicanos en la forma de votación impidieron una derrota más amplia.

Por Ernesto Semán

Desde Nueva York

“¡Cuatro años más!” Dependiendo del tono, la consigna con la que un presidente de los Estados Unidos va por su reelección puede ser un grito de guerra o un signo de pesada resignación. “¡Cuatro años más!” Ambos sentimientos, y todos los intermedios, estuvieron anoche en la elección que le dio a Barack Obama un nuevo mandato presidencial. Algo lejos del entusiasmo que generó en el 2008, la energía de sus millones de seguidores fue la necesidad de frenar a cualquier costo el ascenso del Partido Republicano. No tan sólo por derrotar a su candidato Mitt Romney –un conservador levemente moderado, con mucho dinero y escasísimas dotes políticas–, sino sobre todo por frenar al fanatismo con el que su partido abrazó las ideas de ultraderecha y la efectividad con la que acumuló consenso en torno de ellas.

Hacia la medianoche de Nueva York, Obama se imponía cómodamente en el Colegio Electoral con 280 electores (10 más de los necesarios). El presidente no sólo retenía Ohio y Wisconsin (estados que estaban en disputa), sino que los demócratas consolidaban su mayoría en el Senado. Sin embargo, hasta ese momento Romney se imponía en el voto popular, una tendencia que podría revertirse o reducirse con el total de los votos del estado de California. Pero tanto las cadenas de televisión como los propios candidatos dieron la elección por definida cuando se conoció el triunfo de Obama en Ohio: desde 1968, nadie llegó a la presidencia sin ganar en este estado.

Aunque más de un treinta por ciento de los votos fueron emitidos por anticipado en los días anteriores, el día de ayer estuvo plagado de irregularidades, sobre todo en aquellos estados más disputados. A lo largo del año, abogados de organizaciones mayormente demócratas trataron de frenar las distintas iniciativas tendientes a limitar el voto en estados clave como Florida u Ohio. Pero más allá de las múltiples trabas e incentivos para no votar durante el año, las dificultades para participar de la elección y los problemas para corroborar que la votación se hacía regularmente se multiplicaron durante toda la jornada. En Pennsylvania, cuando un votante tocaba la tecla de Obama y la máquina electrónica marcaba Romney (a diferencia de otros países con voto electrónico, desde Estonia hasta Venezuela, donde el ciudadano se lleva un “ticket” con su voto y lo deposita en la urna, en Estados Unidos, no hay ningún control sobre el voto electrónico por fuera de la máquina) no había manera de revertirlo.


En Ohio, las colas en ciudades marcadamente demócratas como Cincinnatti superaban las tres cuadras, con muchos votantes desistiendo después de horas de espera. En Florida, dirigentes republicanos reprodujeron los plebiscitos locales al infinito con el objetivo de complicar el día de votación. En algunos condados, los votantes debían decidir sobre trece plebiscitos además de la elección presidencial, multiplicando el tiempo de espera hasta tornarlo inmanejable.

Como mejor ejemplo de este masivo proceso de exclusión política está el estado de Florida. Obama ganaba anoche en ese estado por un margen ínfimo (menos de 0,5 por ciento con el 92 por ciento de los votos escrutados). Pero el resultado llega después de que cerca de un millón y medio de personas fueron excluidas del proceso electoral a través de diversas medidas destinadas a limitar la posibilidad de registrarse y de votar de sectores negros, pobres e hispanos inclinados mayoritariamente hacia el Partido Demócrata. Si algo muestra este estado del sur, es que el apoyo a Obama es ampliamente mayor que el que muestran los números de la elección (ver recuadro).

A nivel nacional, el resultado preliminar hacia la medianoche de ayer mostraba lo que indicaban antes muchas de las encuestas. Obama ganó, pero con algo menos de votos y bastante menos entusiasmo que hace cuatro años. Su segundo mandato no tendrá la presión por la reelección que tenía el primero, pero tampoco tendrá detrás el tipo de fervor que lo hizo sobreponerse, incluso, a la maquinaria de su propio partido.


Buena parte del resultado se explica en la movilización demócrata para frenar a Romney más que en la expectativa puesta en el presidente reelecto. Aunque la economía muestra ahora signos consistentes de recuperación tardía, Obama triunfó, en más de un aspecto, a pesar de su gestión. Aunque la economía muestra recién ahora signos de recuperación, el crecimiento que apenas orilla el 2 por ciento, una desocupación que merodea el 8 por ciento pero que agregada a empleos extremadamente precarios y a quienes abandonaron la búsqueda de empleo es mucho mayor. Medido con el sistema que se utiliza en Francia, el desempleo norteamericano orilla el 20 por ciento.

Buena parte de esta coyuntura es herencia de la crisis heredada de la administración anterior. Pero otra buena parte es derivada de las dificultades que encontró Obama para confrontar a los republicanos y su disposición a buscar fórmulas negociadas frente a un adversario montado en una cruzada que iba mucho más allá de su presidencia.


Un paquete de estímulo a la economía un 40 por ciento más chico que el que los economistas creían imprescindible, una política de inmigración que, en lugar de regularizar a los indocumentados, generó la mayor cantidad de deportaciones de las últimas décadas y la expansión de programas de eliminación de presuntos terroristas en el exterior, sin juicio previo e incluyendo a ciudadanos americanos son apenas una muestra de las consecuencias de una forma de hacer política que va mucho más allá del estilo.

Romney, con pasado relativamente moderado, representó a un partido cada vez más sólidamente articulado alrededor de un núcleo duro de ideas de la extrema derecha, expresadas sobre todo por el Tea Party, alrededor de la defensa irrestricta de la libertad individual, el desmantelamiento del Estado de bienestar, la primacía de los derechos de propiedad y la noción de concentrar las funciones del Estado federal en defender la seguridad nacional.


La irrupción del Tea Party produjo cambios radicales y paradójicos en la política norteamericana. Por un lado, logró canalizar el apoyo a los republicanos de potentados millonarios de ultraderecha, beneficiados con la decisión de la Corte que permitió un gasto ilimitado en las campañas bajo el argumento de defender la libertad de expresión. Pero, al mismo tiempo, el Tea Party movilizó una base de militantes y activistas de derecha que el Partido Republicano no tenía desde hacía varias décadas (su base natural había sido la red de activistas de la Iglesia evangélica, que esta vez mostraron poco entusiasmo por el candidato republicano, de origen mormón). A su vez, esa base enérgica de extrema derecha logró imponer candidatos republicanos que luego tuvieron enorme dificultades para capturar votos por fuera de su núcleo duro. En el 2010, la figura paradigmática había sido Christine O’Donnell, la candidata a senadora del Tea Party por Pennsylvania, que logró galvanizar a su base política, pero perdió la elección general por 13 puntos.

En la elección de anoche, la inclinación hacia la extrema derecha le costó cantidades descomunales de votos. La demócrata Elizabeth Warren se impuso cómoda en Massachussets y los demócratas en Indiana también derrotaron a Richard Mourdock, uno de los varios candidatos republicanos que pusieron en duda la criminalidad de los actos de violación y negaron bajo cualquier condición la legalización del aborto. Cerca de la medianoche, los republicanos seguían perdiendo terreno en un Senado que será definitivamente demócrata. Algunos de estos cambios son inmotivados, pero no caprichosos: sin el Tea Party, el Partido Republicano no hubiera tenido el resurgimiento racista y movilizante que vive desde el 2008. Pero sin el Tea Party, probablemente, los republicanos tendrían el control del Senado y estarían más cerca de ganar la elección general.

Entre los votantes liberales que más se entusiasmaron con Obama en 2008, el 2012 tampoco fue un gran año. Es un universo heterogéneo y la mirada desde el borde ayuda a desentrañarlo. Martín Plot, un argentino que desde hace dos décadas estudia la política norteamericana con la frescura del observador y la agudeza de quien está inmerso, autor de Indivisible: Democracia y Terror de Bush a Obama, decía ayer desde Los Angeles, California: “Para un americano nativo, es una obviedad que hay que votar a Obama y desear que gane; es el único de los dos que no se propone casi explícitamente destruirlo todo. Pero para un ciudadano del mundo en el que sobrevuelan los drones y en el que sólo una persona decide si se realiza una ejecución sumaria o no, la opción ya no parece tan evidente”. Aunque no se conocen, el mejor ejemplo del votante descripto por Plot era Dylan Yeats que, ayer, cerca de la medianoche, en un bar frente al Centro de detención de Brooklyn, confesaba: “No veo la hora de que llegue mañana para poder odiarlo con total libertad por haberse convertido en el responsable de miles de asesinatos en todo el mundo”. En la prisión frente al bar, donde un 90 por ciento de la población es negra e hispana, el silencio era total hasta las 11.35, cuando las cadenas de televisión anunciaron el resultado. En ese momento, estalló un estruendo de cacerolas y gritos que durante más de cinco minutos, según se escuchó desde la calle, celebró el segundo triunfo de Barack Obama.


GB