martes, 4 de septiembre de 2012

EL JUEGO DEL DINERO MACRISTA

El juego de la hipocresía

Por Gustavo Lesbegueris *

El 21 de marzo de 2007 los entonces candidatos a jefe y vicejefa de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri y Gabriela Michetti, realizaron una visita a la Escuela de Educación Especial y Formación Laboral Nº 28 D.E. 16º Bartolomé Ayrolo, para alumnos/as con discapacidad auditiva, sita en Av. Lincoln 4325 de Villa Devoto. Al día siguiente, un matutino tituló: “Macri y Michetti salieron a mostrarse en campaña”. Días después, el PRO informó en su sitio web que “Mauricio y Gabriela quieren inversiones eficientes para educación”, reseñando que “Macri concurrió acompañado por su candidata a vice, Gabriela Michetti, en lo que constituyó la primera actividad que realizaron juntos desde que fue definida la fórmula de PRO para competir en las elecciones de junio”.
}El 2 de noviembre de 2010, la Defensoría del Pueblo dictó la Resolución Nº 3546/10, en la que analizó críticamente el programa “Más allá del dinero”, implementado en escuelas de la Ciudad por la Fundación Junior Achievement, observándolo “sesgado, en tanto se presenta a los/as alumnos/as un modelo de sociedad individualista, estratificada e insolidaria”. El objetivo de la propuesta educativa de la fundación es “enseñar habilidades financieras básicas a niños de quinto y sexto grado de primaria. Se presentan los siguientes conceptos clave: el rol del dinero en la sociedad; compartir, ahorrar y gastar; cómo ser un consumidor inteligente; ganar dinero iniciando una empresa”. Las actividades consisten en cinco encuentros en horario escolar en los que se proponen dos juegos de mesa denominados “El Juego de la Comunidad”, cuyo objetivo es que los alumnos puedan “identificar la función del dinero en la vida diaria y manejar una cuenta bancaria personal”, y “El Juego de la Empresa”, a fin de que puedan “practicar cómo usar el sistema ‘consumidor inteligente ahora’ para tomar decisiones como consumidores inteligentes, e identificar la diferencia entre los gastos personales y los gastos empresariales”.

Dentro de la bibliografía recomendada en los materiales que acompañan la propuesta, figura el libro Padre Rico Padre Pobre para jóvenes, de Robert T. Kiyosaki, en el que el autor recuerda los dilemas de su infancia al momento de elegir entre el modelo de vida de su padre biológico (supervisor de escuelas) o el de su padre adoptivo (hombre de negocios). Así los resolvió: “Siendo niño, y al tener dos padres, comencé a estar agudamente atento de cuidar qué pensamientos elegiría adoptar como propios. ¿A quién debía escuchar? ¿A mi padre rico o a mi padre pobre? Uno quería que yo estudiara para convertirme en un profesional, abogado o contador. El otro me animaba a estudiar para ser rico, para entender cómo funciona el dinero, y para aprender cómo tenerlo trabajando para mí. ‘¡Yo no trabajo por el dinero!’ eran palabras que él repetía una y otra vez, ‘el dinero trabaja para mí’. A la edad de nueve años, decidí escuchar y aprender de mi padre rico acerca del dinero. Al hacer esto, elegí no escuchar a mi padre pobre, aunque fuera él quien tenía todos los títulos universitarios”.
Los casos reseñados constituyen sólo una muestra y eximen de mayores comentarios acerca de la ausencia de escrúpulos de quienes se “rasgan las vestiduras”, habilitando centrales telefónicas para denunciar lo que entienden como “intromisión política” en las escuelas, instaurando climas de sospecha, persecución ideológica y enfrentamiento en el seno de las comunidades educativas, de impredecibles derivaciones.
Aunque provocan escozor, lamentablemente a esta altura ya no sorprenden medidas de ese tenor, impulsadas por un gobierno que ha dado sobradas muestras de su vocación autoritaria y censora, como ha evidenciado una vez más ahora separando de sus cargos a autoridades escolares y docentes que expresaron públicamente sus críticas a la política educativa, o del penoso exabrupto-”fallido” del jefe de Gobierno con relación a El Eternauta y el juego del “héroe colectivo” en las escuelas.
Es claro que el gobierno porteño se reconoce en el modelo del “padre rico” y “el juego de la empresa”, por eso monta en cólera y resbala cuando advierte que sus dispositivos controladores no logran impedir que circulen en las escuelas saberes, actitudes y valores que confrontan con los del individualismo y la meritocracia que pretende inculcar.
* Licenciado en Educación, ex defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires.
GB

Malón adolescente

Quizáz piensen (?) que un malón de votos adolescentes asomen a las urnas, y arrasen con cualquier pretensión opositora a este gobierno.
Quizás sientan (?) que no puedan conquistar el voto niño por adustos, arrugados, carcamanes, en lo íntimo de sus mentalidades.
Quizás, tal vez, denoten cierta vilez al negarse a incorporar a los que de un modo u otro piensan y sienten la realidad que los rodea desde sus ojos bien abiertos a la inocencia.
Quizás esos torpes cuerpos inmanejables, esos bellos cuerpos que se desarollan, esa acné, dolor por amores eternos perdidos a los 16, esos y esas rokeras empedernidos, cumbieros y cumbieras, musiqueros y musiqueras de la mañana a la noche.
Quizás esas madres niñas, tempraneras, esas y esos laburantes tempraneros.
O esos o esas que desde los cuntris que solo ven cristales y american way of life...
sean demasiado cerebrito no marchito ni intimidado para interpelar, persuadir, atraer, hablar, mirar, ver, escuchar, oir.
Demasiado pibe y piba límpido de alma y cuerpo para engañar, mentir ( violencia es mentir no?), sacarlos de un sistema mediático hipócrita que los consume mientras los "invita" a consumir y descomunicarse desde los 8 o 9 años.  

En fin, en principio, les tienen miedo, ese miedo que genera la impotencia de ya no ser.
Malón adolescente asoma por las urnas, errático, dudoso, se llevan por delante las mesas, tiran al piso los padrones, tienen sueño a las 4 de la tarde de un domingo para ir a votar, se equivocan de escuela, giran sobre su eje confundidos, se vuelven a su casa sin votar aburridos y hartos de hacer cola.
Cuidado, los sandraborghiclarinistas tienen razón, NO TIENE CABEZA LOS CABEZA.

Sin quizás, sí lo se; tuve 16 en un lejano '75, de marchas contra el Brujo, de centros de estudiantes, de amores no correspondidos y de los otros, de primaveras sui generis, de amigos y amigas del alma y de la piel, de recitales y plazas de mayo, de materias en diciembre y en marzo, de potreros interminables de lunes a  lunes, de peronismo irredento y padres que miraban perplejos tanto desparpajo adolescente, de profes piolas, amigotes, consejeros, y de los otros: ortibas, jodidos, gorilas.
Volver a los 17... pero igual no hubiéramos podido votar, Videla-Agosti-Massera-Martínez de Hoz, no nos dejaron ni siquiera vivir.

Malón adolescente se asoma, cuidado, hay que hablarles y peor, oirles el alma,
qué laburo no?
Mejor darles una birra, un ferné, un porrito, un poquito de merca o paco.
Así no nos joden.

GB

VOTAN O NO VOTAN DAT IS DE KUESTION

LOS DERECHOS Y LOS LIMITES DE LA JUVENTUD > DEBATE POR EL PROYECTO PARA HABILITAR EL SUFRAGIO A LOS 16 AñOS
Contra el tutelaje, elogio del voto juvenil
Por Florencia Saintout *

La juventud no existe.

Mejor aclaro: no existe como un dato por fuera de la historia. La juventud no es un dato de la naturaleza, de lo dado, sino que su estatuto (qué es ser joven) se construye.

La juventud se hace históricamente en relación con una liminalidad que varía de una cultura a otra y en las diferencias de clase, de género, de etnia, de religión. Los límites de la juventud no son naturales, sino que son socialmente construidos y culturalmente compartidos, reforzados a través de ritos que marcan la entrada al mundo adulto de acuerdo con las épocas.

En 1928, la joven antropóloga Margaret Mead, sorprendida por el desconcierto de su época con respecto a los jóvenes, se interna en las tribus samoanas primitivas, aquellas que se piensa con poco contacto con la llamada civilización occidental, para realizar uno de los primeros aportes de las ciencias sociales sobre la juventud. Allí lleva adelante un trabajo etnográfico que presta especial atención a los modos de vida y de integración de los jóvenes con su cultura. En la introducción a su libro Adolescencia, sexo y cultura en Samoa, ella dice: “He descripto la vida de estas jóvenes... y con esta descripción he tratado de responder al interrogante que me llevó a Samoa: los dolores que afligen a nuestros adolescentes, ¿se deben a la naturaleza de la adolescencia misma o a los efectos de la civilización? Bajo diferentes condiciones, ¿la adolescencia presenta un cuadro distinto?” (Mead, 1979, p. 24). En su investigación deja clara constancia de la no existencia de una naturaleza del ser joven sino, por lo contrario, de la dimensión cultural e histórica de la categoría.

Tan es así que incluso es posible pensar junto con los historiadores que es recién a partir del siglo XVII que en Occidente la niñez comienza a tener existencia social, ya que con anterioridad los niños vivían revueltos en la casa, en el mundo del trabajo, hasta en las camas, sin tener un estatuto particular. Y que es recién en el siglo XX, de la mano de procesos tan variados como la extensión de la vida y de la escolaridad, el desarrollo de las industrias culturales y las nuevas figuras jurídicas de posguerra ligados a los derechos humanos (para nombrar sólo algunos) que se comienza a hablar de juventud en los términos en que lo hacemos hoy.

La juventud implica entonces una biología (una moratoria vital ante la muerte, se ha dicho no sin problemas), pero que está siempre atravesada social y culturalmente. Por lo tanto ha habido y hay multiplicidad de modos de ser joven que se exponen juntos a una época a la que le dan respuestas más y menos creativas. Y estas épocas han sido en ocasiones luminosas y convocantes, y en otras siniestras, como lo fue la última dictadura.

La época que hoy en la Argentina llama a los jóvenes a la vida pública está marcada por un horizonte de derechos que los interpela a hacer sueños.

En este contexto es que en los últimos días se discute la posibilidad o no de que los jóvenes puedan votar.

Ante una iniciativa a favor del oficialismo, se alzan las voces conservadoras de siempre: que no pueden, que no están preparados, que van a ser usados.

El saber producido en el amplio campo de los estudios de juventud desde las ciencias sociales ha construido a lo largo de décadas un acervo de conocimiento público y disponible que niega la existencia de una especie de recorrido evolucionista en el cual en un momento se dan las condiciones para que se ejerza la ciudadanía política y en otro no. Nada indica que los jóvenes no puedan votar a los 16. Eso sólo lo indica una mirada adultocrática que siempre los ha visto como sujetos de la carencia (no pueden decidir, no pueden interesarse, no pueden hacerse cargo... no pueden nada) y que por lo tanto hay que tutelarlos. Es la mirada que se inscribe en una tradición clasista y patriarcal que en algún momento dijo también que las mujeres no podían votar, que los negros no podían votar, que los locos no podían votar.

Pero éste es un momento de ampliación y profundización de derechos. Y los jóvenes, aquellos a los que se acusó durante décadas del deterioro de las sociedades (diciéndoles que eran apáticos y desinteresados o situándolos como los agentes del peligro desde los discursos de la seguridad ciudadana y la tolerancia cero), hoy están tomando la política como propia. No es que se suman a ella, sino que la transforman. La sacan de la miseria en que la había hundido el crimen más profundo, ese que denunciara Rodolfo Walsh en su Carta a las Juntas. Ese crimen que comenzó con la dictadura y que se continuó durante la larga década neoliberal.

Los jóvenes hoy pueden votar porque hay una sociedad que es más democrática que antes y porque son ellos los que han protagonizado el proceso que lo permitió. Sólo a los ignorantes o a los malintencionados de siempre se les puede ocurrir que no están capacitados. Qué ironía: justo estos jóvenes, que fueron capaces de transformarlo todo.

* Directora del Observatorio de Juventud y Comunicación de la UNLP.

04/09/12 Página|12

GB

lunes, 3 de septiembre de 2012

Micaela Feldman, la argentina que fue capitana en la Guerra Civil española


 Micaela Feldman, la argentina que fue capitana en la Guerra Civil española

29 de Agosto de 2012 
Micaela, durante la Guerra Civil.| Seix Barral


De izquierdas, fue siempre una revolucionaria sin partido


Por Nazaret Castro | Buenos Aires
En la España de la Guerra Civil, si unos milicianos, por muy marxistas que fueran, decidían que su capitana tuviese nombre de mujer, es que decididamente tenía una personalidad arrasadora. Se llamaba Micaela Feldman, aunque ella prefería Mika Etchébère, su apellido de casada.
Fue la única argentina que peleó en la guerra fratricida que se libró en España entre 1936 y 1939, y su paso por la península dejó huella, aunque los libros de historia la borraran después, como a tantas otras mujeres.
La escritora Elsa Osorio se propuso recuperarla del olvido desde que, hace 15 años, supo de ella por primera vez. Estudió concienzudamente la biografía de Mika, “un personaje real que parece ficción”, en palabras de Osorio, y con ese material escribió la novela ‘La Capitana’, que la editorial Siruela publicó en España y que Seix Barral lanza ahora en la Argentina con el título de Mika.
Elsa Osorio
Micaela nació en 1902 en una colonia de rusos judíos, en la provincia argentina de Santa Fe, y desde la adolescencia militó en la izquierda, con una orientación anarquista que tras la Revolución de Octubre de 1917 se aproximó al marxismo trotskista. Sin embargo, fue en todo momento una revolucionaria sin partido, que supo ver con lucidez el daño que la división entre facciones estaba haciendo a la izquierda. Osorio la describe como una mujer “plenamente libre que quería cambiar el mundo” y que no se plegaba ante las consignas de nadie. Tal vez eso explique que esos mismos que escribían las consignas dogmáticas decidieran relegarla al olvido.
Siendo muy joven conoció al también revolucionario Hipólito Etchébère, junto a quien decidiría viajar a Europa, allí donde el desarrollo del movimiento obrero parecía anticipar el éxito de la revolución: París, la convulsa Asturias de la revolución minera del 34, Berlín, Madrid.
Hipólito murió, alcanzado por una bala fascista, al poco de comenzar la Guerra Civil; Mika decidió seguir. Los milicianos del POUM (Partido Obrero Unificado Marxista) la escogieron para liderarlos, y ella, sin preparación táctica ni estratégica, pero con la fuerza del que sabe tomar decisiones, batalló por la misma República que la tomó presa por sus afinidades trotskistas. Cuando la soltaron, no quiso abandonar el país, y sobre su experiencia en las trincheras escribiría más tarde ‘Mi guerra de España’.
El París del 68
La novela de Osorio acaba con la Guerra Civil, pero la vida de Micaela no abandonó la militancia hasta su muerte en París en 1992, a los 90 años. Después de la derrota republicana, tras ser detenida por el bando franquista, consiguió escapar a Francia, donde encontraría otra guerra: la de la ocupación nazi. En aquella época trabó amistad con personalidades como André Breton, Julio Cortázar o Silvina Ocampo.
Hay vidas que resumen un siglo y hay pocos siglos tan convulsos como el XX. “No hay acontecimiento político en el que no se involucre, que no provoque sus lúcidas reflexiones”, escribe Elsa Osorio.
Y su participación activa, también. Como cuando, en mayo de 1968, una veterana y elegante señora de 66 años les explicaba a los jóvenes parisinos que, para no ser descubiertos por la policía por sus marcas en las manos, debían usar guantes para recoger los adoquines que arrojaban a los guardias. Esos mismos adoquines bajo los que los rebeldes del 68 querían encontrar la playa.
[Publicado en El Mundo de España]

Prof GB

CHE PIBE VOS NO TENES CABEZA

Dice Sandra Borghi peordista del monopolio ante un proyecto preSentado por Diana Conti, diputada del Frente para la Victoria para que puedan votar los chicos y chicas que tiene 16 años QUE...

No tienen cabeza los cabeza, ni los clasemedieros ni los niños y niñas bien de los cuntris.
No, son tontos, solo sirven para bolichear, fumar, tomar cerveza o ferné con coca o vodka con naranja.
Para el porro y para el rock
O la cancha o consumir celus y ropa y boludeces varias.
Che pibe! vos, no tenés cabeza che!
Si no pensás ni sentís ni sabés diferenciar el bien del mal.
No tenés ex-pe-rien-cia, entendés?
Te falta, primero recibite, trabajá, sacrificate y después hablamos.
Qué sabés vos de política?
NADA, NO SABES NADA.
Andá a dormir haceme el favor y dejate de joder que bastante ya tengo yo.
Además te van a manipular , a usar, te van a obligar  votar al gobierno no te das cuenta?

Mirá, lo mejor va a ser que no votés.
No señor.
A los 18 sí, ahí sí que vas a tener cabeza.
Antes no, no tenés...

GB


martes, 28 de agosto de 2012

Sur, paredón, La Cámpora y después

* por Jorge Giles
Se llovió todo en Buenos Aires y en gran parte del país. Las lágrimas se disimulan mejor en medio de la lluvia. Y el dolor no es para cualquiera.
Vienen de recibir paliza tras paliza desde la tapa del Clarín y La Nación y como si fuera poco, algunos veteranos les tiran un puntapié, como de pasada, para que aprendan de una vez, “qué cosa es la revolución”. Como si ellos supieran.

Lo viejo se hace viejo cuando presume que lo nuevo es una etapa inferior en el destino humano.

Los pibes vienen con bronca, pero no pisan el palito. No caen en el juego que propone Magneto y sus esbirros. Vienen de un país aniquilado, ninguneado, derrotado, sangrado, vaciado. Y vienen de inventarse otro mundo, donde entremos todos y donde la política sea una poesía en el muro del barrio. Vienen de trocar la merca licenciosa del olvido impune, por una cultura nacional y popular de la memoria. Vienen de escuchar decir a Kirchner que “cuando la juventud se pone en marcha, el cambio es inevitable”.

La derecha con poder sabe dónde pega y cuándo pega. No ametralla al boleo con sus editoriales. Ametralla a los que están en los barrios, con su salita de primeros auxilios, con su escuelita de apoyo, con la incansable lucha por los derechos humanos, los de ayer y los de siempre. Ametralla con odio en tinta impresa a los que pintan mil escuelas y dicen que van por más, a los que acuden gozosos a inaugurar un jardín o acompañar a Cristina a seguir inaugurando fábricas, caminos, hospitales, gasoductos y pozos petroleros recuperados.
A ellos les disparan porque malician que no son la mera continuidad melancólica de aquella juventud gloriosa de los años setenta. Y no se equivocan.

Esta juventud que milita el proyecto de las mayorías populares en el siglo XXI, es la superación cualitativa de aquella otra. Abreva de aquella experiencia lo mejor que tuvo y aprende al mismo tiempo, a no cometer ningún pecado de soberbia.

Las patrullas perdidas, como decía Walsh hablando de vanguardias, fueron parte de una tragedia nacional. Fueron.
Sur, paredón, La Cámpora… ¿y después qué? Después querrán venir por el conjunto del pueblo, por sus trabajadores, por sus sindicatos, por una vuelta al país de la deuda externa, por una educación mitrista y privatizada, por una salud para pocos.

Sigue cayendo la lluvia sobre Buenos Aires y en el corazón de Boedo, los pibes de La Cámpora despiden a uno de los suyos. Se llamaba Christian Alejandro López y le decían Rolo sus compañeros. 20 y pico de años y se llevó para siempre el aplauso de pie de la militancia, de esa que lo recuerda mostrando su rostro en mil fotografías, en mil anécdotas, en mil historias que caben en un puñado de años de esta nueva patria que les quema el pecho y el alma. Rolo, pintando escuelas, llevando el Nestornauta, pateando el barrio, dando clases de apoyo, escuchando y participando de reuniones incansables donde se habla de Perón y Evita, de Néstor y Cristina, de Mao y del Che, de San Martín y Belgrano.

La juventud que libera es siempre universal en sus valores. Y ésta lo es. Pero el piberío de ahora le lleva una ventaja a la generación diezmada, como llamó a la suya Néstor Kirchner: sabe mucho más de los Caudillos federales que de Ho Chi Minh y Carlos Marx. Todo un signo del cambio de época.

Y Rolo se murió de golpe o casi. Por una infección mal atendida, quizá; o quizá porque una maldita bacteria se escapó de la guarida donde incuba el odio. Fue tan militante de base como el Chicho, de 20 años también, que se murió desangrado hace justo un año por meterse a separar una pelea que no le pertenecía, pero que él creía que sí, porque en la militancia aprendió que nada de lo humano le era ajeno y entonces se metió a separar a otros pibes de la villa y lo mataron.
Están ametrallando a esos pibes con sus editoriales. Al sentido de la vida digna que heredaron de esos otros pibes que los precedieron en aquella otra juventud de la militancia.
Y
 Rolo marchaba con ese mismo sentido.

La Cámpora se mete en las cárceles, en las escuelas, en los hospitales, en las Universidades. Y se mete con la memoria del país que fuimos y del que estamos haciendo.
Por eso los persiguen.

Porque si fuera cierto que andan con choferes y autos oficiales y entre lujos y banquetes, el poder no se inquietaría con ninguno de ellos. Descansaría en ellos. Dormirían tranquilos sabiendo que la hacienda está a resguardo con una pléyade de jóvenes domesticados.

Cuando ese poder dominaba la escena y las agendas, dijeron: “No hay democracia sin mercado”. Justificaban la sangría financiera que vendría, primero por la América latina y después, el resto del mundo. Total, la resistencia popular, obrero-estudiantil, era apenas un consumo de la nostalgia infértil.

30 mil desaparecidos aquí y otros tantos allá, dejaron tierra arrasada para cometer las peores tropelías. Y fue así, a groso modo, que el mercado se fagocitó a la democracia desde sus entrañas.

El poder imperial de los Estados Unidos, Consenso de Washington mediante, pasó de una fase de supremacía política y militar a otra de plena hegemonía política y cultural. Se comieron la cancha, con la tribuna incluida. Con el cuento proclamado del “fin de la historia”, estaban decretando el fin del Estado para las mayorías, el fin de la democracia inclusiva, el fin de la esperanza, el fin de las utopías.
Los dueños de esa receta son los que hoy escriben partes de guerra desde Bruselas.

La Eurozona retrocedió en el segundo trimestre de este año al 0,2%. Hay once países en recesión en toda Europa. Francia está estancada y Alemania duda entre caerse o seguir disimulando.

Y no hay luz al final del túnel. Ni hay quien encienda un farol para advertir que a todos les llegará su diciembre argentino del 2001.
Aquí encendimos nuestra propia antorcha cuando llegó Néstor y después Cristina y empezamos a decir: no habrá patria sin democracia inclusiva, sin trabajo, sin producción, sin soberanía.

Esa antorcha es la que portaba Rolo y mal que le pese al poder, seguirá encendida en millones de pibes, quién sabe hasta cuándo.

GB

lunes, 27 de agosto de 2012

Los buitres de Nuestra América


Fuente Agenda de REFLEXION.

Por José Martí (Aporte de Franz Kafka)

Érase un buitre, que picoteaba la humanidad.
El buitre me picoteaba los pies. Ya me había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos amenazadores alrededor y luego continuaba su obra. Preferí sacrificar los pies
Nuestra América | José Martí
Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo en la cabeza, sino con las armas en la almohada, como los varones de Juan de Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras. Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.
No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo. Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una, las dos manos. Los que, al amparo de una tradición criminal, cercenaron, con el sable tinto en la sangre de sus mismas venas, la tierra del hermano vencido, del hermano castigado más allá de sus culpas, si no quieren que les llame el pueblo ladrones, devuélvanle sus tierras al hermano. Las deudas del honor no las cobra el honrado en dinero, a tanto por la bofetada. Ya no podemos ser el pueblo de hojas, que vive en el aire, con la copa cargada de flor, restallando o zumbando, según la acaricie el capricho de la luz, o la tundan y talen las tempestades; ¡los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.
Estrategia es política. Los pueblos han de vivir criticándose, porque la crítica es la salud; pero con un solo pecho y una sola mente. ¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! ¡Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada! ¡Echar, bullendo y rebotando, por las venas, la sangre natural del país! En pie, con los ojos alegres de los trabajadores, se saludan, de un pueblo a otro, los hombres nuevos americanos.
De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos. Otras, olvidando que Juárez paseaba en un coche de mulas, ponen coche de viento y de cochero a una pompa de jabón; el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero. Otras acendran, con el espíritu épico de la independencia amenazada, el carácter viril. Otras crían, en la guerra rapaz contra el vecino, la soldadesca que puede devorarlas. Pero otro peligro corre, acaso, nuestra América, que no le viene de sí, sino de la diferencia de orígenes, métodos e intereses entre los dos factores continentales, y es la hora próxima en que se le acerque, demandando relaciones íntimas, un pueblo emprendedor y pujante que la desconoce y la desdeña.


Durante la conversación El buitre había estado atendiendo tranquilamente nuestro diálogo y había dejado vagar la mirada entre el caballero y yo. Entonces me di cuenta que había entendido todo: levantó vuelo, se tiró hacia atrás en un amplio semicírculo para tomar el necesario impulso, y como un lanzador de jabalina, encajó su pico en mi boca hasta clavarlo profundamente en mí.
…el deber urgente de nuestra América es enseñarse como es, una en alma e intento, vencedora veloz de un pasado sofocante, manchada sólo con sangre de abono que arranca a las manos la pelea con las ruinas, y la de las venas que nos dejaron picadas nuestros dueños.
¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el Gran Semí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!
¡Los buitres siguen volando!
Listos para seguir con la usura y el saqueo.
Listos para que la deuda externa siga matando.
Érase un buitre, que picoteaba la humanidad.

José Martí
Prof GB