domingo, 27 de mayo de 2012

MARIANO MORENO Y EL CAMPO.

25 de Mayo: las patronales agrarias y quienes se oponen a la reforma impositiva hubiesen sido cómplices de quienes ordenaron la muerte de Mariano Moreno
En vísperas de otro 25 de Mayo, el escenario de debate político en la Provincia es propicio para recordar el Plan Revolucionario de Operaciones del 30 de agosto de 1810. “El campo” y sus mandatarios habrían estado con  Fernando VII.-
“…El mejor gobierno, forma y costumbre de una nación es aquel que hace feliz mayor número de individuos; y que la mejor forma y costumbres son aquellas que adopta el mismo número, formando el mejor concepto de su sistema; igualmente es máxima aprobada, y discutida por los mejores filósofos y grandes políticos, que las fortunas agigantadas en pocos individuos, a proporción de lo grande de un estado, no sólo son perniciosas, sino que sirven de ruina a la sociedad civil, cuando no solamente con su poder absorben el jugo de todos los ramos de un estado, sino cuando también en nada remedian las grandes necesidades de los infinitos miembros de la sociedad; demostrándose con una reunión de aguas estancadas, cuyas no ofrecen otras producciones sino para algún terreno que ocupan, pero si corriendo rápidamente su curso bañasen todas las partes de una a otra, no habría un solo individuo que no las disfrutase, sacando la utilidad que le proporcionase la subsistencia política, sin menoscabo y perjuicio…”. Así escribió Mariano Moreno.

FUENTE AGEPEBA

GB

EL CAMPESINADO REBELDE

Las mentiras del “campo”, de Buzzi, de Mónica López y de Marcelo Díaz quedaron al desnudo en la TV de Clarín
Al Grupo todo le sale mal. No sabe qué hacer para frenar la reforma tributaria, pero Carlos Heller primero y la senadora provincial Nora de Lucía, después, pusieron en evidencia las falacias y falsedades de los dirigentes patronales y de la oposición al proyecto del gobernador Scioli.
La vehemencia en favor de patronales del agro y de todo lo que sea oposición al gobierno de los conductores del programa “A dos voces” (TN) no pudo impedir anoche que los argumentos de la SRA y sus socios, y de los políticos que se oponen al proyecto de reforma tributaria presentado por el gobernador Daniel Scioli, quedasen expuestos como falaces, casi como simples mentiras.

El gladiador de aquella vieja Mesa de Enlace, Eduardo Buzzi; la senadora de de Narváez, Mónica López; y  el jefe de los diputados provinciales del FAP, Marcelo Díaz, los tres quedaron en ridículo.

Primero fue el dirigente cooperativista y diputado nacional Carlos Heller (Nuevo Encuentro) el que le respondió al titular de FAA, Eduardo Buzzi, quien, una vez más, lamento “el estado de pobreza” de los empresarios agrarios y dueños de tierras en la Provincia, los que estarían atravesando “una situación económica catastrófica”, y afirmó que el revalúo y la reforma impositiva impulsados por el Ejecutivo afectará a todos los bonaerense, a “los trabajadores dueños de una casa y de un auto”.
Heller le contestó con una anécdota vivida por él, como presidente del Banco Credicoop, en el 2008, y que se repite. Contó que recibieron una solicitud de crédito por parte de una empresa agropecuaria que presentaba balances ejemplares en rentabilidad, a la vez que uno de sus dueños, militante entonces contra las retenciones, decía por TV que su situación era desastrosa. “Le negamos el crédito”, refirió Heller, “entonces el otro socio, el hermano del tan quejoso, pretendió aclararnos; no, no, los balances son muy buenos, sucede que yo dirijo la empresa y mi hermano hace política”, sentenció el diputado nacional de Nuevo Encuentro. Los conductores de TN no celebraron la historia.

Unos minutos después, la senadora provincial Nora de Lucía (FpV) destruyó el segundo argumento de Buzzi, defendido por su par Mónica López, seguidora del colombiano Francisco de Narváez, quien insistía con que el revalúo y la reforma tributaria afectaría a los “propietarios de una casa y de una auto” y al conjunto de los que viven en la Provincia.

“Eso es falso; hace mucho tiempo que los dueños de casas y autos pagamos nuestos impuesto conforme a valuaciones actuales, mientras que las propiedades rurales no han sido actualizadas desde la década del ‘50”, disparó de Lucía, exponiendo así que la batería argumental de los que se oponen a la iniciativa del Ejecutivo sólo pretende encubrir y disfrazar su único objetivo: defender los intereses de las patronales agrarias y propietarios de tierras altamente rentables.

La senadora de Lucía señaló también que el Ejecutivo tiene la facultad constitucional para establecer un revalúo por decreto y que, por separado, las nuevas normas impositivas sí requieren una ley de la Legislatura; recordando  que las verdaderas motivaciones de las patronales y de la oposición consisten en que las primeras sigan pagando impuestos conforme los valores de hace más de medio siglo atrás.

En ese mismo sentido, destacó que los incrementos de fondos que esa reforma podría proveerle al Estado de la Provincia no cubrirán las necesidades que la misma tiene de solucionar algunos de su problemas financieros; que para ello es necesario discutir, con el resto de las provincias y el Estado Nacional, los términos de la coparticipación federal.

Fue en ese momento que los conductores de TN llevaron de la mano hacia el ridículo al diputado Marcelo Díaz. Al ingresar al debate vía telefónica, Díaz dijo que los atrasos presupuestarios de la Provincia fueron provocados por la gobernación de Antonio Cafiero.

Azoradas, las dos senadoras intervinieron, aunque en forma distinta. Nora de Lucía le recordó a Díaz que no sabía de lo que hablaba, que la reforma a la coparticipación, desfavorable para la Provincia, tuvo lugar durante la gestión del gobernador Alejandro Armendáriz, de la misma fuerza política (radical) que ahora hace alianza con el FAP y con de Narváez, para defender al “campo”. Mónica López, sin duda en un gesto gracioso, avalaba los dichos de de Lucía mientras que con las manos le dibujaba un gesto de perdón a su socio político, Díaz.

No fue una buena noche de TV para los defensores de los privilegios de las patronales agrarias, pese a los esfuerzos del Grupo Clarín.

FUENTE AGEPEBA.

GB

LOS CAUDILLOS

EL   CAUDILLO  RIOPLATENSE
        En los actuales tiempos de unificación regional por los que transita America Latina –Unasur, Mercosur, etc- es importante conocer a aquellos personajes que en el siglo XIX abogaron por la Patria Grande.
         En nuestro país es una habitual costumbre que a los naturales del Uruguay los llamemos Uruguayos, en cambio cuando algún nacido “del otro lado” del charco es exitoso acostumbramos considerarlos Rioplatense, ahí están los casos de Julio Sosa, José Razzano, Florencio Sanchez, China Zorrilla, Carlos Perciavalle, Gardel (¿) o Francescoli, para citar algunos de los emblemáticos “compatriotas”.
            Con el personaje del cual vamos a hablar hoy no se presenta esa dicotomía, ya que el orgullosamente decía que era Rioplatense, me refiero a la figura señera del Capitán del Cuerpo de Blandengues José Gervasio de Artigas Arnal, nacido en Montevideo un lejano 19 de junio de 1764, a quien sus compañeros de mil andanzas militares en favor de la Independencia del Rio de la Plata, en la que se enfrentara a las tropas españolas, y a las lusitanas; y por el predominio de la ideas republicanas y confederales contra los malos orientales y los unitarios instalados en Buenos Aires y Montevideo, lo apodaran como el “Jefe de los Orientales o El Protector de lo Pueblos Libre”.
            Considerar a Artigas como rioplatense es correcto, ya que el lucho primero por la independencia de la Provincia Oriental del dominio español, se opuso a los intentos centralizadores de Buenos Aires, enfrento a los invasores lusitanos; y abogó por las “Provincias Unidas del Río de la Plata para crear una Confederación de Pueblos, en la que nunca consideró a la Banda Oriental como país independiente, ni nunca la llamó Uruguay: Sus biógrafos señalan que en su postrer exilio paraguayo lloró el día que se enteró que tal entidad política tenía el grado de estado independiente, gracias a la astuta política británica de Lord Canning, tendiente a mediterraneizar el Rio de la Plata y construir un estado tapón entre el Imperio esclavista de Brasil y la genuflexión del puerto bonaerense.
            Sus ancestros hispánicos figuran entre las primeras familias de Montevideo, educado por los padres Franciscanos en el convento de San Francisco, prefirió dedicarse a las tareas rurales, donde se hizo ducho en el manejo del caballo y de las armas; lentamente fue conociendo el alma de los gauchos, negros e indios charrúas que poblaba la región, Los porteños, durante los conflictos suscitados con Artigas, le endilgaron el injusto mote de contrabandista.
Su juventud la pasó al norte del Rio Nego –en las Misiones Orientales, en Rio Grande del Sur y Santa Catarina, en esa época conoce a Isabel Sánchez Velazques, con quien contraerá enlace y tendrá 4 hijos. A los 33 años  -en 1797- ingreso como soldado raso en el recién creado cuerpo de Blandengues, una milicia especialmente autorizada por el Rey en el Rio de la Plata para proteger la frontera norte y frenar los delitos de abigeato,. Poco ante de finalizar el siglo XVIII Artigas se encontró en la frontera con Brasil con un afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la esclavitud. Decidió comprarlo para darle la libertad, Desde entonces Joaquín Lenzina –mas conocido como el negro Lenzina – acompañaría al oriental durante el resto de su  azarosa vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de armas y su cronista.

En 1806, ante la primer Invasión inglesa y la ocupación de Buenos Aires por el ejercito británico, colaboró con Pueyrredon y llego a organizar una fuerza de 300 soldados; por esta razón fue ascendido a Capitán de Milicias, y luego Ayudante Mayor.
Producidos en Buenos Aires los sucesos de 1810 el perspicaz olfato de Mariano Moreno señalo, respecto a la Banda Oriental, “Seria muy del caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, que nos consta son muy extensos en la campaña por sus talentos y opiniones (...) el Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes, puesta la campaña de ese tono, y concediéndoles facultades amplias, harán en poco tiempo progresos tan rápidos, que antes de 6 meses podría sitiarse la plaza". Recordemos que en Montevideo tenia sentado sus reales Francisco Javier de Elio, como nuevo Virrey nombrado desde Madrid.
Debemos señalar que el padre Damaso Antonio Larrañaga fue el monitor que formo a Artigas en su ideología, le hizo conocer el Contrato Social de Rousseau, y un ideario en la cual resaltaba el modelo confederal estadounidense. Este ideario permaneció junto a don Gervasio hasta su muerte. 
Ni lerdo ni perezoso José Artigas deserto del Cuerpo de Blandengues –el 15 de febrero de 1811- se traslado a Buenos Aires para ofrecer sus servicios a las autoridades revolucionarias, quienes le dieron el cargo de Teniente Coronel, 150 hombres y 200$ para iniciar el levantamiento en la Banda Oriental. Regresado a sus pagos derroto a los realistas en la batalla de Las Piedras –18 de mayo de 1811- y puso sitio a Montevideo.

Cuando estaba por traspasar las murallas de la capital de la Banda Oriental le llegó la orden de Buenos Aires de levantar el sitio a la plaza, en razón de un armisticio firmado por los porteños con de Elio. Este fue el primer encontronazo entre Artigas y el puerto: Resulta ser que los porteños no estaban decididos a lograr la independencia –tan solo anhelaban el libre comercio, que favorecería a Gran Bretaña- en cambio el –ahora- Jefe de los Orientales iba por todo.
Con el cargo de Teniente Gobernador de Yapeyú Artigas inició el Éxodo Oriental:  seguido por mil carretas, 16000 personas -con sus ganados y pertenencias- cruzo el río Uruguay e instaló su campamento cerca del arroyo Ayui Grande –al norte de la ciudad entrerriana de Concordia. En esta empresa lo siguieron cientos de guaranies, que le dieron el título de Karay Guazu (Gran Señor).Desde allí inició una serie de contactos epistolares con pequeños caudillos locales, con lo que aumentó el círculo de los que compartían sus ideas y que serian la base de su futura influencia en el Litoral.Convocada por Buenos Aires la Asamblea del Año XIII, Artigas procedió a hacer elegir “por el voto popular” a los diputados orientales que concurrirían a dicha Asamblea, a los que Artigas dio las siguientes Instrucciones:
            
            .Votar la inmediata independencia de las Provincias Unidas del poder español.
            . Crear un sistema confederal de alianza entre las mismas.
            . Asegurar la Libertad civil y religiosa
            . Creación de un gobierno Republicano.
            . Federalismo, con un gobierno Supremo que entendiera solamente en los negocio generales del Estado; y Confederación referida a la protección que se debían las provincias entre sí.
            .Ubicación del gobierno Confederal fuera de Buenos Aires
            Legalización de los puertos de Maldonado –actual Punta del Este- , y Montevideo para el comercio exterior; con lo cual rompía el monopolio porteño.
            Naturalmente que las autoridades porteñas no estaban dispuestas a aceptar el programa de Artigas, por lo que los Diputados Orientales fueron rechazados de la Asamblea. Quedaba claro que el “Jefe de los Orientales” rompía los puentes con Buenos Aires, pues luchaban por proyectos diferentes.
            La insubordinación de Artigas al Buenos Aires no seria pasada por alto por los porteños: Gervasio Posadas, a la sazón Director Supremo emitió un bando en el que colocaba al oriental fuera de la ley, lo declaraba traidor y fijaba un premio de 6000 $ a quien le diera muerte.
Para 1814 Artigas en los territorios que controlaba –la Banda Oriental, Entre Ríos, Corrientes y las Misiones organizó una Unión de los Pueblos Libres –Liga Federal- que lo proclamó Protector de la misma. Al año siguiente libero Montevideo del control de los unitarios aliados de Buenos Aires; tras varias batallas Carlos de Alvear no tuvo mas remedio que entregar la plaza a las tropas del jefe de la Unión de los Pueblos Libres, en forma subrepticia previamente le ofreció a Artigas la independencia de la Banda Oriental, lo que fue rechazado con hidalguía por el líder rioplatense.
El 29 de junio de 1815 reunió en Concepcion del Uruguay el Congreso de los Pueblos Libres para “tratar la organización política de los Pueblos Libres, el comercio interprovincial y el exterior, el papel de las comunidades aborígenes en la Confederación y la posibilidad de extender el proyecto al resto de las Provincias Unidas”. El mismo no era separatista, ya que dicha declaración de independencia era para todo el Rio de la Plata. Además se aprobó adoptar la bandera creada por Belgrano, adosándosele un festón punzo, a la que Artigas llamo “el Pabellón de la Libertad”.

Desde el poder Artigas lleva adelante una verdadera reforma agraria: El 15 de septiembre de 1815 establece “el Reglamento para el Fomento de la Campaña”, por el cual se expropian tierras y se las reparte entre los que trabajan (indios, negros y gauchos) “con la prevención de los mas infelices sean los mas privilegiados”

Envió el proyecto a Buenos Aires, pero sus emisarios fueron detenidos, mientras el Ditrectorio ordenaba invadir Santa Fe, expedición que fue derrotada y avivo en el puerto la idea de sumar a la Corte de Rio de Janeiro a la empresa de “aniquilar al anarquista de Artigas”.  

El acuerdo entre Buenos aires y los portugueses facilita el ingreso en agosto de 1816 a territorio oriental de numerosas tropas portuguesas, que atacan por tierra y por mar a los defensores artiguistas. El Protector de los Pueblo Libres decide hacer frente a tan dispar enemigo, para ello cuenta con el apoyo de la población oriental, y el aporte de indios de lanza que le provee el guarani Andrés Guaycuru – a la sazón su ahijado-. La desigual lucha no puede impedir que el general Lecor ocupe Montevideo a principios de 1817, aunque la lucha continuó tres años en el medio rural.
Conciente de la traición de Buenos Aires, y aprovechando el generalizado rechazo por parte de las provincias de la Unitaria y Aristocrática constitución de 1819 Artigas ordena a sus lugarteniente Francisco Ramírez –de Entre Rios- y Estanislao López –de Santa Fe-, que marchen sobre Buenos Aires para derrocar al Directorio, llamar a un nuevo Congreso Confederal y declararle la guerra a Portugal”. El 1° de febrero de 1820 la caballería santafesina  arrasa con las tropas Directoriales de Rondeau en Cepeda –llamada la batalla del minuto- por su escasa duración.

Los astutos porteños convencen a los defensores para que traicionen a Artigas , firmando el Tratado del Pilar, que desconoce la obligación bonaerense de intervinier militarmente para frenar a los invasores de la Banda Oriental. Artigas, ya muy debilitado por el esfuerzo de guerra contra Lecor , aun tiene energía para intentar darle su merecido a Ramírez; esta vez la suerte le sere adversa , siendo derrotado en Las Tunas, perseguido hasta Corrientes fue definitivamente derrotado por el Supremo Entrerriano; obligándolo a un penoso exilio en el Paraguay del doctor Rodriguez Gaspar de Francia.
     Allí contó con el apoyo del Mariscal Solano López –a cambio de la promesa de no inmiscuirse en los asuntos internos de la Cuenca del Plata, para no perjudicar al gobierno paraguayo. Dedicó las tres últimas décadas de su vida a tareas agrícolas  en la Villa de San Isidro Labrador –la hacienda oficial de Francia-; sus días finales los pasó placenteramente en el barrio asunceño de Trinidad. El 23 de setiembre de 1850, a los 86 años paso a la inmortalidad.


PROFESOR LUIS MERA
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA. 



viernes, 25 de mayo de 2012

39 AÑOS Y LA HISTORIA QUE SUCEDE

 "Cuando todo parecía derrumbarse, cuando la desesperanza sobrecogía nuestros corazones, cuando los años transcurrían y la calumnia, la persecución y la entrega se enseñoreaban en los cuatro confines de la heredad argentina, su palabra rectora y su acción acertada disipaba nuestras inquietudes, nos fortalecía en la resistencia y nos animaba a seguir en la lucha, dándonos el ejemplo de los grandes capitanes de la historia"

Estas palabras del Tío Cámpora, dichas en aquél año de retornos sintetizan la lealtad al Conductor.
Su entrega y lucha, junto a una Generación hija del ' 55.
La Plaza de Mayo con cientos de miles de manifestantes, expresaba la alegría desbordante de 18 años de proscripciones.
Era el retorno a la Democracia.
Muy anterior al de 1983, el segundo retorno.
El otro Retorno, el del General.
La Juventud aparecía como el nuevo sujeto que, mayoritariamente, militaba en el peronismo.
Encandilada por las luces que nunca se apagan del primer peronsimo, de Juan y Eva.

Latinoamérica parecía despertar de una pesadilla ( una mas de tantas) a la que el Imperio yanqui la sometía.
Socialismos populares, iglesias de los pobres, guerrillas multitudinarias empujando a ejércitos cipayos hacia el nunca mas.
La música, los colores, la revolución en paz para los pueblos y en guerra  contra los asesinos de utopías y realidades efectivas.

Todo parecía iluminar las Plazas como la de Mayo, que miraba haciaarás y veía los balcones henchidos de Morenos, Belgranos, Castellis y Monteagudos.
Sabios los pueblos, hace 39 años hicieron tronar el escarmiento.
Como el agua fluían, pasando, filtrando, era Mayo, era Priavera.

GB  

25 DE MAYO DE 1973


Héctor José Cámpora, llamado afectuosamente El Tío por las jóvenes generaciones peronistas de los años 70, nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, el 26 de marzo de 1909. Fue presidente del centro de estudiantes de odontología de la facultad dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba en 1930. Culminó la carrera de odontología y decidió radicarse en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires.

Fue un leal defensor de la Causa Nacional impulsada por el General Perón a partir de 1945. Acompañó a Eva Perón durante su viaje a Europa en 1947. Electo diputado nacional, ejerció la presidencia de la Cámara de diputados entre 1948 y 1952. Tras la muerte de Evita, sectores reaccionarios y nacionalistas desplazaron a moderados e izquierdistas, tanto de la administración del Estado como del entorno del presidente Perón.

En 1955, tras el golpe de Estado por la autodenominada Revolución Libertadora, se presentó ante la justicia para blanquear su situación, sin embargo fue acusado falsamente de corrupción y malversación de fondos y confinado al penal de Ushuaia junto al empresario Jorge Antonio, al dirigente de la resistencia John William Cooke y al líder nacionalista Guillermo Patricio Kelly, quien en varias entrevistas ha recordado que cuando se fugaron de ese penal en 1956, vestidos como mujeres, y cruzaron la frontera con Chile, Cámpora lloraba. Más tarde, ya cerradas las causas judiciales, regresó al país, dedicándose a diversas ocupaciones para sostener a su familia.

En 1971 fue designado delegado personal de Juan Domingo Perón en remplazo de Jorge Daniel Paladino, quien fuera acusado de desnaturalizar la función al haberse convertido en portavoz de la opinión militar. En tal carácter Cámpora llevó a cabo con éxito el plan de Perón para su retorno al poder en 1973, tras el fracaso de la Revolución Argentina y con la apertura que proponía el entonces presidente General Alejandro Agustín Lanusse. Este buscaba una concertación cívico-militar que integrara al pueblo y a las masas peronistas con las Fuerzas Armadas, en un gobierno conducido por militares, idea que llevaba el nombre de Gran Acuerdo Nacional (GAN), lo cual no prosperó.

Cámpora trabajó duramente y logró los objetivos que allanaron las condiciones para el retorno triunfal del peronismo al poder y de Perón a la legalidad y la escena política. Reorganizó el movimiento, creando la rama juvenil (que representaba el creciente peso de la izquierda peronista, en particular la organización político-militar Montoneros) y logrando la afiliación masiva en todos los sectores. Logró acuerdos con otros partidos políticos más pequeños para conformar del Frente Justicialista para la Liberación (FreJuLi); si bien falló en convencer al segundo partido mayoritario, la Unión Cívica Radical, se debió más a la intransigencia de su conductor, Ricardo Balbín, que a una falta de persuasión política. Aceitó acuerdos con el sector empresario a través de la CGE (Confederación General Económica) conducida por el empresario José Ber Gelbard. Pero el logro fundamental en esta etapa fue el exitoso primer retorno de Perón tras 17 años de exilio.


Héctor Cámpora se presentó en las elecciones de marzo de 1973 como candidato por el FreJuLi, debido a la proscripción técnica hacia Perón de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, que determinaba que los candidatos presidenciales debían acreditar un período previo de residencia en el país, que Perón obviamente no podía satisfacer. La cláusula había sido diseñada ex profeso en contra de la candidatura de Perón. Como vicepresidente de la fórmula fue designado Vicente Solano Lima, del Partido Conservador Popular, un desgajamiento del antiguo conservadurismo de la provincia de Buenos Aires.

Cámpora Lealtad - Clip de campaña

La fórmula Cámpora- Solano Lima alcanzó el 49.5% de los votos y la UCR ocupó el segundo lugar con un 25%. Como el FreJuLi no alcanzó más del 50% de los votos la legislación habilitaba una segunda vuelta o ballotage. Sin embargo, para evitar su segura derrota, la UCR renunció a ese derecho y aceptó la victoria de Cámpora, quien asumió el 25 de mayo de 1973, dándose así por finalizado el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina. Acudieron al acto de investidura, entre otros, el entonces presidente socialista de Chile, Salvador Allende, y el de Cuba, Osvaldo Dorticós, en la tradicional Plaza de Mayo se concentraron alrededor de un millón de personas para recibirlo.

En consonancia con su promesa electoral y el deseo del pueblo, su primera medida fue -a horas de asumir- liberar los luchadores sociales retenidos en prisión por la dictadura. El Parlamento trató el tema esa misma noche y fueron amnistiados masivamente numerosos presos políticos. El 28 de mayo Argentina reanudó relaciones diplomáticas con Cuba y proveyó a ese país de automóviles e insumos industriales, rompiendo por primera vez el bloqueo económico de Estados Unidose al que había adherido la dictadura.
Como Ministro de Economía Cámpora nombró a José Ber Gelbard, presidente de la Confederación General Económica, facilitando el establecemiento de un "Pacto Social" entre la Confederación General del Trabajo, el empresariado nacional y el Estado, lo que incluía aumento de salarios y congelamiento de precios. Se retornaron los lineamientos económicos de anteriores gobiernos justicialistas: un Estado fuerte e intervencionista y regulador orientado hacia una distribución más justa de la riqueza.

Pero su afinidad ideológica con la izquierda peronista lo enfrentó con la derecha partidaria, representada esencialmente por las cúpulas sindicales, quienes no ocultaban que hubiesen preferido a Antonio Cafiero - ex ministro de economía durante la segunda presidencia de Perón y cercano al sindicalismo- en su lugar. El 20 de junio de 1973, al regresar Perón al país, se produce la llamada Masacre de Ezeiza, brutal enfrentamiento entre sectores antagónicos por el control de un palco donde hablaría Perón, ceremonia finalmente abortada. La cifra de muertos se estima en decenas e incluso centenas de personas, pero el hecho nunca fue investigado oficialmente.

Finalmente, el 13 de julio de 1973 y habiéndole retirado Perón el apoyo a su gobierno, Cámpora renuncia al cargo, permitiendo la realización de nuevas elecciones, donde habría de ganar Perón con más del 60% de los votos. El gesto de la renuncia promueve que Perón califique a Cámpora como "extraordinario ciudadano argentino". Al asumir, Perón lo nombra embajador en México. Regresa al país el 27 de septiembre de 1975 y producido el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 se ve obligado a refugiarse en la embajada de México en Buenos Aires, permaneciendo allí más de tres años, con un cáncer detectado y sin posibilidad de tratamiento médico especializado. Obligada por la presión internacional, la dictadura le permite volar a México, donde muere poco después, en Cuernavaca, el 19 de diciembre de 1980. En 1991 fueron repatriados sus restos. En 2008 fue emplazado su busto en la galería de ex presidentes de la Casa de Gobierno.
FUENTE elortiba.com
GB

SOCIEDAD › UN ANTROPOLOGO REVISA LA RELACION ENTRE LA REVOLUCION DE MAYO Y LA DEFENSA DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Página/12

“El vínculo fue cortado por la Historia”

El académico Marcelino Fontán propone una mirada diferente para el 25 de Mayo: observar cómo la facción de Moreno, Castelli y Monteagudo planteaba la igualdad de criollos e indígenas. Y de qué manera la Generación del 80 borró de la historia oficial ese ideario.

“Volver a poner en escena a los revolucionarios de Mayo no estaría nada mal”, dice Fontán.


 Por Leonardo Rossi
“Sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena”, plantea como hipótesis el antropólogo Marcelino Fontán. Para este académico, la desaparición ideológica de los revolucionarios de 1810 fue condición para (y potenció) la negación del exterminio indígena delineado y ejecutado por la generación del ochenta. Aunque material historiográfico da cuenta de que Manuel Belgrano o Bernardo Monteagudo promovieron la igualdad entre indígenas y criollos, esta historia no fue aprehendida en el imaginario social argentino. El postulado multicultural de principios del siglo XIX fue despedazado por otro ideario que se cristalizó en la matanza de los pueblos originarios del sur, a finales del mismo siglo. Antes, después y durante, sostiene Fontán, una maquinaria simbólica hizo posible que el grueso de la sociedad asimilara, sin cuestionamientos, el exterminio físico y cultural de los habitantes ancestrales de estas tierras.

Ese programa político y económico “llega hasta la actualidad”, bajo nuevas formas de avance sobre territorios indígenas.
El antropólogo, profesor titular en la maestría en Antropología Social de Flacso y docente de la cátedra de Salud y Derechos Humanos (Medicina-UBA), propone reconstruir “un vínculo que fue cortado”, el de las comunidades indígenas y los revolucionarios de Mayo. Y como forma de divulgación de esta historia, sugiere crear en el Espacio de la Memoria un pabellón que dé cuenta del “plan sistemático, que incluyó secuestros, robo de personas, privación de identidad”, que padecieron las comunidades aborígenes.

Fue justamente en la ex ESMA, durante el IV Seminario Internacional de Políticas de la Memoria (Ampliación del campo de los derechos humanos. Memoria y Perspectivas), que Fontán expuso esta hipótesis. “¿Punto final?”, cuestionó acerca del genocidio originario y la desaparición cultural de la generación americanista de la Independencia. Junto a Página/12 amplió estas ideas, ante un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo.

–Matanzas de aborígenes existieron en varios momentos, ¿qué impronta particular tiene la impulsada por Julio Roca?

–El genocidio indígena está a lo largo de toda la historia colonial, pero el Estado argentino, entre los años 1879 y 1880, en la llamada Campaña del Desierto de Roca ejecuta un genocidio físico y cultural con un plan sistemático: negación de identidad, secuestros, apropiación de personas. El exterminio de esas poblaciones como tales era el gran objetivo. En muchos casos, esos pueblos continuaron en estado de sometimiento con intervenciones violentas, vinculadas con la explotación como mano de obra o a la represión ante la resistencia. Lo mismo ocurrió en la Campaña del Chaco, que empezó cuatro años después que la de la Patagonia, a cargo del general Benjamín Victorica. Allí, además de toda la lógica utilizada en el sur, se puso el acento en el sometimiento físico para así garantizar trabajadores para los obrajes e ingenios de las grandes empresas.

–Ese genocidio tuvo como manto discursivo la existencia de un otro que debía ser exterminado porque era “salvaje” o “no educable”, ¿qué ocurrió entonces con los postulados indigenistas de principios de siglo?

–Esos genocidios son resignificados en la historia como una expansión de la civilización frente al mundo salvaje. Lo interesante es que, décadas antes, la fracción de los americanistas de Mayo compuesta por Mariano Moreno, Juan José Castelli, Bernardo Monteagudo, Manuel Belgrano y José de San Martín tenía una posición frente a la cuestión indígena que planteaba la igualdad absoluta de todos ante la ley. Tomaron las ideas de la revolución francesa, las llevaron a la realidad americana y la hicieron extensiva a la población negra, indígena y criolla.

–¿Cómo se tradujo eso en la práctica?

–Monteagudo, Moreno y Castelli eran abogados que estudiaron en la Universidad de Chuquisaca (actual territorio de Sucre, Bolivia) y allí recibieron la memoria oral de la rebelión de Túpac Amaru II (Gabriel Condorcanqui), de 1780. Y como abogados defendían causas indígenas contra la explotación de esos pueblos en las minas.

–¿De qué forma plasmaron en lo institucional esta concepción de igualdad?

–Tenían un proyecto común. Por ejemplo, Monteagudo es una figura dejada de lado, que tiene una trascendencia enorme en este sentido. Entre otras acciones, redacta la proclama de Chuquisaca del 25 de mayo de 1809, donde la reivindicación de la libertad para el indígena es central, y junto a Castelli, en la campaña del Alto Perú, realizaron la proclama de Tiahuanaco, que eliminaba toda forma de servidumbre de los indígenas. Monteagudo tiene un paralelismo bastante fuerte con la figura del Che. Fue un tipo que estuvo en todos los movimientos revolucionarios, con un papel activísimo para concretar este ideario americanista.

–¿Cuándo se empiezan a silenciar estas voces?

–Aunque fue un largo proceso, el recorte de estos discursos, resignificados en términos donde se vuelven inocuos, toma fuerza cuando se comienza a reescribir oficialmente la historia por la Generación del Ochenta. En 1882 es citado el primer Congreso Pedagógico Nacional por el gobierno de Roca. Allí se establecen los planes de estudio que apuntan a una población inmigrante, recién llegada y sin memoria. Reciben un relato histórico que justifica el nuevo modelo de país. Eso se enmarca en un operativo cultural, que también incluye a la literatura, la plástica, la ciencia. Es decir, sin alterar los discursos americanistas no se podía justificar el genocidio indígena.

–¿Cómo se manifestó esa maquinaria?

–Por ejemplo entre 1884 y 1887, Estanislao Zeballos escribe su famosa trilogía donde da una versión de las costumbres de “los salvajes” cargada de valoraciones negativas, que contribuyen a justificar que hayan sido desplazados. En los mismos años, José Hernández escribe el Martín Fierro, que más allá de los méritos literarios, hace circular como ideología un profundo desprecio del indígena e incluso de alguna manera celebra que sea aniquilado. Es interesante la difusión del libro, que según algunos estudios, para fines de los ’80 había vendido 50.000 ejemplares en un país de poco más de dos millones de habitantes. También, Angel Della Valle, pintor de La Vuelta del Malón, presenta desde la plástica una imagen del indígena como un ser feroz y oscuro. Ese tipo de pinturas se incorporan a los libros de texto y trabajan sobre ese nuevo discurso.

–De alguna forma esto desemboca en una Argentina aparentemente moderna, crisol de razas y granero del mundo.

–La generación del ochenta piensa un país, lo delinea y pone en juego todo. Es un modelo de pensamiento estratégico, que claramente estableció una visión hegemónica. Entonces la tarea nuestra es absolutamente contrahegemónica. Hace falta deconstruir todo este proceso que nos llevó hasta aquí, para empezar a entenderlo de nuevo.

–¿Por dónde comenzar?

–Hay que comprender que aquellos revolucionarios de Mayo reconocían en Túpac Amauru II al verdadero referente de la revolución americana, quien además tuvo un programa económico y social. Por eso es que Belgrano propuso en el Congreso de Tucumán una forma de monarquía constitucional que retome la tradición de los incas y que tenga a un descendiente indígena a cargo del gobierno del Río de La Plata. Eso fue desdibujado en nuestra historia, pintado como un arranque de locura de Belgrano. Lo que se perdió entonces fue un proyecto político contrapuesto al que triunfó.

–Belgrano no sufrió el olvido de Monteagudo, pero sí fue despojado de su discurso indigenista.

–Ignorar a Belgrano no era posible. Pero las relaciones de poder que se establecen después de 1880 chocan con su discurso. Eran indigeribles las ideas de libertad, igualdad y fraternidad entre criollos e indígenas al lado de Sarmiento, vocero del positivismo, que consideraba que estos habitantes originarios de América eran animales bípedos. Fue una dura tarea la de recortar, y se llevó a cabo con delicadeza, manteniendo los nombres y citando los hechos, pero deformándolos. Este relato fue entregado a los inmigrantes que poblaron la Argentina. Y mientras éstos recibieron una historia del nuevo lugar, los indígenas ya contaban con una memoria de esta tierra. Esa memoria es la que se buscó silenciar mediante el genocidio.

–¿Por qué cree necesario releer los discursos de Moreno, Monteagudo y Belgrano?

–Desde el debate ideológico, volver a poner en escena a los revolucionarios de Mayo, después de 200 años, no estaría nada mal. Pero sobre todo, sería valioso que los propios pueblos indígenas puedan reconectar su pasado con las luchas de aquella generación, culturalmente desaparecida, que peleaba junto a ellos. Es una relación que fue cortada. Ese ideario americanista es parte de la historia de los pueblos originarios que habitan el actual territorio argentino.

Prof GB