Los diarios Clarín y La Nación se hicieron eco de la mirada del Estado español, en manos de un rey que nadie eligió (salvo el genocida Franco) y de las bravuconadas del ‘jefe de gobierno’, Mariano Rajoy, un franquista de nueva generación.
Por Víctor Ego Ducrot (*) / ¡Qué mala suerte, poca fortuna! Me aprestaba a comenzar con este texto cuando desde el televisor sonó la voz del intendente de la Capital Federal, refiriéndose al tema YPF. Me levanté unos instantes para verlo, se lo notaba paliducho. ¿Andará con gripe? ¿Será por eso que se metió con un tema tan complicado para sus comprobadas capacidades?
Entonces miré por la ventana y seguía allí; no Mauricio sino la montaña de basura que sobrevive sobre la esquina de mi casa, como en muchas otras esquinas de la Ciudad, y me pregunté: ¿por qué el alcalde no se dedica a lo que le compete; se lo imaginan lidiando con el abastecimiento energético del país? Seguro un asunto mucho más complejo que varias decenas de bolsas con desperdicios, entre cáscaras de bananas pegoteadas sobre la vereda, cuatro sillas desvencijadas y algunas pobres ratas que de noche procuran hacerse su agosto.
Macri cesó con su perorata, para darle paso a las preguntas de “los señores periodistas”. Por supuesto abrió el fuego una voz en nombre de Canal 13 y de TN, lo que –gracias muchachos– me ayudó a retomar el hilo del texto que hacía unos segundos había dejado apenas si esbozado con el título.
El rey de España tiene a sus centuriones 2.0 vernáculos y gauchitos, prestos a ensillar con diligencia. El lunes, la agencia pública de noticias de la provincia de Buenos Aires <www.agepeba.org> daba cuenta de cómo, casi con las últimas palabras de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aún en cadena nacional, “los muchachos de Héctor Magnetto y de los Mitre no se hicieron esperar. No les hace falta que España, cuyo jefe de Estado, un rey cazador de elefantes y designado por Francisco Franco, les dé la orden. No, ellos lo hacen por motivación propia, como cuando tergiversan a Obama, como cuando ensalzan a fuentes británicas en torno a la cuestión Malvinas. Rápidamente, los diarios Clarín y La Nación se hicieron eco de la mirada del Estado español, en manos de un rey que nadie eligió (salvo el genocida Franco, como decía) y de las bravuconadas del “jefe de gobierno”, Mariano Rajoy, un franquista de nueva generación. Twitteó Clarín “…#YPF: el Gobierno español estudia una ‘respuesta adecuada’ a la expropiación http://clarin/4a28…” Y La Nación “…Peligrosísimos avances contra la propiedad y las libertades http://bit.ly/IPgaqb”; más: “En España hablan de Cristina como ‘La Reina del Sur’ con ‘Hambre de dólares’ http://bit.ly/Iz2x7Q”.
Los twitteros mayores del rey vienen de un fuerte entrenamiento, lo que los convierte en aspirantes a campeones de armadura entre los caballeros de la reina (¿le concederá ello algún derecho especial a la mano de las princesas solteras? Vaya uno saber). Sus escuderos, se supone, fueron los encargados de vestirlos el día que acometieron con los ensayos generales, entre los cuales sólo recordaré dos.
El 2 de abril pasado, no cualquier día, La Nación le dio la palabra al responsable militar del hundimiento del Crucero General Belgrano, durante la guerra de las Malvinas. “Se trata del vicealmirante Tim McClement, segundo al mando del submarino Conqueror” –aclaran los lanceros del rey–, quien sin inmutarse dijo que él hizo (hundir al Belgrano) “lo que había que hacer”, y que no se arrepentía del hecho que le costó la vida a más de 300 argentinos. Por toda explicación acerca de la ilegalidad de ese acto de guerra, conforme a las normas del derecho internacional especializado, el diario de Mitre apenas si recuerda: “los argentinos (ellos, los de La Nación no, sólo los argentinos) sostienen que el Belgrano navegaba fuera del área de exclusión de 200 millas en torno a las Malvinas fijada por Londres y en dirección hacia la costa continental argentina”.
El domingo pasado, la ya citada AgePeBa publicaba muy temprano y no sin cierto tono burlón, que “Obama desmiente al ‘partido obamista’ de Argentina.” Para ese medio bonaerense, el presidente de los Estados Unidos cuenta con “seguidores locales”, que “no pueden con su genio; pero ¡oh!, se olvidaron las palabras de su jefe. ‘Este asunto (el del comercio exterior) no es el centro de la relación’, destacó ayer Barak Obama, en el marco de su entrevista con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”. ¿Qué afirmaron hoy Clarín y La Nación? “Obama hizo un planteo por las trabas a las importaciones… Las restricciones al comercio fueron ejes del encuentro…”, fue la sentencia elegida por los muchachos de Héctor Magnetto. “Obama expresó preocupación por las trabas comerciales. Así lo informó la Casa Blanca…”, subrayaron los de Bartolomé Mitre.”
Al otro día, con más precisiones y además con el don de la presencia personal sobre el escenario de los acontecimientos, el canciller Héctor Timerman, se encargó de informar que el propio Obama habíase quedado sorprendido por las expresiones de esos diarios. Por si no bastaba, la presidenta también se refería al caso, casi a la vez que los “twitteros” del rey (de Obama también) acometían con los cruces de lanza y espadas ya señaladas hace unos párrafos antes.
El proceso de recuperación soberana del petróleo de los argentinos está en marcha. Los aspirantes a caballeros de la reina y pretendientes de los lechos nupciales con princesas solteras seguirán con lo suyo. No será ello lo que pueda sorprendernos, aunque el embajador Alfonso Diez Torres, jefe de la delegación de la Unión Europea en la Argentina, enviara una carta al editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, en la cual desmintió la primera plana que afirmaba “La Unión Europea viene al país para reclamar por YPF.”
Ni mucho menos las acometidas destempladas y sobreactuadas de La Moncloa, una casona al mando de franquistas redivivos y al socaire de una crisis económica y social que recién comienza; y ni qué hablar de la prensa hegemónica española, tanto la de cepa confesamente derechista como la derechista encubierta: el viernes pasado, en un programa de la TV del país del jabugo y el cante, los colegas de casi todos los diarios de circulación nacional por aquellas tierras exprimieron sus entendederas pero no pudieron ir más allá de los insultos que son tales por ignorancia de quienes los pronuncian (los argentinos y el gobierno de Cristina son “populistas”), de la desinformación absoluta (la gestión española en Aerolíneas fue “muy buena”), y no me acuerdo de cuántas cosas más.
Se dio vuelta la taba, ¡qué buena suerte, cuánta fortuna, para cierre de este texto! Cuando empecé con las presentes líneas fui interrumpido por la vocecita de Mauricio Macri; pero ahora, en cambio, cuando apenas si me queda espacio en la página para seguir escribiendo, desde el televisor suena la de Axel Kicillof, el viceministro de Economía que ayer se sumó a la intervención provisoria de YPF, mientras expone en una reunión del Senado de cara al tratamiento del proyecto de ley para el futuro de los hidrocarburos argentinos anunciado el lunes por la presidenta de la República.
Sí, ya sé. Somos todos marxistas, judíos, pobres, maricones y negros de mierda, como lo estará por escribir cierto twittero del rey.
(*) Texto publicado hoy por el diario Tiempo Argentino.
GB
Entonces miré por la ventana y seguía allí; no Mauricio sino la montaña de basura que sobrevive sobre la esquina de mi casa, como en muchas otras esquinas de la Ciudad, y me pregunté: ¿por qué el alcalde no se dedica a lo que le compete; se lo imaginan lidiando con el abastecimiento energético del país? Seguro un asunto mucho más complejo que varias decenas de bolsas con desperdicios, entre cáscaras de bananas pegoteadas sobre la vereda, cuatro sillas desvencijadas y algunas pobres ratas que de noche procuran hacerse su agosto.
Macri cesó con su perorata, para darle paso a las preguntas de “los señores periodistas”. Por supuesto abrió el fuego una voz en nombre de Canal 13 y de TN, lo que –gracias muchachos– me ayudó a retomar el hilo del texto que hacía unos segundos había dejado apenas si esbozado con el título.
El rey de España tiene a sus centuriones 2.0 vernáculos y gauchitos, prestos a ensillar con diligencia. El lunes, la agencia pública de noticias de la provincia de Buenos Aires <www.agepeba.org> daba cuenta de cómo, casi con las últimas palabras de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aún en cadena nacional, “los muchachos de Héctor Magnetto y de los Mitre no se hicieron esperar. No les hace falta que España, cuyo jefe de Estado, un rey cazador de elefantes y designado por Francisco Franco, les dé la orden. No, ellos lo hacen por motivación propia, como cuando tergiversan a Obama, como cuando ensalzan a fuentes británicas en torno a la cuestión Malvinas. Rápidamente, los diarios Clarín y La Nación se hicieron eco de la mirada del Estado español, en manos de un rey que nadie eligió (salvo el genocida Franco, como decía) y de las bravuconadas del “jefe de gobierno”, Mariano Rajoy, un franquista de nueva generación. Twitteó Clarín “…#YPF: el Gobierno español estudia una ‘respuesta adecuada’ a la expropiación http://clarin/4a28…” Y La Nación “…Peligrosísimos avances contra la propiedad y las libertades http://bit.ly/IPgaqb”; más: “En España hablan de Cristina como ‘La Reina del Sur’ con ‘Hambre de dólares’ http://bit.ly/Iz2x7Q”.
Los twitteros mayores del rey vienen de un fuerte entrenamiento, lo que los convierte en aspirantes a campeones de armadura entre los caballeros de la reina (¿le concederá ello algún derecho especial a la mano de las princesas solteras? Vaya uno saber). Sus escuderos, se supone, fueron los encargados de vestirlos el día que acometieron con los ensayos generales, entre los cuales sólo recordaré dos.
El 2 de abril pasado, no cualquier día, La Nación le dio la palabra al responsable militar del hundimiento del Crucero General Belgrano, durante la guerra de las Malvinas. “Se trata del vicealmirante Tim McClement, segundo al mando del submarino Conqueror” –aclaran los lanceros del rey–, quien sin inmutarse dijo que él hizo (hundir al Belgrano) “lo que había que hacer”, y que no se arrepentía del hecho que le costó la vida a más de 300 argentinos. Por toda explicación acerca de la ilegalidad de ese acto de guerra, conforme a las normas del derecho internacional especializado, el diario de Mitre apenas si recuerda: “los argentinos (ellos, los de La Nación no, sólo los argentinos) sostienen que el Belgrano navegaba fuera del área de exclusión de 200 millas en torno a las Malvinas fijada por Londres y en dirección hacia la costa continental argentina”.
El domingo pasado, la ya citada AgePeBa publicaba muy temprano y no sin cierto tono burlón, que “Obama desmiente al ‘partido obamista’ de Argentina.” Para ese medio bonaerense, el presidente de los Estados Unidos cuenta con “seguidores locales”, que “no pueden con su genio; pero ¡oh!, se olvidaron las palabras de su jefe. ‘Este asunto (el del comercio exterior) no es el centro de la relación’, destacó ayer Barak Obama, en el marco de su entrevista con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”. ¿Qué afirmaron hoy Clarín y La Nación? “Obama hizo un planteo por las trabas a las importaciones… Las restricciones al comercio fueron ejes del encuentro…”, fue la sentencia elegida por los muchachos de Héctor Magnetto. “Obama expresó preocupación por las trabas comerciales. Así lo informó la Casa Blanca…”, subrayaron los de Bartolomé Mitre.”
Al otro día, con más precisiones y además con el don de la presencia personal sobre el escenario de los acontecimientos, el canciller Héctor Timerman, se encargó de informar que el propio Obama habíase quedado sorprendido por las expresiones de esos diarios. Por si no bastaba, la presidenta también se refería al caso, casi a la vez que los “twitteros” del rey (de Obama también) acometían con los cruces de lanza y espadas ya señaladas hace unos párrafos antes.
El proceso de recuperación soberana del petróleo de los argentinos está en marcha. Los aspirantes a caballeros de la reina y pretendientes de los lechos nupciales con princesas solteras seguirán con lo suyo. No será ello lo que pueda sorprendernos, aunque el embajador Alfonso Diez Torres, jefe de la delegación de la Unión Europea en la Argentina, enviara una carta al editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaum, en la cual desmintió la primera plana que afirmaba “La Unión Europea viene al país para reclamar por YPF.”
Ni mucho menos las acometidas destempladas y sobreactuadas de La Moncloa, una casona al mando de franquistas redivivos y al socaire de una crisis económica y social que recién comienza; y ni qué hablar de la prensa hegemónica española, tanto la de cepa confesamente derechista como la derechista encubierta: el viernes pasado, en un programa de la TV del país del jabugo y el cante, los colegas de casi todos los diarios de circulación nacional por aquellas tierras exprimieron sus entendederas pero no pudieron ir más allá de los insultos que son tales por ignorancia de quienes los pronuncian (los argentinos y el gobierno de Cristina son “populistas”), de la desinformación absoluta (la gestión española en Aerolíneas fue “muy buena”), y no me acuerdo de cuántas cosas más.
Se dio vuelta la taba, ¡qué buena suerte, cuánta fortuna, para cierre de este texto! Cuando empecé con las presentes líneas fui interrumpido por la vocecita de Mauricio Macri; pero ahora, en cambio, cuando apenas si me queda espacio en la página para seguir escribiendo, desde el televisor suena la de Axel Kicillof, el viceministro de Economía que ayer se sumó a la intervención provisoria de YPF, mientras expone en una reunión del Senado de cara al tratamiento del proyecto de ley para el futuro de los hidrocarburos argentinos anunciado el lunes por la presidenta de la República.
Sí, ya sé. Somos todos marxistas, judíos, pobres, maricones y negros de mierda, como lo estará por escribir cierto twittero del rey.
(*) Texto publicado hoy por el diario Tiempo Argentino.
GB