El Grupo de Sacerdotes para el Tercer Mundo proclamaba el
documento Nuestra Opción por el Peronismo
Escrito por Daniel
Di Giacinti y Carlos María Zavalla
En la Doctrina Peronista, no existe ninguna contradicción
formal ni controvertible con los propios fines comunitarios del evangelio.
LOS VALORES
CRISTIANOS DEL PERONISMO
Por Daniel Di Giacinti y Carlos María
Zavalla
Villa Manuelita
La “Teología de la liberación”
fue la justa expresión Teológica surgida de las históricas luchas por la
Liberación de los pueblos de la America Colonial.
Con Sacerdotes comprometidos
como los Padres Gutiérrez Merino, Boff, Cardenal etc. …nacía de la realidad de
los pueblos del tercer mundo - centro y sudamericanos - como denuncia ante la
cosificación y denigración de las condiciones de vida subhumanas a la que están
sometidos todos los pueblos sujetos al Colonialismo Financiero Liberal
Moderno.
En la mayoría de la “America
del Tercer Mundo”, en el desarrollo de éstas guerras insurreccionales
principalmente a partir de la década de 1960, se fue adoptando la metodología
marxista de la lucha de clases, ya que el determinismo histórico las consolidaba
como única posibilidad de enfrentamiento contra las sangrientas dictaduras de la
explotación… eran aquellos gritos de las venas abiertas de America Latina que
desde la Biblia “claman al cielo los explotados” debido a los abusos egoístas de
los ricos que nos habla sin dobleces el propio apóstol del Señor. Santiago C
5.
Y que además, el propio
Concilio Vaticano II en su cierre de 1965 señalaba con histórica Consistencia
Teológica, cuando en sus Documentos Oficiales dejaba establecido junto al
criterio de que “los bienes existentes en la Tierra son para todos los hombres”
que “las guerras insurreccionales quedaban justificadas cuando éstas eran la
respuesta a un estado de dictadura prolongada”.
En la Argentina, se producía
poco tiempo después la síntesis del Grupo de Sacerdotes para el Tercer Mundo que
proclamaba el documento “Nuestra Opción por el Peronismo”. Y así, la “Teología
para la Liberación” debía quedar sujeta al cuadro concreto histórico
revolucionario de “La Religiosidad Popular” y su metodología debía ajustarse a
los parámetros ideológicos de la “Doctrina Peronista”.
Concilio Vaticano II
Es que en la “Doctrina
Peronista”, no existe ninguna contradicción formal ni controvertible con los
propios fines comunitarios del evangelio.
Y es de señalar también que en
cuanto a los fines evangélicos concretos, también ésta coincide totalmente con
la Teología de la Liberación, aunque no así en cuanto al dogmatismo que implican
sus medios y métodos.
Es que por razones geopolíticas
y antropológicas la “Teología de la Liberación” en el resto de América debió ir
acercándose a la metodología revolucionaria marxista en razón a que no disponía
del inédito basamento vivencial de “La Comunidad Organizada” (desarrollada en
paz desde 1945 a 1955 en la Argentina) ni tampoco de las profundas experiencias
que estos diez años de felicidad y justicia social significaron para la dignidad
y la madurez política de las bases del pueblo peronista argentino.
En 1949 en el Primer Congreso
Nacional de Filosofía, el Presidente Juan Perón expondría el esbozo filosófico:
"La Comunidad Organizada".
La experiencia justicialista
pudo presentar un método alternativo de construcción de poder que desplazaba a
la concepción de la "lucha de clases" como motor fundamental del enfrentamiento,
reemplazándolo por una lucha nación-imperialismo. Además, suplantaba el
ordenamiento orgánico verticalista de las "Vanguardias esclarecidas" con su
camino preelaborado desde un positivismo ideológico, por la construcción de una
identidad política popular, autodeterminada por los pueblos y sus
circunstanciales "conductores".
Esta nueva forma orgánica se
ordenaba desde la profundización de una valoración común en el pueblo y sus
dirigentes, para que el camino producido respetando el libre albedrío ciudadano,
guardara características singulares que permitiera la consolidación de una
patria justa, libre y soberana. La forma de lograr una unidad conceptual se
lograba al promover una doctrina popular (una serie de principios en común) para
luego organizar el proceso de autodeterminación comunitaria que provocara la
maduración colectiva del pueblo hasta lograr la Unidad Nacional.
El pueblo trabajador aceptó con
alegría las "nuevas verdades" del justicialismo, transformando su doctrina en un
hecho cultural profundo que hoy luego de 60 años de consolidación, subyace en
toda la Nación Argentina. Sin embargo, la mayoría de las dirigencias naturales
de la comunidad (sean éstas políticas, sociales o culturales) no comprendieron
el sentido revolucionario de la construcción de una nueva soberanía que
desplazara la participación política del individualismo liberal.
Por tales diferencias, algunos
intelectuales, paradógicamente “encerrados” en la “Teología de la Liberación” no
pudieron comprender la actitud del Padre Carlos Mugica y algunos grupos
nacionales cuando en 1973 - con el regreso de Perón al gobierno - adhirieron
incondicionalmente a los postulados de realizar “una Revolución en Paz”.
Revolución que clamaba para que las “vanguardias de las elites revolucionarias
esclarecidas” abandonaran la excitación de la lucha armada para defender un
sistema democrático que tanto había costado al pueblo durante 18 largos años de
sacrificios y proscripciones.
El mismo drama que había
provocado la burocratización del Movimiento Nacional en los años 50 -cuando los
dirigentes no comprendieron el sentido orgánico de Las Organizaciones Libres del
Pueblo- se repetiría en los 70. Esta vez se produciría en las filas de la nueva
capa dirigencial de las organizaciones juveniles, sobre las cuales el líder
había echo descansar el Trasvasamiento Generacional y había estructurado su
regreso. Esta contradicción alcanzó su punto de definición máximo el 1 de mayo
de 1974, cuando Perón recriminó en la Plaza de Mayo a las organizaciones
juveniles armadas, su violencia contrarevolucionaria.
Padre Carlos Mugica. Testigo
fiel del Evangelio en su opción preferencial por los pobres. Fundador de la
línea "Lealtad a Perón" luego del 1ro. de mayo de 1974. Murió mártir asesinado
por pre-golpistas, el 11 de mayo de 1974.
Solo diez días más tarde, el 11
de mayo de 1974 caería asesinado - tras condenar la metodología de la violencia
que atentaba contra el orden Constitucional - el Padre Carlos Mugica. Dos meses
después moriría el propio Gral. Juan Domingo Perón, luego de dar a conocer su
actualización de “la Comunidad Organizada” conocida como “El modelo Argentino”
realizada con un esfuerzo sobrehumano que solamente hoy puede apreciarse en
razón a su impactante actualidad y vigencia.
Es que hoy las circunstancias
han variado, la caída del marxismo dogmático soviético y la crisis terminal del
capitalismo individualista se han sumado a la explosión de los medios de
comunicación masivos llevados a niveles exponenciales. Todo predispone a una
mejor comprensión del proceso metodológico de construcción de poder del
peronismo. Hoy la autodeterminación popular es prácticamente una evidencia
natural de las nuevas formas ciudadanas. Un mundo donde los pueblos participan
con absoluta naturalidad de procesos de definición de políticas de
estado.
Hoy, las comunidades
naturalmente van superando las formas de participación política, acentuando el
agotamiento de las estructuras demoliberales.
El sentido orgánico
institucional para la actividad comunitaria, que estaba ausente durante los
inicios del peronismo, no es en el presente sólo una evidencia, sino que
presiona sobre las derruidas estructuras del demoliberalismo. La democracia
burguesa no sabe cómo enfrentar la enorme ansia participativa de los pueblos. Al
no encontrar un cauce ordenado a sus nuevas potencialidades, los ciudadanos
expresan su impotencia con un repudio sobre las corroídas dirigencias
partidocráticas del liberalismo, que se hunden en un descrédito
generalizado.
El extraordinario crecimiento
de las redes sociales de Internet demuestra la necesidad del hombre de verse
reflejado en algún ámbito orgánico institucional donde pueda sentirse expresado,
más allá del papel consumista al que lo condena el Estado fáustico demoliberal.
A las acciones de participación masiva, como plebiscitos y referéndums, se han
sumado las herramientas de medición de opinión, que permiten evaluar los
consensos comunitarios.
La democracia popular que
queremos construir debe ser congruente con las potencialidades actuales de
participación. Si queremos que el Estado tenga la autoridad necesaria para
generar un poder revolucionario que nos libere, debe democratizar la toma de
decisiones políticas, para que sean realizadas por el conjunto de la comunidad y
no sólo por sus dirigentes.
Será en esa búsqueda que el
pueblo y el Movimiento Nacional podrán reactualizar las herramientas que el
Líder dejó como herencia, para articular la nueva democracia popular que
permitirá nuestra liberación definitiva.
Es desde estas nuevas
circunstancias que planteamos la relectura de este documento clave para la
teología política.
El
documento
En agosto de 1974 y desde los
mismos parametros populares y revolucionarios liderados por el Padre Carlos
Mugica, el Padre Ernesto López Rosas (Sacerdote Jesuita), publicaba en la
Revista del CIAS (Centro de Investigación y Acción Social) un profundo análisis
sobre los “Valores Cristianos del Peronismo”.
Sería uno de los documentos
testimoniales más sencillos y profundos que diera a la luz la Iglesia de la
“opción preferencial por los pobres”. El Padre López Rosas, S.J. con “el ojo
simple de la intención pura”, sintetizaría el común denominador de ese generoso
compromiso con el prójimo que caracterizó a todos aquellos religiosos que
comenzaban a pagar con su sangre “el privilegio del martirio” por su
incuestionable compromiso por la causa de la liberación nacional.
Publicamos este trabajo por la
importancia que reviste como documento histórico y también por la vigencia
actual de la necesidad de hacer un aporte Teológico Político a la revalorización
doctrinaria Peronista que subyace en la base de nuestro pueblo
Valores cristianos del
peronismo
Por Ernesto López Rosas
Contenido:
1. Reconstrucción
Nacional
2. La Iglesia
3. La Iglesia en
Argentina
4 . La iglesia y la destrucción
del hombre argentino
5 . Volver al pueblo
6 . "Profundamente
cristiana"
7 . Unidad espiritual de la
nación
8 . Solamente los humildes
salvarán a los humildes
Mártires y héroes
Sacerdotes y Religiosos
asesinados por grupos de tareas de las Fuerzas Armadas neoliberales, poco antes
y después del golpe de Estado de 1976.
Queremos también llevar un
humilde recuerdo de todos los sacerdotes y religiosos que como buenos pastores
supieron vivir y morir generosamente sirviendo a esos mismos valores cristianos
que ocultos en la masa humilde del pueblo hicieron exclamar a Jesús:
“Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y la
haz dado a conocer a los sencillos” Mt C 11, v 25
"No hay amor más grande que el
que da su vida por sus amigos" Juan C15, v13.
Padre Julio San Cristóbal, de
la congregación de las Escuelas Cristianas de La Salle, detenido y desaparecido
el 5 de febrero de 1976.
Padre Francisco Soares,
asesinado en Tigre, al igual que un inválido a su cargo, el 13 de febrero de
1976.
Padre Pedro Fourcade, detenido
el 8 de marzo de 1976. Desaparecido.
Padre Pedro Duffau, asesinado
en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Alfredo Kelly, asesinado
en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Alfredo Leaden, asesinado
en la iglesia de San Patricio, el 4 de julio de 1976.
Padre Gabriel Longueville,
asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de noviembre de 1976.
Padre Carlos de Dios Murias,
asesinado en Chamical, La Rioja, el 18 de noviembre de 1976.
Padre José Tedeschi, sacerdote
salesiano, detenido el 2 de febrero de 1976 en la Villa Itatí, en Bernal. Su
cadáver apareció días más tarde con señas de haber sido torturado.
Padre Héctor Federico Baccini,
detenido en La Plata el 25 de noviembre de 1976. Desaparecido.
Padre Carlos Armando Bustos,
detenido en Buenos Aires, el 8 de abril de 1977. Desaparecido.
Padre Pablo Gazzari, detenido
en Buenos Aires el 8 de abril de 1977. Visto en la ESMA. Desaparecido.
Padre Mauricio Kléber Silva
Iribarnegaray, detenido en Buenos Aires el 14 de junio de 1977.
Desaparecido.
Padre Jorge Adur, detenido el 7
de enero de 1980. Desaparecido.
Hermana Alice Domon, detenida
el 8 de diciembre de 1977, en la iglesia de Santa Cruz. Vista en la ESMA.
Desaparecida.
Hermana Léonie Duquet, detenida
el 10 de diciembre de 1977, en su domicilio. Vista en la ESMA.
Desaparecida.
Nota,
En ocasión del asesinato de
Angelelli, el entonces ministro del Interior, general Albano Harguindeguy,
reconocía que las Fuerzas Armadas tenían a los siguientes sacerdotes presos:
Padre Francisco Gutiérrez,
Padre Hugo Mathot, Padre Gianfranco Testa, Padre Silvio Liuzzi, Padre Elias
Musse, Padre Raúl Troncoso, Padre Francisco Javier Martín, Padre René Nievas,
Padre Joaquín Núñez y Padre Omar Dinelli.
Otros clérigos
También fueron secuestrados y
trasladados a centros clandestinos de detención y luego de ser torturados fueron
liberados por pedidos de organismos internacionales de Derechos Humanos, y
expulsados del país: Padre Néstor García, Padre Patricio Rice, Padre José
Czerepack, Padre Orlando Yorio, Padre Santiago Renevot, Padre Rafael Iacuzzi,
Padre Julio Suan, Padre Bernardo Canal Feijóo, Padre Luis López Molina, Padre
Jaime Weeks y Padre Francisco Jálics.
Algunos permanecieron luego en
el país bajo estricta vigilancia, como Padre Marciano Alba, Padre Aníbal
Coerezza, Padre Pace Dalteroch, Padre Jorge Galli, Padre Gervasio Mecca, Padre
Luis Quiroga, Padre Ángel Zaragoza, Padre Raúl Acosta, Padre Roberto Croce,
Padre Juan Dieuzeide, Padre Esteban Inestal, Padre Diego Orlandini, Padre
Eduardo Ruiz, Padre Joaquín Muñoz, Padre Juan Testa, Padre Pablo Becker, Padre
Roberto D’Amico, Padre Juan Filipuzzi, Padre Antonio Mateos, Padre Agueda
Pucheta, Padre Víctor Pugnata, Padre Jorge Torres y Padre Henri del Solan
Betumali.
Obispos asesinados por
fuerzas de tareas paramilitares:
Monseñor Enrique Angelelli,
obispo de La Rioja. Fallecido en un supuesto accidente automovilístico, el 4 de
agosto de 1976. La Justicia dictaminó que se trató de un asesinato.
Monseñor Carlos Ponce de León,
obispo de San Nicolás de los Arroyos. Asesinado en idéntica forma que el Obispo
Angelelli el 11 de julio de 1977, un ex soldado que se encontraba presente
denunció ante la justicia el hecho.
Nota, Tanto Monseñor Angelelli
como el Obispo Ponce de León estaban realizando denuncias públicas por las
violaciones a los derechos humanos contra civiles secuestrados que se estaban
cometiendo en unidades militares, ambos obispos daban cuenta con nombre y
apellido de los Jefes Militares involucrados.
Seminaristas y
Diáconos
Entre los asesinados y
desaparecidos están:
Juan Ignacio Isla Casares, de
la parroquia Nuestra Señora de la Unidad de Olivos. Detenido y desaparecido el 3
de junio de 1976.
Carlos A. Di Pietro,
asuncionista. Detenido y desaparecido el 4 de junio de 1976.
Raúl E. Rodríguez,
asuncionista. Detenido y desaparecido el 4 de junio de 1976.
Salvador Barbeito, Comunidad
palotina, asesinado el 4 de julio de 1976.
Emilio Barletti, Comunidad
palotina, asesinado el 4 de julio de 1976.
Marcos Cirio. Novicio de la
Fraternidad del Evangelio. Detenido y desaparecido el 17 de noviembre de
1976.
Junto con el ya mencionado
padre Weeks, de la Comunidad de La Salette, fueron detenidos y torturados en
Córdoba, el 3 de agosto de 1976, los seminaristas Alejandro Dauza, Alfredo
Velarde, Daniel García, José Luis de Stéfano y Humberto Pantojal.
"...La última dictadura militar
mató a 30.000 personas, fríamente, planificadamente. A la monstruosidad de
ultimar sin proceso ni defensa se le sumó el sacrilegio de negarles sacerdote,
confesión, eucaristía, extremaunción. Y la Iglesia presenció impávida el
atropello a Dios en sus hijos, con un silencio que pone frío en el
alma..."
[Padre Hernán Benítez,
Sacerdote Jesuita, confesor de Eva Perón ]
FUENTE: Nac&Pop
GB