Por Raúl Zaffaroni *
Los incisos del artículo 86 del Código Penal no requieren autorización judicial para el aborto no punible. Ninguna eximente del Código Penal puede requerir una autorización previa judicial. Si se han fraguado las circunstancias eximentes se verá luego. Está de por medio el asunto de la coma, pero creo que se refiere a cualquier violación. La salud, conforme a la ONU, es un estado de equilibrio biopsíquico; pocas dudas caben, por ejemplo, de que el riesgo de que la gestante caiga en una psicosis es un riesgo gravísimo para la salud. Lo que quiero decir es lo siguiente:
a) El aborto no es “bueno”. No creo que nadie en su sano juicio piense lo contrario ni que ninguna mujer que aborte lo haga alegremente.
b) El número de abortos que se practican en el país es enorme, las cifras estimadas son altísimas.
c) La inmensa mayoría de los abortos se practica “clandestinamente” en clínicas y en condiciones de inseguridad.
d) En 35 años de juez he conocido unos diez procesos por aborto, o sea, nada.
e) Una minoría de abortos se practica en condiciones sépticas terribles y son de la pobreza o de la miseria; buen número acaba con la vida de la gestante por septicemia.
f) En síntesis, el Código Penal no sirve para prevenir el aborto y ni siquiera para reducir el enorme número de los que se practican. Para lo único que sirve es para que las mujeres de la faja más pobre y desamparada sean sometidas a los riesgos más altos.
g) Por consiguiente, debe concluirse que se trata de un delito generalizado e impune.
h) El argumento de que si se generaliza el homicidio con impunidad habría que pensar si se hace algo diferente de dejarlo en el Código Penal no es válido: cuando el homicidio se generaliza y es impune tenemos una guerra, y ninguna guerra fue terminada con el Código Penal, sino con armisticios.
i) Es obvio que todos queremos un mundo sin guerras ni genocidios, y también sin abortos. Sin embargo, no sabemos cómo lograrlo, pero lo que sabemos es que con el Código Penal no se logra.
j) Lo correcto es hacer una investigación de campo seria, cuantificar la cantidad con encuestas y proyecciones (lo que es perfectamente posible), reunir todo el material que hasta el momento se haya investigado, establecer las tipologías, las causas, las motivaciones, la población en riesgo y ver cómo disminuimos el número, o sea, una política de reducción de daños real.
k) No tiene sentido afirmar que con el Código Penal prevenimos lo que no prevenimos y no ocuparnos del hecho real y de su prevención. Si del enorme número logramos bajar a la mitad, sería muy grande el número de vidas que salvemos, intra y extrauterina. Tampoco podemos ser omnipotentes o, por serlo, dejar que se siga practicando alegremente, como en la realidad sucede hasta el presente.
l) Si nos limitamos a discutir un artículo del Código Penal y nos conformamos con su vigencia, algún día nos ridiculizarán y nos cobrarán la indiferencia frente a las muertes.
m) Si nos limitamos a autorizar el aborto hasta el tercer mes, habremos salvado la vida de muchas mujeres pobres y desamparadas, pero nos habremos desentendido de los otros cientos de miles de abortos que se practican.
n) No veo inconveniente en que se amplíe la eximente en el Código Penal, porque de cualquier manera la tipificación es en la práctica inútil, pero no alcanza.
o) En síntesis, creo que es necesario ir más allá y cualquier reforma enmarcarla en un programa nacional serio de disminución del número de abortos reales, precedido por la investigación científica del fenómeno. Es la única manera que tenemos de salvar vidas humanas y creo que debemos hacer el máximo de esfuerzo en ese sentido.
p) Por las dudas: tampoco creo en la eficacia de una persecución policial a las clínicas. El efecto sería el mismo que en cualquier manifestación de delincuencia organizada. Los mejores dejarían la actividad. Los que queden aumentarían el precio del servicio ilícito. Esto sólo haría que una faja más amplia de mujeres quedase librada a los riesgos mortales.
q) De cualquier manera, los legisladores son los que tienen la responsabilidad de tomar la decisión y encarar en serio el problema.
* Ministro de la Corte Suprema de la Nación.
jueves, 19 de enero de 2012
HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS PARTE 3
El entredicho anglo-español
El Almirantazgo británico tenía conocimiento del proyecto confeccionado por el almirante Jorge Anson al regreso de su viaje por los mares del Sur (1740-1744), y en 1748 manifestó su deseo de explorar las islas; pero se vio obligado a desistir de su propósito ante la advertencia del ministro español Carvajal. Téngase presente que, en 1748, antes de que se produjera ninguna ocupación, ya España consideraba el archipiélago de su propiedad.Varios años después, el 23 de enero de 1765, el comodoro John Byron, al mando de la fragata Dolphin, llegaba a la isla Croisade (Cruzada), del grupo de Malvina Oriental, visitada y bautizada con anterioridad por Bougainville, y desembarcaba en una caleta que denominó Puerto Egmont, en honor del primer lord del Almirantazgo.
Al año siguiente, el capitán inglés John Mac Bride, al frente de la nave Jason, arribó a la isleta mencionada el 8 de enero de 1766, casi dos años después de la fundación del Puerto San Luis por Bougainville. De este modo Gran Bretaña, que se había abstenido ante la advertencia de Carvajal, acomete sin escrúpulos la ocupación de Puerto Egmont, sabiendo además que al otro lado se hallaba el fuerte francés.Tal ocupación se hacía por iniciativa de lord Egmont, de acuerdo con el memorial preparado por el comodoro Byron. "La lectura de estos documentos —escribió Egmont— demostrará la importancia de la estación, que es indiscutiblemente la llave de todo el océano Pacífico. Esta isla debe dominar los puertos y el comercio de Chile, Perú, Panamá, Acapulco y, en una palabra, todos los territorios que dan sobre el mar. Hará que en adelante todas nuestras expediciones a esos lugares resulten lucrativas, de carácter fatal para España...".Con tales términos se expone a la faz del mundo la política que siguió posteriormente Gran Bretaña con los territorios españoles y sus sucesores en la América Latina.
Port Louis - Acuarelas de Conrad Martes.
Felipe Ruiz Puente, primer gobernador español en las Islas Malvinas, desarrolló una considerable administración. Mantuvo una estricta vigilancia en las costas insulares y patagónicas hasta el Cabo de Hornos, y se preocupó de la atención religiosa de los habitantes. De este modo obtuvo la llegada a las islas de sacerdotes y de una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que le envió el gobernador Francisco de Paula Bucareli desde Buenos Aires.Sabedor un día Ruiz Puente de la existencia de un establecimiento inglés en Puerto Egmont, en la isla de la Cruzada o Trinidad (llamada por los ingleses Saunders) envía al teniente de navío Mario Plata con instrucciones para requerir al jefe británico, capitán Anthony Hunt, comandante de la fragata Tamar, se retirara de aquella tierra perteneciente a la Corona española.
El capitán Hunt hace caso omiso al aviso y Ruiz Puente comisiona entonces al capitán Fernando Rubalcava que efectúe un relevamiento de la zona de Puerto Egmont y se traslade a Buenos Aires para comunicar los hechos a Bucareli.El gobernador de Buenos Aires comprendió que no conseguiría nada por medios pacíficos y resuelve poner en ejecución las órdenes recibidas de Madrid, por cédula real del 25 de febrero de 1768, de proceder por la fuerza en caso necesario. Da instrucciones al capitán de navío Juan Ignacio Madariaga, apostado en Montevideo, el cual parte el 11 de mayo de 1770 al frente de una escuadra integrada por cuatro fragatas y un jebeque.
Cuando Madariaga llega a las islas se entera de que el capitán Hunt había abandonado el fuerte, quedando en su lugar el capitán Guillermo Maltby, comandante de la fragata Favorite. Madariaga intenta por la persuación obtener que los ingleses evacuaran el fuerte. Ante una respuesta negativa envía un ultimátum al capitán Maltby y otro al capitán Jorge Farmer, que tenía a su cargo el torreón artillado.
El jefe británico contesta que se defenderá hasta "dar la vida".El 10 de junio Madariaga ordena el disparo de dos cañonazos a modo de advertencia, sin resultado. Los jefes británicos pensaban sin duda que se trataba de simples amenazas, sin entender que la demora de Madariaga se debía a su intención de agotar los términos pacíficos para evitar derramamiento de sangre. Ante aquella obstinación, las fragatas españolas comenzaron a cañonear el fuerte y las naves inglesas.
Al mismo tiempo se despacharon lanchas a tierra con soldados que tiraban contra el torreón. Los ingleses, por su parte, descargaban sus baterías desde mar y tierra. La lucha fue mucho más reñida de lo que traslucen las crónicas escuetas de la época. Hubo bajas por ambas partes.La fragata Favorite se rindió y el torreón izó bandera de parlamento. Un oficial inglés corrió al encuentro del jefe español que dirigía las operaciones de tierra, en demanda de capitulación.
Las condiciones estipuladas por el capitán Madariaga fueron moderadas: los ingleses retirarían sus efectos y tendrían los víveres necesarios; pero no podían partir hasta que lo dispusiese el gobernador, capitán de navío Felipe Ruiz Puente.En la entrevista que ambos jefes españoles mantuvieron en Puerto Soledad, el 27 de junio, se resolvió que el teniente Juan Serveto permaneciera en Puerto Egmont con treinta hombres, un médico y el capellán Fray Valentín Ponce de León. Madariaga partió hacia España para dar cuenta al Rey de la expulsión de los ingleses de Puerto Egmont.
Esta es la primera victoria lograda por fuerzas españolas contra los ingleses en la América del Sur.La expulsión de los ingleses dio origen a una enérgica protesta del gobierno de Londres ante el rey Carlos III, a quien exigían desagravio y reparaciones. Al mismo tiempo retiraba su embajador en Madrid y amenazaba con desencadenar la guerra. España solicitó ayuda a Francia y ésta le aconsejó negociar con Gran Bretaña. A fin de evitar un conflicto bélico, el gobierno español transige mediante un acuerdo (22 de enero de 1771), que lo obliga a desautorizar a Bucareli y restituir temporariamente Puerto Egmont a los ingleses, estableciendo, sin embargo, que el convenio "no puede ni debe afectar en nada la cuestión del derecho anterior de soberanía de las Islas Malvinas". Y en un pacto secreto se establecía que Puerto Egmont sería desalojado definitivamente por los ingleses al cabo de tres años, como ocurrió efectivamente el 22 de mayo de 1774.Acerca del pacto secreto, que eliminaba toda futura pretensión británica, habla extensamente el jurista norteamericano Goebel.
Expresa en uno de los párrafos: "Después del abandono de Puerto Egmont por los británicos, en 1774, los españoles ejercieron la más absoluta soberanía sobre todo el grupo de las islas, no limitando sus actos de gobierno y de control a las mismas, sino que extendieron su dominio hasta los mares adyacentes, en un esfuerzo tendiente a prohibir o, por lo menos, a dificultar, las actividades de pesca practicadas por otras naciones en los mares del Sur. No parece que estos actos hayan encontrado resistencia alguna. Los británicos los aceptaron, y mediante la convención de Nootka Sound les dieron su consentimiento formal al reconocer el status quo existente en la mitad meridional de la América del Sur".
En su obra “La guerra y la política constitucional”, el historiador Adolfo Saldías expresa: "Los publicistas y estadistas británicos de ese tiempo están acordes en el alcance del convenio del 22 de enero de 1771, por el cual, según ellos mismos, Inglaterra cedió las Islas Malvinas a España". Miller, en su “Historia del reinado de Jorge III”, refiriéndose a este arreglo dice: "Los ministros se habrían hecho responsables en el más alto grado si hubiesen envuelto a la nación en una guerra por no admitir una excepción tan insignificante como la reserva del mejor derecho a uno o dos puntos estériles, bajo un cielo ventoso y en tan dispares comarcas... La posibilidad de igual disputa desapareció por el total abandono que hizo del establecimiento tres años después".
Durante 43 años las Malvinas estuvieron administradas, sin interrupción, por mandatarios españoles, designados por el gobernador o el virrey de Buenos Aires, y desde 1785 regidas, con inclusión de la Tierra del Fuego, bajo una misma comandancia. La nómina de los gobernadores españoles y sus actos de gobierno están contenidos en la obra del historiador argentino Antonio Gómez Langenheim: “Elementos para la historia de Nuestras Islas Malvinas”
Fuente La Gazeta Federal
Prof GB.
El Almirantazgo británico tenía conocimiento del proyecto confeccionado por el almirante Jorge Anson al regreso de su viaje por los mares del Sur (1740-1744), y en 1748 manifestó su deseo de explorar las islas; pero se vio obligado a desistir de su propósito ante la advertencia del ministro español Carvajal. Téngase presente que, en 1748, antes de que se produjera ninguna ocupación, ya España consideraba el archipiélago de su propiedad.Varios años después, el 23 de enero de 1765, el comodoro John Byron, al mando de la fragata Dolphin, llegaba a la isla Croisade (Cruzada), del grupo de Malvina Oriental, visitada y bautizada con anterioridad por Bougainville, y desembarcaba en una caleta que denominó Puerto Egmont, en honor del primer lord del Almirantazgo.
Al año siguiente, el capitán inglés John Mac Bride, al frente de la nave Jason, arribó a la isleta mencionada el 8 de enero de 1766, casi dos años después de la fundación del Puerto San Luis por Bougainville. De este modo Gran Bretaña, que se había abstenido ante la advertencia de Carvajal, acomete sin escrúpulos la ocupación de Puerto Egmont, sabiendo además que al otro lado se hallaba el fuerte francés.Tal ocupación se hacía por iniciativa de lord Egmont, de acuerdo con el memorial preparado por el comodoro Byron. "La lectura de estos documentos —escribió Egmont— demostrará la importancia de la estación, que es indiscutiblemente la llave de todo el océano Pacífico. Esta isla debe dominar los puertos y el comercio de Chile, Perú, Panamá, Acapulco y, en una palabra, todos los territorios que dan sobre el mar. Hará que en adelante todas nuestras expediciones a esos lugares resulten lucrativas, de carácter fatal para España...".Con tales términos se expone a la faz del mundo la política que siguió posteriormente Gran Bretaña con los territorios españoles y sus sucesores en la América Latina.
Port Louis - Acuarelas de Conrad Martes.
Felipe Ruiz Puente, primer gobernador español en las Islas Malvinas, desarrolló una considerable administración. Mantuvo una estricta vigilancia en las costas insulares y patagónicas hasta el Cabo de Hornos, y se preocupó de la atención religiosa de los habitantes. De este modo obtuvo la llegada a las islas de sacerdotes y de una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que le envió el gobernador Francisco de Paula Bucareli desde Buenos Aires.Sabedor un día Ruiz Puente de la existencia de un establecimiento inglés en Puerto Egmont, en la isla de la Cruzada o Trinidad (llamada por los ingleses Saunders) envía al teniente de navío Mario Plata con instrucciones para requerir al jefe británico, capitán Anthony Hunt, comandante de la fragata Tamar, se retirara de aquella tierra perteneciente a la Corona española.
El capitán Hunt hace caso omiso al aviso y Ruiz Puente comisiona entonces al capitán Fernando Rubalcava que efectúe un relevamiento de la zona de Puerto Egmont y se traslade a Buenos Aires para comunicar los hechos a Bucareli.El gobernador de Buenos Aires comprendió que no conseguiría nada por medios pacíficos y resuelve poner en ejecución las órdenes recibidas de Madrid, por cédula real del 25 de febrero de 1768, de proceder por la fuerza en caso necesario. Da instrucciones al capitán de navío Juan Ignacio Madariaga, apostado en Montevideo, el cual parte el 11 de mayo de 1770 al frente de una escuadra integrada por cuatro fragatas y un jebeque.
Cuando Madariaga llega a las islas se entera de que el capitán Hunt había abandonado el fuerte, quedando en su lugar el capitán Guillermo Maltby, comandante de la fragata Favorite. Madariaga intenta por la persuación obtener que los ingleses evacuaran el fuerte. Ante una respuesta negativa envía un ultimátum al capitán Maltby y otro al capitán Jorge Farmer, que tenía a su cargo el torreón artillado.
El jefe británico contesta que se defenderá hasta "dar la vida".El 10 de junio Madariaga ordena el disparo de dos cañonazos a modo de advertencia, sin resultado. Los jefes británicos pensaban sin duda que se trataba de simples amenazas, sin entender que la demora de Madariaga se debía a su intención de agotar los términos pacíficos para evitar derramamiento de sangre. Ante aquella obstinación, las fragatas españolas comenzaron a cañonear el fuerte y las naves inglesas.
Al mismo tiempo se despacharon lanchas a tierra con soldados que tiraban contra el torreón. Los ingleses, por su parte, descargaban sus baterías desde mar y tierra. La lucha fue mucho más reñida de lo que traslucen las crónicas escuetas de la época. Hubo bajas por ambas partes.La fragata Favorite se rindió y el torreón izó bandera de parlamento. Un oficial inglés corrió al encuentro del jefe español que dirigía las operaciones de tierra, en demanda de capitulación.
Las condiciones estipuladas por el capitán Madariaga fueron moderadas: los ingleses retirarían sus efectos y tendrían los víveres necesarios; pero no podían partir hasta que lo dispusiese el gobernador, capitán de navío Felipe Ruiz Puente.En la entrevista que ambos jefes españoles mantuvieron en Puerto Soledad, el 27 de junio, se resolvió que el teniente Juan Serveto permaneciera en Puerto Egmont con treinta hombres, un médico y el capellán Fray Valentín Ponce de León. Madariaga partió hacia España para dar cuenta al Rey de la expulsión de los ingleses de Puerto Egmont.
Esta es la primera victoria lograda por fuerzas españolas contra los ingleses en la América del Sur.La expulsión de los ingleses dio origen a una enérgica protesta del gobierno de Londres ante el rey Carlos III, a quien exigían desagravio y reparaciones. Al mismo tiempo retiraba su embajador en Madrid y amenazaba con desencadenar la guerra. España solicitó ayuda a Francia y ésta le aconsejó negociar con Gran Bretaña. A fin de evitar un conflicto bélico, el gobierno español transige mediante un acuerdo (22 de enero de 1771), que lo obliga a desautorizar a Bucareli y restituir temporariamente Puerto Egmont a los ingleses, estableciendo, sin embargo, que el convenio "no puede ni debe afectar en nada la cuestión del derecho anterior de soberanía de las Islas Malvinas". Y en un pacto secreto se establecía que Puerto Egmont sería desalojado definitivamente por los ingleses al cabo de tres años, como ocurrió efectivamente el 22 de mayo de 1774.Acerca del pacto secreto, que eliminaba toda futura pretensión británica, habla extensamente el jurista norteamericano Goebel.
Expresa en uno de los párrafos: "Después del abandono de Puerto Egmont por los británicos, en 1774, los españoles ejercieron la más absoluta soberanía sobre todo el grupo de las islas, no limitando sus actos de gobierno y de control a las mismas, sino que extendieron su dominio hasta los mares adyacentes, en un esfuerzo tendiente a prohibir o, por lo menos, a dificultar, las actividades de pesca practicadas por otras naciones en los mares del Sur. No parece que estos actos hayan encontrado resistencia alguna. Los británicos los aceptaron, y mediante la convención de Nootka Sound les dieron su consentimiento formal al reconocer el status quo existente en la mitad meridional de la América del Sur".
En su obra “La guerra y la política constitucional”, el historiador Adolfo Saldías expresa: "Los publicistas y estadistas británicos de ese tiempo están acordes en el alcance del convenio del 22 de enero de 1771, por el cual, según ellos mismos, Inglaterra cedió las Islas Malvinas a España". Miller, en su “Historia del reinado de Jorge III”, refiriéndose a este arreglo dice: "Los ministros se habrían hecho responsables en el más alto grado si hubiesen envuelto a la nación en una guerra por no admitir una excepción tan insignificante como la reserva del mejor derecho a uno o dos puntos estériles, bajo un cielo ventoso y en tan dispares comarcas... La posibilidad de igual disputa desapareció por el total abandono que hizo del establecimiento tres años después".
Durante 43 años las Malvinas estuvieron administradas, sin interrupción, por mandatarios españoles, designados por el gobernador o el virrey de Buenos Aires, y desde 1785 regidas, con inclusión de la Tierra del Fuego, bajo una misma comandancia. La nómina de los gobernadores españoles y sus actos de gobierno están contenidos en la obra del historiador argentino Antonio Gómez Langenheim: “Elementos para la historia de Nuestras Islas Malvinas”
Fuente La Gazeta Federal
Prof GB.
miércoles, 18 de enero de 2012
LA HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS PARTE 2
La primera ocupación
La Compañía del Mar del Sur, de La Rochelle, Francia, inició los grandes viajes de exploración con el capitán de navío Beauchesne en los barcos Phelypeaux, Maurepas y Bonne Novelle. Después de recorrer el Pacífico y regresar por el Cabo de Hornos avistan, el 19 de enero de 1701, un islote del archipiélago que bautizan con el nombre de Beauchesne y se internan en una gran bahía de la isla Occidental, por donde más tarde penetraría Bougainville.
El 14 de octubre de 1704, en el Saint-Charles, procedente de Saint-Malo, el comandante Pedro Poeré descubre otro islote no registrado, al que llama como su armador, Danycan.El ingeniero Amadeo Frezier, en la nave Marianne, desembarca en el archipiélago en 1714 y a su regreso a Francia escribe “Relación del Viaje al Mar”, que Groussac considera "el primer trabajo científico referente a nuestro archipiélago".Merecen destacarse los viajes de Luis Antonio de Bougainville, notable explorador francés, a quien se debe la primera ocupación de las Malvinas y la fundación de una colonia organizada. Bougainville contaba con la protección del duque de Choiseul y su expedición estaba integrada por las naves L'Aigle y Sphinx. Partió de Saint-Malo el 8 de septiembre de 1763, conduciendo un médico, un herrero, un carpintero, seis marineros y varios obreros, que viajaban con sus esposas y sus hijos.Hicieron escalas en las Canarias y en Montevideo, y llegaron al archipiélago el 31 de enero de 1764.
El 2 de febrero fondeó en la gran bahía que llamó Française, donde fundó el puerto San Luis, que inauguró con canto de Te Deum y salva de veintiún cañonazos. Los franceses levantaron viviendas con jardines, cultivaron la tierra y metieron el ganado en corrales. La madera de construcción la traían de Tierra del Fuego.Cuando estaba en marcha la flamante colonia, Bougainville regresó a su patria. Luego de haber informado al rey de la ocupación de las islas organizó un segundo viaje y zarpó en L'Aigle el 5 de octubre, llevando herramientas, semillas y otro contingente de hombres.
Al descender en Puerto San Luis, el 5 de enero de 1765, cuenta en su libro, "volví a encontrar a mis colonos sanos y contentos" (Luis Antonio de Bougainville: “Viaje alrededor del mundo”, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946). La colonia prosperaba rápidamente con la cría del ganado, el cultivo del suelo, la caza y la pesca.Del gentilicio de los habitantes de Saint-Malo, de donde provenía la mayor parte de los viajeros, derivóse el nombre de las islas: malouins, maluinas, malvinas.L'Aigle hizo un tercer viaje al archipiélago llevando otro grupo de hombres y provisiones. Pero Bougainville hubo de quedarse en París y viajar poco después a Madrid para afrontar la protesta del gobierno español, enterado de la ocupación francesa, que reclamaba las islas como pertenencia suya.Bougainville no discute ni alega el título, no suficiente, pero sí importante, de la primera ocupación efectiva del archipiélago.
Reconoce los anteriores derechos de la Corona española. Procede de acuerdo con el derecho internacional imperante, atendiendo la prioridad de España sobre los territorios de la América del Sur, aun de aquéllos no ocupados todavía, pero que estaban implícitamente contenidos en el tratado de Tordesillas. El noble Bougainville, que había puesto casi toda su fortuna en aquella empresa, es comisionado por el monarca francés para hacer la entrega de Puerto San Luis al representante español, el capitán de navío Felipe Ruiz Puente. La transferencia se hace efectiva el 1° de abril de 1767."España reivindicó estas islas como una dependencia de la América Meridional —dice francamente Bougainville—; y habiendo sido reconocido su derecho por el Rey, recibí orden de ir a entregar nuestros establecimientos a los españoles" (Luis Antonio de Bougainville: Viaje alrededor del mundo, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946).
Por los gastos invertidos en la colonia, España indemniza a Francia con 618.102 libras tortonesas. Respecto de este punto, añade Bougainville: "Habiendo reconocido Francia el derecho de Su Majestad Católica sobre las Islas Malvinas, el Rey de España, por un principio de derecho público conocido en todo el mundo no debía ningún reembolso por estos gastos. Sin embargo, como adquirió los navíos, bateles, mercaderías, armas, municiones de guerra y de boca, que componían nuestro establecimiento, este monarca, tan justo como generoso, ha querido reembolsarnos de nuestros adelantos, y la suma supradicha nos ha sido entregada por sus tesoreros, parte en París y el resto en Buenos Aires".Antes de despedirse Bougainville leyó a sus compatriotas una carta del Rey francés por la que les permitía "quedar allí, bajo el dominio del Rey Católico. Algunas familias aprovecharon este permiso...".
Fuente La Gazeta Federal
Prof GB
La Compañía del Mar del Sur, de La Rochelle, Francia, inició los grandes viajes de exploración con el capitán de navío Beauchesne en los barcos Phelypeaux, Maurepas y Bonne Novelle. Después de recorrer el Pacífico y regresar por el Cabo de Hornos avistan, el 19 de enero de 1701, un islote del archipiélago que bautizan con el nombre de Beauchesne y se internan en una gran bahía de la isla Occidental, por donde más tarde penetraría Bougainville.
El 14 de octubre de 1704, en el Saint-Charles, procedente de Saint-Malo, el comandante Pedro Poeré descubre otro islote no registrado, al que llama como su armador, Danycan.El ingeniero Amadeo Frezier, en la nave Marianne, desembarca en el archipiélago en 1714 y a su regreso a Francia escribe “Relación del Viaje al Mar”, que Groussac considera "el primer trabajo científico referente a nuestro archipiélago".Merecen destacarse los viajes de Luis Antonio de Bougainville, notable explorador francés, a quien se debe la primera ocupación de las Malvinas y la fundación de una colonia organizada. Bougainville contaba con la protección del duque de Choiseul y su expedición estaba integrada por las naves L'Aigle y Sphinx. Partió de Saint-Malo el 8 de septiembre de 1763, conduciendo un médico, un herrero, un carpintero, seis marineros y varios obreros, que viajaban con sus esposas y sus hijos.Hicieron escalas en las Canarias y en Montevideo, y llegaron al archipiélago el 31 de enero de 1764.
El 2 de febrero fondeó en la gran bahía que llamó Française, donde fundó el puerto San Luis, que inauguró con canto de Te Deum y salva de veintiún cañonazos. Los franceses levantaron viviendas con jardines, cultivaron la tierra y metieron el ganado en corrales. La madera de construcción la traían de Tierra del Fuego.Cuando estaba en marcha la flamante colonia, Bougainville regresó a su patria. Luego de haber informado al rey de la ocupación de las islas organizó un segundo viaje y zarpó en L'Aigle el 5 de octubre, llevando herramientas, semillas y otro contingente de hombres.
Al descender en Puerto San Luis, el 5 de enero de 1765, cuenta en su libro, "volví a encontrar a mis colonos sanos y contentos" (Luis Antonio de Bougainville: “Viaje alrededor del mundo”, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946). La colonia prosperaba rápidamente con la cría del ganado, el cultivo del suelo, la caza y la pesca.Del gentilicio de los habitantes de Saint-Malo, de donde provenía la mayor parte de los viajeros, derivóse el nombre de las islas: malouins, maluinas, malvinas.L'Aigle hizo un tercer viaje al archipiélago llevando otro grupo de hombres y provisiones. Pero Bougainville hubo de quedarse en París y viajar poco después a Madrid para afrontar la protesta del gobierno español, enterado de la ocupación francesa, que reclamaba las islas como pertenencia suya.Bougainville no discute ni alega el título, no suficiente, pero sí importante, de la primera ocupación efectiva del archipiélago.
Reconoce los anteriores derechos de la Corona española. Procede de acuerdo con el derecho internacional imperante, atendiendo la prioridad de España sobre los territorios de la América del Sur, aun de aquéllos no ocupados todavía, pero que estaban implícitamente contenidos en el tratado de Tordesillas. El noble Bougainville, que había puesto casi toda su fortuna en aquella empresa, es comisionado por el monarca francés para hacer la entrega de Puerto San Luis al representante español, el capitán de navío Felipe Ruiz Puente. La transferencia se hace efectiva el 1° de abril de 1767."España reivindicó estas islas como una dependencia de la América Meridional —dice francamente Bougainville—; y habiendo sido reconocido su derecho por el Rey, recibí orden de ir a entregar nuestros establecimientos a los españoles" (Luis Antonio de Bougainville: Viaje alrededor del mundo, Editorial Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946).
Por los gastos invertidos en la colonia, España indemniza a Francia con 618.102 libras tortonesas. Respecto de este punto, añade Bougainville: "Habiendo reconocido Francia el derecho de Su Majestad Católica sobre las Islas Malvinas, el Rey de España, por un principio de derecho público conocido en todo el mundo no debía ningún reembolso por estos gastos. Sin embargo, como adquirió los navíos, bateles, mercaderías, armas, municiones de guerra y de boca, que componían nuestro establecimiento, este monarca, tan justo como generoso, ha querido reembolsarnos de nuestros adelantos, y la suma supradicha nos ha sido entregada por sus tesoreros, parte en París y el resto en Buenos Aires".Antes de despedirse Bougainville leyó a sus compatriotas una carta del Rey francés por la que les permitía "quedar allí, bajo el dominio del Rey Católico. Algunas familias aprovecharon este permiso...".
Fuente La Gazeta Federal
Prof GB
HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS.PARTE 1
El descubrimientoLas más recientes investigaciones han demostrado que el descubridor de las Islas Malvinas fue el navegante florentino Américo Vespucio. Muchos historiadores habían rechazado esta posibilidad, guiándose por los relatos de Fernández de Navarrete que descartaba el hallazgo, dada la oscuridad que presentan las cartas vespucianas.
El ingeniero argentino Nicanor Alurralde, miembro de número del Instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes Argentinas, en un minucioso análisis de la carta de navegación del tercer viaje, en 1501, cotejando las mediciones de longitud y la denominación de los vientos empleada en aquella época, arriba a la conclusión de que Vespucio, al llegar al paralelo 52°, frente al estrecho de Magallanes, todavía no descubierto, es impulsado por un terrible temporal hacia el Oriente, con gravísimo peligro de zozobrar, y ve por primera vez las islas.Alurralde trascribe la parte pertinente del relato de Vespucio, que dice:
"En medio de la tormenta avistamos el 17 de abril una nueva tierra, de la cual recorrimos cerca de veinte leguas, encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno, ni gente, creo que porque el frío era tan intenso que ninguno de la flota podía remediar ni soportarlo" (Nicanor Alurralde: “El primer descubrimiento de las Islas Malvinas”, Boletín del Centro Naval, Buenos Aires, marzo de 1967).La posición geográfica, la distancia de la costa y la extensión de la tierra escarpada vista coinciden con la parte Suroeste de las Islas Malvinas.Veinte años después, el piloto español Esteban Gómez, integrante de la expedición de Hernando de Magallanes, ve por segunda vez el archipiélago. Después del hallazgo del estrecho, el capitán Gómez desertó y retornó a España. Siguiendo el camino más corto, atravesó el océano Atlántico en busca del Cabo de Buena Esperanza, y a trescientas millas de la costa patagónica avistó las islas y las determinó aproximadamente.
Con su informe, el portugués Diego Ribero, cartógrafo de Carlos V, confeccionó en 1527 la “Carta Universal que contiene todo lo que del nuevo mundo se ha descubierto hasta ahora”, donde ubica las islas con el nombre de la nave de Gómez: San Antón. La toponimia Sansón, que figura en algunas cartas geográficas, es errónea, y no puede atribuirse a barco ni a navegante homónimos, que no existieron en esa época. La transformación de la grafía se explica así: Ribero, en su extensa y minuciosa carta, registra las islas abreviadamente: S. Antón. En copias posteriores se elimina el punto y aparece Sansón, con la “t” sustituida por la “s” antigua, de donde resulta Sansón en lugar de Santón.El prolijo estudio que del itinerario y la cartografía antigua hizo el capitán de fragata Héctor R. Ratto, prueba que las coordenadas del referido islario son las correspondientes a las Islas Malvinas. Ratto vio una copia antigua de la carta de Ribero en la biblioteca de Weimar, Alemania (Héctor R. Ratto: El descubrimiento del archipiélago de las Malvinas debe asignarse al piloto Gómez o al capitán Vera, "La Prensa", 17 de junio de 1934).
Las llamadas islas Sansón y de Los Patos por Alonso de Santa Cruz en su carta geográfica de 1541, no son otras que las Malvinas. Más tarde, en 1562, el cartógrafo Bartolomé Olives, en su mapa universal, repite la nomenclatura alterada. Alonso de Santa Cruz no viajó por el Sur y se basaba en cartas y datos obtenidos con posterioridad al islario de Ribero.Aunque no pueden ser descartadas terminantemente, son inseguras las relaciones del español Pedro de Vera y del portugués Alonso de Camargo, a quienes algunos historiadores atribuyen el descubrimiento del archipiélago en 1525 y 1539, respectivamente.Menos pueden tomarse en serio los presuntos descubrimientos adjudicados por Gran Bretaña a los navegantes ingleses John Davis, en 1592, y Richard Hawkins, en 1594, que merodeaban por las costas suramericanas, saqueando las florecientes colonias españolas, con cuyos botines acrecentaron el poderío de las Islas Británicas.
En la “Historia de Davis”, escrita por John Jane, no se fija latitud ni se dan nombres, y se describe impropiamente la tierra por él supuestamente avistada. En cuanto al pirata Hawkins, condenado a muerte y perdonado por Felipe II, dos compatriotas suyos, Burney y Chambers, se encargan de desvirtuar la identificación de las islas por él supuestamente descubiertas.El 24 de enero de 1600 recala en el archipiélago el navegante holandés Sebald de Weert, al mando del navío Geloof; se abastece de agua, ubica las islas, las bautiza con su nombre y desde entonces aparecen registradas como Sebaldinas.
Durante todo el siglo XVII y parte del XVIII los geógrafos respetan la toponimia holandesa, creyendo de buena fe que el descubrimiento estaba bien atribuido.El 28 de enero de 1690 el navegante inglés John Strong atraviesa el canal que separa las dos grandes islas principales, al que denomina Falkland Sound, en memoria de su protector Lord Falkland. Posteriormente, los ingleses extendieron el nombre del estrecho a la isla occidental y, más tarde, con su característica táctica imperialista, a todas las islas.
Fuente La Gazeta Fedral.
Prof GB
El ingeniero argentino Nicanor Alurralde, miembro de número del Instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes Argentinas, en un minucioso análisis de la carta de navegación del tercer viaje, en 1501, cotejando las mediciones de longitud y la denominación de los vientos empleada en aquella época, arriba a la conclusión de que Vespucio, al llegar al paralelo 52°, frente al estrecho de Magallanes, todavía no descubierto, es impulsado por un terrible temporal hacia el Oriente, con gravísimo peligro de zozobrar, y ve por primera vez las islas.Alurralde trascribe la parte pertinente del relato de Vespucio, que dice:
"En medio de la tormenta avistamos el 17 de abril una nueva tierra, de la cual recorrimos cerca de veinte leguas, encontrando la costa brava, y no vimos en ella puerto alguno, ni gente, creo que porque el frío era tan intenso que ninguno de la flota podía remediar ni soportarlo" (Nicanor Alurralde: “El primer descubrimiento de las Islas Malvinas”, Boletín del Centro Naval, Buenos Aires, marzo de 1967).La posición geográfica, la distancia de la costa y la extensión de la tierra escarpada vista coinciden con la parte Suroeste de las Islas Malvinas.Veinte años después, el piloto español Esteban Gómez, integrante de la expedición de Hernando de Magallanes, ve por segunda vez el archipiélago. Después del hallazgo del estrecho, el capitán Gómez desertó y retornó a España. Siguiendo el camino más corto, atravesó el océano Atlántico en busca del Cabo de Buena Esperanza, y a trescientas millas de la costa patagónica avistó las islas y las determinó aproximadamente.
Con su informe, el portugués Diego Ribero, cartógrafo de Carlos V, confeccionó en 1527 la “Carta Universal que contiene todo lo que del nuevo mundo se ha descubierto hasta ahora”, donde ubica las islas con el nombre de la nave de Gómez: San Antón. La toponimia Sansón, que figura en algunas cartas geográficas, es errónea, y no puede atribuirse a barco ni a navegante homónimos, que no existieron en esa época. La transformación de la grafía se explica así: Ribero, en su extensa y minuciosa carta, registra las islas abreviadamente: S. Antón. En copias posteriores se elimina el punto y aparece Sansón, con la “t” sustituida por la “s” antigua, de donde resulta Sansón en lugar de Santón.El prolijo estudio que del itinerario y la cartografía antigua hizo el capitán de fragata Héctor R. Ratto, prueba que las coordenadas del referido islario son las correspondientes a las Islas Malvinas. Ratto vio una copia antigua de la carta de Ribero en la biblioteca de Weimar, Alemania (Héctor R. Ratto: El descubrimiento del archipiélago de las Malvinas debe asignarse al piloto Gómez o al capitán Vera, "La Prensa", 17 de junio de 1934).
Las llamadas islas Sansón y de Los Patos por Alonso de Santa Cruz en su carta geográfica de 1541, no son otras que las Malvinas. Más tarde, en 1562, el cartógrafo Bartolomé Olives, en su mapa universal, repite la nomenclatura alterada. Alonso de Santa Cruz no viajó por el Sur y se basaba en cartas y datos obtenidos con posterioridad al islario de Ribero.Aunque no pueden ser descartadas terminantemente, son inseguras las relaciones del español Pedro de Vera y del portugués Alonso de Camargo, a quienes algunos historiadores atribuyen el descubrimiento del archipiélago en 1525 y 1539, respectivamente.Menos pueden tomarse en serio los presuntos descubrimientos adjudicados por Gran Bretaña a los navegantes ingleses John Davis, en 1592, y Richard Hawkins, en 1594, que merodeaban por las costas suramericanas, saqueando las florecientes colonias españolas, con cuyos botines acrecentaron el poderío de las Islas Británicas.
En la “Historia de Davis”, escrita por John Jane, no se fija latitud ni se dan nombres, y se describe impropiamente la tierra por él supuestamente avistada. En cuanto al pirata Hawkins, condenado a muerte y perdonado por Felipe II, dos compatriotas suyos, Burney y Chambers, se encargan de desvirtuar la identificación de las islas por él supuestamente descubiertas.El 24 de enero de 1600 recala en el archipiélago el navegante holandés Sebald de Weert, al mando del navío Geloof; se abastece de agua, ubica las islas, las bautiza con su nombre y desde entonces aparecen registradas como Sebaldinas.
Durante todo el siglo XVII y parte del XVIII los geógrafos respetan la toponimia holandesa, creyendo de buena fe que el descubrimiento estaba bien atribuido.El 28 de enero de 1690 el navegante inglés John Strong atraviesa el canal que separa las dos grandes islas principales, al que denomina Falkland Sound, en memoria de su protector Lord Falkland. Posteriormente, los ingleses extendieron el nombre del estrecho a la isla occidental y, más tarde, con su característica táctica imperialista, a todas las islas.
Fuente La Gazeta Fedral.
Prof GB
LAS INVASIONES ARGENTINAS A INGLATERRA
"Cameron acusó a la Argentina de “colonialismo” y reunió a su Consejo de Seguridad
El primer ministro británico defendió el derecho de los kelpers a la autodeterminación. Y dijo que la actitud argentina es “mucho más colonialismo”. Reveló también que ayer conversó con sus ministros y jefes militares sobre la tensión en las islas."
Tras el desembarco de los marines criollos en tierra britanicas (luego de abastecerse en las colonias que posee nuestro pais en el norte de Africa); las declaraciones de este pais sometido por siglos a diferentes invasiones (recordemos sin mas la cruel anexion que sufriera de la India hace pocos años atras que le costara la perdida de territorio escoces y gales a manos de estos expansionistas de oriente) puso en alerta a los Pueblos hermanos de su condicion quienes ya se manifestaron contra el Imperialismo Argentino.
En efecto, en Irak, Afghanistan, Ceylan, Sudafrica, Irlanda, Egipto, Turquia, Iran y casi toda Sudamerica, se sucedieron manifestaciones populares contra el autoritarismo K.
"El punto clave es que nosotros apoyamos el derecho de los habitantes de las islas Falklands (denominación británica de las Malvinas) a la autodeterminación y lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es, en mi opinión, mucho más colonialismo porque lo que esta gente quiere es seguir siendo británica y los argentinos quieren que hagan otra cosa", declaró en la sesión semanal de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes.
Además, contó que se reunió ayer con su Consejo de Seguridad Nacional para discutir las tensiones en torno a las islas. Cameron dijo a los legisladores que el panel de ministros y jefes militares se reunió el martes para debatir las recientes medidas argentinas sobre el disputado territorio en el Atlántico Sur."
Como muy bien nos informa Clarín en el día de hoy, las Naciones Unidas, la OEA, la UNESCO, y afines ya están movilizadas para impedir que la voracidad anexionista (casi hitleriana a esta altura como pregona Susana Viau notable y Noble periodista independiente de este diario defensor de los Pueblos oprimidos) derive en nuevas guerras de ocupacion contra el ingles indefenso que solo pretende desde su nacimiento como Nación vivir en paz y armonia con los Pueblos del mundo.
Detrás de Inglaterra pueden venir otras intentonas a las que ya nos tiene acostumbrados los argentinos con sus gobiernos autoritarios e imperiales.
NO PASARAN!! , HEROICOS LOS PUEBLOS SAJONES VAN A EMULAR A LOS PUEBLOS YA MENCIONADOS CUANDO DIJERON NO !! A TANTA ARBITRARIEDAD ARGENTA.
LAS FALKLANDS FUERON SON Y SERAN PARTE IRREDENTA DE LA ISLA BRITANICA
APENAS LAS SEPARAN 15 MIL KILOMETROS.
SON UNA MISMA Y GLORIOSA NACION.
PD GRACIAS CLARIN POR INFORMARNOS QUE PIENSAN Y QUE SIENTEN EN EL REINO UNIDO DE LA GRAN BRETAÑA
NO ESTAN SOLOS
GB
El primer ministro británico defendió el derecho de los kelpers a la autodeterminación. Y dijo que la actitud argentina es “mucho más colonialismo”. Reveló también que ayer conversó con sus ministros y jefes militares sobre la tensión en las islas."
Tras el desembarco de los marines criollos en tierra britanicas (luego de abastecerse en las colonias que posee nuestro pais en el norte de Africa); las declaraciones de este pais sometido por siglos a diferentes invasiones (recordemos sin mas la cruel anexion que sufriera de la India hace pocos años atras que le costara la perdida de territorio escoces y gales a manos de estos expansionistas de oriente) puso en alerta a los Pueblos hermanos de su condicion quienes ya se manifestaron contra el Imperialismo Argentino.
En efecto, en Irak, Afghanistan, Ceylan, Sudafrica, Irlanda, Egipto, Turquia, Iran y casi toda Sudamerica, se sucedieron manifestaciones populares contra el autoritarismo K.
"El punto clave es que nosotros apoyamos el derecho de los habitantes de las islas Falklands (denominación británica de las Malvinas) a la autodeterminación y lo que los argentinos han estado diciendo recientemente es, en mi opinión, mucho más colonialismo porque lo que esta gente quiere es seguir siendo británica y los argentinos quieren que hagan otra cosa", declaró en la sesión semanal de preguntas al primer ministro en la Cámara de los Comunes.
Además, contó que se reunió ayer con su Consejo de Seguridad Nacional para discutir las tensiones en torno a las islas. Cameron dijo a los legisladores que el panel de ministros y jefes militares se reunió el martes para debatir las recientes medidas argentinas sobre el disputado territorio en el Atlántico Sur."
Como muy bien nos informa Clarín en el día de hoy, las Naciones Unidas, la OEA, la UNESCO, y afines ya están movilizadas para impedir que la voracidad anexionista (casi hitleriana a esta altura como pregona Susana Viau notable y Noble periodista independiente de este diario defensor de los Pueblos oprimidos) derive en nuevas guerras de ocupacion contra el ingles indefenso que solo pretende desde su nacimiento como Nación vivir en paz y armonia con los Pueblos del mundo.
Detrás de Inglaterra pueden venir otras intentonas a las que ya nos tiene acostumbrados los argentinos con sus gobiernos autoritarios e imperiales.
NO PASARAN!! , HEROICOS LOS PUEBLOS SAJONES VAN A EMULAR A LOS PUEBLOS YA MENCIONADOS CUANDO DIJERON NO !! A TANTA ARBITRARIEDAD ARGENTA.
LAS FALKLANDS FUERON SON Y SERAN PARTE IRREDENTA DE LA ISLA BRITANICA
APENAS LAS SEPARAN 15 MIL KILOMETROS.
SON UNA MISMA Y GLORIOSA NACION.
PD GRACIAS CLARIN POR INFORMARNOS QUE PIENSAN Y QUE SIENTEN EN EL REINO UNIDO DE LA GRAN BRETAÑA
NO ESTAN SOLOS
GB
lunes, 16 de enero de 2012
EL ENEMIGO DE SIEMPRE.
JUAN PERON, 11 DE OCTUBRE DE 1946.
“La oligarquía, esta compuesta por dos clases de hombres: los que desde los grandes buffet internacionales manejan a los otros, que son los que con el nombre de funcionarios se hallan al frente del Gobierno. Al decir oligarquía nos referimos a los grandes financistas que han dominado el país, porque el dueño de una fábrica que trabaja y la hace producir no constituye un peligro para el Estado, sino que el peligro lo constituyen, precisamente, los grandes consorcios.
Hoy los verdaderos productores, industriales y comerciantes, han comprendido la realidad, y estamos en guerra solamente con esos reductos de la oligarquía, con los que pagan y con los que gobernaban pagados por ellos; pero, afortunadamente, estamos venciendo a esas fuerzas del mal dentro de la economía argentina. Ellos publican todos los días en esos diarios, que se llaman "prensa seria", artículos que todos sabemos quien los hace y quien los paga. Esas fuerzas de la oligarquía se hallan en plena retirada, pero a nosotros no nos satisface la retirada y solamente habremos de dejar de perseguirlos cuando los hayamos aniquilado y definitivamente.”
Prof GB
“La oligarquía, esta compuesta por dos clases de hombres: los que desde los grandes buffet internacionales manejan a los otros, que son los que con el nombre de funcionarios se hallan al frente del Gobierno. Al decir oligarquía nos referimos a los grandes financistas que han dominado el país, porque el dueño de una fábrica que trabaja y la hace producir no constituye un peligro para el Estado, sino que el peligro lo constituyen, precisamente, los grandes consorcios.
Hoy los verdaderos productores, industriales y comerciantes, han comprendido la realidad, y estamos en guerra solamente con esos reductos de la oligarquía, con los que pagan y con los que gobernaban pagados por ellos; pero, afortunadamente, estamos venciendo a esas fuerzas del mal dentro de la economía argentina. Ellos publican todos los días en esos diarios, que se llaman "prensa seria", artículos que todos sabemos quien los hace y quien los paga. Esas fuerzas de la oligarquía se hallan en plena retirada, pero a nosotros no nos satisface la retirada y solamente habremos de dejar de perseguirlos cuando los hayamos aniquilado y definitivamente.”
Prof GB
DICE EL GENERAL PERON, 12 DE FEBRERO DE 1946
(PARA PROPIOS Y EXTRAÑOS)
“Tachar de totalitarios a los obreros argentinos es algo que sale de lo absurdo para caer en lo grotesco. Precisamente han sido las organizaciones obreras que me apoyan las que durante los últimos años han batallado en defensa de los pueblos oprimidos contra los regimenes opresores, mientras que eran(aquí como en todas partes del mundo, sin excluir los países que han hecho la guerra, salvo Rusia)la aristrocacia, la plutocracia, la alta burguesía, el capitalismo, en fin, y sus secuaces, quienes adoraban a las dictaduras y repelían a las democracias, seguían esta conducta cuando pensaban que las dictaduras defendían sus intereses y la democracias los perjudicaban, por no ser muro suficiente de contención frente a los avances del comunismo.
Si mis palabras requiriesen una prueba, podría ofrecerla bien concluyente en las colecciones de los diarios de la oligarquía, que ahora se estremecen ante cualquier presunto atentado a las esencias democráticas y liberales, pero que tuvieron muy distinta actitud cuando el problema se planteaba en otros pueblos. Y si la prueba no fuese todavía categórica, remitiría en el caso al examen de la actuación de los partidos políticos que han gobernado en los últimos tiempos, y cuyos prohombres, actuando de vestales un tanto caducas y en mucho recompuestas, quieren ahora compatibilizar sus alardes democráticos, puramente retóricos, con la realidad de sus tradicionales fraudes electorales, de sus constantes intervenciones a los gobiernos de las provincias, con el abuso del poder en favor de los oligarcas y en contra de los desheredados.
Pero si, como ha sucedido en la Argentina y en virtud de mi campaña, el elemento trabajador, el obrero, el verdadero siervo de la gleba, el esclavizado peón del surco norteño, alentados por la esperanza de una vida menos dura y de un porvenir mas risueño para sus compañero y para sus hijos, sacuden de sumisión ancestral, reclaman como hombres la milésima parte de las mejoras a que tiene derecho, ponen en peligro la pacifica y tradicional digestión de los poderosos y quieren manifestar a su fuerza y su voluntad en unas elecciones, entonces la democracia, aquella democracia capitalista, se tiene estremecida en sus cimientos y nos lanza la imputación del totalitarismo. De este modo, llegaríamos a la conclusión de que el futuro Congreso representara un régimen democrático si triunfan los privilegios de una clase hasta ahora dominante, y que representara un régimen dictatorial si, como estoy seguro, triunfan en las elecciones las masas de trabajadores que me acompañan por todo el país. Más no importa los calificativos. Nosotros representamos la autentica democracia, la que se asienta sobre la voluntad de la mayoría y sobre el derecho de todas las familias a una vida decorosa, la que tiene a evitar el espectáculo de al miseria en medio de la abundancia, la que tiene impedir que millones de seres parezcan de hambre mientras centenares de hombres derrochan estupidamente su plata.
Si esto es demagogia, sintamonos orgullosos de ser demagogos y arrojándoles al rostro la condenación de su hipocresía, de su egoísmo de su falta de sentido humano y de afán lucrativo que van desangrando la vida de la Nación. ¡Basta ya de falsos demócratas que utilizan una idea grande para servir a su codicia! ¡Basta ya de exaltados constitucionalistas que solo aman la Constitución en cuanto los ponga a cubierto de las reivindicaciones proletarias! ¡Basta ya de patriotas que no tengan reparo en utilizar el pabellón nacional para cubrir averiadas mercancías, pero se escandalizan cuando lo ven unido a un símbolo del trabajo honrado!
Nuestra trayectoria en el terreno social es tan clara como en el político. Desde que a mi iniciativa se creo la Secretaria de Trabajo y Prevención, no he estado preocupado por otra cosa que por mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población asalariada.Se acabaron las negativas de los patrones a concurrir a los tramites conciliatorios promovidos por los obreros, se terminaron las infracciones impunes a las leyes del trabajo; se puso fin a la amistosa mediación de políticos, de grandes señores, de poderosos industriales, para lograr que la razón del obrero fuese atropellada.
La Secretaria de Trabajo hizo justicia estricta, y si en muchas ocasiones se inclino hacia los trabajadores, lo hizo porque era la parte más débil en los conflictos. Esta posición espiritual de la autoridad es lo que no han tolerado los elementos desplazados de la hegemonía que venían ejerciendo, y aquí esta la calve de su posición al organismo creado. A eso es a lo que llaman demagogia. Que el empleador burle al empleado representa para punto......El Estado puede orientar el ordenamiento social y económico sin que por ello intervenga para nada en la acción individual que corresponde al industrial, al comerciante, al consumidor. Estos, conservando toda la libertad de acción que los códigos fundamentales les otorguen, pueden ajustar sus realizaciones a los grandes planes que trace el Estado para lograr los objetivos políticos, económicos y sociales de la Nación. Por esto afirmo que el Estado tiene el deber de estimular la producción; pero debe hacerlo con tal tacto que logre a la vez el adecuado equilibrio entre las diversas fuerzas productivas.
Pero aun hay otro motivo que obliga al Estado argentino a regular ciertos aspectos de la economía: los compromisos internacionales que tiene contraídos lo obligan a orientar las directivas económicas supranacionales sin perder de vista la corporación entre todos los países. Y si esta cooperación ha de ser eficaz y ha de basarse en ciertas reglas de general aplicación entre Estados, no veo en que forma la economía interna de cada país haya de quedar a merced del capricho de unos cuantos oligarcas manejadores de las finanzas, acostumbrarse a hacer trabajar siempre a los demás en su provecho.
Al Estado rejuvenecido por le aporte de sangre trabajadora que nuestro movimiento inyectara en todo el sistema circulatorio, corresponderá la misión de regular el progreso económico nacional sin olvidar el cumplimiento de los compromisos que la Nación contraiga o haya contraído con otros países.Por esto, en los postulados éticos que presiden la acción de nuestra política, junto a la elevación de la cultura del obrero y a la dignificacion del trabajo, incluimos la humanización del capital. Solamente llevando a acabo estos postulados lograremos la desaparición de las discordias y violencias entre patronos y trabajadores. Para ello no existe otro remedio que implantar una inquebrantable justicia distributiva.
En el nuevo mundo que surge en el horizonte no debe ser posible el estado de necesidad que agobia todavía a muchísimos trabajadores en medio de un estado de abundancia general. Debe impedirse que el trabajador llegue al estado de necesidad, porque sepan bien los que no quieren saber, o fingen no saber, que el estado de necesidad esta al borde del estado de peligrosidad, porque nada hace saltar tan fácilmente los diques de la paciencia y de la resignación como el convencimiento de que la injusticia es tolerada por los poderes del Estado, porque, precisamente, ellos son los que tienen la obligación de evitar que se produzcan las injusticias.
Es, pues, el elemento humano actual y futuro el factor que ha de requerir la preocupación fundamental del Estado. Innecesario es decir que el abarca la elevación del nivel de vida hacia el estándar compatible con la dignidad del hombre y el mejoramiento económico general; la propulsión de organizaciones mutualistas y cooperativas; el incremento de la formación técnica y capacitación profesional; la construcción de casas baratas y económicas para obreros y empleados; los prestamos para construcción y renovación del hogar de la clase media, pequeños propietarios, rentistas y jubilados modestos; el estimulo, fomento y desarrollo del vasto plan de seguridad social y el mejoramiento de las condiciones generales de trabajo. No puede hablarse de emprender la industrialización del país sin consignar bien claramente que el trabajador ha de estar protegido antes que la maquina o la tarifa aduanera. En definitiva, la Argentina no puede estancarse en el ritmo somnoliento a que la condenaron cuantos se lanzaron a vivir a sus cotillas; tiene que recobrar el pulso firme de una juventud sana y de una sangre limpia. Para eso necesita la aportación de esta sangre juvenil de la clase obrera; no puede seguir con las corrientes sanguíneas de múltiples generaciones de gente caduca, porque llegaríamos a las nefastas consecuencias de las viejas dinastías, que habían muerto físicamente antes de que los pueblos las echaran, cansados de aguantarlas.”
Prof GB
“Tachar de totalitarios a los obreros argentinos es algo que sale de lo absurdo para caer en lo grotesco. Precisamente han sido las organizaciones obreras que me apoyan las que durante los últimos años han batallado en defensa de los pueblos oprimidos contra los regimenes opresores, mientras que eran(aquí como en todas partes del mundo, sin excluir los países que han hecho la guerra, salvo Rusia)la aristrocacia, la plutocracia, la alta burguesía, el capitalismo, en fin, y sus secuaces, quienes adoraban a las dictaduras y repelían a las democracias, seguían esta conducta cuando pensaban que las dictaduras defendían sus intereses y la democracias los perjudicaban, por no ser muro suficiente de contención frente a los avances del comunismo.
Si mis palabras requiriesen una prueba, podría ofrecerla bien concluyente en las colecciones de los diarios de la oligarquía, que ahora se estremecen ante cualquier presunto atentado a las esencias democráticas y liberales, pero que tuvieron muy distinta actitud cuando el problema se planteaba en otros pueblos. Y si la prueba no fuese todavía categórica, remitiría en el caso al examen de la actuación de los partidos políticos que han gobernado en los últimos tiempos, y cuyos prohombres, actuando de vestales un tanto caducas y en mucho recompuestas, quieren ahora compatibilizar sus alardes democráticos, puramente retóricos, con la realidad de sus tradicionales fraudes electorales, de sus constantes intervenciones a los gobiernos de las provincias, con el abuso del poder en favor de los oligarcas y en contra de los desheredados.
Pero si, como ha sucedido en la Argentina y en virtud de mi campaña, el elemento trabajador, el obrero, el verdadero siervo de la gleba, el esclavizado peón del surco norteño, alentados por la esperanza de una vida menos dura y de un porvenir mas risueño para sus compañero y para sus hijos, sacuden de sumisión ancestral, reclaman como hombres la milésima parte de las mejoras a que tiene derecho, ponen en peligro la pacifica y tradicional digestión de los poderosos y quieren manifestar a su fuerza y su voluntad en unas elecciones, entonces la democracia, aquella democracia capitalista, se tiene estremecida en sus cimientos y nos lanza la imputación del totalitarismo. De este modo, llegaríamos a la conclusión de que el futuro Congreso representara un régimen democrático si triunfan los privilegios de una clase hasta ahora dominante, y que representara un régimen dictatorial si, como estoy seguro, triunfan en las elecciones las masas de trabajadores que me acompañan por todo el país. Más no importa los calificativos. Nosotros representamos la autentica democracia, la que se asienta sobre la voluntad de la mayoría y sobre el derecho de todas las familias a una vida decorosa, la que tiene a evitar el espectáculo de al miseria en medio de la abundancia, la que tiene impedir que millones de seres parezcan de hambre mientras centenares de hombres derrochan estupidamente su plata.
Si esto es demagogia, sintamonos orgullosos de ser demagogos y arrojándoles al rostro la condenación de su hipocresía, de su egoísmo de su falta de sentido humano y de afán lucrativo que van desangrando la vida de la Nación. ¡Basta ya de falsos demócratas que utilizan una idea grande para servir a su codicia! ¡Basta ya de exaltados constitucionalistas que solo aman la Constitución en cuanto los ponga a cubierto de las reivindicaciones proletarias! ¡Basta ya de patriotas que no tengan reparo en utilizar el pabellón nacional para cubrir averiadas mercancías, pero se escandalizan cuando lo ven unido a un símbolo del trabajo honrado!
Nuestra trayectoria en el terreno social es tan clara como en el político. Desde que a mi iniciativa se creo la Secretaria de Trabajo y Prevención, no he estado preocupado por otra cosa que por mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la población asalariada.Se acabaron las negativas de los patrones a concurrir a los tramites conciliatorios promovidos por los obreros, se terminaron las infracciones impunes a las leyes del trabajo; se puso fin a la amistosa mediación de políticos, de grandes señores, de poderosos industriales, para lograr que la razón del obrero fuese atropellada.
La Secretaria de Trabajo hizo justicia estricta, y si en muchas ocasiones se inclino hacia los trabajadores, lo hizo porque era la parte más débil en los conflictos. Esta posición espiritual de la autoridad es lo que no han tolerado los elementos desplazados de la hegemonía que venían ejerciendo, y aquí esta la calve de su posición al organismo creado. A eso es a lo que llaman demagogia. Que el empleador burle al empleado representa para punto......El Estado puede orientar el ordenamiento social y económico sin que por ello intervenga para nada en la acción individual que corresponde al industrial, al comerciante, al consumidor. Estos, conservando toda la libertad de acción que los códigos fundamentales les otorguen, pueden ajustar sus realizaciones a los grandes planes que trace el Estado para lograr los objetivos políticos, económicos y sociales de la Nación. Por esto afirmo que el Estado tiene el deber de estimular la producción; pero debe hacerlo con tal tacto que logre a la vez el adecuado equilibrio entre las diversas fuerzas productivas.
Pero aun hay otro motivo que obliga al Estado argentino a regular ciertos aspectos de la economía: los compromisos internacionales que tiene contraídos lo obligan a orientar las directivas económicas supranacionales sin perder de vista la corporación entre todos los países. Y si esta cooperación ha de ser eficaz y ha de basarse en ciertas reglas de general aplicación entre Estados, no veo en que forma la economía interna de cada país haya de quedar a merced del capricho de unos cuantos oligarcas manejadores de las finanzas, acostumbrarse a hacer trabajar siempre a los demás en su provecho.
Al Estado rejuvenecido por le aporte de sangre trabajadora que nuestro movimiento inyectara en todo el sistema circulatorio, corresponderá la misión de regular el progreso económico nacional sin olvidar el cumplimiento de los compromisos que la Nación contraiga o haya contraído con otros países.Por esto, en los postulados éticos que presiden la acción de nuestra política, junto a la elevación de la cultura del obrero y a la dignificacion del trabajo, incluimos la humanización del capital. Solamente llevando a acabo estos postulados lograremos la desaparición de las discordias y violencias entre patronos y trabajadores. Para ello no existe otro remedio que implantar una inquebrantable justicia distributiva.
En el nuevo mundo que surge en el horizonte no debe ser posible el estado de necesidad que agobia todavía a muchísimos trabajadores en medio de un estado de abundancia general. Debe impedirse que el trabajador llegue al estado de necesidad, porque sepan bien los que no quieren saber, o fingen no saber, que el estado de necesidad esta al borde del estado de peligrosidad, porque nada hace saltar tan fácilmente los diques de la paciencia y de la resignación como el convencimiento de que la injusticia es tolerada por los poderes del Estado, porque, precisamente, ellos son los que tienen la obligación de evitar que se produzcan las injusticias.
Es, pues, el elemento humano actual y futuro el factor que ha de requerir la preocupación fundamental del Estado. Innecesario es decir que el abarca la elevación del nivel de vida hacia el estándar compatible con la dignidad del hombre y el mejoramiento económico general; la propulsión de organizaciones mutualistas y cooperativas; el incremento de la formación técnica y capacitación profesional; la construcción de casas baratas y económicas para obreros y empleados; los prestamos para construcción y renovación del hogar de la clase media, pequeños propietarios, rentistas y jubilados modestos; el estimulo, fomento y desarrollo del vasto plan de seguridad social y el mejoramiento de las condiciones generales de trabajo. No puede hablarse de emprender la industrialización del país sin consignar bien claramente que el trabajador ha de estar protegido antes que la maquina o la tarifa aduanera. En definitiva, la Argentina no puede estancarse en el ritmo somnoliento a que la condenaron cuantos se lanzaron a vivir a sus cotillas; tiene que recobrar el pulso firme de una juventud sana y de una sangre limpia. Para eso necesita la aportación de esta sangre juvenil de la clase obrera; no puede seguir con las corrientes sanguíneas de múltiples generaciones de gente caduca, porque llegaríamos a las nefastas consecuencias de las viejas dinastías, que habían muerto físicamente antes de que los pueblos las echaran, cansados de aguantarlas.”
Prof GB
Suscribirse a:
Entradas (Atom)