viernes, 25 de noviembre de 2011
Para conocer al genocida Bussi
En el blog archivoteaydeportea I
Fragmentos de "El rastro del general Bussi", nota de Marcos Taire publicada en la revista Los Periodistas, nº8 del 16 de noviembre de 1989.
Cuando a fines de 1975 el general Antonio Bussi llegó a Tucumán para hacerse cargo de la Operación Independencia, la guerrilla rural del ERP ya estaba derrotada. Así lo dijo públicamente, al despedirse, el comandante saliente de la Quinta Brigada de Infantería, general Acdel Vilas. Sin embargo, 'el número de víctimas se incrementó notablemente a partir de esa fecha' según el informe de la Comisión Bicameral que investigó en la provincia, las violaciones a los derechos humanos.
Un número impreciso de personas (hubo alrededor de 600 denuncias) desaparecieron y nunca más se supo de ellas, durante la represión llevada a cabo por las fuerzas armadas y de seguridad a cargo de Vilas y Bussi. Mucho más de la mitad tenía edades que oscilaban entre los 18 y los 35 años, mientras la décima parte de ese total no había superado los 17. Alrededor del 60 por ciento de los secuestrados eran trabajadores, en su mayoría de la industria azucarera. Un diez por ciento del total eran estudiantes. Para completar estas cifras del horror hay que consignar que el 56 por ciento del total de desaparecidos fue detenido en sus domicilios y en horas de la noche.
La campaña de represión desatada contra la población tucumana conoció todos los métodos del terrorismo de estado. En una primera etapa hubo una seguidilla de atentados explosivos que todas las noches mantenían en vilo a los pobladores, particularmente de la ciudad capital. Los objetivos atacados fueron la Universidad, la Legislatura, las sedes de los partidos Radical, Socialista y Comunista, el Sindicato de Prensa. Más tarde los atentados buscaron impedir la asistencia legal de los tucumanos víctimas de la represión: los estudios o domicilios de numerosos abogados fueron dinamitados o ametrallados: Arturo Ponsatti, César Saleme, Gerardo Maxud, Napoleón Torres Bougeau, José María Martinelli, Julio César Rodríguez Anido, Carlos Zamorano, Juan Robles, Carlos San Juan. En este período fueron secuestrados y bárbaramente asesinados los abogados Rafael Fagalde y Angel Pisarello, máximo dirigente de la UCR local.
Disparen contra los funcionarios
Cuando el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas desalojaron del gobierno a Isabel Martínez de Perón, la barbarie represiva se descargó sobre los funcionarios del gabinete provincial. El gobernador Juri fue encarcelado y en esa situación permaneció durante casi tres años. Su ministro de Economía, Jorge Raúl Martínez, detenido, torturado y encarcelado dos años. El intendente de San Miguel de Tucumán, Carlos María Torres, permaneció detenido tres años y medio, después de haber sido secuestrado y torturado durante varios días. El diputado nacional Antonio Isaac Guerrero estuvo preso tres años. Obviamente, ninguno tuvo defensa legal ni estuvo sometido a proceso judicial alguno. El ministro de Bienestar Social de Juri, Carlos Prats Ruiz, permaneció secuestrado por un lapso de seis meses.
También sufrieron cárcel y tormentos el diputado provincial René Quinteros, el juez federal Jesús Santos, el diputado provincial Ricardo Díaz, el secretario de Turismo Miguel Angel Cosiansi, el secretario de Obras Públicas Iván Vacaflor.
Fueron secuestrados y nunca más aparecieron el presidente del Senado de la provincia, Dardo Molina; el secretario general de la Gobernación, Juan Tenreyro; el diputado nacional y destacado dirigente gremial de FOTIA, Bernardo Villalba; el senador provincial y ex secretario general de la CGT Regional, Damián Márquez; el diputado provincial y ex dirigente obrero ferroviario Raúl Lechessi; el senador provincial Guillermo Vargas Aignasse; el secretario de Planeamiento, José Chebaia.
El golpe de estado del 24 de marzo se inauguró esa madrugada en Tucumán con el asesinato del prestigiado dirigente gremial Francisco Isauro Arancibia, secretario general de la Agremiación Tucumana de Educadores Provinciales (ATEP). A las pocas horas de instaurado el régimen militar, todos los dirigentes de primer nivel del gremialismo tucumanos fueron convocados al local de la CGT. Allí, sobre la calle Suipacha, fueron duramente increpados por altos oficiales del Ejército, quienes impartieron instrucciones acerca del accionar que de ellos se esperaba en el Proceso de Reorganización Nacional.
Durante los años de la dictadura, en Tucumán no se registró ninguna huelga en la industria azucarera. Y fueron los barones del azúcar el mayor soporte logístico con que contó el gobierno de Bussi, tanto para la operación represiva como para el desarrollo de su gobierno. En varios ingenios funcionaron campos de concentración y en algunos de ellos las fuerzas militares se aposentaron para operar sus helicópteros, sus vehículos de guerra, sus soldados.
Cuando desde la distancia y a lo lejos en el tiempo se dice que el general Bussi tuvo la suma del poder, no puede entenderse lo que eso significó sin aproximarse a la realidad que vivieron los tucumanos en esos años de terror y muerte.
En su testimonio ante la CONADEP, un gendarme de apellido Cruz afirmó haber visto a Bussi pegar el tiro de gracia a los prisioneros en el campo de exterminio que funcionó en el Arsenal Miguel de Azcuénaga. Ese campo de concentración tuvo el privilegio de ser el único que se construyó especialmente para ese fin, a imagen y semejanza con los de los nazis, con barracas para los prisioneros, alambradas de púas y torres de vigilancia.
Algunos tucumanos se preguntan si, en caso de ganar los comicios de 1991, Bussi instalará su gobierno en la tradicional Casa ubicada frente a la Plaza Independencia o en las mazmorras de la Escuelita de Famaillá, y si pronunciará sus discursos desde el Salón Blanco o desde el Arsenal Miguel de Azcuénaga, con el coro de los aullidos y los quejidos de muerte de los centenares de torturados y asesinados durante su gobierno.”
agencia paco urondo.
GB
miércoles, 23 de noviembre de 2011
ADRIAN SUAR, EL COMANDANTE CERO
Salen a jugar los ases de espada, en el programa "palabras mas palabras menos" que conducen Marcelo Slotowiazda y Ernesto Tenembaun , por TN, salió a declarar, entre naif y asombrado, el "Chueco" Adrián Suar, director de programación de Canal 13.
Lo mejor, el final: le ofrece a la presidenta (si no va por la re-re-re-reelección, dice Adrián), un puesto en su empresa, porque ella es "polkiana".
Es una actriz, puede trabajar en una novela (no conmigo aclara) , es bonita, "vieron como mira a la cámara?, es histriónica".
La presidenta actúa, digo yo, interpreta un personaje, afirmo, es fantasía, un papel que está jugando cuando le habla a millones de argentinos.
No?
Y, dice el comandante Suar, del oligopolio, "no me gusta esta guerra", "el kirchnerismo es violento cuando levanta el dedito" ("aunque la presidenta es distinta, en estos cuatro años a lo mejor esto lo cambia definitivamente.").
"Lo de los hijos de Noble, me pareció una canallada".
"Magnetto, es muy inteligente, una buena persona."
"Relaciones con quién, qué Dictadura?".
"No veo desarrollo industrial".
Sutil, simpático, canchero, no quiere vivir en un país donde exista el "nosotros o ellos".
No quiere ponerse ninguna camiseta.
Adrián Suar, uno de los ases de espada del oligopolio Clarín, salió a la cancha.
Ingenuo, asombrado, despistado, pareciera quizás hasta poco informado de algunas cuestiones sociales y/o políticas.
Pero No, estoy seguro que No.
Sobretodo cuando le ofrece trabajo de actriz a la presidenta.
Bien Chueco!, es lo que Cristina precisa en el 2015, trabajo en Polka, en una novela, porque es linda no?
Ni política, ni peronista, ni estadista. ni inteligente, ni creativa, ni líder, ni votada por el 54% de la población, ni nada de nada, es linda.
Ah e histriónica.
Bajan línea hasta cuando no bajan línea.
En guerra?, quiénes, nosotros, con quién?, con Suar?.
No Chueco, la guerra es otra cosa, repasá la Historia reciente de la Argentina, aunque vos digas que por historia del bolsillo lleno, la gente votó a este gobierno, porque así somos los argentinos, pancistas, no?
GB
Lo mejor, el final: le ofrece a la presidenta (si no va por la re-re-re-reelección, dice Adrián), un puesto en su empresa, porque ella es "polkiana".
Es una actriz, puede trabajar en una novela (no conmigo aclara) , es bonita, "vieron como mira a la cámara?, es histriónica".
La presidenta actúa, digo yo, interpreta un personaje, afirmo, es fantasía, un papel que está jugando cuando le habla a millones de argentinos.
No?
Y, dice el comandante Suar, del oligopolio, "no me gusta esta guerra", "el kirchnerismo es violento cuando levanta el dedito" ("aunque la presidenta es distinta, en estos cuatro años a lo mejor esto lo cambia definitivamente.").
"Lo de los hijos de Noble, me pareció una canallada".
"Magnetto, es muy inteligente, una buena persona."
"Relaciones con quién, qué Dictadura?".
"No veo desarrollo industrial".
Sutil, simpático, canchero, no quiere vivir en un país donde exista el "nosotros o ellos".
No quiere ponerse ninguna camiseta.
Adrián Suar, uno de los ases de espada del oligopolio Clarín, salió a la cancha.
Ingenuo, asombrado, despistado, pareciera quizás hasta poco informado de algunas cuestiones sociales y/o políticas.
Pero No, estoy seguro que No.
Sobretodo cuando le ofrece trabajo de actriz a la presidenta.
Bien Chueco!, es lo que Cristina precisa en el 2015, trabajo en Polka, en una novela, porque es linda no?
Ni política, ni peronista, ni estadista. ni inteligente, ni creativa, ni líder, ni votada por el 54% de la población, ni nada de nada, es linda.
Ah e histriónica.
Bajan línea hasta cuando no bajan línea.
En guerra?, quiénes, nosotros, con quién?, con Suar?.
No Chueco, la guerra es otra cosa, repasá la Historia reciente de la Argentina, aunque vos digas que por historia del bolsillo lleno, la gente votó a este gobierno, porque así somos los argentinos, pancistas, no?
GB
MODELO
MODELO
La Nación, Novedadesnoviembre 22, 2011
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión”
Así lo aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al cerrar el Conferencia de la Unión Industrial Argentina. En un discurso extenso instó a los industriales a “seguir reinvirtiendo” y se refirió al proyecto de distribución de las ganancias que reclaman los trabajadores.
Frente a cientos de industriales y dirigentes, la Presidenta sostuvo que: “para mantener el modelo tenemos que seguir reinvirtiendo para ampliar la capacidad productiva y para fortalecer este fuerte mercado interno que nos permitió sortear la crisis de 2009″.
La mandataria agregó que, ese mercado interno es “el que nos va a permitir, con un proceso de integración generoso entre los países del Mercosur, tener un potente mercado intrazona en América del Sur” y remató: “de allí vendrán las soluciones y no de ninguna otra parte”.
En el discurso de cierre de la 17° Conferencia de la UIA, Cristina Fernández de Kirchner afirmó que “nuestro modelo es de crecimiento no de metas de inflación que es lo que llevó a la destrucción de la región”.
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión. La Argentina ha tenido una política previsible en su tipo de cambio que ha sido una de las bases del crecimiento”, enfatizó.
A su vez que invocó a todos los sectores a “innovar los comportamientos de cada uno de los sectores: los industriales, los trabajadores y el Estado, trilogía que ha sido una de las claves del crecimiento de estos años”.
La Presidenta fue enfática al consignar que “es obligación de todos revertir la historia” por la cual la moneda argentina “perdió trece ceros desde 1930″ a la actualidad.
“Esos trece ceros cimientan la desconfianza de los argentinos y es obligación de todos revertir esta historia”, remarcó la Presidenta, quien pidió a los empresarios que sus utilidades “tengan un estándar más o menos internacional pero que no provoquensituaciones de un fuerte endeudamiento del resto de la sociedad”.
En otro momento de su alocución que duró casi una hora, la mandataria se refirió a la cuestión de la distribución de las ganancias, reivindicación que vienen reclamando los trabajadores y es rechazada por los industriales. “Este modelo se ha regido por el acuerdo entre los trabajadores y los empresarios en convenciones laborales y la distribución de las utilidades también la tienen que decidir entre empresarios y trabajadores”.
“La distribución de las ganancias no la puede imponer el Estado por la fuerza o el parlamento”, sostuvo la presidenta frente a cientos de empresarios y dirigentes,
Cristina Fernández se refirió también a la crisis que atraviesan las potencias europeas y Estados Unidos. En este sentido, sostuvo que, los políticos deben “respetar a los mercados”, pero que no deben olvidarse que “los que gobiernan son los que han sido elegidos por el voto popular”. Así lo expresó al hacer referncia al triunfo de Mariano Rajoy en España, tras los comicios que se desarrollaron el pasado domingo, y la reacción adversa de los mercados.
Cristina Fernández de Kirchner recordó también, que cuando asistió a la reunión del G20 en Francia, el slogan era “Nuevo mundo, nuevas ideas; lo de nuevo mundo era acertado, nuevas ideas no escuché ninguna ni adentro ni afuera. Este es otro de los problemas e atraviesa el mundo hoy”.
Y añadió: “el problema radica en que se tratan de aplicar viejas ideas para resolver nuevos problemas”.
GB
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión”
Así lo aseguró la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al cerrar el Conferencia de la Unión Industrial Argentina. En un discurso extenso instó a los industriales a “seguir reinvirtiendo” y se refirió al proyecto de distribución de las ganancias que reclaman los trabajadores.
Frente a cientos de industriales y dirigentes, la Presidenta sostuvo que: “para mantener el modelo tenemos que seguir reinvirtiendo para ampliar la capacidad productiva y para fortalecer este fuerte mercado interno que nos permitió sortear la crisis de 2009″.
La mandataria agregó que, ese mercado interno es “el que nos va a permitir, con un proceso de integración generoso entre los países del Mercosur, tener un potente mercado intrazona en América del Sur” y remató: “de allí vendrán las soluciones y no de ninguna otra parte”.
En el discurso de cierre de la 17° Conferencia de la UIA, Cristina Fernández de Kirchner afirmó que “nuestro modelo es de crecimiento no de metas de inflación que es lo que llevó a la destrucción de la región”.
“Creemos en el crecimiento, el trabajo y la inclusión. La Argentina ha tenido una política previsible en su tipo de cambio que ha sido una de las bases del crecimiento”, enfatizó.
A su vez que invocó a todos los sectores a “innovar los comportamientos de cada uno de los sectores: los industriales, los trabajadores y el Estado, trilogía que ha sido una de las claves del crecimiento de estos años”.
La Presidenta fue enfática al consignar que “es obligación de todos revertir la historia” por la cual la moneda argentina “perdió trece ceros desde 1930″ a la actualidad.
“Esos trece ceros cimientan la desconfianza de los argentinos y es obligación de todos revertir esta historia”, remarcó la Presidenta, quien pidió a los empresarios que sus utilidades “tengan un estándar más o menos internacional pero que no provoquensituaciones de un fuerte endeudamiento del resto de la sociedad”.
En otro momento de su alocución que duró casi una hora, la mandataria se refirió a la cuestión de la distribución de las ganancias, reivindicación que vienen reclamando los trabajadores y es rechazada por los industriales. “Este modelo se ha regido por el acuerdo entre los trabajadores y los empresarios en convenciones laborales y la distribución de las utilidades también la tienen que decidir entre empresarios y trabajadores”.
“La distribución de las ganancias no la puede imponer el Estado por la fuerza o el parlamento”, sostuvo la presidenta frente a cientos de empresarios y dirigentes,
Cristina Fernández se refirió también a la crisis que atraviesan las potencias europeas y Estados Unidos. En este sentido, sostuvo que, los políticos deben “respetar a los mercados”, pero que no deben olvidarse que “los que gobiernan son los que han sido elegidos por el voto popular”. Así lo expresó al hacer referncia al triunfo de Mariano Rajoy en España, tras los comicios que se desarrollaron el pasado domingo, y la reacción adversa de los mercados.
Cristina Fernández de Kirchner recordó también, que cuando asistió a la reunión del G20 en Francia, el slogan era “Nuevo mundo, nuevas ideas; lo de nuevo mundo era acertado, nuevas ideas no escuché ninguna ni adentro ni afuera. Este es otro de los problemas e atraviesa el mundo hoy”.
Y añadió: “el problema radica en que se tratan de aplicar viejas ideas para resolver nuevos problemas”.
GB
lunes, 21 de noviembre de 2011
LA VUELTA DE OBLIGADO AGENDA DE REFLEXION
N° 763 - El Himno de Obligado
Por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Cuando sonó el primer cañonazo enemigo, Mansilla bajó el brazo derecho y cerró de un golpe el catalejo. Todo estaba consumado. El crimen era un hecho. La cuarta guerra exterior del país comenzaba. El héroe alzó el brazo de nuevo, dio la señal convenida y el Himno Nacional Argentino estalló en la barranca. La primera bala francesa dio en el corazón de la patria.
La segunda bala francesa cayó sobre el Himno. El canto nacía indeciso en el fondo de las trincheras excavadas entre los talas, trepaba resuelto por los merlones de tierra, se deslizaba ágil por las explanadas de las baterías, corría animoso por los claros de grama esmaltados de verbenas, se animaba con furia animal en el monte de espinillos, y ascendía estentóreo y salvaje, en el aire de oro de la mañana de estío. Allí, hecho viento, transformado en ráfaga heroica, ganaba la pampa, el mar, la selva, el desierto, la estepa y la cordillera y uniendo de un extremo al otro del país la voz de júbilo con la de protesta, la de la imprecación con la del entusiasmo cívico, creaba un clamor de alegría y borrasca, incomparable y único.
La voz clara y sonora de Mansilla acaudillaba los ritmos heroicos. El eco pasaba de una garganta a la otra; partía de los pechos de acero que amurallaban la patria y se confundía y entrechocaba sobre los muros de las baterías. Las notas prorrumpían de los bronces y tambores majestuosamente, con corrección inigualable, como en un día de parada. La banda del Batallón 1º de Patricios de Buenos Aires, que ejecutaba el himno al frente del regimiento inmortal, solo encontraba extraño en esta formación de tropas que, en vez de ser un jefe, fuese la Muerte quien pasara revista. Lo demás era lo acostumbrado desde los tiempos de Saavedra y la trenza con cintas. La hueste asistía impecable a la inspección, en tanto la metralla francesa e inglesa llovía sobre las filas sonoras y abría claros en la música y el verso.
Los huecos se cubrían con premura y renacía la estrofa, redoblada y heroica. Cada voz sustituta centuplicaba la fuerza del canto. La oda se había constituido en una marejada incontenible de estruendo y de furia.
Toda la barranca ardía en delirio con las voces. Cantaban los artilleros, los infantes, los marineros, los jinetes, los jefes, los oficiales y los soldados, los veteranos de cien encuentros y los novicios que por primera vez, olían la sangre y la muerte. La misma tierra quería hendirse para cantar. Parecía pedir la voz de todos los pájaros para acompañar en el canto a quienes la amparaban hasta morir abrazados sobre ella, crucificados sobre su amor, dándole a beber generosamente de su propia sangre. Cantaban allí los camaradas de aquellos que custodiaba en su seno, y que murieron defendiendo su pureza criolla en los campos, sobre los ríos y las montañas, en los páramos frígidos y a la sombra de los montes de naranjos donde dormían cálidamente, bajo la lluvia votiva del azahar.
Los viejos patricios de Buenos Aires, los capitanes que cruzaron la cordillera con el Intendente de Cuyo y libertaron los países que se recuestan sobre un mar donde se pone el sol, los oficiales que habían combatido contra el Imperio del Brasil, destrozando a lanzazos los cuadros terribles de la infantería mercenaria austríaca, los marineros de camiseta rayada, cubiertos de cicatrices, que habían cañoneado y abordado naves temibles al mando del Almirante, en el río y en el mar, luchando en proporción de uno a veinte con la mecha o el sable en el puño, todos los que habían hecho la patria y no deseaban vida que no se dedicase a sostenerla, se hallaban allí y cantaban religiosamente, con la mirada arrasada y el corazón desbordante de ternura por los recuerdos, la canción que hablaba de cadenas rotas, de un país que se conturba por gritos de venganza, de guerra y furor, de fieras que quieren devorar pueblos limpios, de pechos decididos que oponen fuerte muro a tigres sedientos de sangre, de hijos que renovaban luchando el antiguo esplendor de la patria y de un consenso de la libertad que decía al pueblo argentino : ¡Salud! La canción era seguida por juramentos de morir con gloria y el deseo que fueran eternos los laureles conseguidos.
Jamás resonó canción como aquella. Los que habían conseguido los laureles pedían frente a la muerte que fueran eternos, los que vivían coronados por la gloria adquirida luchando con el fusil, el sable o el cañón, a pie, a caballo o sobre el puente de una nave, en defensa de su Nación, juraban morir gloriosamente si la vida debía comprarse al precio del decoro y el valor.
Los proyectiles franceses e ingleses caían ahora sobre la protesta, el desafío o la muerte, el orgullo y la voluntad. La voz, engrosada y magnificada por el eco, había recorrido de una frontera a otra de la tierra invadida, y retornaba al lugar de su nacimiento para recobrar vigor y lanzarse esta vez hacia el frente, en procura de los agresores. Descendía presurosa por la barranca, corría sobre la playa de arena, alcazaba la orilla del río, volaba sobre el espejo del agua y se lanzaba al abordaje sobre los invasores, repitiendo un asalto sorpresivo y desenfrenado. Trepaba por las cuadernas de las quillas, se encaramaba por las bordas, hacía esfuerzos desesperados por amordazar los cañones de 80 milímetros, de 64, de 32, las cien bocas que vomitaban fuego sobre las baterías de menor alcance, lograba poner el pie en las cubiertas, brincaba a lo puentes donde se hallaban, condecorados y magníficos, Tréhouart, el capitán de la Real Marina Francesa y el Honorable Hothan, de la armada de Su Majestad, con uniformes de gala, cubiertos de entorchados, dirigiendo con el catalejo el bombardeo implacable e impune; ascendía por los obenques a las gavias y las cofas y giraba sobre las arboladuras lanzando un grito recio y retumbante. Luego descendía sobre el río y soplaba en el mar, y a través de las olas, cabalgando sobre el agua y la espuma, pisaba la tierra desde donde las naves habían partido y se retorcía en remolinos briosos y épicos en busca de oídos para requerir, demostrar, probar, retar y herir.
La canción aludía a los derechos sagrados del hombre y el ciudadano, a los principios de igualdad política y social, al respeto por la propiedad ajena, a la soberanía de la Nación, a la obligación de cada ciudadano de respetar la ley, a la libre expresión de la voluntad popular, al respeto de las opiniones y creencias ajenas, a la abolición de los obstáculos que impiden la libertad y la igualdad de los derechos. La voz hablaba de la injusticia de la metralla, y ésta, tal como si hubiera interpretado la protesta del canto, hería ahora el seno de la voz, en acto obstinado, buscando rabiosamente el corazón de la canción.
Los defensores eran ya los árbitros de la batalla. El enemigo había entendido la voz y comprendía que el triunfo pertenecía, por derecho propio, al atacado, cualquiera fuera el desenlace de la acción. Ya no significaba nada vencer en el encuentro y cobrar el botín de la conquista para conducirlo a la tierra donde estallarían aclamaciones y vítores junto a los arcos de triunfo. El adversario cantaba estoico frente a la muerte; cantaba vivamente, alegremente, enhiesto e impasible, sin responder al fuego, como queriendo demostrar que era más importante terminar con aquel canto, antes que defender la vida y resguardar la defensa del paso. Los cañones de 80 golpeaban el vacío, asesinaban la nada; las granadas explosivas no acallaban la música ni podían matar la poesía. La lucha era imposible: ¡Si al menos los defensores hubieran dejado de cantar!…
Cuando la voz dejó de escucharse hasta en su último eco, Mansilla recogió de nuevo el catalejo, tomó la espada, y alzando el brazo nuevamente, dio orden de iniciar el fuego contra las naves. La barranca ardió en llamas y comenzó el cañoneo que se sostendría por espacio de ocho horas…Pero la hazaña principal estaba cumplida, con el Himno entonado frente al adversario y que escucharían después los siglos. La música de los cañones sólo componía el acompañamiento de este canto. El héroe había legado a la patria su tesoro más puro de heroísmo, de exaltación emocional y de pasión patriótica: el Himno ganaba de paso, igualmente, la batalla de la Vuelta de Obligado.
*José Luis Muñoz Azpiri (h) nació el 22/06/57 en Buenos Aires, cursó estudios superiores de Historia en la Universidad del Salvador y de Antropología en la UBA y la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Egresado del Curso Superior de la Escuela de Defensa Nacional, integra el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Ejerce el periodismo en diversos medios nacionales y extranjeros. Su último libro (2007) es Soledad de mis pesares (Crónica de un despojo).
gb
Por José Luis Muñoz Azpiri (h)*
Cuando sonó el primer cañonazo enemigo, Mansilla bajó el brazo derecho y cerró de un golpe el catalejo. Todo estaba consumado. El crimen era un hecho. La cuarta guerra exterior del país comenzaba. El héroe alzó el brazo de nuevo, dio la señal convenida y el Himno Nacional Argentino estalló en la barranca. La primera bala francesa dio en el corazón de la patria.
La segunda bala francesa cayó sobre el Himno. El canto nacía indeciso en el fondo de las trincheras excavadas entre los talas, trepaba resuelto por los merlones de tierra, se deslizaba ágil por las explanadas de las baterías, corría animoso por los claros de grama esmaltados de verbenas, se animaba con furia animal en el monte de espinillos, y ascendía estentóreo y salvaje, en el aire de oro de la mañana de estío. Allí, hecho viento, transformado en ráfaga heroica, ganaba la pampa, el mar, la selva, el desierto, la estepa y la cordillera y uniendo de un extremo al otro del país la voz de júbilo con la de protesta, la de la imprecación con la del entusiasmo cívico, creaba un clamor de alegría y borrasca, incomparable y único.
La voz clara y sonora de Mansilla acaudillaba los ritmos heroicos. El eco pasaba de una garganta a la otra; partía de los pechos de acero que amurallaban la patria y se confundía y entrechocaba sobre los muros de las baterías. Las notas prorrumpían de los bronces y tambores majestuosamente, con corrección inigualable, como en un día de parada. La banda del Batallón 1º de Patricios de Buenos Aires, que ejecutaba el himno al frente del regimiento inmortal, solo encontraba extraño en esta formación de tropas que, en vez de ser un jefe, fuese la Muerte quien pasara revista. Lo demás era lo acostumbrado desde los tiempos de Saavedra y la trenza con cintas. La hueste asistía impecable a la inspección, en tanto la metralla francesa e inglesa llovía sobre las filas sonoras y abría claros en la música y el verso.
Los huecos se cubrían con premura y renacía la estrofa, redoblada y heroica. Cada voz sustituta centuplicaba la fuerza del canto. La oda se había constituido en una marejada incontenible de estruendo y de furia.
Toda la barranca ardía en delirio con las voces. Cantaban los artilleros, los infantes, los marineros, los jinetes, los jefes, los oficiales y los soldados, los veteranos de cien encuentros y los novicios que por primera vez, olían la sangre y la muerte. La misma tierra quería hendirse para cantar. Parecía pedir la voz de todos los pájaros para acompañar en el canto a quienes la amparaban hasta morir abrazados sobre ella, crucificados sobre su amor, dándole a beber generosamente de su propia sangre. Cantaban allí los camaradas de aquellos que custodiaba en su seno, y que murieron defendiendo su pureza criolla en los campos, sobre los ríos y las montañas, en los páramos frígidos y a la sombra de los montes de naranjos donde dormían cálidamente, bajo la lluvia votiva del azahar.
Los viejos patricios de Buenos Aires, los capitanes que cruzaron la cordillera con el Intendente de Cuyo y libertaron los países que se recuestan sobre un mar donde se pone el sol, los oficiales que habían combatido contra el Imperio del Brasil, destrozando a lanzazos los cuadros terribles de la infantería mercenaria austríaca, los marineros de camiseta rayada, cubiertos de cicatrices, que habían cañoneado y abordado naves temibles al mando del Almirante, en el río y en el mar, luchando en proporción de uno a veinte con la mecha o el sable en el puño, todos los que habían hecho la patria y no deseaban vida que no se dedicase a sostenerla, se hallaban allí y cantaban religiosamente, con la mirada arrasada y el corazón desbordante de ternura por los recuerdos, la canción que hablaba de cadenas rotas, de un país que se conturba por gritos de venganza, de guerra y furor, de fieras que quieren devorar pueblos limpios, de pechos decididos que oponen fuerte muro a tigres sedientos de sangre, de hijos que renovaban luchando el antiguo esplendor de la patria y de un consenso de la libertad que decía al pueblo argentino : ¡Salud! La canción era seguida por juramentos de morir con gloria y el deseo que fueran eternos los laureles conseguidos.
Jamás resonó canción como aquella. Los que habían conseguido los laureles pedían frente a la muerte que fueran eternos, los que vivían coronados por la gloria adquirida luchando con el fusil, el sable o el cañón, a pie, a caballo o sobre el puente de una nave, en defensa de su Nación, juraban morir gloriosamente si la vida debía comprarse al precio del decoro y el valor.
Los proyectiles franceses e ingleses caían ahora sobre la protesta, el desafío o la muerte, el orgullo y la voluntad. La voz, engrosada y magnificada por el eco, había recorrido de una frontera a otra de la tierra invadida, y retornaba al lugar de su nacimiento para recobrar vigor y lanzarse esta vez hacia el frente, en procura de los agresores. Descendía presurosa por la barranca, corría sobre la playa de arena, alcazaba la orilla del río, volaba sobre el espejo del agua y se lanzaba al abordaje sobre los invasores, repitiendo un asalto sorpresivo y desenfrenado. Trepaba por las cuadernas de las quillas, se encaramaba por las bordas, hacía esfuerzos desesperados por amordazar los cañones de 80 milímetros, de 64, de 32, las cien bocas que vomitaban fuego sobre las baterías de menor alcance, lograba poner el pie en las cubiertas, brincaba a lo puentes donde se hallaban, condecorados y magníficos, Tréhouart, el capitán de la Real Marina Francesa y el Honorable Hothan, de la armada de Su Majestad, con uniformes de gala, cubiertos de entorchados, dirigiendo con el catalejo el bombardeo implacable e impune; ascendía por los obenques a las gavias y las cofas y giraba sobre las arboladuras lanzando un grito recio y retumbante. Luego descendía sobre el río y soplaba en el mar, y a través de las olas, cabalgando sobre el agua y la espuma, pisaba la tierra desde donde las naves habían partido y se retorcía en remolinos briosos y épicos en busca de oídos para requerir, demostrar, probar, retar y herir.
La canción aludía a los derechos sagrados del hombre y el ciudadano, a los principios de igualdad política y social, al respeto por la propiedad ajena, a la soberanía de la Nación, a la obligación de cada ciudadano de respetar la ley, a la libre expresión de la voluntad popular, al respeto de las opiniones y creencias ajenas, a la abolición de los obstáculos que impiden la libertad y la igualdad de los derechos. La voz hablaba de la injusticia de la metralla, y ésta, tal como si hubiera interpretado la protesta del canto, hería ahora el seno de la voz, en acto obstinado, buscando rabiosamente el corazón de la canción.
Los defensores eran ya los árbitros de la batalla. El enemigo había entendido la voz y comprendía que el triunfo pertenecía, por derecho propio, al atacado, cualquiera fuera el desenlace de la acción. Ya no significaba nada vencer en el encuentro y cobrar el botín de la conquista para conducirlo a la tierra donde estallarían aclamaciones y vítores junto a los arcos de triunfo. El adversario cantaba estoico frente a la muerte; cantaba vivamente, alegremente, enhiesto e impasible, sin responder al fuego, como queriendo demostrar que era más importante terminar con aquel canto, antes que defender la vida y resguardar la defensa del paso. Los cañones de 80 golpeaban el vacío, asesinaban la nada; las granadas explosivas no acallaban la música ni podían matar la poesía. La lucha era imposible: ¡Si al menos los defensores hubieran dejado de cantar!…
Cuando la voz dejó de escucharse hasta en su último eco, Mansilla recogió de nuevo el catalejo, tomó la espada, y alzando el brazo nuevamente, dio orden de iniciar el fuego contra las naves. La barranca ardió en llamas y comenzó el cañoneo que se sostendría por espacio de ocho horas…Pero la hazaña principal estaba cumplida, con el Himno entonado frente al adversario y que escucharían después los siglos. La música de los cañones sólo componía el acompañamiento de este canto. El héroe había legado a la patria su tesoro más puro de heroísmo, de exaltación emocional y de pasión patriótica: el Himno ganaba de paso, igualmente, la batalla de la Vuelta de Obligado.
*José Luis Muñoz Azpiri (h) nació el 22/06/57 en Buenos Aires, cursó estudios superiores de Historia en la Universidad del Salvador y de Antropología en la UBA y la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Egresado del Curso Superior de la Escuela de Defensa Nacional, integra el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Ejerce el periodismo en diversos medios nacionales y extranjeros. Su último libro (2007) es Soledad de mis pesares (Crónica de un despojo).
gb
domingo, 20 de noviembre de 2011
Verde Dólar de TN
Los opositores dólares parlantes
Por Víctor Ego Ducrot (*) El dólar no pide votos ni concede entrevistas a TN; no propone programas de gobierno. El dólar hablante de la derecha argentina aspira a destruir lo hecho, a desgastar a un gobierno aclamado por el voto popular.
Después del 54% del 23 de octubre pasado, pero sobre todo como consecuencia de la brecha entre los votos que recogió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los magros números de los opositores, los verdaderos artífices de la palabra política hegemónica y con pretensiones de reponer el pasado, es decir, el complejo mediático concentrado, dejaron de lado a sus políticos de “izquierda” y derecha, desflecados ellos, y le dieron voz a una “cosa” que se escribe con “d” y es de color verde; que es mucho más visible en los asientos contables y electrónicos que en la vida tangible. Es decir, ahora quieren que el dólar hable, que el dólar haga campaña, que el dólar sustituya a los candidatos que durante el mes de octubre, para no ir más lejos, recorrieron cuanto canal de TV existe, tratando de impedir lo que se veía como inevitable, un nuevo mandato de Cristina.
El dólar no pide votos ni concede entrevistas a TN; no propone programas de gobierno. No; el dólar hablante de la derecha argentina aspira a destruir lo hecho, a desgastar a un gobierno que se apresta a reasumir con el aval por aclamación del voto popular; y si no fuera porque lo que está en juego es el presente y el futuro de millones de argentinos lo escrito hasta aquí podría constituirse como caso de especial interés para la reflexión intelectual. Podría introducirnos por ejemplo en cierto ensayo de ideas en torno al concepto de fetiche o cosa con fantasmagoría de vida propia, más allá de su especificidad, y apelar o interrogarnos acerca de un diálogo entre Karl Marx, Sigmund Freud, Jacques Lacan y Michel Foucault, por citar sólo a algunos de los que tanto trabajaron al respecto, con cristalinas resonancias hasta nuestros días.
En una sociedad productora de mercancías y servicios, el intercambio de las mismas es la única manera en que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. De esta manera, el valor de las mercancías es determinado de manera independiente de los productores individuales, y cada productor debe producir su mercancía en términos de la satisfacción de necesidades ajenas. De esto resulta que la mercancía misma (o el mercado) parece determinar la voluntad del productor y no al revés. Así la mercancía se transforma en fetiche según Marx; ¿y quién puede negar que en los tiempos actuales, de mediación oligopólica, la palabra es una más entre todas ellas, con una relevancia especial como ordenadora del propio sistema fetichista?
Pero “Marx –según Lacan– no se limita a apartar el ‘símbolo’ mercancía como una ‘máscara’ detrás de la cual se ocultaría la cosa, el ‘verdadero contenido’ –a saber, las relaciones de producción y explotación que le dan a la mercancía su condición de fetiche (…). Destotaliza la forma– mercancía, pues el fetichismo que promueve el discurso de la economía política consiste en hacer pasar la parte por el todo, la mercancía sustituyendo a las relaciones sociales; y la retotaliza, reinscribiéndola en el conjunto de la formación social, es decir devolviéndole su ‘profundidad’ histórica sin necesidad de salir de la ‘superficie’ del texto de la economía política, ya que él sabe muy bien que el fetichismo de la mercancía, como el sueño del paciente del psicoanálisis, no es una ilusión que basta despejar para que todo vuelva a su lugar: es una ficción que produce efectos materiales decisivos: sin fetichismo de la mercancía no hay capitalismo.” Ver Marx, Nietzsche, Freud, de Foucault.
Para decirlo con mayor claridad todavía (sic Freud), “en épocas posteriores de su vida, el adulto quizá experimente una similar sensación de pánico cuando cunde el clamor de que trono y altar están en peligro”, refiriéndose así en forma inquietante desde los político al fetiche como “sustituto del falo de la mujer (de la madre), en cuya existencia el niño pequeño creyó otrora y al cual –bien sabemos por qué– no quiere renunciar (…)”
Debo corregirme aquí respecto de lo subrayado en el párrafo previo a las citas comentadas, en el que escribí “si no fuera porque lo que está en juego es el presente y el futuro de millones de argentinos lo escrito hasta aquí podría constituirse como caso de especial interés para la reflexión intelectual”. Quizá una lectura ampliada de las invocaciones a aquellos clásicos sirvan para comprender la densidad definitiva del por qué y el para qué de la sustitución de los políticos por el dólar, por parte de la corporación mediática.
La naturaleza misma de este texto obliga, creo, a bajar al barro de todos los días, el cual nos grita más que nos susurra, según el último informe de la Red de Observatorios Universitarios de Medios (ROUM), que los mandantes y los mandatarios escribas de esa corporación no piensan apelar a la elucubración teórica, ni menos visitar el consultorio de un psicoterapeuta. Le dieron la palabra al dólar para enderezar una campaña de desestabilización, digamos, contra el gobierno que la presidenta se dispone a reasumir el 10 de diciembre; y que esa maniobra comenzó durante el transcurso de los días previos e inmediatamente posteriores al 23 de octubre, como “estrategia mediática del golpe de mercado”, según las palabras utilizadas por la ROUM.
Después de seis meses de investigar las construcciones informativas y editoriales de una veintena de diarios de todo el país en torno al escenario electoral 2011, trabajo que implicó a equipos de trabajo académico de las carreras de Comunicación de cinco Universidades Públicas (La Plata, Lomas de Zamora, Cuyo, Córdoba y Salta), la ROUM presentó el pasado fin de semana el último informe de ese trabajo colectivo, y denunció “una aventura descabellada del conglomerado periodístico que encabezan el Grupo Clarín y La Nación, seguido por un ejército de expresiones informativas dependientes de ellos, que apunta a la desestabilización en torno al tópico económico –dólar, inflación y efectos de la crisis internacional–, tratando de crear escenarios de temor e incertidumbre, según se desprende del análisis realizado sobre las cobertura periodísticas de la segunda quincena de octubre”.
Los investigadores aseguran que se trata de “una meditada estrategia para desacreditar al gobierno nacional y crear las condiciones de manipulación social necesarias e imprescindibles para llevar adelante un denominado golpe económico o de mercado contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y contra la Constitución Nacional”.
La misma ROUM invita leer todos los informes producidos durante los últimos meses de trabajo, a través de su sitio electrónico <www.redobservatorios.org.ar>, pero mientras tanto nos deja las siguientes líneas a título de presentación: “algunos de los términos y expresiones más utilizados por Clarín para calificar al gobierno constitucional son ‘mafias’, ‘poder ilimitado’, ‘imperio’, ‘pensamiento único’, ‘partido único’, ‘prepotencia de poder’, ‘setentistas, fracasados y violentos’, y ‘colonización mediática’.
Fue la voz del dólar.
(*) Texto publicado el 16 del corriente por el diario Tiempo Argentino.
GB
Por Víctor Ego Ducrot (*) El dólar no pide votos ni concede entrevistas a TN; no propone programas de gobierno. El dólar hablante de la derecha argentina aspira a destruir lo hecho, a desgastar a un gobierno aclamado por el voto popular.
Después del 54% del 23 de octubre pasado, pero sobre todo como consecuencia de la brecha entre los votos que recogió la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y los magros números de los opositores, los verdaderos artífices de la palabra política hegemónica y con pretensiones de reponer el pasado, es decir, el complejo mediático concentrado, dejaron de lado a sus políticos de “izquierda” y derecha, desflecados ellos, y le dieron voz a una “cosa” que se escribe con “d” y es de color verde; que es mucho más visible en los asientos contables y electrónicos que en la vida tangible. Es decir, ahora quieren que el dólar hable, que el dólar haga campaña, que el dólar sustituya a los candidatos que durante el mes de octubre, para no ir más lejos, recorrieron cuanto canal de TV existe, tratando de impedir lo que se veía como inevitable, un nuevo mandato de Cristina.
El dólar no pide votos ni concede entrevistas a TN; no propone programas de gobierno. No; el dólar hablante de la derecha argentina aspira a destruir lo hecho, a desgastar a un gobierno que se apresta a reasumir con el aval por aclamación del voto popular; y si no fuera porque lo que está en juego es el presente y el futuro de millones de argentinos lo escrito hasta aquí podría constituirse como caso de especial interés para la reflexión intelectual. Podría introducirnos por ejemplo en cierto ensayo de ideas en torno al concepto de fetiche o cosa con fantasmagoría de vida propia, más allá de su especificidad, y apelar o interrogarnos acerca de un diálogo entre Karl Marx, Sigmund Freud, Jacques Lacan y Michel Foucault, por citar sólo a algunos de los que tanto trabajaron al respecto, con cristalinas resonancias hasta nuestros días.
En una sociedad productora de mercancías y servicios, el intercambio de las mismas es la única manera en que los diferentes productores aislados se relacionan entre sí. De esta manera, el valor de las mercancías es determinado de manera independiente de los productores individuales, y cada productor debe producir su mercancía en términos de la satisfacción de necesidades ajenas. De esto resulta que la mercancía misma (o el mercado) parece determinar la voluntad del productor y no al revés. Así la mercancía se transforma en fetiche según Marx; ¿y quién puede negar que en los tiempos actuales, de mediación oligopólica, la palabra es una más entre todas ellas, con una relevancia especial como ordenadora del propio sistema fetichista?
Pero “Marx –según Lacan– no se limita a apartar el ‘símbolo’ mercancía como una ‘máscara’ detrás de la cual se ocultaría la cosa, el ‘verdadero contenido’ –a saber, las relaciones de producción y explotación que le dan a la mercancía su condición de fetiche (…). Destotaliza la forma– mercancía, pues el fetichismo que promueve el discurso de la economía política consiste en hacer pasar la parte por el todo, la mercancía sustituyendo a las relaciones sociales; y la retotaliza, reinscribiéndola en el conjunto de la formación social, es decir devolviéndole su ‘profundidad’ histórica sin necesidad de salir de la ‘superficie’ del texto de la economía política, ya que él sabe muy bien que el fetichismo de la mercancía, como el sueño del paciente del psicoanálisis, no es una ilusión que basta despejar para que todo vuelva a su lugar: es una ficción que produce efectos materiales decisivos: sin fetichismo de la mercancía no hay capitalismo.” Ver Marx, Nietzsche, Freud, de Foucault.
Para decirlo con mayor claridad todavía (sic Freud), “en épocas posteriores de su vida, el adulto quizá experimente una similar sensación de pánico cuando cunde el clamor de que trono y altar están en peligro”, refiriéndose así en forma inquietante desde los político al fetiche como “sustituto del falo de la mujer (de la madre), en cuya existencia el niño pequeño creyó otrora y al cual –bien sabemos por qué– no quiere renunciar (…)”
Debo corregirme aquí respecto de lo subrayado en el párrafo previo a las citas comentadas, en el que escribí “si no fuera porque lo que está en juego es el presente y el futuro de millones de argentinos lo escrito hasta aquí podría constituirse como caso de especial interés para la reflexión intelectual”. Quizá una lectura ampliada de las invocaciones a aquellos clásicos sirvan para comprender la densidad definitiva del por qué y el para qué de la sustitución de los políticos por el dólar, por parte de la corporación mediática.
La naturaleza misma de este texto obliga, creo, a bajar al barro de todos los días, el cual nos grita más que nos susurra, según el último informe de la Red de Observatorios Universitarios de Medios (ROUM), que los mandantes y los mandatarios escribas de esa corporación no piensan apelar a la elucubración teórica, ni menos visitar el consultorio de un psicoterapeuta. Le dieron la palabra al dólar para enderezar una campaña de desestabilización, digamos, contra el gobierno que la presidenta se dispone a reasumir el 10 de diciembre; y que esa maniobra comenzó durante el transcurso de los días previos e inmediatamente posteriores al 23 de octubre, como “estrategia mediática del golpe de mercado”, según las palabras utilizadas por la ROUM.
Después de seis meses de investigar las construcciones informativas y editoriales de una veintena de diarios de todo el país en torno al escenario electoral 2011, trabajo que implicó a equipos de trabajo académico de las carreras de Comunicación de cinco Universidades Públicas (La Plata, Lomas de Zamora, Cuyo, Córdoba y Salta), la ROUM presentó el pasado fin de semana el último informe de ese trabajo colectivo, y denunció “una aventura descabellada del conglomerado periodístico que encabezan el Grupo Clarín y La Nación, seguido por un ejército de expresiones informativas dependientes de ellos, que apunta a la desestabilización en torno al tópico económico –dólar, inflación y efectos de la crisis internacional–, tratando de crear escenarios de temor e incertidumbre, según se desprende del análisis realizado sobre las cobertura periodísticas de la segunda quincena de octubre”.
Los investigadores aseguran que se trata de “una meditada estrategia para desacreditar al gobierno nacional y crear las condiciones de manipulación social necesarias e imprescindibles para llevar adelante un denominado golpe económico o de mercado contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y contra la Constitución Nacional”.
La misma ROUM invita leer todos los informes producidos durante los últimos meses de trabajo, a través de su sitio electrónico <www.redobservatorios.org.ar>, pero mientras tanto nos deja las siguientes líneas a título de presentación: “algunos de los términos y expresiones más utilizados por Clarín para calificar al gobierno constitucional son ‘mafias’, ‘poder ilimitado’, ‘imperio’, ‘pensamiento único’, ‘partido único’, ‘prepotencia de poder’, ‘setentistas, fracasados y violentos’, y ‘colonización mediática’.
Fue la voz del dólar.
(*) Texto publicado el 16 del corriente por el diario Tiempo Argentino.
GB
20 DE NOVIEMBRE DIA DE LA SOBERANIA NACIONAL
Juan Bautista Thorne
VUELTA DE OBLIGADO - 20 de noviembre 1845
Bandera de la batalla de obligado
20 de noviembre, día de la soberanía Nacional.
El 20 de noviembre, se recuerda el Aniversario de la "Guerra del Paraná" que diera lustre a nuestra Patria con los distintos hechos que marcaron significativamente nuestro pasado. Por eso el 20 de noviembre, aniversario del combate de Vuelta de Obligado, es para los argentinos el Día de la Soberanía.
Allí el 20 de noviembre de 1845 en las costas del Río Paraná, se batieron con alma y vida las tropas argentinas hasta quedar sin munición, y vencidos por la superioridad de las fuerzas invasoras, con armas de alta tecnología como los nuevos "barcos de guerra a vapor" y los cañones estriados de carga posterior. La Flota Inglesa al mando del Almirante Inglefield y la francesa al mando del almirante Lainé. Después del bombardeo y al desembarco, las cargas de bayoneta se repitieron y los principales jefes argentinos fueron heridos en combate. Los gritos de Viva la Patria se repetían y en medio del combate, la banda de Música del Regimiento Nº 1 de Patricios por orden del General Lucio Norberto Mansilla, tocó el Himno Nacional Argentino, coreado a gritos de rabia por los bravos que defendían la posición. Por eso el 20 de noviembre, recordamos en nuestra Patria, el 160º Aniversario del Día de la Soberanía Nacional ".
El Dr. Sabino O´Donnell, a quienes algunos consideran nuestro primer cronista de guerra, deja un valioso testimonio sobre el combate:
“Hoy he visto lo que es un valiente. Empezó el fuego a las 9 y media y duró hasta las 5 y media de la tarde en las baterías, y continúa ahora entre el monte de Obligado el fuego de fusil (son las 11 de la noche). Mi tío ha permanecido entre los merlones de las baterías y entre las lluvias de balas y la metralla de 120 cañones enemigos.
Desmontada ya nuestra artillería, apagados completamente sus fuegos, el enemigo hizo señas de desembarcar; entonces mi tío se puso personalmente al frente de la infantería y marchaba a impedir el desembarco, cuando cayó herido por el golpe de metralla; sin embargo se disputó el terreno con honor, y se salvó toda la artillería volante.
Nuestra pérdida puede aproximarse a trescientos valientes entre muertos, heridos y contusos; la del enemigo puede decirse que es doblemente mayor; han echado al agua montones de cadáveres (...)
Esta es una batalla muy gloriosa para nuestro país. Nos hemos defendido con bizarría y heroicidad”
Al día siguiente de la batalla llegarían los doctores Mariano Martínez y Claudio Silva, del Hospital del cuartel de Santos Lugares, enviados por Rosas. Sostendrán una junta médica con O´Donnelll y con el doctor Mariano Marenco y el profesor Cornelio Romero. El informe a Palermo, fué el siguiente:
“El doctor D. Sabino O´Donnell que había asistido al Sr. General desde los primeros momentos, nos hizo la historia de los accidentes que había sufrido y los medios que había empleado para evitar perniciosas consecuencias. El Sr. General Mansilla recibió en la tarde del 20 un golpe de metralla (la que hemos visto y pesa más de más de una libra) en el lado izquierdo del estómago, sobre las distintas costillas, y según hemos reconocido, ha sido fracturada una de estas. Cayó sin sentido, sufrió por muchas horas desmayos, vómitos, y otros molestos accidentes que fueron calmando gradualmente; se le ha aplicado un vendaje apropiado para remediar la fractura de la costilla, y se emplean los medios que aconseja el arte”
Fue una honrosa derrota de las Fuerzas de la Confederación Argentina , pero no fue el fin de la Guerra. La victoria de las Fuerzas Navales Franco-Inglesas fue un gran problema, porque forzaron el paso del Río Paraná y dominaron todo el río, para proteger sus buques mercantes, pero NO podían avanzar tierra adentro fuera de las costas, comerciando con sus cien buques cargados de mercaderías en los principales puertos de la Mesopotamia , el Paraguay y el Uruguay. Pero el sentimiento de toda la Nación Argentina se oponía a ello.
Soberanía Nacional que defiende el Brigadier Juan Manuel de Rosas, por la ambición desmedida de los Gobiernos de Gran Bretaña, de Francia y del Imperio de Brasil. Oportunidad donde se deshace: el proyecto de independizar la Mesopotamia (gestionado por los interventores extranjeros en el tratado de Alcarás, entre Urquiza y Jefes unitarios. Se termina la intervención naval Anglo-Francesa. Y poco después, el 13 de julio de 1846, Sir Samuel Tomás Hood, con plenos poderes de los gobiernos de Inglaterra y Francia, presenta humildemente ante Rosas "el más honorable retiro posible de la intervención naval conjunta". Que el Restaurador de las Leyes lo haría pagar en un bien ganado "precio de laureles". Donde finaliza la posibilidad de Intervenir al Paraguay, y que el Uruguay pase a ser una colonia francesa.
Vuelta de Obligado (20 de nov. de 1845)
Corte de las cadenas por parte del Firebrand
Imágen de impresión británica de 1897
(Gentileza de "Colorado del Monte")
Previamente las potencias europeas se habían desligado del Imperio de Brasil y no le permiten intervenir en la contienda y las "utilidades comerciales" del ambicioso proyecto. Teniendo que definir la ocupación definitiva de las Misiones Orientales recién después de Caseros, con la colaboración de Urquiza, cuando derrotan al Gral Oribe en el Uruguay primero y a Rosas en la Confederación Argentina.
El anciano General San Martín desde Francia envió una carta a Rosas el 11 de enero de 1846, donde le escribía sobre: "...la injustísima agresión y abuso de la fuerza de la Inglaterra y de la Francia contra nuestro país...". Tal fue su sentimiento que en carta anterior a la contienda, ofreció su espada y que se subordinaba a Rosas para combatir al enemigo que acechaba y atacaba a nuestra Patria. (Ver Rosas y San Martíin durante la agresión anglo-francesa)
El fin de la Guerra del Río Paraná se logró luego de la derrota de los invasores el 4 de Junio de 1846 en el combate en "El Quebracho", lo que llevaría al cese de las hostilidades por parte de Gran Bretaña y luego Francia y el posterior reinicio de las relaciones comerciales y amistosas con la Confederación Argentina , y con el Brigadier General Juan Manuel de Rosas, defensor de la Soberanía Nacional.
San martin y el Bloqueo anglofrances.
Un prominente comerciante inglés, Jorge Federico Dickson, dirigió una respetuosa carta al Gral. San Martín requiriendo su opinión sobre la invasión anglofrancesa al Río de la Plata, sabiendo el comerciante que la opinión del Libertador, reconocido militar americano autoexiliado en Europa, tendría enorme influencia en las legislaturas de ambos países agresores y en la opinión pública, y desalentaría las intenciones de los más belicistas (en noviembre ya se había producido la guerra del Paraná y se temía una invasión terrestre). San Martín no perdió el tiempo y le contestó a dicho comerciante el 28 de diciembre de 1845 con el siguiente análisis:
“...Bien es sabida la firmeza del carácter del Jefe que preside la República Argentina...con siete u ocho mil hombres de caballería...fuerza que con gran facilidad puede mantener el General Rosas, son suficientes para tener en un cerrado bloqueo terrestre a Buenos Aires, sino también impedir que un ejército europeo de 20.000 hombres, salga a más de treinta leguas de la capital, sin exponerse a una ruina completa por falta de recursos, tal es mi opinión y la experiencia lo demostrará a menos (como es de esperar) que el nuevo ministro inglés, no cambie la política seguida por el precedente...”.
Esta carta a Dickson, como era de esperar, provocó un gran revuelo. En carta a Guido del 10 de mayo de 1846 le expresa:
“...ya sabía la acción de Obligado, de todos los interventores habrán visto por este echantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que el abrir la boca...”
Vuelta de Obligado
(Alfredo Zitarrosa)
Noventa buques mercantes,
veinte de guerra,
vienen topando arriba
las aguas nuestras.
Veinte de guerra vienen
con sus banderas.
La pucha con los ingleses,
quién los pudiera.
Qué los parió los gringos
una gran siete;
navegar tantos mares,
venirse al cuete,
qué digo venirse al cuete.
A ver, che Pascual Echagüe,
gobernadores,
que no pasen los franceses
Paraná al norte.
Angostura del Quebracho,
de aquí no pasan.
Pascual Echagüe los mide,
Mansilla los mata.
(Alfredo Zitarrosa)
"Guerra del Paraná" por la Soberanía Nacional
En enero de 1845 Francia e Inglaterra deciden la intervención militar a la Confederación Argentina , y que debían adoptar la insólita forma de una impuesta "mediación" forzosa.
Gran Bretaña designó como "mediador" a Sir William Gore Ouseley, quien fue el primero en partir en el vapor de guerra "Firebrand". Francia nombró al Barón Deffaudis, partidario del Ministro Thiers y de brillante actuación en México cuando el conflicto con Francia de 1838. Ouseley llegó a Montevideo el 27 de abril de 1845 y algo después arriba Deffaudis al Plata. Los "mediadores" se apoyaban en imponentes escuadras navales de guerra. La Inglesa al mando del Almirante Inglefield y compuesta por nueve buques a vela y tres vapores de guerra, con 136 cañones último modelo estriados y de retrocarga "Peysar".
La Francesa al mando del Almirante Lainé, se componía de 3 grandes fragatas, cinco corbetas y bergantines a vela y dos vapores de guerra, con 282 cañones-obuses estriados y de retrocarga "Paixhans" que disparaban balas de 80 libras .
El 12 de mayo Ouseley, presentó una nota amenazante al gobierno de Buenos Aires, reclamándole el cese de la guerra en la Banda Oriental y el retiro de tropas y fuerzas navales.
El 17 de junio ambos comisionados ordenaron la inmediata suspensión de hostilidades en el Uruguay.
El 21 de Julio los ahora "interventores" presentan un "ultimátum" a Rosas. Conceden 10 días para el retiro de tropas argentinas y el retiro de los barcos de Brown de Montevideo.
El 22 de julio la marinería anglo-francesa desembarca en el Uruguay para reforzar las defensas de Montevideo. El 2 de agosto la Flota Naval franco-inglesa captura la escuadra de río del Alte Brown, quien había recibido órdenes expresas de "evitar todo incidente y no abrir el fuego".
Era la guerra disfrazada de mediación.
Ante ese hecho Juan Manuel de Rosas elevó los antecedentes a la Legislatura de Buenos Aires, que lo autorizó "para resistir la intervención y salvar la integridad de la patria". Ouseley y Deffaudis recibieron pasaportes para salir de Buenos Aires. La guerra había empezado.
El 30 de agosto, después del bloqueo naval de los puertos del General Oribe, Colonia del Sacramento es saqueada por Garibaldi y los mercenarios extranjeros contratadas por los unitarios. El 5 de setiembre le toca el turno a Martín García, el 20 a Gualeguaychú y a fines de octubre a Salto. Sólo Paysandú resistió los embates del aventurero italiano y evitó su saqueo y depredación.
El 13 Rosas suspende los pagos de los bonos de la deuda externa (incluidos los pagos a la Casa Baring Brothers de Londres).
El 17 de octubre Rosas ordena al embajador argentino en Londres Dr Manuel Moreno que reclame enfáticamente y si no tiene respuesta satisfactoria que exija sus pasaportes.
El 18 se concreta el bloqueo naval de todos los puertos argentinos.
El restaurador logra el apoyo del cuerpo diplomático extranjero en Buenos Aires, incluso del francés M. Mareuil, y de unos 15 mil residentes galos y británicos, que firman un petitorio solicitando la No intervención.
El 20 de octubre Sir William Gore Ouseley informa al Foreing Office sobre: "El reconocimiento del Paraguay como nación Independiente, conjuntamente con el posible reconocimiento de Entre Rios y Corrientes y su erección en Estados Independientes, asegura la navegación del río Parana y del río Paraguay"
(John F. Cady – "La intervención extranjera en el Río de la Plata " – Ed Losada.)
El 23 se retira del país el embajador francés (firmante del petitorio a favor de Rosas)
Los "interventores" recibieron refuerzos en barcos y en hombres, al llegar el Regimiento Británico Nº 45 y muy pronto tras la Flota Naval Conjunta, se reunieron más de 90 navíos con mercaderías de diversas banderas, listos para vender en el litoral y en el Paraguay.
Para el desembarco los ingleses recibieron 600 infantes de marina y los franceses 200. También sumaron una Batería de cohetes a la Congreve. Y comenzaron la navegación, por el río Paraná. 160 años del Combate de "Vuelta de Obligado" – Día de la Soberanía Nacional "
La defensa de la "Vuelta de Obligado":
El Brigadier Gral Juan Manuel de Rosas, ordena organizarla sobre el río Paraná en el lugar denominado Vuelta de Obligado (San Pedro), donde las fuerzas al mando del Gral Lucio Norberto Mansilla habían fortificado la costa y colocado una fila de chalupas y pontones sosteniendo gruesas cadenas de costa a costa, para impedir el paso de los buques.
De buques de guerra se habían desmontado los cañones para la defensa, eran 5 baterías con un total de 30 cañones antiguos, lisos y de avancarga, con balas de calibres de 8 a 20 libras servidas por 100 artilleros al mando del Capitán de marina Thorne y lo protegían tropas de Infantería y de caballería para repeler posibles desembarcos.
El Regimiento Patricios al mando del Coronel Rodríguez, la caballería a cargo del Coronel Santa Coloma, los cuerpos de milicias rurales al mando del Tte Facundo Quiroga (el hijo del Tigre de los Llanos), fueron los más destacados.
El 20 de noviembre el combate comenzó a las 8 de la mañana con intenso fuego de artillería desde los buques, los cañonazos se confundían con los gritos del paisanaje a órdenes de Mansilla, con vivas y cantos a la Patria.
La Banda militar de Patricios toca los compases del Himno Nacional que es coreado a grito pelado, mientras las muerte los rodeaba. A la tarde comenzó el desembarco de los invasores. Fueron quedando sin municiones y destruídas las baterías. La pelea se prolongó hasta caer la tarde y con lucha cuerpo a cuerpo, con contraataques de la caballería. Derrocharon heroísmo, dejando a sus jefes heridos, con 250 muertos (incluído el Héroe de la recuperación de Malvinas y Soldado de Patricios, el "gaucho" Antonio Rivero), y 400 heridos de un total de 2.160 combatientes criollos.
El parte de Batalla del Jefe Francés Trehouart a su gobierno, es el mejor homenaje e los héroes argentinos, que dice: "Siento vivamente que esta gallarda proeza, se halla logrado a costa de tal pérdidas de vidas, pero considerando la fuerte oposición del enemigo y la obstinación con que fue defendida la plaza, debemos agradecer a la Divina Providencia que no haya sido mayor".
Mientras el Almirante inglés Inglefield, en su informe de guerra lo califica, "Bizarro hecho de armas, desgraciadamente acompañado por mucha pérdida de vidas de nuestros marinos y desperfectos irreparables en los navíos. Tantas pérdidas han sido debidas a la obstinación del enemigo", informa a la Corona Inglesa el bravo marino.
Al amanecer del día siguiente continuaron su navegación por el Paraná. Los buques de guerra atacantes sufrieron serias averías y de los 90 mercantes que acompañaban la Flota , solo 52 pudieron pasar de inmediato, por el paso forzado. Comerciaron libremente con Entre Ríos, Corrientes y el Paraguay pero no estuvieron tranquilos, siendo atacados en forma contínua desde la costa.
"La Guerra del Paraná" se desarrolla, con los combates del 2 de enero de 1846 , el "2do encuentro de Vuelta de Obligado" con los argentinos al mando de Thorne, con artillería volante y lanceros de caballería que enfrentan el desembarco de 300 infantes de marina al mando del Cap Honthan, que continuará con los combates de "Tonelero" , "Acevedo" , "San Lorenzo" y la "Angostura del Quebracho", donde el 4 de junio de 1846 el Gral Mansilla los enfrenta nuevamente, desde la barrancas del Quebracho, al norte de San Lorenzo. Logrando una aplastante victoria argentina, que significa el fin de la aventura colonialista.
"Obligado" fue para Inglaterra y Francia, una victoria militar y una grave derrota política y comercial.
Consecuencias de la Guerra :
El Brigadier Juan Manuel de Rosas, defiende la Soberanía Nacional ante la ambición desmedida de los Gobiernos de Gran Bretaña, de Francia y del Imperio de Brasil.
Se opone e impide con las fuerzas que dispone, que las potencias realicen la "libre navegación" de los ríos interiores de la Confederación Argentina. Que las Grandes Naciones no puedan comerciar libremente con las Provincias Mesopotámicas, sin pagar impuestos ni hacer Aduana.
Hasta Caseros, la Confederación Argentina , no reconoció la Independencia del Uruguay y del Paraguay, la incorporación de las Misiones Orientales al Imperio del Brasil y la anexión del Brasil de grandes extensiones de territorio del Norte de Uruguay. ( ex -Misiones Jesuíticas gobernadas desde Buenos Aires antes y durante el Virreynato del Río de la Plata – "Los 30 Pueblos Jesuitas" - )
Finaliza el proyecto "secreto" de independizar la Mesopotamia (gestionado por los interventores de Francia e Inglaterra en el "Tratado de Alcarás", y firmado entre Urquiza y las Provincias mesopotámicas con acuerdo con los Jefes unitarios exiliados en el Uruguay y Brasil.
Se termina la intervención de las Fuerzas navales anglo-francesas, y poco después, el 13 de julio de 1846, Sir Samuel Tomás Hood, con plenos poderes de los gobiernos de Inglaterra y Francia, presenta humildemente ante Rosas: "el más honorable retiro posible de la intervención naval conjunta".
A lo que el Restaurador de las Leyes les haría pagar con un buen precio ganado, "en honores y de laureles":
- El fin del Bloqueo Naval de Francia e Inglaterra a los puertos argentinos.
- Devolver la Flota Argentina capturada.
- Devolver la Isla Martín García.
- Saludar la Bandera Argentina con 21 cañonazos, por parte de cada una de las Flotas intervinientes.
- Reconocer la Soberanía Argentina y la NO navegación de los ríos interiores.
Finaliza la posibilidad de Intervenir al Paraguay, y que el Uruguay pase a ser una colonia francesa. Las potencias europeas alejan la posibilidad de la ingerencia del Imperio del Brasil.
Es el momento del máximo poder interno y de la admiración de los pueblos de América y de Europa, hacia el Brigadier General don Juan Manuel de Rosas.
"A aquellos argentinos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer." (Carta de San Martín a Rosas. 10 de Junio de 1839).
(Eduardo Jara - Periodista)
En marzo de 1849, Rosas contestó una carta al Libertador en los siguientes términos:
"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo.
Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes."
(Juan Manuel de Rosas).
Por el repecho
(Alfredo Zitarrosa)
Del Cardal
Alfredo Zitarroza - Eustaquio Sosa
Ahijuna por el repecho
vienen llegando ya los ingleses
Dan gritos en una idioma que nadie entiende
que nadie entiende
Arriba con esos fierros
naide se dueble
Meneándole el sable siempre que a ellos les duele
que a ellos les duele
No entiendo porque formarse todos en línea
ahora se entretienen
Gritan como descosidos quien los entiende
quien los entiende
Toditos duros parejos mirando al frente
mirando al frente
Que los parió a los gringos que se nos vienen
que se nos vienen
Que los tiró a los gringos...hijuna gran siete
Fuentes:
- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
LaGazetaFederal.com
Prof GB
Suscribirse a:
Entradas (Atom)