martes, 9 de julio de 2024

UN POCO DE FOBAL NO VIENE MAL

 

El último baile

El newsletter especial de #PrepárenseParaPerder durante la Copa América.
Roberto Parrottino07/07/2024

Hola, ¿cómo estamos?

En Dortmund, en la Euro de Alemania, en el Turquía 3-Georgia 1, y en Arlington, en la Copa América de Estados Unidos, en el Venezuela 1-Canadá 1 (3–4), el fútbol fue caótico, fiesta emocional. Las selecciones atacaron como si no hubiese mañana, ida y vuelta. La pelota no “giró” en la construcción de los ataques. Fútbol salvaje, en estado primigenio, sin ataduras, más allá de la tecnocracia. En los partidos de “recreo”, imprevisibles, con más aventura que orden, hubo golazos, el del turco Arda Güler y el del venezolano Salomón Rondón. ¿Cómo explicamos que el Turquía-Georgia de la fase de grupos de la Euro y el Venezuela-Canadá de cuartos de final hayan sido, acaso, los mejores partidos de la Euro y de la Copa América?

“El juego tiene esa particularidad: en la medida que el juego se vuelva absolutamente previsible, y hacia eso vamos, cada vez irá perdiendo el atractivo. Tengo la certeza de que el fútbol está en un proceso decreciente. Cada vez lo ve más gente pero cada vez es menos atractivo porque no se privilegia lo que convirtió a este juego en el primer juego del mundo. Si usted deja que el juego lo vea mucha gente pero no protege que lo que se mire sea agradable, eso favorece al negocio porque el negocio es que lo vea mucha gente, pero esa curva se corta”, había advertido Marcelo Bielsa, entrenador de la selección de Uruguay, en una conferencia en la también habló de la “propiedad popular” del fútbol, el día anterior a que su selección eliminara por penales a Brasil. “Cuando pase el tiempo y cada vez los futbolistas que merezcan ser mirados sean menos, y cada vez que el juego que se produzca sea menos agradable -agregó-, ese aumento artificial de los espectadores va a sufrir un corte. Porque el fútbol no es cinco minutos de acción, es mucho más que eso. Es una expresión cultural, una forma de identificación”.

El viernes, Canadá había sacado por penales a Venezuela. Este será el rival de Argentina. “No tengo un estilo definido. Adonde voy, trato de maximizar la virtud del plantel. Y Canadá tiene virtudes en lo físico, por lo que promuevo un partido basado en la intensidad, en el ida y vuelta para desgastar al rival”, dijo Jesse Marsch, el DT estadounidense que reemplazó a Bielsa cuando lo echaron del Leeds en 2022. Marsch, en verdad, fue moldeado bajo el gegenpressing (“contrapresionar”) del alemán Ralf Rangnick, entrenador de Austria en la Euro. Lo podemos resumir como una presión inmediata tras la pérdida de la pelota en el último tercio de la cancha, arriba: recuperación rápida y ataque masivo. Ante Argentina, Marsch dirigirá su séptimo partido como DT de Canadá. “Tendremos que jugar el mejor partido que podamos jugar y aún así puede que no sea suficiente -sostuvo Marsch-. Vamos a ir a buscar el resultado, queremos hacer el partido de nuestras vidas. Seremos positivos, agresivos. No vamos a echarnos atrás para sólo defender”.

Pero el fútbol, ante todo, es de los jugadores, y en especial de los que emergen de los pueblos, de la clase media-baja. Si este sábado Países Bajos -rival de Inglaterra en la semifinal- despidió de la Euro a Arda Güler, quien a los 19 años comandó a Turquía, el colombiano James Rodríguez (el viernes cumplirá 33) condujo a su selección a la semi de la Copa América. Zurdos, al trote -a su ritmo-, sin posición fija, Güler y James hacen jugar a sus compañeros, estructuran y “corren la cancha al revés”, como alguna vez le dijeron a Pablo Aimar, en los tiempos de los enganches clásicos, y él nunca olvidó. James Rodríguez, capitán de Colombia, es quizás el jugador más influyente de la Copa América. Va en busca de la pelota, no se queda esperándola. Y asiste, como a Luis Díaz desde un tiro libre intrascendente detrás de la mitad de la cancha en la goleada 5–0 a Panamá (la imaginación al poder). En cuatro partidos, James suma cinco pases gol, misma cantidad que Lionel Messi en la Copa América 2021, y siete en la historia colombiana en el torneo (ayer superó los seis del Pibe Carlos Valderrama). Néstor Lorenzo, técnico argentino invicto al frente de Colombia en 24 partidos, contó que siempre les relata una pequeña historia a los mediocampistas: “Una vez le preguntaron a Bochini, aquel 10 de Independiente que para Maradona fue el mejor jugador que había visto: ‘Bocha, ¿cómo hace usted para jugar tan bien?’”. Y el Bocha respondió: ‘Y yo nada, me pongo a donde no hay nadie y se la doy al que está solo’”. James, simple, se ubica a donde no hay nadie y se la pasa al que está solo.

Sea en la Euro o en la Copa América, los partidos se tornan aburridos y más “peleados” que jugados cuando los técnicos coaccionan a los futbolistas a respetar lo preestablecido (y ellos, entonces, se ven sometidos a obedecer). Cinco de los ocho cuartos de final de la Euro y de la Copa América se definieron por penales. El fútbol no es un juego rígido. Cuando lo es, el jugador se disocia del juego. Y, en el afán calculador, escasean las jugadas fruto del ingenio. El cuidado como orden se corporiza en los movimientos de la mayoría de los futbolistas. “No hay nada más arriesgado que no arriesgar”, suele decir Juanma Lillo, maestro de Pep Guardiola, su asistente técnico en el Manchester City. España, candidata a la Euro por puro juego, se medirá en la semi ante Francia. La española es una selección de fútbol fresco, sobre todo a partir de Pedri -lesionado ante Alemania, se perderá el torneo- y de Lamine Yamal. “En el campo no pienso -dijo Pedri, 21 años, mediocampista del Barcelona-: hago lo primero que se me pasa por la cabeza”. Lamine Yamal, atacante de 16 años que también juega en el Barça, explicó su juego, con sencillez: “Voy improvisando, hago lo que me salga”.

El escritor Paul Auster no era futbolero, era un apasionado del béisbol (un autógrafo trunco de su ídolo Willie Mays lo transformó en escritor). Pero escribió acerca de “los británicos” que “alrededor del año 1000 celebraron su victoria sobre un jefe danés invasor quitándole la cabeza del cuerpo y usándola como pelota de fútbol”. También de “los martes de carnaval en Inglaterra con partidos que enfrentaban a pueblos enteros entre sí”. Y que “el caos que resultaba de estas peleas semi organizadas provocó tantas lesiones que en 1314 Eduardo II prohibió el juego”. Auster lo desgranó en un artículo titulado “El mejor juego”, en 1999 en The New York Times. Sigue: “Las reglas estándar se introdujeron en 1801 y, después de 1863, cuando se redactaron las del fútbol actual en la Universidad de Cambridge, el juego se extendió por toda Europa y el resto del mundo. Desde entonces, se convirtió en el deporte más practicado y popular de la historia. Los países ahora libran sus batallas en el campo con ejércitos sustitutos con pantalones cortos. Este milagro lleva el nombre de fútbol”. Auster creía que la vida está atravesada por una urdimbre de azares. En el siglo XXI, el “caos”, la espontaneidad y las “coincidencias” provocan un fútbol con alma.

La selección

“¿Qué le decís a los más chiquitos, que todos quieren ser arqueros?”, le preguntaron al Dibu Martínez después de los dos penales atajados en la definición ante Ecuador. “Nah, que es mejor ser 9”, respondió. Con el buzo de la selección, a Emiliano Martínez le patearon 20 penales entre los 90 minutos y las definiciones: la mitad no terminaron en gol (siete atajados y tres desviados). Muy a su pesar, muchas y muchos quieren y querrán ser arqueros. ¿Y si, en realidad, quieren ser él? La historia del Dibu promete. Continuará.

El metaverso del fulbo

  • En “Era por abajo”, programa radial de Ezequiel Fernández -columnista de Cenital-, Alejandro Wall y Andrés Burgo, entrevistaron a José Pekerman, quien compartió espacios de fútbol con Lionel Scaloni (Argentina), Marcelo Bielsa (Uruguay), Néstor Lorenzo (Colombia) y Fernando Batista (Venezuela), los DT’s argentinos que se clasificaron a cuartos líderes de los grupos de la Copa América, como contamos en la última edición de #PPP. Habla de eso y, como pocas veces, del Mundial de Alemania 2006 con los Lioneles, Messi y Scaloni.
  • Jacob Shaffelburg, el extremo de Canadá que marcó el gol en el 1–1 ante Venezuela, practicó atletismo durante la secundaria. El periodista Carlos Arasaki (a quien les recomiendo seguir, por Messi y por los inminentes Juegos Olímpicos de París) detalla que Shaffelburg registra 22 segundos y 41 centésimas en los 200 metros, una marca que logró en 2018, a los 18 años. Canadá, con el “atleta” Shaffelburg, enfrentará a la Argentina.
  • ¿No viste la foto de Fabián Ruiz en el España 2-Alemania 1, haciendo pasar de largo a Toni Kroos, Florian Wirtz y Thomas Müller? Si hay foto, hay video del engaño-escape de Fabián.

Loqueviene, loqueviene (las semifinales)

  • Entre el martes y el miércoles se conocerán los finalistas de la Euro y de la Copa América. Ambas finales se jugarán el domingo próximo: desde las 16, la de la Euro, en el estadio Olímpico de Berlín, y desde las 21, la de la Copa América, en el Hard Rock de Miami. Pero antes, las semifinales: el martes, desde las 16, España-Francia, y desde las 21, Argentina-Canadá. Y el miércoles, desde las 16, Países Bajos-Inglaterra, y desde las 21, Uruguay-Colombia. Curiosidad: en la Euro no hay partido por el tercer puesto, mientras que el de la Copa América se jugará el sábado (21).

Hasta acá.

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Nos volvemos a leer el miércoles, a la mañana siguiente de Argentina-Canadá.


Salú y abrazos,


Roberto Parrottino (Beto)

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