El preceptor de la economía
Tasas más bajas, un dólar más alto y una inflación proyectada más elevada es la propuesta para evitar el estancamiento de la actividad. Es el plan de Vladimir Werning que el jefe de Gabinete, Marcos Peña, ordenó implementar al equipo económico. Sturzenegger lo aceptó a regañadientes.
En el gobierno no hay un ministro de Economía dominante de la gestión pero hay uno que trabaja de tal en las sombras muy cerca del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Fue el ideólogo del aumento en un 50 por ciento de los parámetros de las metas de inflación anunciado el Día de los Inocentes último, de la necesidad de reducir la tasa de interés y de subir el tipo de cambio. Un poco más de inflación asegurará un poco más de crecimiento en este año, propuso ese economista, lo que fue aceptado por Peña. Este último tiene el atributo de ser los ojos y la inteligencia del Presidente, según la descripción que hizo el propio Macri ante 600 funcionarios en el Centro Cultural Kirchner. En ese mismo encuentro de autoayuda había informado que cuando Peña, y sus lugartenientes Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, piden algo es que lo está pidiendo él. Es un mensaje que entendió el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, quien no se quiso ir de su vaticano despacho y aceptó parcialmente la orden que desautorizó su política monetaria restrictiva como herramienta anti inflacionaria. El ministro de Economía en las sombras que, a través de Peña, devaluó a Sturzenegger y dispuso subir la meta de inflación del 10 al 15 por ciento para 2018 se llama Vladimir Werning. Como otros integrantes del gobierno, proviene de la banca internacional, en su caso del JP Morgan. Fue director ejecutivo para América latina de ese gigante financiero estadounidense hasta un día antes de sumarse a la administración Macri como jefe de asesores del ministro de Hacienda y Finanzas Alfonso Prat Gay. Cuando Prat Gay fue despedido, a él no lo echaron: fue convocado al poco tiempo para sumarse al equipo de estrechos colaboradores de Peña.
Tribus
La descoordinación de la gestión económica es una de las características más evidentes en dos años de gobierno de Macri. Mientras el Banco Central subía la tasa convencido de que es la principal arma para bajar la tasa de inflación, el Ministerio de Energía aumentaba las tarifas de luz y gas y después el de Transporte hacía lo mismo con los boletos de colectivo, subte y trenes del área metropolitana, medidas que suman más presión inflacionaria. El Ministerio de Finanzas busca pagar tasas más bajas con las Letras del Tesoro pero las Lebac ofrecen una renta más elevada. Después de la intervención de Werning, el Banco Central bajó un punto y medio la tasa de las Lebac, en línea opuesta a lo que Sturzenegger había postulado en dos años de mandato, justo cuando el registro del Índice de Precios al Consumidor de diciembre fue el más alto de 2017. Es una puja que sigue abierta y el único objetivo que unifica a los miembros de un equipo económico fragmentado es la alteración de la estructura de precios relativos, en perjuicio de sectores vulnerables (clase media, trabajadores y jubilados) y en beneficio de grupos concentrados.
Es un gobierno donde los economistas y empresarios con lógica de las finanzas ocupan cargos claves, sin un plan de corto plazo ordenador de las principales variables macroeconómicas, excepto la de fijar un “ancla salarial” con un techo a las paritarias en 15 por ciento, y una cada vez más intensa lucha de egos. Además aparecen competencias académicas de las tribus privadas de la ortodoxia, debido a que los egresados de la Universidad Di Tella son mayoría en cargos en el gobierno, relegando a los provenientes de la San Andrés y casi sin participación los de la UCEMA.
Macri piensa que la dispersión de la gestión económica en varias áreas de gobierno le permite un mejor control de los funcionarios y de las políticas. El inmenso endeudamiento interno y externo por ahora le permite disimular la descoordinación que provoca esa estrategia, dólares de deuda que no tuvo en esta magnitud el gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa, que también tenía a muchos economistas como figuras centrales en diferentes espacios centrales de la administración pública.
Papel
Vladimir Werning es subsecretario de Coordinación y Análisis Económico de la Secretaría de Coordinación Interministerial en la Jefatura de Gabinete. Es importante conocer qué lineamiento de política económica propone puesto el papel preponderante que asumió en materia de gestión económica desde el estratégico espacio de poder macrista.
Desde mediados del año pasado y durante meses, Werning estuvo insistiendo ante Mario Quintana, su superior inmediato, y también frente a Marcos Peña, su jefe, de la necesidad de modificar las metas de inflación. Les advertía que las pautas del 17 por ciento para el 2017 y del 10 por ciento para este año que abrazaba con fe militante Sturzenegger eran imposibles de alcanzar y que, además, exigían una tasa de interés muy alta, renta real extraordinaria que profundizaba el atraso cambiario.
Las tasas altas más que influir sobre la evolución de la inflación actúan como un ancla cambiaria, induciendo a los capitales financieros a invertir en pesos (Lebac) y a vender dólares para sumarse a esa bicicleta. Werning les aseguraba a Quintana y a Peña que así se estaba asfixiando al sector productivo y, por lo tanto, enfriando la economía, tendencia que se empezó a consolidar con los datos del último trimestre del año pasado. Por eso aconsejaba modificar rápidamente las metas de inflación y bajar la tasa de interés, lo que implicaba subir la paridad y mejorar la competitividad cambiaria de las exportaciones. Se enfrentaba así a la política de Sturzenegger.
La propuesta de Werning adquirió más fuerza luego de que Sturzenegger subió la tasa de interés en dos oportunidades después de las elecciones de medio término. Primero lo hizo el 24 de octubre pasado, al elevarla de 26,25 al 27,75 por ciento anual; y después el 7 de noviembre cuando incrementó la tasa de las Lebac al 28,75 por ciento. Esta veloz movida alcista de dos puntos y medio de la tasa encendió las luces de alerta del tablero de control macroeconómico de Werning. Con tasas altas y atraso cambiario no hay crecimiento, lo que acerca la economía a una crisis, fue la línea argumental del ministro de Economía en las sombras expuesta ante Quintana y Peña.
Werning promete que flexibilizando un poco la política monetaria (el martes el BCRA debería bajar la tasa por lo menos otro 0,75 por ciento, esperan en la Jefatura de Gabinete) la economía podría crecer 3 por ciento este año. El aumento del Producto –dice– facilitaría el manejo de las cuentas fiscales porque con crecimiento económico y un poco más de inflación, con gastos nominales controlados, los ingresos crecerán más que proporcionalmente lo que permitiría mostrar una mejora del déficit fiscal primario. Pasado mañana, Sturzenegger mostrará si se disciplinó o si decidió resistir.
Meta
Para el ministro Nicolás Dujovne, cuya principal tarea es el manejo de las cuentas públicas, un escalón superior de la tasa de inflación le permitiría mejorar el frente fiscal de este año, que no fue tan bueno en 2017 como lo presentó el miércoles pasado (ver aparte). En los despachos de la Jefatura de Gabinete, que monitorean la evolución de las principales variables económicas, evalúan que es muy difícil de cumplir la nueva meta de inflación del 15 por ciento, pero están satisfechos de haber quebrado inicialmente la inflexibilidad del Banco Central. Apuestan a que el mejor escenario es terminar el año con un aumento de precios promedio del 18 por ciento y afirman que, más que el número final, lo importante es la tendencia en los precios. Es decir, que el resultado final en 2018 sea con una tasa de inflación por debajo de la del 2017, que fue menor a la del 2016.
Werning propone una política monetaria menos contractiva coordinada con gradualismo fiscal, o sea tasas de interés más bajas y un manejo menos restrictivo de la cantidad de dinero, lo que permitiría –asegura– un buen equilibrio entre crecimiento y reducción de a poco la inflación.
La guía principal de Werning es que la economía tiene que funcionar con un tipo de cambio competitivo, reducción gradual del déficit fiscal y metas de inflación consistentes. Lo dijo en un seminario sobre Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas, en la sede del Banco Nación, organizado por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas, a mediados de 2016: “Resguardar un tipo de cambio competitivo es un tema de fuerte interés para esta gestión, que tiene vocación de avanzar en un crecimiento sostenible y equilibrado”.
En una charla en la Universidad Di Tella, en 2012, señaló que “el mundo está fuertemente interconectado y demasiados planes económicos en economías en desarrollo fracasaron por carecer de un diagnóstico global acertado”. Sturzenegger no tendría un diagnóstico global acertado, de acuerdo a su propuesta económica. Entre sus especialidades se encuentra el análisis de mercado y política macroeconómica, instrumentos de inversión de renta fija y mercados de crédito. Cuando acompañó a Prat Gay en Hacienda había afirmado en un reportaje publicado en El Cronista, el 10 de diciembre de 2015, que el precio del dólar paralelo ya estaba incorporado a muchos precios de bienes y servicios. El shock inflacionario de la primera mitad de 2016, año que terminó con un aumento de precios promedio del 41 por ciento, desmintió esa sentencia. Su diagnóstico no fue acertado.
Hegemonía
En abril de 2014, Werning, analista experto en Mercados Emergentes con foco en Latinoamérica de JP Morgan, fue ascendido a jefe de estudios para América Latina del gigante de Wall Street como parte de una amplia reestructuración del negocio de Global Banking de esa entidad. Antes de ingresar a las oficinas de Buenos Aires del JP Morgan en 1996, fue profesor-asistente para cursos de comercio internacional y de finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella. Se radicó en Nueva York en 2004. Sus análisis financieros y económicos eran distribuidos al área de riesgo de JP Morgan y a clientes externos como instituciones, bancos privados y el gobierno de Estados Unidos. Era un frecuente expositor sobre la región para clientes de JP Morgan en Estados Unidos, Europa y Asia. Se considera un economista “aplicado, no teórico”.
El papel destacado que juega Werning como ministro de Economía en la sombra en el gobierno de Macri reafirma la precisa caracterización del actual ciclo político realizado por el economista Eduardo Basualdo. En su último libro, “Endeudar y fugar”, señala que a partir de un hecho inédito, que los sectores dominantes accedieran al control del Estado mediante un partido propio y el voto ejercido democráticamente, se pasó de un gobierno nacional y popular a otro de carácter neoliberal. Un aporte valioso de Basualdo es que determinó cómo está conformado el bloque de poder que ejerce la conducción del actual ciclo político, económico y social. Explica que cada patrón de acumulación de capital es conducido por un bloque de poder específico que articula distintas fracciones del capital de las que sólo una ejerce la hegemonía. En el gobierno de Macri “la fracción hegemónica está conformada por los bancos transnacionales y empresas extranjeras no industriales”, ilustra Basualdo. Reitera que “por primera vez en la historia moderna del país un partido orgánico del capital financiero internacional accedió al control del poder junto con las fracciones del capital aliadas”. En este proceso, el masivo endeudamiento externo asegura el funcionamiento estatal y, al mismo tiempo, garantiza al capital una mayor tasa de ganancia mediante la valorización financiera.
Basualdo explica que la primarización de la economía argentina a la que se ha lanzado la actual política no es diferente a la registrada en la etapa de la dictadura o en la década del ‘90, sino que lo que ha cambiado es que ahora está conducida por el capital financiero. De todos modos, advierte que existen contradicciones entre las distintas fracciones de capital que difieren en sus intereses y pugnan por imponer sus condiciones sin romper con la fracción hegemónica. Señala que el factor aglutinante es el disciplinamiento de la clase trabajadora.
Con Prat Gay en el primer año de gobierno de Macri, con Luis Caputo a cargo del Ministerio de la Deuda, y ahora con Werning como ministro de Economía en la sombra, la fracción hegemónica del bloque de poder que conduce el gobierno de Macri queda ratificada. La juventud macrista puede saltar en los actos partidarios cantando la JP (Morgan) al poder.
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