Las vacaciones pagas “llegan” a la Argentina en 1945. Tras años de reclamos de numerosos sectores sindicales, el entonces Secretario de Trabajo y Previsión, Juan Perón, recoge el guante de los sectores más postergados y da luz verde al Decreto 1740, firmado por la presidencia de la Nación.
Desde una Secretaría olvidada hasta el gobierno de 1943, recibe y da lugar a los reclamos de los sindicatos y organizaciones de trabajadores. Desde ese mismo despacho, es que se plasman en decretos y leyes reclamos que hasta ese entonces hubiesen sido inimaginables para los trabajadores: el Estatuto de peón de campo, mejoras salariales, aguinaldos, seguridad social, jubilaciones, libertad de sindicalización y reconocimiento a las asociaciones sindicales, límites a las jornadas laborales, indemnizaciones por despidos, feriados no laborales e incluso remunerados. Y claro, las vacaciones pagas.
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