domingo, 7 de abril de 2013

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¿Macri y Bruera pagarán el costo político de la negligencia que le costó la vida a 57 personas? El concepto de homicidio culposo tiene sus propias peculiaridades en el Código Penal argentino. Por Mariano Beristain El artículo 84 señala puntualmente que el castigo recaerá sobre aquel que "por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o los deberes a su cargo, causare a otro la muerte". Este delito prevé una prisión de seis meses a cinco años en caso de que hubiera un solo muerto y eleva el mínimo de la pena a dos años si tuviera un carácter agravado y las víctimas fatales fueran más de una. La figura del homicidio culposo, por ejemplo, puede aplicarse en el caso de un conductor que en estado de ebriedad o violando groseramente una normativa de tránsito mate a un individuo. En el homicidio culposo el sujeto en cuestión no tiene intenciones de matar pero la imprudencia, la negligencia o impericia, lo colocan como ejecutor de la vida de una o más personas. ¿El intendente de La Plata, Pablo Bruera y el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri podrían incluirse en esta figura del Código Penal? En el caso de Bruera, el intendente platense, ya había sido advertido sobre la posibilidad de que se produjeran inundaciones si no llevaba adelante las obras que correspondían. La Universidad de Ingeniería de La Plata presentó oportunamente un informe que anticipaba lo que podría ocurrir y alertaba sobre la urbanización descontrolada. Como queda en evidencia en la edición de este sábado de Tiempo Argentino, Bruera hizo caso omiso a las advertencias y montó una enorme operación de prensa, es decir, llevó adelante un gran circo publicitario, pero al final congeló los planes para desarrollar las obras necesarias que evitaran que una precipitación muy fuerte se transformara, por arte de la impericia, la negligencia y la imprudencia, en una verdadera catástrofe. Entonces, Bruera estaba advertido y contaba con los elementos de juicio necesarios para inferir que, frente una fuerte lluvia, la ciudad de La Plata podría quedar bajo el agua. Nada hizo, sin embargo, para evitarlo y fallecieron al menos 51 personas. Además, hubo miles de evacuados y la situación en algunos partidos como Los Hornos y Tolosa es incluso más preocupante de lo que reflejan algunos medios. El escenario político de Bruera tendría que empeorar si se toma en consideración que tenía un antecedente durante su propia gestión: en el febrero de 2008, las lluvias dejaron 90 mil evacuados y un muerto. En marzo de 2010, La Plata volvió a inundarse. En condiciones normales, Bruera debería, al menos, dejar su cargo, porque debido a su inacción y negligencia perdieron la vida 51 personas. Bruera no sólo actuó de forma negligente, sino que como era consciente de su responsabilidad envió un tweet tratando de mostrarse en el lugar de los hechos cuando en realidad estaba vacacionando en Brasil. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue muy cauta en su paso por La Plata, pero dejó en claro las dudas que se abren sobre el futuro de Bruera. Cristina dijo que "habrá que auditar qué pasó, llama la atención lo que pasó en La Plata, el agua no escurrió hacia el río", y acotó: "Llama la atención que en Berisso y Ensenada no haya habido personas fallecidas, y en La Plata sí." La soledad de Bruera es evidente y sus tiempos políticos se acortaron. La situación de Mauricio Macri es distinta desde el punto de vista de su perspectiva política porque el alcalde porteño cuenta con un evidente paraguas mediático. Para ello, Macri rompió records de gastos en materia de publicidad. El gobierno porteño "invirtió" en el área comunicacional más de $ 265 millones, y ejecutó el 122% de un presupuesto inicial previsto en $ 217,18 millones. Macri hizo todo lo que había que hacer para que las cosas salieran mal y la inundación terminara con la vida de seis personas. Pero así como el agua cubrió a varios barrios porteños, la inundación de La Plata les sirvió a los medios "amigos" del macrismo para ocultar la negligencia que transformó una nueva inundación en un hecho delictivo producto de la impericia de su gobernante. En sólo 12 meses, la Ciudad registró cinco inundaciones (abril, octubre, noviembre y diciembre de 2012, y la reciente de abril de 2013). En la última desgracia, el gobierno porteño conocía la existencia de una alerta meteorológica pero al igual que ocurrió en abril del año pasado nada se hizo para limpiar los desagües. Macri incluso naturalizó los temporales cuando en diciembre último presagió futuras tormentas y le echó la culpa al cambio climático, pero no llevó adelante ningún plan de crisis para morigerar sus consecuencias. El Programa de Desarrollo de la Infraestructura en la Red Pluvial, que podría haber permitido avanzar en las obras necesarias para evitar la tragedia, viene subejecutándose permanentemente en los últimos años. En 2012 sólo ejecutó $ 12 millones de una partida presupuestaria de $ 234 millones. Macri pecó de desidia y las consecuencias fueron terribles. Aníbal Ibarra tuvo que dejar a instancias del propio Macri y del vicejefe Jorge Telerman, la jefatura de gobierno porteño por el desastre de Cromagnon de 2004, que se llevó la vida de 194 personas. Por alguna extraña razón, la sociedad condena al sujeto que atropella con su coche a un peatón y huye, pero no responde con la misma virulencia cuando mueren personas porque un gobernante incumple su deber como funcionario público. Más allá de los juicios de valor, tanto Macri como Bruera deberían pagar su desidia con el ostracismo político, la mínima condena posible para un delito de negligencia cuyas consecuencias todavía lloran los familiares de 57 personas. 07/03/13 Infonews GB

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