lunes, 21 de enero de 2013

IMPERIALISMO BRITANICO AGGIORNADO

Nostalgia del imperio británico
Por Andy Robinson

La defensa del colonialismo del historiador Niall Ferguson levanta un encendido debate | Guerra de Iraq: Ferguson se declaró entonces "miembro con plenos derechos del club neoimperialista" | El diputado y ensayista angloafricano Kwasi Kwarteng rechaza la nostalgia imperialista | Ferguson es el candidato de los 'tories' a rediseñar el programa de Historia

Puede resultar chocante que, en la primera década del siglo XXI, un nostálgico de la "creatividad ubicua" del imperio británico y la superioridad de Occidente sea el historiador mas leído del Reino Unido y Estados Unidos, estrella de tertulias y series en la BBC y Channel 4, y hasta candidato a diseñar un nuevo currículo tradicionalista para la enseñanza de la historia, encargo del Gobierno conservador de David Cameron. Pero, en tiempos de crisis existencial, con un futuro nada alentador en Europa y EE.UU., sólo el pasado es susceptible de modificarse. Y Niall Ferguson, historiador escocés de la Universidad de Harvard cuya nueva defensa del colonialismo decimonónico, Civilización. Occidente y el resto (Debate), acaba de editarse en España, es el hombre indicado para la faena.

Civilización, al igual que El imperio británico (Mondadori), otro best seller mundial de Ferguson, publicado en el 2003, es la última aportación neoconservadora a la purga de todo complejo de culpa por las masacres, genocidios, desplazamientos masivos y esclavitud de pueblos, destrucción de industrias autóctonas, saqueos de patrimonio cultural milenario, aniquilamiento de culturas antiguas, hambrunas y otras catástrofes humanas perpetradas durante la era colonialista.

"Hay quienes insisten en que el dominio de la civilización occidental no tiene nada de bueno", escribe Ferguson en Civilización. "Eso es absurdo (...) debemos resistir la tentación de hacer románticos a los perdedores". Asimismo, en El imperio británico, Ferguson reflexiona: "El imperio jamás era altruista (..), pero ninguna organización ha hecho más para fomentar el libre comercio (...) o establecer las normas occidentales de orden, ley y gobernación en el resto del mundo". Antes de publicar Auge y caída del imperio americano (2004), Ferguson se apuntó al neoconservadurismo de la era Bush: "Debería confesarlo todo; soy socio con plenos derechos del club neoimperialista", afirmó en el New York Times en abril del 2003 tras la invasión de Afganistán e Iraq.

Quizás el éxito de Ferguson "sea el último coletazo del supremacismo occidental conforme el poder se desplaza hacia el este", explicó el escritor Pankaj Mishra, cuyo nuevo libro, From the ruins of empire, (Penguin, 2012), describe una historia radicalmente distinta a la de Ferguson en la que el colonialismo occidental somete violentamente al resto del mundo gracias a una "capacidad muy superior para matar" y una ética maquiavélica, quizás mejor ilustrada en el capítulo sobre la narcotización forzada de uno de cada diez chinos bajo la consigna británica de defender el comercio libre (en ese caso del opio).

Pero el éxito actual de historiadores como Ferguson "tiene una explicación mucho más prosaica también", dijo Mishra en una entrevista realizada después de la presentación de su libro la semana pasada, en la London School of Economics "No hay una contranarrativa". El libro de Mishra -conocido en España por su novela Los románticos- explica la rebelión contra el supremacismo occidental en una serie de biografías de intelectuales asiáticos anticolonialistas, desde el chino Liang Qichao al afgano Jamal al Din al Afghani y el escritor indio Rabindranath Tagore, cuyo libro clásico Nacionalismo se ha editado este año en Penguin (y ahora en España en Taurus)

Mishra publicó una critica demoledora de Ferguson en la London Review of Books en diciembre del 2011 en la cual compara al historiador estrella con Tom Buchanan, el personaje de El gran Gatsby de Scott Fitzgerald que insiste en que la "raza blanca (..) hemos creado todas las cosas que conforman la civilización, la ciencia el arte y todo aquello". Ferguson, indignado de ser tachado de racista (su segunda mujer, Aayan Hirsi, es negra, nacida en Somalia, aunque ahora es diputada holandesa del partido conservador VVD), amenazó con demandar a Mishra por calumnia.

Otros neoimperialistas confesos pasaron prematuramente a la historia en el 2008 en la estela de George W. Bush. Pero Ferguson ha ido ganando terreno en los últimos años. Tanto El imperio británico como Civilización han coincidido con series de televisión de amplia audiencia, y ahora Ferguson presenta una serie de la BBC sobre otro megatema: la nueva hegemonía china. Es invitado VIP de cada cumbre de la élite mundial en Davos y se ha convertido en un portavoz elocuente de la filosofía del primer ministro conservador, David Cameron.

El mes pasado, en las Reith Lectures (cuatro conferencias radiofónicas de destacados intelectuales que la BBC transmite cada año), Ferguson aplaudió las ideas de la gran sociedad conservadora, basada en sustituir grandes segmentos del Estado del bienestar por organizaciones voluntarias. Achacó la crisis actual a "un exceso de regulación en los mercados financieros", un argumento que venderá muchos ejemplares de Civilización en Wall Street y la City londinense. Luego propuso su modelo de reforma educativa: "Si hay una sola política que a mí me gustaría que se adoptase, sería elevar el número de instituciones de enseñanza privada con gestión independiente".

Ese es exactamente el plan del polémico ministro de Educación, Michael Gove, que ha invitado a Ferguson a diseñar un nuevo programa de estudios tradicionalista, que destaque los "logros británicos". Ferguson lamenta en Civilización la existencia de "malos libros de texto" en "institutos y universidades en el mundo occidental donde el imperialismo se considera la raíz de todos los problemas". Defiende una "gran narrativa" en la enseñanza de la historia que incorpore el "auge del dominio occidental como la historia principal".

Es el sueño de cada nostálgico por el imperio británico. Pero Mishra duda de que Ferguson llegue a hacerlo. "El Reino Unido ha cambiado. Hay una comunidad grande y diversa de inmigrantes que eran testigos de los estragos que hizo el imperio, y ellos no lo aceptarán", dice.

Desde luego, el plan de Cameron y Gove de reinventar el pasado glorioso del imperio en un nuevo currículo chocará con uno de los diputados tory más prometedores, Kwasi Kwarteng, hijo de padres ghaneses que aspira a ser el primer miembro negro de un gobierno tory, acaba de escribir Ghosts of empire (Bloomsbury, 2012), una dura critica al imperio británico y el revisionismo de Ferguson. Al igual que Mishra, Kwarteng arremete contra la tesis neoconservadora de que los británicos diseminaron valores de ley, orden, democracia, buen gobierno y comercio libre y que EE.UU. ahora puede hacer lo mismo. "Los agresivos imperialistas modernos -escribe Kwarteng- creen que un imperio puede mantener la seguridad en el mundo y administrarlo mejor; yo sostengo que el imperio británico demuestra justo lo contrario: inestabilidad, individualismo anárquico y problemas crónicos de gobierno".

La Vanguardia
http://www.lavanguardia.com

Prof GB

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