El
país de los miserables en una foto
Por Jorge Giles
Siempre fueron así. Violentos. Obscenos. Canallas. Miserables.
La portada del diario “El país” de España y la indisimulada réplica de sus
socios locales, exponiendo a un hombre moribundo y entubado en una camilla
hospitalaria, los muestra de cuerpo entero.
El asunto no pasa por saber si el hombre de la foto es el presidente Chávez,
o no. Lo inhumano es mostrar a un hombre en esa situación extrema y
dolorosa. Se llame como se llame.
Sólo después viene el otro asunto: lo quieren ver a Chávez muerto de verdad.
Quieren que se muera ya. Quieren que se muera Cristina. Quieren que se muera
Rafael Correa, Evo Morales y todos los que luchan por la inclusión social de
sus pueblos.
Y si no ocurre de verdad, bien vale una foto mientras tanto.
Con ese mismo cinismo fotografiaron la sangre y el lugar donde fue “abatida”
Norma Esther Arrostito y publicaron su muerte un año antes que la tiraran al
mar los asesinos de la ESMA.
Con ese mismo cinismo publicaron “enfrentamientos con subversivos” cuando
sabían más que nadie que eran secuestros de hombres y mujeres embarazadas,
de obreros y estudiantes, de pibes recién nacidos.
Con ese mismo cinismo fotografiaron la ESMA y otros centros clandestinos de
detención de la dictadura cívico-militar, cual si fuesen centros de
reeducación con pensión completa.
Con ese mismo cinismo difundieron un crimen de hace cinco años como si
hubiese ocurrido hace cinco horas. Y publicaron una foto de una fiesta
estudiantil de hace tres años como si fuese el último traspié del hijo de un
ministro de un gobernador de una “provincia K” y que ya se sabe son lo peor
de lo peor que hay.
Hace bien la presidenta en decir: “Eso no es una foto, es una canallada”. Y
hace bien en vincular al diario español con Clarín y otros más de su misma
estirpe y cinismo.
No pueden quedar en el olvido las canalladas de los que dan lecciones de
ética periodística y presumen ser los reyes de la libertad de prensa.
Son los que sueñan con publicar las mismas fotos que obtenían en tiempos del
terrorismo de estado.
Los caranchos y los buitres gustan de los cadáveres.
La portada de “El País” dice ayer que se disculpan por que el hombre de la
foto no era Chávez. No por la foto.
A confesión de parte, relevo de pruebas.
Es el mismo odio que destilan seres de igual calaña por las redes sociales y
en los carteles caceroleros que pidieron la muerte para la Presidenta.
Son los que se reconocen en el grito fascista de “Viva la muerte” en la
España de Franco.
La vida muestra que este pueblo y su gobierno son los garantes de la paz.
Por eso la violencia y el odio no generan más violencia.
Todo un signo vital del cambio de época.
Infonews
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