martes, 22 de abril de 2014

MIRADAS SOBRE EL ANTEPROYECTO “Tenemos un Código incoherente”

Por Ana Jaramillo *
“Me parece fundamental que el debate social comience antes que el debate parlamentario, y que esa discusión previa sea plural y respetuosa. Estoy convencida de que estos debates, más el apoyo de los académicos de las diferentes universidades, el debate en foros sociales y colegios de abogados, logrará fortalecer al anteproyecto que lograron Zaffaroni y compañía. No es la primera vez que sucede, la ley de medios tuvo ese nivel de discusión pública, y en ella está la prueba: la inmensa mayoría de la gente la respaldó en la calle. Sin embargo, no es cuestión de discutir en cualquier parte. Como dijo Zaffaroni, estas cosas no se discuten en el ágora pública, sino entre personas interesadas, que tienen un perfil académico o de representatividad social importante. El Código que tenemos hoy es un código incoherente, lleno de parches que lo volvieron contradictorio. No obstante, me parece fundamental que escuchen y participen del debate personas no directamente ligadas con el Derecho. Yo vengo de la Filosofía y de la Sociología, y noto que el derecho positivo generalmente esconde los procesos históricos sociales, no da cuenta de ellos. Esconde la historicidad de las leyes, de los procesos sociales que se cosificaron en una norma. Cuando esa reflexión empieza a ser la general, nos damos cuenta de que muchas cosas pasaron sin que sean relatadas en leyes luego. Sin ir más lejos, el avance en los derechos de la mujer.”
* Rectora de la Universidad Nacional de Lanús.

ES CIERTO, TUCHO Y MARIA FUERON:

–¿Cómo les va a caer a quienes fueron militantes de Montoneros?

–Ah, no sé. Para volver a Capote, me acuerdo de un relato suyo, “La Cote Basque”, el restaurante neoyorquino de la calle 55. En ese texto revela intimidades de amigos suyos que no hubieran debido ser publicadas. Causó un gran revuelo. Cuando alguien se lo recriminó, el escritor se limitó a decir: “¿Qué creían, que estaba con ellos para entretenerlos? Yo soy un escritor”. Parafraseando el sentido, diría lo mismo. Tomé el cuidado de cambiar el nombre de cada uno de los que trabajó para los milicos. Al comienzo de la democracia se los exhibió con sus nombres y apelativos reales, pasando por alto que primero fueron víctimas y luego lo que terminaron siendo. Creo que son cosas que hay que cuidar. Tucho pudo ser un personaje de la Edad de Bronce, un sajón luchando contra los normandos, un ucraniano enfrentando a los nazis durante el cerco de Kiev. Pero fueron con María dos argentinos que protagonizaron un dilema tremendo con aliento universal. Los lectores dirán si logré comunicárselos.

PRIMER PROYECTO ESTRATEGICO” EN EL MAR ARGENTINO Pesca en la Pampa Azul

La productividad del océano se mide en su riqueza: cuanta mayor presencia de fitoplancton, el alimento que está en la base de la mayoría de las cadenas alimentarias, más rico es el ambiente. En el Atlántico sur, la plataforma continental argentina, la más extensa del Hemisferio Sur, y en el talud continental, la presencia de fitoplancton es tan elevada que convierte a la región en una de las más fértiles de los océanos mundiales. Por ello, a la zona se aplica la metáfora de “pampas azules”, la misma expresión que retomó el proyecto científico “Pampa Azul”, al que la Presidenta definió ayer como “el primer proyecto estratégico sobre el mar continental”.
El proyecto “Pampa Azul” es una “iniciativa estratégica” que investigará el Atlántico sur durante los próximos diez años, explicó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que está a la cabeza del proyecto. A lo largo de la década que comienza este año, el proyecto permitirá profundizar el conocimiento científico como fundamento para la conservación y el manejo de los recursos naturales marítimos, algo para lo cual llevará adelante campañas interdisciplinarias en cinco áreas, sirviéndose de buques oceanográficos y vehículos submarinos tripulados a distancia. Por eso, el trabajo también incluye el desarrollo tecnológico de sensores remotos y otros métodos para monitoreo ambiental, gestión y protección de recursos mediante registros automáticos in situ y satelitales, y de las capacidades para generar y mantener bases de datos con registros continuos y públicos. La iniciativa, informó el Ministerio de Ciencia, “promoverá innovaciones tecnológicas aplicables a la explotación sustentable de los recursos naturales y al desarrollo de las industrias vinculadas con el mar, fortaleciendo la conciencia marítima de la sociedad argentina y respaldando con información y presencia científica la soberanía de nuestro país en el área del Atlántico sur”, en zonas donde, además, debe investigarse qué transformaciones podría implicar el cambio climático sobre sus propias dinámicas.
Las cinco áreas geográficas establecidas como prioritarias son el llamado “Agujero Azul” del talud continental, el banco Burdwood-Namuncurá, el Golfo San Jorge, las zonas subantárticas (los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur) y el estuario del Río de la Plata. El “Agujero Azul”, en el talud, detalló el Ministerio de Ciencia, es “el mayor y más productivo de los frentes marinos”, el mismo en el que entran en contacto las aguas jurisdiccionales argentinas con el océano. La investigación en el “Agujero Azul” aportará información “para el manejo integrado de las pesquerías que operan sobre especies altamente migratorias, cuya distribución se solapa con aguas internacionales”.
El banco Burdwood-Namuncurá es “una mesa submarina ubicada a unos 150 kilómetros al este de la isla de los Estados”, cuyas aguas, con una profundidad mínima de 50 metros, “constituyen un área de alimentación de predadores” como albatros, petreles, pingüinos, lobos y elefantes marinos. Además, en las aguas adyacentes hay “sitios de reproducción de peces, como la polaca y la merluza negra, y de desove de la sardina fueguina”. En 2008, el Consejo Federal Pesquero estableció un “área de veda total y permanente para la pesca” en el banco, y en agosto del año pasado la ley 26.785 la declaró área marina protegida.
La tercera de las áreas definidas como prioritarias, el Golfo San Jorge, contiene “la pesquería más redituable del Mar Argentino”, principalmente especializada en el langostino. Allí, señaló el ministerio de Ciencia, la gestión sustentable del ecosistema “depende de la aplicación de criterios de manejo basados en la comprensión de los procesos que lo rigen y de los posibles impactos de origen antopogénico”.
La cuarta área, la definida por los espacios marítimos de las islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se encuentra contemplada en la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos. Allí, el proyecto “Pampa Azul” investigará el efecto de las islas, que se encuentran en el paso de la Corriente Circumpolar Antártica, sobre la productividad biológica.
Finalmente, el proyecto abordará también el estuario del Río de la Plata, que es “uno de los más importantes del Hemisferio Sur y el segundo en importancia luego del Amazonas”. En este estuario, “la descarga subterránea de aguas continentales (por debajo de los estuarios propiamente dichos) aporta un volumen de agua con características físicas y químicas propias.

RAFAEL BIELSA HABLA DE SU LIBRO, QUE CUENTA LA HISTORIA DE EDGAR TULIO VALENZUELA La decisión de Tucho

Por Raúl Kollmann
La disyuntiva era dramática. Mantenerse leal al Movimiento significaba mandar a la muerte a quienes más quería. Conjurarse en su contra equivalía a traicionar a la militancia y perder aquello en lo que había empeñado su vida. La historia es verdadera y una de las más tenebrosas tejidas durante la dictadura militar. Después de reingresar clandestinamente al país, en 1978, Edgar Tulio Valenzuela (Tucho), su compañera María (Raquel Negro, embarazada) y el hijito de ésta (Sebastián) fueron secuestrados en Mar del Plata por una patota del Ejército. Los tres fueron trasladados a la Quinta de Funes, en las afueras de Rosario, donde sometieron a Tucho y a María a optar por una de las dos posibilidades del dilema: traidores vivos o leales desaparecidos para siempre. En esa quinta, un grupo de ex militantes colaboraba con los militares. A Tucho –uno de los seis oficiales mayores de la organización– le plantearon una opción sin solución benigna. Debía viajar a México, acompañando a un grupo de tareas ad hoc del Ejército, tomar contacto con la conducción de Montoneros y abrir el camino para que los militares los asesinaran. Era una sórdida encrucijada. Si no aceptaba la propuesta, matarían a todos: a Tucho, a María, a Sebastián, al fruto del embarazo, a los “quebrados” secuestrados. Si aceptaba viajar y delatar, María quedaba como rehén en la quinta y, como cómplice de la traición, tendría que afrontar su conciencia. Tucho hizo un plan con su mujer: viajaba, pero una vez allí denunciaba a los militares, para que fueran presos quienes lo acompañaban y así dejar en evidencia a quien sería luego presidente, Leopoldo Galtieri, máximo responsable del tenebroso experimento funesino y funesto. Si Tucho viajaba y no cumplía con denunciar a los militares, María le juró que nunca más volvería a verlo. Los protagonistas se enfrentaron así contra el destino. Esta historia la narra, con exactitud y documentación, Rafael Bielsa, en su novela Tucho. La “Operación México” o lo irrevocable de la pasión (Edhasa Novela, Argentina, 2014). Este es el diálogo de Página/12 con el ex canciller, autor del libro.

–¿Tucho puede considerarse una novela del género no ficción?

–En el prefacio de Música para camaleones, el libro de cuentos de Truman Capote, el autor habla de la “novela verídica”, que muchos críticos habían decretado indigna de un escritor serio. Capote había pasado seis años recorriendo las llanuras de Kansas para escribir A sangre fría. Norman Mailer dijo que el género era “un fracaso de la imaginación”. Comentaristas se quejaron de que la novela “no ficticia” era un fraude. Es posible que yo sea un individuo falto de imaginación, porque creo que efectivamente Tucho es un escrito caracterizado por contar una historia que sucedió en el mundo real, no únicamente en mi cabeza. Dicho esto, lo que escribí es literatura, buena o mala, pero literatura. Los seis años de Capote, en mi caso fueron cinco. Fui a Río de Janeiro, la primera escala rumbo a México de Tucho con la patota, estuve en la habitación del hotel donde se alojó con quien lo había entregado, que era uno de sus mejores amigos. En el Distrito Federal de México, varias veces, lugar donde denunció la maniobra. En La Habana, sitio que fue el escenario en el que se lo sometió a juicio revolucionario por parte de los mismos a quienes había salvado la vida y que terminó con su degradación por “quebrar la doctrina”. En Paso de los Libres, por donde acaso reingresó. En la Quinta de Funes, claro. Muchos hechos me fueron referidos de una o diversas formas por diferentes personas, pero mi Virgilio, el autor de La Eneida que me acompañó al infierno dantesco, fue Jaime Dri, el único sobreviviente de los chupados en la Quinta.

–¿Y cómo se acercó a la historia?

–Yo tenía referencias sobre ella desde el primer tercio de los ’80. En principio, porque durante años pensé en que yo había estado desaparecido en esa misma Quinta de Funes de los sucesos del libro, entre junio y julio de 1977. Tejí, sin apenas darme cuenta, una ligazón entre mi historia y la de Tucho y María. Después se fue descubriendo que hubo varias “Quintas de Funes”. Las cosas estuvieron congeladas gran parte de los años ’90 por las leyes de punto final y de obediencia debida y los indultos. Después de la remoción de la Corte Suprema menemista, ya en épocas de Néstor Kirchner, se reactivó la llamada causa “Pascual Guerrieri I”. De los exámenes oculares resulta que en la Quinta de Funes no había ningún sótano como aquel donde yo había estado encadenado, ni ninguna habitación como la que habían usado para torturarme, y el baño de la Quinta no se parecía al que yo truncamente recordaba. Más tarde se supo que había una segunda “Quinta de Funes”, llamada “El Castillo”, que tampoco terminó siendo el lugar donde yo había sido trasladado. Hasta que finalmente apareció una nueva “Quinta de Funes”, otra más, “La Calamita”. Allí fue donde estuve. O sea que una de las cosas que me anudaron a la historia que motiva la novela fue la sensación de que habíamos compartido el lugar del horror; aunque que el lugar sea el mismo, no significa que el horror pueda siquiera compararse. Cuando fui testigo de la causa, tuve acceso al expediente judicial, que tiene detalles que no tiene ninguna otra causa que yo conozca, porque hubo un represor que “se dio vuelta”, Eduardo “el Tucu” Constanzo. Lo que él contó una y otra vez, más las entrevistas que pude hacer y las visitas impenitentes a todos los escenarios, fueron la base del libro.

–¿Son verdaderas las reuniones entre Tucho y Galtieri?

–Absolutamente. Con Jaime Dri, en Panamá, por correo electrónico y hasta telepáticamente estuvimos horas, meses, años reconstruyéndolas.

–¿Cuál fue el desafío?

–Camus dijo que ser un escritor es saber que no hay otros títulos que los que se comparten con los compañeros de lucha, es ser vulnerable pero tenaz, injusto pero apasionado por la justicia, realizar el trabajo sin vergüenza ni orgullo, a la vista de todos, “... atento siempre al dolor y a la belleza”. Luego están los problemas técnicos... Uno de ellos consistía en tratar de pensar como pensó Tucho en cada uno de los momentos cúlmines de aquel tramo de su existencia. En el Distrito Federal recorrí diez veces la distancia entre el hotel Mayaland y la casa de la conducción de Montoneros, tratando de encontrar el modo en que Tucho resolvió hacer lo que finalmente hizo. Hay unas 70 cuadras de un lugar a otro; las caminé una y otra vez, en la misma época del año que él. A veces parecía que la realidad era mi obsesión, y que lo exterior, los autos, las frutas, los ruidos, eran el relato. Me senté tres o cuatro horas en frente de la que fue su última casa en La Habana, mirando los anchurosos toneles de mar sobre el Malecón que él habría mirado, romper sus arcos y descuadernarse contra el cemento, haciendo el mismo esfuerzo. Era sumamente complejo. Dejó en la Argentina a su mujer embarazada, la mujer con la que por primera vez quiso tener hijos, la mujer que amaba como a nadie antes. Ni siquiera eso nubló su compromiso militante. Y después volvió al país. Era difícil expresar esa pasión por María, por la militancia, por la patria. Esa pasión irrevocable.

–Bueno, y también las dudas que Tucho tenía...

–¿Cómo no tenerlas? Hay imaginación en esos soliloquios que pongo en boca de Tucho. Pero si uno lee la autocrítica que escribió en Cuba luego del juicio revolucionario, diciéndole a la conducción de Montoneros que agradecía mucho a cada uno de sus miembros el esfuerzo que habrían hecho al degradarlo, dado que habían vencido la tentación de la gratitud porque él les había salvado la vida, se percibe lo que pasaba por su mente. Leída hoy, aquello fue una ironía. Y es seguro lo fue, a 2da0 sí me lo parece, con toda modestia. El papel de escritor es inseparable de deberes difíciles, me parece que decía también Camus. Por definición, no puede ponerse al servicio de quienes hacen la historia, sino al servicio de quienes la sufren. Eso busqué, muchas veces comenzando a tientas. En los diálogos también se plantean las dudas sobre la distancia entre el accionar montonero y el pueblo, el armado de una estructura militar, alejada de los barrios y las fábricas. Hay diálogos y soliloquios sobre el alejamiento entre la conducción y su forma de vida, con los militantes que se la jugaban en la patria. Con respeto, con dolor, muchas veces con el deseo de haber podido no hacerlo... Desde ya que también están las dudas sobre lo que finalmente va a decidir en México: ¿denunciará a la patota o la ayudará a liquidar a la conducción? Creo que esa duda estaba planteada también en Tucho, como lo hubiera estado en mí en sus circunstancias, hasta último momento.

–Hay mucha descripción y reflexiones sobre la tortura.

–Sí, la ferocidad de la tortura. Cuando el personaje que llamo “Papi” le da la pastilla para terminar con su vida en caso de ser recapturado, Tucho dice: “Esto me trae felicidad, porque resistí la tortura dos veces, pero no sé lo que podría pasar si caigo ahora”. Y en todo se trasluce esa decisión de volver a la patria para, si toca morir, hacerlo donde corresponde y como corresponde. ¡Es que viene con una idea tan descabellada, tan heroica, como es la de rescatar a María de la Quinta de Funes, que es como decir que vuelve para morir! Y eso me consta, porque tuve la chance de hablar con quien estuvo con él antes de emprender, desde La Habana, el viaje de regreso. Es una tragedia, un desenlace trágico.

–¿Cómo les va a caer a quienes fueron militantes de Montoneros?

–Ah, no sé. Para volver a Capote, me acuerdo de un relato suyo, “La Cote Basque”, el restaurante neoyorquino de la calle 55. En ese texto revela intimidades de amigos suyos que no hubieran debido ser publicadas. Causó un gran revuelo. Cuando alguien se lo recriminó, el escritor se limitó a decir: “¿Qué creían, que estaba con ellos para entretenerlos? Yo soy un escritor”. Parafraseando el sentido, diría lo mismo. Tomé el cuidado de cambiar el nombre de cada uno de los que trabajó para los milicos. Al comienzo de la democracia se los exhibió con sus nombres y apelativos reales, pasando por alto que primero fueron víctimas y luego lo que terminaron siendo. Creo que son cosas que hay que cuidar. Tucho pudo ser un personaje de la Edad de Bronce, un sajón luchando contra los normandos, un ucraniano enfrentando a los nazis durante el cerco de Kiev. Pero fueron con María dos argentinos que protagonizaron un dilema tremendo con aliento universal. Los lectores dirán si logré comunicárselos.
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LA OBAMASEÑAL Timerman: "Nuestra lucha contra los fondos buitre tiene respaldo mundial"

El titular del Palacio San Martín, Héctor Timerman, destacó además que la Argentina "fue el primer país que decidió dar batalla" contra esos intereses especulativos y solicitó que la Corte de Estados Unidos "tome conciencia que no está juzgando algo que sólo sucedió a nuestro país, sino algo que ha sucedido en muchos otros".
"Los paraísos fiscales también son parte del problema, del tráfico ilegal de armas y de drogas", sentenció Timerman antes de participar en el Congreso de un seminario sobre el Tratado Internacional de Comercio de Armas.
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10:25 › LA OBAMASEÑAL El Gobierno "valora positivamente" el apoyo de EEUU contra los fondos buitre

Argentina "valora positivamente la presentación del gobierno de Estados Unidos" en "apoyo" a la posición de nuestro país, afirmó Capitanich en su habitual conferencia en Casa de Gobierno, durante la cual subrayó que el Poder Ejecutivo aguarda con "expectativa" la resolución del caso.
El país defendió ayer ante la Corte Suprema de Estados Unidos la inmunidad soberana de sus activos en el exterior con el acompañamiento del gobierno de Barack Obama, mientras los nueve jueces que integran el Tribunal sometieron a un duro interrogatorio a las partes.
La Corte norteamericana llevó adelante la audiencia convocada para analizar el fallo emitido por tribunales de Nueva York, que avalan el pedido encabezado por el fondo buitre NML Capital para obtener información de activos de un Estado extranjero.
La posición argentina, que sostiene que los bienes son inembargables, contó con el apoyo del gobierno estadounidense a través de la figura del procurador general adjunto del Departamento de Justicia, Edwin Kneedler. Si bien hubo diferencias en las posiciones de los jueces, según la transcripción de la audiencia, coincidieron en que la búsqueda de activos debe ser limitada.

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LEY SÁENZ PEÑA LA PRIMERA VEZ

El 31 de Marzo de 1912, la Provincia de Santa Fe es el escenario de la aplicación, por primera vez, de la denominada Ley Sáenz Peña de sufragio universal (masculino) secreto y obligatorio (Ley Nacional de Elecciones Nº 8.871).

El sufragio secreto evitaba el tráfico de votos y se aplicaba, asimismo, el sistema de lista incompleta: la mayoría obtenía 2/3 de los cargos y el tercio restante lo ocuparía la primera minoría.

Señala Fernando Sabsay en “Presidencias y Presidentes constitucionales argentinos“ (Colección Fin del Milenio): “Roque Sáenz Peña asumió la primera magistratura el 12 de octubre de 1910, acompañado por Victorino de la Plaza como vicepresidente. El hecho más destacable de su gestión fue la Ley General de Elecciones, a la que aplicó todo su esfuerzo y dedicación: el voto pasaba a ser universal, secreto y obligatorio. El nuevo presidente estaba decidido a cambiar las prácticas políticas que se venían utilizando. La prepotencia política y los matones de comités habían alejado a la ciudadanía de los comicios. La libertad de sufragio llevaría al electorado a las urnas. La ley Sáenz Peña inició ese proceso, esa fue la más importante obra de su gobierno y su aporte imperecedero a la política nacional”.

Roque Sáenz Peña afirmaba: "En este momento decisivo y único vamos jugando el presente y el porvenir de las instituciones. Hemos llegado a una etapa en que el camino se bifurca con rumbos definitivos. O habremos de declararnos incapaces de perfeccionar el régimen democrático que radica todo entero en el sufragio o hacemos otra Argentina, resolviendo el problema de nuestros días, a despecho de intereses transitorios que hoy significarían la arbitrariedad sin término ni futura solución".

Las conversaciones reservadas entre Sáenz Peña e Hipólito Yrigoyen indican que éste último manifestó: "El Partido Radical no busca ministerios, únicamente pide garantías para votar libremente en las urnas". El Caudillo radical diría más adelante: "El gobierno nos da garantías; dejaremos la abstención y concurriremos a las urnas".

Y así, en Santa Fe, intervenida por el conservador Anacleto Gil, tres fórmulas se candidatean: la Coalición Conservadora, con Marcial Candioti y Alberto Paz, la UCR con Manuel Mencheca y Ricardo Caballero, y la Liga del Sur con Lisandro de la Torre y Cornelio Casablanca. El día del comicio la afluencia fue multitudinaria.

Eran necesarios 32 electores para consagrar gobernador, obteniendo la Unión Cívica Radical, 34 (25.000 sufragios); con los que logró la mayoría, y la Liga del Sur la minoría (17.000 votos).

La Unión Cívica Radical condujo la propaganda con habilidad y eficacia levantando la bandera de la pureza del sufragio, la lucha contra el fraude y los privilegios de la vieja oligarquía, para atraer y apoyarse en la gran masa de la clase media, obreros y jornaleros del campo, prestigiando hombres nuevos, reclutados en diferentes actividades y círculos. Su excelente disciplina y el entusiasmo de sus partidarios le permitió alzarse con el triunfo.

Durante el gobierno del Doctor Manuel Menchaca, (médico y farmacéutico), y a pocos meses de haber asumido, estalla el movimiento campesino conocido como el Grito de Alcorta, (25 de junio de 1912). Era esta zona del sur santafesino, maicera por excelencia. Los agricultores comenzaron una huelga que tuvo importantes repercusiones en nuestro país. Fue la primera protesta agraria, que originó las bases de un nuevo derecho rural donde se promovieron formas de economía social en la explotación y comercialización de los productos del campo y se creó la Federación Agraria Argentina.

Al llegar a nuestro país, los inmigrantes tuvieron varias alternativas: convertirse en colonos (que les abriría el paso para llegar a ser propietarios de las tierras) o ubicarse como arrendatarios, sin la posibilidad de transformarse en propietario, llevando circunstancias adversas como los resultados de la cosecha y las obligaciones que les imponían los propietarios: trillar con la máquina que éstos le indicaran, venderle a él la cosecha y adquirir los artículos de primera necesidad en un comercio determinado. El malestar imperante, se agravó con la crisis de 1909 y las malas cosechas de 1910.

Si bien la causa inmediata de la huelga estaba basada en la mala situación económica de los agricultores, el verdadero fundamento fue la ausencia de una legislación agraria que equilibrara las desiguales relaciones jurídicas entre los propietarios que poseían los medios de producción y los colonos, que no contaban más que con su fuerza de trabajo. Los arrendatarios no tenían la menor seguridad en su trabajo, en cualquier momento podían ser desalojados del campo en que trabajaban y despojados de sus máquinas y útiles de labranza. Cualquier mejora que introdujeran en la chacra, quedaba a beneficio del patrón. A tal efecto Juan B. Justo, en una exposición concisa, llegó a la conclusión de que “había que asegurar al agricultor la inembargabilidad de sus elementos de trabajo, indemnizarlo por las mejoras realizadas en el campo, asegurarle la libertad de cosechar con las máquinas que creyera conveniente, abolir los impuestos que gravaban la producción, eximir del pago de la contribución directa a la pequeña propiedad rural y dar alojamiento digno a los obreros del campo”.

Juan B. Justo, defendió a los agricultores en el Parlamento Nacional, y fue suya la primera voz que se hizo oír en la Cámara denunciando a terratenientes e intermediarios subarrendadores como explotadores de los agricultores. Sus interpelaciones a los Ministros de Agricultura Adolfo Mujica en 1912 y a Alfredo Demarchi en 1918, constituyen valiosos documentos históricos que fijan claramente la situación del campo argentino en aquella época. Justo fue el autor del primer proyecto de ley de arrendamientos presentado en nuestro Parlamento Nacional, el 4 de agosto de 1913.

La huelga duró cuatro meses aproximadamente. El movimiento se propagó sobre la base de la unánime solidaridad que se estableció durante el conflicto.

El Diario La Prensa informaba que a pesar de las resistencias patronales y la represión policial de las manifestaciones la huelga se fue extendiendo y, por consecuencia, se comenzó a descalificarla buscándole tintes extremistas.

La intervención del Gobierno Provincial de Santa Fe (Menchaca - Caballero) hace que los terratenientes se avinieron a mejorar las condiciones de contratación con los chacareros arrendatarios.

“El Grito de Alcorta fue mucho más que una huelga justa y el triunfo de una reivindicación del trabajo. Fue el primer paso que se dio en la historia Argentina para corregir las relaciones de propiedad rural imperantes en nuestro país. Fue el origen de organizaciones de economía social y representaciones de intereses gremiales que generaron una racional explotación de la tierra y distribución de su producto y procuró vincular sus intereses de sector con el interés nacional y la defensa de las instituciones democráticas”. Un capítulo especial, merece el referirse al Vicegobernador de ese entonces, Doctor Ricardo Caballero.

Héctor Nicolás Zinni, historiador y librero, que se erigió en una referencia local después de publicar "Rosario de Satanás", profundo y metódico, escribió un libro sobre la vida y obra de Ricardo Caballero, diciendo de él: “"Defendió los intereses del pueblo" y “fue uno de los personajes más emblemáticos de un país yrigoyenista”.

Señala Zinni en un reportaje: “me impresionó su personalidad. Yo lo conocí cuando tenía siete años de edad y él me curo de una afección. Mi padre gozaba de su amistad y gracias al doctor Caballero hubo un pan más en la mesa familiar, cuando hizo entrar al autor de mis días como bibliotecario en la Facultad de Medicina de Rosario. Mi padre era uno de los poetas del Centro de Estudios Argentinistas Juan Manuel de Rosas que había fundado el doctor Caballero y que tenía más de 30 filiales aquí y en el sur de Córdoba. Ahí nomás de haber empezado a conocer los versos criollos de mi viejo, Caballero, gran activista, lo tomó prácticamente bajo su tutela”.

”Mi obra - dice Zinni - refleja la imagen pura, luchadora y rebosante de ideales de quien fuera caudillo argentinista - siempre en defensa del hijo de nuestra tierra, además de eminente, altruista y galardonado profesional médico de vida espartana, quien, además de haber sido miembro fundador de la Facultad de Medicina de Rosario, de la Biblioteca Clásica de dicha Facultad y creador de la cátedra de Historia de la Medicina, ocupó dos veces la banca de Diputado y otros dos períodos la de Senador de la Nación, además de haber sido un muy buen escritor, un excelente narrador y un eminente catedrático; defendió desde su banca en las oportunidades que se le brindaron, los intereses del pueblo que lo había elegido, entre ellos la tan resistida en su momento Ley de Jubilaciones y otras no menos notables iniciativas que lo tuvieron como protagonista”.

El Doctor Ricardo Caballero tomó parte en las revoluciones de 1893, 1903 y 1905, siendo encarcelado por ello. Intimo amigo de Hipólito Irigoyen, fue Jefe Político de Rosario, solucionando numerosos conflictos obreros a favor de los mismos en los tiempos que los sindicatos no existían.

Fue Presidente de la Caja Nacional de Ahorro Postal y contó entre sus numerosas y calificadas relaciones y amistades con la de Homero Manzi, quien lo hizo personificar por el actor Juan Carrara en la película "El último payador".

En estos tiempos difíciles, se hace necesario el rescate de figuras de tamaña talla, para la consolidación de un pensamiento y una acción en salvaguarda de nuestra memoria histórica y de nuestro futuro como Nación.

La Ley Sáenz Peña se volvería a aplicar por segunda vez el 2 de Abril de 1916, en que ganó la presidencia de la Nación el Doctor Hipólito Irigoyen, a la que pudo acceder porque el Doctor Ricardo Caballero - quien ya había fundado la Unión Cívica Radical de Santa Fe - le envió los 19 electores que le faltaban, siendo evidente que si esto no se hubiese dado, en una actitud desinteresa y de gran adhesión a Irigoyen, otra hubiera sido nuestra historia nacional a partir de allí.

Osvaldo Vergara Bertiche

A 45 AÑOS DEL DERROCAMIENTO DE FRONDIZI. 



¡OH... CASUALIDAD!

Como no vamos a utilizar la interjección “oh”, si ésta expresa “muchos y muy diversos movimientos del ánimo, y más ordinariamente asombro, pena o alegría” (Diccionario de la Real Academia Española)

Y el caso que nos ocupa, no nos causa asombro, sino pena, porque los destinos de la Patria han dependido de ciertas ¿casualidades? como “La crueldad inteligente”, que para Maquiavelo, “puede ser un atributo del buen gobierno cuando el monarca necesita asentar su autoridad, a fin de evitar el mal mayor del desgobierno”.

Y este preámbulo sirve ya que en 1926, el entonces estudiante Arturo Frondizi, mientras cursaba quinto año, publica su primer artículo periodístico en el boletín del colegio sobre “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo. (www.agendadereflexion.com.ar - número 273). ¡Oh casualidad!

A 45 años (29 de Marzo de 1962) de la caída del gobierno no precisamente bien gobernado de la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) vale la pena resaltar algunas cuestiones inherentes.

“Anticapitalista y antiimperialista aún, en 1956, Frondizi se convirtió a la libre empresa; librepensador, declaró su fe católica y apoyó la enseñanza libre. Antiperonista no hacía mucho, resultó electo por los votos peronistas, y, lo que es peor, a base de un programa que no está totalmente desprovisto de referencias negativas al régimen derrocado; así sucedió a pesar de que los peronistas lo colmaron de insultos hasta la víspera de la orden del líder. Electores y opositores desconfiaron desde el primer día del nuevo presidente. La fama de maquiavelismo y duplicidad de Frondizi, cuyas sucesivas sinceridades resultaban sospechosas, comenzó antes de que asumiera sus funciones”. (Alain Rouquié, Poder militar y sociedad política en la Argentina, Tomo II: 1943-1973, Buenos Aires, Emecé, 1982, página 151).

El partido liderado por Frondizi, una de las dos fracciones en que se había dividido la Unión Cívica Radical en marzo de 1957, no participó de la elaboración del programa de gobierno.

Lo que se ha dado en llamar “frondizismo” se generó por fuera del partido, en un equipo técnico liderado por Rogelio Frigerio y conformado por jóvenes y “brillantes” empresarios.

Es que Frondizi y Frigerio estaban convencidos de que era posible llevar a cabo un “esfuerzo orgánico” para realizar un cambio estructural de fondo en el país a partir de importantes inversiones y técnicas modernas que llevarían “naturalmente” a un aumento de la producción, al pleno empleo y a la “desaparición” de conflictos sociales.

Desde 1955 en adelante, todos creían que se podía poner en marcha una serie de esfuerzos destinados a destruir al peronismo para crear una alternativa civil de apoyo mayoritario; fue en vano.

Al mismo tiempo nadie logró recuperar ni la prosperidad ni el crecimiento sostenido que se había dado desde 1946; “la inflación crónica y los repetidos ciclos de recesión y recuperación detuvieron su proceso hacia la industrialización”.

“Las divisiones sociales y políticas se hicieron cada vez más tensas y violentas, y los sucesivos gobiernos fueron incapaces de impedir la progresiva decadencia institucional. Las alianzas político militares se hicieron constantes; las Fuerzas Armadas fueron asimilando esta necesidad de ciertos grupos civiles de contar con el apoyo militar, y los gobiernos de facto se fueron institucionalizando, hasta derivar en el sangriento Proceso de Reorganización Nacional”.

Es que el derrocamiento del gobierno democrático nacionalista popular de Perón implicó el cierre de un ciclo histórico.

Desde entonces se sucedió una época de "empate" entre fuerzas, alternativamente capaces de vetar los proyectos de las otras, pero sin capacidad real y suficiente para imponer perdurablemente los propios.

Ese “empate político" se vio reflejado, por sobre todo, en los ciclos periódicos de las llamadas “crisis” económicas.

En honor a la verdad, las “crisis” no eran tales, ya que desde cualquiera de ellas se puede retroceder. En la Argentina se había entrado en un profundo proceso de “decadencia” del que ya resultaba, a todas luces vista, imposible de detenerlo en un marco que no fuera “revolucionario”, en definitiva retornar a la “revolución inconclusa” que se había puesto en marcha desde el mismo 17 de Octubre de 1945 y que fuera interrumpida en Setiembre de 1955.

Así, desde entonces, el poder económico fue compartido entre la oligarquía vacuna-agraria pampeana (proveedora de divisas y por lo tanto dueña de la situación en los momentos de inestabilidad externa) y los sectores hegemónicos del capital internacional. La burguesía industrial, (en retroceso constante) quedaba solamente “volcada” hacia un mercado interior cada vez más con menor capacidad adquisitiva.

Los que “terminaron” con “La Segunda Tiranía” creían que con tiempo y “educación democrática” se podría integrar a los peronistas a la “sociedad” que pergeñaban, que ya no era, ni tan siquiera la discursiva “ni vencedores ni vencidos”, sino una predominantemente intolerante y antinacional.

El “gorilaje” de pelambres distintas, condenaban a un ridículo silencio a las mayorías populares.

“La regla tácita operante durante esta época señalaba que el peronismo no debía gobernar ni podía ocupar espacios de poder relevantes. Quien, por táctica o principios republicanos, diera lugar a su retorno a posiciones de poder, aunque fueran parciales, sería desplazado por el método tradicional de los cambios críticos: el golpe de Estado”. Con el Gobierno de Pedro Eugenio Aramburu, las clases dominantes deciden "poner la casa en orden" terminando con todo tipo de políticas ambiguas.

La historia es conocida: proscripción total del peronismo y prohibición del uso de sus símbolos; intervención de la CGT, como así de la mayoría de los sindicatos; persecución y cárcel de dirigentes y militantes políticos y gremiales; anulación de la Constitución de 1949, entre tantas otras “fechorías”, como los fusilamientos de 1956.

“Procurando desarmar lo más posible el aparato de la organización obrera peronista, el gobierno de Aramburu sentó la base institucional para el proceso que se abriría con Frondizi: el reemplazo de trabajo por capital en el desarrollo industrial, esto es, el despojo de los derechos sociales peronistas en función de la acumulación de capital y la eficiencia de la economía”.

Perón, demostrando la fuerza y capacidad de conducción que desde el exilio mantenía, en 1958, desde Madrid, indica al Movimiento Nacional Justicialista votar por el radical disidente y desarrollista Arturo Frondizi.

Por otra parte es necesario señalar que el candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo, el Doctor Ricardo Balbín, era el “candidato oficioso” de los sectores más antiperonistas de las fuerzas armadas. Así, el 23 de Febrero de 1958, con el peronismo proscripto, con 4.070.398 (44,79%) votos, contra 2.617.693 del opositor (28,80%), Arturo Frondizi se hace cargo del Poder Ejecutivo Nacional.

El “voto en blanco” que para la Convención Constituyente de 1957 alcanzó 2.115.861 votos (25%), y que resultó “ganador”, cosa inédita en la historia política en nuestro país, en ésta última (1958) obtuvo 841.400 (9,26%), que sin duda alguna también fueron sufragios peronistas.

La UCRI en 1957 alcanzó 1.847.603 sufragios. Queda claro como el “voto auténticamente peronista” dio el triunfo a Frondizi en 1958.

El ideario desarrollista concebía al capital extranjero como el elemento dinamizador del desarrollo, “debidamente orientado por el estado en beneficio de los intereses nacionales”, logrando así que la antinomia entre capital externo y nacionalismo económico dejara de tener sentido.

“Las condiciones de acumulación e inversión insuficientes provocaban en los países subdesarrollados la ausencia del capital necesario para la instalación de las industrias básicas y la construcción de las obras de infraestructura. De esta manera, el capital extranjero debía contribuir al desarrollo de la explotación petrolera, la siderurgia, la energía eléctrica, la petroquímica, etcétera” (Fanor Díaz, Conversaciones con Rogelio Frigerio, Buenos Aires, Colihue-Hachette, 1977, páginas 111-114)

El programa económico frondi-frigerista incluía los siguientes pasos: “a) incrementar la tasa de acumulación de capital interno; b) fomentar el ingreso de capital y tecnología extranjeros; c)sustituir importaciones; d) diversificar exportaciones; e) ejecutar una política fiscal y monetaria subordinada al fin económico del desarrollo; y f) orientar las inversiones hacia los rubros más productivos” (Rogelio Frigerio, Crecimiento económico y democracia, Buenos Aires, Paidós, 1983, páginas 74-75).

En este programa la primera prioridad la tenía el petróleo, la segunda el acero, la tercera era recuperar la capacidad exportadora del país. “El desarrollismo habían acuñado la fórmula: petróleo + carne = acero”.

Es cierto que después de Perón, el sector industrial se había reducido a pequeños capitalistas y talleres artesanales de baja eficiencia y competitividad, pero con una gran capacidad de empleo. Las grandes corporaciones del país, que cubrían las áreas de industria y servicios públicos, eran todavía propiedad del Estado.

En Diciembre de 1958 se promulga la Ley de Inversiones Extranjeras que trajo como consecuencia la radicación de capitales, principalmente norteamericanos, por más de 500 millones de dólares, concentrándose el 90% en las industrias químicas, petroquímicas, metalúrgicas y de maquinarias eléctricas.

Y es desde ese momento que se consolida un nuevo actor político: el capital extranjero inserto en la industria. La burguesía industrial de carácter nacional debe, desde entonces, amoldarse a sus decisiones. Al mismo tiempo relega el liderazgo a la gran burguesía oligárquica, convirtiéndola en socia para, fundamentalmente, los momentos de “crisis”.

La política quedó subordinada a una nueva clase dirigente: la burguesía gerencial, que empezó a conformar un nuevo Establishment.

La consecuencia inmediata de esta política fue la fuerte declinación de los salarios, del poder adquisitivo de los trabajadores y la pauperización del conjunto de la población.

Todo olía a entrega. Entrega al imperialismo yanqui.

Los contratos con ocho compañías petroleras extranjeras y la privatización del frigorífico Lisandro de la Torre desbordaron toda expectativa de cambio; quedaba como síntesis la traición; el maquiavelismo estaba en marcha.

Ante la creciente oposición y una recesión galopante, con poco espacio para maniobrar, Frondizi, encontrándose entre la espada y la pared, cede a todos y cada uno de los planteos militares.

Así declara el Estado de Sitio y luego el plan de represión CONINTES para desmovilizar a los trabajadores.

Al mismo tiempo legalizaba al Partido Peronista para competir en las elecciones de 1962 para gobernaciones provinciales; el peronismo gana en cinco distritos y esto fue intolerable para los militares, por lo que decidieron, lisa y llanamente, el derrocamiento de Frondizi, poniendo en vigencia, nuevamente, el más virulento antiperonismo, al mejor estilo de los años ‘55 y ‘56.

No debemos olvidar que en el mes de Enero de 1962, a raíz del anuncio de que Andrés Framini competiría por la gobernación de la provincia de Buenos Aires con Juan Domingo Perón como compañero de fórmula (vicepresidente), hizo a la reacción del Gobierno Argentino señalando que éste (Perón) era un “prófugo de la justicia” y porque los “principios de su régimen eran incompatibles con aquéllos de la Revolución Libertadora”.

“Luego se supo que el ministro del Interior del presidente Frondizi, Alfredo Vítolo, había firmado un documento con los jefes militares, garantizando que no se permitiría a Perón volver al país”.

A fines de enero de aquel año, Vítolo anunciaba que el gobierno rechazaría la candidatura del ex-presidente exiliado. Paralelamente, el juez electoral Leopoldo Isaurralde - de abierta filiación oficialista - declaraba que Juan Perón no podía ser candidato por no tener residencia en el país, no estar en el padrón y ser un fugitivo de la justicia. Para que nada quedara librado al azar, al mismo tiempo el cardenal Antonio Caggiano recordaba que la excomunión del “tirano prófugo” estaba en vigencia.

Proscritos Perón y el peronismo, finalmente se oficializó la fórmula bonaerense con Andrés Framini y Marcos Anglada, que concurrieron bajo las siglas de la Unión Popular, al igual que en la Capital Federal. En Córdoba, La Pampa, Chaco, Jujuy y Tucumán el movimiento prohibido lo hizo bajo la sigla del Partido Laborista; en Mendoza, Santiago del Estero y Entre Ríos, con el nombre Tres Banderas; en Neuquén como Movimiento Popular Neuquino; en Río Negro como Partido Blanco; en Misiones como Partido Justicialista y en Chubut y Santa Cruz como Partido Populista.

En febrero el presidente Arturo Frondizi ya había sido sometido a una intensa presión militar para el rompimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, que el gobierno argentino efectivizó, en el marco del bloqueo declarado por los yanquis. Pero las Fuerzas Armadas no tolerarían ahora un gobernador peronista: Frondizi (que había confiado en una derrota peronista), al día siguiente de las elecciones, decretó la intervención de Buenos Aires y las provincias ganadas por el justicialismo, y anuló los comicios.

El día 21 las 62 Organizaciones gremiales anuncian una huelga general en repudio de las intervenciones. El día 27 el presidente declara “no me suicidaré, no renunciaré y no me iré del país”.

Pero el 29, frente al primer movimiento de tropas, renuncia, es arrestado en Olivos y trasladado a Martín García.

El día 30 asume la presidencia José María Guido; hasta entonces el presidente del Senado (Senador por Río Negro) juraba ante la Corte Suprema de la Nación en el Palacio de los Tribunales como nuevo presidente.

La maniobra urdida por el ministro de Defensa de Frondizi, Rodolfo Martínez, y el ministro de la Corte Suprema, Julio Oyhanarte, en la que no estuvo ajeno Roberto Etchepareborda, último ministro de Relaciones Exteriores, tomó de sorpresa al poder militar, a los sindicatos y a la sociedad argentina.

Será un gobierno títere, una fachada tras la cual gobernarán efectivamente los militares.

Mi Abuela de política no sabia nada, pero como vieja era sabia, y como sabia siempre decia que “al que a hierro mata...”

Aunque esto no justifica a los militares golpistas, “gorilas” de pura cepa, como Poggi, Toranzo Montero y compañía.

(Colaboracion de: Osvaldo Vergara Bertiche)

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Fuente: www.lagazeta.com.ar