Por Patrick Cockburn *
“El pan es un sueño para los niños del campo de refugiados Yarmuk”, dice Fuad, un palestino-sirio profesor de música que trata de ayudar a llevar comida a los 20.000 palestinos sitiados dentro de Yarmuk. De pie junto a una barrera de arena y escombros que bloquea una entrada al campamento en el sur de Damasco, añade que “la gente ha estado atrapada allí durante 185 días y están enfermos debido a que comen las hierbas con las que alimentamos a nuestros animales”.
Siria está llena de asedios y bloqueos de ciudades, pueblos y distritos que en algunos casos están produciendo una hambruna masiva. La atención internacional se centra actualmente en la ciudad vieja de Homs, donde hay entre 2500 y 4000 civiles sitiados, junto con varios miles de combatientes rebeldes. Un convoy del Programa Mundial de Alimentos espera el permiso del gobierno sirio para entrar. Dice que no quiere que la ayuda vaya para los combatientes armados de la oposición.Sin que el resto del mundo lo note, la única y más grande comunidad actualmente sitiada y en el borde de la inanición en Siria vive en Zahraa y Nobl, dos ciudades chiítas al oeste de Alepo, con una población total de 45.000. En este caso los sitiadores son rebeldes sunnitas que acusan a la gente del pueblo chiíta de apoyar al gobierno del presidente Bashar al Assad, y están tratando de matar de hambre a la sumisión.
Zahraa y Nubl forman un bolsillo chiíta aislado en una zona donde la mayoría de la gente es sunnita que apoya a los rebeldes. Las ciudades han recibido suministros desde el exterior, aparte de entregas ocasionales que lleva un helicóptero del gobierno. Raúl Rosende, el jefe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Siria, dijo: “Estamos preocupados por la situación en Zahraa y Nubl, donde 45.000 personas están sitiadas”. Algunos chiítas escaparon a Turquía y luego regresaron por el noreste de Siria, controlado por los kurdos.
Las políticas del hambre son complejas en Siria y se abren a la manipulación con fines de propaganda. El problema se debe principalmente a la estrategia de las fuerzas del gobierno que sellan las zonas que han sido capturadas por la oposición armada, y no dejan que las personas o los bienes entren o salgan. La electricidad y el agua generalmente están cortadas, entonces el ejército sirio bombardea la zona con artillería y desde el aire, provocando un éxodo masivo de refugiados. Este enfoque tiene la ventaja desde el punto de vista del gobierno de evitar la lucha casa por casa, en la que sus mejores tropas sufrirían un fuerte desgaste.
No todos los asedios están tan firmemente mantenidos como la Ciudad Vieja de Homs, Yarmuk, Zahraa y Nubl, pero los bloqueos siguen causando graves privaciones e intensos sufrimientos. Las personas pueden no estar muriéndose en las calles, pero los muy jóvenes, muy viejos y muy enfermos mueren. El área más grande de la oposición cerca de Damasco es la Ghouta oriental, al este de la capital, donde la ONU estima que 145.000 personas están separadas del mundo exterior, pero este bastión rebelde es tan grande que es difícil de sellar completamente.
La vieja ciudad de Homs es una pequeña porción de una ciudad gran parte de la cual alguna vez estuvo ocupada por los combatientes rebeldes, pero estos han sido gradualmente expulsados. Aunque el gobierno ha tratado de sellar la Ciudad Vieja por un largo tiempo, sus defensores lograron, hasta el verano pasado, entrar suministros a través de una red de túneles. También tenían una línea de suministro que atravesaba la ciudad de Qusayr al Líbano, pero esto se perdió después de un ataque del ejército sirio y del grupo paramilitar libanés Hezbolá en mayo y junio del año pasado. Se estima que 400.000 sunnitas en Homs se refugiaron en el distrito de al Waar, en el oeste de la ciudad, en la que estuvieron cercados pero no completamente confinados por los puestos de control del gobierno y las barricadas. Pero en la Ciudad Vieja, dice Rosende, “la situación es muy mala y cada vez está peor, sobre todo cuando se trata de alimentos y medicamentos”.
En lugares como Homs, donde las dos partes se han estado disparando entre sí durante tanto tiempo, las agencias de la ONU tienen que estar de acuerdo sobre el mínimo movimiento de un convoy de ayuda. Aun donde el Ministerio de Relaciones Exteriores sirio acordó que se debe permitir que la ayuda pase, los comandantes locales del ejército pueden ser obstinados y poco cooperativos. Aunque Homs no tiene muchas de las organizaciones jihadistas –del tipo Al Qaida como Jabhat al-Nusra y el Estado Islámico de Siria y el Levante (ISIS ), como hay más al norte–, la dirección de los rebeldes en la ciudad vieja se encuentra fragmentada. En cuanto a los civiles, son una mezcla de familias combatientes, personas muy pobres que no tienen otro lugar a donde ir y gente que simplemente no se quiere mover.
Cada sitio y el bloqueo en Siria implica el sufrimiento de las víctimas, pero sin embargo, cada situación es clara. El asedio de Yarmuk, la zona palestina en Damasco llamada “Pequeña Palestina” y hogar de 160.000 personas, es sólo un elemento en el desastre que afectó al medio millón de palestinos en Siria. Fuad, el profesor de música que está tratando de emigrar a Egipto, dice que “se trata de una segunda al-Nakba para nosotros” , la primera al-Nakba o catástrofe que fue la expulsión palestina en 1948 de lo que se convirtió en el estado de Israel.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.