El rifle sanitario selectivo de Milei: para díscolos sí, para represores no
En un día de furia, el presidente echó de su administración a Julio Garro y a Teddy Karagozian. Sin embargo, no se pronunció respecto de la visita de seis diputados libertarios a represores.
Julio César Garro, subsecretario de Deportes de la Nación, era hasta ayer el funcionario más macrista que quedaba en la administración Milei. Finalmente, fue corrido de su cargo tras quedar enredado en un pedido para que la AFA y Leo Messi se disculparan por un cántico racista en el festejo de la selección, que también le generó problemas a Enzo Fernández. El mandatario lo había anticipado en la tarde de ayer con un retuit y a Garro no le alcanzó con su intento de desmentida.
En un giro paradojal de la novela mileísta, el ahora exfuncionario llegó al cargo a propuesta de Mauricio Macri, pero quedó bajo la órbita de Daniel Scioli. Malicias de laboratorio. Este miércoles, el “peronista libertario” le planteó a Garro que hiciera un descargo público, pero su destino final ya estaba escrito. Desde Europa, Macri siguió los pormenores. El expresidente acumula malestar con los Milei aunque, para evitar una colisión directa, acusa a Karina y a Santiago Caputo.
El rifle sanitario de los libertarios cayó contra Garro, pero no se activó para reprochar la visita que seis diputados de La Libertad Avanza (LLA) hicieron al penal de Ezeiza para reunirse con exmilitares que están presos por crímenes de lesa humanidad. Tampoco, al menos hasta el atardecer del miércoles, hubo postura oficial de la Casa Rosada al respecto. Martín Menem, máxima autoridad de la Cámara de Diputados, que aportó la logística para el traslado, mandó a decir que no sabía de la visita y que se trató de un grupo minoritario.
Son días de furia para Milei. Garro salió a defender el impulso de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), un viejo proyecto fallido de Macri, pero terminó envuelto en una polémica que lo eyectó del cargo. Como anticipo Cenital, el impulso a las SAD se convirtió en una de las medidas con las que Federico Sturzenegger debutó como ministro, y se leyó como un gesto de deshielo de Milei hacia Macri.
Pero el RT de Milei tiene una derivación más áspera. El posteo, además de pedir que Garro quedara “afuera” del Gobierno, hace una afirmación temeraria: “Decir que Messi tiene que PEDIR DISCULPAS a unos europeos colonizadores por una canción que encima dice la verdad”. La comidilla interna de “pedir” por Twitter una renuncia es nada comparada con decir que un canto de tribuna repleto de consideraciones racistas “dice la verdad”. Algo más: en una semana, el miércoles 24, Milei estará en Francia y se reunirá con Emmanuel Macron, quien, en una charla en Italia, durante el G-7, lo invitó a la apertura de los Juegos Olímpicos de París.
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Victoria Villarruel, la vice, también intervino en la polémica por los cánticos y las críticas desde Francia. Nada dijo, en cambio, sobre los legisladores que fueron a Ezeiza a visitar a, entre otros, Alberto González, un represor que actuó en la ex ESMA, a quien Cecilia Pando señaló como “autor fantasma” (o ghost writer) de libros de Villarruel.
Sé tu propio algoritmo
La Federación Francesa de Fútbol (FFF) informó que hará una presentación ante la FIFA. Esa entidad anunció que iniciará una investigación. Wesley Fofana, futbolista francés que juega en el Chelsea con Fernández, dijo que se trató de un hecho de “racismo explícito”. El mediocampista argentino emitió una disculpa pública. En medio, Milei reposteó el mensaje de un tuitero libertario, que sostiene que la canción “dice la verdad”.
¿Qué motivó al presidente a validar, con su RT, esa afirmación? Una tesis. El filósofo coreano Byung-Chul Han, autor de Infocracia, estudió el vínculo de Donald Trump con las redes y ofreció una lectura contraintuitiva: afirma que el candidato republicano es su “propio algoritmo” y acostumbra a producir (y reproducir) contenidos que, entiende, reclaman sus seguidores. Sacia la demanda de sus fans. Es decir: hace lo que sus seguidores quieren que haga, no conduce –se podría decir en términos clásicos- a sus leales. La vieja frase de la política criolla: con los jefes a la cabeza, o con la cabeza de los jefes.
Milei parece hacer lo mismo que Trump. La tribuna de sus tuiteros salió a castigar a Garro y él se sumó a la cacería pública. Hay un dato para mirar. Caputo Jr. ordena a la jauría libertaria en las redes pero no todo responde a movimientos de laboratorio. Twitter, como un Ágora, anticipa los movimientos del presidente o le marca lo que quieren sus fans. Daniel Parisini, cuya cuenta es @gordoDan, suene reflejar esas posiciones que funcionan como un rifle sanitario para cuestionar a opositores pero, además, castigar a propios y socios
Dan publicó casi un mandamiento de la Biblia libertaria. “Recordatorio para funcionarios de tercera y cuarta línea: si no entendés la ideología que te puso el culo en la silla donde lo tenés sentado, que dicho sea de paso, es la ideología del presidente (que es TU JEFE), entonces agradecé por la suerte que tuviste, disfrutá de tu cargo mientras dure, y CERRA BIEN EL ORTO”.
Ahí arrancó la lluvia ácida que terminó con Fernando Vilella afuera de Bioeconomía –dato que anticipó Cenital a principios de julio-, luego fue contra el bullrichista Damián Arabia por la ley Conan y la tarjeta SUBE y ahora crucificó a Garro. El viernes había hecho algo parecido, aunque pasó debajo del radar, con Teddy Karagozian, que el martes hizo críticas a la política económica y ayer fue expulsado del consejo de asesores del presidente.
Al ritmo de las SAD
Al margen de la polémica, Garro no había tenido la mejor performance en la defensa de las SAD. En Casa Rosada, en la tarde de ayer, deslizaban cierto malestar por el modo en que salió a bancar las sociedades anónimas deportivas. “No entendió cómo funciona el Gobierno: acá, si no te piden, no tenés que asomar”, explicó una fuente libertaria. El reproche fue, por caso, por la analogía entre un club y una carnicería (o una cervecería) que hizo en el canal TN.
El Garro-gate tapó otras impericias. La intervención del ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, el día martes durante la conferencia en la que presentó una reforma de la Inspección General de Justicia (IGJ), estuvo repleta de equívocos: para elogiar las SAD, mencionó clubes que no son privados, como el Barcelona y el Real Madrid, y luego habló de la crisis de los clubes argentinos y usó como referencia que algunos no pueden pagar la luz, como si eso no tuviese que ver con los tarifazos que dispuso su Gobierno.