Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. “Al final nos corriste por izquierda”. El comentario cómplice de Sergio Palazzo a Sergio Massa en la previa del acto en Plaza de Mayo condensa la satisfacción por una demanda que el sindicalismo arrastraba desde hace al menos 10 años. Fue, casualmente, en 2013, que el Massa candidato a diputado se impulsó sobre la promesa de Ganancias y el fin de la puerta giratoria para aplastar al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Eran los tiempos en que Federico Pinedo y Ricardo Gil Lavedra compartían con Raúl Zaffaroni la reforma del Código Penal creada por el decreto 678 y se lamentaban por la “demagogia” del tigrense. Una década después, Massa, como candidato a presidente, cierra su arco narrativo anunciando la eliminación de la cuarta categoría en un puesta con la plana mayor del gremialismo, que lo ungió como candidato en el primer acto massista de máxima pureza, ladeado por Máximo Kirchner y Eduardo de Pedro, que habían reducido a cero sus apariciones públicas luego de las PASO hasta el encuentro en Tucumán. Se da, fortuitamente, días después de que Axel Kicillof reconociera que el oficialismo no iba a “entusiasmar demasiado con un discurso y una propuesta nostálgica”. No alcanzó que aclarara que “Perón, Evita, Néstor y Cristina” fueron “los momentos más gloriosos” que vivió la Argentina para tabicar el enojo de la plana mayor del kirchnerismo. Incomprensible e inexplicable en sus definiciones de diccionario, excepto para quienes habitan la interna de La Cámpora con el Gobernador. Kicillof es el único producto político de ese proceso con vigencia electoral y lo hizo sin cuestionar uno solo de los mandamientos cristinistas. Eso, que en algún momento pudo haber sido un activo para el ascenso intrakirchnerismo, hoy se rompió, no alcanza más: pasaron ocho años del último gobierno de CFK y Argentina está viviendo los resultados de otra administración peronista. “Perdí la fe en esos ayeres que fuimos”, canta Santiago Moreno Charpentier. “Tiene ya tufillo a esas bandas de rock que tocan esos viejos grandes éxitos: va a haber que componer una nueva, no una que sepamos todos”, concluyó Kicillof. A su lado aplaudía la referente juvenil más relevante de ese dispositivo político, Ofelia Fernández, hiperactiva en la campaña sin ser candidata. El anuncio de Massa, si bien tiene implicancias económicas, es antes que cualquier cosa una medida política que le permitió al oficialismo recuperar la iniciativa desde el momento en el que el ministro reveló que estaba evaluando el proyecto. “Mandá que la votamos”, se tuiteó encima Cristian Ritondo. Sorprendió la inocencia, aunque no tanto: hace tiempo que JxC juega solo al antiperonismo. Le sirvió a Patricia Bullrich para ganar su interna, pero hoy es un equipo lento, pesado y sin ideas que corre atrás de las propuestas de Massa y Javier Milei. La pregunta, en este caso para la política, en torno a la medida en sí es si el diagnóstico sobre el colectivo de gente que no acompañó la propuesta oficial es el correcto. ¿El peronismo perdió por el votante que pagaba Ganancias o por el chofer de Uber? La respuesta rápida es que en 7 de cada 10 argentinos están representados todos los sectores de la economía. La imposición de los ingresos de los trabajadores en relación de dependencia de mayor poder adquisitivo es progresiva, y en general constituye una fuente de recaudación muy relevante en todos los países avanzados. Argentina recauda hoy mucho menos que los países desarrollados por impuestos a los ingresos personales y, con las nuevas condiciones, los trabajadores bajo dependencia aventajan sensiblemente a los autónomos -sobre los cuales, adelantó el ministro, habrá propuestas para estudiar la semana que viene. Hay, por supuesto, atenuantes. La medida no se da en el vacío sino en un contexto de caída del salario real producto de la inflación y es un alivio inmediato para más de 700 mil trabajadores -de mejor posición relativa- que recibirán un aumento sustantivo. Habrá que ver si lo vuelcan al consumo, que aparece necesitado de recuperarse en estos meses, o presiona sobre los dólares paralelos, contra lo que intentó prevenir el ministro candidato. El cerebro impositivo detrás de las iniciativas de corte tributario de Massa es el todoterreno Guillermo Michel. Alguien que lo conoce de cerca y hace años lo resume: “Guille es como un martillo: lo podés usar para colgar una foto de tus hijos o para reventarle la cabeza a alguien”. La figura poética guarda algo de razón: el director general de Aduanas estuvo detrás de varios de los grandes cambios tributarios en los últimos 10 años, muchos de los cuales, incluso, son contradictorios entre sí. Para Michel la coyuntura manda. Primero con Cristina, después con Miguel Ángel Pichetto y ahora con Massa, este abogado oriundo de Gualeguaychú es uno de los lugartenientes del candidato y ocupará un lugar central en caso que el peronismo gane las elecciones. Previamente, en Tucumán, Massa generó la “mística”, según resumió un gobernador ante #OffTheRecord, que necesitaba el peronismo después del golpe de las PASO. Como anticipó esta entrega, el gobierno deposita cinco puntos de expectativa en la modorra sacudida de los líderes provinciales. En su discurso, el candidato casi se sincera. Si a Massa lo hipnotizaran, elegiría desentenderse del gobierno de Alberto Fernández, su falta de toma de decisiones y la frivolidad de su entorno. Sin embargo, en tono cristinista, el candidato eligió apuntar a los funcionarios que no funcionan. El tono aparece, hasta ahora, insuficiente: ¿a qué funcionarios va a cambiar? ¿Al jefe de Gabinete? ¿Al ministro de Interior? ¿A la de Desarrollo Social? La imposibilidad de desligarse de la actual administración hace que Massa no termine de soltarse mientras el Presidente elige hablar minutos antes que el candidato en un día relevante para la narrativa oficial. Horas antes se conoció el fallo adverso a la Argentina en el caso YPF que estaba en los cálculos de las autoridades para alrededor de estas fechas, tal como fue adelantado por #OffTheRecord en la entrega del 1 de agosto, sin que hubiera desde la sentencia de marzo ninguna posibilidad de un desenlace venturoso para el país. Los montos de la condena, sin embargo, se acercaron al peor escenario posible. La decisión será apelada ante la corte del Segundo Distrito y, eventualmente, ante la Corte Suprema de Justicia estadounidense, aunque las chances de que se aboque al caso son mínimas -a diferencia de la nuestra, sólo trata unos pocos cientos al año- y menos de que se pronuncie a favor de Argentina en su actual composición. Si bien de acuerdo al estatuto vigente de la compañía, el camino a seguir era la Oferta Pública de Adquisición, tanto el grupo Petersen, controlado por la familia Eskenazi, como Eton Park, demandantes en el caso, podrían haber sido sujetos de expropiación proporcionalmente del mismo modo en que lo fue la mayoría del paquete accionario en poder de la española Repsol. Esto, que fue planteado en el debate parlamentario en comisiones por varios diputados opositores y desestimado públicamente por Axel Kicillof por motivos económicos, podría haber conformado los estándares de una compañía que -además de Buenos Aires- cotizaba y cotiza en la Bolsa de Nueva York. Se desconoce si fue advertido por Carlos Zannini y Rodrigo Cuesta, los encargados del diseño del andamiaje jurídico para la recuperación de la empresa. Parte de la salsa secreta de la potencia de Wall Street se explica por la deferencia con la que son abordados los derechos de los accionistas en esa plaza. A la hora de recapitular lo actuado, habrá que decir que la jueza Loretta Preska hizo una aplicación muy cuestionable del derecho argentino, de su propia competencia y de la legislación sobre expropiaciones y del juego armónico entre la legislación vigente y los estatutos de la compañía. Posiblemente, Argentina haya pagado también su costo reputacional que no habría pesado del mismo modo si la expropiación hubiera sido llevada adelante por una nación con antecedentes normales. Nada de esto debería poner en cuestión la decisión económica, que excede la cuestión del valor de la compañía y los montos pagados por ella. Con el comportamiento de Repsol en el país -sustancialmente empeorado desde la “argentinización” por la que se incorporó durante el gobierno de Cristina al grupo Petersen-, difícilmente pudiera haberse desarrollado el yacimiento de Vaca Muerta, que requirió incorporación de tecnología de punta y grandes inversiones para lograr que sea productivo a la par de los yacimientos estadounidenses. Se hizo en momentos en que, salvo breves intervalos, el país enfrentó situaciones macroeconómicas complejas y restricciones al movimiento de capitales que dificultaron la inversión y toma de riesgos puramente privados. Vaca Muerta tiene el potencial para que Argentina más que duplique su producción petrolera y no sólo se autoabastezca sino que exporte entre 500 y 600 mil barriles, de acuerdo a las estimaciones de Miguel Galuccio. Serían 20 mil millones de dólares en divisas adicionales al año y la capacidad de sustituir otro tanto en importaciones que, en 2013, apenas producida la expropiación, significaban más de 12 mil millones de dólares al año y habían terminado con el superávit externo del país. Las cuentas se multiplicarían si hubiera un resultado positivo en la exploración offshore frente a las costas bonaerenses, otra operación que requiere importantes inversiones y que difícilmente se hubiera llevado adelante en la compañía de Repsol y el grupo Petersen. También desde Nueva York llegaron noticias de La Libertad Avanza. Juan Nápoli y Darío Epstein, del equipo de Javier Milei, se reunieron con potenciales inversores del sector financiero, a partir de las gestiones del ejecutivo del sector bancario Gerardo Mato que suele oficiar de sherpa para los candidatos y sus equipos en su casa de Greenwich. Las versiones que surgieron después del mitin fueron muy disímiles. Mientras que desde los financieros de Juntos dejaron trascender que el encuentro fue una pérdida de tiempo para los hombres de negocios, el balance de los involucrados es más optimista. Señalan el interés de los 70 inversores con los que se reunieron -que se hicieron presentes en un número que, de acuerdo a su estimación, más que duplica el habitual para dichos encuentros- y destacaron tanto la solvencia económica de los presentes como la duración del encuentro, que de las dos horas previstas, se extendió a cinco. Tan es así, aseguran cerca de Milei, que el propio Nápoli se quedó en Nueva York reunido con dos fondos con una cartera de 20 mil millones de dólares que luego será derivada, como cada aspecto vinculado a la cada vez más lejana dolarización, a Emilio Ocampo. Sin embargo, la filtración de que de allí saldrían, ya con un preacuerdo, los fondos necesarios para financiarla, aparece algo temeraria y desprolija. Las dudas son difíciles de despejar. En una exposición en la Universidad Austral, el embajador Marc Stanley dijo algo que ya había advertido el propio Massa: una dolarización bien realizada requiere de diálogo con el gobierno estadounidense que hasta el momento no se produjo. Sin dar opiniones sobre la coyuntura política, Stanley expresó algunas dudas sobre las experiencias dolarizadoras en otros países y señaló que seguramente se reuniría con Milei en las próximas semanas, donde el asunto seguramente haga parte de la conversación. En una reciente entrevista con The Economist, Milei calificó a la Fed como una estafa, apenas preferible al Banco Central de la República Argentina. Es curiosa la relación de La Libertad Avanza con los Bancos Centrales. Mientras Milei llamó repetidamente a su eliminación, su asesor, y ex viceministro de Economía, Carlos Rodríguez, llamó a quitarle su independencia, como se imputa habitualmente a los gobiernos calificados de “populistas”. Subyugar o dinamitar, esa es la cuestión. En paralelo a esa gira, Maximiliano Pullaro aplastaba al peronismo en Santa Fe y se repartía el triunfo provincial con Clara García que, con 90 mil votos más que Omar Perotti, se transformó en la segunda candidata más votada de la provincia. El gobernador electo, por su parte, volvió a ratificar su apoyo a Milei en una segunda vuelta. No es lo que piensa su referente Martín Lousteau y su mano derecha e izquierda Emiliano Yacobitti. ¿Se les emancipó Pullaro antes de asumir o especula con un acercamiento al libertario en caso que gane las elecciones? Si la respuesta correcta es la segunda, pone en duda lo que sentenció Emilio Monzó en Radio con Vos el sábado. El dirigente, cercano a Bullrich, sostuvo que en un ballotage entre Massa y Milei se volcaría por el tigrense y sugirió que toda fuerza democrática debería hacer lo mismo porque “detrás de Milei se esconde un dictador”. Para esta semana quiero dejarles dos recomendaciones de la usina de Cenital. La primera es un análisis original de los votos obtenidos por Javier Milei en la que se cruzan resultados electorales con datos territoriales. Pedro Elosegui y Agustín Lodola ponen coto a algunas rápidas interpretaciones de los días post PASO: ni todos los jóvenes votaron al libertario ni sólo ellos lo hicieron. Y, finalmente, les pido que lean la última entrega del #MundoPropio de Juan Elman dedicada a los 50 años del golpe de Estado en Chile escrita desde el lugar del aniversario. Estos textos podemos hacerlos gracias al apoyo de nuestros lectores. Si querés darnos una mano para que sigamos invirtiendo en periodismo, sumate a nuestro círculo de Mejores amigos. También vas a poder aprovechar algunos beneficios que gestionamos para nuestra comunidad en agradecimiento por su apoyo. Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio. Iván. |