Hola, ¿cómo estás? Espero que muy bien. Antes que nada te cuento que este correo hoy salió más tarde de lo habitual por el hecho de público conocimiento que tanta conmoción generó en la Argentina. Desde este espacio bancamos fuerte a la democracia y condenamos los hechos de violencia política y los discursos de odio. Esperamos que situaciones como la de ayer no se repitan y bajemos un cambio. Ya que hablamos de hábitos quería contarte que Cenital, y por ende este pionero newsletter sobre urbanismo, cumplieron 3 años de existencia el pasado junio. Modestia aparte, el éxito de la propuesta fue tal que en ese momento éramos solo tres y ahora somos 13 (trece) personas escribiendo newsletters sobre distintos temas. En estos correos muchas veces vos, que sos parte de nuestra queridísima comunidad, leés nuestra opinión. Ahora nosotros queremos conocer la tuya, entonces hicimos algo que a los sociólogos nos encanta: una encuesta. La idea es que te tomes 5 minutos para contestarla y así nos vas a dar una mano enorme para mejorar y ver para dónde seguir creciendo :) Ahora sí, vamos a lo nuestro. Hoy traigo un picadito de novedades urbanas. VendehumosAdemás de haber convivido con humo durante las últimas semanas, seguramente ya lo habrás leído en el último newsletter de Eli Möhle, al que te recomiendo que te suscribas: las quemas de tierras en la zona del Delta escalaron a niveles preocupantes nuevamente. Si bien todos los indicios apuntan a que empresarios vinculados al agronegocio iniciaron los incendios, otra de las causas de la destrucción de los humedales y reservas forestales vía incendios suelen ser los grandes desarrollos inmobiliarios. Sobre esto habló la semana pasada Juan Cabandié: “Hay algo vinculado también a proyectos inmobiliarios, quemar para preparar la tierra y un cambio de suelo con futuro de proyectos inmobiliarios, pero el 90% es quema de pajonales para extender la superficie de pastura del ganado”, explicó el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Los datos parecen avalar a Cabandié, pero acá obviamente nos interesa ese supuesto 10% restante. Porque, además, a diferencia de las quemas para uso ganadero, el proceso de cambio de utilización del suelo de rural a urbano mediante quemas es una apuesta de más largo plazo y por ende más imperceptible. Así lo entiende también el intendente de Rosario, Pablo Javkin, quien junto a otros jefes comunales de la zona el miércoles cruzaron el puente que une su ciudad con Victoria, el territorio entrerriano donde se estarían generando la mayoría de los incendios, para pedirle al juez de la causa y a las autoridades provinciales “la prohibición de cualquier emprendimiento inmobiliario o de agricultura extensiva en islas”. Hablé con Juan Monteverde, concejal de Rosario, quien también cree que el interés urbano sobre las tierras del Delta cumplen un rol más importante del que suele asignársele en la quema de pastizales. “Lo sostenido de las quemas y que se produzcan en distintas épocas del año indica que las causas no son sólo de producción de ganadería, sino que claramente hay otra intención, y la urbanística y el desarrollo de posibles barrios privados es una de las hipótesis que está arriba de la mesa”, me explicó. Además, el líder de Ciudad Futura cree que esto se debe a dos factores: el puente Rosario-Victoria, inaugurado hace 15 años, y la prohibición en 2010 de desarrollar barrios cerrados en Rosario. “El puente te da la posibilidad de llegar a un posible desarrollo privado en 20 minutos desde el norte de Rosario. Hoy no hay ningún proyecto presentado, por lo que pelear contra eso es como batallar contra un fantasma, pero somos conscientes de que estos proyectos suelen presentarse y aprobarse muy rápido y por eso son necesarias normas urbanísticas que protejan a los humedales. Hoy no las tenemos, ni a nivel nacional ni local, que es el nivel donde se determinan los usos del suelo y por eso, en este caso, articular con el municipio de Victoria es muy importante” concluyó Monteverde. La modificación de la Ley de Manejo del Fuego de 2020 a nivel nacional, por ejemplo, podría ser una herramienta para evitar que suceda lo que alertan, entre otros, Javkin y Monteverde, ya que prohíbe que se cambie el uso o destino del suelo por 60 años luego de un incendio. Sin embargo, como cuenta Eli en el newsletter que te recomendé al principio, esta herramienta no se aplica porque nunca fue reglamentada por el Gobierno nacional. La temporada peligrosaLas quemas de tierras si bien son intencionales se dan en un marco que agrava el cuadro y tiene que ver con el cambio climático. Me pareció interesante esta nota de Bloomberg porque le da un contexto internacional a esto que venimos hablando. Estados Unidos, por ejemplo, está cerrando uno de los veranos más calientes de la historia. Según el autor del artículo, la combinación entre cambio climático y desastres naturales produce lo que denomina “eventos en cascada” donde un acontecimiento, como por ejemplo una ola de calor, viene acompañado por otro muy cercano en el tiempo, como puede ser una inundación. No de forma independiente sino uno como consecuencia del otro y, además, poteciándose entre sí. ¿Qué pueden hacer las ciudades en esta situación? Lo primero es estar preparadas financieramente. Las obras de infraestructura para prevenir el impacto de este tipo de eventos climáticos, pero también para reconstruir los daños una vez atravesados, suelen presionar sobre las finanzas locales, incluso si llega una ayuda desde el nivel nacional, que no siempre es el caso. Este hecho vuelve ineludible la cuestión de cómo financiar el gasto público para la mitigación de los efectos del cambio climático, el cuál es generado en su gran mayoría por muy pocos actores pero perjudica al conjunto de la sociedad. Además, Claire Knox, una experta en el tema de la Universidad de Florida, sostiene que en este tipo de eventos en cascada las ciudades nunca llegan a cumplir el ciclo de las cuatro fases (mitigación, preparación, respuesta y recuperación): “Cuando te estás recuperando del primer evento ya comienza el segundo y volvés al modo respuesta, mientras intentás mitigar el siguiente”. ¿Revive el centro?Un tema que siempre vuelve: ¿la pandemia mató los centros históricos de las ciudades? ¿va a volver todo a la normalidad? ¿se van a transformar? Según Richard Florida, la muerte del centro no es una posibilidad. Al fin y al cabo, dice, “es lo más cercano a una ciudad a 15 minutos que podemos tener, donde los trabajos, las escuelas, los mercados, los parques, los restaurantes y todas las demás necesidades de la vida diaria se encuentren a poca distancia a pie o en bicicleta”. Esa comodidad que algunas áreas de las ciudades consolidadas no ofrecen (sobre todo aquellas donde el precio de un alquiler es relativamente barato) termina por expulsar población a la periferia, generando manchas urbanas de baja densidad. Pero el trabajo remoto parece haber llegado para quedarse. Según una encuesta que consigna Florida en su artículo, en las principales ciudades de EEUU -Nueva York, Washington D.C, San Francisco y Chicago- el flujo de trabajadores en oficinas (medido a través de la entrada digital a las mismas con tarjetas y otras tecnologías similares) está cercano a un 40% respecto de la prepandemia. Sin embargo, esa recuperación es dispar: en ciudades como Houston y Austin esa recuperación bordea el 60%. Pero, independientemente de estas cifras, todo indica que la mayoría de las empresas está yendo a una modalidad de trabajo mixto donde la presencialidad es sólo ocasional. Sin embargo, para Florida la intensidad del trabajo remoto no es excesivamente relevante porque los downtowns no son lugares donde exclusivamente se trabaja. Aunque entre los 80 y los 2000, con el paradigma de las zonificaciones en boga, esto era más notorio, los centros de negocios de las ciudades solían ser más mixtos en sus usos. Para esto es especialmente útil mirar para atrás: “A medida que la Revolución Industrial aceleró la separación del trabajo y el hogar, a fines del siglo XVIII y principios del XIX, surgió la misma palabra centro para distinguir a los centros comerciales en ciudades como Nueva York y Boston de los vecindarios residenciales más exclusivos de la zona alta. Los complejos de oficinas más especializados, a los que ahora nos referimos como el distrito comercial central, evolucionaron a principios y mediados del siglo XX, junto con la tecnología de ascensores y estructuras de acero y los códigos de uso del suelo que aceleraron la especialización funcional de las ciudades”, explica Florida. Lo cierto es que las ciudades son organismos vivos que fueron cambiando a causa de factores exógenos (otras epidemias, inundaciones masivas, migraciones y muchos otros fenómenos) y lo mismo sucede hoy. Basta ver cómo se transformaron las zonas industriales o portuarias de las ciudades por el mundo para entender eso. Muchas de ellas (en Buenos Aires la más paradigmática es Puerto Madero) terminaron siendo barrios para sectores de ingresos altos. Para evitar eso, los gobiernos locales deberían ser creativos para que una crisis (la del centro) se transforme en una oportunidad para salir de otra (la habitacional). Una ley para la mixtura socialEl bloque del Frente de Todos en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires propuso una modificación a la Ley de Plusvalías Urbanas, que establece el cobro de un monto determinado por la valorización de la tierra provocada por el cambio de código urbanístico de 2018. Según esta ley, cuando alguien pide un permiso de obra para edificar y está en una zona que se vio beneficiada por el nuevo código (por ejemplo, puede construir más pisos) debe pagar un determinado monto. El proyecto de ley presentado por el diputado Juan Manuel Valdés dispondría que los desarrolladores inmobiliarios de la Ciudad tuvieran la opción de pagar ese monto en metros cuadrados, ya sea en el mismo edificio a construir o en otro que esté a nombre del mismo titular. La iniciativa, que ya existe en diversas ciudades del mundo, ayudaría a que el Ejecutivo porteño se haga de suelo urbano en lugar de dinero que hoy se destina al amplio rubro de “infraestructura pública” y “mantenimiento de edificios patrimoniales”. Uno podría pensar que es lo mismo, dado que con el dinero recaudado la Ciudad podría comprar departamentos o construir edificios propios. Sin embargo, incluir esta opción de pago en la ley presionaría en alguna medida al Estado porteño a intervenir en el mercado inmobiliario, ya que dispondría de metros cuadrados propios. En ese punto se pueden aplicar medidas como ofrecer unidades a comprar con créditos subsidiados de la banca pública o intervenir en el mercado de alquileres con precios más accesibles. Además de generar opciones para la clase media, la inclusión de unidades en manos públicas dentro de edificios nuevos sería un impulso a la mixtura social, dado que los desarrolladores cuando edifican suelen apuntar a un segmento de ingresos medios-altos. Bonus tracks- Un lindo plan para este fin de semana es ir a ver el estreno de Omnipresencia, una obra de teatro que transcurre entre el espacio público y una sala en el barrio porteño de Tribunales. Yo vi los ensayos porque me pidieron algunos consejos mientras la armaban y creo que la pueden disfrutar mucho y de paso bancan la escena alternativa local que no la pasó nada bien durante la pandemia. Entradas, acá.
- Otro plan. Hoy viernes es el último día de esta muestra de archivos históricos en La Plata. Vas a poder encontrar mapas de La Plata y planos del siglo XIX de tierras de la ciudad entre muchos otros documentos históricos flasheros. A mí los archivos me fascinan, sobre todo los que tienen que ver con mapas y planos antiguos, obvio. El de la provincia de Buenos Aires está en el primer piso del Ministerio de Infraestructura y lo podés visitar todos los días de 10 a 16.
- Este hilo sobre los ensanches de las ciudades españolas durante el siglo XIX me gustó mucho.
- Esta idea del marido de Carolina Ardohain de demoler el edificio de Obras Públicas (que hoy alberga a los Ministerios de Salud y Desarrollo Social) no me gustó nada. Ahora bien, es la excusa perfecta para volver a compartirte esta #TramaUrbana sobre la historia de la Avenida 9 de julio y uno de los primeros rascacielos de la región. La idea de sacar de allí el emblemático edificio con dos caras de Eva Perón ya había sido propuesta por Carlos Menem. En 1995, el intendente designado por él aseguraba que no había “ninguna posibilidad de que el edificio que ocupa actualmente el Ministerio de Salud en 9 de Julio y Belgrano continúe en pie después de 1996”. Pasaron cosas.
Eso es todo por hoy. Que tengas un lindo fin de semana. Abrazos, Fer |