domingo, 3 de julio de 2022

 

POPULISTAS SOMOS TODOS

María Esperanza Casullo
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Algunos pensamientos sobre la política argentina, con un principio orientador: funciona mejor de lo que parece.
03/07/2022

Circula popularmente una maldición china que dice: “Vivirás en tiempos interesantes”. Seguramente es apócrifa; seguramente es sólo una frase de origen falso para archivar en una carpeta con la supuesta poesía en donde Borges decía que si volviera a vivir comería más helado y con el 90% de las frases motivacionales de Charles Bukowski que pululan. Esa frase, sin embargo, merecería una revisión: aun peor podría ser que te dijeran: “Vivirás en tiempo de trascendencia epocal”.

Estamos viviendo en tiempos de trascendencia epocal.

(Breve digresión: Bukowski fue un emblema del realismo sucio, ex peleador de bar amargado porque sus manos demasiado pequeñas lo ponían en desventaja en los combates de borrachos, cronista de las noches y de las mañanas de una década del setenta en la costa oeste norteamericana que fue mucho más una pesadilla de la clase trabajadora que una utopía de sol, drogas y surf. El hecho de que lo hayan convertido en una especie de generador de frases cursis para poner en tazas de café me hunde más en el pesimismo que casi todo lo que voy a poner a continuación).

Dicen que Hegel vio pasar a Napoleón en la batalla de Jena en 1806 y dijo: “Vi pasar la historia a caballo”. Es difícil sacudirse esa sensación por estos días, cuando vemos la historia pasar por nuestras pantallas cada semana, prácticamente. Una estampida de caballos que nos envuelve.

Vimos la mayor epidemia mundial desde 1918, con imágenes de personas acostadas en los pasillos de los hospitales, camiones preparados como morgues, ciudades vacías y famosos cantando “Imagine” a la cámara. Vimos la invasión de Rusia a Ucrania. Esa guerra, que iba a durar 3 días, ya lleva casi cinco meses. Cada jornada nos asaltan imágenes de ciudades bombardeadas, tanques cruzando campos, ciudades incendiadas y colas de refugiados. La guerra en Europa causó un alza mundial de los precios de alimentos y de la energía, que detonó o empeoró una serie de circuitos de crisis en el tercer mundo. Protestas por el precio del combustible en Ecuador, hambrunas en Etiopía, controles de precio del pan en Egipto, freno a las exportaciones de grano en India.

Para terminar de componer todo, entró en crisis epocal la potencia hegemónica. En la última semana, la Corte Suprema estadounidense con mayoría right winger decidió empuñar una maza de demolición y derribar el (precario) orden político que había estabilizado (más o menos) a los Estados Unidos de América en los últimos 50 años. En poco más de dos semanas decidió que no existe una garantía constitucional al derecho al aborto (el precedente de Roe v Wade tenía 49 años); que es legal que los maestros y maestras recen y hagan rezar en las escuelas públicas; que las tribus nativoamericanas no tienen soberanía sobre sus sistemas de justicia (algo establecidos en tratados de un siglo); que el Estado federal no tiene capacidad de regular a las empresas de energía desde el punto de vista del medioambiente (la ley era de 1970, pasada por el presidente republicano Richard Nixon); y que los estados no pueden legislar para restringir el acceso de la población a las armas, aun rifles automáticos de tipo militar (una ley de hace 40 años). Además de todo eso, señaló que iba a tomar para su revisión en los próximos meses un expediente que podría eventualmente sancionar que las legislaturas estaduales tienen la capacidad de revisar o suspender el resultado de las elecciones presidenciales si sospechan algún tipo de fraude. O sea, que las legislaturas provinciales podrían dar vuelta el resultado de una elección popular sin otra justificación.

Puede causar algún alivio pensar que vivimos en un país muy alejado de todas estas realidades vertiginosas. De hecho, resulta sorprendente pero no equivocado pensar que en algunas cuestiones estamos mejor. La legislación de defensa a la autonomía corporal de mujeres y personas gestantes, de defensa a los derechos de diversidad de género y orientación sexual, y de derechos de los pueblos originarios hoy es mejor, más moderna y más humana en Argentina que en Estados Unidos. Se siente raro poder decir eso. Sin embargo, sería una ingenuidad pensar que un país periférico y dependiente como Argentina podría efectivamente aislarse de semejantes turbulencias sistémicas. Es imposible que un país como el nuestro se aísle económicamente, políticamente o culturalmente.

No se trata, sin embargo, de pronosticar la victoria inevitable de una reacción de ultraderecha global que nos transformará a todos en avatares del Cuento de la Criada; no se trata de pronosticar un mundo en donde sólo podremos ser comandantes, esposas o criadas. De hecho, se trata sobre todo de aceptar que vivimos en un momento en que se vuelve imposible pronosticar cómo será exactamente el mundo en un par de años; sólo podemos saber que no será como lo es actualmente.

Es cierto que la ultraderecha global viene por todo, en todos lados, y que lo hace con una agenda que va más allá del neoliberalismo ingenuo que conocimos en los noventa. La ultraderecha actual sostiene una idea simple: los mercados deben ser totalmente desregulados, mientras que la vida social, sexual y cultural fuera de los mercados debe ser completamente regulada y jerarquizada según relaciones de género, de raza y de preferencia sexual. Dentro de los mercados, el ser humano debe ser un átomo libertario; dentro del hogar, un paterfamilias varón, blanco y heterosexual dominante o será un subordinado. No hay contradicción entre ambas cosas, así como no hay contradicción en sostener, por ejemplo, que las mujeres deben ser emprendedoras capitalistas en el mercado y madres de familia sin derechos reproductivos en la esfera privada. No hay contradicción en sostener que podría legalizarse la venta de niños pero que debería prohibirse la protección estatal a las identidades queer. Por esto mismo, no vale la pena señalar que un liberal que se opone al aborto “no es realmente liberal”; ese liberalismo o murió o nunca existió, y en todo caso eso no importa porque en el liberalismo realmente existente hoy las mujeres y personas gestantes no son reconocidas como individuos iguales en el mundo de lo privado.

Sin embargo, es importante señalar que el éxito de esta agenda no está escrito en piedra. En Estados Unidos las encuestas marcan que la mayoría está a favor de los derechos reproductivos; en América Latina hemos podido comprobar que no sólo se puede resistir sino que se han expandido los derechos de mujeres y personas LGBTIQ+ en la última década. El problema del progresismo global no es un conflicto de falta de popularidad de sus posiciones, sino, en todo caso, de falta de una teoría y una práctica de la acumulación de poder, y una duda sobre cuál es su sujeto histórico, toda vez que no puede serlo ya la clase trabajadora únicamente (pero eso sería tema para otro newsletter). El progresismo se enamoró tanto de la idea de la inevitabilidad del “fin de la historia” y de las instituciones que se olvidó de acumular poder. Eso, más una crisis de liderazgo encarnada en dirigentes como Joe Biden o Nancy Pelosi, que no pueden encarnar el enojo de sus bases, que apuestan a sostener instituciones de las cuales son producto.

Y esto me lleva al último punto. No es que no se pueda ganar. Sí se puede. El último mes vio la victoria de Gustavo Petro en Colombia y el rol preponderante en ella de su vicepresidenta, Francia Márques, mujer afrocolombiana, ambientalista y feminista. También vimos la potencia mundial del movimiento LGBTIQ+, con sus celebraciones del mes del orgullo. En Brasil, el derrumbe del gobierno de Jair Bolsonaro, que hace pocos meses era saludado como éxito mundial de la nueva derecha, nos hace evocar la figura de Marielle Franco, militante afro y lesbiana, asesinada, pero no silenciada.

En este momento de crisis es necesario que la centroizquierda o izquierda global pueda decir: admitimos que esas comunidades y movimientos (afro, feminista, indigenista, queer) tuvieron razón. Tuvieron razón y otros no. Muchos se complacieron en decir que exageraban, que el avance de la derecha no era tal, que vivimos en el mejor de los mundos posibles, que el mundo se mueve hacia algo mejor, que vamos a tiempos “posmateriales” y que lo más eficiente es no hacer muchas olas. Pues no. Los, las, les militantes queer, trans, indígenas, afrolatinas, feministas tuvieron razón y la tuvieron mucho antes, más lúcidamente, más astutamente y más pragmáticamente. Fueron más y mejores dirigentes, estrategas, organizadores. Eso, para no hablar de poetas y cantores.

Corresponde, ahora, no sólo que resistan, como hacen siempre, sino que lideren. Sólo así podremos ganar el futuro. Y somos muchos los que estamos listos para eso.

JUSTICIa...

 

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viernes, 1 de julio de 2022

La muerte de Perón - Canal Encuentro

https://www.elhistoriador.com.ar/la-muerte-de-juan-domingo-peron/

 

La muerte de Juan Domingo Perón


El 1º de julio de 1974 murió en Buenos Aires el entonces presidente Juan Domingo Perón. Reproducimos a continuación un artículo aparecido a finales de julio de 1974 que relata el deceso y las repercusiones de la muerte del líder justicialista.

Fuente: Documentos de Siete Días Ilustrados, “Perón. El hombre, el líder”, julio de 1974.

Las honras fúnebres
El lunes 1º de julio, a las 14.10, María Estela Martínez de Perón –en ejercicio de la presidencia desde el sábado 29 de junio- anunció a todo el país el fallecimiento del teniente general Juan Domingo Perón. Poco después se conocía el parte médico en que los doctores Pedro Cossio, Jorge Taiana, Domingo Liotta y Pedro Eladio Vázquez certificaban las causas de la muerte de Perón. Decía así: “El señor teniente general Juan Domingo Perón ha padecido una cardiopatía isquémica crónica con insuficiencia cardíaca, episodios de disritmia cardíaca e insuficiencia renal crónica, estabilizadas con el tratamiento médico. En los recientes días sufrió agravación de las anteriores enfermedades como consecuencia de una broncopatía infecciosa. El día 1º de julio, a las 10.25, se produjo un paro cardíaco del que se logró reanimarlo, para luego repetirse el paro sin obtener éxito todos los medios de reanimación de que actualmente la medicina dispone. El teniente general Juan Domingo Perón falleció a las 13.15”.

Poco después de las 14.10 el secretario general de la CGT, Adelino Romero, decretaba –en señal de duelo- un cese general de actividades; medida que fue imitada por Julio Broker, titular de la CGE, quien invitó a los empresarios de todo el país a sumarse al duelo. Por un conflicto que mantenían los trabajadores gráficos con las empresas periodísticas, ese día no aparecieron los diarios en el país, que sólo pudieron dar la noticia del fallecimiento en la madrugada del 2 de julio.

Inmediatamente después de su muerte, los restos de Perón fueron instalados en la capilla de la quinta presidencial de Olivos, vestido con uniforme militar, donde se lo veló hasta las 8 del día 2. A esa hora fueron trasladados a la Catedral Metropolitana, donde arribaron a las 9.40, rezándose una misa de cuerpo presente. Colocado en una cureña, el féretro, flanqueado por granaderos, fue conducido al Palacio Legislativo. Allí permaneció hasta las 9.30 del jueves 4.

Se calcula que mientras el cuerpo de Perón estuvo expuesto en el Congreso, unas 46 horas y media, desfilaron ante el féretro casi 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder. Sin embargo, y a pesar del fuerte aguacero –hasta las 9 del jueves 4 llovieron sobre Buenos Aires 14 milímetros-, una multitud incalculable se concitó a lo largo de las avenidas Callao y del Libertador para rendir homenaje –al paso del cortejo- al presidente desaparecido. Dos mil periodistas extranjeros informaron de todos los detalles de las exequias.

Tres primeros mandatarios llegaron a Buenos Aires para sumarse al duelo de los argentinos: Juan María Bordaberry, de Uruguay; Hugo Banzer, de Bolivia, y Alfredo Stroessner, del Paraguay. Antes de que se iniciara la marcha hacia Olivos, en el Congreso, doce oradores despidieron al muerto: Benito Llambí, en representación de los ministros; José Antonio Allende, por los senadores; Raúl Lastiri, en nombre de los diputados; Miguel Ángel Bercaitz, por la Corte Suprema de la Nación; el teniente general Leandro E. Anaya, en representación de las Fuerzas Armadas; el gobernador riojano Carlos Menem, en nombre de sus colegas de todas las provincias; Ricardo Balbín, por los partidos políticos; Duillo Brunillo y Silvana Rota, por el Partido Justicialista; Lorenzo Miguel, de las 62 Organizaciones; Adelino Romero, de la CGT, y Julio Broker, por la CGE. En Olivos, el féretro fue conducido a pulso desde la cureña hasta la capilla de Nuestra Señora de la Merced; una salva de 21 cañonazos prologó la misa y el responso pronunciado por el capellán de granaderos Héctor Ponzo.

Los ecos
La repercusión de la muerte del teniente general Juan Domingo Perón alcanzó un eco sin precedentes en la Argentina y conmovió a grandes personalidades de todo el mundo. Esa consternación quedó evidenciada no sólo en las condolencias que convergieron sobre Buenos Aires, sino en una especie de súbita parálisis que se verificó en algunas capitales del exterior.

En Moscú, por ejemplo, el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, y el secretario general del Partido Comunista de URSS, Leonid Brézhnev, interrumpieron el diálogo que mantenían desde días atrás, para expresar su adhesión al duelo. Otro tanto sucedió con las reuniones de la FAO que se celebraban en Roma; e igual decisión se tomó, en Ginebra, en la Conferencia sobre Desarme. Ernesto Geisel, presidente de Brasil, conoció la triste noticia mientras volaba desde el norte de su país hacia Brasilia: en pleno vuelo decretó tres días de duelo nacional y redactó las condolencias para el gobierno y pueblo argentinos. En todos los países del mundo las banderas comenzaron a flamear a media asta, incluyendo la blanca y celeste de las Naciones Unidas, enarbolada en su sede de Nueva York. Las enseñas de todos los países rindieron similar tributo en los estadios alemanes donde se jugaban los encuentros por el Campeonato Mundial de Fútbol. En cada uno de los partidos disputados a partir del 1º de julio, se interrumpió el juego por un minuto para rendir homenaje al viejo líder argentino. Igual medida dispusieron las autoridades del Campeonato Mundial de Básquetbol que se disputaba en San Juan de Puerto Rico.

En Lima, Nueva York, Brasilia, Roma, Washington y en casi todas las grandes capitales se rezaron misas in memorian del presidente muerto, y el propio papa Pablo VI le dedicó –el martes 2- la misa que celebró en la capilla privada del tercer piso del Palacio Apostólico del Vaticano.

La irreparable desaparición sirvió para titular los diarios de todo el orbe (las portadas de algunos periódicos porteños ilustran esta página), los que publicaron extensas notas necrológicas destinadas a resaltar la personalidad de quien fuera, por tres veces, presidente de los argentinos. A continuación se insertan las opiniones vertidas por diferentes personalidades y medios periodísticos del exterior.

Josef Broz, Tito (presidente de Yugoslavia): “El pueblo argentino pierde un gran hombre de Estado. Y el continente latinoamericano y el mundo, un luchador incansable por la paz de los pueblos”.

Giovanni Leone (presidente de Italia): “Juan Domingo Perón será recordado por el pueblo italiano por su amistad hacia Italia, constante y concretamente demostrada por el impulso dado al desarrollo de la colaboración ítalo-argentina”.

Kurt Waldheim (secretario general de las Naciones Unidas): “Fue reconocido como destacado líder de América, a tal punto que su muerte será sentida no sólo por el pueblo de su país, sino por el mundo entero”.

Alfredo Stroessner (presidente del Paraguay): “Desaparece un gobernante excepcional, un soldado leal a las tradiciones de su patria, un abanderado de la justicia social y reivindicador de los derechos de las clases populares”.

Chou En-lai (primer ministro de la República Popular China): “Perón laboró activamente durante toda su vida para reforzar la causa de la unidad del Tercer Mundo contra todo designio hegemónico. Fue un célebre estadista y desplegó en vida positivos esfuerzos por la salvaguardia de la independencia nacional”.

Walter Scheel (presidente de Alemania Federal). “El pueblo alemán guardará siempre un honroso recuerdo de alguien a quien mucho se debe en la construcción de una Argentina moderna, pues él puso énfasis en el desarrollo económico y social de su país”.

Fidel Castro (primer ministro de Cuba): “La noticia me hizo mucho daño. Tuve una terrible sensación de abatimiento y tristeza… Surgió en mi memoria la ruptura del bloqueo a Cuba que concretó el gobierno popular del general Perón. Jamás será olvidado por el gobierno y el pueblo de mi patria. Siempre será recordado aquí como un patriota latinoamericano y un amigo de Cuba y de su pueblo”.

Edgardo mercado Jarrin (primer ministro de Perú). “Perón ha sido la figura política más importante de la Argentina de este siglo. Por su carisma, sus dotes de estadista y porque supo aglutinar y movilizar a la opinión pública alrededor de su persona, el general Perón jugó un papel trascendental en la vida de su pueblo”.

Richard Nixon (presidente de USA): “En el momento que otros se habrían contentado con retirarse de la vida política, él aceptó el desafío de regresar a su país para guiar a los argentinos”.

Juscelino Kubitschek (ex presidente de Brasil): “Perón conoció el calvario y la resurrección. Al final, el destino le reservó la gloria de ser el restaurador de la democracia”.

Nicolae Ceausescu (presidente de Rumania): “Fue uno de los hijos más brillantes de América. Luchó activamente por la unidad de las fuerzas populares, por el desarrollo libre de su país, contra la dominación imperialista y extranjera, por la paz, la seguridad y la cooperación internacional”.

Henry Kissinger (secretario de Estado de USA): “La muerte de Juan Domingo Perón no sólo es una gran pérdida para el pueblo argentino, sino para todo el mundo”.

Juan María Bordaberry (presidente de Uruguay): “Pugnó por una acción iberoamericana revitalizada para llevar al continente a formas de integración compatibles con nuestra independencia y desarrollo”.

Misael Pastrana Borrero (presidente de Colombia): “No sólo fue un estadista sino uno de los conductores más destacados de América Latina”.

The Washington Post (USA): “Perón dirigió, en la década de los años 40, una transformación social en la Argentina que, al contrario de muchos otros movimientos latinoamericanos, puede ser descrito como revolución”.

O Globo (Brasil): “Hay que elogiar la moderación y el espíritu constructivo de Juan Domingo Perón”.

Borba (Yugoslavia): “Perón gozaba de un amplio apoyo en todas las clases sociales porque personificaba la esperanza hacia la emancipación social”.

El Mercurio (Chile): “Cualquier menosprecio para juzgar la personalidad de Perón constituiría una ceguera”.

The New York Times (USA): “La personalidad de Perón ha merecido sentidos elogios desde la izquierdista Cuba a las derechistas Brasil y Chile”.

Il Tempo (Italia): “Perón inició en Argentina un experimento político y social, el del justicialismo que, sobre todo cuando se lo juzgue teniendo en cuenta el ambiente en el que fue realizado, las dificultades que se le opusieron y los enemigos que tenían interés en hacerlo fracasar, no podrá dejar de ser considerado como una etapa del progreso social de América latina”.

El Comercio (Perú): “Fue un estadista extraordinario, capaz de conquistar los más altos índices de popularidad”.

Novedades (México): “La historia registrará el nombre de Perón como el de uno de los políticos latinoamericanos más singulares y polifacéticos del siglo XX y, en definitiva, rendirá un juicio positivo”.

1°-7-91974/1°-7-2022.

 

A 48 años de la muerte del General

Cómo fueron las últimas horas con vida de Juan Domingo Perón: de la broncopatía a los problemas cardíacos





https://www.pagina12.com.ar/433700-como-fueron-las-ultimas-horas-con-vida-de-juan-domingo-peron

🎺 La Delio Valdez

Los Ángeles Azules - La Cumbia del Infinito ft. Pablo Lescano