viernes, 11 de marzo de 2022

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 Héctor J. Cámpora

Héctor José Cámpora, llamado afectuosamente El Tío por las jóvenes generaciones peronistas de los años 70, nació en Mercedes, provincia de Buenos Aires, el 26 de marzo de 1909. Fue presidente del centro de estudiantes de odontología de la facultad dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba en 1930. Culminó la carrera de odontología y decidió radicarse en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires.

Fue un leal defensor de la Causa Nacional impulsada por el General Perón a partir de 1945. Acompañó a Eva Perón durante su viaje a Europa en 1947. Electo diputado nacional, ejerció la presidencia de la Cámara de diputados entre 1948 y 1952. Tras la muerte de Evita, sectores reaccionarios y nacionalistas desplazaron a moderados e izquierdistas, tanto de la administración del Estado como del entorno del presidente Perón.

En 1955, tras el golpe de Estado por la autodenominada Revolución Libertadora, fue incluido en una lista de "sospechados" de corrupción y se presentó espontáneamente ante la justicia para ser investigado, pero fue acusado falsamente de corrupción y malversación de fondos y confinado al penal de Ushuaia. En 1957, junto al empresario Jorge Antonio, el dirigente de la resistencia John William Cooke y el líder nacionalista Guillermo Patricio Kelly, protagonizaron una fuga cinematográfica y lograron fugarse a Chile. Más tarde, cerradas las causas judiciales, Cámpora regresó al país dedicándose a diversas ocupaciones para sostener a su familia.

En 1971 fue designado delegado personal de Juan Domingo Perón en remplazo de Jorge Daniel Paladino, quien fuera acusado de desnaturalizar la función al haberse convertido en portavoz de la opinión militar. En tal carácter Cámpora llevó a cabo con éxito el plan de Perón para su retorno al poder en 1973, tras el fracaso de la Revolución Argentina y con la apertura que proponía el entonces presidente General Alejandro Agustín Lanusse. Este buscaba una concertación cívico-militar que integrara al pueblo y a las masas peronistas con las Fuerzas Armadas, en un gobierno conducido por militares, idea que llevaba el nombre de Gran Acuerdo Nacional (GAN), lo cual no prosperó.

Cámpora trabajó duramente y logró los objetivos que allanaron las condiciones para el retorno triunfal del peronismo al poder y de Perón a la legalidad y la escena política. Reorganizó el movimiento, creando la rama juvenil (que representaba el creciente peso de la izquierda peronista, en particular la organización político-militar Montoneros) y logrando la afiliación masiva en todos los sectores. Logró acuerdos con otros partidos políticos más pequeños para conformar del Frente Justicialista para la Liberación (FreJuLi); si bien falló en convencer al segundo partido mayoritario, la Unión Cívica Radical, se debió más a la intransigencia de su conductor, Ricardo Balbín, que a una falta de persuasión política. Aceitó acuerdos con el sector empresario a través de la CGE (Confederación General Económica) conducida por el empresario José Ber Gelbard. Pero el logro fundamental en esta etapa fue el exitoso primer retorno de Perón tras 17 años de exilio.

Héctor Cámpora se presentó en las elecciones de marzo de 1973 como candidato por el FreJuLi, debido a la proscripción técnica hacia Perón de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, que determinaba que los candidatos presidenciales debían acreditar un período previo de residencia en el país, que Perón obviamente no podía satisfacer. La cláusula había sido diseñada ex profeso en contra de la candidatura de Perón. Como vicepresidente de la fórmula fue designado Vicente Solano Lima, del Partido Conservador Popular, un desgajamiento del antiguo conservadurismo de la provincia de Buenos Aires.

La fórmula Cámpora- Solano Lima alcanzó el 49.5% de los votos y la UCR ocupó el segundo lugar con un 25%. Como el FreJuLi no alcanzó más del 50% de los votos la legislación habilitaba una segunda vuelta o ballotage. Sin embargo, para evitar su segura derrota, la UCR renunció a ese derecho y aceptó la victoria de Cámpora, quien asumió el 25 de mayo de 1973, dándose así por finalizado el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina. Acudieron al acto de investidura, entre otros, el entonces presidente socialista de Chile, Salvador Allende, y el de Cuba, Osvaldo Dorticós, en la tradicional Plaza de Mayo se concentraron alrededor de un millón de personas para recibirlo.

En consonancia con su promesa electoral y el deseo del pueblo, su primera medida fue -a horas de asumir- liberar los luchadores sociales retenidos en prisión por la dictadura. El Parlamento trató el tema esa misma noche y fueron amnistiados masivamente numerosos presos políticos. El 28 de mayo Argentina reanudó relaciones diplomáticas con Cuba y proveyó a ese país de automóviles e insumos industriales, rompiendo por primera vez el bloqueo económico de Estados Unidose al que había adherido la dictadura.

Como Ministro de Economía Cámpora nombró a José Ber Gelbard, presidente de la Confederación General Económica, facilitando el establecemiento de un "Pacto Social" entre la Confederación General del Trabajo, el empresariado nacional y el Estado, lo que incluía aumento de salarios y congelamiento de precios. Se retornaron los lineamientos económicos de anteriores gobiernos justicialistas: un Estado fuerte e intervencionista y regulador orientado hacia una distribución más justa de la riqueza.

Pero su afinidad ideológica con la izquierda peronista lo enfrentó con la derecha partidaria, representada esencialmente por las cúpulas sindicales, quienes no ocultaban que hubiesen preferido a Antonio Cafiero - ex ministro de economía durante la segunda presidencia de Perón y cercano al sindicalismo- en su lugar. El 20 de junio de 1973, al regresar Perón al país, se produce la llamada Masacre de Ezeiza, brutal enfrentamiento entre sectores antagónicos por el control de un palco donde hablaría Perón, ceremonia finalmente abortada. La cifra de muertos se estima en decenas e incluso centenas de personas, pero el hecho nunca fue investigado oficialmente.

Finalmente, el 13 de julio de 1973 y habiéndole retirado Perón el apoyo a su gobierno, Cámpora renuncia al cargo, permitiendo la realización de nuevas elecciones, donde habría de ganar Perón con más del 60% de los votos. El gesto de la renuncia promueve que Perón califique a Cámpora como "extraordinario ciudadano argentino". Al asumir, Perón lo nombra embajador en México. Regresa al país el 27 de septiembre de 1975 y producido el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 se ve obligado a refugiarse en la embajada de México en Buenos Aires, permaneciendo allí más de tres años, con un cáncer detectado y sin posibilidad de tratamiento médico especializado. Obligada por la presión internacional, la dictadura le permite volar a México, donde muere poco después, en Cuernavaca, el 19 de diciembre de 1980. En 1991 fueron repatriados sus restos. En 2008 fue emplazado su busto en la galería de ex presidentes de la Casa de Gobierno.

Cámpora: Asunción - Visitas Dorticós y Allende (1973)

Reportaje al presidente electo Hector J. Campora en Italia 1973

11 DE MARZO DE 1973, EL TIO LEAL

 

Cámpora al gobierno, Perón al poder


Autor: Felipe Pigna

El 11 de marzo de 1973, después de casi 18 años de proscripciones, el pueblo argentino pudo finalmente expresarse libremente en las urnas, poniendo fin a una dictadura a la que únicamente puede calificarse de dictablanda en comparación con los horrores vividos a partir de 1976.Pero a la autodenominada “Revolución Argentina”, inaugurada a la fuerza aquel 28 de junio de 1966 por el general Onganía y apoyada por los principales grupos de poder y recordados comunicadores sociales, no le faltaron las desapariciones, los bastones largos, la censura, las torturas, los fusilamientos (como los de Trelew) y los planes económicos que hacían el beneplácito de los “organismos internacionales” y determinaban el deterioro de las condiciones de vida de la  mayoría de los argentinos.

El sueño eterno de Onganía comenzó a hacerse pedazos a partir del Cordobazo, cuando el Ejército, a través de  su jefe, el general Alejandro Agustín Lanusse, comenzó a presionar al general-presidente para que compartiera las decisiones políticas con las Fuerzas Armadas y tomara conciencia de la gravedad de la situación nacional: en ella, ya no cabía su proyecto de dictadura autoritaria y paternalista sin plazos según el modelo del “Caudillo de España por la gracia de Dios” Francisco Franco. El secuestro y asesinato del general Aramburu, llevado a cabo por los Montoneros, y la incapacidad del gobierno para esclarecer el hecho fueron el detonante para un nuevo golpe interno. El desprestigio involucró al Ejército y el general Lanusse optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura designando como presidente, en junio de 1970, a Roberto Marcelo Levingston, un general que había estado del lado de los azules, había sido jefe de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto, era delegado argentino ante la Junta Interamericana de Defensa y cumplía funciones como agregado militar en Washington.

Contra todos los pronósticos, Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Lanusse. Durante su breve presidencia se incrementaron las protestas populares y la actividad guerrillera. Perón, desde Madrid, alentaba a los grupos insurgentes y hablaba del socialismo nacional como la solución para los problemas argentinos, mientras que, para frenar los intentos políticos de Levingston tendientes a trabar todo proyecto democratizador, alcanzó un acuerdo con las principales fuerzas políticas, entre ellas el radicalismo, conocido como “La Hora del Pueblo”. Los firmantes se comprometían a luchar por un proceso electoral limpio y sin proscripciones.

En febrero de 1971, el gobernador de Córdoba, doctor Camilo Uriburu (sobrino de José Félix Uriburu), declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial que había llevado adelante el Cordobazo a la que comparó con una víbora venenosa. Uriburu le “pedía a Dios que le depare el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora”. A los pocos días, el país se sacudió con un segundo Cordobazo, llamado por sus protagonistas “Viborazo”. El Viborazo puso fin a la breve gestión de Levingston y a su delirio de crear un movimiento político sin tener en cuenta la opinión del pueblo.

El 26 de marzo de 1971, Lanusse asumió la presidencia en un clima político totalmente desfavorable. La violencia guerrillera crecía, el descontento popular también, se sucedían las puebladas, Perón sumaba día a día más adeptos, y la continuidad del gobierno militar se tornaba insostenible. Lanusse, muy a su pesar, evaluó  que el principio de solución a los múltiples conflictos pasaba por terminar con la proscripción del peronismo y decretar una apertura política que permitiera una transición hacia la democracia. En este contexto propuso un Gran Acuerdo Nacional (GAN) entre los argentinos y anunció la convocatoria a elecciones nacionales sin proscripciones para 1973 pero instalando el sistema de ballotage, soñando con la unión de todo el antiperonismo en una segunda vuelta, e incluyó una provocadora cláusula que obligaba a Perón a fijar domicilio en Argentina antes del 25 de agosto de 1972.

El viejo líder movió sus piezas en aquella partida y evaluó que no le daría el gusto a Lanusse y su dictadura decadente, pero además creyó que no era conveniente que fuera él quien gobernara en el conflictivo período de transición y decidió designar a su delegado personal y ex presidente de la Cámara de Diputados durante el primer peronismo, Héctor J. Cámpora, como candidato a presidente, quien tendría una misión vicaria hasta que el balcón de la Rosada pudiera ser recuperado por el inquilino que más uso supo darle. El slogan sería “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.

Aquel 11 de marzo de 1973 triunfó el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), con la fórmula Héctor J. Cámpora-Vicente Solano Lima, que obtuvo más de 6 millones de votos (49%) mientras la fórmula radical encabezada por Balbín llegaba a los 2 millones seiscientos mil (21%). El Comité Central de la UCR entendió innecesaria una segunda vuelta. En medio de enormes festejos populares en la que el sector más dinámico y más recientemente incorporado al movimiento, la Juventud Peronista, tuvo un innegable protagonismo, el presidente electo intentaba desde las oficinas del P.J. de Oro y Santa Fe comunicarse telefónicamente a Madrid con Perón: –Hola señora Isabel. Estamos aquí reunidos con todos los periodistas argentinos y extranjeros. Nos acompañan los compañeros de la CGT, el compañero Rucci, el compañero Coria de las 62 organizaciones, el compañero Lorenzo Miguel de la UOM y todo el Consejo Superior. Y mucha gente que se ha llegado a comprobar una vez más la solidaridad del pueblo argentino que tiene para con el general y para con usted. Y ya es un hecho cierto que el general Perón y usted tienen su residencia en la República Argentina.

– Muchas gracias doctor, estamos muy contentos. Yo se lo voy a transmitir al general.
–Si fuera posible, señora, que yo le pudiera decir unas palabras al general se lo agradecería mucho.
–A ver un momentito, doctor.
–Gracias, señora.
Pero el momentito se fue transformando en eterno hasta que finalmente del otro lado del teléfono se escuchó aquella voz inconfundible que lamentablemente se nos tornaría tan “familiar”.
–Doctor Cámpora, López Rega le habla…1

Así estaban las cosas por marzo de 1973 cuando Cámpora se aprestaba a ocupar el gobierno y Perón el poder. Estaba claro que el peronismo había dejado hacía años de ser aquel movimiento monolítico del período 1945-1955. Ahora convivían en su interior conflictivamente distintos sectores, en algunos casos de ideología opuesta, y todos ellos parecían contar con el aval de Perón. Durante los 18 años de proscripción, habían sido muchas las incorporaciones al movimiento que desde la derecha y también desde la izquierda, se habían sumado al aparato tradicional.

El 25 de mayo asumió la presidencia el doctor Cámpora, llamado cariñosamente el “el Tío”, por ser el hermano de “papá”.  En la ceremonia de asunción del mando se encontraban presentes los presidentes socialistas de Chile, Salvador Allende, y de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado. La Juventud Peronista (JP) se adueñó del acto e impidió a los militares realizar el desfile tradicional. Mientras coreaban “se van, se van, y nunca volverán”, imaginaban en aquella tarde de mayo de 1973, bajo aquel cielo cargado de esperanzas, que aquella nefasta alianza entre el poder económico más concentrado, la jerarquía eclesiástica y el autoritarismo cívico-militar no tendría nunca más cabida en Argentina.

Referencias:

1 Diálogo extraído del documental “Historia Argentina 1973-1976”, dirigido por Felipe Pigna, Universidad de Buenos Aires, Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini, 2002.

Fuente: www.elhistoriador.com.ar

CIUDAD ROTA

 

Subió un 10 por ciento mensual en febrero según datos de Ciudad

Aumento inédito en la canasta de indigencia

A raíz de la fuerte inflación en alimentos, el conjunto de bienes cuyo consumo impide caer en una situación de precariedad total se encareció tanto como en 2002.

La canasta de indigencia se encareció más que la de pobreza. (Fuente: Bernardino Avila)
La canasta de indigencia se encareció más que la de pobreza.. Imagen: Bernardino Avila

La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que marca el límite de la indigencia, subió en febrero 10,1 por ciento en la Ciudad de Buenos Aires. Se trata de la primera vez que ese indicador aumenta dos dígitos en un mes desde que se cuenta con registros oficiales en el distrito. Si bien el Indec todavía no difundió el dato de inflación de febrero, cuyo capítulo de productos básicos determina el movimiento de las líneas de pobreza e indigencia, las consultoras privadas estimaron que el dato volvió a ubicarse cerca del 4 por ciento.

Los datos de la Dirección General de Estadística y Censos porteña dejan en evidencia un incremento mayor en los alimentos de primera necesidad por sobre el resto de los bienes y servicios de la economía, ya que el mes pasado el alza de la Canasta Básica Total (CBT), que marca el tope de la situación de pobreza, fue del 6,6 ciento, en tanto la Canasta Total (CT) que delimita a la clase media, lo hizo en un 6 por ciento, cuatro puntos porcentuales menos que los gastos de indigencia.

Una familia de cuatro integrantes que vive en la ciudad de Buenos Aires necesitó en febrero ingresos de por lo menos 85.259 pesos para no estar en situación de pobreza y de 47.048 pesos para no ser indigente, mientras que fueron necesarios 131.701 pesos para que fuera considerada de clase media. En todos los casos, los montos señalados no incluyen el pago del alquiler de vivienda ni de las expensas comunes, por no ser considerados gastos de consumo.

Si bien la Ciudad comenzó a difundir los datos de líneas de pobreza y canastas de consumo en enero de 2017, hay que remontarse a mediados de 2002 para encontrar un mes en el que los precios de los alimentos básicos en la Ciudad de Buenos Aires hayan registrado un aumento de dos dígitos.

Los datos del organismo de la ciudad de Buenos Aires se difundieron antes de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) haga lo propio con las canastas básica alimentaria (CBA) y total (CBT), que marcan respectivamente los límites de la indigencia y la pobreza.

El incremento acumulado en los últimos doce meses también indica un mayor impacto para los sectores indigentes, ya que la CBA tuvo un alza interanual del 54,2 por ciento; la de pobreza, un 50,3 por ciento y la de clase media, un 51,9 por ciento.

Aumentos

Según los últimos datos del Indec, el tomate redondo subió 82,2 por ciento en enero, mientras que la lechuga lo hizo en un 51,1 por ciento y el limón, un 30 por ciento. La cebolla subió 11,3 por ciento; la papa, 14,2 y la naranja, 15,2 por ciento. Por otro lado, el pan de mesa avanzó un 11,8 por ciento y la harina de trigo, 5,7 por ciento. El arroz blanco lo hizo en un 5 por ciento; los fideos, 2,8 por ciento y el aceite, 3 por ciento.

La sal fina subió 3,2 por ciento y la gaseosa base cola, un 3,4 por ciento. El agua sin gas creció un 4,7 por ciento; el café molido, 6,2 y la yerba mate avanzó 3,9 por ciento. Entre las carnes, los cortes vacunos quedaron estables, aunque el pollo entero subió 2,6 por ciento y el filet de merluza hizo lo propio con un 9,1 por ciento.

En doce meses, los alimentos acumulan una suba del 52,1 por ciento. Leches y productos lácteos se encarecieron un 62 por ciento en el último año, mientras que verduras, tubérculos y legumbres lo hizo en un 62,4 por ciento. En esa línea también se ubica café, té yerba y cacao, con el 64,6 por ciento de suba anual.

EL ODIO ORGANIZADO

 

Meta dijo que es una excepción "temporal" a sus reglas

Facebook, Instagram y WhatsApp habilitan los mensajes de odio contra Rusia

Meta Platforms, empresa propietaria de Facebook, Instagram y Whatsapp, permitirá que los usuarios de sus redes sociales en países de Europa del Este puedan publicar mensajes escritos y gráficos que llamen a la violencia contra los soldados rusos e inciten a la muerte de Vladimir Putin. Por su parte, la Federación Rusa anunció acciones contra casa matriz de Facebook por instar "al asesinato" de ciudadanos de ese país.

La información fue revelada a través de mails internos de la compañía de Mark Zuckerberg a los que tuvo acceso la agencia Reuters, y luego la compañía no tuvo más remedio que reconocer que hubo un cambio temporal en sus políticas de incitación al odio.

Una excepción "temporal" a las reglas de Meta

“Como resultado de la invasión rusa de Ucrania, hemos permitido temporalmente formas de expresión política que normalmente violarían nuestras reglas, como un discurso violento como 'muerte a los invasores rusos'. Todavía no permitiremos llamadas creíbles a la violencia contra los civiles rusos”, dijo un portavoz de Meta en un comunicado.

Es decir que los moderadores de la red permitirán los llamados a la muerte de los líderes a menos que contengan otros objetivos o tengan dos indicadores de credibilidad como la ubicación o el método, según aclaraba un mail.

De hecho, por estos días, en Instagram y Facebook son publicados mensajes que piden la muerte de Putin y del presidente bielorruso Alexander Lukashenko, algo que históricamente fue censurado por quienes monitorean las denuncias de usuarios.

La permisividad “temporal” para incitar al odio rige en Armenia, Azerbaiyán, Estonia, Georgia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumania, Rusia, Eslovaquia y Ucrania.

"Permitir el discurso violento T1"

En el correo electrónico enviado recientemente a los moderadores, Meta destacó un cambio en su política de incitación al odio tanto hacia los soldados rusos como hacia los rusos en el contexto de la invasión.

"Estamos emitiendo una concesión del espíritu de la política para permitir el discurso violento T1 que de otro modo sería eliminado bajo la política de Discurso de Odio cuando: (a) se dirija a soldados rusos, EXCEPTO prisioneros de guerra, o (b) se dirija a rusos donde sea claro que el contexto es la invasión rusa de Ucrania (por ejemplo, el contenido menciona la invasión, la autodefensa, etc.)", dijo en el correo electrónico.

"Estamos haciendo esto porque hemos observado que en este contexto específico, los 'soldados rusos' se utilizan como representantes del ejército ruso. La política de Discurso de Odio continúa prohibiendo los ataques contra los rusos", decía el mail.

La respuesta de Rusia

Luego de que surgió el escándalo, la embajada de Rusia en los Estados Unidos exigió que Washington detuviera las "actividades extremistas" de Meta.

"Los usuarios de Facebook e Instagram no dieron a los propietarios de estas plataformas el derecho de determinar los criterios de verdad y enfrentar a las naciones entre sí", dijo la embajada en Twitter en un mensaje.

La semana pasada, Rusia prohibió Facebook en represalia por la censura las cadenas de noticias rusas. También tomó medidas contra las empresas de tecnología, incluido Twitter.

 

¿Cuáles son las posibilidades 

de que Rusia ataque a 

Estados Unidos tras 

invadir Ucrania?

El despliegue de tropas rusas en Ucrania y la condena de la mayoría de países a las acciones de Vladimir Putin, ponen de relieve el riesgo de padecer una guerra entre ambos hemisferios que no se materializa desde la Segunda Guerra Mundial. Esta terminó en 1945 y dejó millones de pérdidas humanas, además de una Europa devastada económica y moralmente.

Ante el panorama actual, existe la duda de qué tan probable es que Rusia decida atacar Estados Unidos. Es algo que, en realidad, nunca ha sucedido, sino que más bien se ha limitado a un enfrentamiento en materia de tecnología y, más recientemente, en lo que se conoce como una “guerra informativa”, como lo sucedido en las elecciones de 2017 que dieron la victoria a Donald Trump.

La presencia en EE.UU. del país liderado por Putin es, entonces, mucho más estratégica y no requiere un ataque armado. Hoy es más efectivo y rentable un ataque cibernético o la difusión de información falsa que el despliegue de fuerzas armadas con alto costo económico. Sus efectos, como constató el mundo el 6 de enero de 2021 cuando cientos de ciudadanos atacaron el Capitolio, pueden ser igual de desestabilizadores que una guerra armada.

Estados Unidos vs Rusia en el tiempo

La capacidad de ambas potencias mundiales se mantuvo en tensión durante todo el periodo conocido “Guerra Fría”, un “enfrentamiento ideológico y tensión prebélica desarrollada durante la segunda mitad del siglo XX entre los bloques occidental-capitalista (liderado por Estados Unidos) y oriental-comunista (liderado por la Unión Soviética, del que se separó posteriormente China para seguir su propio camino)”, apunta un análisis de la UNAM.

En este tiempo, que comprendió de 1945 hasta 1991, surgió la OTAN (Organización del Atlántico Norte) una fuerza militar conjunta, financiada por varios países, principalmente Estados Unidos, que defiende a Occidente de (en ese entonces) la “amenaza comunista”. El acercamiento de Ucrania con esta organización es una de las motivaciones de la invasión que hoy lleva a cabo Vladimir Putin.

Durante todo ese tiempo, Estados Unidos y Rusia apoyaron a muchos países en diferentes conflictos bélicos en todos los continentes, sin embargo, jamás se enfrentaron directamente. Lo más cerca que estuvieron de que sucediera fue cuando se dio la llamada “Crisis de los misiles”, 1962, cuando la entonces Unión Soviética instaló rampas de misiles en Cuba, a lo que Estados Unidos respondió con la amenaza de bombardear la isla e iniciar un conflicto bélico con el gigante euroasiático, por lo que la instalación fue desmantelada en menos de un mes.

Energía: pieza clave del conflicto

Si bien un ataque armado entre ambos países es poco probable, lo que está en juego en realidad es el suministro energético que provee Rusia a Europa y su influencia en el mercado de otros países como Estados Unidos. Tan sólo el reconocimiento de las potencias separatistas de Lugansk y Donetsk provocó un alza en el precio del petróleo no vista desde el 2014, cuando Rusia también invadió Ucrania y se anexó la región de Crimea.

El aumento en el costo del barril de crudo impacta directamente el precio de los energéticos, por lo que los estadounidenses pagarán más por gasolina en los próximos meses y, en consecuencia, afectará el precio de todos los productos que ya venía elevándose a causa de la inflación.

En noviembre de 2021, Estados Unidos importó 178.550 barriles diarios de petróleo de Rusia, de acuerdo con la EIA, un 3 por ciento del total de las importaciones de petróleo de la Unión Americana.