lunes, 6 de diciembre de 2021

 

Cenital

MUNDO PROPIO

Juan Elman
La gente vota
Una vuelta a un mundo en desorden. Miradas, voces y lecturas para entender dónde estamos parados.
06/12/2021

¡Buen día!

Espero que esta semana te encuentre bien. Yo estoy contento porque conseguí una bici. Entonces, recorro Santiago en otro plano, más cerca de la calle, veo la ciudad de otra manera. Puede sonar un poco naif, pero tener bici me hace sentir que soy de acá. Y eso es algo que me gusta hacer cuando viajo: jugar a que soy otro, inventarme una vida al menos un poco distinta, con otra gente. Tengo también otra rutina y eso ayuda. Y así te das cuenta que entraste, paradójicamente, en ese viaje. Sucede, por ejemplo, cuando estás caminando por la calle, o quizás arriba de la bici esperando para cruzar, y te preguntás por qué no, te decís a vos mismo que tranquilamente podrías vivir acá, al menos por un tiempo. Ahí es cuando la magia empieza a suceder. 

Pero hay que trabajar. Faltan dos semanas para la segunda vuelta en Chile. Estas son algunas cosas que, creo, tenés que saber.

BORIC ARRANCA MEJOR, AUNQUE NO SE FÍA DE ENCUESTAS

El clima en Santiago cambió. Si los primeros días después de la primera vuelta el péndulo estaba del lado de Kast, hoy es Boric quien se encuentra mejor posicionado. 

La sensación, que comienza a recorrer las editoriales de los principales medios de la derecha, está reforzada con la publicación de la primera tanda de encuestas:

  • Cadem. Boric: 53% vs Kast: 47% (indecisos\no votaría: 25%)
  • CriteriaBoric: 54% vs Kast: 46% 
  • Data Influye. Boric: 54% vs Kast: 41% (entre quienes afirman que van a votar)
  • Activa. Boric: 42,2% vs Kast: 28,3% (indecisos: 16%; no va a votar: 8,5%; nulo\blanco: 5%).

Es apenas una foto, pero con algunas tendencias interesantes para hacer zoom. Una muy relevante es el voto femenino. El crecimiento de Boric en ese electorado ha sido notable. Según Criteria, Boric le saca casi 20 puntos de ventaja a Kast entre las mujeres. Puede que esta diferencia sea crucial en la segunda vuelta.

“Las mujeres decidirán esta elección”, escribió el analista Alfredo Joignant. Lo hizo en un tuit con cita a un video donde José Antonio Kast convoca a un “mujerazo” y pide perdón por haber planteado la eliminación del Ministerio de la Mujer, uno de los varios giros en u que su programa viene ensayando en estos días. El culebrón comenzó apenas unas horas después de la primera vuelta, con la difusión de un video de un diputado de sus filas, Johannes Kaiser, plagado de dichos machistas, en el que llega a cuestionar el voto femenino. Kast salió a despegarse y Kaiser renunció a la bancada del partido, pero el daño ya estaba hecho. 

Kast ahora va a poner el foco en ese electorado. Una de las tendencias tuiteras de la semana, de hecho, fue #MujeresPorKast, donde diferentes usuarias explicaban, más que el apoyo al candidato ultraderechista, su rechazo a Boric. Me hizo acordar a una historia fascinante. La oposición del movimiento de mujeres de derecha al gobierno de Allende, primero plasmado en la famosa Marcha de las cacerolas vacías, en 1971, y luego ya como movimiento organizado a partir de 1972 bajo un nombre elocuente: Poder Femenino. 

Todo esto lo cuenta la historiadora Margaret Power en su libro La mujer de derecha: el poder femenino y la lucha contra Salvador Allende, 1964-1973. Allí, Power relata cómo ese movimiento fue una pieza clave en la oposición al gobierno de la Unidad Popular, convocando a mujeres de clase media y extracción obrera, además de clase alta. Una clave de ese éxito fue que el movimiento logró instalar la narrativa de que los intereses de la mujer, que en ese discurso equivalía a familia, se encontraban más allá de las internas partidarias y que, ante un gobierno que los ponía en riesgo, había que salir a defenderlos. La prueba de su potencia fue reconocida tiempo después, cuando Pinochet decidió desarmar la organización. Julia Rosemberg le dedicó una columna en Un Mundo de Sensaciones hace unos años.

Rumores. El último aseguraba que Kast se había reunido con Franco Parisi, el candidato anticasta que salió en tercer lugar, en el viaje relámpago que hizo a Estados Unidos en el medio de la semana pasada (con el que sí se reunió fue con Marco Rubio). Se especulaba con un acuerdo y apoyo a Kast, pero fue desmentido por Parisi. Ayer el ultraderechista fue a su programa Bad Boys, que tuvo récord de audiencia. En la semana sería el turno de Boric, que fue criticado por prestarse al show de la antipolítica y ahora dice que su participación está en duda. No son pocos los que señalan los riesgos, para ambos candidatos, de las señales para apuntar al universo Parisi.

Apoyos. Finalmente, el candidato oficialista Sebastián Sichel anunció su apoyo a Kast. Lo hizo después de haber presentado un documento con 9 condiciones a cumplir, como el compromiso a mantener las leyes actuales de aborto y matrimonio igualitario, el Ministerio de Mujeres, el Instituto de Derechos Humanos y el multilaterialismo en política exterior, entre otras cosas. La carta generó molestia dentro del Partido Republicano. Pero, unos días después, y sin un respaldo público a sus condiciones, Sichel se sumó al bando. No fue la única carta. Desde España, Joaquín Lavín, el otro aspirante a la presidencia de la centroderecha que se vendía como “socialdemócrata” y a favor de cambios sociales profundos, anunció su apoyo a Kast. 

Quiero cerrar con esta nota de Maximiliano Alarcón, porque creo que alumbra algo mayor. El periodista viaja a Tirúa, una comuna donde el 70% de sus habitantes son mapuches y que se encuentra militarizada, como parte de la región Bio Bio, en el sur de Chile. Se trata de una comuna en la que ganó Kast. Y, si bien en general la comuna siempre ha votado por candidatos de derecha, Alarcón encuentra que hay mucha gente que se sentía repelida –y amenazada– por el discurso de Kast, pero no tenía rastros de la campaña de Boric, y por tanto no se sentían convocados a votar. Que ni panfletos llegaban (la nota también cuenta el ascenso del evangelismo en comunas mapuches, que también parece haber jugado un rol en la votación a Kast). Pero Alarcón también encuentra que hoy, y todavía sin rastros del candidato de izquierda, muchos se van a movilizar igual contra Kast, votando en la segunda vuelta por Boric.

Otra mujer agregó que: “Si Piñera fue terrible con nosotros, imagínese cómo será el Kast. No queremos otro dictador. El problema es que el Boric no nos asegura nada, ni siquiera ha venido para acá, como si vino la Beatriz Sánchez cuando fue candidata. Si Boric quiere ganar tiene que convocarnos a nosotros, los que no votamos en la primera vuelta”.

Para terminar la conversación, las tres reconocieron que irían a votar por Gabriel Boric de todas formas.

Es algo que apareció en algunas conversaciones que tuve en Santiago, algunas en medio de movilizaciones contra Kast. Una organización que se percibe y puede mejorar los números de participación, pero que trasciende a Boric y su discurso. 

Faltan dos semanas para las elecciones y la campaña oficial de la segunda vuelta, con debates incluidos, acaba de comenzar. Muchas cosas pueden pasar.

Más Chile


Qué estoy siguiendo: edición Europa

Es como si la rueda volviera a su lugar de origen. Europa es otra vez el epicentro de la pandemia, con dos tercios de los nuevos contagios, y según expertos la Ómicron va a ser la variante dominante en poco tiempo. Pero hoy quiero que prestemos atención a otras historias que están dando vuelta en dicha región, a la que dedicamos el segmento.

Vuelve a subir la tensión en Ucrania

Hace un tiempo contamos que Rusia estaba mandando soldados a la frontera con Ucrania, donde hay una guerra separatista librada desde 2014. A principios de año fueron aproximadamente 100.000 soldados y en las últimas semanas se habla de un contingente similar, aunque menor. Lo cierto es que las alarmas por una posible invasión del Kremlin, que Kiev viene formulando hace tiempo, ahora encontraron eco en Estados Unidos. El Washington Post reveló que fuentes de inteligencia norteamericanas creen que dicha invasión, que sería desplegada en diferentes puntos limítrofes y con un contingente de 175.000 soldados, podría darse “tan pronto como a principios de 2022”. El Kremlin, una vez más, niega estar preparando una invasión y enmarca sus movimientos como “medidas técnicas y militares adecuadas” para lidiar con la “creciente” actividad de la OTAN cerca de la zona.

El propio secretario general de la OTAN dijo que están “preparados para lo peor” y advirtió que Rusia pagaría un “alto precio” si decide avanzar en una invasión. Tras la reunión con la alianza, hubo otra entre el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y Sergei Lavrov, su contraparte ruso, dedicada a la cuestión. La más importante, sin embargo, va a ser mañana: Putin y Biden tienen previsto una videollamada para bajar la tensión, o al menos generar cierta previsión sobre lo que puede pasar. 

El contexto importa. La escalada se da en plena crisis migratoria entre Europa y Bielorrusia, donde Putin es señalado como cómplice, y mientras la certificación final del gasoducto Nord Stream 2, que conecta a Rusia con Alemania esquivando a Ucrania, se encuentra detenida, una de las últimas medidas del gobierno de Merkel que deberá resolver su sucesor en apenas unas semanas. Pero la entrada de Estados Unidos a la primera plana del conflicto tiene, quizás, otro significado. Lo contamos en el correo dedicado a la retirada en Afganistán: el compromiso militar norteamericano con Europa se ha reconfigurado. De hecho, cuando a principios de año el Kremlin mandó esos 100 mil soldados a la frontera, la Administración Biden admitió que no se involucraría en un conflicto en la zona. Por eso es que esta nueva escalada significa otro test a la nueva política exterior de la Casa Blanca. No por nada, la semana pasada el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor conjunto, salió a decir que los adversarios de Estados Unidos no deben sacar “conclusiones equivocadas” sobre el retiro militar en Afganistán.

¿Quién le teme a Eric Zemmour?

La nueva estrella de la ultraderecha francesa, el polemista Eric Zemmour, formalizó su candidatura a presidente. El panorama de cara a las elecciones de abril del año próximo, donde Macron se juega su futuro, se empieza a aclarar. Si bien los medios franceses no están publicando muchas encuestas –sobre todo después de una investigación de Le Monde sobre la falencia metodológica de varios sondeos– las últimas daban a Zemmour una posición competitiva, peleando con Marine Le Pen, la otra candidata de la ultraderecha, el acceso a la segunda vuelta. Ambos representan posiciones nativistas y contra el Islam, pero la diferencia crucial de Zemmour radica en su estilo: periodista y autor de varios libros, su aire de intelectual lo volvió un personaje popular en los medios. Como señala Didier Fassin, su ascenso es el reflejo de un sistema que se ha corrido a la derecha en los últimos años, afectando la posición de la mayoría de los partidos. 

Las bases todavía importan: en la interna de Los Republicanos, la centroderecha que se ha radicalizado en los últimos años, triunfó la carta más moderada como candidata: Valérie Pécresse.  La centroderecha tradicional corre el riesgo de quedarse otra vez afuera de la segunda vuelta.

A meses de las elecciones en el segundo país más importante de la Unión Europea, Mundo Propio hace su apuesta: va a ganar alguien de derecha. La cosa ya empieza a ser confusa. Ya nadie sabe a quién se refieren cuando hablan de la “nueva derecha francesa”. 

La Ruta de la Seda versión europea

La semana pasada, la Comisión Europea presentó Global Gateway, un proyecto de inversiones en infraestructura en el que planea desembolsar alrededor de 340.000 millones de dólares. No hay eufemismos: la propia Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión, lo promociona como una “verdadera alternativa” a la iniciativa de la Franja y la Ruta de China. Con África como principal foco de inversiones, la Comisión dice que la diferencia con el megaproyecto chino es que este sería más “sostenible” y orientado a la transición digital y ecológica. Es curioso, pero Estados Unidos dice algo similar cuando vende su proyecto, la iniciativa Build Back Better World (B3W), que Biden promocionó en la última cumbre del G7. La Comisión dice que ambas iniciativas occidentales se van a complementar, aunque todavía resta saber cómo. 

La noticia nos dice al menos dos cosas. Lo primero es el intento de Europa de levantar cabeza en el escenario internacional y proyectar autonomía en su política exterior (debates que hemos abordado también en términos militares en el correo de Afganistán). Lo segundo puede sonar una paradoja, pero es la creciente convergencia que muestran Europa y Estados Unidos a la hora de hablar y actuar respecto a China. De hecho, la semana pasada hubo una reunión conjunta dedicada a complementar esfuerzos en la “rivalidad sistémica” con Beijing. 

Va a ser interesante saber cuál va a ser la posición del nuevo gobierno alemán respecto a China, teniendo en cuenta que Merkel fue una de las principales promotoras de mantener y ensanchar los vínculos económicos entre ambos bloques. Acá, Zachary Basu destaca un detalle: el acuerdo de coalición del nuevo gobierno es el primero en la historia del país donde se menciona a Taiwán.


Bonus track

¿El fin de Roe vs Wade? El derecho al aborto en Estados Unidos corre peligro. La Corte Suprema está discutiendo una ley en Missisipi que busca restringir el plazo de acceso a un aborto a 15 semanas. Las alarmas están encendidas porque hay riesgo de que, con su decisión, la Corte termine anulando el fallo (Roe vs Wade) que garantiza el aborto a nivel federal. Se trata de una posibilidad que viene tomando fuerza con la decisión de Trump de designar a Amy Barrett como jueza de la Corte, lo que le da a los conservadores una supermayoría de 6-3. Lo cierto es que el derecho al aborto ya se viene limitando hace un tiempo en algunos estados, siendo Texas el último gran caso con una ley que lo prohibe de hecho. La decisión final de la Corte se espera para junio de 2022, así que es posible que empieces a escuchar mucho sobre esto en los próximos meses.

Idas y vueltas en Venezuela. Hay segmentos que envejecen mal. La semana pasada hablamos sobre la normalización política en el país caribeño, a raíz de las elecciones regionales en las que participó la oposición. Bueno, ese mismo lunes la justicia electoral ordenó la repetición de los comicios en el estado de Barinas, en el que el opositor Freddy Superlano le había ganado a Argenis Chávez, hermano del expresidente Hugo. El argumento utilizado fue que Superlano estaba inhabilitado por la Contraloría por tener causas administrativas y penales en estado de averiguación. Horas después de la decisión, el propio Argenis se bajó de la repetición de elecciones y luego se cruzó con Diosdado Cabello, hombre fuerte del madurismo, sobre el proceso de selección del nuevo candidato. La trama ya se empieza a leer como una interna más dentro del bloque oficialista.

En el otro campo, una noticia de última ahora refuerza la tesis sobre la reconfiguración de la oposición. Julio Borges anunció su renuncia como canciller de la “presidencia interina” de Guaidó y dijo que era momento de ponerle fin a la estrategia del interinato. La maniobra de Borges, fundador de Primero Justicia (PJ) y una de las caras tradicionales más conocidas de la oposición, aísla todavía más a Guaidó y vuelve a cuestionar su posición de líder del bloque, hoy cada vez más disperso.


Picadito

  1. Pese a críticas, Biden y AMLO acuerdan reactivar el programa "Quédate en México".
  2. Afganistán: el guía supremo talibán prescribe tímidos avances para las mujeres.
  3. Irán y Estados Unidos sacan chispas en las negociaciones nucleares.
  4. Gambia: el presidente gana las elecciones; la oposición las rechaza.
  5. Turquía: en medio del desplome de la lira, renuncia el ministro de Finanzas.