Elecciones en los Estados Unidos (4): ¿Qué ves cuando me ves?
Si estás preparado para mirar las elecciones yanquis, quedarte hasta tarde comiendo hamburguesas con papas y aros de cebolla, y un balde del helado más lechoso, artificial y rico disponible en el mercado, mientras tus múltiples pantallas se llenan de proyecciones y datos de los cuales muchos, muchísimos serán inútiles, y te preguntás si vale la pena seguir mirándolas y llegar tarde a trabajar o es mejor irte a dormir porque el final de temporada será más largo que la madrugada del miércoles, es bueno tener a mano un pequeño manual para evitarte disgustos, no sucumbir a las fake news o saber si la serie va a ser romántica, dramática o bélica. Aquí habrá algunas pistas. El resto es dejar que la noche electoral te sorprenda.
Los estados oscilantes
Sabemos ya que esta no es una elección presidencial sino que son elecciones indirectas simultáneas en las que los cincuenta estados y la capital, Washington DC, eligen con apenas un mínimo de reglas comunes a sus delegados al Colegio Electoral, lo importante no es quién tendrá más votos sino quién vaya a sumar más delegados electorales. En alrededor de 40 estados no existe casi ninguna duda sobre quién será el ganador, por lo que alrededor de una decena que están signados por la incertidumbre son los que inclinarán la balanza. Cuando el martes empiecen a dar resultados y cuenten que proyectan que Biden se va a imponer en Nueva York o que Trump va a ganar en Kentucky podés seguir tranquilo con la hamburguesa. Entre los estados con mayor grado de incertidumbre electoral, podemos identificar distintos grupos.
Los que ganó Hillary Clinton en 2016
Nevada, New Hampshire y Colorado son estados de tradición conservadora u oscilante que parecen haberse inclinado de manera más decidida hacia el partido demócrata. Si bien hay pocas dudas sobre la victoria de Biden en estos, si aparecieran pintados de rojo el martes a la noche serían señal de reelección segura.
Estados conservadores tradicionales que aparecen en disputa
Hay algunos de enorme tradición republicana que, a nivel presidencial, están achicando o revirtiendo esa tendencia. Del mismo modo que los anteriores, pero al revés, si vieran que sus pantallas asignan una victoria en Georgia o en Texas a Joseph Biden, el camino a la reelección sería imposible y tendríamos nuevo presidente. La diferencia: las encuestas, a diferencia de los estados nombrados antes, suponen alguna ventaja de Trump pero son, en general, muy parejas.
Los verdaderos estados oscilantes
Esos que vas a encontrar nombrados como swing states. En ese grupo vas a encontrar a Ohio, Iowa, Minnesota, Michigan, Wisconsin, Arizona, Carolina del Norte y, por sobre todo, Pensilvania y Florida. Son los que explican la victoria de Trump, donde las encuestas se equivocaron en 2016. Si el error de los sondeos esta vez fuera igual o menor a cinco puntos, el camino para una victoria de Trump es estrecho. El más probable supone victorias en Iowa, Ohio, Florida y Pensilvania y uno de dos entre Arizona o Carolina del Norte. Una victoria de Biden en Pensilvania -donde tiene un promedio de cinco puntos de ventaja- o Florida, prácticamente definiría la elección a su favor. Aún perdiendo en ambos, Biden podría ganar en Minnesota, Michigan, Wisconsin, Arizona y Carolina del Norte, donde aparece con ventajas de distinto calibre en las encuestas y quedarse con todo, aunque es un escenario mucho menos probable.
Las encuestas
Los mayores perdedores de aquella noche de noviembre en la que Donald Trump resultó electo como presidente de los Estados Unidos fueron los encuestadores. Bueno, quizás los demócratas, pero el de los encuestadores fue un subcampeonato bastante deshonroso. Había consenso sobre una victoria ajustada de Hillary Clinton y pasó, básicamente, lo contrario. Ahora dicen que las compañías ajustaron sus preguntas, sus criterios demográficos y sus estimaciones de votantes y que, con eso, mejoraron. Si eso es cierto, Biden está entre siete y diez puntos encima de Trump y, si así fuera, deberíamos estar viendo que lo favorezcan en varios estados clave más bien tempranito y tener una idea clara de qué pasa algo después de la medianoche. Si las encuestas están equivocadas, lo único seguro es que el miércoles va a ser un día largo. La ventaja de Biden en los guarismos es mayor a la de Hillary Clinton y, si bien nada es seguro en este mundo -y mucho menos el futuro-, su chance de ganar es aún mayor.
El voto anticipado
Al terminar el mes de octubre, 92 millones de personas ya habían emitido su voto, ya sea por correo o en persona, en alguno de los sitios habilitados para hacerlo. La cantidad de personas que ya sufragó equivale a unos dos tercios de la participación total de 2016, lo que sugiere que posiblemente la participación electoral sea históricamente alta. El problema, contamos, es que estamos ante una sociedad dividida, donde la confianza en el sistema es baja, y estos votos son desproporcionadamente más demócratas que el promedio. Por ello, tanto el presidente Trump como el Partido Republicano, han cuestionado la legitimidad de estos votos y han recurrido a las cortes con la intención de descalificar tantos como sea posible. Los votos por correo, por sus medidas de verificación y seguridad, resultan más difíciles de contar, y algunos estados, entre ellos el estado clave de Pensilvania, demorarán días en finalizar el recuento. Un escenario probable el martes, en caso de que los números fueran apenas más ajustados de lo que sugieren las encuestas, sería un Trump en ventaja gracias a los votos presenciales del martes y millones de votos desproporcionadamente demócratas pendientes de ser contados, en un marco de baja confianza ciudadana en las instituciones vigentes. Un escenario de pesadilla en el que pesarían las decisiones de las cortes de justicia y, casi con seguridad, las movilizaciones callejeras, con altas posibilidades de episodios de violencia. Un antídoto claro, aunque imperfecto, sería una victoria holgada de alguno de los dos.
Bonus track, las propuestas en las urnas
Si la democracia estadounidense, en su republicanismo federal, no ha temido aplastar a la voluntad de las mayorías de votantes, lo cierto es que los estados conservan también un reducto para la democracia directa que son las propuestas que, por distintas iniciativas, se ponen a consideración de la ciudadanía. En esta elección, algunos temas de peso estarán en las urnas junto a Trump y Biden. En California, Uber y Lyft impulsan una legislación para evitar que los choferes sean considerados trabajadores bajo relación de dependencia, Colorado decidirá si limitar el derecho al aborto a partir de la semana 22 de embarazo, y California e Illinois votarían sobre iniciativas para dotar de mayor progresividad a sus sistemas impositivos. Massachusetts, Colorado, Virginia y Missouri decidirán sobre iniciativas para limitar la arbitrariedad estadual en el proceso electoral. En el país que inventó la guerra contra las drogas, Arizona, Nueva Jersey, Dakota del Sur y Montana podrían legalizar la marihuana para uso recreativo, lo que llevaría el total de estados que la permiten a 15, además de Washington. Mientras, en una iniciativa inédita, Oregon -donde la marihuana es legal hace años- votará si despenaliza la posesión de cualquier clase de estupefaciente en pequeñas cantidades.
Bonus track dos
Si estás muy embalado para el martes y querés adentrarte en los Estados Unidos de más allá de Nueva York y Los Ángeles, vayan estas recomendaciones artísticas aleatorias. Una película, Sin nada que perder, un disco, Highwayman, y un libro, Al Este del Edén.