miércoles, 15 de julio de 2020
15 de julio de 2020
Opinión
La “esencialidad” de la TV
Por Emanuel Respighi
Probablemente, habrá muchos argumentos a favor de esa condición, teniendo en cuenta que se trata de un medio de comunicación que acompaña, informa y entretiene “gratuitamente” a muchos ciudadanos a los que se les pide u obliga -según su lugar de residencia- que se queden en sus hogares el mayor tiempo posible. Desde ese punto de vista, la pantalla chica cumple una función social con cierta relevancia. En todo caso, el interrogante que habría que hacerse en estos tiempos es si todo lo que sucede en la televisión es “esencial”, si todos los programas, trabajadores y formatos son necesarios como para estar exceptuados de las obligaciones que le rige al resto de la ciudadanía en el AMBA. Tal vez allí se podrá encontrar una síntesis sobre esta cuestión.
Lo primero que hay que comprender es que una situación excepcional como la que se vive desde hace casi 120 días en el país requiere de una “televisión de emergencia”. Que sea considerado “esencial” no significa que el mundo televisivo pueda seguir actuando como si nada pasara.
La televisión no es inmune al Covid-19. Sus trabajadores, tampoco. Hay preguntas cuyas respuestas ya son evidentes. ¿Es esencial que todos los integrantes de los programas estén compartiendo el mismo estudio durante horas? ¿No sería hora de que se reduzca al mínimo la presencia de trabajadores en los estudios?
Si buena parte de la población no puede reunirse a comer con sus familiares, ¿por qué sí pueden hacerlo invitados para ciclos de TV? ¿No será momento de que quienes son “población de riesgo” dejen de concurrir a los estudios y hagan sus columnas desde sus hogares, por más periodistas que sean? ¿Y si, al menos por este tiempo, se dejan de lado las planillas de rating para enfocarse en las planillas de contagios?
¿Acaso algún programador se hace alguna de estas preguntas?
ALFREDO ZAIAT OPINION
12 de julio de 2020
La resistencia del establishment a un proyecto económico de desarrollo nacional
La conducción política del poder económico
El presidente Alberto Fernández convocó a los empresarios reunidos en el G-6 para sumarlos a la construcción de una nueva normalidad económica, que deje atrás el capitalismo neoliberal hegemonizado por las finanzas globales. No es probable que quieran ser parte de esa tarea más allá del gesto de acompañarlo en el acto del Día de la Independencia.
En el acto oficial de celebración del Día de la Independencia, el presidente Alberto Fernández estuvo acompañado en forma presencial, en la Quinta de Olivos, por los empresarios del G-6, que reúne a las titulares de las cámaras del establishment, y de un dirigente de la conducción de la CGT.
Fue una apuesta oficial fuerte dirigida al mundo empresario concentrado, que desde hace más de 40 años ha intensificado el combate contra el proyecto de desarrollo nacional que hoy aspira a desplegar el frente político que gobierna.
El mensaje de Fernández es sencillo de entender aunque no es probable que haya sido aceptado por los interlocutores elegidos. Es una renovada invitación a un sujeto social que resiste construir un sistema económico que permita alejar la reiteración de crisis dramáticas, las cuales lo tienen como protagonista estelar en cada una de ellas.
Grupos
Más allá de gestos personales de cada uno sus miembros hacia el poder político de turno, el poder económico se ha transformando en estas últimas décadas. Ir a su búsqueda con la expectativa de encontrar lo que alguna vez fue para sumarlo a un proyecto de desarrollo nacional, como si nada hubiera pasado en este tiempo, sólo entregará otra decepción.
Casi todos los integrantes del bloque de poder concentrado están cada vez más alejados del destino del mercado interno, operan en áreas monopólicas o con posiciones dominantes y están subordinados a la valorización financiera de sus excedentes, los cuales en gran parte son dolarizados y fugados.
Una de las pocas excepciones en ese bloque de poder local al que todavía le resulta relevante el consumo interno y tiene su principal base productiva en el país es el grupo Arcor de la familia Pagani.
Cuando gran parte de los patrimonios de ese núcleo de empresarios poderosos está en el exterior, ya sea en propiedades, empresas, activos bursátiles o capitales líquidos, y su principal actividad se encuentra en servicios monopólicos o producción de materias primas exportables, su propio destino queda escindido del general.
Por eso son protagonistas principales de las grandes crisis pero no las padecen en toda su dimensión; más bien se benefician porque aumentan la concentración y centralización del capital.
Es un poder económico conservador, ideologizado al extremo y contaminado de los lugares comunes de la ortodoxia económica, además de ser conducido políticamente por los grupos Techint y Clarín.
Trasnacional
El grupo Techint emprendió un proceso de trasnacionalización en las últimas décadas. Está amenazado por la expansión de corporaciones de la nueva potencia mundial (China), y para tratar de preservar privilegios y cuotas de mercado de su producción de tubos con y sin costura exige protección para su actividad y, sin pudor, promueve apertura importadora para el resto. Opera en sectores con cuasirrentas monopólicas y millonarios subsidios fiscales. Se alinea de ese modo con la estrategia económica y global de la potencia declinante, Estados Unidos.
A lo largo de varias décadas, las fabulosas ganancias obtenidas en el mercado argentino, conseguidas por medidas públicas específicas para supuestamente inducirlo a un aumento de la inversión local y a entregar productos a precios competitivos al mercado doméstico, fueron utilizadas en gran parte para financiar la expansión internacional.
Techint logró la diversificación territorial de su conglomerado: su casa matriz está en Luxemburgo para pagar menos impuestos, tiene plantas también en Japón, Estados Unidos, México, Brasil e Italia, y es socio en empresas sauditas, rusas, colombianas y canadienses.
Desde los últimos años del siglo pasado, las inversiones en Argentina han sido marginales respecto a las destinadas al crecimiento de su negocio internacional.
El modelo desarrollista le fue favorable para la evolución inicial, pero ahora ya no le resulta útil. Por eso despide trabajadores desafiando al presidente Fernández. Para Techint el salario es un costo y no un factor dinámico del mercado interno. Por eso postula un modelo económico de tipo de cambio elevado, puesto que por esa vía reduce el costo salarial al tiempo que beneficia su salida exportadora.
Posesiones
El Grupo Clarín se ha consolidado como un conglomerado de telecomunicaciones luego de conseguir desembarcar en Telecom gracias a la flexibilidad regulatoria dispuesta por el gobierno de Macri.
Desde la última dictadura militar y con cada uno de los posteriores gobiernos democráticos, con la excepción de los dos mandatos de Cristina Fernández de Kirchner, Clarín consiguió capturar eslabones de su negocio para construir un gigante del sector de las telecomunicaciones.
Las manos vacías en esos ocho años es una de las posibles respuestas a los motivos de los persistentes embates contra CFK y su familia que diariamente lanza desde su extenso dispositivo de medios.
El grupo Clarín opera en un mercado de servicios de fuertes rasgos monopólicos y busca frenar el ingreso de la competencia, ya sea la que puede constituir el grupo mexicano liderado por el millonario mexicano Carlos Slim o la de compañías chinas (Huawei, empresa combatida por Estados Unidos).
Utiliza su amplia red de medios (diarios, radios y televisión) para expandir y defender cada una de sus posesiones, siendo Telecom la última que sumó al conglomerado y posterior fusión con Cablevisión. Resiste el congelamiento de tarifas de los servicios que prestan esas compañías, está en controversias con el Estado por pagos millonarios por la frecuencia de Nextel y pretende mantener un espectro radioeléctrico mayor al que le corresponde por regulaciones del sector.
Cuadrante
Ambos grupos ya no tienen como base de su propia expansión la necesidad de un modelo económico desarrollista.
El caso de Clarín es más evidente y el brusco giro de la línea editorial tuvo su bisagra en el conflicto con un sector del campo por las retenciones móviles en 2008.
El análisis económico de sus canales de difusión fue mudando del desarrollismo hacia un modelo aperturista, de privilegio a la producción de materias primas agropecuarias y de predominio de las finanzas.
Ese viraje conceptual explica su actual posicionamiento en el cuadrante de la derecha del espectro ideológico de medios de comunicación.
La campaña anticuarentena, el fomento de la grieta política, social y cultural utilizando a comunicadores y animadores de shows periodísticos, y el impulso de un modelo económico de exclusión es la política de superficie para fortalecer la estrategia estructural para la consolidación de los negocios del conglomerado de telecomunicaciones, pero también para los de los principales socios que están vinculados a la producción agropecuaria.
Derecha
Los grupos Techint y Clarín no son sólo la expresión de la derecha empresaria por ser antiperonista o por la obsesión patológica con CFK y la letra K. Son más que canales de esa manifestación política a través de cámaras empresarias o de una red de medios. Ambos se han convertido en la conducción política de ese espacio ideológico, fundamentalmente, porque les resulta funcional para la defensa y la aspiración de continuar expandiendo su base material.
Como se sabe desde hace bastante, los intereses materiales van moldeando la conciencia y la acción.
Podrían haber elegido otra opción ideológica conservadora, alejada del fanatismo y de la promoción de la hostilidad de clases medias y altas a quienes piensan diferente. Pero no hubieran estado en línea con el actual comportamiento de las fuerzas de derecha en el mundo, que en América latina son guiadas por el Departamento de Estado y el Comando Sur de Estados Unidos.
Los ejes de acción son la exacerbación de las tensiones políticas, el odio a las fuerzas políticas populares y la intolerancia al disenso. El trumpismo es la expresión de esas conductas.
La perversidad del discurso y la acción de la derecha política y mediática es que esas características, con elevada violencia simbólica, son atribuidas a las víctimas de ese comportamiento antisocial.
La pandemia, como en varios otros campos, exhibió sin maquillaje la brutalidad del capitalismo neoliberal dominado por las finanzas globales. En el escenario argentino, los grupos Techint y Clarín, con sus respectivos satélites (en el ámbito empresario los miembros del G-6, la AEA y el Foro de Convergencia, y en el mundo mediático, La Nación y el portal Infobae), actúan como ordenadores del bloque de poder económico para preservar los privilegios que tienen en la presente fase del capitalismo global.
Disciplina
Por miedo o por convencimiento, el resto del establishment se disciplina detrás de ellos, algunos para engancharse en ese tren con sus propios negocios, otros para no ser marginados de ese grupo social, y no pocos por temor a la persecución judicial y la amenaza de la cárcel, como les pasó a varios durante el macrismo.
La guerra interempresaria con grupos económicos indicados como kirchneristas (Lázaro Báez, Cristóbal López, Gerardo Ferreyra y otros encuadernados) no tiene que ver con el cuestionamiento a la evasión fiscal, fuga de capitales, lavado de dinero, operaciones offshore y relaciones privilegiadas con el Estado, porque cada uno de los miembros del establishment (Rocca, Pérez Companc, Magnetto y el resto de la lista de "grandes empresarios" aceptados socialmente) tuvieron y tienen ese mismo comportamiento reprochable, aunque sin la observación crítica de la legión de almas bellas que construyen sentido.
Con la expectativa de que no existan impedimentos en la comprensión lectora, en el sentido de que unos y otros tiene la misma forma de hacer negocios, antes y ahora, el acoso a empresarios con la marca en la frente con la letra K que alimenta la indignación colectiva selectiva es el paño de la superficie de una disputa de fondo, siendo ésta lo relevante para comprender esa cruzada.
El conflicto al interior del poder económico se originó, por un lado, en la puja por ver quién se queda o domina el manejo de ciertos negocios en sectores de elevada rentabilidad. Por otro, refleja el mecanismo habitual del poder económico para obturar el crecimiento de nuevos conglomerados que pueden poner en cuestionamiento el espacio que ocupan en el esquema de poder.
Esa misma tensión y disputa, en otro contexto histórico y métodos diferentes, se desplegó en los primeros años de la última dictadura militar sobre algunos grupos económicos vinculados al peronismo o promotores de un proyecto con cierta autonomía de desarrollo de la industria nacional.
Grieta
La crisis económica global provocada por la pandemia abre una pequeña fisura para cuestionar con evidencias imposibles de ocultar y, fundamentalmente, para replantear el funcionamiento de la actual fase del capitalismo neoliberal hegemonizado por las finanzas globales.
El presidente Alberto Fernández propone la reconstrucción de la economía a partir de un capitalismo con otras bases. Para esa tarea está convocando a un sujeto económico que hoy es otro; no es el que imagina para construir otro capitalismo dentro de un modelo de desarrollo nacional.
La debacle económica y social por la covid-19 brinda una oportunidad excepcional para fortalecer el rol central del Estado en relación al mundo empresario y para el ordenamiento del funcionamiento de la economía.
La pospademia en la economía y, en especial, la reconstrucción de una nueva normalidad económica, porque la anterior dominada por el bloque de poder tradicional probó ser un fiasco en términos de bienestar general, requerirá ampliar la base social de la alianza con el sector privado, incluyendo a pymes, cooperativas, emprendedores, firmas recuperadas, empresas de la economía popular.
Para que los costos devastadores de la actual crisis no sean en vano, la política económica de la recuperación no puede quedar depositado en ganar la confianza de los empresarios del G-6. Puede ser que esa invitación sirva en términos políticos, pero está probado que sus integrantes no tienen la vocación de ser un sujeto social activo en el objetivo de fortalecer un proyecto de desarrollo nacional.
15 de julio de 2020 · Actualizado hace Ahora
Imaginario: Alberto, Alfonsín, Cristina
Por Jorge Alemán
La noción de Imaginario fue tratada por diversos autores en el siglo XX. Fue Lacan el que mejor supo describir el registro de lo imaginario, tanto en la constitución del sujeto como en el orden social.
El Imaginario, a diferencia de lo Simbólico (que es donde la diferencia puede leerse de un modo verdadero) y lo Real --que es lo imposible de simbolizar e imaginar-- tiende a un desconocimiento primordial.
En el Imaginario se borran los contextos, se anulan las diferencias, triunfan las analogías y los sujetos establecen coincidencias y correspondencias que cumplen una función de desconocimiento frente a la realidad. Más que desentrañar la realidad, el Imaginario cumple la función de afirmar, de darle consistencia al Yo del sujeto y nutrirlo de un narcisismo donde cada uno sueña con una falsa completud. Ha sido mérito del filósofo marxista Althusser introducir este registro Imaginario como una clave fundamental de la Ideología, Ideología que trabaja para los egos y para el brutal "narcisismo de las pequeñas diferencias" ( la expresión pertenece a Freud).
En el Imaginario, el Yo se confirma en su narcisismo en la misma proporción que aumenta su desconocimiento. Actualmente, en el escenario político argentino tenemos un ejemplo consumado sobre el modo en que el Imaginario y el narcisismo de las pequeñas diferencias intervienen en esta distorsión narcisista. Y esta vez me refiero a lo que sucede en nuestro propio campo nacional y popular. Ya en su día pude comprobar este mismo estrago en la experiencia de Podemos. Circulan análisis, comentarios en las redes, conversaciones donde todo se confunde en aras de confirmar al Yo en su posición de falsa autonomía.
Baste como ejemplo la facilidad con que se establece que Alberto es Alfonsín y no es un kirchnerista "puro" o que Alberto no es Cristina. En esta infatuación del Yo se borra la historia, los contextos, las circunstancias concretas y solo queda como resultado un Yo muy contento de haberse conocido ignorando y no discriminando las diferencias simbólicas. Las diferencias, cuando son simbólicas, son más difíciles. Exigen determinar las coyunturas, lo que está en juego en las mismas y los recursos que las historias actuales permiten para poder de verdad incidir en la realidad.
El narcisismo de las pequeñas diferencias introduce algo más grave que las llamadas luchas por el poder. Los sujetos son capaces no solo de destruir al otro, sino de destruirse a sí mismos con tal de mantenerse en su razón. El problema que se vislumbra en todo esto es que parece un problema actual de los campos nacionales y populares o progresistas que al no disponer como en otros tiempos de teorías que permitan aperturas simbólicas, finalmente desencadenan un imaginario compulsivo que desea fracasar frente a su posible éxito, el que por estructura es siempre limitado. Mientras tanto, las ultraderechas esperan desde otro lugar: desde las certezas absolutas que proceden de su identificación con el Poder y la pulsión de muerte que alimenta su odio. Esto no es Psicología, es un esbozo de la teoría de la Ideología.
Newsweek Jair Bolsonaro da positivo a su segunda prueba de coronavirus Newsweek México
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dio positivo a su segunda prueba de COVID-19, reportó este miércoles la cadena CNN Brasil.
Bolsonaro se sometió a una segunda prueba el martes 14 de julio, solo siete días después de que su primer resultado positivo, a partir del cual se ha aislado en el Palacio de Alvorada, su residencia oficial.
El mandatario dijo al medio que no tiene fiebre desde el pasado 6 de julio y que su tasa de saturación de oxígeno es del 98 %.
Desde su primer diagnóstico Bolsonaro se ha sometido a un tratamiento de hidroxicloroquina, un fármaco cuya eficacia contra el COVID-19 aún no se ha comprobado.
Este lunes, Bolsonaro anunció que se sometería a una prueba de covid y que esperaba ansioso los nuevos resultados ya porque “no aguanto esta rutina de quedarme en casa, es horrible”, dijo el mandatario en entrevista telefónica con el canal CNN Brasil.
Además dijo que está trabajando por videoconferencia todo el tiempo “estamos haciendo lo posible para no dejar que las cosas se acumulen el tiempo que estoy en Alvorada”.
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