sábado, 9 de noviembre de 2019

EL MUNDO 08 de noviembre de 2019 · Actualizado hace 22 hs "A la segunda fila no volvemos nunca más" Masiva marcha feminista en Chile

Imagen: AFP
"Ooooh, ¡Chile despertó! ¡Despertó! ¡Despertó! ¡Chile despertó!." Ese grito unió a miles de chilenes convocados en la ya icónica Plaza Italia para la "Marcha Feminista, Plurinacional, con las disidencias y antirracista" que colmó el centro de Santiago de Chile por tercer viernes consecutivo para exigir cambios políticos y económicos en el país trasandino. "A la segunda fila no volvemos nunca más ", es la consigna de la marcha por los derechos de mujeres y disidencias convocada por la Coordinadora Feminista 8M. 
La Plaza Italia, desde las 17, era la última parada de una serie de acciones llamadas por la Coordinadora. Como paso previo, jugadoras, hinchas, futboleras, árbitras y aficionadas se reunieron en el cruce de las calles Seminario y Providencia, al norte de la también conocida como plaza Baqueado, para sumar la consigna "de un fútbol no sexista". Desde el sur de la plaza, otra convocatoria invitaba a homenejear a Mónica Briones , asesinada durante la dictadura de Augusto Pinochet por su condición de lesbiana. 


"¡El 8N es nuestro!" fue otra de las consignas de la masiva movilización y no es casual que la Coordinadora Feminista 8M la haya convocada para el viernes, día que se transformó en un símbolo de las manifestaciones callejeras en los últimos 20 días, luego de que se produjera la histórica "marcha del millón ", el pasado 25 de octubre, la movilización más grande desde la vuelta a la democracia. El viernes 18 de octubre fue el inicio del movimiento con la convocatoria de los estudiantes a "evadir" el pago del pasaje del subte. 
Las tres semanas de movilizaciones dejaron centenares de denuncias por casos de torturas, abusos y violencia sexual por parte de las fuerzas de seguridad, en particular, los Carabineros. La última actualización del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile advierte que sobre 219 querellas abiertas contra la fuerza, 19 son por violencia sexual, y agregó que en las últimas semanas lleva presentadas más querellas que en los últimos 9 años por desnudamientos en comisarias. 
Frente a esa situación, la Coordinadora Feminista 8M advirtió sobre las acciones de cuidado entre les manifestantes para la movilización de esta tarde. 
"No son 30 pesos son 30 años", "No perdamos el foco", "¿Quieren ver algo violento? Militar 30 años de servicio= $972.354 Profesora con 40 años de servicio: $200.000" eran algunas de las consignas que se leían en los panfletos impresos por los manifestantes, que podían descargarse de la página de la Coordinadora.  
"A esto se suma la agenda de seguridad anunciada ayer por (Sebastián) Piñera que sólo aumenta la criminalización de la protesta", subrayó la organización convocante respecto de las medidas de mano dura anunciadas ayer por el presidente, quien resiste en su cargo, a pesar de las incesantes protestas. 

EL MUNDO 09 de noviembre de 2019 Cómo se consiguió y qué cambia la excarcelación. Ahora se llama Lula Libre

Hasta las 17.50 del 8 de noviembre de 2019, Lula Libre era una consigna. Un reclamo mundial. Cuando Lula traspasó la reja del presidio transformó la consigna en una vida nueva y, sobre todo, en una esperanza. 
Lula da Silva.
Lula da Silva. 
Ya no se llama más Lula. Ahora se llama Lula Libre. Hasta las 17.50 del 8 de noviembre de 2019, Lula Libre era una consigna. Un reclamo mundial. Todo cambió cuando ese tipo simpático que ama abrazar y que lo abracen traspasó la reja, dejó atrás el presidio y, a los 74 años recién cumplidos, convirtió la consigna en una vida nueva.
Hay mucho de la vida vieja, claro. A las 9 de la mañana del sábado Lula Libre estará en el mismo lugar de donde la Policía Federal se llevó a Lula hace 19 meses: el Sindicato de los Metalúrgicos de San Bernardo, en las afueras de San Pablo, donde en los últimos 40 años se hizo dirigente gremial, lideró huelgas memorables y se juntó para decidir la fundación del Partido de los Trabajadores en 1980. Después de discutir política en ese sindicato Lula resolvió ir por la presidencia hasta que ganó en el cuarto intento, en 2002. Cerca del sindicato vive. El sindicato es su identidad primaria. La que no se pierde nunca en la vida.


El sindicato es, también, el que produjo al mejor Lula. El tipo que tensa y negocia. El sitio donde Lula inició su ejercicio político de padre y madre al mismo tiempo, según lo definió en el Te Quiero de la 750 su amiga de los últimos 42 años Clara Ant. El sindicato fue su escuela de solidaridad y a la vez de realismo. La mesa de arena donde aprendió a leer tantas veces la correlación de fuerzas y donde tantas veces se propuso cambiarla.
Lula Libre marca la nueva vida del hombre que, como presidente, protagonizó la mayor epopeya latinoamericana de pelea victoriosa contra la pobreza. Más de 30 millones de personas que accedieron al trabajo, a la electricidad, a veces a la casa o al auto e incluso al agua. Solo una mirada frívola puede desconocer que, en un país esclavócrata, ésa es una revolución que no haría, y de hecho no hizo, el Banco Mundial.
En la libertad de Lula no solo pesó el Derecho de seis jueces supremos contra cincoPesó la presión internacional, donde el comité argentino estuvo en primer lugar. Gravitó el movimiento cada vez más sólido de organizaciones como la Asociación Brasileña de Juristas para la Democracia. Miles de sitios o medios como Carta MaiorCarta CapitalBrasil de Fato o 247 nunca dejaron de informar con datos ciertos. Millones los viralizaron, igual que los memes de Lula rompiendo cadenas, tocando la guitarra eléctrica o en boca de una Mafalda que lleva un bandera donde se lee, en portugués, “Lula livre”. The Intercept, la web de Glenn Greenwald, divulgó a prueba de desmentidas cómo la constelación de poder fabricó pruebas falsas. Fue un golpe en las cabezas del juez Sergio Moro, hoy ministro de Justicia, y del procurador Deltan Dallagnol.
Junto a la alegría por la libertad quedan otros datos. Sombríos. Mientras Lula estuvo preso Jair Bolsonaro se hizo presidente, y nadie puede saber si lo hubiera sido con Lula candidato y no reo. Fue aprobada una reforma laboral que consagra el trabajo intermitente. El Congreso sancionó una reforma previsional que no concede derechos universales al que tiene aportes insuficientes. El superministro de Economía Paulo Guedes impuso la subasta de áreas petroleras del pré-sal, el yacimiento petrolero de las profundidades que Lula había concebido como un fondo para elevar los niveles de salud y educación en las próximas décadas.
¿Todo esto significa que Bolsonaro ya fue? ¿Que está naciendo una nueva articulación que tiene como vértices a los generales del vicepresidente Hamilton Mourao, a la Corte Suprema y a la presidencia de la Cámara de Diputados? Y esa articulación, si existe, ¿será la que tolere la existencia, y a la vez trate de impedir el crecimiento, de ese lulismo que une a los sectores populares del Nordeste con los estudiantes de Porto Alegre los metalúrgicos de San Pablo?
Nada está dicho. Salvo Lula Libre.

EL MUNDO 09 de noviembre de 2019 Opinión ¿Qué va a hacer Lula en libertad?


Desde Río de Janeiro

A partir del momento en que optó por acatar la orientación de sus abogados y pedir su inmediata liberación, Lula da Silva abrió espacio para otra duda que abarca a todo el mundo político brasileño: ¿cuál será su conducta desde el momento en que salió de la celda de la Policía Federal en Curitiba, donde pasó los últimos 580 días?
Hasta ahora, eran dos las expectativas: la primera, que Lula se dirigiera al centro, buscando apoyo para intentar un muy remoto frente opositor; la segunda: que pasase a comandar una estrecha campaña de denuncias contra el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro, concentrando fuego en programas económicos que destrozan al país.
La posibilidad de que Lula abriese espacio para una especie de inflexión rumbo al centro fue ampliamente discutida por dirigentes del PT. La conclusión a la que se llegó es que sería un riesgo innecesario, una vez que difícilmente el partido recuperaría el espacio perdido junto a la opinión pública, ahogada por denuncias de corrupción amontonadas por los medios hegemónicos de comunicación más que por divergencias ideológicas con la leyenda del ex presidente.
El mismo Lula nunca vio con buenos ojos esa hipótesis. A los interlocutores que lo visitaron en su celda, reiteró siempre la decisión de, una vez recuperada la libertad, fortalecer la oposición a ese gobierno ultraderechista y principalmente señalar los daños sociales provocados por medidas económicas implantadas desde el golpe que destituyó a la ex presidenta Dilma Rousseff.
No se trataría, en todo caso, de entrar en combate abierto con el actual presidente, pues para eso sería necesario bajar al nivel de las groserías ilimitadas disparadas día sí y el otro también por Bolsonaro. Además, una confrontación frontal con el ultraderechista podría servir para reunir alrededor de él un sentimiento antipetista ya bastante diseminado a partir de la campaña llevada a cabo por los grandes medios de comunicación.
La opción sería más bien apuntar a cada acto de su gobierno y señalar las consecuencias, destacando el desempleo y el número de brasileños que volvieron a una situación de pobreza extrema y miseria. También ser tendrá en cuenta la caída de la popularidad personal de Bolsonaro (que pese a todo sigue situándose en alrededor de 30 por ciento del electorado) y la subida de los que reprueban su gobierno (42 por ciento).
Además, se espera que Lula reavive sus “caravanas”, recorriendo el país con énfasis inicial en su nordeste natal.
En cada pronunciamiento en los actos públicos que ocurrirán durante las “caravanas”, la idea es que Lula trace comparaciones entre el cuadro nacional actual y el que existía bajo los gobiernos del PTHay 12 millones de desempleados, otros 26 millones de subempleados o con empleos precarios, 13 millones de miserables, es decir, el cuadro es exactamente el revés de los tiempos de Lula.
Además, programas como Mi Casa, mi vida, de viviendas populares, o Ciencias sin Fronteras, de concesión de becas en el exterior, o Pro-uni, de financiación con tasas de interés irrisorias para matrículas universitarias, todos desarmados primero (y apenas parcialmente) por Michel Temer, y luego diezmados por Bolsonaro, serán rememorados.
Lo que Lula anunció en su primer pronunciamiento dirigido a los integrantes de la “Vigilia Lula Livre”, un campamiento que desde la detención del ex presidente todas las mañanas gritaba “Buenos días, presidente Lula”, y se despedía con un “Buenas noches, presidente Lula” ya dio las señales del tono que adoptará: denuncias contundentes sobre lo que ocurre en el país.
Un Lula en estado puro está de regreso a las calles. Con eso, empezó más que un cambio radical, un vuelco radical en el escenario político de Brasil. 

EL PAÍS 09 de noviembre de 2019 · Actualizado hace 6 hs "El triunfo de Alberto es como si yo hubiera ganado" El mensaje de Lula al Grupo de Puebla


El ex presidente brasileño en el video que se mostró en Buenos Aires. 
El ex presidente brasileño en el video que se mostró en Buenos Aires.  
Imagen: Captura de pantalla
Luis Inácio Lula Da Silva mandó un mensaje al Grupo de Puebla, en un video que grabó horas después de haber quedado libre. Felicitó a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner por su victoria y adelantó que recorrerá Brasil luego de sus 580 días de encarcelamiento. "El triunfo de Alberto fue como si yo hubiera ganado", afirmó.
El líder del PT recordó que pasó "momentos maravillosos" con Cristina, a quien definió como "gran compañera" y que con el nuevo presidente y su vice comparten la idea de la integración latinoamericana. "Estoy libre y con muchas ganas de luchar. Tengo el sueño de construir una gran América latina, con mejor distribución", añadió.
"Estoy en la lucha, con ganas de recorrer Brasil y luchar contra el lado podrido de la justicia y la política", señaló, al tiempo que denunció que "la derecha no acepta que un pueblo pobre se revele contra las injusticias sociales".

EL PAÍS 09 de noviembre de 2019 Panorama político: El lawfare en Brasil y Argentina Lula libre: Un poco de Justicia

Cómo se usa la justicia con fines políticos en América latina. El papel de Sergio Moro en Brasil y del macrismo en Argentina. La corrupción de la justicia en la ofensiva contra los partidos populares de la región.
Cuando murió su hermano, Lula no pudo asistir al entierro porque estaba preso. “El travieso solamente quería pasear”, se burló Januario Paludo, uno de los fiscales del tribunal que lo juzgó. Cuando murió su nieto de siete años, le dieron permiso para asistir al velorio. “Uf, prepárense para una nueva novela de ida al velorio”, “en medio del carnaval”, ironizaron otros dos. “Estrategia para humanizarse, como si fuera posible en su caso”, intervino el jefe de los fiscales, Deltan Dallagnol. Ahora resulta que esa detención de más de un año y medio fue inconstitucional.
El sitio de noticias The Intercept publicó el intercambio de mensajes entre los fiscales y el juez Sergio Moro. Queda claro que el magistrado tenía una inquina personal con el ex presidente y buscaba perjudicarlo. Moro no pudo reunir prueba y el fallo se basó en su ”íntima convicción”, una fórmula polémica si el juez no observa ecuanimidad absoluta.
En Argentina fue condenado Amado Boudou en un juicio donde no se probó lo que se acusaba. El ex vicepresidente de Cristina Kirchner fue el que arrebató el negociado de las jubilaciones privadas a grandes grupos económicos, que nunca se lo perdonaron.
La estafa de las jubilaciones privadas que cobran comisiones millonarias y después devuelven menos de la mínima a los jubilados es uno de los reclamos más sentidos de las protestas chilenas. Boudou evitó el desastre que hubiera condenado a millones de jubilados, pero se ganó enemigos poderosos.
De repente quedó en el foco de una campaña de denuncias mediáticas que rápidamente se transformaron en causas judiciales. En algunas fue sobreseído, en otra fue condenado por la venta de un auto de los años '90. Y en la causa más importante, fue condenado por el juez Ariel Lijo sin que las pruebas aportadas certificaran las acusaciones.
Si un juez condena a un ex presidente a doce años de prisión solamente por datos circunstanciales y por su “íntima convicción”, por lo menos tendría que mostrarse imparcial hasta la exageración. No fue el caso de Moro. Los mensajes que publicó Intercept evidenciaron la forma irregular como manejó la investigación con los fiscales y su abierta animosidad contra Lula.
Su sentencia a 12 años de cárcel impidió que Lula fuera candidato en las elecciones presidenciales. Y de esa manera abrió camino al triunfo del energúmeno Jair Bolsonaro. En agradecimiento, Bolsonaro nombró a este ambicioso juez de provincia como su ministro de Justicia. La aceptación de Moro tiñó aún más su sentencia contra Lula como política y no judicial.
En 2016, el Tribunal Superior de Justicia discutió sobre lo mismo que ahora y decidió lo contrario, es decir, que podían permanecer detenidos los acusados sin sentencia en firme. Casi tres años después, con un Sergio Moro en declive, igual que Bolsonaro, la decisión es la opuesta. El tema no cambió. Lo que cambió fue el contexto político.
En el caso de Boudou, el Tribunal que confirmó la condena lo metió a la cárcel sin esperar que se definiera Casación, que hubiera sido lo usual. Cuando la periodista de Página/12, Irina Hauser, preguntó la razón, la respuesta fue “los tiempos cambiaron”.
El abuso de las prisiones preventivas o cuando el acusado todavía no tiene condena en firme se convirtió en moneda corriente en los últimos años en América Latina. Bajo el paraguas de consejos y sugerencias del Departamento de Justicia de Estados Unidos estos temas se debatieron en numerosas reuniones con jueces y fiscales latinoamericanos pero siempre referidos a casos de terrorismo, lavado o narcotráfico. Oh casualidad, nunca se aplicó para estos casos, sino como herramienta de persecución a dirigentes populares que no fueron dóciles a las políticas norteamericanas.
Aunque el fallo del Tribunal Superior de Justicia de Brasil argumentó con la Constitución, la discusión no pasó por ahí, sino que fue un debate político. Hay cinco mil detenidos que estarían afectados por esta decisión. Pero la discusión fue sobre Lula o el Lava Jato. Hubo magistrados que consideran que el ex presidente merece un juicio justo que no tuvo. Otros jueces temen que el Lava Jato caiga sobre sus cabezas si liberan a Lula.
Son temas políticos, no judiciales. Porque la guerra contra los gobiernos populares del continente corrompió a la justicia o a un sector de cada Poder Judicial para convertirlo en instrumento político. El daño ha sido profundo. El término que se usa para agrupar estos métodos de corrupción judicial es lawfare, en el idioma de quienes lo concibieron.
Mauricio Macri perdió las elecciones y, qué casualidad, el fiscal Carlos Stornelli, que andaba por la vida con la prepotencia y la impunidad de un Intocable, anunció que después de ignorar olímpicamente siete citaciones del juzgado, concurrirá a declarar ante el juez Alejo Ramos Padilla.
Macri protegió a Stornelli y presionó a Ramos Padilla. En pleno conflicto con el fiscal, al mejor estilo mafioso, Macri lo exhibió a su costado en un acto oficial y ordenó al Procurador interino, Eduardo Casal, que hiciera la vista gorda. Se había convertido prácticamente en un prófugo, pero gracias a la protección presidencial, Stornelli pudo burlar a la Justicia.
Ahora, el fiscal estrella del macrismo dijo que había esperado a terminar la causa de los cuadernos para presentarse. Fue la excusa, lo real es que sin la protección mafiosa presidencial, Stornelli está obligado a comparecer ante Ramos Padilla. Y es muy probable que quede imputado, al borde del juicio político.
Cambian los tiempos, cambian las sentencias. Argentina tiene alrededor de 30 presos políticos. Y una doctrina Irurzun por la cual los ex funcionarios del gobierno kirchnerista perdieron sus garantías constitucionales y el derecho a ser considerados inocentes hasta que se demuestre lo contrario. No todos los argentinos son iguales ante la ley. Según esta doctrina, a los ex funcionarios kirchneristas se los puede detener solamente con acusarlos.
Los radicales, con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, a la cabeza, arrasaron con la independencia del Poder Judicial de esa provincia para poder encarcelar a Milagro Sala. El presidente electo, Alberto Fernández, fue claro: tuvo diferencias políticas con la dirigente social presa, pero el proceso de copamiento de la Corte provincial y los tribunales que la juzgaron fue vergonzoso.
Esta ola de corrupción de la Justicia se hizo en nombre de la República, cuyo pilar fundamental es la independencia de poderes. Es el mismo razonamiento de los militares que instalaban dictaduras para defender la democracia. No es casual que muchos de los integrantes del gobierno macrista hayan sido conocidos defensores de los genocidas y las dictaduras, negacionistas o voceros de la teoría de los dos demonios.
Esta semana, el gobierno de Macri recibió un pedido de informes del relator de Naciones Unidas para la independencia de los jueces, el peruano Diego García Sayán.
La inquisitoria de García Sayán, hace un prolijo listado que va desde las presiones para desplazar a la ex Procuradora Alejandra Gils Carbó, hasta las maniobras contra jueces que emitieron fallos contrarios al interés del gobierno, como el pedido de juicio político al juez Alejo Ramos Padilla, o la ofensiva contra los jueces Jorge Ballestero y Eduardo Farah.
La libertad de Lula es un acto de Justicia, como será la libertad de los presos políticos en Argentina que han sido juzgados de manera irregular y sin que sean respetados sus derechos.