lunes, 26 de junio de 2017

EL PAÍS 25 de junio de 2017 Cristina y la reconfiguración de la escena política

Hormigas sueltas
La presentación de la Unidad Ciudadana, la congregación frente a los tribunales de Retiro y el anuncio de su candidatura ratificaron la centralidad de CFK en la política argentina y su capacidad de reconfigurar la escena. Sólo Perón y Alfonsín tuvieron esa aptitud en el lapso de la vida de los argentinos que hoy tienen menos de noventa años. Esto no lo miden las encuestas, pero fue bien leído por quien mejor ha aprovechado de esos instrumentos sociológicos, el consultor presidencial Durán Barba.
Imagen: Leandro Teysseire
La descripción de Durán Barba sobre la potencialidad electoral de CFK, con un piso del 25 por ciento de los votos y un techo del 40, no resuelve los dilemas de unos y otros. ¿Le conviene a Maurizio Macrì la polarización con Cristina? ¿Es lo mejor para quienes no simpatizan con el gobierno que ella sea la abanderada de su oposición? Cualquier respuesta está condicionada por las filias y las fobias de quien la emita y no hay nada más difícil que el análisis objetivo cuando se trata de cuestiones que además de intereses materiales involucran afectos, en el arco que va de la aversión al amor. 
Por lo pronto, la movilización de no menos de 60.000 personas y la expectativa que precedió el anuncio de su candidatura junto con la de Jorge Taiana están fuera del alcance de cualquier otra figura política nacional. Lo mismo se reflejó en la transmisión completa del acto por todas las señales de noticias y varios canales de televisión, y en los pormenores previos al cierre de las listas. Durante su gobierno se le reprochó el uso y abuso de la cadena nacional. Ahora ese encadenamiento se reproduce en forma espontánea, porque hay una audiencia ávida de verla y escucharla, aunque eso tampoco permita deducir qué proporción simpatiza con ella. Otro detalle es la abrumadora mayoría de jóvenes que la acompañaron. El promedio de edad de los asistentes está en torno de los 30 años, lo cual habla no sólo de este momento sino de los que están por venir. El mensaje de Cristina, que esta vez no incluyó chistes ni disquisiciones superfluas sobre asuntos laterales, se concentró en la descripción de los efectos devastadores de las políticas oficiales sobre los sectores bajos y medios de la sociedad. Empalmó así con tres mensajes previos:
  • el de apertura del último periodo de sesiones ordinarias del Congreso durante su gobierno, el 1º de marzo de 2015, cuando dijo que dejaba un país cómodo para la gente e incómodo para los dirigentes;  
  • el que pronunció al despedirse, el 9 de diciembre de ese año, ante una multitud sin paralelo en la finalización de un mandato presidencial. Cuando alguien sienta “que aquellos en los que depositó su voto lo traicionaron, tome su bandera y sepa que él es el dirigente de su destino y el constructor de su vida. Eso es lo más grande que le he dado al pueblo argentino: el empoderamiento popular, ciudadano, de las libertades, de los derechos”; y
  • el de Comodoro Py el 13 de abril de 2016, donde propuso conformar un gran frente ciudadano integrado y plural cuyo punto de unidad sean “los derechos perdidos, o la felicidad perdida” y “en el cual no se le pregunte a nadie a quién votó” sino “si le está yendo mejor que antes o peor”.
El martes 20 en Arsenal describió la agresión neoliberal contra todos los estamentos de la sociedad y dijo que para la Unidad Ciudadana lo importante no son los dirigentes sino el pueblo al que le han desorganizado la vida, los que sufren la inflación, los tarifazos, el desempleo, el endeudamiento eterno, y lo ejemplificó con las historias de vida de quienes la acompañaron sobre la tarima. 

Las víctimas

Entre las personas seleccionadas por la diputada quilmeña Mayra Mendoza había 
  • una jubilada que no prende la calefacción porque no puede pagarla, 
  • dos becarias del Conicet que perdieron sus becas con las que estudiaban el HIV en el conurbano y los problemas de neurociencia y de desarrollo y pobreza; 
  • una docente de una universidad del conurbano a la que le dieron de baja el presupuesto de programas sociales y extensión universitaria;
  • tres estudiantes secundarios que dejaron los estudios por necesidad de trabajar,
  • un estudiante que perdió el plan Pro.gre.sar que le permitió cursar ingeniería electrónica,
  • un estudiante secundario que teme no continuar porque la madre perdió el trabajo y pagan un alquiler alto, 
  • la directora de un colegio público desbordado de chicos que llegan de los privados porque no pueden pagar la matrícula ni los uniformes, 
  • una bibliotecaria a la que ahora la gente no le pide libros sino comida, 
  • otra que atiende un comedor en el que se duplicó el número de chicos y además vienen las madres con un tupper para alimentar a la familia porque a los maridos les da vergüenza pedir comida, 
  • el presidente de un club de barrio que no puede pagar las nuevas tarifas, 
  • dos hijas de detenidos desaparecidos que buscan a su hermano o hermana,
  • un comerciante con discapacidad al que no le alcanza para el alquiler, 
  • una madre de siete hijos a quien le quitaron la pensión, 
  • la propietaria de un frigorífico que redujo su planta de trabajadores a un tercio porque cayó el consumo y ya no exporta, 
  • una empresaria de microenvases que hasta ahora pudo resistirse a despedir trabajadores, 
  • un panadero que debió vender sus máquinas modernas para pagarle a sus empleados y ahora produce en forma artesanal, con lo cual no puede competir, 
  • una trabajadora del calzado que no logra explicar su problema porque se ahoga en llanto,
  • una cooperativa cuya factura de luz saltó de 16 a 70.000 pesos y la de agua de 12 a 45.000, a la cual además le abren la importación, 
  • dos quinteros bolivianos que trabajan seis días por semana y apenas subsisten con la AUH, 
  • la mamá de un nene electrodependiente, 
  • una pareja de discapacitados a la que le suprimieron una de las pensiones que cobraban. 
Hubo una sola referencia a la clase obrera: “Esto no les llegó únicamente a los trabajadores, ha llegado también a los científicos, a las clases medias, a los profesionales”.
La diputada nacional Nilda Garré difundió un texto de Perón con el propósito de explicar el formato del acto y el discurso de Cristina. “Yo siempre prefería, en vez de hablar a hombres, hablar a organizaciones. ¿Por qué? Por la misma causa que cuando uno quiere juntar todas las hormigas, no las agarra de a una, sino que va al hormiguero y las agarra allí. Entonces, yo me dediqué a los hormigueros, con cierto provecho […] podemos decir que todo aquello que está organizado, que era captable para el Movimiento Justicialista, ya lo hemos captado. Si siguiéramos ahora con el mismo sistema fracasaríamos, porque lo que queda ya no lo vamos a poder captar así. Ahora hay que empezar como cuando se ha tomado el hormiguero. Ahora hay que empezar a juntar las hormigas sueltas. No hay más remedio, porque lo captable ya lo hemos captado. Ahora tenemos que hacer dos trabajos: primero, no perder lo que ya tenemos, y segundo, tratar de captar lo que no tenemos”. Tal vez para la dirigencia política, la decisión de CFK de desentenderse del tradicional sello del Partido Justicialista se parezca a patear el hormiguero. La frase de Perón sugiere algo distinto.

El fantasma de la B

Este mensaje basado en los golpes de la macrieconomía a las clases subordinadas, coincide con la visión crítica de la sociedad sobre los efectos de las medidas oficiales. Hace tres semanas el Centro Pew difundió una investigación sobre actitudes de la población mundial hacia la economía. El Centro Pew es un think tank no partidario, con sede en Washington, que se especializa en la realización de encuestas en todo el mundo. Ante la pregunta única “La situación económica en su país es buena o mala” el optimismo medido por la encuesta es mayor en los países desarrollados, como muestra el gráfico 1, con un tope del 87 por ciento en Holanda, seguida por Alemania con el 86 y Suecia con el 84 por ciento. El último de ese segmento es Grecia, con apenas 2 por ciento de visión positiva. En los países que la encuesta llama en desarrollo o emergentes, la máxima satisfacción se da en la India, con el 83 por ciento, seguida por Filipinas con el 78 y Senegal con el 76 por ciento. Los últimos tres puestos corresponden a la Argentina (23 por ciento de satisfacción), Venezuela (20 por ciento) y Brasil (15 por ciento). La encuesta también mide cómo evolucionan estas visiones a lo largo de los años. El cuadro 2 muestra los cambios de esas visiones país por país. En Holanda la opinión positiva pasó del 62 por ciento en 2016 al 87 por ciento en este año, con un fuerte salto del 25 por ciento a favor. Sólo en tres países esa percepción empeoró: Corea del Sur, con -1 por ciento, México con -12 por ciento y, última en la lista, la Argentina con -15 por ciento. 

Señores y señoras

Con apreciables reflejos, la Alianza Cambiemos no aguardó de brazos cruzados el acto de Cristina en el Viaducto. Por el contrario, eligió la misma hora para convocar a una concentración frente a los tribunales de Retiro. La consigna fue la lucha contra la corrupción. Con el mismo método que se utilizó el 1º de abril, la convocatoria circuló por internet como una iniciativa de ciudadanos probos que no se engrasan los dedos ni viajan en micro, aunque fue impulsada por el ángel protector de la corrupción macrista, Elisa Carrió. Varios dirigentes y candidatos se hicieron presentes, en medio de una concurrencia de un par de miles de personas. Clase acomodada, visible presencia femenina y consignas virulentas, como en las convocatorias de las cámaras patronales agropecuarias en 2008 o los caceroleos posteriores. Con una diferencia, esta vez acudieron muy pocos jóvenes, por lo cual el promedio superó con comodidad los 50 años. Predominaron los legisladores del PRO (Waldo Wolff, Marcelo Wechsler y Sergio Wisky), los legisladores y candidatos en sus listas (Graciela Ocaña, Marcela Campagnoli, Paula Oliveto, Mariana Zuvic, Fernando Iglesias), abogados de la derecha (el ex consejero de la Magistratura Alejandro Fargosi, el presidente del Colegio de Abogados de la City de Buenos Aires Guillermo Lipera) , el economista liberal José Luis Espert. A diferencia de lo sucedido en abril, nadie del gobierno reivindicó el acto en Comodoro Py, dado que su envergadura fue muy modesta. Los manifestantes tenían la consigna de permanecer allí mientras Cristina no se retirara de Arsenal. De este modo buscaron la pantalla partida en las señales de noticias, como forma de asociar a la ex presidente con tribunales y delitos, tal como hacen en forma permanente algunos columnistas y políticos que claman a los gritos que sea detenida, por una mezcla de odio y temor. En su interesante libro sobre “La política en el siglo XXI”, Durán Barba y su asociado Santiago Nieto desligan a Macrì de ese propósito y afirman que como “defendió que la justicia debía ser independiente, como presidente tenía que ser coherente con sus principios” y no perseguir a Cristina. No sé si esto alguna vez reflejó la realidad, pero en tal caso, Durán Barba perdió la pulseada interna porque hoy la manipulación de jueces, fiscales y consejeros es más escandalosa que nunca antes y no sólo se dirige a proteger a los propios, como el mismo Macrì y su alter ego Gustavo Arribas, sino a poner en la picota a sus adversarios, empezando por CFK.
Casi al unísono dirigentes políticos y medios oficialistas estatuyeron que el formato del acto en Sarandí implicó un triunfo del macrismo, porque acudía a un contacto de proximidad con cada integrante del electorado, en lugar del discurso desde el Olimpo de un palco. Ese sería el sello distintivo de las campañas del PRO, que Cristina habría copiado para reinventarse.  Pero la campaña de CFK en 2011 se basó en el contacto con una serie de personas de las cuales según la publicidad derivaba su fuerza. Cristina nombró a varias de ellas, que escucharon su discurso de cierre en el escenario del teatro Coliseo: Jorge, dueño de una fábrica de termos que se recuperó y exporta; el programador de software Federico; Ariel, medalla de oro en las olimpíadas de matemáticas en Holanda y sus compañeros medalla de plata; Jesica, flamante dueña de una casa propia; Atilio, trabajador del astillero reactivado; Cecilia, científica repatriada junto con su esposo alemán; Haydée, la costurera que pudo jubilarse; Elena, la correntina con su casa “supersónica” por la antena de TV digital; y Victoria Montenegro, hija recuperada. La diferencia principal entre ese acto de cierre de 2011 y el de apertura de 2017 es que entonces Cristina mostraba a quienes habían acrecentado derechos y posibilidades por la acción del Estado y ahora se rodea de quienes perdieron esos beneficios por la desprotección de ese Estado que los entrega indefensos a la lógica del mercado. Las listas que se conocieron después del cierre de esta nota debían representar la misma diversidad y rostros nuevos que se vieron en Arsenal.

Un frente nacional

La semana pasada, la asamblea general de la OEA rechazó al candidato de Ernesto Sanz para integrar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Carlos Horacio de Casas, un abogado de banqueros cuyo vínculo con los derechos humanos fue del otro lado del mostrador, como abogado de confianza de un represor. Macrì envió la propuesta a la OEA sin ninguna consulta previa con los organismos de Derechos Humanos. Por eso ignoraba que De Casas también se había pronunciado en contra de la libertad de expresión y de los derechos de la diversidad sexual. Había tres cargos y seis candidatos. El mendocino cosechó repudios en serie, dentro y fuera del país, y entró quinto, con apenas 11 votos. Ojalá sirviera de lección.
Ese candidato imposible tiene un hermano, cuya orientación política no puede ser más alejada. Mario de Casas llegó a Buenos Aires como colaborador del vicepresidente Julio Cobos pero cuando este defeccionó permaneció varios años a cargo del ente regulador de la energía. En un trabajo recién distribuido realiza un análisis gramsciano de la actual situación política y sostiene que la unión ciudadana propuesta por Cristina debe convertirse en el núcleo dinámico de un frente nacional “en el marco de la contradicción fundamental que envuelve a los argentinos desde hace más de doscientos años: la lucha inconclusa entre la entidad Nación-sectores populares por un lado, y la alianza oligárquico-imperialista por el otro”. Ese frente “expresaría el tránsito del individualismo liberal a una sociedad solidaria” y sería “el nuevo bloque histórico que disputaría la hegemonía al que hoy se expresa políticamente en la alianza gobernante”.
Con sus invocaciones platónicas del tipo “Juntos podemos” o “Unidos somos más”, el macrismo “clasista y futbolero –de palco techado, no de la popular– supone que la lucha de clases es una cuestión ‘actitudinal’ y no un fenómeno propio de toda sociedad con explotadores y explotados”. Lo sepa o no, la alianza gobernante acude a la definición platónica del llamado Estado de Justicia, según el cual cada clase realiza sus funciones en conformidad con su destino para servir a la armonía del todo. Ignora que la lucha de clases es “el movimiento mismo de la historia. Recordemos que no la inventó ni la impulsó el marxismo, que se convirtió –sí– en su reflejo consciente cuando Marx demostró que la existencia de determinadas clases está ligada a niveles dados de desarrollo técnico y organización del trabajo”. De Casas entiende que es necesario explicar el camino de liberación iniciado en 2003 y teorizar la situación estructural activadora de la contradicción fundamental en este momento histórico, “pues la expresión ideológica reaccionaria de la cultura hegemónica obscurece el proceso iniciado hace quince años y le pone fuertes obstáculos para dar cuenta de sí mismo, ganar nuevas conciencias y mantener el respaldo político necesario hasta alcanzar sus objetivos”. La teoría paternalista y estamentaria de “equilibrio de clases”, se ofrece como “garantía de desarticulación de los desbordes transformadores surgidos de las bases del movimiento nacional renacido en 2003: esta asfixia ideológica no sólo lo debilitó programáticamente, sino que contribuyó a aislar entre sí a sus componentes principales hasta llegar a enfrentamientos circunstancialmente irreversibles al carecer de un discurso unificador”. 
La batalla ideológica tiene lugar hasta ahora en el campo que eligió el adversario: la “corrupción”; y ha llevado a los sectores populares a “asumir una posición defensiva que facilitó el resurgimiento de la idea nada ingenua de ‘racionalizar’ el movimiento, el cual, sin un andamiaje teórico, corre el riesgo de deslizarse hacia cualquier variante del neoliberalismo hegemónico. Así las cosas, adquiere revitalizada vigencia la firmeza de Yrigoyen cuando se negaba a definir a la Unión Cívica Radical como “partido” diferenciado por un “programa”, e insistía en preservar el carácter totalizador de la Causa frente al Régimen.


¿Cuál es la situación económica de su país?


De Mal en Peor 





EL PAÍS 26 de junio de 2017 · Actualizado hace 9 hs Opinión Ella y los demás

Imagen: Leandro Teysseire
El cierre de las candidaturas no trajo mayores sorpresas, excepto para quienes confiaron –casi hasta último momento– en que Cristina no se presentaría. Después del acto en Arsenal, si restaban dudas, ningún nombre podía modificar sustancialmente nada porque el gran nombre es ella.
Lo anterior no significa quitarles importancia a algunas decisiones electorales, sino ponerlas en línea con lo que Cristina selló en el Viaducto. La incorporación en rol destacado de Jorge Taiana, figura intachable que supo ser destratada por el kirchnerismo, es un gran gesto de anchura táctica hacia adentro y afuera. Y el acuerdo alcanzado en la lista porteña es otro síntoma de haber hecho todos los esfuerzos para ofrecer la mejor vocación de unidad de que dispone el progresismo, en uno de los distritos más complicados del país. Cambiemos tuvo que refugiarse en que los nombres son lo de menos y deberá yugarla con Macri y Vidal poniéndoles el cuerpo a caras poco conocidas, sin que nadie diga que no puede salirle bien. Massa y Randazzo competirán por ser el mejor macrista y el mejor peronista, respectivamente, y el resto acompañará la escenografía desde su habitual ocupación testimonial. Además de confirmar que probablemente sea hoy la única figura política en el mundo capaz de llenar un estadio, CFK ratificó que la centralidad de la política argentina pasa por ella y avanzó con un discurso que elige la confrontación desde otro lugar. La chanza de quienes la denuestan es que se duranbarbizó, al señalarle haber copiado estéticas macristas cuando en verdad no fue la primera vez en que apeló a disposición física y retórica con búsqueda de consensos más amplios. La épica meramente guerrera de sus discursos tiene que ver con la imagen dejada por “la última” Cristina, en el tramo final de su segunda presidencia, que se vio a la defensiva por el descomunal embate mediático. Como fuere, en la actualidad se le exigía que abriera la mano, que saliera del ombligo de su núcleo duro, que le hablara a un arco más extendido. Eso es lo que hizo y probablemente parte de su militancia no se entusiasmó demasiado con el acto en sí, pero una líder hace lo que tiene que hacer y no lo que siempre sugieran las necesidades anímicas de sus seguidores más fieles. El arco político terminó de quedar girando alrededor de lo que CFK decidiera hasta extremos como el de Sergio Massa, quien avisó que no pensaba dar un solo paso mientras no se supiera qué haría ella exactamente.
El cierre de las candidaturas no trajo mayores sorpresas, excepto para quienes confiaron –casi hasta último momento– en que Cristina no se presentaría. Después del acto en Arsenal, si restaban dudas, ningún nombre podía modificar sustancialmente nada porque el gran nombre es ella.
Lo anterior no significa quitarles importancia a algunas decisiones electorales, sino ponerlas en línea con lo que Cristina selló en el Viaducto. La incorporación en rol destacado de Jorge Taiana, figura intachable que supo ser destratada por el kirchnerismo, es un gran gesto de anchura táctica hacia adentro y afuera. Y el acuerdo alcanzado en la lista porteña es otro síntoma de haber hecho todos los esfuerzos para ofrecer la mejor vocación de unidad de que dispone el progresismo, en uno de los distritos más complicados del país. Cambiemos tuvo que refugiarse en que los nombres son lo de menos y deberá yugarla con Macri y Vidal poniéndoles el cuerpo a caras poco conocidas, sin que nadie diga que no puede salirle bien. Massa y Randazzo competirán por ser el mejor macrista y el mejor peronista, respectivamente, y el resto acompañará la escenografía desde su habitual ocupación testimonial. Además de confirmar que probablemente sea hoy la única figura política en el mundo capaz de llenar un estadio, CFK ratificó que la centralidad de la política argentina pasa por ella y avanzó con un discurso que elige la confrontación desde otro lugar. La chanza de quienes la denuestan es que se duranbarbizó, al señalarle haber copiado estéticas macristas cuando en verdad no fue la primera vez en que apeló a disposición física y retórica con búsqueda de consensos más amplios. La épica meramente guerrera de sus discursos tiene que ver con la imagen dejada por “la última” Cristina, en el tramo final de su segunda presidencia, que se vio a la defensiva por el descomunal embate mediático. Como fuere, en la actualidad se le exigía que abriera la mano, que saliera del ombligo de su núcleo duro, que le hablara a un arco más extendido. Eso es lo que hizo y probablemente parte de su militancia no se entusiasmó demasiado con el acto en sí, pero una líder hace lo que tiene que hacer y no lo que siempre sugieran las necesidades anímicas de sus seguidores más fieles. El arco político terminó de quedar girando alrededor de lo que CFK decidiera hasta extremos como el de Sergio Massa, quien avisó que no pensaba dar un solo paso mientras no se supiera qué haría ella exactamente.  
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Pero la noticia más amplificada de la semana pasada –al punto de haber dispuesto a los medios tradicionales en una de sus tantas cadenas de oración– no fue ni el acto en Arsenal, ni los avatares del plazo para presentar candidatos, ni el salto del dólar y ni siquiera que, por primera vez en su historia, Argentina emitió un bono en dólares cuyo vencimiento es dentro de cien años, con una tasa de interés costosísima. Tampoco permaneció en el primer lugar que Wall Street, a través del banco de inversiones Morgan Stanley, haya aplazado hasta el año que viene, por lo menos, la calificación de Argentina como mercado emergente. La dejó en el rango de país “fronterizo”, que en el lenguaje de la confianza timbera internacional significa competir en la tercera división aunque, en un título digno de su mejor ingenio, PáginaI12 hablara de “El fantasma de la B”. Esos hechos se llevaron sus minutos de fama y uno en particular será eje de campaña oficialista porque, desde ya, la culpa de permanecer en el descenso la tiene Cristina y el peligro de que triunfe en octubre. Ella espanta las inversiones y hasta una buena performance serviría para alertar sobre el infierno en 2019. Mientras tanto, en la consideración mediática, ganó por varios cuerpos “El Rey de la Salada”. 
Adherentes a las teorías conspirativas sostienen que el apresamiento de Jorge Castillo intentó ser una cortina de humo, con unas cuantas intenciones a la vez: angostar el impacto por el acto del martes, reducir el de las malas noticias económicas, trazar imaginario de que el antro delincuencial de La Salada sólo pudo tener crecimiento imparable bajo la corrupción kirchnerista y hacerlo con una espectacularidad disfrazada cual arribo de Los Intocables. En todo caso, el exceso fantasioso también les correspondería a los operadores y publicistas del Gobierno porque, a no mucho andar de la obra, se conoció que las vastas relaciones de Castillo y de su ex socio, Enrique Antequera, comprometen más a los propios que a los ajenos. El monarca de la feria está ligado a los radicales y el mes pasado anunció que competiría por Cambiemos en Lomas de Zamora. Circuló la foto de 2009 en que se ve un Antequera a pura sonrisa junto con Patricia Bullrich, Margarita Stolbizer y Elisa Carrió, en un acto de campaña del GEN. Y pocas horas más tarde se difundía la ligazón societaria panameña entre Castillo y la familia Macri. El viernes, tras haber sido prácticamente el monotema mediático entre miércoles y jueves, los efluvios del asunto comenzaron a extinguirse porque el Gobierno y sus pajes descubrieron que podían estar disparándose a los pies. En muy buena medida es similar a lo que viene ocurriendo con el affaire Odebrecht, porque las implicancias de destaparlo a fondo son tanto o más riesgosas para el clan macrista que sus alcances hacia la gestión del kirchnerismo. Además, y después de todo, a esta altura de la imagen K en el gorilismo ferviente estaríamos hablando de otra mancha en el tigre. Que se corra el velo sobre la corrupción de Casa Rosada y sus socios es una amenaza inquietante porque, sumado a que la economía no brinda síntomas de despegue alguno en el cotidiano popular, el oficialismo se quedaría sin sustento discursivo. Hasta ahora daría resultado la operación de ocultamiento o extravío comunicacional y jurídico sobre Panamá Papers, Correo, Arribas, sin abundar en el conjunto del ataque mamarrachesco de un sector del Poder Judicial que virtualmente es apéndice del Ejecutivo, ni en los negociados con los grupos hegemónicos por el espectro de las comunicaciones ni, claro, en la fiesta de un endeudamiento externo que hipoteca a generaciones con proyección legal que algún día podría revisarse.
Lo que parece por el momento es que, en la disputa por construcción de subjetividad, la derecha da una lucha pareja y quizás gananciosa. No retroceder hasta el pasado favorable sonaría más fuerte que la realidad de un presente peor. Pero eso requiere –frente al dichoso electorado fluctuante que decide las elecciones y que va de un lado a otro sin ningún problema ideológico– algún favor de la economía y que los personeros actuales no sean vistos tan corruptos como los pretéritos. Para lo primero, el Gobierno se esperanza en que bastarán la caída de la inflación, las inyecciones de obra pública, el dólar domado, cierto efecto de las paritarias en el consumo, las ventas mediáticas de que el futuro está por llegar porque se crece poco pero se crece al fin y, sobre todo, un rechazo a Cristina –en elección nacionalizada a favor o en contra de ella– sustantivamente más poderoso que la malaria de consumo, de pymes e industrias que cierran casi todos los días, de índices de desempleo y subocupación alarmantes. Para lo segundo, para que Macri y su patrulla no aparezcan iguales a los K, para que ¿increíblemente? continúe confiándose en que los ricos no necesitan robar en la función pública, se apuesta a que será suficiente la malla de protección mediática. Esto último podría servirle al Gobierno mientras se cuelgue del travesaño en amparo de su falsa decencia. Cuando pasa a la ofensiva, como con Odebrecht y La Salada, salta de inmediato que carece de delanteros honestos a los que recurrir en el banco o en las inferiores.
El caso de La Salada, de la que según algunos cálculos depende la vestimenta de alrededor de una mitad de los argentinos, por vía directa o indirecta, es emblemático acerca de una discusión de fondo. Esa feria de economía subterránea y ostentosa, cuyas dimensiones y penetración son sindicadas como únicas en el mundo, funciona de equilibrador demográfico-económico en el andar periódico de numerosísimos sectores pobres y clase media. El costo apabullante respecto de condiciones laborales y evasión impositiva nunca es más grave, sino más bien lo contrario, que lo instrumentado por grandes empresas y marcas que roban permanentemente mediante sus estrategias de cartelización, formación de precios, aprovechamiento de un Estado bobo, fuga de capitales, eliminación de retenciones. De las miserias de La Salada participan intendentes, curas, policías, inspectores. Notas periodísticas y trabajos de investigación dan cuenta profusa de todo eso, ¿y todo eso se reduce a que el kirchnerismo fue cómplice y a que los cruzados macristas vienen a resolverlo? ¿Esa es la ecuación? ¿O es qué promedio queda al cabo de un país subdesarrollado donde hubo un tiempo en que la injusticia social se topó con un reparto más equilibrado y otro, éste, que profundiza la malaventura con la pretensión de que llegó para limpiarla de corruptos la voz y el empuje del clan Macri?
Ese clan sabe que de ninguna manera podrá ser así porque lo obturan nada menos que sus intereses de clase y en consecuencia de negocios y tramoyas, sin contraparte de tirar apenas un hueso hacia abajo. Ni uno. Pero si hay tanta gente persuadida para contradecir las evidencias históricas y su propio presente, se entiende que tengan fe. La inteligencia de la pelea electoral no debería darse central, explícita, discursivamente, versus Macri. O Vidal. Está en la capacidad de convencer a la franja oscilante. Eso es lo que debutó el martes en la cancha de Arsenal, con perspectivas de éxito que nadie sabe pronosticar.

EL PAÍS 26 de junio de 2017 · Actualizado hace 1 hora Campaña de los científicos contra el ajuste en el área

“Buscan vaciar el Conicet”
Las organizaciones de investigadores lanzaron una campaña en las redes, con una versión del tema “Despacito”, para acompañar mañana la presentación en Diputados de tres proyectos que apuntan a recuperar el financiamiento del sistema científico.
Las agrupaciones de científicos llevarán sus reclamos al Congreso.
Las agrupaciones de científicos llevarán sus reclamos al Congreso. 
Imagen: Leandro Teysseire
Las organizaciones de científicos lanzaron una campaña para denunciar y detener el ajuste y el achicamiento del sistema de ciencia y tecnología, como paso previo a llevar mañana el reclamo a la Cámara de Diputados. La campaña se viralizó en las redes sociales a través una versión de la canción “Despacito”, que compusieron e interpretaron integrantes desde la organización Científicos y Universitarios Autoconvocados (CyUA).
Una delegación de la comunidad científica participará este martes de una sesión de la Comisión de Ciencia de la Cámara baja, donde apoyarán la presentación de tres proyectos de ley que bregan por un mayor financiamiento para la ciencia. Desde las 16, una hora y media antes de la sesión de la comisión, las organizaciones se reunirán en el Congreso para apoyar sus reclamos. 
“Queremos volver a poner sobre la mesa el ajuste que vive hoy el sistema científico. El Gobierno, mediante presupuestos cada vez más bajos, prepara un desmantelamiento, un desguace del área de ciencia y técnica”, dijo a PáginaI12 Nuria Giniger, integrante de CyUA Buenos Aires y una de las investigadoras que mañana estará presente en la comisión. 
Más de 1900 científicos firmaron un petitorio en apoyo a las iniciativas legislativas que se presentarán, la cuales tiene la finalidad de “salvaguardar el desarrollo del sistema científico-tecnológico nacional, que vivió un período de expansión y consolidación y se encuentra ahora en una situación crítica de conformidad con las políticas de recorte y ajuste que se vienen llevando adelante de manera sostenida desde hace un año y medio”. 
Ante los fuertes rumores que circulan sobre el achicamiento del Estado y el posible cierre del Ministerio de Ciencia, Giniger dijo que entre los científicos y trabajadores de esa cartera hay un temor de que el área vuelva a depender del Ministerio de Educación y Deportes. Para Giniger, eso afectaría al sistema científico en tres niveles: el presupuestario, porque debería dividirse el presupuesto con Educación y Deportes, y quedaría “muy relegado”; en infraestructura, donde habría más despidos de trabajadores; y por último en cuanto a las políticas concretas del ministerio, que perderían autonomía y pasarían a “estar supeditadas a otra institución”.
Los tres proyectos que se presentarán en Diputados remarcan que el presupuesto 2017 destinado al Ministerio de Ciencia sufrió una reducción del 32,5 por ciento respecto de 2016. Para los investigadores, los 500 científicos que el año pasado no pudieron ingresar al Conicet por el recorte presupuestario son un ejemplo de lo que busca Cambiemos: “Vaciar el Conicet, priorizar el mercado por sobre las necesidades del pueblo”. 
En campaña electoral, Macri prometió elevar al 1,5 por ciento el porcentaje del PBI destinado a Ciencia. “Pero el presupuesto combinado de MinCyT-Conicet-Conae representa sólo un 0,59 por ciento del PBI, siendo este porcentaje el menor desde la creación del ministerio”, explica uno de los proyectos, que apuntan a recuperar el incremento progresivo que se venía sosteniendo durante la década previa.
(Fue primicia)
1País | Aseguran que Massa le quita seriedad al proyecto político de Amalia Granata
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Si bien la panelista aún no se decidió, sus allegados dicen que “por las dudas” no se fotografía con Massa. “No quiere quemarse”, explican.
REVISBARCELONA.COM

La deuda como corrupción intergeneracional
PAGINA12.COM.AR

EL PAÍS 26 de junio de 2017 · Actualizado hace 11 min Gráfica Fangraf,en Floresta Otra fábrica que cierra

Los dueños de la planta cambiaron la cerradura y esta mañana los trabajadores no pudieron entrar a trabajar. Nadie les había avisado nada. Los 25 trabajadores de la fábrica se mantienen en la puerta, a la espera de que algún directivo les dé una respuesta.
Imagen: Twitter
Los trabajadores de la gráfica Fangraf, ubicada en el barrio porteño de Floresta, se encontraron esta mañana con la puerta de la planta cerrada y no pudieron ingresar a sus puestos de trabajo. Denuncian que los dueños cerraron la empresa sin previo aviso y dejaron a los 25 trabajadores en la calle. La semana pasada, y con un modo similar, PepsiCo cerró su planta de Vicente López y despidió a 600 trabajadores.
“Llegamos y nos encontramos con las puertas cerradas. El encargado quiso abrir como todos los días, pero no pudo. Cambiaron la cerradura”, contó Laura, una de las trabajadoras de Fangraf, en declaraciones a la radio AM 750. Según el relato de la trabajadora, el viernes la gráfica funcionó normalmente.

Los trabajadores de la gráfica Fangraf, ubicada en el barrio porteño de Floresta, se encontraron esta mañana con la puerta de la planta cerrada y no pudieron ingresar a sus puestos de trabajo. Denuncian que los dueños cerraron la empresa sin previo aviso y dejaron a los 25 trabajadores en la calle. La semana pasada, y con un modo similar, PepsiCo cerró su planta de Vicente López y despidió a 600 trabajadores.
“Llegamos y nos encontramos con las puertas cerradas. El encargado quiso abrir como todos los días, pero no pudo. Cambiaron la cerradura”, contó Laura, una de las trabajadoras de Fangraf, en declaraciones a la radio AM 750. Según el relato de la trabajadora, el viernes la gráfica funcionó normalmente.
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Según contaron los operarios, la empresa tenía problemas financieros. “Ya venían mal desde el año pasado, cuando no nos terminaron de pagar el aguinaldo. Ya pasamos malas épocas como en el 2001 y nunca vivimos nada como esto”, contó Beatriz, una trabajadora con 25 años de antigüedad en la empresa.
“Nadie se comunicó con nosotros, nadie nos dice nada. El jefe no da la cara”, remarcó Laura. Los trabajadores seguirán en la puerta de la planta, en Camarones al 2800, a la espera de una respuesta.