viernes, 20 de enero de 2017

El juez llevaba el caso Lava Jato, un expediente que salpica a gran parte de la clase política y empresarial brasileña, en el que se investigan sobornos pagados por empresas constructoras, a cambio de jugosos contratos con empresas del…
PAGINA12.COM.AR

CHARLIE HEBDO DIXIT

Sandra Russo compartió la publicación de Gustavo Würth.
7 h
Gustavo Würth
11 h
Y en la prensa nacional...crik...crik....crik...silencio de radio

RADICALES PRO

La ortodoxia liberal económica en este gobierno Radical-PRO. Cuando el radicalismo gobierna siempre termina igual.
González Fraga: “Cualquier estímulo al consumo genera inflación” El radical y nuevo presidente del Banco Nación, fiel a su costumbre, lanzó llamativas…
BAIRESPARATODOS.COM.AR

ALFREDO ZAIAT Soldado de la causa Opinión

gobierno que se publicita abierto, promotor de las opiniones opuestas entre sus funcionarios para mejorar la gestión, expertos en montar reuniones de trabajo, de gabinete y retiros espirituales, respetuoso del disenso y tolerante a las críticas se desprendió de dos figuras del equipo económico y a una de la Ceocracia (Aerolíneas Argentinas) en menos de un mes. Los despidos fueron por no alinearse verticalmente a postulados de Mauricio Macri, no porque se hayan opuesto a la comunidad política, ideológica y de negocios que domina la administración de la Alianza macrismo-radicalismo. Las diferencias fueron por la intensidad de algunas líneas de acción de la política económica. Ya no se aceptan diferencias. 
Con la eyección de Carlos Melconian del Banco Nación y antes de Alfonso Prat Gay del Ministerio de Hacienda y Finanzas y de Isela Costantini de Aerolíneas Argentinas, la troika de gestión (Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui) terminó de enviar el mensaje al interior del gobierno con la elección de los reemplazantes: quienes se suben al tren macrista sin chistar para transitar hacia la estación “Elecciones octubre 2017” gozarán de estabilidad laboral. Melconian es un fanático defensor de Macri pero piensa que la velocidad y el rumbo elegido para ese conboy pueden frustrar la llegada airosa a esa meta.
Quería ser el primer ministro de Economía de Macri. No pudo ser. Le ofrecieron una embajada. No aceptó. La propuesta fue entonces la presidencia del Banco Nación. Después de unos días de meditarlo, aceptó y superado el período de adaptación empezó a desplegar su hoja de trabajo en la entidad. Pese a las prevenciones iniciales, no despertó resistencia de trabajadores, sindicato ni de cámaras industriales y del sector agropecuario. Al mismo tiempo que se convencía del lugar que le había tocada en la distribución de espacios de poder en el gobierno, observaba en forma crítica la gestión fiscal de Prat Gay y la monetaria de Federico Struzenegger en el Banco Central. 
El desplazamiento de Prat Gay reabrió la puerta para otra oportunidad de desembarcar en Economía. Una nueva frustración. El elegido fue un vocero económico del macrismo para ocupar la secretaria de Hacienda con cargo de ministro. Melconian ya no podía aspirar a ser ministro de Economía porque ese espacio dejó de existir en el gobierno de Macri, en una peculiar experiencia conducida desde la Jefatura de Gabinete.
El elegido para ocupar el Banco Nación fue Javier González Fraga, quien comulga con la concepción de Macri acerca de que está liderando un ciclo político que pretende realizar un profundo “cambio cultural” en Argentina. Un régimen cuyo objetivo inmediato es ganar las elecciones de octubre próximo. Cada uno de los integrantes del gobierno y cada una de las medidas tienen que subordinarse a esa meta. Para luego, si el voto popular los acompaña, comenzar el tránsito hacia el principal objetivo del macrismo como gobierno de y para el poder económico: realizar un “cambio cultural” en los ámbitos políticos, sociales y económicos. Para ello apuestan a lo que denominan “gradualismo” frente a las exigencias de “shock”, a la difusión de decenas de obras públicas en el conurbano bonaerense y a indicadores económicos positivos en comparación con los de la recesión 2016. 
Con ese combo aspiran a que el “cambio cultural” se traduzca en que sectores populares dejen de votar al peronismo y pasen a convalidar políticas conservadoras que subsidian a la población sumergida en la pobreza y fomentan la concentración del ingreso. Enterrar al “populismo”. González Fraga lo escribió, provocó en entrevistas radiales y televisivas y lo expuso en ámbitos académicos de universidades privadas. Postula que la economía tiene que estar subordinada a la política tras ese objetivo. Por eso lo eligió Macri. Es uno de los principales exponentes y voceros públicos de la histórica aspiración de las elites argentinas de domesticar al peronismo, en la versión más amigable, o directamente de terminar con el peronismo como opción de poder político.  
El inmenso dispositivo de propaganda público-privado presenta los cambios de gabinete como necesarios para consolidar el “trabajo en equipo”. Para otros es el inicio de la fase del verticalismo macrista eliminando el disenso dentro de las propias filas tras la misión de conseguir un resultado favorable en las elecciones de octubre próximo. González Fraga es soldado de esta causa.

Un acto de justicia

 La llegada de Javier González Fraga a la presidencia del Banco Nación es, desde la perspectiva del Poder Ejecutivo, un verdadero acto de justicia. Pocos voceros de la Alianza gobernante sintetizaron mejor el espíritu del plan económico. Oficiosamente tomó la posta de las afirmaciones más desagradables con voluntad de cruzado y fue incluso más al hueso que su desdeñoso discípulo de la UCA Alfonso Prat-Gay. Su visión sobre la verdadera pobreza de los pobres y lo que se creyeron los asalariados medios quedarán para los anales de las declaraciones desopilantes, al menos visto desde un improbable observador imparcial. Aunque parezca contradictorio, su ingreso formal a la administración está en línea con la salida de su discípulo. Al igual que con Nicolás Dujovne, el Gobierno sumó a un comunicador, pero más importante: a un cuadro político de la batalla cultural macrista en economía. Aunque menos reproducido que en sus declaraciones más estridentes, González Fraga se contó entre los primeros en advertir a sus pares que, mucho más importante que seguir el manual de la pureza doctrinaria, era ganar las elecciones de medio término. Sabe que la puerta de entrada al largo plazo de la restauración conservadora es pasar 2017 y que, si ello no sucede, podrían existir problemas de estabilidad política. Radical al fin, cree que el peronismo impediría terminar el mandato constitucional. En una exposición en la Universidad Di Tella en julio pasado considero que Macri no era, probablemente, ni la mejor ni la más perfecta de las opciones, pero “es lo que hay”. La alternativa, sostuvo para horror de la platea, es el monstruo, “el populismo” sólo provisoriamente vencido. Por eso llamó a no subestimar al hijo de Franco quien contra lo que muchos creen “tiene un plan” político claro. Este es un punto que la actual oposición también debería internalizar. Hasta ese momento, nadie había sido tan explícito sobre el programa de Cambiemos. Las caricaturas ultra ortodoxas seguirán acusándolo de no atacar el déficit con suficiente convicción y la oposición lo tratará de ajustador, pero mientras tanto Cambiemos seguirá adelante con su plan de “ganar como sea” en 2017 para consolidar el cambio de régimen.
Pero si la visión política de González Fraga parece clara, la económica es bastante menos sólida. El Banco Nación es un lugar importante. Representa alrededor de un cuarto del sistema financiero y, bien usado, puede ser un instrumento útil para empujar la demanda, como sucedió en 2009, cuando ayudo a contrarrestar el impacto recesivo de la crisis internacional. Sin embargo no es un lugar en el que se tomen decisiones de política. En el organigrama jerárquico del equipo económico representa una segunda o tercera línea. No obstante, confirmando las funciones que muy probablemente asumirá, ayer debutó hablando de macroeconomía. En declaraciones a la muy amistosa Radio Mitre sostuvo que “toda oferta genera su demanda; la recuperación depende de la inversión y no del consumo”. Difícil sintetizar mejor en una sola frase la ortodoxia económica. Que “la oferta genera su propia demanda” es la Ley de Say, destruida por J. M. Keynes en su Teoría General, pero concretamente por todas las experiencias históricas de salidas de recesiones. Si la ley de Say fuese cierta jamás se habría salido de la gran crisis de 1929, para empezar. Luego, que “la recuperación depende de la inversión y no del consumo” deja de lado que la primera es una función del segundo. En realidad se trata apenas un eufemismo para decir que debe favorecerse la ganancia en detrimento del salario, precisamente la tarea a la que la Alianza PRO se abocó en estos 14 meses.

Joan Manuel Serrat Ft. Calle 13 - Algo Personal (con Letra)

Otro decreto, otra "regresión"

El texto es una regresión para los derechos de las personas migrantes. Su efecto será la puesta en marcha de una poderosa herramienta de control social por fuera de la ley. La personas migrantes pobres estarán expuestas a una mayor fragilidad", advirtió el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) respecto del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que el presidente Mauricio Macri tiene preparado para modificar de un plumazo las leyes de migraciones 25.871 y de nacionalidad 346, sin debate parlamentario y a contra mano de los requerimientos del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de la ONU. 
El organismo de derechos humanos señaló que la consecuencia de la aplicación de las modificaciones esbozadas en el texto del decreto será para los migrantes de bajos recursos "trabajos precarios, hostigamiento de las fuerzas de seguridad, menor inserción escolar y acceso al sistema de salud ante la constante amenaza de ser capturado por el sistema de justicia criminal".
El CELS alerta que el objetivo del gobierno nacional es "instalar un falso problema para desplazar de la agenda pública otras cuestiones más urgentes y relevantes y, al mismo tiempo, mostrar un supuesto compromiso con la prevención del delito", ya que se hace un uso engañoso de la información. Macri estigmatizó en su primera conferencia de prensa del 2017 a los migrantes al señalar que "el crimen" sigue "eligiendo a la Argentina como un lugar para venir a delinquir​", sin embargo, el CELS subrayó que "la participación de personas migrantes en el total de los delitos no es significativa: menos del 5 por ciento de la población carcelaria es extranjera".
El CELS advierte, además, que el texto del decreto presidencial al que tuvo acceso cambia el paradigma de la ley actual, que había sido celebrado por la ONU, ya que "amplía las causas que permiten la detención y expulsión de migrantes en situación irregular; habilita la revisión de todas las radicaciones otorgadas para quienes tienen antecedentes penales o condenas, sin importar el tipo de delito o su situación procesal; modifica los trámites de expulsión para que sean inmediatas, sin control judicial ni una defensa legal adecuada; elimina la unidad familiar y el arraigo como condiciones que evitan la expulsión".

CELS

Respecto de los cambios en la ley de nacionalidad, el CELS advierte que "en lugar de exigir que el solicitante acredite más de dos años de residencia en el país, propone que el pedido sea evaluado por un juez federal una vez que se demuestre que esa residencia es 'legal'. De esta manera reinstaura el criterio que había establecido la última dictadura cívico-militar y que fue modificado por el gobierno de Raúl Alfonsín".
Frente a estos cambios, el comunicado del organismo de derechos humanos ejemplifica que "una persona migrante –tenga residencia regular o no– que subsiste de la venta callejera puede ser denunciada penalmente, por ejemplo, por la actividad económica que desarrolla o por resistir a un desalojo en la vía pública". A partir de ese momento, "los jueces y fiscales tendrán la obligación de notificarle a la Dirección Nacional de Migraciones de la existencia de causas penales en las que se identifique como responsable a un migrante, lo que desatará el inicio del trámite de expulsión o la revisión de las residencias ya otorgadas. Con el solo procesamiento firme por cualquier delito que prevea pena privativa de libertad podrá ser expulsado del país, con escasas posibilidades de defenderse en el trámite migratorio".
La firma del DNU por parte de Macri fue anticipada por los diarios La Nación y Clarín recientemente y sería acompañado por otro decreto que modificará la ley de riesgos de trabajo. En caso de que se concretaran las modificaciones a la ley de migraciones sin pasar por el Congreso, el CELS sostiene que Cambiemos "restringirá derechos humanos sin ningún control parlamentario y establecerá una política migratoria contraria a los compromisos internacionales asumidos".
"Además, lo hará por una vía contraria a la Constitución, ya que regulará sobre materia prohibida para legislar por DNU y sin los requisitos exigidos. Como ya ha ocurrido, esto evidencia un claro déficit democrático", agrega el comunicado.  
El organismo subrayó que el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) le reclamó al gobierno de Macri el 9 de diciembre del año pasado que "no se adoptara ninguna medida que significase un retroceso respecto del marco normativo vigente" y destacó "la falta de un diálogo fluido y regular con las asociaciones de migrantes".
"La adopción de este DNU sin ningún espacio de discusión es una muestra de extrema gravedad de esta falta de diálogo. La ley de migraciones 25.871 fue producto del consenso alcanzado a partir de un amplio debate iniciado en el año 1999 por diferentes actores, en ámbitos sociales, académicos y legislativos, que permitió la revocación del decreto ley de migraciones, denominada 'Ley Videla'", señaló el comunicado del CELS.
La organización recordó además que "la ley vigente ya establece los mecanismos para expulsar a aquellos que tuvieran procesamiento firme por delitos graves (como narcotráfico)", por lo que aseguró que "la reforma de la ley no se dirige a quienes cometan delitos graves sino a ampliar y endurecer el control de quienes cometen delitos menores o ilegalismos (como la venta callejera)". 
"Por estos motivos el impacto de esta medida será menor para la prevención del delito y será significativo en la restricción de los derechos de las personas migrantes de escasos recursos. Se trata por lo tanto de una política clara de exclusión social", concluyó el CELS.