jueves, 1 de diciembre de 2016

miércoles, 30 de noviembre de 2016

"Queremos que den la cara"

trabajadores de Triángulo Color, acompañados por la Asociación de Empleados de Comercio (AEC), escracharon ayer en sus domicilios a Pablo Iphais y Leonardo Mehring, empresarios de la tradicional casa fotográfica que cerró su puertas el jueves pasado. "Estamos denunciando el vaciamiento del negocio", señalaron.
Los empleados se enteraron el jueves pasado, por WhatsApp, que la firma cerraba todos su locales dejando a treinta personas en la calle y aunque hubo  reuniones en la sede local del Ministerio de Trabajo de la provincia aún no asoma una solución.
Los trabajadores, junto al sindicato mercantil reclaman las indemnizaciones correspondientes y el pago de los meses adeudados de setiembre y octubre. El gremio, a la vez, planteó como una posible salida transitoria una co‑gestión de la empresa.
Ayer los empleados decidieron realizar un escrache frente los domicilios de Pablo Iphais (Maipú al 3400) y Leonardo Mehring (Roca al 4500). "Es un escrache a uno de los dueños actuales y a uno de los anteriores, porque tenemos nuestras dudas a cerca de quiénes son los verdaderos dueños, si son Pablo y Nadia Iphais o si son los anteriores, Leonardo Mehring y Julio Iphais (padre de Pablo y Nadia)", explicó Bruno Gloriani, uno de los empleados que participó de la protesta frente a los domicilios de los empresarios.
Gloriani señaló que el objetivo de la protesta es "denunciar el vaciamiento de la empresa, que entendemos que hicieron estas personas". "Queremos que den la cara. Queremos que se sepa lo que hicieron, que lo sepan también sus vecinos. No se puede de un día para el otro cambiar la cerradura del negocio y dejar a todos los empleados en la calle y que todo quede como si nada", se quejó.
Remarcó que lo que están reclamando es que les "digan cómo van a pagar las indemnizaciones que corresponden y los sueldos atrasados". El trabajador reconoció que desde la semana pasada ha "habido mucha angustia e incertidumbre", pero también "mucha unidad y mucha voluntad de lucha".
Por su parte Darío Soldani, delegado de los trabajadores, agregó varios argumentos para explicar la protesta: "Queremos que alguien se haga cargo, porque no podemos comprender cómo toman empresas personas insolventes. Si vos tomás una empresa tenés que ser solvente para que tus empleados puedan cobrar y en una situación como esta puedan responder". Y agregó: "Si no son ellos tienen que ser los dueños anteriores, porque los dueños anteriores entregaron la empresa, la vendieron o cedieron sin ningún respaldo de los otros dueños".
"No recibimos telegrama, tuvimos que mandar una intimación nosotros porque no recibimos nada de parte de ellos y estamos esperando", recordó.
Soldani aseguró que no están en condiciones de "esperar hasta el 6 del mes que viene que hay una audiencia, para ver qué vamos a hacer porque los compañeros necesitan cobrar y comer". "La realidad es que nosotros tenemos que ir al Súper a comprar para comer y no tenemos un peso", apuntó.
"Los dueños fueron citados por el Ministerio de Trabajo y lo que ellos alegaron fue que querían despedirnos con media indemnización. Pero es una total mentira, no hay quiebra, no hay telegrama de despidos, no hay absolutamente nada", planteó el representante de los trabajadores.
"Por eso venimos acá ‑aclaró Soldani‑, para que se hagan cargo y respondan".

Ultras y trumpistas confesos

 La familia Monster empieza a desfilar por Washington. Los inventores europeos del populismo de extrema derecha y, por ende, los verdaderos progenitores del trumpismo, se retuercen de satisfacción con la elección de su descendiente y el nombramiento del ideólogo norteamericano del radicalismo blanco, Steve Bannon, como Consejero y estratega en jefe de la Casa Blanca. El resultado electoral en los Estados Unidos es interpretado como un incentivo de cara a las elecciones que se avecinan en Francia, Alemania, Holanda y Austria. La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen (Frente Nacional), fue la primera dirigente en saludar a Donald Trump tras su victoria y “al pueblo norteamericano libre”. Signo inequívoco de la filiación entre el linaje ultra de los dos continentes, el británico Nigel Farage, el principal impulsor del Brexit en Gran Bretaña, fue el primer dirigente en ser recibido por Trump luego de su victoria del pasado 8 de noviembre. Las ultraderechas del Viejo Continente sueñan con un “mundo nuevo” forjado en las urnas norteamericanas que vendría a poner fin al reinado de “las elites desconectadas de la realidad que rehúsan ver y oír a los pueblos” (Marine Le Pen).
Con el Frente Nacional francés a la cabeza del movimiento, los populismos grises apuestan por una reconfiguración planetaria a partir de Washington con, como hilo conductor, una ola mundial decididamente anti multicultural, anti tercermundista y proclive a la defensa a ultranza del terruño en contra de la globalización y las fronteras abiertas. En esa dinámica, “el mundo nuevo” anhelado por Marine Le Pen estaría bajo el signo de las extremas derechas. El muro entre México y los Estados Unidos que Donald Trump proyecta construir es la piedra angular de la ideología extremista europea obsesionada con la idea de trabar las fronteras y vaciar a los países de los inmigrados, vistos como contribuciones tóxicas y destructivas de las culturas nacionales. Es lícito reconocer que estos populismos de cara lavada han cosechado dos éxitos rotundos: el Brexit y la elección de Trump. En el primero de los casos, la totalidad de la ultra derecha europea hizo cuerpo común a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europa. Al contrario, el resto de los partidos de Europa, de izquierda o de derecha, hicieron campaña en contra. El segundo es la misma victoria de Donald Trump. El arco político tradicional cerró filas detrás de Hillary Clinton, la extrema derecha apostó por Trump.
El Frente Nacional no es el único que ve iluminarse su horizonte. Las intenciones de voto de Marine Le Pen son hoy escalofriantes: está segura de pasar a la segunda vuelta y de dejar a los socialistas sin candidato en la consulta final y, en caso de que se enfrentase al actual presidente socialista, François Hollande, sería electa presidenta con 51por ciento de los votos. En Austria, las perspectivas son todavía más alentadoras. Austria elige jefe del Estado el próximo 4 de diciembre. Heinz-Christian Strache, presidente del ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) es un trumpista profeso. Cuando ganó el magnate norteamericano, Strache escribió: “la izquierda política, así como el establishment desconectado y clánico, han sido castigados por los electores”. El, al contrario, espera el efecto opuesto. El FPÖ tiene ya garantizada la jefatura del gobierno y la presidencia luego de las elecciones presidenciales y legislativas. Su candidato, Norbert Hofer, va primero en las intenciones de voto.
La dinámica trumpista impregnó también al Partido Populista Alternativa para Alemania(AFD). El presidente de esta formación de extrema derecha, Jörg Meuthen, interpretó como una “victoria grandiosa” el acceso de Trump a la presidencia. Meuthenestá seguro de que habrá un “efecto Trump” en Alemania y que ello le abrirá las puertas del Bundestag en las elecciones federales de 2017. Todavía más convicto al trumpismo es el extremista holandés Geert Wilders, jefe del PVV, Partido por la libertad. Geert Wilders no sólo calificó de “revolución” la elección de Donald Trump sino que llegó incluso a copiar el slogan de la campaña electoral del republicano (Make America Great Again): Make the Netherlands Great Again. Con los ojos puestos en las elecciones legislativas de 2017, Wilders, quien ya asistió en julio pasado a la convención del Partido Republicano en Cleveland (Ohio), se puso bajo la sombra protectora del recién llegado rey de los neo reaccionarios.
El nacional populismo norteamericano se prepara a la siembra de sus ideales en Europa. La llegada de Steve Bannon a la Casa Blanca es la carta de la expansión ideológica con la que las euros ultraderechas cuentan (ver página 22). Bannon dirigió la campaña de Trump, es un experto en redes sociales y estaba a la cabeza de Breitbart News, un portal aferrado a la supremacía blanca, a la xenofobia y al antisemitismo. Breitbart News se está actualmente expandiendo al Reino Unido, a Alemania y a Francia. Este personaje y sus hoy aliados europeos comparten valores carnales. Steve Bannon es una de las figuras más representativas de la llamada “alt right”, la derecha alternativa cuyos credos son similares al del Frente Nacional francés, el PVV holandés, el FPÖ austríaco o el Partido Populista Alternativa para Alemania (AFD) :están contra las élites, el establishment, los partidos históricos de gobierno, la inmigración o el pluralismo cultural. Su término preferido es “fronteras”, y lo van a globalizar. En una de las pocas entrevistas que dio, Bannon dice: “nuestro movimiento tiene un rasgo global porque, a través del mundo, la gente quiere el retorno de las fronteras y más soberanía”.
 Con Bannon fluyendo sobre las alfombras de la Casa Blanca las retóricas de la extrema derecha ingresan en el prado del poder más dinámico e influyente. Los márgenes extremistas se movieron hacia el centro del imperio. Su primera socia pública es una de las mujeres políticas miembro de la familia Le Pen, Marion Marechal Le Pen, quien, a través de Twitter, respondió “sí a la invitación de Stephen Bannon para trabajar juntos”. Los neo reaccionarios nunca pudieron soñar con una alternativa más propicia. Primero, desde la década de los 80, araron las tierras de su renacida legitimidad en Europa, principalmente en Francia donde se sacaron las camperas negras y las esvásticas y se pusieron traje y corbata. Limpiaron su imagen en Italia, en Hungría, en Austria, en Holanda, en Grecia, en Suecia, en Alemania, en Bélgica y en Gran Bretaña. Al fin, con el Brexit y Trump, tomaron las riendas del imperio. El trumpismo ha dejado de ser un tropiezo de la historia para convertirse en una alianza de alcance global. 
efebbro@pagina12.com.ar

OPINIÓN La doble moral de Occidente

arís
El espectro de la moral política se despertó de golpe en la conciencia de los dirigentes de este mundo. Excepto uno de ellos, el primer ministro Griego Alexis Tsipras, ninguno de los jefes de Estado o de Gobierno de Occidente acude a los funerales de Fidel Castro. Tampoco lo hará el hombre que, poco a poco, ha ido ganando batalla tras batalla en su pugna con las potencias: el presidente ruso Vladimir Putin. La retórica común de los europeos consiste en decir que “ni la democracia, ni los derechos humanos, ni la libertad de expresión formaban parte de las ideas de Fidel Castro” (Steffen Seibert, portavoz de Angela Merkel). Jamás les importó desplegar alfombras de terciopelo para que los peores tiranos del planeta caminaran sobre ellas cuando venían a las capitales de Occidente a firmar frondosos contratos para comprar armas. Cuba fue y será una excepción. El presidente francés, François Hollande, la canciller alemana Angela Merkel, la primera ministra británica Theresa May o el mismo Barack Obama, artífice del proceso de normalización con Cuba, ninguno de ellos, entre tantos otros, se desplazó a La Habana. Lo que ellos llaman “la herencia” de Fidel les provoca una crisis moral sin precedentes. Nunca se los vio tan irrevocablemente unidos y éticos ante la desaparición de un hombre que encarna, para ellos, la negación de la democracia liberal. Nunca antes les tembló la conciencia cuando pactaban contratos con algunos de los países árabes que se levantaron en 2011durante la Primavera Arabe. Sea el tirano corrupto que gobernó Túnez, Zine el-Abidine Ben Ali, durante un cuarto de siglo, el Egipto de Hosni Mubarak o el “nuevo” Egipto de la restauración ultraconservadora gobernado por el represor Fattah al-Sissi (general) desde 2014, cuando terminó de decapitar a los herederos de la Plaza Tahrir y luego apoyó el golpe de Estado (9 de julio de 2013) contra el presidente electo y líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Morsi. Fattah al-Sissi fue recibido con honores de demócrata o lo visitaron con parodias respetuosas y delegaciones de mercaderes de armas que firmaron con esas dictaduras contratos por miles de millones de euros: barcos de guerra, aviones de combate, satélites de comunicaciones militares, helicópteros, tanques. Airbus Space Systems, Thales Alenia Space, DCNS, Dassault Aviation, HDW, TKMS (ThyssenKrupp Marine Systems) (Alemania), Lockheed Martin (USA), estos mastodontes de la industria armamentistas hacen sus mejores negocios con las tiranías del planeta. Los millones y las armas lavan la sangre que derraman los pueblos y sirven de coartada del olvido.
Con Cuba y Fidel han construido una retórica de “excepcionalidad democrática” para justificar su ausencia. Han sido, al final, muy poco generosos con un enemigo indomable que les levantó a los pueblos durante décadas. Su mediocridad y su falta de inspiración son un retrato elocuente de las democracias liberales en estado de Zombi (Frédéric Lordon, economista francés) que ellos representan. La misma pequeñez disfrazada de inteligencia han manifestado los ciudadanos de la República Plumífera Pluridisciplinaria, RPP:intelectuales, analistas, escritores, filósofos, novelistas, sociólogos, historiadores, editorialistas. Todo un pelotón de sepultureros que se lanzaron sobre el cadáver de Fidel para liquidar su herencia o sus actos. Dignos delegados del pensamiento más actual, el pensamiento halo, aquel que sólo ve lo que brilla, metodología fría y reductora hecha de artimañas verbales ingeniosas, heredero de otras cuatro evoluciones hacia debajo de la reflexión:el pensamiento MP3, el pensamiento ZIP y RAR, todo comprimido, sin elegancia ni honestidad. Son demasiado jóvenes para conocer las sutilezas y exactitudes de la historia, o demasiado ancianos para tener buena memoria. Han enterrado a Fidel en las páginas de El País, Le Monde o Le Nouvel Observateur con una consigna ridícula como timón: “el Siglo XX está definitivamente detrás de nosotros”, escribe en el Nouvel Observateur uno de los biógrafos franceses de Fidel (casi lo mismo tituló El País en España), Serge Raffy. ¡Qué pena que no sea cierto !. Si así fuera, la humanidad hubiese dejado atrás las guerras, la explotación, el hambre que se lleva millones de vidas por año, la miseria, las enfermedades, las epidemias, las tiranías o las catástrofes naturales. La gran mayoría de los sepultureros retóricos conoce muy poco Cuba –tal vez sus playas–, jamás habló con Fidel o permaneció el tiempo suficiente en la Isla para, al menos, sembrar la legitimidad debida. Se despachan contra “el tirano grotesco” con una fuerza moral que no hace sino dejar al desnudo la debilidad y el oportunismo:no los vemos escribir contra el genocidio en Alepo, los bombardeos rusos, sirios y occidentales sobre poblaciones que mueren cada día a fuego lento. Cuba y Fidel se volvieron de pronto el territorio donde es posible ejercer de profesor de ética y democracia mientras se olvida la depredación zombi que la democracia liberal lleva a cabo en casi todo el planeta. La infinita geometría variable de los valores y las relaciones internacionales se escenifica aquí con una transparencia implacable. Los muertos no se defienden, la exposición límpida de la complejidad requiere demasiado esfuerzo mental, una isla pequeña, maltratada, asediada y castigada se torna de pronto el fantasma global del mal ejemplo y un hombre que le dio conciencia y capacidad de acción a millones de personas en el mundo se vuelve el mal encarnado, el déspota de su pueblo y el de los sueños y las esperanzas. Fidel sobrevivió a muchas contingencias. Su vida se extendió hasta llegar al siglo XXI. Habrá en su entierro menos líderes de lo que él, como aliado o adversario, se merece. Tal vez la muerte contenga un suspiro de alegría final. No sabemos. Si así fuera, Fidel habrá podido festejar la más intima, fabulosa y espectacular de las victorias, incluso si él no participó en la confrontación: ser testigo de cómo su peor enemigo, el imperio norteamericano, se destruía a si mismo, se autodegradaba, se rebajaba hasta niveles tan patéticos que supo elegir a un grosero, racista y evasor de impuestos como presidente. Donald Trump ha sido el último regalo que Fidel recibió de Occidente. Qué importa ahora que sus líderes se hayan negado a estar presentes en el último adiós. Comandante, lo mejor está por comenzar. 

sin mujeres

 Cámara de Diputados no tratará finalmente hoy el proyecto de paridad de género en las listas de candidatos electorales y todo indica que la iniciativa, al menos en lo inmediato, pasará a la historia. El texto que contaba con media sanción del Senado no podrá ser tratado porque el oficialismo decidió levantar “por falta de acuerdo en el temario” la sesión ordinaria prevista para este mediodía.  En un último intento por tratarlo antes del cierre de las sesiones extraordinarias, los bloques opositores habían acordado sumarlo a la lista de temas para debatir en el recinto. El macrismo, que nunca estuvo de acuerdo en que hubiera hombres y mujeres por igual en las boletas, también suspendió “por cuestiones administrativas” la sesión especial que la oposición había pedido realizar a las 15 por si fracasaba en su intento de incluir el tratamiento del proyecto en el orden del día de la primera sesión.
El macrismo aceptó a regañadientes abordar la cuestión de la paridad de género en las listas a cambio de avanzar con la reforma electoral, que contemplaba la implementación de la boleta electrónica. Fracasada esa reforma tan ansiada por Mauricio Macri a raíz del rechazo de la oposición,  el PRO obstaculizó cualquier avance en ese sentido. Allí entraron en operación, con la venia de la Casa Rosada, el titular de la Cámara baja, Emilio Monzó; el presidente del bloque macrista, Nicolás Massot; y Pablo Tonelli, el oficialista que encabeza la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales.
En un último intento del año para aprobar la paridad de género, miembros  de los principales bloques opositores habían pedido que una sesión especial hoy a las tres de la tarde para convertir en ley la media sanción del Senado.  Era un reaseguro para el caso de que no pudieran incorporar el proyecto a la sesión ordinaria prevista para el mediodía, donde lo central a tratar sería la elevación de penas para accidentes viales. Para ello necesitaban dos tercios de los presentes en el recinto. “Hay un compromiso de todos los bloques opositores de sumar voluntades para tratar una demanda social de las mujeres”, había anticipado a PáginaI12 Cristina Alvarez Rodríguez (FpV-PJ), una de las diputadas que firmaron la convocatoria, sobre la posibilidad  de conseguir ese número.
Pese a que había diputadas del oficialismo dispuestas a acompañar la iniciativa, el oficialismo se tomó revancha por el freno a la reforma electoral que se produjo en el Senado y directamente clausuró el debate: a la sesión ordinaria del mediodía la levantó “por falta de acuerdo en el temario”; a la especial, “por cuestiones administrativas”.
La paridad  de género en las listas es un tema que cruzó transversalmente a todas las bancadas partidarias.  El pedido de sesión especial para hoy tenía la firma de Álvarez Rodríguez, Diana Conti, Teresa García y Analía Rach Quiroga (FpV-PJ), Victoria Donda, Federico Masso y Graciela Cousinet (Libres del Sur), Leonardo Grosso (PpV-Movimiento Evita), Mónica Litza y Carla Pitiot (Frente Renovador).
Los cuatro artículos del proyecto de la senadora sanjuanina Marina Riofrío (FpV-PJ) que consiguió media sanción en el Senado están en sintonía con la propuesta que elaboraron disputadas de distintos bloques partidarios y que la Cámara baja había incorporado en la reforma electoral. La iniciativa plantea que las listas de candidatos de todos los partidos y alianzas electorales deberán intercalar un hombre y una mujer (o a la inversa) para los cargos electorales.
El tema no fue incluido por Macri en su llamado a sesiones extraordinarias durante diciembre,  en el que sí figuran otros reclamados por la oposición, como la modificación del Impuesto a las Ganancias y la Emergencia Social.  Hoy era la última oportunidad de tratar un tema, que el macrismo no tiene en su agenda de prioridades.

PATRICIA SOSA ES PRO

Mientras desde el gobierno enarbolan las banderas de la austeridad del gasto público, el Pro en la Ciudad de Buenos Aires continúa destinando millones de pesos a firmas privadas para que se encarguen de la organización de festivales.
Se trató del evento "Buena Gente" organizado por la Jefatura de Gabinete porteña, el 20 de noviembre.
DE TIEMPOAR.COM.AR