jueves, 1 de septiembre de 2016

OPINION Jaque a la democracia regional Por Mario Wainfeld

Lula da Silva asumió como presidente de Brasil en enero de 2003, Néstor Kirchner lo hizo en la Argentina en mayo del mismo año. Comenzó entonces un ciclo democrático colectivo sin precedentes que ayer tuvo su punto final, de la peor manera imaginable. Un golpe de estado “blando”, camuflado en ropaje institucional. Aún aquellos que defienden su nula legalidad reconocen que asume un presidente impresentable, carente de votos y de legitimidad de origen. La presidenta reelecta Dilma Rousseff fue desplazada tras cuatro victorias de su partido en elecciones libres. El sucesor, Michel Temer, está desacreditado y fue abucheado por multitudes antes de su asumir. Llega montado en una endeble coalición parlamentaria que lo usó como ariete. Todo indica que el establishment, que encontró un atajo para llegar al poder, deberá buscar otro dirigente para tener chances en la elección presidencial de 2018 si Temer consigue pervivir.
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Cuando el siglo se iniciaba, dos mandatarios argentinos debieron renunciar anticipadamente tras derramar sangre de sus compatriotas. El entonces presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada reprimía a sangre y fuego la insurrección popular.
La herencia neoconservadora fue cuestionada por los pueblos y sus líderes. Distintos regímenes, adecuados a la historia y características de cada estado, se consolidaron luego, consiguiendo estabilidad política y económica jamás conocidas antes. En el lapso transcurrido entre 2003 y 2015 llegaron a conducir sus países un obrero metalúrgico (Lula), tres mujeres (Dilma, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet) y un indígena. Avances y progreso cultural que fueron de la mano con mejoras notables en las condiciones socioeconómicas generales, en particular de los sectores populares.
La acción conjunta de Brasil, la potencia de América del Sur, y de Argentina como aliado estratégico apuntalaron esos procesos, que se fueron acuñando en cada realidad, con sus propios tiempos y características.
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La región transitó tiempos de paz relativa, sin guerras internacionales. También quedó a cubierto de ataques del terrorismo internacional, que devasta casi todas las otras comarcas del planeta.
América del Sur fue el ciento y único continente que no adhirió a la cruzada contra el terror encabezada por Estados Unidos tras el atentado contra las Torres Gemelas. No adhirió a brutales misiones militares que agravaron a niveles delirantes la situación en Medio Oriente. Ni se prestó para instalar campos de detención “a la Guantánamo” en su suelo. Las dos excepcionalidades (paz y abstención sensata) se complementaron y realimentaron.
El obrar veloz y decidido de los jefes regionales, conducidos por Brasil y Argentina, fue imprescindible para garantizar una salida democrática en Bolivia primero. Más adelante, para frenar de raíz una ofensiva militar de Colombia contra Ecuador y conjurar golpes sangrientos contra los presidentes Evo Morales y Rafael Correa en Bolivia y Ecuador.
La resistencia conjunta al golpismo fracasó en Paraguay y Honduras, en lo que visto desde hoy fueron más ensayos generales que presagio de lo consumado ahora en Brasil.
La paz es un pilar para la vida cotidiana y para cualquier esquema de desarrollo económico. Desplazados sus sostenes políticos, cabe preocuparse por su continuidad.
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El Canciller brasileño, José Serra, elogió a los regímenes parlamentarios, tratando de embellecer al parlamento de su país. El debate sobre regímenes políticos es siempre vigente pero no parece que este sea el mejor estadio histórico para que América (cuna de los presidencialismos de sur a norte) mire al “modelo” europeo. Los gobiernos parlamentarios atraviesan un mal momento, que se prolonga desde hace varios años.
En España, por primera vez en décadas, la derecha encarnada por el presidente Mariano Rajoy no consigue formar gobierno, tras dos elecciones.
El sistema bipartidista inglés, antaño el más afiatado de todos, hace agua: el Brexit refleja una crisis política y cultural mayúscula que se proyecta al “Continente” con pronóstico reservado.
Las derechas xenófobas y racistas ganan creciente aprobación ciudadana y se convierten en opciones de gobierno en varios países de Europa. El “socialista” francés François Hollande va camino de una derrota aplastante, factiblemente a manos de la derecha salvaje de Marine Le Pen o del cada vez más extremista ex presidente Nicolas Sarkozy.
En Italia, tierra de alquimias, sobrevive un gobierno sin votos y sin desempeños dignos de mención.
Grecia, el eslabón más débil, padeció la desolación causada por la mega crisis económica financiera concebida en el centro del mundo y defendida por sus líderes. El intento de promover una vía alternativa fue sojuzgado por la “troika” europea y debilitado por contradicciones internas.
Solo se mantuvieron estables los gobernantes de las dos potencias del capitalismo dominante: Alemania y Estados Unidos. De cualquier manera, el presidente Barack Obama se retira y lo seguirá un retroceso que será pavoroso si Donald Trump contraría los pronósticos y arriba a la Casa Blanca.
América del Sur –mal que le pese a los detractores de los gobiernos progresistas, nacional populares, socialdemócratas o relativamente radicales de izquierda– fue una excepción en el ocaso de las democracias y de los estados de bienestar. Claro que los países centrales llegaron muy alto y desde ahí vienen declinando. Nuestras naciones remontaron desde abajo, desde el infierno como solía mentar Kirchner aludiendo a la Argentina.
La mejora general en este Sur no fue absoluta ni exenta de traspiés, errores y contradicciones. La derrota electoral del kirchnerismo a manos del presidente Mauricio Macri fue una señal de alerta. Con enormes diferencias también lo es el tirabuzón del gobierno bolivariano, acentuado tras el fallecimiento del presidente Hugo Chávez.
De cualquier modo, desde que éste llegó a gobernar, hubo elecciones libres y sin proscripciones en todos y cada uno de los estados. Otra novedad, dañada ayer mismo.
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Este cronista es reacio a los pronósticos porque el futuro jamás está escrito. Esto dicho, el escenario contiene factores objetivos desoladores. Los aliados ideológicos de Temer entienden que es un mandatario débil. La Canciller argentina, Susana Malcorra, lo expresó esta misma semana en una charla con alrededor de quince invitados, organizada por la Fundación Embajada Abierta. Reconoció que es dudoso cuánto poder tendrá el nuevo gobierno, después del impeachment.
Temer y Macri se perfilan para formar un nuevo eje político, alineado con Estados Unidos. La acción conjunta para desplazar a Venezuela de la presidencia pro tempore del Mercosur, inimaginable en años precedentes, ahora está a punto de coronarse. La institucionalidad del Mercosur siempre fue endeble pero jamás cayó tan hondo. Malcorra afirmó que la presidencia colegiada dejando fuera a Venezuela es algo así como la cuadratura del círculo. Un eufemismo para caracterizar una jugada prepotente que vaticina otras peores.
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En materia económica se acostumbra decir que cuando llueve o diluvia en Brasil, la Argentina germina o se inunda. El país hermano atraviesa recesión severa y las recetas que pergeña el poder económico no tienen pinta de revertir el problema. El ajuste es la receta cantada. El “gasto social” pinta para ser el pato de la boda. La debacle del gran vecino puede ser contagiosa y perjudicial para la Argentina, con cualquier gobierno.
Macri, con un punto de arranque mejor en lo político y lo económico que Temer, empeoró en nueve meses todos los indicadores, incluyendo aquellos que se prejuzga como propicios para la derecha: inflación, hasta reservas en el Banco Central.
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La legitimidad de origen de los presidentes populares se consolidó mediante una modalidad validada de ejercicio. Sustentabilidad política, paz y reformas económicas parciales progresivas constituyeron un combo negado por sus detractores, que ahora se proponen combatirlo.
Dilma se defendió con altura y pasión, distinguiéndose de sus fiscales, energúmenos hasta para argumentar. Los verdugos no consiguieron la mayoría requerida para inhabilitarla políticamente, en una jornada oprobiosa para la historia colectiva, jubilosa para ellos. Se retira sin haber ejercido violencia ni provocarla para defenderse aunque puede reprochársele haber asumido el “programa del adversario” en el segundo período.
Lula da Silva conserva el rol del mayor estadista de su patria y de la región, proporcional a la gravitación de su patria. Siempre fue consecuente con sus principios y su origen humilde. Nada borra todo lo que hizo, menos que nada los festejos culposos de la derecha regional que llegó con malas artes al sitio que la decisión popular le negó durante trece años.

EN UNA SOLICITADA, LA PATRONAL FIESP FESTEJO EL GOLPE A DILMA Y DIJO QUE EL PAIS "ANDABA COMO UN TREN DESCARRILADO" La burguesía paulista celebra

La Federación de las Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), la mayor y más influyente patronal del país, publicó un manifiesto en el que celebró la culminación del proceso destituyente contra Dilma Rousseff, que impulsó desde la asunción de la mandataria para su segundo mandato en enero de 2015. La solicitada fue publicada en páginas impares, las más caras debido a su mayor visibilidad, de los diarios impresos Folha de Sao Paulo, O Estado de Sao Paulo y O Globo, de Río de Janeiro, los tres grandes periódicos de Brasil.
Con el lema "es hora de, todos juntos, reconstruir Brasil", la Fiesp dijo que el país "andaba como un tren descarrilado" y ahora debe volver a las "vías de la confianza, el desarrollo, la gestión eficiente, el buen gobierno y la generación de empleo y riqueza".
La patronal añadió que el proceso culminado ayer en el Senado y que ha derivado en la investidura de Michel Temer, quien ostentará la presidencia hasta el fin del actual mandato el 1 de enero de 2019, se llevó a cabo "en total respeto con la Constitución y las leyes, y dentro de las normas del Estado democrático de derecho".
En el texto firmado por el presidente de la Fiesp, Paulo Skaf, los empresarios también piden un ajuste fiscal que, según opinaron, "es la madre de todas las reformas". Al mismo tiempo, rechazaron una suba de impuestos por considerar que los brasileños "no admiten" esa posibilidad.

LA ACTIVIDAD DEL SECTOR INDUSTRIAL SIGUE EN CAIDA LIBRE: 7,9 POR CIENTO EN JULIO Le queda poco para festejar en su día

La dirigencia fabril celebrará este año el día de la industria aunque no tiene nada para festejar: la actividad manufacturera cayó 7,9 por ciento en julio con respecto al mismo mes del año pasado, informó ayer el Indec. El primer resultado del promocionado segundo semestre fue el peor del 2016 y también de los últimos 14 años. Hay que remontarse a la situación de crisis total de la economía argentina en 2002 para encontrar peores guarismos. Con el número de julio, la merma industrial acumulada en siete meses es del 4 por ciento, sólo amortiguada por la inicial liquidación de la cosecha por parte del agro luego de la devaluación. Los sectores de más flojo desempeño fueron alimentos y bebidas, edición e impresión, insumos de la construcción, siderurgia y autos. De cara al próximo trimestre, son más los empresarios que visualizan una reducción de la plantilla de personal y de las horas trabajadas que los que esperan aumentos.
En ese contexto, la cúpula de la UIA recibirá hoy al jefe de Gabinete, Marcos Peña, en el marco del día de la industria, y otros funcionarios asistirán al cóctel de la CAME. Si bien los dirigentes se esfuerzan en mantener la cordialidad con el Gobierno, la situación es complicada y se espera que al menos exterioricen su preocupación.
Al contrario de lo que plantea el Gobierno, los propios indicadores oficiales dan cuenta de que la situación económica empeora a medida que se desarrolla el año. No hubo hasta ahora “shock de confianza”, ni impulso sostenido a raíz de la devaluación, la liberación cambiaria y de los flujos de capitales. Es más, ocurrió todo lo contrario: la escalada de precios deprimió el salario y el consumo, que arrastró a la baja a la producción y al empleo. Las exportaciones no suben por la mejora de competitividad sino que bajan por la caída de Brasil, mientras que las importaciones complican todavía más a la industria local.
La caída de la producción manufacturera en julio fue del 7,9 por ciento, el peor número desde agosto de 2002, según la serie histórica del Indec, cuando se registró una baja del 8,5 por ciento. Entre 2003 y 2008 el sector mostró una fuerte recuperación, que tuvo un bache en 2009. En 2010 se retomó un fuerte crecimiento hasta mediados de 2012, cuando el rebrote de la crisis internacional motivó una fase de caída que alcanzó el 2,2 por ciento en febrero de 2013. Todo 2014 fue negativo, con la peor marca registrada en mayo (3,7 por ciento), mientras que a fines de 2015 la industria se estabilizó hasta el derrape de este año.
El desagregado sectorial muestra que el sector siderúrgico cayó en julio un 14,2 por ciento de forma interanual a raíz de la baja en el acero (17,4 por ciento). La siderurgia acumula en el año una merma del 12,7 por ciento por la caída de las ventas de tres sectores asociados: línea blanca, automotriz y de la construcción. La producción de electrodomésticos junto a los bienes de capital forma parte de la metalmecánica, que cayó un 7 por ciento en julio. En tanto, la fabricación de insumos de la construcción cayó 11,6 por ciento interanual, por la merma del 12,4 por ciento del cemento. El desempeño de la construcción guarda relación con el freno a la obra pública que aplicó el Gobierno, lo que provocó una gran pérdida de empleo formal en el sector, que llega al 14,4 por ciento según el propio Indec.
El sector automotor anotó una caída del 12,2 por ciento en julio, con lo que registra en los primeros siete meses una merma acumulada del 13,4 por ciento. La situación económica de Brasil es especialmente perjudicial para la industria automotriz, ya que exporta buena parte de su producción al país vecino. El sector del plástico cayó 5,8 por ciento en julio y la refinación de petróleo, un 8 por ciento. Además, la industria del cartón y papel bajó 13,2 mientras que edición e impresión, un 15,3.
En el sector de la alimentación la caída de producción fue del 8 por ciento, mientras que la industria textil bajó 2,6 por ciento, con lo cual comenzó recortar el 8 por ciento de suba que registra en el año, dato que es criticado por los empresarios del sector.

A CONFESION DE PARTE... Pinedo: "Es un momento muy difícil para el pueblo"

El presidente provisional del Senado admitió que las políticas del gobierno de Cambiemos afectan, sobre todo, a "los sectores más desprotegidos", y vaticinó que al cierre de 2016 "vamos a tener relativo éxito en un año muy difícil".
"Vamos a terminar el año como el presidente (Mauricio Macri) imaginaba, con una inflación relativamente baja", confió Federico Pinedo durante una entrevista con radio La Red, en la que estimó, además, que este mes el costo de vida estará "por debajo del 1,5 por ciento" y la inflación prevista para "todo" el año que viene "es de alrededor el 15 por ciento".
Tras plantear que el nuevo Gobierno se hizo cargo en una "Argentina con problemas de energía ya dramáticos", Pinedo aseveró que el "Presidente se puso una meta ambiciosa para que tengamos un crecimiento fuerte el año que viene". "Me parece que lo va a lograr, con todas las dificultades enormes que hemos tenido en el camino, como pagar el precio de decir la verdad", enfatizó.
"Veo un Gobierno que pasó por la guerra -añadió-; estamos en un momento muy difícil para el pueblo, especialmente para los sectores más desprotegidos que son los informales, que estamos tratado de cuidar a esos sectores con políticas sociales".
Diario Tiempo Argentino compartió un enlace.
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