domingo, 28 de agosto de 2016
EL ALUVION DE PRODUCTOS FRESCOS Y ENVASADOS DEL EXTERIOR AMENAZA A CIENTOS DE PUEBLOS DEL INTERIOR Alimentos importados, desempleo argentino
Por Raúl Dellatorre
Luis Contigiani, ministro de Producción de Santa Fe, junto a Guillermo Moretti (Fisfe) y Omar Príncipe (FAA).
El hecho se repite en las últimas semanas, aunque no deja de llamar la atención cada vez que se actualiza la información. La importación de productos de consumo masivo, y en particular de alimentos, sigue aumentando. Las economías regionales ya dejaron de percibir la competencia importada como una sombra amenazante, para pasar a sentirla como una pesada pared que les cae encima. Los sectores industriales señalan que si bien el gobierno nacional deslizó alguna tibia promesa de ponerle algún filtro al ingreso de productos extranjeros que, indudablemente, afectarán a la industria nacional y al empleo, el mínimo esfuerzo que se haya hecho ya debe haber sido abandonado, porque en las últimas semanas volvió a recrudecer la entrada de productos del más diverso origen y especies. El Observatorio de importaciones de la provincia de Santa Fe, que actúa como un faro de alerta, ya puso sobre aviso a los productores de alimentos enlatados que la competencia en las góndolas ya llega hasta las jardineras en latas (vegetales de distinta especie cortados, para acompañamiento de ensaladas o guarnición), que llegan desde Brasil, Francia, China, Taiwán y el Líbano. Entre enero y julio de este año, su importación quintuplicó el volumen que ingresó en 2015 (335 mil kilogramos, el equivalente a un millón 600 mil latas de 200 gramos, contra 65 mil kg del año pasado). Los productores de hortalizas de Santa Rosa de Calchines y la planta envasadora de Pavón Arriba, del interior de Santa Fe, ven peligrar su estabilidad social y económica, ya que son pueblos que viven principalmente de la mencionada actividad.
El Ministerio de la Producción de Santa Fe presentó esta semana un anticipo de los datos del tercer informe del Observatorio de Importaciones, recientemente creado para medir la evolución del ingreso de productos del exterior que puede afectar a los núcleos productivos santafesinos. Luis Contigiani, ministro de la Producción, estuvo acompañado al momento de hacer la presentación de Guillermo Moretti, titular de la Federación de Industriales de la provincia (Fisfe), y de Omar Príncipe, responsable de Federación Agraria. Todos compartieron la alarma por una apertura económica que va empujando a una crisis a toda la rica estructura productiva santafesina. Hortalizas, frutas, carnes de cerdo, bovina y aviar, leche, quesos, fiambres, alimentos enlatados, golosinas y hasta muebles, colchones y vajilla de mesa, se suman al embate importador que ya se había ensañado con otros sectores de la actividad económica de la provincia, como electrodomésticos en líneas tales como planchas, heladeras y licuadoras.
El detallado informe del ministerio de Producción da cuenta, además, de las localidades o regiones que resultarían afectadas por cada rubro en el que las importaciones se han disparado. El salto en las cifras, entre el volumen importado en los primeros siete meses de este año y el año precedente, son llamativas. Por ejemplo, sólo en productos de origen animal:
- Carne porcina, compras por 11,3 millones de kilogramos (suba del 51 por ciento).
- Bondiola, 2,6 millones de kilogramos (404 por ciento)
- Pollo trozado, 3,7 millones (1227 por ciento)
- Quesos en general 1,1 millones de kg (54 por ciento)
- Quesos crema 105.500 kilogramos, que equivalen a 845 mil potes de 125 gramos, con una suba anual del 238 por ciento.
El queso tiene origen diverso, aunque principalmente proviene de Brasil, Uruguay, Estados Unidos y varios países miembro de la Unión Europea. Las localidades que reciben el impacto directo, porque en un mercado con baja de consumo, el ingreso de volúmenes masivos de producto desplaza a la producción local, son Rafaela, Suardi, Sunchales, Venado Tuerto, San Guillermo, San Martín de las Escobas, San Carlos y Totoras. El pollo trozado proveniente de Brasil afectará a la producción aviar de Serodino, Esperanza, Gálvez, Avellaneda y San Lorenzo en la provincia. La carne de cerdo que se importa de Brasil, pero también de Dinamarca, se hará sentir entre los productores de Chañar Ladeado, Venado Tuerto, Carcarañá, Correa, Zavalla, Rosario y Totoras.
El riguroso mapa del Ministerio de la Producción muestra la cara más dramática de la apertura: las producciones regionales que sufrirán las consecuencias, una mancha que se extiende a casi todo el territorio provincial. Porque a los casos mencionados como ejemplo, hay que agregar el impacto de las importaciones de frutas y hortalizas frescas (zanahorias de Brasil y Chile por 7,2 millones de kilogramos en siete meses, naranjas procedentes de Chile, España, México y Uruguay por 3,5 millones de kilos) que competirán con la producción de Santa Rosa de Calchines y Malabrigo. También están jaqueados los fabricantes de calzado, por el ingreso de importados de goma, de cuero, impermeables y textil, por casi 12 millones de pares (43 por ciento más que un año atrás), de golosinas (caramelos, chicles y chupetines, con aumentos de importados del 95 al 187 por ciento respecto del año pasado), de vajilla y cristalería (Santa Fe produce en San Carlos, Capitán Bermdez y Cañada de Gómez), motos, electrodomésticos, muebles de oficina, colchones y otra amplia variedad de productos industriales.
En general, se trata de pequeños o medianos fabricantes industriales o agroindustriales, agricultores familiares o chacras constituidos como unidades de negocio medianas, arraigados en su zona con plantas que son emblema, además de sostén, de la vida del pueblo. La importación amenaza barrer con toda esa tradición. Así lo reflejaron, el viernes, el ministro Contigiani y los dos empresarios que lo acompañaban. Moretti, que además de titular de la federación industrial provincial es uno de los vicepresidentes de la UIA, proclamó “no queremos volver a la valorización financiera sino trabajar por la valorización productiva, que es la que nos da empresas que funcionan, salarios de calidad y un mercado interno fuerte”. Príncipe, de FAA, condenó “la falta de una política publica a largo plazo que le dé previsibilidad a los distintos sectores de la economía, involucrando a todos y asegurando el consumo interno”. Contigiani coincidió en resaltar el valor del mercado interno como motor de la recuperación. “En un escenario recesivo, con caída del empleo y afectación social, debemos ayudar a tener un tejido social con más oportunidades, y que el mercado interno esté en la agenda del Gobierno nacional”.
Santa Fe sabe lo que está en juego, porque la política económica a nivel nacional ya empieza a mostrarle que está en peligro de perderlo.
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EN EL SEGUNDO SEMESTRE CONTINUAN LOS PROBLEMAS EN MATERIA LABORAL Menos trabajo, más conflictividad
EN EL SEGUNDO SEMESTRE CONTINUAN LOS PROBLEMAS EN MATERIA LABORAL
Menos trabajo, más conflictividad
Por Laura Vales
Un cuarto de los conflictos laborales del mes de julio fueron por atrasos en el pago de los sueldos. El dato ilustra cuál es el clima que el segundo semestre de Cambiemos está trayendo a los lugares de trabajo: uno que poco tiene que ver con los cursos de felicidad auspiciados por el ministro Jorge Triaca. Entre los otros motivos que generaron también protestas le siguieron los despidos y suspensiones.
Así lo señala el último informe del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) en un trabajo que tituló “Menos actividad, más conflictos”, en el que puso el foco en las respuestas que los trabajadores están dando “ante la ostensible paralización de la actividad económica”.
El contexto de esta conflictividad es conocido: el Indec informó esta semana sobre la fuerte caída que sufrió la economía al término del segundo semestre (un 4,3 por ciento en junio con respecto del mismo mes del año pasado).
Contra este fondo, aparece como novedad negra los retrasos en el pago de los sueldos, y una mayor tendencia al uso de acciones directas por parte de los afectados, especialmente el corte de calles con bloqueo a las entradas de las fábricas.
“El atraso en el pago de los sueldos está relacionado con el atraso en la cadena de pagos: las empresas están produciendo menos, vendiendo menos y cobrando menos. Al mismo tiempo, es un mecanismo de desgaste y disciplinamiento en momentos en que surgen demandas por la reapertura de las paritarias por la inflación”, indicó Hernán Letcher, director del CEPA.
El informe contabilizó 99 conflictos laborales en el mes de julio. El centro de estudios los desglosó –por sector, por actividad, por motivo, por gremio–, para ver cuáles son las respuestas sociales y sindicales ante una situación de retroceso para el conjunto de los trabajadores.
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La conflictividad sigue siendo más alta en el sector privado que en el público, como un reflejo de que la crisis de empleo –iniciada con los despidos en el Estado–, continúa centrada ahora en el ámbito empresarial.
En el sector privado se concentraron el 66,7 de las protestas. De ellas, en la industria se dieron más de la mitad (55 por ciento) y en el rubro de servicios el 36,36 por ciento.
Al interior de la industria, la rama con más conflictos fue la de Alimentos y Bebidas. También hubo conflictos en automotrices, petroleras y metalúrgicas. Se trata de actividades que han sido afectadas por la baja en el consumo interno (cayó la venta carnes rojas, leches, azúcar, productos de refinería) y por la apertura de las importaciones. En el caso de los servicios, los trabajadores de medios de comunicación lideraron en cantidad de conflictos, seguido por Servicios Públicos y Transportes.
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Si se mira el mapeo de acuerdo a sus motivos, resulta que más de la mitad (54,55 por ciento) fueron demandas salariales. Un cuarto por atrasos en el pago de los sueldos, y un porcentaje algo menor para reclamar la reapertura de las paritarias en el segundo semestre o por aumentos en general.
“Pero la problemática más discutida no es la de la suba de los salarios. Eso que advirtió al comenzar el año (el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso) Prat Gay, sobre que los gremios verían si ‘arriesgar salarios a cambio de empleo’ se está cumpliendo, porque los conflictos están más relacionados con atrasos en los pagos y despidos, que no son la reivindicación por mejorar el salario”, apuntó Letcher.
Los atrasos en el pago de los sueldos afectan tanto al sector privado como al estatal, en las provincias o municipios con mayores urgencias presupuestarias, como Jujuy, Salta y Santa Cruz (y municipios como Gral. Roca y Caleta Olivia).
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Otro tema es la falta de reacción de ciertas conducciones gremiales frente a los despidos. Hay actividades en las que se registró muy baja respuesta a pesar de haber sido muy afectadas. “En la actividad de la construcción no se registra un elevado nivel de conflictividad, siendo que ya totaliza casi 60 mil trabajadores despedidos, en virtud de la virtual paralización total desde el inicio de la nueva gestión”, sostiene el CEPA. También llamó la atención sobre “la inexistencia de conflictos laborales en el agro, cuyo principal sindicato –la UATRE– responde a Gerónimo Venegas, el dirigente sindical más próximo a Cambiemos”. Otro caso de poca respuesta es el de Comercio, gremio que lidera Armando Cavalieri, donde se registró el mayor número de despidos del sector Servicios, pero con una baja conflictividad. “Lo mismo se visualiza en gastronómicos, con ningún conflicto en julio (un comportamiento similar al constatado a lo largo del primer semestre del año)”, a pesar del cierre de restaurantes.
En cambio, el informe registró “coherencia” entre los despidos y la conflictividad en el sector automotriz y el de los trabajadores de medios de comunicación.
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Finalmente, es llamativo el aumento de las protestas callejeras “con imposibilidad de entrar a la planta” y cortes del tránsito registrada en el sector privado. “Al interior de los conflictos que acontecieron en la industria, la modalidad de corte de ruta o calle junto con la imposibilidad de acceso a planta sumaron el 44 por ciento de los conflictos”, informa el trabajo. Se trata de acciones decididas en los lugares de trabajo, es decir que dependen de los cuerpos de delegados.
Letcher agregó que, “aunque en general se está intentando bajar los costos de producción no habilitando la reapertura de las paritarias, vemos que la acción gremial, cuando es ejercida, logra ponerle un freno a los despidos y dar una respuesta a la caída del salario. Es el caso de los frigoríficos, que consiguieron un aumento del 42 por ciento. Y el de Ledesma, donde a pesar de la represión, terminaron logrando un acuerdo”.
Conflictos por ámbito público/privado
Conflictos por sector de actividad
Razones de la conflictividad
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