jueves, 17 de marzo de 2016

‪#‎HUMOR‬
Por Ramón Ora
El ex ministro de Economía, uno de los responsables de la crisis del 2001, elogió el acuerdo con los fondos buitre que impulsó el macrismo y afirma que esto…
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LA COLECCIÓN AVENTURER@S SIGUE SOPLANDO!!
Ya salieron ‪#‎JulioCortázar‬ para chic@s, ‪#‎MaríaElenaWash‬ para chic@s y ahora en la calle... ‪#‎AbuelasdePlazadeMayo‬ para chic@s...
Paciencia, valentía, esperanza y mucho ‪#‎amor‬. Nuestras Abuelas De Plaza De Mayo han dejado su huella en la historia con todas estas cualidades. Pelearon contra el miedo y la tristeza, buscaron (y siguen buscando) a todos sus nietitos y, casi sin darse cuenta, reconstruyeron la identidad de todo un país. Esta es la historia de unas abuelas que abrieron el camino de la memoria y la justicia. Ellas son nuestras aventureras. Te invitamos a descubrirlas...
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ESTE QUOM SE DIO CUENTA, ES O SE HACE? DIGO ...SERA QUOM?

Félix Díaz explicó los motivos del acampe que realizaron frente a la ex ESMA, y advirtió que el presidente, quien lo había recibido durante la campaña electoral,…
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AMADEO ENDEUDA A TODOS Y TODAS TOTAL...

Lo aseguró el diputado nacional de Cambiemos, Eduardo Amadeo, quien estimó que el monto de endudamiento para pagarle a los fondos buitre es de…
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miércoles, 16 de marzo de 2016

› LA “DELACION PREMIADA” DE UN SENADOR INCRIMINA A OFICIALISTAS Y OPOSITORES EN BRASIL UNA BOMBA CONTRA EL GOBIERNO DE DILMA Una bomba contra el gobierno de Dilma

› LA “DELACION PREMIADA” DE UN SENADOR INCRIMINA A OFICIALISTAS Y OPOSITORES EN BRASIL UNA BOMBA CONTRA EL GOBIERNO DE DILMA

Página/12 En Brasil
Desde Río de Janeiro
La verdad es que desde hace meses la presidenta brasileña Dilma Rousseff está acostumbrada a vivir bajo intensa balacera, que a veces se transforma en bombardeos impiadosos. Pero pocas veces enfrentó una bomba tan poderosa como la que explotó ayer. Más aún se trata de un caso típico de bomba que viene embarazada, y seguirá pariendo desastres múltiples en los días que vendrán.
Delcidio Amaral, que desde 2001 integraba el PT (ayer mismo renunció al partido), era el líder del gobierno en el Senado cuando fue detenido el pasado noviembre. Fue la primera vez en la historia brasileña en que un senador el pleno ejercicio del mandato fue llevado a prisión. La causa: fue grabado mientras prometía al hijo de un ex ejecutivo de Petrobras, Nestor Cerveró, detenido a raíz del esquema de corrupción instaurado en la estatal Petrobras, ayuda financiera para que el padre no abriese la boca. Doble fracaso: Cerveró habló y habló, y su hijo grabó la propuesta de Amaral. Cualquiera que conozca un mínimo de los meandros de la política brasileña sabrá que las promesas de Delcidio eran puras bravuconadas. Según él, para “darle alguna tranquilidad” al hijo del ex ejecutivo preso. Según observadores, para mandar un mensaje a Cerveró: si te callas serás recompensado alguna vez.
De todas formas, el Supremo Tribunal Federal, encargado del caso –como senador, Amaral puede ser juzgado solamente por la instancia máxima de la Justicia–, decidió entregarlo a las temidas manos de la Operación Lavado Rápido. Con sus habituales métodos de presión máxima, defendidos a hierro y fuego por Sergio Moro, un juez de primera instancia que no intervino directamente en su caso. Luego de saber que no podría pasar las festividades de fin de año con la familia, Amaral aceptó prestar la “delación premiada”. En febrero, fue liberado para el régimen de prisión domiciliar mientras aguarda que el proceso judicial siga su curso.
Tan pronto se supo de la posibilidad de que Delcidio Amaral hubiese aceptado prestar la “delación premiada” los cimientos del mundo político de Brasilia temblaron. Son muy conocidas sus jugadas desde cuando era uno de los directores de Petrobras, en tiempos de Fernando Henrique Cardoso. Su merecida fama de experto en negocios turbios hizo disparar alarmas. Al mismo tiempo, saltaban ecos de la misma pregunta: ¿cómo pudieron Dilma, y el PT, nombrar a semejante figura como líder del gobierno en el Senado? La respuesta es tan cándida como reveladora de los verdaderos métodos de la política brasileña: porque, además de hábil articulador y buen negociador, él conocía los secretos más pesados tanto de sus colegas del PT como de la oposición, a cuyos cuadros perteneció siempre. Su ingreso al partido de Lula se debió a una razón pragmática: en 2002, quiso disputar el Senado por su provincia natal, pero su entonces partido, el PSDB de Cardoso y Aécio Neves, le negó la postulación. Rápidamente se convirtió en afiliado del PT.
Lo que semejante figura –un claro tránsfuga– pudo haber dicho a la policía podría ser capaz de derrumbar no sólo al actual gobierno, sino a toda la República. Por eso la tensión que soportó Brasilia desde que el habitual (y altamente ilegal) goteo de información fue pasado tanto por fiscales como la Policía Federal a los medios involucrados hasta el cuello en el mecanismo que impulsa el golpe institucional contra Dilma Rousseff.
En un primer momento, los abogados de Delcidio Amaral aseguraron “no reconocer” las declaraciones filtradas a los medios. Ayer, cuando la Corte Suprema homologó la propuesta de ‘delación premiada’ –o sea, cuando se admitió que las denuncias tenían aparente consistencia– y suspendió el sigilo que encubría su contenido, explotó la bomba.
La transcripción de toda la ‘delación premiada’, que se extiende por centenares de páginas, no dejó nada en pie. Aécio Neves, por ejemplo, cabeza más visible del movimiento golpista, aparece en rol destacado. Lula da Silva, Dilma Rousseff, su vice, Michel Temer, los presidentes de la Cámara, el archidenunciado Eduardo Cunha, y del Senado, Renan Calheiros, que tienen pendientes nada menos que siete investigaciones en la Corte Suprema, más ex ministros tanto de Lula y Dilma como de Fernando Henrique Cardoso. Es más fácil nombrar a los que escaparon de la ametralladora del delator.
Todo eso explotó ayer, día en que Lula da Silva estaba por aceptar asumir el puesto de Secretario de Gobierno, con rango ministerial. Hasta bien avanzada la noche, no había más que rumores sobre una eventual marcha atrás del ex presidente o sobre su nombramiento. Lo que sí se puede afirmar con seguridad es que cada paso ha sido minuciosamente negociado –eso, hasta la mañana de ayer, cuando se difundió el contenido, ahora oficial, de la ‘delación premiada’ del todavía senador Delcidio Amaral– entre emisarios de Lula y Dilma. El encuentro entre los dos sería la formalización de lo que desde hace más de una semana andan discutiendo.
Lula se vio en una encrucijada. Acosado por la saña mediática de un juez de provincias, que recién hizo su gran estreno en el gran escenario de la supuesta moralización nacional, bien al gusto de una clase media tan conservadora como ignorante de la real perspectiva de vida de las grandes (y siempre olvidadas minorías), Lula da Silva sufrió fuerte desgaste en su imagen pública. Aun así, permaneció como principal líder político nacional y fuertísimo candidato a las elecciones presidenciales del 2018.
Aceptar un ministerio, o puesto con rango similar, le aseguraría privilegios como el de solamente poder ser procesado y juzgado por el Supremo Tribunal Federal. De esa manera estaría libre de la saña vengadora del candidato a justiciero e ídolo de los contingentes de opinión pública envenenados por la campaña brutal del trío golpista, es decir, grupos hegemónicos de comunicación –sectores de la Policía Federal– sectores de la fiscalía, todos bajo la sombra omnipresente del juez Sergio Moro, quien sufre grave crisis de hipertrofia del ego. Al mismo tiempo, su imagen quedaría como la de alguien que, presionado por la Justicia, optó por acogerse a los beneficios de un puesto que lo saca de las garras implacables del cowboy de las leyes.
Por otra parte, aceptar un ministerio pero en condiciones de actuar como coordinador y articulador político –nombrar ministros, imponer cambios drásticos y urgentes en la política económica que Dilma propuso sin lograr implantar, es decir, regaló a la población las consecuencias de un ajuste al mejor estilo neoliberal sin siquiera resolver las causas– y crear, así, una rarísima especie de “neoparlamentarismo presidencialista”. Léase: Dilma se conformaría a funcionar como jefa de Estado, con tal de no ser expelida por el golpe institucional ya armado en el Congreso, dejándole a Lula el encargo de gobernar.

EL MUNDO › OPINION El objetivo de Lula en el mandato de Dilma

Por Emir Sader
Después de reflexionar mucho, de sufrir muchas presiones –incluso de carta abierta de Leonardo Boff– para que aceptara la invitación de Dilma Rousseff para integrarse a su gobierno, en el ministerio que le pareciera, Lula finalmente aceptó y va a ser parte del gabinete. La derecha no esperó ni un segundo para acusarlo de querer rehuir de las acusaciones que se le hacen, porque pasa a tener el derecho de contestar sólo al Supremo Tribunal Federal (STF).
Frente a esta acusación, Lula tiene una respuesta: va a contestar al STF, eludiendo la acción de promotores regionales, cuyas acciones arbitrarias en contra suya han configurado claramente que se trata de persecución política. estas situaciones quedaron muy claras con la forma como fue conducido a prestar declaración el 4 de marzo en el aeropuerto de Congonhas, en San Pablo, así como la intempestiva solicitud de prisión por parte de otro promotor, que fue rechazada por una jueza.
Sin embargo, la razón fundamental para que Lula acepte la invitación es para fortalecer al gobierno de Dilma Rousseff, en momento en que se encuentra particularmente debilitado. Por una parte, por la crisis económica, que se alarga y se profundiza, demostrando que las medidas tomadas por el gobierno no tienen efecto, generando mas recesión y desempleo, con lo cual el gobierno no logra recuperar el apoyo popular que ha perdido.
Por otra parte, la incapacidad del gobierno para desarrollar articulaciones políticas, lo ha llevado a un nivel de aislamiento en el Congreso, que hace posible que la alianza entre el PMDB y el PSDB pueda obtener mayoría suficiente para votar el impeachment de la Presidenta, aun sin acusaciones que le den fundamento. De esa manera tratarían de imponer alguna versión de parlamentarismo, siempre con el objetivo de quitarle poder a Dilma Rousseff.
Cualquiera que se el cargo que asuma –jefe de la Casa Civil o secretario de Gobierno–, Lula se encargará de recomponer las articulaciones políticas del gobierno, empezando por reacercar sectores del PMDB del gobierno, alejándolos del PSDB y de los proyectos golpistas. Asimismo, Lula se valdrá de sus contactos para recomponer las relaciones del gobierno con sectores del empresariado, hoy muy alejados del gobierno, en la perspectiva de regresar a la senda del crecimiento económico. Así Lula contribuirá también para adecuar la política económica de acuerdo a principios que siempre ha defendido frente a Dilma.
Lula podrá también hacer las intermediaciones con el PT, la izquierda en su conjunto y los movimientos sociales. Además de que será una voz del gobierno siempre presente en los medios de comunicación y en las discursos públicos.
Como una consecuencia de este cambio, Lula responderá por acusaciones que le hagan frente al Supremo Tribuna Federal, quedando libre de promotores regionales. Lo cual debilita las investigaciones del llamado Lava Jato, así como debilita también las iniciativas de impeachment.
Lula se juega por entero en apoyo al gobierno de Lula, atando su destino al del gobierno. La oposición teme que, de vuelta al Palacio del Planalto, Lula no vuelva a salir de allí. Porque será candidato a presidente seguramente en 2018.