domingo, 20 de diciembre de 2015

Devaluación y ajuste

Por Mario Rapoport *
Cualquiera sea la forma en que se la llame lo que se ha producido en la Argentina es una fuerte devaluación del peso (no las minidevaluaciones que veníamos teniendo) y este enfoque extremo ya ha sido vivido muchas veces por la mayoría de los argentinos y figura entre sus recuerdos menos felices. La teoría ortodoxa señala que las devaluaciones, cuando hay problemas en las cuentas externas conducen a reducirlos y a expandir la actividad económica. Para los partidarios de los efectos expansivos de una devaluación, esto resulta no sólo por una mejora en la balanza comercial sino también por un impulso a la producción interior al abaratar los bienes producidos locamente permitiendo sustituir importaciones. Pero este no ha sido el caso de la Argentina, como lo hemos demostrado muchas veces y como lo expone con claridad una tesis de licenciatura presentada en la FCE de la UBA por Pablo Wahren.
Wahren señala que economistas como Krugman y Taylor han mostrado los efectos contractivos de las devaluaciones. En forma independiente de sus resultados sobre la balanza comercial, la devaluación encarece en la moneda nacional los bienes exportados e importados, los salarios reales se contraen debido a la inflación y todo ello produce un reparto negativo de los ingresos en favor de los capitalistas y una caída de la demanda agregada y de la actividad económica.
Como lo muestra además nuestra historia económica y lo refrendan prestigiosos autores como Díaz Alejandro, Oscar Braun, Leonard Joy y Marcelo Diamand, las devaluaciones han sido por lo general de este último tipo y han afectado sobre todo la distribución de los ingresos. A diferencia de otros países donde la matriz productiva es fundamentalmente industrial y eso le permite competir mejor con sus productos en el mundo (además de defender con políticas proteccionistas su más débil sector agropecuario, como Estados Unidos y Europa) en la Argentina el sector primario exportador, siempre competitivo a nivel internacional, es el que genera nuestras divisas, mientras que el demandante de divisas es el sector industrial no competitivo y que en realidad hay que proteger para su desarrollo. Según lo ha estudiado Julio Olivera la oferta de exportaciones es por lo general muy inelástica a las variaciones del tipo de cambio y, a su vez, los productos manufacturados están tan alejados del nivel internacional que es prácticamente imposible que una fuerte devaluación produzca un aumento de sus exportaciones. Y aunque en esos períodos las exportaciones crecieron y las importaciones se redujeron y los mayores saldos comerciales positivos pudieron haber estimulado la actividad económica, en todos los casos históricos que mencionamos, como veremos más adelante, esa actividad se contrajo.
De modo que las devaluaciones no han influido en el mejoramiento de la economía aunque han producido profundos efectos negativos y también formidables transferencias de ingresos.
La secuencia real es la siguiente: una devaluación genera una dinámica inflacionaria (o la agudiza si esta ya está en curso) que tiene efectos redistributivos negativos y produce severas recesiones. Los grandes beneficiados son los exportadores y las grandes corporaciones transnacionales o nacionales mientras caen los salarios reales, el valor de las jubilaciones y de otros sectores de ingresos fijos. Disminuye la actividad industrial, el empleo y la demanda doméstica y queda afectado el mercado interno. Caen las importaciones porque se encarecen los productos importados y aun así terminan desplazando a los nacionales que aumentan aun más (ellos también requieren bienes importados para su producción).
La cuestión se agrava porque la conducta de aquellos que ahora disponen del libre acceso al mercado de divisas (que no son los trabajadores ni la mayor parte de la clase media que podrían estar en condiciones de adquirir 500 dólares por mes) pueden llegar a comprar hasta dos millones de dólares diarios, y luego parte de ellos guardarlos o fugarlos del país, como ha ocurrido en el pasado (tenemos el caso reciente del HSBC). Esto aumenta aun más la contracción de la economía y los efectos recesivos y obliga a volver a endeudarnos y a caer nuevamente en crisis como las del 2001. Tenemos que tener en cuenta, por otro lado, que esta devaluación es en gran parte producto de la crisis de la economía mundial del 2008, de la que todavía no se salió y que la recuperación no depende sólo de las medidas internas que se tomen sino de cómo sale el mundo de esa crisis que lo tiene atrapado y afecta a Europa, China, Brasil y la mayoría de los países del mundo (nosotros entre ellos) y se agrava ahora con la caída del precio de las commodities y con el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos, que afectarán las deudas asumidas y el nuevo endeudamiento a tomar (para no hablar de los fondos buitre).
Si las devaluaciones han sido una constante en la historia argentina desde la época del modelo agroexportador, ya con el proceso de industrialización en marcha, a mediados del siglo XX, las grandes devaluaciones siempre tendieron a favorecer al sector agropecuario, provocaron fuertes inflaciones, deterioraron los ingresos de los trabajadores y provocaron procesos recesivos. Las de 1958, 1962 y 1975 estaban vinculadas sobre todo a resolver crisis de la balanza comercial; las de 1981, 1989 y 2002 fueron devaluaciones financieras vinculadas fundamentalmente al endeudamiento externo.
Todos esos planes tuvieron fuertes impactos inflacionarios, mayores aun que lo que indican las cifras oficiales y Wahren lo mide con un indicador incontrovertible: el cociente entre el incremento de precios y el incremento del tipo de cambio que indica siempre una devaluación nominal mucho mayor que la real (es decir un aumento de precios mayor que el que debería producir el aumento del tipo de cambio real). Por otro lado, todas esas experiencias terminaron con caída del PBI, o en el mejor de los casos con un crecimiento nulo.
Las altas tasas de pobreza, la caída del empleo y la distribución negativa de los ingresos fueron las principales características de esas devaluaciones, y a partir de la instauración plena de un modelo rentístico-financiero, esto fue acompañado por un profundo proceso de desindustrialización e, incluso, durante la dictadura militar con una reducción directa de los salarios nominales.
Es decir que la devaluación debe sincerarse. Se busca más de lo que se pretende con esa medida. No se quiere una simple devaluación competitiva. Como lo han demostrado todos los ejemplos su fundamento es una fuerte transferencia de ingresos hacia los sectores agroexportadores y de las grandes corporaciones, que buscan además del beneficio directo de sus mayores ingresos, rebajar el salario real, incrementar el desempleo (lo que crea una interesante mano de obra desocupada potencialmente más barata), ligar sus políticas en forma más estrecha a un organismo internacional cuyas directivas son siempre las mismas: devaluación y ajuste.
* Profesor emérito de la UBA. Director de la Maestría en Historia Económica.
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ECONOMIA › APENAS CIEN GRANDES FIRMAS CONCENTRAN CASI EL 75 POR CIENTO DEL TOTAL DE LAS EXPORTACIONES Muy pocos se llevaron todo


Grandes exportadoras, especuladores con silobolsas y acumuladores de dólares en cantidad son los ganadores de la eliminación de las retenciones y de la fuerte devaluación, las dos medidas económicas de la primera semana del gobierno de Mauricio Macri.
 Por Alfredo Zaiat
Los dueños de los dólares comerciales, grandes firmas multinacionales y locales, son los principales e inmediatos beneficiarios de la megadevaluación de Macri que su ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, anunció con alegría. El selecto grupo de privilegiados de una desproporcionada suba de la paridad cambiaria está integrado por Cargill, Bunge Argentina, Aceitera General Deheza, Louis Dreyfuss, Nidera, ACA cooperativas, Molinos, Noble Argentina, Vicentin, Volkswagen, Pan American Energy, Siderca (Techint), Aluar, entre las principales. La alteración brusca del tipo de cambio impactando en forma negativa en millones de trabajadores y jubilados por la pérdida del poder adquisitivo favorece a una pequeñísima liga de grandes empresas. Apenas 100 concentran el 75 por ciento del total de las exportaciones. En ese ranking, de las 25 principales, doce se dedican a granos, oleaginosas y sus derivados; seis son automotrices; dos venden al exterior petróleo y gas; dos son mineras; otro par, siderurgia y aluminio; y una, alimentos. De ese lote, ocho están vinculadas con bienes industriales de mediano-bajo contenido tecnológico: seis firmas fabrican autos; una, tubos de acero y otra, aluminio. Son los grandes ganadores de la megadevaluación de Macri. También participan de ese festín quienes han acumulado dólares en cantidad durante años y productores agropecuarios que especularon guardando granos en silobolsa.
La impactante transferencia de ingresos de grupos de ingresos fijos (trabajadores y jubilados) hacia un sector minoritario de la economía la concretó el gobierno de Macri con dos medidas entre el 14 y 17 de diciembre de 2015, fechas que se incorporarán en la historia económica argentina en el capítulo de los eventos más relevantes de brusca concentración de la riqueza:
1. Eliminación de retenciones al complejo agropecuario –y disminución de 5 puntos porcentuales a la soja–, a las economías regionales y a la industria.
2. La megadevaluación que elevó el tipo de cambio por ahora en 40 por ciento.
Es necesario precisar el perfil de la estructura de las exportaciones y plantear los desafíos para su modificación si la meta es diseñar una política económica menos dependiente de los pocos dueños de los dólares comerciales. No es el objetivo del gobierno de Macri. Por el contrario, la megadevaluación consolida ese poder concentrado, además de regresar a un ciclo de endeudamiento para conseguir dólares, cuyo primer paso muestra que será desbordante por una suma de 15.000 a 25.000 millones de dólares en pocas semanas, según adelantó Prat-Gay.
Una fortísima devaluación para cerrar la brecha cambiaria o iniciar un nuevo ciclo de endeudamiento sólo atacará los síntomas del desequilibrio de las cuentas externas sin abordar sus factores básicos. La devaluación y el endeudamiento son atajos que no enfrentan la cuestión estructural de la escasez relativa de divisas y sólo brinda ganancias extraordinarias a grupos concentrados y a sectores dolarizados, además de provocar inestabilidad social por el shock inflacionario y el consiguiente deterioro del poder adquisitivo. La experiencia histórica revela que ni con devaluación, endeudamiento externo o la fantasía de la “confianza” empresaria a un gobierno por ser amigable con el mercado financiero se ha podido neutralizar la dolarización de los excedentes financieros. Es probable que esas vías ortodoxas (eliminación de retenciones, devaluación, liberación del mercado de cambio y alza de la tasa de interés) provoquen alivio en sectores económicos concentrados, e incluso un estado de satisfacción inmediato de grupos sociales acostumbrados a la dolarización de su riqueza financiera. Pero no logrará superar la cíclica escasez relativa de dólares que deriva en inestabilidad cambiaria.

Quiénes son

Saber quiénes son las principales firmas exportadores revela la importante capacidad de influencia que tienen sobre el mercado cambiario. Como se mencionó, 100 grandes empresas reúnen casi el 75 por ciento del total de las exportaciones, según información de los registros de la Aduana. Esta extraordinaria concentración queda más expuesta cuando se observa que 50 empresas reúnen el 64 por ciento, y apenas 25 más de la mitad de los dólares comerciales. Estas cifras reflejan que muy pocas manos definen el flujo de divisas en la economía, y en una periférica como la argentina que estructuralmente tiene una escasez relativa de dólares implica que poseen entonces un inmenso poder de condicionamiento en la orientación de la política económica.
Los jugadores más relevantes en el mercado cambiario son las exportadores agrarias: Cargill, Bunge, Louis Dreyfus Commodities (LDC), Aceitera General Deheza, Archer Daniels Midland (ADM), Vicentin, Noble Argentina, Alfred Toepfer, Molinos, Nidera, Oleaginosa Moreno y Asociación de Cooperativas Argentinas. Estas doce empresas integrantes del lote de las primeras veinticinco compañías exportadoras de Argentina, concentran el 30 por ciento del total de los dólares comerciales. Tal nivel de control del mercado permite entender porque las exportadoras de cereales son las protagonistas principales de las presiones cambiarias. Esa capacidad la ejercen con el poder que les da ser los dueños de los dólares. No es una conspiración los movimientos financieras de esas firmas, sino simplemente una disputa de poder para dirimir cómo se distribuye la riqueza. Uno de los espacios económicos donde se despliega esa pelea es el mercado cambiario y en ese terreno esas empresas son banca.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y ahora el de Mauricio Macri han tenido que negociar con esas grandes firmas exportadoras para que vendan dólares. En un contexto de escasez relativa de divisas, el adelanto de liquidación para diciembre y el primer trimestre del año es el momento de mayor tensión en ese marco de negociación desigual. Ahora han prometido 400 millones de dólares diarios durante tres semanas. El aporte no es menor si se tiene en cuenta que las cámaras del complejo agrario exportador (Cámara de Industrias Aceiteras y el Centro de Exportadores de Cereales) informaron que en lo que va del año la venta de divisas ascendió a casi 18.000 millones de dólares. El monto involucrado en el pacto con Prat-Gay y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, equivale a un tercio del total vendido en casi todo el año. Este acuerdo es la manifestación más contundente del poder de los dueños de los dólares y de su capacidad de perturbación de la estabilidad cambiaria.

Doble o nada

No hay antecedente en la historia economía argentina de aplicar una muy fuerte suba del tipo de cambio al mismo tiempo que se eliminan las retenciones a las exportaciones. Hasta Adalbert Krieger Vasena, durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, en 1967, estableció Derechos de Exportación al agro luego de su gran devaluación, además de impulsar la apertura a las importaciones y la liberación del mercado de cambios. El gobierno de Macri fue más lejos. Aplicó una fortísima suba del tipo de cambio y modificó en forma drástica el régimen de retenciones. Esto último implica una transferencia de unos 60 mil millones de pesos anuales al núcleo agropecuario (estimación del Estudio Bein), si vende todo lo acopiado y si el dólar continúa su marcha ascendente por encima de los 14 pesos durante el año próximo. La producción agraria no sólo mejorará sustancialmente su rentabilidad por dejar de pagar las retenciones sino que recibirá además casi un 50 por ciento más de pesos por los dólares de la exportación.
El complejo agroexportador recibió del gobierno de Macri lo que ninguno en la historia le otorgó: una fortísima devaluación y sin retenciones. La apuesta fue a doble o nada. Y se llevaron todo.
La especulación por retención de la cosecha tuvo como resultado un incremento fabuloso del valor en pesos de ese activo. La utilidad fue extraordinaria por la eliminación de retenciones más megadevaluación. Raúl Dellatorre calculó en la edición del jueves pasado de Página/12 (y hoy amplía en páginas 4 y 5) que la ganancia en el valor del dólar efectivo que cobrarían los exportadores será entre el 52 por ciento (para la soja) y el 93 por ciento (girasol). No hay muchas inversiones especulativas con semejante rentabilidad en dólares obtenida con la estrategia financiera de retención de cosecha en silobolsa.

Ajuste de cuentas

De acuerdo a la información declarada por los propios productores, acopiadores y exportadores a la AFIP, la cantidad de granos sin vender equivale a unos 11.400 millones de dólares. En soja existen unos 6000 millones de dólares, en trigo unos 2000 millones y en maíz 3400 millones.
La retención de divisas por parte del complejo agrario exportador fue clave en las tensiones cambiarias de los últimos años, cuyo desenlace fue la fortísima devaluación de Macri.
Las mayores ventas al exterior que se registrará en los próximos meses corresponden al acopio de estos años. Será el resultado de la especulación saturando silobolsas. La megadevaluación no mejorará la competitividad de las exportaciones, sino que incrementará la rentabilidad de productores, acopiadores y exportadores. Surge de la evidencia empírica, y no sólo la de la economía argentina, que el comercio exterior no adquiere más dinamismo con una alteración brusca del tipo de cambio. El aumento de las exportaciones responde más a las condiciones de la demanda internacional por el ritmo de crecimiento del comercio y de la economía mundial que al nivel del tipo de cambio.
La devaluación con alegría de Alfonso Prat-Gay, disfrazada con un publicitado “fin del cepo”, no aumentará las exportaciones industriales que son poco sensibles a las variaciones del tipo de cambio real puesto que están más vinculadas a la evolución de la demanda mundial. Sólo pueden aumentar las exportaciones del complejo agropecuario disminuyendo el abastecimiento interno. Las consecuencias de esa estrategia regresiva en términos sociales serán una desproporcionada alza de precios en alimentos de la canasta básica del hogar, abriendo las puertas a una reacción de la población hoy difícil de prever.
Por otra parte, dada la dependencia de la economía argentina de equipo y bienes de capital importados, la fortísima devaluación no implicará necesariamente una disminución de las compras, sino que el mayor costo será trasladado a precios internos. Es un esquema regresivo que sólo funciona con un consumo interno deprimido y un fuerte incremento del desempleo para contener las demandas salariales.
El impacto negativo en la distribución del ingreso será entonces por la caída del salario real. Así queda al descubierto el objetivo central de la eliminación de las retenciones y fortísima devaluación, que no apunta a incrementar la competitividad externa de la económica, que sólo puede darse con un intenso proceso inversor, sino a concretar un ajuste de cuentas con el sector asalariado.

Sinceramiento (¿?)

Por Adrián Paenza
Hace dos días me escribió mi colega Mariano Blejman un mail que transcribo (con su permiso):
“Hola Adrián,
Disculpá que me meta en tu correo por una nimiedad. Veo en todos los canales y radios: ‘Se devalúa un 40%. Sube el dólar 40%’. Creo que están haciendo mal las cuentas. Si 14 es el 100%, entonces 10 es un 71%. La depreciación me da 29%. Por un dólar (si es que tengo dólares) me dan un 40% más que ayer en pesos, pero la devaluación del peso es 29%. ¿Me equivoco?”
Yo le contesté y Mariano me instó a escribir algo con este párrafo en un nuevo mail:
“Yo hice la cuenta varias veces. ¡Escribite una contratapa! Creo que es una diferencia de poder adquisitivo que explica la distribución de las ganancias. Los que tienen/cobran dólares son 40% más ricos y los que tienen pesos, 30% más pobres.”
Ahora sigo yo.
Supongamos que al comienzo de esta semana usted tenía 10 pesos. Con esos 10 pesos usted podía comprar UN dólar.
Si el dólar se cotiza ahora a 14 pesos por unidad, con los MISMOS 10 pesos que usted tenía, ahora ya no puede “acceder” al dólar al que tenía acceso hace unas horas. No. Ahora puede comprar 0,71428571... Es decir, “perdió” casi 29 centavos de dólar en la operación.
Eso significa que quien tenía su dinero en pesos, “perdió” (con respecto al dólar) un 29% de su poder adquisitivo. O sea, en lugar de distraer la atención hablando de que “se levantó el cepo”, digamos que se produjo una devaluación que es una forma más “honesta” de presentar las cosas. Pero hay más.
Miremos lo que le pasó a quien tenía un dólar. Anteayer, con un dólar uno podía conseguir 10 pesos. En cambio hoy, con ese mismo dólar uno puede “comprar” (sí, comprar) 14 pesos. Es decir, quien tenía ese dólar hace 48 horas, es ahora un 40% más “rico”.
No sé si se entiende la diferencia, pero no es lo mismo subir un 40% que bajar un 40%. No es lo mismo tener dólares que tener pesos (si no hay control). Las personas que viven de un salario, cobran su salario en pesos y no están pensando en comprar dólares sino en comprar comida, ropa y pagar su techo. Antes había “alguien” que pensaba por ellos. Hoy, cambió. Ahora hay “otro” grupo de personas que piensan en gente como ellos (y como yo). Esto recién empieza. Va a ser interesante ver como sigue.

EL DECRETO DE TUS OJOS ( NI LA NACION LE CREE)


Garavano: "Vamos a sacar muchas medidas por decreto"

Los candidatos a la Corte Suprema no jurarán por el momento, pero el nuevo gobierno seguirá adelante con su política de modificar la Justicia por decreto. El ministro del área, Germán Garavano, dijo que están trabajando en "muchas medidas", que los decretos saldrán "antes de fin de año o los primeros días de enero" y que incluirán, por ejemplo, el traspaso de las escuchas judiciales de la Procuración a la Corte Suprema.
Según Garavano, es imprescindible contrarrestar cuanto antes la "sanción insana de leyes sin consenso" aprobadas por el kirchnerismo porque tienen "efectos muy nocivos". "Los DNU [decretos de necesidad y urgencia] que se van a dictar son básicamente reparativos", los defendió el ministro. Según él, "parece muy ingenuo" detenerse a criticar los mecanismos.
-¿Cuándo jurarán los jueces que designaron en comisión para la Corte?
-La Corte dijo que cuando se reanude la actividad judicial. Eso es en febrero. Les tomará el juramento y estamos sujetos a esa decisión.
-¿Qué les dijo Ricardo Lorenzetti de que los hayan designado así?
-Nada, eso es una facultad constitucional del Presidente.
-Si no van a jurar ahora, ¿por qué insistir en el decreto?
-La Corte ha manifestado la necesidad de que se integre el tribunal y el decreto es el mecanismo previsto en la Constitución para estos casos. Nosotros pensábamos que la urgencia era tal y la Corte dijo: "Ahora no, juran en febrero". De todas formas, con el acuerdo del Senado, el tema se postergaría hasta abril y tendríamos hasta entonces una Corte de-sintegrada.
-Ustedes llegan como defensores de la institucionalidad y ahora saltean al Congreso para designar a jueces de la Corte. ¿Cómo se explica?
-Nadie salteó nada, es un mecanismo de la Constitución y en forma paralela se inició el proceso del decreto 222, que demora al menos un mes hasta que nosotros podemos avanzar.
-Mientras tanto estos jueces firman sentencias.
-Eso es lo que prevé la Constitución; si quieren la modificamos (se sonríe). Desdramatizando, hay una vía de entendimiento con la Corte y el Senado. Todos admitieron que es una facultad constitucional. De las críticas de los constitucionalistas que no habían leído la Constitución, ahora se pasa a que es un mecanismo políticamente incorrecto. El Presidente encaminó el tema. Se reunió con la Corte y con los senadores, que se quedaron conformes con el hecho de que no se haya hecho la jura.
-¿Quién le propuso a Macri este mecanismo?
-Algún brillante constitucionalista. Los kirchneristas no estudiaron muy bien la Constitución estos años.
-¿Estudian ampliar la Corte?
-No por el momento.
-¿Qué otras medidas sacarán por decreto relacionadas con la Justicia?
-Muchas. No tenemos Congreso y hay decisiones urgentes. Muchas cosas de Justicia van a estar incluidas en la emergencia de seguridad; tenemos la suspensión de la puesta en marcha del Código Procesal Penal, que hay que sacarla por DNU rápidamente... Estamos definiendo si conviene un solo decreto. La idea es hacerlo antes de fin de año o los primeros días de enero. Si se llega. La situación dista de ser la ideal en el Ministerio, con personas con cargos políticos que no se quieren ir, con conflictividades gremiales.
-La reforma procesal la votó el Congreso, que la debatió. ¿No debería revisarla el Congreso?
-Fue un proyecto de ley que el kirch-nerismo sacó con su mayoría automática, de forma inconsulta, que generó críticas de todos los actores y expertos. Es unánime que no se puede aplicar. Fue un tema político para dominar la Justicia.
-¿Le van recortar poder a Gils Carbó por decreto?
-¿Qué es recortar poder? El Ministerio Público tiene facultades exorbitantes que no corresponden a un sistema acusatorio. Tenemos que revisar eso.
-¿Crearán un fuero contra el crimen organizado?
-Probablemente. Debemos optimizar la capacidad de la Justicia para hacer frente al narcotráfico. En este tema entra el traspaso de las escuchas de la Procuración a la Corte. Tenemos numerosas quejas de jueces porque es un mecanismo de producción de una prueba muy sensible, que hoy queda en manos de una de las partes en el proceso.
-¿Evalúan convocar a extraordinarias?
-La convocatoria es una decisión de otros ministerios más políticos y del diálogo con ambas cámaras. Debemos preparar los instrumentos jurídicos para que sean aprobados por el Congreso o por un decreto.
-¿Qué va a pasar con el Consejo de la Magistratura?
-Sigue funcionando, hay un fallo apelado por el Ministerio de Justicia [el fallo declara inconstitucional la reforma kirchnerista que llevó el Consejo de 19 miembros a 13; el kirchnerismo lo apeló]. Podríamos desistir de ese recurso. Antes vamos a generar un consenso para modificar la ley; mientras, el Consejo sigue funcionando.
-Hoy el macrismo tiene mayoría.
-Exacto. Más allá de eso, queremos consensuar la ley que respete la Constitución.
-Están reformando leyes con decretos. ¿Por qué no debatir estos temas en el Congreso?
-Porque en relación con el sistema de Justicia ha habido una sanción insana de leyes sin consensos, sin estudios serios; leyes que generaron efectos muy nocivos al sistema judicial y a la población. Se crearon por ejemplo tribunales para la cooptación política del Poder Judicial; parece muy ingenuo criticar ahora estos mecanismos que son para tratar de corregir eso. La gente pidió rápidamente reconstruir esta situación. Los cambios que proponemos son cambios que todos los actores consideran indispensables.
-¿Pero un DNU no tiene nada de consenso?
-Los DNU que se van a dictar son básicamente reparativos de estas situaciones, no de cambio total. Dennos tiempo y critiquen después sobre lo que hacemos, téngannos confianza.

Y EL INDICE CONGRESO NO VA MAS??

Cómo será el índice de precios provisorio del nuevo Indec


"No habrá casilleros en blanco", ratificó días atrás Jorge Todesca,flamante director del Indec. No es sólo una expresión de buena voluntad de cara a la revitalización del organismo. El instituto está obligado a publicar todos los meses un índice de precios al consumidor (IPC), ya que muchos contratos están atados a la inflación. Además, en la promesa de decir la verdad a los argentinos, el Gobierno deberá blanquear la inflación previa a la devaluación.
El primer ensayo será antes de fin de año, anticipó Todesca. La urgencia obligó a la nueva gestión del instituto a que no sea un indicador definitivo. Según supo LA NACION, el nuevo equipo técnico del Indec está analizando que su primer índice -será el de noviembre- esté compuesto con un combo de datos y metodologías de índices oficiales provinciales que se mantuvieron confiables en el tiempo (Ciudad de Buenos Aires y San Luis, principalmente).
Para evitar polémicas, y porque tanto Todesca como Graciela Bevacqua, flamante directora técnica del Indec, producían índices mensuales alternativos, no habrá datos de consultoras privadas en el índice. Eso descarta que el IPC Congreso (un promedio de doce consultoras difundido por el Parlamente) sea un insumo del nuevo IPC provisorio.
Con el tiempo, la idea de Bevacqua y su equipo es desarrollar un nuevo IPC. Pero primero deberá conformar un nuevo equipo en la dirección de Precios, totalmente desarticulada. Luego deberá encontrar en qué eslabón del proceso de recolección, procesamiento, medición y cálculo de precios se hallaba el núcleo de la manipulación. (ZARAZA LA ZAZA NO?)
Para eso comenzará conel análisis de la evaluación de la última Encuesta de Gastos de los Hogares (Engho) de 2012 realizada por la intervención en el Indec. Esta encuesta crea las ponderaciones del IPC (qué peso tiene cada producto y servicio en el índice). Para esa época, por ejemplo, todas las tarifas de los servicios públicos eran subsidiadas, lo que disminuía su peso en el IPC. En caso de que la cartera de Juan José Aranguren (Energía) impulse un incremento de tarifas de la energía en las próximas semanas, ese incremento sería minimizado por un IPC con base en la Engho 2012. Esa encuesta deberá actualizarse en el futuro.
 "En el Indec ha habido una afectación de los derechos humanos profunda "
Este dato, como el resto del proceso de producción dentro del IPC, está fuertemente cuestionado por Bevacqua, que piensa publicar un dato provisorio por tiempo para tomarse unos meses un nuevo IPC-GBA completamente renovado, según supo este medio.
"Estamos trabajando en algunas alternativas diferentes. En dos semanas podemos tener un índice, creíble pero provisorio", aseguró Todesca ayer en declaraciones radiales.
"Tenemos un problema legal, de ir poniendo nuestros técnicos, la gente de confianza y eso lleva un tiempo", confió el economista y denunció: "En el Indec ha habido una afectación de los derechos humanos profunda, por un gobierno que decía defender los derechos humanos".

Adiós a la patota

La renovación de directores es todavía un desafío. Marcela Almeida, ex coordinadora del IPC-Nacional ya está de vuelta en el equipo de IPC. Cada vez suena con más fuerza el regreso de Cynthia Pok, a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). Algunos cuentan ya que habría aceptado. ATE da la información por confirmada. La técnica no contestó las llamadas.
La situación administrativa del Indec es todavía un caos, pese al esfuerzo de Daniel Nieto, flamante director de esa área. El miércoles pasado, el gremio ATE se reunió con la cúpula del organismo. Reclamaron la devolución de tareas de los técnicos desplazados, la reincorporación de los despedidos y también la de aquellos a los que la patota obligó a una jubilación anticipada tras su hostigamiento.
Los trabajadores pidieron además el fin de la precarización del empleo en el organismo: el pase a artículo 48 de los contratados, redistribución de horas censales sin discriminación, el pago de viáticos a los encuestadores y una mejora en los contratos generales de los trabajadores.
"Planteamos la necesidad de tener una mesa de negociación regular para operativizar lo planteado y lo que vaya surgiendo, como por ejemplo la extensión del plus técnico a todos los sectores", afirmaron en ATE, donde reconocieron que la reunión con las nuevas autoridades fue buena.
[Opinión]
Eran las 4 de la madrugada del 5 de abril de 1990 y nadie sabía por qué tanto apuro por ampliar la Corte.
¿Qué no hubieran dicho si lo hubiera hecho Cristina?...
Ver más
por Alberto Dearriba.-
TIEMPO.INFONEWS.COM

SPERT FASCISTA

El economista José Luis Espert, conocido por sus frases agresivas contra CFK, ahora dijo que quiere que en Argentina los trabajadores no protesten si pierden…
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