lunes, 14 de diciembre de 2015

FLIA KIRCHBAUM, FLIA MAFIOSA.

El responsable del "Hackeo" a pagina12.com.ar es Federico Kirchbaum el hijo del editor de Clarin.com (Ricardo Kirchbaum)

ALEGRIA ALEGRIA

ACUSARON AL INTENDENTE JORGE MACRI POR EL OPERATIVO

Desalojo y represión en un centro cultural en Vicente López

El Frente para la Victoria de Vicente López denunció que efectivos policiales desalojaron y clausuraron el Centro de Artes Batalla Cultural, que estaba habilitado por la Municipalidad como Unidad Básica. Militantes que estaban en el lugar fueron golpeados, esposados y arrestados por “daños y resistencia a la autoridad".

“Es casi grotesco pensar que hubo resistencia a la autoridad cuando fueron, tal como se ve en los videos, violencia y represión sufrida por los militantes. Esto fue una orden de clausura y represión por parte del Municipio de Vicente López a cargo del Intendente Jorge Macri”, denunciaron desde el FPV de ese partido bonaerense.
Agregaron que "los compañeros que se encontraban en el lugar recibieron agresiones físicas y verbales por parte de los efectivos, cuyo fin era desalojar el lugar para su posterior clausura". "Esto fue una orden de clausura y represión por parte del Municipio de Vicente López a cargo del Intendente Jorge Macri", insistieron.

Incidentes entre La Cámpora y la Policía en Olivos, Vicente López

BRIENZA DIXIT

La democracia no se mancha
Hernán Brienza
Un país normal? La semana que culminó ha sido histórica, sin dudas. Apasionada y apasionante, contradictoria, confusa, profusa, estrambótica, aparatosa y original. Puede añadirse cualquier tipo de adjetivos, pero lo que no ha podido encajar es la conjugación del sustantivo "país" con el adjetivo "normal". Por primera vez en la historia argentina, un presidente se va respaldado por cientos de miles de sus partidarios en una multitudinaria plaza. Por primera vez, la justicia "destituye" 12 horas antes al titular del Poder Ejecutivo a través de funcionarios militantes del presidente entrante y, al mismo tiempo, un primer mandatario asume procesado por la justicia. No se trata de un país normal ni mucho menos.
El desencuentro entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri –todo desencuentro es siempre de a dos, más allá de las razones que le asistan a uno u a otro (y lo cierto es que ambos tienen razones que los asisten)- concluyó en una fiesta de a Uno (el macrismo entrante) sin poder incluir al Otro (el kirchnerismo saliente). Las dos Argentinas no pudieron encontrarse y ambas Argentinas son responsables de esa imposibilidad. Pero, además, ese desencuentro evidencia la debilidad simbólica intrínseca del presidente Macri. Un verdadero ganador, un triunfante "sano", virtuoso, no escatima el placer de ver a su oponente simbólicamente derrotado ofrecer los atributos conquistados. La victoria desequilibra la balanza, y por lo tanto ofrece a quien gana la ventaja de poder tener actos de supuesta grandeza y magnanimidad con quien ha dejado el gobierno. ¿Por qué Macri no pudo tener ese gesto de displicencia y de respeto a su propia dignidad?
A pocos días del estreno mundial de la séptima entrega de la saga de La Guerra de las Galaxias, bien vale la pena recordar las sabias palabras del Maestro Yoda: "El miedo es la entrada al Lado Oscuro de la Fuerza". Macri no evidenció decisión, fortaleza, autoridad, con el affaire traspaso, sino miedo. O debilidad. Para poder asumir, necesitó borrar al Otro. El kirchnerismo debía desaparecer de las calles, de los escaños del Congreso -remplazados sus diputados por legisladores truchos para que no se notaran los espacios vacíos- y de los actos institucionales. Bueno, el kirchnerismo debe desaparecer, bien podría ser la consigna de los nuevos tiempos y, sobre todo, del andamiaje político-mediático-judicial ¿monitoreado por la CIA? para la región. (Digresión: Preocupante la denuncia de Diosdado Cabello, presidente del Parlamento Venezolano quien acusó directamente a la canciller argentina Susana Malcorra de pertenecer directamente a la Agencia de Inteligencia Americana).
Si uno analiza los primeros movimientos políticos, judiciales y mediáticos todo está dirigido a la supresión de ese elemento molesto y disruptivo en el mapa de poder en la Argentina. El kirchnerismo, al igual que el Yrigoyenismo y el Peronismo, es aquello que no permite la restauración del "país normal", es decir, de esa Nación conservadora organizada por Bartolomé Mitre en 1862 y reorganizada por el tándem Revolución Libertadora-Dictadura Militar de 1976. Si el Macrismo se equivoca y en vez de llevar adelante una política de integración lúcida, decide "aniquilar" al Otro, utilizará, como nuevo representante del Liberalismo Conservador, para intentar que las mayorías olviden a esa interrupción dislocadora que significó el proceso de estos últimos 12 años, posiblemente, las siguiente herramientas:
a) Manicomialización de Cristina Fernández de Kirchner. Se sabe que cuando el poder encuentra como elemento desafiante a una mujer la primera respuesta que tiene para desacreditarla es la acusación de "locura" para acallar esas voces. "Brujas", "fanáticas" o "locas" son las mujeres que desafiaron, a lo largo de la historia, al poder. Desde Juana de Arco a las Madres de Plaza de Mayo existe una larga lista de operaciones culturales similares. Cristina será la jugadora "irracional".
b) Judicialización del kirchnerismo: con un Poder Judicial dispuesto a convertirse en el Grupo de Tareas del gobierno macrista lloverán las denuncias contra ex funcionarios "del antiguo régimen" a tontas y a locas, total lo importante no es la verdad sino el impacto mediático y la estigmatización del Otro, paso previo a la cosificación y a la negación de "humanidad" de ese Otro. Una vez cosificado, ese Otro puede ser insultado, violentado, encarcelado, desaparecido, asesinado.
c) Distintos niveles de Represión interna: Desde los despidos laborales, hasta amenazas, asaltos sospechosos, apagones informativos, censuras, despidos laborales, utilización de la Metropolitana como fuerza de choque, políticas de aprietes, espionajes, etcétera, como parte de un plan de corrimiento de todas las voces opositoras provenientes del kirchnerismo.
Esta, obviamente, es una hipótesis basada en algunos gestos y, también, nobleza obliga, en ciertos prejuicios propios de quien escribe estas líneas derivados de la memoria colectiva. El macrismo puede recostarse sobre su costado lúcido, entonces, apelará más a los estímulos colectivos e individuales –como hizo el menemismo, cabe reconocer- más que en los elementos represivos. Si lo hace podrá cumplir con esa fantasmagoría que proyectó durante los últimos años y que es el aporte de un "progresismo de derecha" a la democracia argentina. Pero para eso, Macri debe sacudir dos males de sus propias filas: el miedo, por un lado, y la concepción monista del Liberalismo Conservador argentino.
El politólogo e historiador Isaiah Berlin habla de dos tipos de concepciones filosóficas en la historia de las ideas de la humanidad: el monismo y el pluralismo. El primero, como se sabe, es la construcción de una única escala de valores basada en una única naturaleza humana, una sola racionalidad y un solo progreso. Esta idea moderna y prerromántica –en baja estima en la actualidad– supone que hay una sola forma de comprender al hombre. El segundo se basa sobre la posibilidad de que exista más de una escala de valores –sin alcanzar el relativismo absoluto–, más de una idea de felicidad humana, y duda de la racionalidad como único fundamento de acción política y de la existencia de una línea de progreso sin historicidades ni particularidades culturales.
El Liberalismo Conservador criollo, en cambio, a lo largo de su historia ha abrazado un peligroso monismo valorativo y teórico que lo ha anquilosado y convertido en un fosilizado armazón enunciativo. Desde Civilización o Barbarie, el conservadurismo autodenominado liberal ha construido una visión monista de la existencia humana: hay una sola línea civilizatoria, una sola forma de democracia, un solo proceso de progreso humano, una sola forma "apolítica" de hacer política.
Este liberalismo monista establece como única racionalidad la suya, con un solo sistema métrico posible sobre el bien y el mal, lo correcto, lo democrático, lo político, sin poder aceptar otro modelo de gestión de autoridad, de liderazgo, de representación democrática, de inversión de valores. Y ese monismo antiplural se llevó a las patadas con la Otredad y terminó haciendo del Otro un objeto de eliminación o de depósito en campos de concentración.
En su discurso de asunción, Macri apeló a la "unidad nacional". El kirchnerismo, es cierto, apeló durante sus 12 años de gobierno a una mirada agonista de la Patria, que incluía cierta lógica maniquea, pero que reconocía al Otro, al menos como contendiente. El riesgo que corre el Macrismo es el de generar una "unidad"homogeneizadora, monista, represiva y negadora del Otro. Pero para eso debe dejar de sentir miedo. El que acalla al Otro no es el más fuerte, no es el que más autoridad tiene, es el que menos argumentos tiene y por eso debe hacer callar al Otro. El concierto de medios de comunicación oficialistas que hoy vuelven a dominar en la Argentina, con el Clarín de Héctor Magnetto a la cabeza, saben de esto. La democracia no se mancha.