lunes, 5 de octubre de 2015

La justicia estadounidense rechazó un pedido de los holdouts para embargar fondos argentinos en el Bank of New York Mellon (BoNY) por una deuda de…
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Campaña previsible Por Eduardo Aliverti

Debería resultar curioso que a menos de un mes de las elecciones presidenciales se perciba cierto clima de apatía general. Es entre poco y nada lo que sacude la modorra. No siempre fue así y puede resultar interesante adentrarse en los motivos, reales o presuntos.

Yendo de abajo hacia arriba en orden de importancia causal, los avisos de campaña que se largaron en estos días encierran alguna explicación. Primero, hay consideraciones formales que son reiterativas. La frecuencia de los spots es insoportable, pero más insólito todavía es que –precisamente por ese vértigo repetitivo– ni en los equipos dirigenciales ni en sus agencias de publicidad se hayan tomado el mínimo trabajo de variar slogans y realizaciones. El andamiaje creativo es inexistente, y más parece tratarse de cumplir una obligación que de ofrecer ideas. Va en cada quien si resuelve creerle a Scioli cuando intenta dar imagen de liderazgo, a Macri hablando de pobreza cero, a Massa erigido como el sheriff contra el narcotráfico o a Del Caño en su promesa de millones de nuevas viviendas financiadas con impuestos a las grandes fortunas. Pero no costaría nada que alguno rompa el libreto, se salga de los convencionalismos de escuela primaria y exprese, en las mismas dos o tres oraciones que emplean para estar a favor del progreso y la felicidad colectivos, una sola explicación política y técnica acerca de con cuáles recursos sostendrán sus propuestas. Objetivamente, al margen de si su figura es creíble, el que más se acerca es el gobernador bonaerense porque dispone de un modelo de ya doce años y puede mostrar gestión amparada en una fuerza de orden nacional. Si tiene la convicción de seguir por ese camino es el interrogante de propios y ajenos. Sin embargo, esa cuota de muy relativa confiabilidad es lo que se avaló en las PASO y lo que parece otorgarle una ventaja determinante en octubre. Del resto se escucha hablar en abstracto de los valores de la República, de que “la fuerza sos vos” en un país con todos los climas y capacidad alimentaria posible o de que la toma del Palacio de Invierno está a la vuelta de la esquina. Y de los demás con esperanzas de competencia real por puestos expectables, se contempla que todo es posible de sólo enunciarlo con una ensalada multifacética: poner la cotización del dólar al arbitrio del mercado, acabar con el ausentismo docente, eliminar las retenciones agropecuarias, usar militares contra la droga, lanzar créditos hipotecarios a rolete, acabar con la corrupción estatal dejando el combate contra los hombres de negocios con el Estado para otro momento, convertir a los medios de comunicación públicos en un impoluto modelo noruego, reinsertarnos en el mundo y lloverán las inversiones. Un universo Heidi que liquidará la grieta. Así de sencillo.

Es probable que esa falta de sustancia de las promesas electorales se deba a que las cartas están echadas y, entonces, ya no sea factible, en el tiempo que resta, provocar acentuaciones o giros convincentes. Macri lo intentó y no semeja que le haya ido muy bien que digamos, al cabo de pseudo kirchnerizarse de la noche a la mañana. Tan fue así que, al menos según cualquier relevamiento que se tome, Massa estaría entre achicar la pelea por el segundo puesto y acercarse al cabeza a cabeza del mismo rango, cuando hasta hace apenas meses sufría un escape inédito de sus tránsfugas. Exageraciones encuestológicas, seguramente, pero algo pasó y es verosímil que el Niembrogate, aunque no tenga influencia decisiva ni nada que se le parezca, haya pegado en esos puntitos que se disputan segundos y terceros. Son meras especulaciones, pero desnudan las dificultades para construir un discurso sólido capaz de mostrar a una oposición mejor que lo conocido en estos años. De hecho, el taladro de los medios que le son afines, o que directamente comandan su agenda, no encuentra el hueco por donde colarse. Fluctúan. Saltan de sumarios primordiales en los géneros policial y sociedad, siempre ligados con aspectos pesimistas, a mandobles sobre el ajuste que se viene y alarmas de devaluación. Tampoco les salieron bien sus maniobras al respecto. Se les cayó en pocas horas la opereta respecto del contado con liqui. Y el pago del Boden 2015 se cumplirá sin mayores sobresaltos a más de un nuevo acuerdo financiero con los chinos, que estabiliza el nivel de las reservas monetarias. Desde ya, redujeron a ignorancia supina unas buenas noticias, aunque no de impacto masivo, como el lanzamiento del segundo satélite de producción nacional. Con un escenario de este tipo suena lógico que persista una agenda basada en asuntos de orden secundario si se los ve desde la gran política, y no a partir del valor de comentarios de café. Insustanciales denuncias de fraude, tiempo y forma de las declaraciones de bienes de los candidatos, borocoteadas de personajes ignotos, internas judiciales, etcétera. En otras palabras, podría decirse que si no hay mucho para decir, en lo estructural, significa que casi todo está dicho. Dos modelos diferentes en cuanto a la orientación distributiva y la relación de fuerza con los factores del poder económico-financiero, con grandes dudas sobre las capacidades de liderazgo político del uno y el otro.

En el caso de Scioli, la incógnita es su fortaleza ideológica para afrontar las tensiones y enfrentamientos que el kirchnerismo supo asumir, y administrar, con un sentido de centroizquierda que tuvo en Néstor y Cristina una jefatura popular enorme. No es un candidato enamorante. No despierta pasiones ni a favor ni en contra. Pero los demás sufren lo mismo. Esa puede ser otra de las explicaciones para interpretar lo frío, o muy tibio, de las campañas. Todo lo que es movilizador, para amarla o repudiarla, lo ejerce Cristina. Su discurso ante la Asamblea General de la ONU volvió a indicar que es la única en condiciones de mover el tablero. El resto corre a muchos kilómetros de distancia. Demasiados. Y al no competir ella, queda una vara muy alta para quienes pujan por sucederla. El verbo, pujar, visto en política, es más bien otro convencionalismo que merece ser puesto en análisis. ¿Pujar por obtener la victoria, o por plantar una inercia oposicionista no totalmente convencida de que esta sea la mejor instancia para afrontar el máximo cargo ejecutivo? Si se lo mira desde querer cambio pero con líneas de continuidad, está Scioli. Pero si de veras se pretende un cambio total, de retorno noventista, claro que con el peronismo enfrente y no en el ejercicio del poder, ¿es Macri el hombre indicado y tendría el macrismo la territorialidad y el despliegue parlamentario para gobernar?

Hace más de dos meses (Página/12, domingo 30 de agosto), el colega Sebastian Abrevaya sacó la cuenta, proyectado el resultado de las primarias, de que Macri sería el presidente más débil desde el regreso democrático. Vaya si Kirchner asumió igualmente con un muy minoritario porcentaje de votantes, pero con la pequeña diferencia de orbitar en el peronismo. La proyección de las PASO, junto con la definición de 10 de las 11 elecciones provinciales que ya se votaron de manera desdoblada, da que el PRO tendría entre 32 y 36 diputados, apenas 4 senadores nacionales y un solo gobernador (el jefe de gobierno porteño). Aun si se contaran sus aliados radicales, de la Coalición Cívica y otras fuerzas menores, Macri estaría en franca minoría no solamente en el Congreso sino a lo largo de toda la presencia territorial. En la Cámara baja y siendo optimistas, Cambiemos dispondría de un 34 por ciento del cuerpo: muy lejos de los 129 diputados necesarios para el quórum propio. En la Cámara alta es peor, porque llegaría a 15 senadores sobre un total de 72. Todo lo contrario, el Frente para la Victoria, sin contar un incremento respecto de las primarias, tendrá alrededor de 101 diputados y 40 senadores. Pero además, a diferencia de la Alianza que dominaba la UCR, el PRO estará en minoría dentro de su propio frente, porque lo hegemonizan los radicales. O lo que de ellos queda. Por último, y si acaso se cree que lo central no pasa por el Congreso sino a través de la relación con los gobernadores, el PRO cuenta con sólo dos que son de la UCR, que podrían convertirse en cuatro si gana en Jujuy y Santa Cruz como distritos donde les cabe sostener confianza. Significa que, aun en la hipótesis más favorable, quedarán 15 gobernadores encuadrados en el peronismo; dos “disidentes” (Córdoba y San Luis) y dos provinciales de buenas relaciones con el FpV (Santa Fe y Neuquén). Todo esto sin citar la cantidad y calidad de funcionarios de alto rango que Macri heredaría en organismos como el Banco Central, Afsca y Procuración General. Cualquier politólogo que se consulte, o sencillamente cualquier ciudadano con dosis elementales de sentido común, coincidirá en que una administración así necesitaría para gobernar de una muñeca, equipos y aparatos inéditos. ¿Tiene eso el macrismo? No estamos hablando de justiprecio ideológico, ni de moral republicana, ni de aspiraciones otrora caceroleantes. Hablamos de gobernar. De la estabilidad que tanto les gusta mentar en democraciolandia. De los conflictos inherentes a la implementación del poder, que no al comentarismo y a los spots de campaña.

Siempre como hipótesis, es veraz o verosímil que algo o mucho de estas anotaciones estén jugando fuerte a la hora de explicar lo aburrido, cansador, sistemático, de las empresas políticas y propagandísticas en boga. Se trataría de que los candidatos lo divisan. Y el pueblo también.

05/10/15 Página|12

En los alegatos también se habló del secuestro de actores gremialistas La caída de ANCLA y un civil acusado por el asesinato de Walsh

En el megajuicio oral de la ESMA, la fiscalía alegó esta semana por varios de los episodios más emblemáticos cometidos por el GT 3.3.2. Reconstruyó las caídas en serie de los miembros y allegados de la agencia ANCLA y acusó a un civil por el asesinato de Rodolfo Walsh.

Por Laureano Barrera

La justicia argentina probó en octubre de 2011 que en el asesinato de Rodolfo Walsh, ocurrido en el barrio porteño de San Cristóbal, participaron más de seis vehículos y entre 25 y 30 hombres, pero sólo condenó a siete: el capitán de corbeta Jorge “El Tigre” Acosta y sus subordinados Alfredo Astiz, Antonio Pernías, Jorge Carlos Rádice, Ricardo Miguel Cavallo, Juan Carlos Fotea y el autor de algunos de los disparos, Ernesto “220” Weber. Esta semana, al retomar su alegato del tercer juicio de la megacausa ESMA —que lleva tres años de audiencias, tiene a 63 imputados y a 789 víctimas—, los fiscales Mercedes Soiza Reilly y Guillermo Friele señalaron a un nuevo sospechoso por su muerte: el entonces secretario del juzgado de menores N° 9, Gonzalo Dalmacio Torres de Tolosa.

El miércoles, en una de las salas del subsuelo de Comodoro Py, los funcionarios del Ministerio Público Fiscal volvieron a reflotar las circunstancias de aquella emboscada: la que se desató con el grito de los hombres del Grupo de Tareas 3.3.2. en la esquina de San Juan y Entre Ríos, entre la una y media y las cuatro de la tarde del 25 de marzo de 1977.

—¡Alto, policías!

Unas horas antes de asistir a la cita que terminaría con su muerte, Rodolfo Walsh bajó en la estación de Constitución de un tren que había abordado junto a su compañera Lilia Ferreyra en San Vicente. Eran las doce del mediodía. Al llegar, confirmó telefónicamente la cita con José María Salgado, “Pepe”, ex policía federal y militante montonero, la primera de las tres planeadas para difundir la “Carta Abierta a las Junta Militar”. Ignoraba que “Pepe” estaba secuestrado hacía dos semanas. Se despidió de Lilia y salió a la calle. Vestía una camisa beige, pantalón marrón, sombrero de paja, zapatos marrones, anteojos, un reloj “Omega” y el portafolio con copias de la “Carta Abierta”, el boleto de compra venta de la casa de San Vicente y una pistola “Walther” PPK, calibre 22.

Cuando oyó la voz de alto, hizo el gesto de meter la mano en una bolsa: Walsh sabía de las torturas y le había advertido a su pareja que no iba a dejar que lo capturaran vivo. La patota abrió fuego sin esperar nada. En las sombras de la ESMA, donde los marinos se ponían apodos de animales para las operaciones secretas, a Torres de Tolosa se lo conocía como “El Teniente Vaca”. Algunos mediodías, cuando salía del trabajo, se iba a almorzar a la Esma con su amigo de la infancia, el capitán Jorge Acosta. Aunque no hay testimonios que lo sitúen en persona en la esquina del crimen, el miércoles pasado los fiscales enumeraron las pruebas de que integraba grupo de tareas en ese momento: suficiente para imputárselo.

Una de las más contundentes es la confesión de Adolfo Scilingo —condenado a 1084 años de prisión en España—, quien lo acusó de actuar con el GT 3.3.2 e incluso de tripular los vuelos de la muerte. Ahora “Vaca” carga con otra imputación novedosa: ser el primer civil acusado del homicidio doblemente calificado del oficial montonero que había escrito “Operación Masacre”.

Desarticular ANCLA

El caso de Walsh no fue el único que abordó el Ministerio Público Fiscal. Expuso también sobre el secuestro de 17 personas vinculadas directa o indirectamente con la Agencia de Noticias Clandestinas (ANCLA), ideada por Walsh: miembros de su mesa de redacción, colaboradores, informantes o personas “íntimamente vinculadas” a alguno de ellos. Todos fueron secuestrados entre agosto de 1976 y noviembre de 1977 y recluidos en la ESMA. “Quisieron eliminar a ese colectivo, que integraban muy pocos militantes, pero que contaba con una red de colaboradores que pasaban información para que Walsh y su grupo hicieran circular los cables”, detalló a Infojus Noticias una fuente judicial.

La agencia ANCLA nació en junio de 1976, después de que Walsh planteara la necesidad de reunir toda la información que llegaba al departamento de informaciones de Montoneros. Su objetivo era romper el cerco informativo y denunciar las violaciones masivas a los derechos humanos. Para eso, formó una pequeña redacción móvil con Lila Pastoriza, Lucila Pagliai, Carlos Aznares y Eduardo Suárez: todos serían víctimas del terrorismo de Estado.

La fiscalía describió el secuestro y cautiverio de cada uno de ellos. El 12 de agosto de 1976 secuestraron a Eduardo Suárez, periodista del Cronista Comercial y miembro de ANCLA, y su compañera Patricia Villa de la agencia de noticias “InterPress Service”, una estrecha colaboradora. Los dos están desaparecidos. Siguieron, en orden de caída, el médico Héctor Eugenio Talbot Wright —que fue herido en la calle y murió en la ESMA—; el argentino Carlos Enrique Bayón y la guatemalteca Norma Batsche Valdés —un matrimonio de montoneros desaparecidos que colaboraba con la agencia a través de Walsh, quien los consideraba sus discípulos—; Oscar Paz —el único liberado—; José María Salgado, “Pepe” —asesinado después de crueles torturas en Coordinación Federal—; Walsh; Ricardo Luis Cagnoni —había renunciado a la Prefectura Naval para trabajar en la fábrica Ford de Pacheco—; la familia Galli —Mario, ex guardiamarina e informante, su madre Felisa Violeta Wagner, su esposa Patricia Flynn y su hija Marianela, la única sobreviviente, liberada tres días después— y una caída conjunta de Gloria Kehoe Wilson, Adolfo Vicente Infante Allende y Luis Alberto Villella, colaboradores.

El 15 de junio de 1977 cayó Lila Victoria Pastoriza, que después de 16 meses en la ESMA recuperó la libertad. El último de la serie fue el 10 de noviembre de 1977, del periodista de Associated Press, Oscar Serrat, que era además el garante de la casa quinta de Walsh. Fue liberado un día después. Los fiscales calificaron esos hechos como privación ilegal de la libertad agravada e imposición de tormentos, también agravada, e imputaron por ellos a veinte marinos.

La caída de los actores

La mañana del 26 de agosto de 1976, Hebe Inés Lorenzo y su pareja Horacio Peralta fueron abordados por diez personas armadas cuando salían de la casa de los padres de Hebe, en Avenida del Libertador y Olleros. Los golpearon, los encapucharon y los llevaron al Casino de Oficiales de la Escuela. Ambos integraban la Asociación Argentina de Actores (AAA), que respondía a la Juventud de Trabajadores Peronistas (JTP).

Peralta era titiritero, y en 1976 había sido nombrado apoderado de la lista naranja, una línea interna del gremio que había llevado como candidato a presidente a Jesús Carlos Alberto Fernández, conocido como “Polo” Cortez. Por él, por la “negra” Marín —María Cristina Solís de Marín— y por un tal Federico les preguntaron en las sesiones de tortura. La “negra” fue finalmente secuestrada y es una de las víctimas del juicio. Cortés fue “chupado” dos días después y sigue desaparecido. Peralta estuvo secuestrado hasta el 19 de octubre de 1976. A Hebe —que sufrió varios ataques cardíacos durante los interrogatorios— la trasladaron a la Comisaría 31 de la Policía Federal y tres días más tarde la llevaron a Devoto, donde permaneció hasta el 4 de abril de 1977.

Los fiscales llamaron a esta última serie de secuestros entrelazados “la caída de los actores”. Para eso citaron a otra sobreviviente, Marta Álvarez. La AAA formaba un frente con publicistas y periodistas: algunos de ellos se habían reunido secretamente con Walsh en una casa del Tigre. El hombre por cuyo crimen, esta semana, la justicia acusó por primera vez a un civil.

LB/JMM

Infojus Noticias

SEMIOLOGOS Y ESPECIALISTAS EN COMUNICACION ANALIZAN LAS PUBLICIDADES DE LOS PRINCIPALES CANDIDATOS Lo que dicen y callan los spots de campaña

Mauricio Macri, de Cambiemos, y Daniel Scioli, del FpV, en imágenes de sus últimos spots.

Los expertos consultados por Página/12 reflexionan sobre el mensaje de “la victoria del desarrollo” que propone Scioli; “la impostura y la sobreactuación” de Macri y “la necesidad de llamar la atención y romper la polarización” que mueve a Massa.

Los spots de los seis candidatos presidenciales volvieron a invadir las pantallas y los parlantes. Radio y televisión difundirán uno tras otro, hasta el 17 de octubre (día en que comenzará a regir la veda), los avisos de campaña que en apenas segundos buscan resaltar virtudes y disimular debilidades de los aspirantes a la Casa Rosada. ¿Qué grado de verosimilitud alcanzan con su discurso cada uno de los candidatos? ¿Qué temas recogen de la agenda mediática y de las preocupaciones cotidianas? ¿Cuáles son las novedades y las diferencias respecto de los cortos de las primarias? Consultados por Página/12, el sociólogo Luis Alberto Quevedo, director de Flacso Argentina, el titular de la Cátedra Semiótica 1 de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), José Luis Fernández, y la doctora en Ciencias Sociales y periodista Natalia Aruguete, autora de El poder de la agenda. Política, medios y público, reflexionaron sobre qué dicen y qué no dicen los spots de los principales candidatos a la Presidencia.

- Cambios en Cambiemos. El giro más notorio, desde la puesta en escena, lo dió el jefe del PRO, Mauricio Macri. A diferencia de su silencio en los spots de las PASO, en los que se mostraba como huésped en casa de trabajadores y se limitaba a escucharlos, esta vez es él mismo quien toma la palabra. En algunos casos, lo hace rodeado de un público que aplaude, y en otros, dirigiéndose directamente a cámara, ocupando la centralidad de la escena. Y la novedad es también su discurso: propone “un ingreso ciudadano universal”, “pobreza cero” y “convencerse como ellos”, en referencia al kirchnerismo. Para Luis Alberto Quevedo, se trata de “una impostura, una sobreactuación” que de todas formas deja en evidencia “su pensamiento real, que es neoliberal”. “La de pobreza cero es una idea tradicionalmente de las izquierdas, o de lo que el mismo Macri llama populismo, y que fue eje de la campaña de Lula en Brasil o de la CTA en nuestro país, lo cual es paradójico, porque su espacio se define como el proyecto antipopulista, pero aún así lo hace porque sabe que le faltan esos votos para ser presidente”, señala el director de Flacso Argentina. Además, explica, “cuando Macri habla de un país donde todos podamos progresar, está apelando al progreso individual, con el que se identifica cierto sector de la clase media con demandas de mayor consumo, y no al progreso social y colectivo, que es un discurso que tuvo históricamente el sindicalismo”. Para Natalia Aruguete, “Macri debió cambiar radicalmente los valores en los que se basan sus propuestas de campaña” luego del ajustado triunfo del PRO en la segunda vuelta de los comicios en la Ciudad de Buenos Aires. “Desde los resultados de las elecciones porteñas no veo que Macri tenga una agenda de campaña distinta a la del oficialismo”, afirmó.

- Resignificar la victoria. En el caso del candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, los spots están definidos por dos palabras: victoria y desarrollo. “La victoria del desarrollo” y “la victoria de todos” son las dos frases decisivas de su campaña, que son pronunciadas por un locutor mientras la pantalla muestra imágenes de los destinatarios de las políticas sociales del Gobierno. “Scioli resignificó el concepto de victoria: más victoria para adelante, sin que haya derrotas para atrás, que si prende es una idea muy interesante”, analizó José Luis Fernández. Para el profesor titular de Semiótica 1, el gobernador bonaerense “construye una épica de continuidad, pero resignifica y desborda al kirchnerismo”. “Cuando el spot dice ahora la victoria es para todos, está queriendo dejar de lado la imagen confrontativa del Gobierno que tiene un sector de la sociedad al que sabe que puede seducir”, apuntó. Además, opinó que “contiene consignas muy autocríticas del propio Gobierno, por ejemplo afirma que se recuperó YPF pero falta una revolución en materia de energía, lo que no sólo reivindica lo hecho sino que se hace cargo de lo que falta hacer”.

Una mirada similar aporta Quevedo, para quien Scioli introdujo “dos cambios estratégicos” en esta campaña. “Por un lado, apunta a recuperar parte del voto disperso que votó a Cristina y que no lo votó a él, parándose como parte de un proyecto de ampliación de derechos. Y por otro, busca desbordar este discurso apelando a todos, incluso los sectores medios que el kirchnerismo no pudo contener”, dijo.

- Inseguridad y agenda mediática. El del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, es el único spot monotemático. Massa apela a la inseguridad como eje sobresaliente y asegura que bloqueará fronteras y militarizará las villas para combatir el narcotráfico, con aviones de guerra y efectivos policiales de fondo. “Es de una complejidad audiovisual llamativa, parece una serie policial de moda, con una estética Miami Dark”, asegura Fernández, “lo que difícilmente cree un efecto de verosimilitud”. Con un porte policial, Massa dice que va a recurrir a “las Fuerzas Armadas, el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea” para “atacar y bloquear” las fronteras, desde donde, asegura, “llega la droga que infecta a los más humildes”. Fernández atribuye la violencia discursiva del tigrense a “la necesidad de llamar la atención y romper la polarización”, lo cual es “una estrategia de quien se reconoce como el tercero en la disputa, que parte de pensar que es preferible que se hable mal del candidato a que directamente no se hable”.

Aruguete encuentra puntos en común entre el tratamiento de la inseguridad en el spot del candidato de UNA y el de los medios masivos de comunicación. “Los medios cubren casos de delito de manera personalizada, presentando la información como un drama, donde hay buenos y malos, víctimas y victimarios que se ubican en un relato dramático y descontextualizado. Y Massa incorpora esta dinámica discursiva, no sólo en sus spots, sino cada vez que habla”, afirmó.

“Le habla a la señora que se asusta por lo que mira en la TV”, opinó Quevedo, para quien el enfoque de Massa “parte de su desafío político de quedar segundo por encima de Macri y para eso necesita polemizar y pegar”. Sobre la efectividad de este tipo de estrategias, Aruguete señaló que “los spots se basan en valores que circulan en la opinión pública, pero eso no significa que la gente vote a un candidato porque este concentre su campaña en resolver, por ejemplo, el delito”.

Informe: Matías Ferrari.

05/10/15 Página|12

 
El periodista destacó que Argentina haya lanzado el segundo satélite geostacionario “y además, que somos uno entre diez países que lo lograron”.…
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Este fue el anuncio más creíble de los que se escucharon en el debate de anoche. Es más, ninguno de los que estaban allí va a hacer ninguna cadena nacional, al menos durante los próximos cuatro años. Posiblemente tampoco durante los próximos cuatrocientos. Emoticón devil

La caverna Por Por Darío Sztajnszrajber

Siempre es bueno volver a la caverna. Volver al relato de la caverna que no es volver a la caverna, aunque el relato de la caverna culmine con un retorno. Alguien se escapa de un encierro, pero una vez iniciado el camino de su libertad, decide volver. ¿Por qué volver? ¿Por qué volver a la caverna y al relato de la caverna? ¿O será que todo escape es siempre un retorno? ¿Y para quién es bueno volver?

Recordemos el relato. Cuenta Platón en La República que en el interior de una montaña se despliega una caverna muy profunda, donde un grupo de prisioneros se hallan encarcelados. Su encierro es muy particular: se encuentran obligados a estar sentados, encadenados a sus sillas, observando día y noche el fondo de la caverna. Detrás de ellos, arde un gran fuego, pero entre ambos hay guardias que pasean objetos por encima de sus cabezas, de tal modo que el fuego ilumina los objetos y proyecta sus sombras en el fondo. Las sombras reflejan objetos que parecen moverse autónomamente, y que constituyen lo único que los prisioneros pueden ver, ya que al estar encadenados de pies a cabeza no pueden darse vuelta para observar el dispositivo creado. O peor; las cadenas no les permiten ni pararse, ni mover sus cuerpos más que la distancia que el amarre posibilita. Y aún más; con el paso del tiempo que es mucho, casi como toda la vida, las cadenas se van internalizando, se van incorporando (etimológicamente "se hacen cuerpo"), se van habituando, y por ello mismo, se van invisibilizando. Llega un momento en que los prisioneros pierden dimensión de su estado: comienzan a sentirse más tranquilos, seguros, estables. Miran para arriba y ven el cielo. Ven para adelante y las sombras se convierten en el mundo real. Los prisioneros ya no se sienten encerrados sino libres. Se sienten viviendo una vida cotidiana común y corriente. Una vida normal.

Primera pregunta: ¿Cuáles son nuestras cadenas? Segunda pregunta: ¿Puede algún prisionero por sí mismo darse cuenta de su situación? Probablemente no. La caverna ejerce su poder cuando el prisionero levanta la cabeza y ve el cielo, cuando mueve mínimamente el cuello y cree que está mirando para atrás, cuando se mueve un poco sobre su silla y cree que está caminando, cuando atado a sus cadenas, cree que es libre. Una vida normalizada.

Pero un día, un prisionero se despierta y ve a sus pies sus cadenas en el piso. No entiende nada. Siente su cuerpo más aliviado, pero también más angustiado. Da vuelta la cabeza y el giro excede lo acostumbrado. Se mueve y su cuerpo se levanta. Ve la silla, ve el fuego detrás, ve las sombras ya como sombras, vuelve a ver en el cielo el interior de la caverna. Se horroriza. Su primera reacción es querer volver a encadenarse y retornar a la comodidad, a lo seguro, pero no puede. Ya supo y no hay vuelta atrás. Decide entonces ir a ver qué hay afuera, en el verdadero mundo exterior. Y así asciende hasta que sale de la caverna y en una sensación sublime, observa a lo lejos el mundo desplegarse infinitamente. Su impulso lo lleva a querer irse, pero algo lo llama desde el interior de la caverna: sus compañeros. Se siente responsable. Siente que debe volver y liberarlos. Siente que no puede abandonarlos, que debe volver. 
Claro que el encuentro no es fácil. Su alerta no encuentra eco. Nadie le cree. Lo toman por loco, molesto, desquiciado. Creen que le han lavado el cerebro, le cuestionan sus amistades, sus hábitos distintos, sus nuevos compañeros. Nadie que no ve sus cadenas puede escuchar a alguien que viene a decirnos que estamos encadenados. Nadie. Ni siquiera él mismo. O peor; tal vez el liberado entiende en ese acto que él también sigue encadenado, pero de otro modo. Que el exterior de la caverna tal vez no sea más que el interior de una caverna más grande…

Esto ya no es Platón, pero no importa. Si así fuera, el liberado que comprende que nunca será definitivamente libre, necesita cambiar el esquema. O en principio, moverse. Ir saliendo de una caverna para seguir saliendo de la caverna siguiente. Salir para seguir saliendo. Y sin embargo de una sola cosa está seguro: mientras sale tiene que volver. A buscar a los suyos y plantear la diferencia. Dice Platón que es la gran tragedia de la filosofía: buscar un saber que se sabe que nunca vamos a encontrar. Pero no importa, porque lo que vale es la búsqueda. No se lucha para ganar:se lucha para luchar. Ya que si todo es caverna, la única libertad posible está en el movimiento. Junto a otros.
Siempre es bueno volver a la caverna. A la caverna y al relato. Volver para seguir saliendo.

04/10/15 Tiempo Argentino