domingo, 5 de julio de 2015


Kunibert Raffer: “El rescate económico a Grecia empeoró su crisis”
El economista austriaco Kunibert Raffer analizó la delicada situación financiera de Grecia. El prestigioso profesor de la Universidad de Viena dijo que hasta 2010 la relación de la deuda de ese país con su Producto Interno Bruto era del 120 por ciento y hoy, tras la ayuda, es de 175 por ciento.kUNIBERT RAFFER 2
En una entrevista en los estudios de la Radio Pública, Kunibert Raffer afirmó que el rescate a Grecia – por parte del Fondo Monetario Internacional  y del Banco Central Europeo- no fue para el país sino para la banca privada.  Según el doctor en economía el dinero entró a Atenas y salió inmediatamente para pagar a los acreedores.
Para Raffer, Grecia no va a pagar su deuda porque “no es posible hacerlo”.
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¿Qué son hoy la derecha y la izquierda? Por Edgardo Mocca

Durante lo que Hobsbawm llamó siglo XX corto, el período histórico que va desde 1914 con el estallido de la Primera Guerra Mundial a la caída del Muro de Berlín en 1989, derechas e izquierdas fueron el nombre de la lucha entre dos sistemas sociales: el capitalismo y el socialismo. Ciertamente, en el cuadrante izquierdo no tardaron en surgir profundas divergencias ideológicas sobre lo que había que entender por socialismo; la ruptura ente socialdemócratas y comunistas, que se produce al comienzo del siglo corto, tendrá el signo de la discusión sobre la Revolución Rusa, particularmente sobre la relación entre socialismo y democracia. Unas décadas después, la consolidación del Estado de Bienestar europeo como una forma de “capitalismo social”, relativamente satisfactorio para las demandas de grandes masas de trabajadores, constituiría la matriz práctica de la socialdemocracia. Habría desde entonces una derecha liberal pro-capitalista, una izquierda revolucionaria anticapitalista y, en el medio, una izquierda reformista y gradualista que llegaría al socialismo a través del perfeccionamiento de las instituciones de la democracia en el capitalismo. Esta última corriente llegó a fundirse en la práctica con sectores liberales que comprendían la necesidad de construir un capitalismo más sensible.

La cartografía tuvo en ese período una extraordinaria potencia explicativa. Servía como mapa cognitivo para pensar todos los acontecimientos mundiales, aun cuando algunos de los más importantes y más trágicos, como la Segunda Guerra, encontrara derechas e izquierdas unidas contra el eje nazifascista. La experiencia de los “amplios frentes antifascistas” podría ser considerada como un antecedente doctrinario de cierta coalición actual entre republicanos de derecha y de izquierda contra el populismo sudamericano, a no ser porque no hay en la nueva unidad nada que se parezca a una crítica y mucho menos a una praxis que cuestione al capitalismo. Izquierda y derecha fueron en esos años un dispositivo para la interpretación del mundo y una materialidad política expresada en las dos grandes potencias mundiales de la época, Estados Unidos y la Unión Soviética. Sin embargo, la diversidad político-cultural del mundo no podía ser reducida a lo que sin duda era la disputa central. Uno de los grandes temas no resueltos por ese paradigma interpretativo, entonces ni ahora, es la cuestión nacional. El capitalismo, el más internacionalista de los sistemas que conoce la historia es, al mismo tiempo, un régimen creador y multiplicador de las desigualdades entre las naciones. Las más importantes resistencias anticapitalistas del siglo corto tuvieron un signo nacional-popular que solamente en algunos casos históricos (China, Vietnam, Cuba, entre otros) fue captado políticamente por las izquierdas. En muchos casos, las formaciones clásicas de la izquierda (tanto las reformistas como las revolucionarias) miraron con ojos de desconfianza a los nacionalismos, hasta el punto de confluir con las fuerzas “democráticas” de las oligarquías que los combatían. Es en gran parte por eso que en muchos países de América latina la díada derecha-izquierda no representa fielmente los conflictos históricos reales de la nación; Argentina es claramente un ejemplo de eso.

Ahora bien, en 1989 el mapa cognitivo sufrió un duro golpe. En un lapso de pocos meses lo que había sido, aun cuando criticado y hasta execrado por muchos, el soporte material de la interpretación de izquierda del mundo, desaparecía de la historia sin dejar huellas. Con él desaparecía también la idea de la alternativa entre sistemas. Ciertamente la socialdemocracia europea no sufrió exactamente el mismo cimbronazo, pero con el panorama que da el cuarto de siglo transcurrido desde entonces, estamos en condiciones de decir que los viejos nombres no son más que referencias honrosas para prácticas políticas en declive: ¿qué queda hoy de la vieja socialdemocracia europea aparte de los nombres que designan a las burocracias que actúan en su nombre? Nadie puede negar el tremendo efecto destructivo que la reconfiguración del mundo en los años noventa trajo a las izquierdas. El principal de esos efectos fue el de escindir el universo de las izquierdas entre un ala que aceptaba “hacer política” aceptando todas las nuevas reglas del canon neoliberal, y otra ala que se refugiaba en las viejas y sacrosantas verdades y se resignaba a una vida políticamente marginal. Fue la época de oro de los “progresismos” y las “centroizquierdas” que pugnaban vanamente por establecer una línea de sentido entre los sueños libertarios del socialismo y las novedosas “terceras vías” con su carga de aceptación de la reconfiguración neoliberal de sus sociedades bajo la exigencia de pulcritud republicana y sensibilidad social en su aplicación. La tradición de izquierda pasó a ser una de las múltiples vías de acceso al mundo ideológico del neoliberalismo.

Triunfante en el mundo académico y hegemónico en el mundo intelectual el canon del progresismo neoliberal entró en crisis en el terreno político. Lo conmovieron las crisis. La de nuestro país primero, por más que quisiera ser interpretada como una anomalía con raíces en nuestro “atraso institucional”. Y hoy la de Europa. ¿Qué piensa el neoliberalismo de izquierda argentino sobre la situación en Grecia? De lo poco que se sabe se desprende que defienden el “orden europeo” y desconfían de las “aventuras populistas”; apoyan a Capriles en Venezuela, al PSOE en España y consideran la defensa de las instituciones (el FMI y la troika entre ellas) como la madre de todas las batallas. ¿No existe más entonces la izquierda? ¿No hay una huella de sentido entre las viejas luchas obreras y populares que se libraron en su nombre y los conflictos políticos actuales?

Hay, tal vez, una agonía de la izquierda. Agonía en el sentido de la lucha entre lo que muere y lo que renace de nuevas formas. Por lo pronto vivimos una aguda crisis civilizatoria que no es ajena a los viejos y gloriosos dogmas que justificaron a la izquierda del siglo pasado. Es una crisis del capitalismo. No la definen así solamente las capillas sobrevivientes de la ortodoxia comunista. Desde economistas académicamente prestigiosos hasta el papa Francisco nos están hablando de una aceleración del tiempo histórico, de una acentuación de los procesos críticos del capitalismo. De un proceso de destrucción del planeta en el doble sentido de su sustentabilidad ambiental y de las condiciones sociales de la existencia humana. El colonialismo, la financiarización de la economía, la mercantilización del mundo, el consumismo desaforado, la persecución racial y nacional, la extorsión sistemática de la democracia por parte de los poderes fácticos del capital son, entre muchos otros, signos de un tiempo de profunda crisis y de grandes mutaciones. No es extraño que en este tiempo haya renacido y crecido una vieja y a la vez siempre nueva tradición política. Llamarla simplemente “izquierda” tiene el peligro de convocar fantasmas añejos de división y encono. Pero negar la influencia de una memoria popular e intelectual construida con ese nombre sería una injusticia.

La derecha también se renueva, también crece, también se desprende de viejas verdades doctrinarias y aprende a convivir con el nuevo universo de demandas populares. En la Argentina ha formado –por primera vez desde que el radicalismo derrotara al conservadurismo en 1916– un partido político electoralmente competitivo. Han contribuido a sincerar el sistema de alternativas políticas. Su interpretación de la realidad argentina en términos de “república o populismo”, que tiene ilustres antecedentes en la historia reciente y no tan reciente del país, ha terminado por hegemonizar el discurso de quienes quieren cambiar drásticamente el curso político. Una hegemonía que se ha plasmado a la perfección –ironía de la historia– en la incorporación del radicalismo como proveedor de sustento territorial al proyecto político del macrismo. Como lo demuestra el agudo trabajo recientemente publicado de Gabriel Vommaro sobre el PRO, se trata de una derecha pragmática dispuesta a renunciar o relativizar sus dogmas, con tal de establecer un nuevo diálogo con la sociedad argentina. Una derecha que cree que la política tiene que asumir los valores y la metodología de la empresa privada y combinarla con una política social inteligente. Una fuerza que convoca a la utopía de una sociedad justa construida sobre la base de la competencia meritocrática: una utopía, hay que decirlo, con un marcado sesgo de clase, hostil a toda lucha por la igualdad social.

Podría decirse que las izquierdas y las derechas existen en la Argentina aunque hayan mutado con los cambios del país y del mundo. Hay quien cree que el rumbo nacional tiene que ser el regreso a la normalidad: a la supervisión del FMI y las relaciones carnales con el militarismo intervencionista de los Estados Unidos, a la fórmula mágica de la acumulación del dinero en el polo del privilegio para esperar el goteo de esa prosperidad hacia los sectores populares . Hay, por otro lado quienes apuestan a un mundo en proceso de transformación, a un cambio de época. Y los que hacen esta apuesta están construyendo una nueva familia. Una familia plural, contradictoria y conflictiva que tiene en su interior muchas memorias diferentes, la de las diferentes formas de socialismo, las del nacionalismo, el indigenismo y el cristianismo popular, entre ellas. Es una familia que empieza a tomar forma en el país y en el plano regiona y mundial. No tiene centros rectores ni etiquetas ideológicas, crece con las experiencias de lucha y de cambios. Y tiene, en el día de hoy, un desafío central, nada menos que en la cuna de la civilización moderna, en Grecia.

05/07/15 Página|12

La legendaria Dolores Huerta apoya boicot contra Donald Trump Por Ilka Oliva Corado

Por supuesto que la palabra “boicot” no podía venir de nadie más que de la legendaria Dolores Huerta, activista por los derechos civiles y laborales. Líder sindicalista toda su vida. Voz poderosa en la lucha por los derechos de los trabajadores agrícolas indocumentados. Convertidos en mitos César Chávez y Dolores Huerta cambiaron el rumbo de la historia en Estados Unidos. La palabra boicot en voz de Dolores Huerta es poderosa. Hay que ir a darse una vuelta por la historia de los campos de cultivo en California y la explotación laboral que sufrían los trabajadores indocumentados a los que ambos activistas les demostraron que tenían voz y que ésta era acción de cambio si se unían y perdían el miedo. Ni cadenas televisivas, ni artistas, ni dirigentes sindicales, ni mucho menos activistas por los derechos de los indocumentados han tenido los arrestos para llamar a un boicot. Eso solo lo puede hacer un mujerón como Dolores Huerta. 

Tan típico de nosotros los latinoamericanos que a la menor oportunidad aprovechamos para hacer alarde de nuestros logros y hablar de nuestros triunfos. Estos días hemos visto desfilar en las redes sociales y en los medios de comunicación, cantidad de cartas y videos de latinos viviendo en Estados Unidos que recitan un rosario de logros y se confiesan ser personas de valores “honrados.” Hasta enumeran sus logros materiales más por fanfarronería que por activismo social. No necesitamos que periodistas acomodados en televisoras hispanohablantes escriban artículos en los que llenan de flores a la comunidad latinoamericana. Queremos acciones coherentes. Un boicot es lo más acertado.

El momento es propicio para que los millones de latinoamericanos salgan a las calles y las abarroten y demuestren su poder real. La punta del témpano es Trump pero sabemos que el cuerpo es Estados Unidos, el hombre solo dijo en voz alta lo que piensa la mayoría del pueblo estadounidense. Bueno pues hay que demostrarle a Trump y a este país que efectivamente somos la fuerza laboral, que están acomodados descansando gracias a que nosotros estamos abajo sosteniéndolos en nuestros hombros.

Es el tiempo propicio para resurgir con esa fuerza que nos caracteriza y exigir una Reforma Migratoria Integral, no queremos remedos de Acciones Ejecutivas que osen beneficiar a minorías y que aún así las encapsulen en papelerías de archivos muertos en cortes.

Es tiempo de un boicot y exigir nuestros derecho. Es tiempo de salir de las sombras y hacernos visibles. Es tiempo que Estados Unidos sepa por nuestra propia voz que no somos diez millones de indocumentados, que sus bases están fundadas en el descaro de la explotación laboral de los inmigrantes latinoamericanos. Siendo las mayorías mexicanos y centroamericanos. Es tiempo de que la historia se repita, es tiempo de ir hombro a hombro nuevamente con Dolores Huerta. Es tiempo de dejar a un lado la fanfarronería y el miedo. Es tiempo de actuar, de unificarnos y de hacer que este país tiemble cuando nos escuche en las calles, cuando nos vea caminando con la frente en alto, cuando sepa que un boicot en el corazón de inmigrantes indocumentados lo puede derrumbar como a un castillo de arena con la caricia de una ola de mar.

¿Por qué las cadenas televisivas que se sintieron ofendidas no llaman a apoyar el boicot que propone Dolores Huerta? Porque en realidad tampoco a ellas les interesa la comunidad indocumentada porque también la explotan, un boicot los llevaría a la quiebra porque perderían relaciones con los empresarios gringos. ¿Por qué no se unen los artistas que han demostrado su repudio en las redes sociales? Porque ellos también se benefician.

Un boicot son palabras mayores, un boicot solo lo acuerpan personas como Dolores Huerta, César Chávez y los campesinos jornaleros en los campos de cultivo de California que dieron vida a la “Huelga de Uva de Delano” por allá de 1965.

Malaya…

Hoy 4 de julio, la comunidad latinoamericana inmigrante en Estados Unidos, lo trabaja el doble sin pago de horas extras y sin pago doble como lo manda la ley, sin embargo también celebrarán como propio el día de la independencia de Estados Unidos, que no se nos olvide nunca que la mayoría de latinoamericanos soñamos con tener ojos azules, cabello rubio y piel blanca. Ironías de la vida…

Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado.

Julio 04 de 2015.

Estados Unidos.

Cinco elecciones, cinco historias

En tres distritos se vota para gobernador. La historia electoral de cada uno. En la Capital, distintas ambiciones. En Córdoba, para romper el empate. En La Rioja, la hegemonía puesta en juego. Lo que se juega en Corrientes y La Pampa. Algo sobre debates y enojos.

Por Mario Wainfeld

Se eligen autoridades locales hoy en cinco distritos que congregan una buena fracción del padrón nacional. Córdoba y La Rioja tendrán su gobernador cuando terminen de contarse las boletas. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) eso sólo sucederá si Horacio Rodríguez Larreta supera la mitad de los votos, de lo contrario habrá segunda vuelta. La ciudadanía correntina elegirá sus autoridades legislativas. En La Pampa, una interna provincial entre peronistas gravitará para conformar el mapa local e incidir en la nómina de candidatos a gobernadores.

Cada comarca se expresa según sus particulares reglas federales. Los cordobeses y riojanos, como la mayoría de las provincias, designan sus ejecutivos en una sola ronda, en la que gana la primera minoría. Forman parte de los distritos que no adoptaron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) vigentes en las otras y en la Nación. Así que esos argentinos irán menos veces al cuarto oscuro que los demás.

Son matices, expresivos de la diversidad.

En toda la geografía argentina el pueblo participa y escoge sus autoridades, desde hace 32 años. He ahí un patrimonio colectivo construido con esfuerzo y merced a aprendizajes.

En otras páginas de esta edición se desbrozan con más minucia los datos de la previa. En nuestra crónica se harán algunas observaciones, centradas en los distritos que designan a sus ejecutivos.

No se hará especial énfasis en las encuestas, por delicadeza, pero se las mencionará al pasar. La veda prohíbe divulgar datos, pero los conocidos forman parte del saber ciudadano, fueron publicados anteayer, están cargados en los medios on line y en la memoria del público. Una cosa es respetar las reglas y otra sobreactuar.

El orden alfabético coincide con el orden decreciente de su tamaño, medido en población: la corrección político-gramatical y la gravitación concuerdan, por una vez. Vamos por la CABA, Córdoba y La Rioja, para arrancar.

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En sede porteña: Rodríguez Larreta, candidato de PRO a la Jefatura de Gobierno, es holgado favorito para salir primero hoy en la CABA. Ni falta hace repasar las encuestas donde se realizaron PASO con resultados rotundos.

Los antecedentes también son indiciarios. El actual jefe de Gobierno Mauricio Macri prevaleció en las primeras vueltas de 2007 y 2011 con números superiores al 45 por ciento. Los dos lemas de PRO que pugnaron en las PASO anduvieron por ahí.

El PRO perdió la posibilidad de sumar Santa Fe días atrás. Y nada indica que logre otra gobernación propia en este año. La Capital es su bastión único, resignarlo sería una calamidad, sobre todo cuando Macri aspira a llegar a la Casa Rosada. Rodríguez Larreta está en pole position, todo da para que sean optimistas.

Trepar hasta la mitad más uno de los sufragios y evitar el ballottage no es una hipótesis descartada, aunque no pinte como la más factible. Es difícil en la inmensa mayoría de los casos, acá y en la experiencia comparada. Hubo cuatro votaciones porteñas con el sistema actual: el frepasista Aníbal Ibarra se alzó con dos, Macri con las siguientes. Nadie sumó el cincuenta por ciento más uno. En el año 2000 se obvió la segunda vuelta porque el ex superministro transversal Domingo Cavallo, rival de Ibarra, se “bajó” tras haber causado un vergonzoso escándalo denunciando fraude que sólo existía en su endemoniada psiquis. El papelón y la perspectiva de una goleada lo indujeron... el vencedor no superó la valla. El triunfo PRO será completo si gana irrevocablemente hoy, aunque quedar cerquita también soltará globos y animará bailes.

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Los challengers, esperando revancha: El ex ministro Martín Lousteau llegó segundo en las PASO y su afán es conseguir participar en un ballotage más que achicar significativamente el margen. Va por ECO, una coalición con apoyos de la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica y el socialismo.

La hipótesis de las huestes de ECO es que habrá migración de votantes dolidos de Michetti para su lado. Con la incorporación de “Gabriela” a la fórmula presidencial de PRO, el cálculo da la impresión de ser aventurado pero está por verse.

El Frente para la Victoria (FpV) se jugó una parada brava al lanzar al presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde, a competir en un territorio refractario al peronismo. Recalde es peronista, kirchnerista y de La Cámpora. Le sobran señales de identidad propias, que pueden ser una mochila pesada aquende la General Paz. Es una jugada interesante hacer jugar a los dirigentes de la agrupación juvenil, pero tiene sus riesgos.

Por añadidura, la instalación de Recalde fue tardía. El resultado en las PASO fue bajo, aun para el relativo caudal kirchnerista en las urnas porteñas. La ambición es mejorar ese número. Con mucho optimismo, rebasar la línea de Lousteau en la interna por el segundo puesto.

Llegar al ballottage sería un batacazo. Pasar el veinte por ciento, un avance posible aunque arduo.

Otro aspecto a observar será la “interna” entre fuerzas de izquierda lideradas por Myriam Bregman (FIT), Luis Zamora e Itaí Hagman. Padecerán, todo lo indica, la polarización. Siempre es deseable, en favor de la diversidad, que alcancen algún escaño en la Legislatura porteña, que es su ambición accesible.

En otros comicios provinciales de este año las PASO han sido buenas o muy buenas augures del resultado general. La tendencia, que va asemejándose a una regla, se corroborará o matizará en cuestión de horas. Esperemos.

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La electrónica en cuestión: La última palabra del párrafo anterior alude al enigma que propone la aplicación del voto electrónico. Se hace sin test parciales como se ensayó en Salta, aplicando la informática en instancias sucesivas sobre una fracción creciente de las mesas. Un criterio paulatino, aconsejable, que el macrismo desechó.

La metodología es discutible, la ensalzan ONG bien pensantes y opineitors de baja experiencia política. Los tribunales alemanes desecharon esa herramienta en 2009, por las acechanzas que la caracterizan. El hecho es recordado en una lapidaria e interesante nota de Ricardo Cohen, observador electoral de la OEA. Se publicó en Clarín el martes 30 de junio, bajo el título “El voto electrónico es un despropósito”.

Uno de los argumentos más sólidos, que este cronista comparte y pasa a glosar a su modo, es que con las compus de por medio es más difícil el control popular del escrutinio. El voto universal y obligatorio es una institución formidable que sólo se completa si todo el trámite del escrutinio se le parece. Esto es, si personas de a pie pueden recontar y, eventualmente, participar en revisiones arduas, como sucedió semanas atrás en Santa Fe. Las competencias del fiscal, pilar del sistema, deben ser lo más parecidas a la del elector raso. Cuanto más se especializa, más terreno pierde la universalidad.

Lo deseable es que todo transcurra con masividad, normalidad y sin problemas. Incluso pueden calibrarse como menores las eventuales demoras a producirse por ser la primera vez. Las pruebas de fuego son la credibilidad, la transparencia y la simplicidad para emitir el voto. Todas estarán bajo la lupa, ojalá no empañen el día y queden para más adelante los debates sin una frustración institucional.

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Con tonada y sin vueltas: La CABA ha sido hospitalaria con partidos de reciente formación: se inclinó por dos en sólo once años de historia. Tierra del Fuego, el otro distrito “nuevo”, hizo lo propio con dos fuerzas provinciales. La más reciente es la de la actual gobernadora reelecta Fabiana Ríos que se irá en diciembre.

Córdoba, en cambio, es un ejemplo de alternancia dentro del bipartidismo tradicional. Clásico reducto del radicalismo, patria chica de Amadeo Sabattini y del presidente fallecido Arturo Illia, fue reducto boina blanca a partir de 1983 y enhebró cuatro mandatos sucesivos. Su gran figura fue Eduardo Angeloz, que ganó en tres ocasiones.

La taba se dio vuelta a partir de 1999. El gobernador peronista federal José Manuel de la Sota llegó al poder entonces tras ser batido en dos ocasiones anteriores. El “Gallego” De La Sota es la figura dominante de la Docta desde hace 16 años. Su fuerza enhebró cuatro al hilo: tres con él a la cabeza, una con su aliado Juan Schiaretti.

Hoy se desempatará el cuatro a cuatro. Las previsiones favorecen al oficialismo local que propone a Schiaretti para gobernador. Las encuestas y los pronósticos lo señalan como favorito. En las abundantes municipales previas, el “cordobesismo” delasotista conservó casi todas sus intendencias.

Los correligionarios radicales van aliados con el PRO y con el senador Luis Juez. La coalición tenía aspiraciones firmes a reconquistar el territorio, hoy se medirá su real gravitación. La fórmula junta al diputado radical Oscar Aguad y a Héctor Balda- ssi, el referí de PRO.

La campaña mostró divergencias internas. Juez fue su jefe y tal vez no haya sido un acierto. El hombre resalta por su ingenio y la lengua mordaz pero no tanto por su organicidad. Criticó mucho y agudamente a los compañeros (o correligionarios o vecinos) de ruta. Incluso despotricó porque la entente “medía” flojo en los sondeos y culpó a intendentes radicales por ir a menos. Por ahí tenía su parte de razón pero no la expresó en el mejor momento. Ramón Mestre, el intendente radical de Córdoba, ambicionaba ser el candidato a gobernador y su mala onda es perceptible. Irá por la reelección comunal.

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El discreto encanto de crecer: El FpV tuvo desempeños decepcionantes en las elecciones provinciales cordobesas anteriores. Salió tercero, lejos, con un techo-piso de alrededor del diez por ciento del padrón. Ahora no fantasea con ganar, pero sí se ilusiona con horadar generosamente el techo y disputar el segundo lugar con la coalición radical-macrista.

Eduardo Accastello, intendente de Villa María, es su paladín, haciendo fórmula con el humorista Cacho Buenaventura. Accastello es un kirchnerista, muy afín al gobernador Daniel Scioli. Los baqueanos locales cuentan que tuvo mejor relación con el presidente Néstor Kirchner que con la actual mandataria Cristina Fernández de Kirchner. Y que algo de eso se palpó en el cierre de las listas para las PASO nacionales en las que pudo meter poca baza.

Todo modo, Accastello es un candidato K cuyas pretensiones van en ascenso. Medidas en serio son doblar largamente el acervo de votos y pujar por el segundo puesto. Esos guarismos serían leídos como un logro, dentro el sensato marco de lo posible.

Los cordobeses, como tantos otros argentinos, se expresan de modo diferente en las nacionales y en las provinciales. Tanto que Cristina consiguió avales altísimos en 2007 y 2011. Elevar el bajo piso local sería buena nueva para la Casa Rosada y para Scioli.

Hay semejanzas, siempre parciales, con lo que sucedió en Santa Fe, en ese caso contra el socialismo y el PRO. Omar Perotti fue el protagonista del crecimiento del FpV en Santa Fe, Accastello va por un logro análogo.

De cualquier modo, se reitera que el favorito es Unión por Córdoba, la coalición que mociona a Schiaretti. Si se confirman los presagios De La Sota podrá celebrar y presentar el veredicto como un anticipo para su interna con(tra) el diputado Sergio Massa.

El presidente de la UCR, senador Ernesto Sanz, afirmó que a su partido le va mejor en las urnas que en los sondeos. Si hoy se corrobora su pálpito sobrarán motivos para el festejo efusivo. En caso contrario el bajón será mayor para los (díscolos) émulos de Alem e Yrigoyen que para los macristas. Baldassi es una figura de reparto en su elenco y la intención de voto nacional de Macri sigue siendo estimable en la provincia del inolvidable Rodrigo.

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La Rioja con color local: La Rioja es una de las siete provincias que se viene inclinando por un mismo partido ininterrumpidamente desde 1983. Seis de ellas se pronuncian por el justicialismo lo que incluye a San Luis, dominio de los hermanos Rodríguez Saá.

El favorito por historia es el FpV autóctono que lleva como candidato a Sergio Casas.

Los radicales confían en cambiar el signo de la provincia, como consiguieron en Mendoza. Julio Martínez encabeza una lista que cuenta con el apoyo del Frente Renovador (FR) de Sergio Massa. Apuestan al desgaste del oficialismo local, a la gravitación de las dificultades de las economías regionales, al peso de las protestas populares en Famatina.

El peronismo local, que supo ser el trampolín del presidente Carlos Menem, está habituado a imponerse por diferencias amplias o tremendas. Solo una vez quedó debajo del 50 por ciento, lo excedió con largueza casi siempre. En varias instancias el segundo fue otro “lema” justicialista.

Los vaticinios auguran que esta vez las diferencias serán más estrechas y como cada cual se da por vencedor no cabe añadir más en esta columna-preludio.

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Otros pagos, otras disputas: Corrientes, como Santiago del Estero elige su gobernador en fechas diferentes al conjunto. Es la consecuencia de sendas intervenciones provinciales que alteraron el cronograma. El gobernador radical reelecto Ricardo Colombí domina su territorio en el que hoy se libran elecciones legislativas que tienen al oficialismo como amplio favorito.

En La Pampa habrá una interna partidaria del PJ para cargos provinciales. Será old fashion con formato diferente a las PASO. Una primaria abierta a afiliados peronistas y ciudadanos independientes (no afiliados a otros partidos) en las que no es obligatoria la asistencia.

Por un lado participa el oficialismo local, kirchnerista, que propone como candidato a gobernador a Fabián Bruna. Lo enfrenta un fuerte sector peronista tradicional pampeano que tiene como referentes a Rubén Marín (ex gobernador por partida cuádruple, y ex legislador nacional) y al senador Carlos Verna, quien también fue mandatario en La Pampa. Este es quien se presenta en pos de la gobernación.

En un contexto intrincado, con judicializaciones de por medio, es prudente hablar de final abierto, una forma elegante de expresar la falta de conocimiento propio.

Ojalá que el clima ayude en los cinco distritos, que la concurrencia sea numerosa como viene pasando en la maratón de comicios surtidos. La voluntad popular se expresará, ojalá que con calma y sin incidentes dignos de mención.

La previa es menos interesante que la crónica de las competencias que se escribirá mañana. La fiesta es, debe ser, hoy con millones de argentinos expresando sus preferencias en paz, durante el más prolongado período de estabilidad democrática, que estas jornadas ratifican y apuntalan.

mwainfeld@pagina12.com.ar

05/07/15 Página|12

De los porotos a los proyectos Por Carlos Villalba

Faltan 5 semanas, 35 días para el primer “gran domingo electoral” de la Argentina del 2015, el de las PASO nacionales del próximo 9 de agosto; el segundo será el 25 de octubre, cuando los argentinos elijan quién se sentará En el sillón ocupado por Néstor y Cristina Kirchner desde el 25 de mayo de 2003.

En esas fechas habrá 3 millones de nuevos electores en relación con los comicios del 2011. De esa cantidad, 1,3 millón tendrán 15 y 17 años, 4,5% del padrón nacional. Aunque el voto joven no es obligatorio, en el debut del 2013 el 80% de los habilitados fue a las urnas.

Hasta ahora, los juegos, recorridos y mensajes de los distintos campamentos partidarios estuvieron dirigidos a consolidar las imágenes de sus candidatos, a diseñar o rechazar alianzas y, en particular, a buscar debilidades en sus rivales para descargar críticas, chicanas y denuncias sobre ellos. La mayoría de los sectores se fueron consumiendo en luchas internas, corridas de figuras, pérdidas de aliados y, como sucedió en esta Capital en veda, a despegarse de situaciones electoralmente incómodas para cualquier aspirante.

Cada resultado impacta con fuerza en las jornadas informativas que lo suceden. Cada comportamiento electoral es mirado con lupa por analistas propios y ajenos, que buscan indicadores de supuestos éxitos y señales de potenciales fracasos. Con poco menos de 8,5% del total del padrón nacional cada una, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires, seguramente constituyen un bocado apetecible para los candidatos nacionales, pero también para los que arman las primeras planas de los diarios de mayor circulación en el país.

Todo suma

Además del seguimiento elección a elección, a medida que se acercan las “nacionales” empiezan a producirse especulaciones más complejas.

El primer paso fue medir los resultados de cada fuerza contra los obtenidos en elecciones anteriores equivalentes. En ese punto, el Frente para la Victoria sorprendió a quienes especulaban con perfomances mucho peores. El empate santafesino que logró Omar Perotti –más allá de la victoria oficialista provincial de Miguel Lifschitz en Santa Fe–, cuando los agoreros lo daban por derrotado por Del Sel y por el propio dirigente socialista, constituyó una confirmación de la tendencia del FpV a nivel nacional, que acompaña todas las mediciones de las simpatías que genera la Presidenta en la sociedad.

Córdoba, en ese sentido, será una nueva medida de la situación. Las lecturas previas, por un lado abren crédito a las posibilidades de un escenario semejante al santafesino, con la fórmula del Frente de la Victoria, integrada por el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, y el humorista Cacho Buenaventura, que inició la carrera muy desde atrás y hoy estaría cabeza a cabeza con la dupla que impulsa el acuerdo UCR-PRO e integran Oscar Aguad (UCR) y el ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi (PRO). Incluso la diferencia acumulada por quienes picaron en punta, Juan Schiaretti y Martín Llaryora, se acortó en las últimas semanas.

Por otra parte, el delasotismo tiene conciencia de que la provincia puede llegar a las nacionales sin candidato presidencial propio, si Sergio Massa superase en las PASO al propio De la Sota. Esos votos no se desplazarían hacia los otros candidatos presidenciales, difícilmente el hombre de Tigre pueda retenerlos; por otra parte, la mayoría de ellos son refractarios al macrismo, queda un solo surco hacia el cual canalizarse…

Kirchnerismo

El escenario de continuidad gubernamental parece consolidarse semana a semana, más allá del signo de cada oficialismo. Del mismo modo que sucede en la mayoría de los distritos en los que se vota, en el terreno nacional las fichas están acomodadas. El dúo Daniel Scioli-Carlos Zannini siguió con su andar calmo, sin exagerar su exhibición, mezclando instalación de medidas de gestión con algún acto partidario. Es el caso de su traslado hasta la Río Gallegos fundacional del kirchnerismo, a homenajear al mentor del movimiento en el reducto favorito de su “Ateneo”.

Máximo Kirchner, precandidato a diputado nacional y jefe de La Cámpora, puso el sello de compromiso compartido a un aspirante presidencial ya metabolizado por el conjunto del sector.

En las filas de Mauricio Macri, retador principal, una vez más, todo el esfuerzo se invirtió en estas elecciones locales que sus estrategas imaginaron con una victoria al galope y sin necesidad de volver a ensillar para una segunda vuelta. Un resultado de esas características buscaría reflotar la idea propagandística de cumplir con el sueño de desplazar al kirchnerismo. Con el resultado santafesino se cayó una de las vigas maestras del plan.

Las urnas traerán los nuevos datos. Pueden confirmar los análisis que sostienen que Macri “no se prepara para gobernar”, sino para armar un partido político que gobierne la principal ciudad argentina y que, eventualmente, se ubique en gateras para salir disparado hacia la meta ante una situación de crisis como la que los grupos económicos vienen anunciando desde hace meses. O pueden volver a poner en carrera al actual jefe de Gobierno, como lo intentan las encuestas que casi a diario distribuyen sus equipos, con la firma de distintas consultoras, en las que aparece debajo de Scioli, pero con 6 y hasta 7 puntos menos de los que en realidad lo aventaja el gobernador bonaerense.

Equilibrio y tensión

Mientras los indicadores económicos mantienen su línea de flotación, y propios y extraños adelantan, hasta públicamente, que así será hasta las elecciones de octubre, distintos sectores del oficialismo se preguntan sobre las medidas necesarias para consolidar aquellos aspectos del “modelo” que consideran más importantes, alcanzados con una inversión social superior al 7% del PBI anual.

Un entrevistado para este número de Miradas al Sur, Emilio Pérsico, uno de los secretarios de Estado designado por Cristina Kirchner, no incluyó nombres ni cargos en sus declaraciones. Por el contrario, se mostró interesado en que el próximo gobierno siga generando cambios en la dirección de la última década, y apuntó a democratizar y nacionalizar la economía, con reducción del aplastante fenómeno de concentración, y a apuntalar, desarrollar y dignificar la “economía popular”. Fue concreto al plantear con miras al gobierno que venga, la constitución de un Ministerio que se ocupe del tema, la bandera principal que levantó el primer aspirante a diputado del Parlasur, Jorge Taiana, durante su precandidatura presidencial.

Mientras muchos se preparan para intentar mejorar sus resultados electorales, otros ya arman sus propuestas para gobernar. Desde el frío del desierto en invierno, los restantes desafían con algunos papeles y muchas frustraciones.

05/07/15 Miradas al Sur
 

EL CANDIDATO A VICE HABLA DE KIRCHNER, CRISTINA, SCIOLI Y LO QUE VENDRA “Hay cosas que ya no se pueden hacer”

En el primer reportaje que concede desde que se anunció su candidatura a la vicepresidencia, Carlos Zannini habla de sus orígenes humildes y su militancia primero maoísta y luego peronista. Kirchner, Cristina, Scioli y el próximo gobierno, las elecciones de hoy en Córdoba y la Ciudad Autónoma, la situación de la justicia, los buitres, la renovación generacional y el populismo. Ni cero a la izquierda ni garante o tutor. Un proceso colectivo y el liderazgo de Cristina.

Por Horacio Verbitsky

Pregunta –Hay una curiosa polarización interpretativa sobre su candidatura. Para algunos va a ser un cero a la izquierda, sin más poder que la campanita del Senado. Otros lo ven como el comisario político, garante de la continuidad del proyecto kirchnerista, el tutor que va a impedir que Scioli se desvíe, en una curiosa metáfora vegetal. ¿Como ve su rol el propio interesado?

Respuesta –No creo que los vicepresidentes sean figuras inservibles. La fórmula que conformamos con Daniel dice mucho por sí misma, porque tiene unidad en la diversidad. No somos iguales, venimos de historias y pensamientos diferentes pero tenemos un punto de convergencia a partir del 2003. Somos emergentes de la crisis y parte de un proceso que se va construyendo día a día. Tampoco creo que sólo el presidente o sólo el vice puedan hacer algo en un país que ha madurado mucho. Hemos protagonizado un gobierno de reparación de las heridas que tenía la Argentina, de apertura y ampliación de derechos. No es un producto que ya esté terminado, es un trabajo que sigue en construcción. No puede depender ni de una persona ni de dos, ni de un grupo de iluminados, sino de la sociedad. Es la sociedad la que tiene que hacerse cargo del rumbo a seguir. Mi historia de militancia y de práctica política y mi experiencia en el gobierno me indican dónde pararme ante los grandes dilemas. Yo vi cómo Néstor enfrentó los mismos dilemas que se les plantearon a todos los presidentes anteriores y los superó reconstruyendo la relación de la política con la sociedad, haciendo en la política lo que la sociedad necesitaba para salir de sus males. Si Néstor hubiera hecho lo políticamente correcto en el 2003, no hubiera transformado nada. Fue por caminos que le indicaban estar siempre cerca del pueblo. Y Cristina profundizó esos caminos y los llevó a un nivel que nadie esperaba doce años atrás. Por eso creo que no tiene sentido hacer futurología sobre mi papel. La idea de un comisario político es una descalificación preventiva.

–Pero también hay gente que se ilusiona con que eso sea así.

–Si piensan que de mí dependerá que el rumbo del gobierno sea coherente con el actual y con nuestra historia, me están asignando una tarea que no voy a poder cumplir. No es tarea de un hombre sino de la sociedad. En cada dilema voy a estar siempre del lado de los que menos tienen, de los más humildes, de los intereses provinciales, en contra de la porteñidad. En donde siempre estuve.

–¿La porteñidad?

–No se trata solo de los porteños. Se puede ser del interior y tener mentalidad de puerto. Yo tengo una mentalidad federal que arraiga en la historia argentina. Por ser del interior conozco qué lejos se ve la Capital, cuánto duelen las decisiones tomadas, que un prócer argentino haya prometido pagar deuda externa sobre el hambre y la sed de los argentinos.

–Cuando Scioli era vicepresidente se manifestó contra la nulidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y a favor de la actualización de las tarifas de los servicios públicos. En defensa de los más humildes, Kirchner planteó que no iba a haber una actualización tarifaria y le hizo el vacío en forma drástica. Lo de- salojó de su despacho en la casa de gobierno, despidió a todos los funcionarios que él había nombrado en Turismo. ¿Qué cambió desde aquel Scioli a este que va a ser su cabeza de fórmula? ¿El le puede hacer lo que Kirchner le hizo a él?

–Hay una mezcla de leyendas y realidades. Es cierto que hubo diferencias y el propio Scioli se encarga de decir que las tuvo pero que ha cambiado, ha evolucionado, ha comprendido. Después de aquellos acontecimientos, el propio Néstor posibilitó que fuera el candidato de nuestro proyecto en la provincia de Buenos Aires. No creo que las cosas pasen a mayores. Si hubiera diferencias sustanciales, sin duda que tendría ámbito donde plantearlo y la posibilidad de rectificación si fuera necesario.

–Ambitos políticos...

–Personales, políticos y sociales.

–Pero usted no prevé que eso vaya a ocurrir.

–No, porque entiendo que todos hemos crecido en la Argentina y comprendido que hay cosas que ya no se pueden hacer. Nunca más el FMI dirigiendo la política argentina, aunque hoy sustituyan al FMI los fondos buitres. Nunca más decisiones en contra de la voluntad popular. Esto es también la profundización de la democracia. Todos hemos dado prueba de nuestro crecimiento afrontando distintas crisis. En la memoria se confunden las cosas, pero el camino que inició Néstor fue continuado por Cristina no sin profundización y no sin crisis. Ha sido un camino duro.

–Con profundización y con crisis.

–Y con una gran injusticia respecto de Cristina, que tiene que ver con su condición de género. Nosotros mismos le atribuimos a Néstor muchas más cosas de las que hizo. Para hacer esa atribución se las quitamos a Cristina. Y son mérito de ella. Nuestro proyecto sufrió un duro golpe con la muerte de Néstor y fue un punto muy crítico pero a partir de ahí pareciera que Cristina hubiera tenido más fuerza. Y algunos pretenden seguir negándole la condición de líder y conductora, o la capacidad de trabajo en los temas del estado.

–Hace mucho que ya no ocurre. Por el contrario ahora los propios se entristecen y los extraños se alegran ante la perspectiva de que en unos meses no va a estar ella al frente del estado, justamente porque nadie desconoce todo lo que ella ha hecho.

–Quise decir que siempre tratan de desmerecer la acción de Cristina y de adjudicarle el mérito a otro. Alguien la aconsejó, alguien le dijo, alguien tuvo la idea. Las cosas buenas parecen que no fueran de ella. Los que estamos cerca vemos la grandeza de esta mujer que no puede ser minimizada. Ella se concibe como parte de un proceso y dice yo puedo poner estos cuadros porque Néstor sacó aquel cuadro. Es cierto, es parte de un proceso colectivo, pero la genialidad que ha demostrado en la política, la capacidad para hacerse cargo de los problemas de la Argentina en el nivel internacional y para llevar al gobierno por terreno pavimentado o enripiado, es admirable.

–El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Luis Lorenzetti, exhortó en alguna de sus homilías en contra de la judicialización de la política y planteó que hay temas que tiene que resolver la política y no la justicia. Sin embargo, parece haber abandonado esa idea y se siente más cómodo con que sea la justicia la que resuelva las cuestiones de la política.

–Lo primero que hay que diferenciar es que dentro de la Justicia hay sectores que trabajan para que no haya ningún cambio y también gente muy interesada en que la justicia respete a la sociedad. Entre los jueces hay una tensión permanente, que existe también en otros órdenes, entre tomar decisiones en favor de la corporación, que son en general un pequeño grupo que se asume como representante de esa corporación, o en favor del conjunto. No siempre esta Corte ha estado en el sentido que nosotros pensamos que debía tener, de protagonizar el cambio que se hizo en el Ejecutivo, que pasó por el Legislativo. En cambio todavía seguimos esperando que haya un mejor servicio de justicia.

–Piensa que si alguien intentara pagarle a los buitres habría una reacción popular. ¿Habló con Scioli de ese tema?

–No entramos en detalle como no entramos en detalle en muchísimos temas. Pero es respetuoso de la política que conduce Cristina y que ejecuta Axel. Yo llevo la ventaja de que he estado trabajando en el asunto y conozco los planteos jurídicos de los buitres y de la Argentina y también la legislación: hemos contribuido a que la Argentina tenga una legislación muy clara. Las leyes argentinas impedirían un acuerdo.

–Por lo menos un acuerdo en los términos que plantea el juez.

–Que incluye una ganancia exorbitante. Sólo aceptaríamos en condiciones de equidad y cumplimiento de la ley, no como pretende el juez Griesa.

–El mismo estado que prohíbe ese tipo de negociación es el que se somete a la jurisdicción de los tribunales de Nueva York. ¿No son actos propios contradictorios?

–Son cosas que han ocurrido en distintos momentos.

–Por eso dije el mismo estado y no el mismo gobierno.

–No hay actos propios convalidantes de la gestión del juez. Es cierto que se pactó la prórroga de la jurisdicción a los tribunales de Nueva York. Pero eso no implica que el juez Griesa sea juez de la reestructuración de la deuda argentina, cuando sólo tiene el caso de un pequeño grupo que no llega al uno por ciento de los bonos comprendidos en la reestructuración. Por eso la Argentina quiere que haya tribunales internacionales, a partir de una convención, para que exista una jurisdicción internacional en estas reestructuraciones.

–La gente que ha estado trabajando en economía con Scioli en estos años tiene posiciones distintas sobre el tema. Hay algunas declaraciones desafortunadas.

–Scioli debe recibir diez opiniones diferentes y tendrá que evaluar cuál es la más adecuada. De modo que yo no comprometería a Scioli por lo que digan sus asesores.

–Me parece muy prudente de su parte (risas). Y que diga esto, va a contribuir a que efectivamente no lo comprometan esas opiniones. Hablaba de todo lo que no se ha hecho en la Justicia.

–También hay que hablar de todo lo que sí se ha hecho, porque en materia de juicios por crímenes de lesa humanidad es mucho el avance que se ha logrado. Es necesario rescatar esos resultados que enorgullecen a la Argentina y que son tomados como ejemplo a nivel mundial.

–Sin dudas. Incluso Lorenzetti ha dicho en reiteradas ocasiones y consta en un libro firmado por él que estos juicios forman parte del contrato social de los argentinos. Ninguna voz calificada de la sociedad lo pone en duda. Hasta el ingeniero Macri firmó en 2010 una declaración propuesta por el CELS que considera esos juicios como política de Estado y que fue aprobada por unanimidad de la Cámara de Diputados. ¿Qué otros avances mencionaría?

–Se han dictado leyes que le han mejorado las herramientas a la justicia. Tiene la resistencia de algunos la aplicación de esas leyes, pero van todas en el sentido de democratizar, abrir, permitir el control, e incluso una participación de la sociedad importante.

–¿Y qué cosas no se han hecho?

–Se ha permitido la judicialización de la política, y con ello la politización de la justicia. En el caso Cabral se ve muy claro: sólo lo defienden los opositores. Eso habla muy mal de la independencia de quien era subrogante durante mucho tiempo sin haber pasado por un concurso.

–Más allá de la anécdota Cabral, ¿cuáles son las asignaturas estructurales pendientes?

–La aplicación de la ley de medios, el abuso de las cautelares contra medidas de gobierno.

–¿El acceso a la justicia para los sectores vulnerados?

–Si, la lentitud, y la resistencia a la aplicación de un nuevo código que podría abreviar trámites. El problema de la justicia, como el problema de la educación, requiere la participación positiva de los propios actores, tanto de los docentes como de los miembros de la justicia. Ningún cambio se puede hacer en contra de los que deben participar de ese cambio. De modo que la tarea de convencer, de trabajar para lograr consensos es muy importante, porque puede ser muy bueno el código pero muy mala la gestión de ese código.

–La Corte Suprema ha sido reacia a las modificaciones planteadas por el ejecutivo y el congreso: declaró inconstitucionales algunas leyes y decidió no aplicar otras ¡por resolución administrativa! Incluso esterilizó aquella ley que no fue cuestionada en forma explícita, la del acceso igualitario a los puestos judiciales. No se han hecho los concursos y la Corte confirmó por resolución a los empleados transitorios como planta permanente, con lo cual sepulta también esa posibilidad.

–Hemos sido el único gobierno en el último medio siglo que no buscó tener una corte adicta, para que se pueda creer en ella. Esto se ve desde el proceso de selección de los candidatos, hasta la limitación del número de miembros. Estamos orgullosos de haber contribuido así a mejorar la calidad institucional. La Corte hizo cosas que me gustaron y otras que no. Pero lo fundamental, y me parece que ahí está lo grande de su déficit, es que no se puso a la cabeza de mejorar la justicia efectivamente.

–El juicio político a los miembros de la mayoría automática menemista, el decreto 222 que modificó el procedimiento para la selección de los miembros de la Corte, las audiencias públicas del Senado previas a la confirmación y los criterios para la selección de candidatos están en el haber del gobierno. Pero no es lo mismo esta Corte de tres jueces y un fantasma que la Corte de siete miembros. Murió Enrique Petracchi, que además de su indiscutido talento jurídico fue quien inició todas las reformas positivas en su funcionamiento, las audiencias públicas, la transparencia, la circulación de los votos, la identificación de los abogados litigantes. También murió Carmen Argibay y se jubiló Raúl Zaffaroni. Fayt es un sello que maneja Lorenzetti porque ya no está en condiciones de otra cosa y la oposición se niega a la designación de nuevos miembros. Me parece que esto hace imprescindible una negociación entre las fuerzas políticas, porque es lo que manda la Constitución. Cuando dice dos tercios quiere decir acuerdo amplio, que nadie pueda imponer algo. ¿Está de acuerdo con que es imprescindible ese tipo de negociación y en ese caso cómo la imagina?

–Cuando la Constitución pide dos tercios pide un consenso especial. No es que los constituyentes no previeron que iba a ser difícil, quisieron hacerlo más difícil y que no dependiera de un solo sector. En estas condiciones, la única posibilidad de obtener un consenso puede pasar por un acuerdo político o por un acuerdo sobre la calidad del enviado.

–La oposición dice: ninguno que mande este gobierno.

–Cuando la oposición se cierra así, elige no tener Instituciones. La presidenta cumplió en término el envío de un pliego, que está sin tratar en el Senado por falta de consenso. No hay opositores que estén en condiciones de discutir con el gobierno y cumplir sobre ningún consenso porque parecen comandados por el Círculo Rojo. Ese nombre es una hermosa maniobra de ocultamiento, porque yo quisiera saber el nombre de los que integran el Círculo Rojo.

–¿Quisiera saberlo o quisiera que lo dijeran? Sospecho que lo sabe.

–Lo sospecho pero quisiera que le pongan ellos el nombre. Ese círculo rojo está bastante tenido en cuenta por estos días, muchos van y le consultan. Mientras el Círculo Rojo no les dé el “OK”, no va a haber consenso. De modo que tenemos instituciones sometidas a un poder corporativo, porque no puede tener otro origen. No son tres viejos de la tribu a los que van y consultan, ni el oráculo de Delfos. Son seres de carne y hueso cuyos nombres ocultan bajo esa denominación.

–Esto quiere decir que el tema de la Corte queda pendiente para el próximo gobierno.

–No, queda pendiente de la sensatez de los opositores.

–No parecen tener mucha. ¿Y si queda pendiente para el próximo gobierno?

–Se prorroga la situación. El próximo gobierno va a tener el mismo problema. Siempre se necesitará consenso de las distintas fuerzas políticas.


LAS ELECCIONES DE HOY EN CORDOBA Y LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES

La buenaventura de Mariano
Zannini analiza aquí las perspectivas para las elecciones de hoy en la ciudad en la que vive y en la provincia en que nació. El fenómeno de La Cámpora y la renovación generacional. Mariano Recalde y los dilemas del balotaje en la Capital.

Por Horacio Verbitsky

–¿Cómo ve el proceso electoral en Córdoba y la Ciudad Autónoma?

–También hay elecciones en La Rioja e internas en La Pampa. Fíjese qué distinta actitud la de este gobierno que ha institucionalizado las primarias abiertas, y el resto. La oposición trata de nacionalizar una realidad local. Les ha ido bastante mal cada vez que lo intentaron. Cada elección tiene condimentos locales muy fuertes, que no pueden trasladarse en forma mecánica al orden nacional.

–En la Capital y en Córdoba la elección presidencial de 2011 dio para el FpV cifras muy superiores a las de los comicios locales. Cristina ganó en todas las provincias salvo en San Luis, y en todos los barrios porteños salvo Belgrano, Palermo y Recoleta. Pero ahora la candidata no es Cristina.

–Recalde puede dar una sorpresa. Era muy difícil porque tenía que convalidarse en una elección interna, el paso amargo de discutir con los compañeros, y ahora tratar de que haya una verdadera opción, no dos candidatos de un mismo sector disputando por formalidades. Es un electorado que para el peronismo siempre ha sido dificultoso.

–La única vez en los 32 años de democracia que el peronismo ganó en una elección porteña, con el 32,6 por ciento de los votos, fue con el ministro del neoliberalismo, Erman González como candidato.

–Era claro que no querían votar al peronismo.

–La de Mariano Recalde es la primera verdadera campaña del FpV en la Capital, con programa, con acompañamiento político y publicidad. Pero no sé si su identificación con la gestión nacional alcanza para compensar el escaso tiempo para la instalación de un candidato sin práctica previa de militancia en la ciudad. Yo también espero que Recalde pueda remontar esas dificultades, y entrar al segundo turno. De lo contrario, sería la primera vez y el primer lugar donde el FpV pasaría a ser el bien mostrenco que otros se disputan, para la segunda vuelta del 19 de julio. Pero eso al mismo tiempo abriría la perspectiva de que el PRO pudiera perder el gobierno de la Capital, cosa que tendría un efecto revulsivo en el panorama nacional.

–No creo que los electores tengan dueño. El pueblo piensa cada vez que va a las urnas. Las mejores jornadas, desde el 83 hasta acá, las he vivido en días de elección, donde la gente ejerce su derecho y su obligación de votar con alegría, en paz. En un país con una historia como la argentina tenemos que valorar el acudir a las urnas y votar a quien nos dé la gana. Yo tengo ganas de que lo voten a Mariano, porque sé de su calidad como ser humano y de su capacidad, parte de una juventud que está tomando la posta. Creo en los jóvenes, creo en gente como Mariano, que ha tomado a su cargo una gestión y lo ha hecho con brillantez. Un tipo que se dio el lujo de rechazar una coima multimillonaria en dólares, que ha manejado un presupuesto en Aerolíneas como el de los subtes y lo ha hecho mucho mejor. Con el mismo presupuesto ha producido muchos cambios, mientras Macri hizo menos kilómetros de subte que De la Rua. A partir de la falta de conexión entre personas, la falta de vida social, el aislamiento, que produce la vida citadina, la Capital es el lugar donde el Circulo Rojo tiene mayor influencia. Si la gente logra salir de esa influencia puede haber una sorpresa y una verdadera confrontación en la segunda vuelta. De otro modo se pierde una gran oportunidad. Nadie sabe qué puede pasar después, hasta es probable que para no afectar las posibilidades de Macri el propio Lousteau decida bajarse.

–El lo ha desmentido.

–Yo no le creo.

–La renovación generacional es muy marcada en todo el contexto político. Nosotros lo vemos con especial simpatía en el FpV y en La Cámpora. Pero también se da en la derecha liberal y en la izquierda marxista, con un precandidato presidencial de 35 años.

–Es inevitable, es biológico. Pero que sean más jóvenes no quiere decir que tengan ideas jóvenes. Muchas veces hay jóvenes portando ideas viejas. A nuestros jóvenes los veo como la primera generación que crece sin persecuciones. Tienen una apertura y una libertad para pensar que no tuvimos nosotros. Estábamos en la resistencia, con miedo, y sin muchas más herramientas que las ganas de cambiar el mundo. Ellos no tienen límites, porque vuelven a poner a la Argentina a la vanguardia de Latinoamérica en lo político y lo cultural. Los presidentes de muchos países de la región lo ven como un fenómeno que quisieran en sus pueblos y que tratan de reproducir. Es un tesoro que tenemos que cuidar. Ya no son pibes, tienen entre 30 y 40 años, están mucho más formados de lo que estábamos nosotros a esa edad y tienen un sentido de lo colectivo, de pertenencia y de Patria, que nosotros teníamos enrarecido por otras cosas que se vivían en otra época. Había otras ideas que circulaban por el mundo y por ahí estábamos más atados, confundiendo la ideología con los intereses nacionales.

–Este trasvasamiento generacional no ha ocurrido por casualidad. Cuando Kirchner dijo por primera vez que no pensaba buscar la reelección le pregunté a qué pensaba dedicarse y me contestó que a formar y a organizar a cuadros jóvenes para preparar el relevo. Y Cristina le ha dado alta visibilidad y responsabilidades a ese proceso. Vayamos a Córdoba.

–Se está produciendo un fenómeno de derechización del radicalismo.

–¿Sólo en Córdoba?

–Muy localizadamente. No lo veo así en otros lugares. Allí hay radicales que consideran su jefe a Macri, cosa que era impensable que pudiera ocurrir en Córdoba, que fue siempre una mezcla de aristocracia y revolucionarismo. Está tan acentuada la derechización del radicalismo que marcha a un fracaso electoral. La clave de Néstor fue que se alzó contra la vieja política. Sin la crisis del 2001/2002 no hubiera sido presidente. El comprendió mejor que nadie que tenía que alejarse de todas las recetas que ya habían sido probadas. El se encargó de replantear los problemas que tenía la política: la relación con la justicia, con los militares, con las corporaciones. Néstor y Cristina tuvieron la mayor comprensión de la necesidad de un cambio, de no volver a la vieja política, y esta es una de las cosas que este 25 de octubre se decide: si se va a dar un paso atrás en búsqueda de las viejas recetas de ajuste disfrazado de austeridad, o si se va a profundizar lo que la Argentina viene logrando.

–¿Cacho Buenaventura es la nueva política?

–No podemos igualar por profesión a los que piensan distinto. Cacho viene de una militancia radical y creo que tiene una ligazón con el pueblo cordobés desde otro lugar que trasciende lo partidario. Viene a la política desde una vocación social, más que como intérprete de una farándula que en Córdoba no existe en los términos que existe en esta Capital, o en los términos que fue Del Sel en Santa Fe. Creo que fue una búsqueda de Acastello para romper el desconocimiento que tenía.

–El PRO fracasó en Santa Fe y es probable que fracase hoy en Córdoba. Además, un alto porcentaje de los votos que hoy vayan para Schiaretti, más los votos de hoy para Acastello, serán para Scioli-Zannini en octubre. Eso ya ocurrió en 2011: De la Sota ganó la elección provincial y a la semana siguiente Cristina arrasó en Córdoba.

–Quieren presentar como nacionales partidos que en realidad son vecinales, y es muy grande la dificultad que encuentran para crecer en el interior del país. Se trata de un fenómeno impuesto mediáticamente, por eso fracasan estas experiencias.

–El PRO sería ese partido vecinal.

–Sí, y pareciera que va a quedarse con los restos de la Unión Cívica Radical derechizada.

–¿O la Unión Cívica Radical volverá a ser junto con el peronismo uno de los dos únicos partidos nacionales?

–No creo. Lo más probable es que haya un debilitamiento de la UCR, sus propios bloques parlamentarios están en riesgo, y eso va a conmover la estructura partidaria que todavía les queda. Han cometido demasiados errores, y muchos dirigentes del radicalismo tienen una visión nacional que naturalmente se termina acercando al FpV, que quiere ser también una expresión no exclusivamente peronista. Con peronistas, con nervio en el peronismo, pero representando a muchas ideas socialistas, comunistas, abriendo las listas a otros partidos, pequeños y grandes, con historia de luchas y con historia de participación, y que comparten lo esencial que es el rumbo central del gobierno, sin dejar de criticar aquellos aspectos que pueden no gustar íntegramente.


¿Quién es este hombre?

Por Horacio Verbitsky

–¿De dónde viene, cuál es su origen? –Nací en Villa Nueva, Córdoba. Es un pequeño pueblo que está al lado de Villa María. Tuve una infancia y una adolescencia de pobre, pero muy feliz. Mi papá era albañil y mozo. En la década de 1950 había sido directivo de la Uocra de Villa María y en los ’60 además era delegado de los gastronómicos en Villa Nueva. Era uno de los siete mozos del pueblo y en una tabla como la que usan para el conteo en el juego de bochas anotaba quiénes trabajaban en los bailes de fin de semana.

–¿Y su mamá?

–Tuvo que dejar la escuela en sexto grado, teniendo mucha capacidad para ser maestra o enfermera. Pero su padre decidió que sólo estudiara el hijo varón y las mujeres fueran a trabajar a alguna casa de familia. Esa fue una frustración que expresó después, de grande.

–¿Cuál es el apellido de su mamá?

–Pérez. Mi abuela llegó a los 16 años de Galicia y se casó con el arriero criollo Eulogio Pérez.

–¿Y su padre qué estudió?

–Tampoco pasó de la primaria. Y además era cantor de boliches, con su hermano que lo acompañaba en la guitarra.

–¿Heredó algo de eso?

–De todo un poco, pero todo mal. Mi vieja quedó viuda a los 47 años, con cuatro hijos. Yo soy el tercero de los varones. Los dos mayores ya murieron: Coco, que era tornero, y Miguel, que tenía trabajo en ese momento, le daba el sueldo a mi madre y también me ayudaba a mí. Mi madre salía a trabajar en casas de familia y lavaba ropa en casa, para que no nos faltara nada.

–¿Es el primer universitario de su familia?

–Si, y el único en esa generación. Fui el primer abogado que se instaló en Villa Nueva, y ejercí durante cuatro años en los tribunales civiles y penales de Villa María.

–¿Y la política?

–Comencé militando por solidaridad con la gente que menos tiene, en la iglesia del pueblo, con el cura Francisco, siguiendo a los curas tercermundistas. Hice mi paso por la izquierda, terminé en la cárcel, sobreviví...

–¿En qué denominación de la izquierda?

–Vanguardia Comunista, un sector que ya no existe, que se tildaba de maoísta.

–¿En el maoísmo estaba Beatriz Sarlo también?

–No sé. Leí que dicen que yo debía ser un militante de muy bajo nivel, porque no me conocía nadie. Es cierto. Sólo llegué a militar en la agrupación universitaria...

–¿La Tupac?

–Sí.

–¿Cuándo lo detuvieron?

–El 22 de julio de 1975, en el centro de Córdoba. Me quisieron detener en un bar, me resistí y salí a la calle para que no fuera un secuestro. Sólo en eso tuve éxito. Eran días muy duros en Córdoba, pero a la larga creo que eso me salvó la vida porque fui reconocido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo, hasta abril del’78. Estuve en la cárcel de Encausados, en la UP1 cuando fue el fusilamiento de los 31 rehenes y en La Plata, hasta que me soltaron y volví a Villa Nueva. Me recibí de abogado y participé en la reorganización del peronismo.

–¿Y en la Tupac, qué había hecho?

–Hicimos una alianza con la Juventud Universitaria Peronista, la JUP. Conformamos la lista Azul y Blanca y terminé como Secretario de Deportes del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho, que perdimos frente a la Franja Morada.

–¿Por qué se fue a Santa Cruz?

–En la elección del ’83 perdimos con los radicales y eso me frustró mucho. Cuando tuve la oferta de un cargo importante en la Fiscalía de Estado de Santa Cruz me fui, con mi pequeña hija y con mi esposa, que luego falleció.

–Maoísta pero aliado con la JP. Es decir que no fue Néstor el que le mostró la luz.

–Hay un hermoso discurso de Néstor filmado en 1982 en el que alguien ha creído verme. Pero no. En el ’82 yo estaba con el hijo de un viejo caudillo peronista, el Chiquín Moreno, rearmando el peronismo en Villa Nueva. Eramos presidente y vice del Festival del Vino y la Amistad, que era una forma de poner en valor la actividad social y política. En ese mismo año llevamos al salón de Luz y Fuerza de Villa María a Angel Federico Robledo y me afilié al peronismo. En el ’84 fui a Santa Cruz y mi primera reunión política fue a la semana de llegar, hace ya 31 años, en el Ateneo Juan Domingo Perón, donde conocí a Néstor y quedé convencido de que era un dirigente que se iba a destacar en la política nacional.

–Allí les tomaron las fotos que van a ilustrar esta entrevista...

(Risas) –Tengo un quillango que era de mi suegra, pero no es el que aparece en la foto, que está muy buena.


Populismo y reelección
Por Horacio Verbitsky

Zannini se pregunta ¿qué tipo de democracia es una en la que el pueblo no tiene cariño por sus gobernantes, y los gobernantes piensan que tienen que hacerle daño a su pueblo? Y cita a “un profesor de Oxford” cuyo nombre no recuerda, según quien “la lucha contra el populismo pasa por limitar las reelecciones”. Le parece que este punto marca “qué importantes son los liderazgos y qué importante es impedir que esos liderazgos continúen para quienes piensan la democracia desde otro lugar”.

–Si se acepta esa definición académica, la estrategia en la Argentina fue exitosa, porque no se mantuvo la restricción constitucional y Cristina no es candidata este año.

–Pero Cristina deja la relación gobierno-pueblo en un muy alto estándar, que va a ser necesario cuidar para no caer en lo que por ejemplo vemos que pretende la troika, el FMI, los buitres para Grecia: que los gobernantes sean verdugos de su pueblo.

–¿Cómo va a cambiar la relación pueblo-gobierno cuando el pueblo siga siendo el mismo, pero el gobierno sea otro?

–El desafío es que el mismo proyecto pueda generar las condiciones para su supervivencia sin necesidad de que continúen las personas. Pero hay que tener en claro que esta situación afecta a la voluntad popular porque no pueden tener en el gobierno a quien quieren. Esta crisis se repite en el resto de América Latina: el caso de Lula con Dilma, el caso de Evo, el caso de Michelle que tuvo que alejarse cuatro años antes de volver.

–Pero ¿está de acuerdo con la renovación periódica de autoridades, con la necesidad de los dos tercios para la reforma de la Constitución?

–Por supuesto, hemos sido los más institucionalistas, respetuosos a rajatabla. No hay ley del Congreso que no haya tenido la mayoría que en cada caso se necesitaba. El problema de la Argentina es otro. Hay opositores que al no tener posibilidad de influir sobre la formación de la voluntad legislativa acuden a la justicia para impedir que se apliquen las medidas, y encuentran jueces que quieren sustituir al poder popular del Congreso, que se conciben a sí mismos como una corporación con intereses propios, como si nada tuvieran que ver con la sociedad en la que están.

–Está pasando cada vez con mayor frecuencia. Es un problema institucional serio.

–Se ha integrado a la cultura opositora el ir a litigar a la justicia contra las leyes que no pueden cambiar con los números de la democracia.

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