domingo, 3 de mayo de 2015

OPINION El Plan Bomba

Por Alfredo Zaiat
Cuando el debate de la orientación de la política económica del próximo gobierno comienza a tomar cada vez más relevancia, la opinión del Fondo Monetario Internacional sobre lo que se tiene que hacer es un oportuno recordatorio. Es una guía para estar atentos de economistas de candidatos a presidente que replican esos mismos consejos. Esta observación no es sólo una cuestión ideológica sobre un organismo multilateral cuyo objetivo principal es el de ser auditor de los acreedores. El aspecto central se encuentra en los efectos conocidos de las medidas que propone: son recesivas y atentan contra la estabilidad laboral y social. El verdadero Plan Bomba es el del FMI: devaluación, apertura comercial y reducción del gasto público. El profesor Aldo Ferrer tuvo una definición certera de la tecnoburocracia del Fondo: “Hay que aceptar que es incorregible”.
El diagnóstico y consejos para la economía argentina fueron publicados en el reciente documento Las Américas. El norte se recupera, el sur aún espera. Persiste en la visión ortodoxa de la economía recomendado lo mismo para todos los países de la región. Es revelador conocer los puntos centrales del Plan Bomba del FMI:
- “Los desequilibrios macroeconómicos de Argentina siguen siendo importantes, tras un período prolongado de expansión fiscal basada cada vez más en el financiamiento del Banco Central.”
- “Las restricciones invasivas sobre el comercio y los mercados cambiarios también han creado una brecha importante entre el tipo de cambio oficial y el informal del peso.”
- “La confianza de los inversores financieros en Argentina también se ha recuperado parcialmente, a pesar de que la confrontación en curso con los que se quedaron fuera del canje (holdouts) impide que el país acceda al mercado mundial de bonos.”
- “El optimismo relativo de los inversores estaría relacionado con el nivel moderado de endeudamiento externo de Argentina y con la expectativa de que algunas de las políticas económicas más distorsivas podrían relajarse tras las elecciones de octubre.”
- “Sin embargo, los cambios adversos en los términos de intercambio (especialmente la marcada caída del precio de la soja), la debilidad de la actividad en Brasil y la renovada apreciación del tipo de cambio real efectivo sumaron nuevos obstáculos para el crecimiento.”
- “Así, se proyecta que el Producto se contraiga un 0,3 por ciento en 2015, lo que extendería la desaceleración del año pasado.”
- “Entonces, Argentina necesitará una combinación similar de políticas macroeconómicas más restrictivas, un tipo de cambio más débil y un menor nivel de distorsiones microeconómicas para sentar las bases de un retorno a la estabilidad y al crecimiento.”
Como la mayoría de las proyecciones económicas, las del FMI también han sido desmentidas por la evolución real de las variables analizadas, al poco tiempo de ser presentadas. En el frente cambiario, la comercialización del dólar ilegal denominado blue se ha estabilizado, y la brecha con el oficial ha descendido al 43 por ciento, luego de haber tocado un pico del 80 por ciento. Esa brecha tiene importancia en la construcción de las expectativas económicas, pero para las empresas que exportan o quieran ingresar dólares o remitirlos al exterior, la brecha relevante es la que surge respecto del contado con liqui o el dólar-Bolsa. La diferencia con el precio oficial es 34 y 32 por ciento, respectivamente, según el último cierre. La brecha cambiaria se ha ido reduciendo en forma gradual.
Los técnicos del FMI reconocen que “la inflación retornó a niveles de dos dígitos algo menores”, estimando una tasa del 18,6 por ciento en el año en el documento Perspectivas de la economía mundial distribuido en la Asamblea conjunta FMI-Banco Mundial el mes pasado. En relación con los fondos buitre, a los que denomina “holdouts”, asegura que por ese conflicto Argentina no puede acceder al financiamiento con emisión de bonos. La operación de ampliación del Bonar 24 de hace un par de semanas lo desmiente.
Como explica Ferrer, el Fondo Monetario tiene una visión tradicional de ver la economía desde la perspectiva monetaria, sin tomar en cuenta los aspectos estructurales ni los problemas del desarrollo. Pese a sus políticas fallidas como impulsoras del crecimiento, siguen proponiendo lo mismo que en Europa está haciendo estragos. Un aspecto insólito es que admitiendo que la economía está estancada insisten con la estrategia del ajuste fiscal. Es lo que recomiendan a Brasil. En el informe sobre América latina señalan que la potencia regional está atravesando la peor recesión en más de dos décadas “pero deberá preservar en los esfuerzos de política promovidos recientemente para contener el aumento de la deuda pública y restablecer la confianza en su marco de política macroeconómica”. Como si no fuera suficiente para una región impactada por la caída del precio internacional de las materias primas, los técnicos del FMI indican que “el prolongado debilitamiento de la actividad económica también acentúa el riesgo de que se cometan errores en términos de políticas internas, en especial relativos a intentar prevenir una desaceleración estructural con políticas de estímulo excesivas”. O sea, nada de medidas fiscales y monetarias contracíclica como las aplicadas aquí. Lo dicen sin eufemismos: “No parece aconsejable una mayor expansión fiscal para impulsar el crecimiento”. La recomendación es “la flexibilidad cambiaria que puede jugar un rol fundamental para facilitar el ajuste a condiciones externas más difíciles”. Proponen devaluar la moneda, medida que gatilla inmediatamente un shock inflacionario y caída del poder adquisitivo de los sectores con ingresos fijos.
Se manifiestan preocupados por gobiernos que no quieran castigar a su población con el ajuste. El informe del FMI dice textual: “Los compromisos con la prudencia fiscal podrían verse sometidos a presiones políticas en la medida que se torne más difícil cumplir con las expectativas de progreso social y económico sostenido en un contexto menos favorable”. Señala además que las perspectivas de una recuperación de la inversión privada no son favorables porque la mayoría de sus factores determinantes “es sombrío”. Prevé que los precios de las materias primas permanezcan débiles, que se moderará las entradas de capitales y que las condiciones de financiamiento externo serán más restrictivas.
Aquí irrumpe la pregunta de por qué se debilita la inversión privada. La respuesta se bifurca en el sendero del ajuste ortodoxo del FMI y en el de fomentar la demanda con políticas fiscales expansivas.
El primero considera que la caída de la inversión privada es por falta de confianza en las políticas económicas motivada por el déficit fiscal, porque no se profundizan las reformas promercados o por discursos populistas de los políticos.
La otra visión sostiene que la inversión empresaria es frágil porque se debilita la economía con el ajuste fiscal. Para incentivar la inversión entonces el mejor camino es fortalecer la demanda interna con expansión del gasto público, empleo y aumento del poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados.
La reducción del gasto público en búsqueda del equilibrio fiscal, en cambio, tiene como resultado un crecimiento mediocre o una recesión, disminuyendo el incentivo a invertir porque la demanda se enfría, lo que reduce aún más las perspectivas de crecimiento. El ajuste fiscal deprime la demanda y, por lo tanto, también la inversión privada.
Si el FMI observa en forma crítica las políticas expansivas y ofrece a cambio el Plan Bomba del ajuste, existe la suficiente experiencia para desactivarlo y también para no caer en la trampa de quienes lo están ofreciendo en la campaña electoral.
azaiat@pagina12.com.ar

› EX EMPLEADOS CUENTAN COMO TRABAJABAN EN LA ESTANCIA DE RAMON PUERTA “Nos llevaban engañados”

Por Sebastián Premici
Cinco bidones de glifosato a un costado del camino. Una lona negra que una vez fue parte de una carpa en la que vivían cinco personas, hacinadas. Una vertiente de agua no potable utilizada por los tareferos para bañarse, saciar la sed, cocinar. A poco más de un año de la denuncia penal por trata laboral contra el ex gobernador de Misiones, Ramón Puerta, la Fiscalía Federal de Posadas realizó una inspección ocular en la estancia I Porá, en la localidad de Parada Le, donde el año pasado el Renatea encontró 60 trabajadores sin registrar, de los cuales 40 de ellos vivían en campamentos en condiciones infrahumanas. Durante la inspección, realizada por el secretario de la fiscalía, Andrés Stuber, junto al principal denunciante –de quien no daremos su nombre para preservar su identidad y seguridad personal– pudieron observarse los restos de los campamentos descriptos. La inspección, autorizada judicialmente, fue incorporada como prueba a la causa. La Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) colabora en el expediente.
Puerta se valió de sus propios medios de comunicación para cuestionar la denuncia en su contra, incluso llegó a realizar una cámara oculta contra el primer tarefero que lo denunció. Página/12 viajó a Misiones para dialogar con dos tareferos, hermanos, que el día de la inspección realizada en enero de 2014 huyeron por pedido del capataz de la finca. Después de un año, y luego de haber atravesado por situaciones similares con otros empresarios, rompen el silencio para hablar sobre el caso Puerta. Su relato coincide con las pruebas ya aportadas en el expediente. Sus identidades también serán preservadas. En esta crónica serán referenciados como Carlos y Alberto.
Carlos dice tener 40 años, aunque los datos de su DNI arrojan una edad un poco más joven. Trabaja como tarefero desde el día en que cumplió veinte. Nunca fue a la escuela y en su vida solamente estuvo en blanco en dos oportunidades, según su relato. Su hermano, Alberto, es más chico, cuenta que tiene 25 años –dato que coincide con su DNI– y es tarefero desde los diez años, siempre al lado de su hermano. Está casado, es padre de cuatro hijastras y un “varoncito”. A diferencia de su hermano, logró finalizar la primaria. Carlos no tiene familia. El diálogo con este diario fue en la ciudad de Oberá.
-¿Por qué antes huyeron y ahora se animan a contar lo que les pasó? –les preguntó Página/12 a los dos hermanos.
–Yo sé lo que es la gente de los yerbatales, cuántas veces vi que agarraban gente, por eso sé todo eso y sé muchas cosas. Los capataces de los campos les mienten a los trabajadores. Yo les decía miren, miren en la tele que no estoy mintiendo, y después me terminaban dando la razón –respondió Alberto.
–¿Cómo llegaron al campo de Puerta?
–El capataz Sergio Poliszczuk vino un día al barrio, el barrio Copisa, y ahí nos invitó para ir al yerbatal, nos preguntó si queríamos tarefear. Ahí yo le pregunté a qué yerbal íbamos. Enseguida supe que era de Puerta. Ya había estado una vez ahí, me había llevado el mismo capataz.
Poliszczuk mantiene una larga trayectoria comercial con Puerta, tal como reconocieron los abogados del ex gobernador y actual aliado de Sergio Massa en un escrito presentado ante el Renatea. La estructura que va desde Puerta hasta los tareferos explotados es la siguiente: el ex mandatario es dueño del campo, que es administrado por una empresa suya y de su familia, llamada Yerbatera Misiones SRL. Desde la sociedad de responsabilidad limitada contratan a Poliszczuk para que éste a su vez subcontrate a otros contratistas y tareferos. Toda la yerba que levantan en el campo I Porá a través de esta estructura es comercializada por Puerta (ver aparte).
–¿Les habían prometido buenas condiciones de trabajo? –preguntó este diario.
–Nosotros le preguntábamos si íbamos a ir en casa y el decía que sí, que sí –respondió Carlos.
–Nosotros fuimos y él dijo (Poliszczuk) que nos iba a llevar en casa y nos pusieron en carpa. Llegamos de noche, preguntamos dónde era el agua, nos mostraron. Era fea, tenía microbios, y la gente tomaba igual, había animales en el agua. Alguna gente salió enferma. Acampamos en una tacuara (N.d.R: unas cañas finitas apoyadas en el suelo que servían de soporte para los colchones). Fuimos engañados –acotó Alberto.
La comida debían comprársela a Poliszczuk, aunque rara vez podían cocinar porque las hormigas invadían cualquier cosa que se acercara al piso o a una olla.
–Todo era muy peligroso, hasta ir al baño. Hacíamos todo en el monte, en el yerbal, era muy feo –recordó Alberto.
La inspección en el campo I Porá arrojó que en el lugar había tres cuadrillas con trabajadores precarizados y bajo condiciones de vida paupérrimas. En la cuadrilla manejada por Héctor Luis Díaz fueron hallados 19 trabajadores, de los cuales 17 no estaban registrados. La segunda cuadrilla estaba manejada por Domingo Castillo. En este caso se encontraron 15 peones también en una situación paupérrima. Y la tercera era administrada por Raúl Rivas con 27 peones precarizados. Uno de los tareferos era menor de edad. En el lugar había más de 20 carpas. Ante la inspección del Renatea, muchos trabajadores optaron por ocultarse.
–Estábamos tarefeando, vimos la camioneta, y yo corrí. Porque el capataz me dijo que corriera –acotó Alberto.
–¿Hacia dónde corrieron?
–A la tapera, al monte. Después nos sacaron de ese lugar y nos pusieron en otro lado, en otro campamento, no se podía dormir de las hormigas que había. Pero levantaron la cuadrilla porque supuestamente iba a haber otra inspección. Eso fue un sábado (N.d.R: la primera inspección del Renatea fue el jueves 30 de enero de 2014). Nos dijeron que nos escondiéramos otra vez. Estuvimos escondidos hasta el domingo a la mañana, en Cafundó. Un día entero estuvimos escondidos. A las 11 de la mañana del domingo mandaron el camión para sacarnos de ahí. Después volvimos a Oberá –detalló Alberto.
Cafundó o La Gilda es el nombre que le dieron los lugareños a la última parte de la Colonia de Parada Leis, a unos 15 kilómetros de la ruta, cerca del campo de Puerta.
–¿Cuántos estaban en las mismas condiciones que ustedes?
–Eramos 40 –aclaró Carlos.
–¿Y cuántos se escondieron?
–Conmigo se escondieron 4 que ahora están tarefeando en otro lado –sostuvo Alberto.
Cuando el año pasado le preguntaron a Ramón Puerta por la situación de los tareferos hallados en su estancia, el ex presidente interino respondió: “Veremos si es así o no. No quieren tomar trabajo en blanco para no perder los Planes Trabajar”.
–¿Tus compañeros sabían que estaban trabajando para el campo de Puerta?
–Sí, ellos sabían. Algunos iban por primera vez, y yo se los comentaba. Yo pensaba que por la manera en la que dormíamos, la inspección iba a caer. ¿Cómo sabés Alberto?, me decían. Mis compañeros me apoyaban y yo los apoy{e a ellos.
–¿Lo volvieron a ver a Poliszczuk?
–No apareció más, no sabemos nada. No recuperamos nada, nunca nos pagaron –acotó Carlos.
–Volvieron a trabajar en carpa en algún otro campo?
–Sí, y estuve muy mal, también bajo carpa, y ahí hice la denuncia para que se hiciera algo. Yo tuve que ir al hospital, no sé si me había picado un bicho. Desde ahí nunca más estuve en cuadrilla –narró Alberto.
–¿Declararías en la Justicia?
–Sí, pero no me llamaron.
spremici@pagina12.com.ar

AJEDREZ › EL RRRREELECTO PRESIDENTE DE LA CORTE DEBATE EL ROL DE LOS JUECES El marasmo de la justicia

 Por Horacio Verbitsky
El rrrreelecto presidente de la Corte Suprema de Justicia respondió al artículo “Un corte a la Corte”, publicado aquí el domingo. Lo hizo en forma indirecta el martes, sin mencionar el artículo, y por medio de voceros el miércoles. Ricardo Lorenzetti viajó a Córdoba para presentar el nuevo Código Civil y Comercial, y en una entrevista con el diario cordobés del Grupo Clarín sostuvo que los jueces “ponemos límites al gobierno de turno”. Menuda confusión. Los límites al gobierno no los ponen los jueces sino la Constitución, y no sólo al Poder Ejecutivo sino también al judicial, que bajo la conducción de Lorenzetti se ha desmadrado. Tal vez no sea por casualidad que en su reescritura del Código Civil y Comercial haya desaparecido una restricción fundamental, contenida en el Título Preliminar del Código de Comercio, promulgado por Julio A. Roca en 1889: su artículo III “prohíbe a los jueces expedir disposiciones generales o reglamentarias, debiendo limitarse siempre al caso especial de que conocen”; el IV añade que “sólo al Poder Legislativo compete interpretar la ley de modo que obligue a todos”. El polemista oficial, Aníbal Fernández, replicó que la misión de la Corte no es poner límites a quienes han sido elegidos por la voluntad popular, sino tutelar derechos vulnerados por el Estado o por particulares, sobre todo cuando se trata de los débiles ante acciones lesivas de las corporaciones, pero siempre que haya intereses contrapuestos en una causa judicial. Ese recurso fundamental es el que consiguió preservar el CELS con sus observaciones atendidas por el Senado a la ley que restringió las medidas cautelares. Desde la presidencia de Enrique Petracchi hasta hoy, la Corte tiene un registro estimable en este terreno.

El bastón de censor

Es obvio que el presidente de la Corte aludió a límites políticos, un terreno en el que se arroga la decisión final sobre cualquier otro poder. De este modo transmite un pésimo mensaje hacia los demás jueces, con el bastón de censor político siempre listo en su mochila, como si ese control no lo ejerciera el cuerpo electoral cada dos años. ¿Será hilar demasiado fino suponer que este desdén por la voluntad popular revela pesimismo sobre las predilecciones del electorado y atribuir a esta visión escéptica el rechazo de Lorenzetti a las combinaciones electorales que lo han incluido, desde Julio Cobos hasta Sergio Massa? El miércoles, siempre por medio del Grupo Clarín, una vocera oficiosa de Lorenzetti negó que la Corte fuera “un cuerpo desmembrado y sumido en una grave crisis” y desdeñó los problemas de salud de varios jueces mencionados aquí, con un argumento ad feminam: “Llama la atención tanto ensañamiento, siendo que la misma Presidenta ha atravesado una operación para extirparle la tiroides y otra a causa de un hematoma subdural en el cráneo, lo que no le impidió seguir en funciones con el vigor de siempre”. La intérprete de Lorenzetti pasa así por alto la diferencia entre intervenciones quirúrgicas, de las cuales la recuperación puede ser completa, y dolencias crónicas o degenerativas que el tiempo agrava. También recuerda el saneamiento de la Corte emprendido en 2003 por Néstor Kirchner y aduce que a CFK los jueces que la integran han dejado de parecerle garantía de independencia y profesionalismo. Esto implica ignorar que el año pasado el tribunal perdió a tres de sus miembros (Enrique Petracchi, Carmen Argibay y Raúl Zaffaroni), mientras un cuarto sólo de a ratos sabe en que día y en qué mundo vive. Negar el desequilibrio resultante es pura obstinación, sobre todo si se repara en que los ausentes eran los más destacados miembros del cuerpo.
La vocera agregó que “la decisión de la Corte de rechazar por unanimidad la lista de conjueces propuestos por el Gobierno para integrar el tribunal provocó otro ramalazo de furia oficialista”. No es mi caso: dije con toda claridad que comparto el razonable argumento que desarrolla Lorenzetti: “Si los conjueces van a cumplir las mismas funciones que los ministros de la Corte Suprema, deben ser elegidos con idénticos requisitos, como el acuerdo por los dos tercios de los miembros presentes del Senado establecido en la reforma constitucional de 1994”. Mi objeción es que Lorenzetti abandona este criterio cuando justifica en pocas líneas la integración de la Corte con presidentes de Cámaras Federales de Apelaciones, quienes son designados por mayoría simple pese a que, igual que los conjueces bochados, desempeñarán funciones de ministros de Corte. La coherencia intelectual se inclina ante la avidez de poder. Ya en 2006 el presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini, presentó un proyecto de ley por el cual los conjueces de la Corte deberán ser designados con acuerdo del Senado en la misma proporción que los jueces titulares. Volvieron a presentarlo hace pocos meses los diputados Carlos Kunkel y Verónica Magario, también del Frente para la Victoria.

De esto no se habla

Estos temas son opinables y discutirlos es positivo. Lo que Lorenzetti no explica, ni por sí ni por terceros, es la falsedad inserta en las últimas Acordadas del tribunal, cuando se sostiene que la rrrrelección de su presidente fue firmada por sus ministros el martes 21, “en la Sala de Acuerdos del Tribunal” y “frente a la próxima conclusión del mandato”. El mandato recién terminaba a fin de año, y el débil trazo parecido a la que fuera la firma de Carlos Fayt no fue hecho en la Sala de Acuerdos sino en su domicilio de Recoleta, hasta donde le llevó la resolución el titular de la Secretaría 5ª de la Corte, Cristian Sergio Abritta. Dado su deterioro cognitivo, Fayt no está en condiciones de estudiar ningún expediente, tarea que delega en sus colaboradores. Nadie en la Corte ignora esta situación que Lorenzetti admite en diálogos privados pero oculta del escrutinio público. En el reportaje, Lorenzetti también dijo que debió resignarse a un nuevo mandato porque ninguno de sus colegas quiso ocupar la presidencia. Esto también desmiente que la Corte actual pueda funcionar con normalidad. La oposición, que pontifica sobre los consensos, se niega a tratar cualquier pliego enviado por el actual gobierno, en vez de aprovechar la mayoría calificada dispuesta por la Constitución para imponer a un juez con las mejores calificaciones jurídicas, éticas y políticas. El kirchnerismo conservará a partir del 10 de diciembre una representación sustancial en el Senado, quienquiera resulte electo. Si la usara en el mismo modo caprichoso que hoy padece, se llegaría a una parálisis institucional desatinada. Esto ratifica la necesidad de una inteligente y generosa negociación política, única vía democrática para rescatar a la Corte Suprema de su marasmo.

Las cosas en su lugar

En junio del año pasado, Lorenzetti rebautizó como Salón de los Derechos Humanos a la sala de audiencias de la Cámara Federal de la Capital, en la que se realizó el juicio a los ex Comandantes. En la ceremonia inaugural dijo que la defensa de los derechos humanos “nació en las calles” y “tuvo avances y retrocesos”. Advirtió que la determinación de investigar los crímenes de esa “tragedia de la que nunca nos vamos a olvidar no depende de una coyuntura, de una elección, ni de la decisión de una persona que esté en el gobierno o de otra que no lo esté”, ya que “hoy forma parte del contrato social de los argentinos”. La semana que pasó se cumplieron 30 años del inicio de las audiencias orales de aquel juicio histórico. Esto dio lugar a libros, videos y homenajes. El más notorio fue rendido al ex fiscal Julio César Strassera, en el mismo Salón de los Derechos Humanos donde se realizó el juicio. Entre otros participaron sus compañeros sobrevivientes de la Cámara Federal que condenó a Videla, Massera & Compañía: Carlos Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz y Guillermo Ledesma. Nadie mencionó el rechazo serial de habeas corpus, con costas a los familiares de los detenidos-desaparecidos, que Strassera practicó durante la dictadura, ni su interrogatorio a Lidia Papaleo de Graiver en su lugar de detención. En 1977, la viuda de David Graiver fue condenada a 15 años de prisión por un tribunal militar. La Corte Suprema dejó sin efecto esa condena y pasó el expediente a la justicia civil. El propio Strassera contó que su interlocutora estaba esposada y él pidió que le liberaran las manos. Sólo las manos: pidió para ella cinco años de prisión y cuando fue absuelta apeló, también sin éxito, porque el país ya era otro. Algunos de esos jueces siguieron vinculados con los derechos humanos, cada uno a su manera. Arslanian fue uno de los impulsores del Acuerdo por una Seguridad Democrática. Como ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Alianza, Gil Lavedra rechazó los pedidos de extradición del juez Baltasar Garzón e intentó limitar los juicios por la verdad. Este año asumió como defensor del ex juez federal de Salta, Ricardo Lona, detenido como cómplice en el homicidio de once presos políticos en Palomitas, Jujuy, cuyo traslado había pedido al jefe de la guarnición militar, como acto preparatorio del crimen. La defensa de Lona fue asumida por otro de los jueces de aquel tribunal, Andrés José D’Alessio, hasta su muerte en 2009. Valerga Aráoz es el defensor del principal accionista del Ingenio Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, cuyo desprocesamiento ya consiguió en la causa por los secuestros, torturas y asesinados cometidos en la Noche del Apagón, cuando las personas privadas en forma ilegal de su libertad fueron transportadas en camionetas del ingenio. Según el relato que D’Alessio me hizo el 29 de mayo de 1991, al iniciarse el juicio a los ex Comandantes, Valerga Aráoz le preguntó a Osvaldo Pérez Cortés, que se ocupaba de informática en el Grupo Macri, quién podría prestarles una procesadora de texto, y Sideco Americana se la envió de regalo. No es extrañar que la investigación a los instigadores, cómplices y beneficiarios civiles de la dictadura no fuera contemplada ni siquiera en el considerando 12 y el punto 30 de la sentencia de 1985, que ordenó el enjuiciamiento no sólo de los ex Comandantes sino también “de los oficiales superiores que ocuparon los Comandos de Zonas y Subzonas de Defensa”, de “todos aquellos que tuvieron responsabilidad operativa en las acciones”, de “quienes por su ubicacion en la cadena de mandos conocieron de la ilicitud del sistema”, o cometieron hechos aberrantes o atroces.

Los olvidados

El viernes próximo, en la Feria del Libro, uno de los testigos memorables de aquel proceso, Jorge Watts, presentará el libro El juicio que no se vio, del abogado Pablo Llonto, quien cubrió las audiencias como periodista para Clarín. “Todo homenaje a la Causa 13 y al Juicio a las Juntas incluyó e incluirá esencialmente a los jueces y los fiscales. Grandes olvidados serán los sectores populares víctimas del terrorismo de Estado y testigos en el Juicio”, afirma Llonto, quien lleva más de treinta años impulsando causas por los crímenes de entonces. Comenzó aún antes de recibirse de abogado, como colaborador de Luis Zamora en el CELS. “Aquel tiempo y aquel país de 1985 no era un tiempo para concesiones ni para resignaciones. La sentencia de la Causa 13 no fue ‘lo máximo que se podía hacer’ sino lo que quiso hacer el radicalismo. También es cierto que aquello que pretendía Alfonsín era mucho más que el poco empeño de la mayoría de sus correligionarios y mucho más aún que el asfixiante sosiego de otros políticos del mundo, incluidos los de mayor celebridad universal. Cuando Nelson Mandela fue liberado, en 1990, el Juicio a las Juntas de la Argentina cumplía cinco años. Para el líder sudafricano, veintisiete años de una cárcel en pleno apartheid habrán sido como mil para cualquier otro ser humano. Ya libre, y con la dura tarea de evitar tanto una guerra civil como un golpe blanco militar, es decir, serenar a propios y ajenos, produjo un mecanismo de reconciliación, aún discutido. La promesa inicial fue no seguir el modelo argentino de derechos humanos. Así nació la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, cuyos efectos se evaluarán en unos años para saber cuánto de verdad y cuánto de justicia aportó”, agrega. Llonto recuerda que Valerga Aráoz también defiende ahora al ex secretario de Seguridad Enrique Mathov, “acusado de ordenar que sacaran a palazos y fustazos a las Madres de Plaza de Mayo y a los militantes populares que reclamaban el fin del estado de sitio ordenado por Fernando de la Rúa” en diciembre de 2001. Su libro coloca en el centro “a los protagonistas más olvidados de aquella lucha: los testigos, familiares y sobrevivientes cuyas vidas vieron pasar la marcha de la historia sin mayores reconocimientos. Había que sentarse a declarar en 1985. Había que hacer esos malabares que, con demasiada prudencia, evitaban las vigilantes preguntas sobre las organizaciones guerrilleras o las pertenencias políticas. Hoy en nuestros juicios, todo es distinto, claro que sí. Ya no hay más duplicidad como treinta años atrás. Como debió serlo en 1985, si en aquel momento no se los hubiese perseguido. Se declaraba mientras al mismo tiempo la Cámara Federal condenaba militantes y el Gobierno mantenía presos políticos”. Yo cubrí aquel juicio para la revista El Periodista. Allí conocí a Llonto, quien aún no se permitía la espectacular cabellera de Indio Gerónimo que hoy lo distingue. En mis notas de entonces consta que Valerga Aráoz fue el único camarista que durante su turno en la presidencia rotativa del tribunal admitió interrogatorios a los testigos que tendían a recrear en la sociedad la sórdida hipótesis de que si alguien desapareció, “por algo será”. El propio magistrado inquirió a la testigo Graciela Trota acerca de antiguos domicilios y ocupaciones suyos, de familiares y amigos, y a la señora Isabel Farías de Chaparro sobre el “tipo de vida” que hacían sus vecinos secuestrados. Al padre del secuestrado Mario Villani le preguntó por la “detención” de su hijo, y al propio Villani acerca de “los que usted llama represores”. A Juana Barbero de Ugartamendía le inquirió cómo supo que quienes allanaron su casa eran soldados, y la anciana le respondió, con el menos común de los sentidos, “porque los vi que eran soldados”. Y cuando el testigo Juan Agustín Guillén narró que los torturadores lo despojaron de su nombre humano y lo rebautizaron B-12, Valerga le preguntó:
–¿Con Be larga o Ve corta?

ENTREVISTA AL EX MINISTRO DE LA CORTE SUPREMA RAUL ZAFFARONI, TRAS LA REELECCION DE LORENZETTI “Una Corte chica no optimiza la seguridad jurídica”

Por Martín Granovsky
El escritorio, en la casa de Flores que parece un caserón de la Toscana, está en medio de una enorme sala de trabajo. Tiene las dimensiones de una biblioteca pública. Cerca de las estanterías hay bellas artesanías latinoamericanas, como algún retablo peruano de Ayacucho. Sobre la mesa junto a la computadora hay libros de Derecho, muchos de ellos en alemán, sobre la tipología de los hechos penales político-económicos o el nazismo. Raúl Zaffaroni, que cumplió los 75 el último 7 de enero, ya desarrolla su vida fuera de la Corte Suprema tal cual lo había prometido. Pero no vive encerrado. Viaja, escribe, da conferencias, recibe doctorados Honoris Causa, estudia, da clases en universidades del conurbano. Y participa de la discusión pública.
–El viernes a la noche Sergio Massa lanzó su candidatura presidencial y dijo al presentar su proyecto futuro: “La Argentina que viene no es la de Zaffaroni”.
–Que alguien base su campaña presidencial en criticarme a mí es una gran curiosidad política. Me interesan otros temas. Sé que nadie va a creer que me mueven puras razones institucionales al hablar de la Corte Suprema. Es muy difícil para los políticos en general pensar fuera de la coyuntura. Lo comprendo, porque la política es por esencia competitiva. De cualquier manera voy a seguir hablando de otros temas, porque no me gusta la opción de callarme. Al final, lo institucional está más allá de la coyuntura y de las personas. Incluso está más allá de los insultos y las difamaciones: lo del “miente que algo queda” del nazi no es cierto. Casi acaban con la propia Alemania y ni los mismos nazis quedaron. Me preocupa la estructura de la Corte Suprema. Los políticos no saben cómo funciona la Corte y, a veces, me parece que tampoco tienen en claro la función que ésta cumple en la actualidad. Quien se limite a leer la letra de la Constitución y la Ley 48 (que desde 1863 establece su competencia) no conoce la función actual.
–Uno de los problemas señalados habitualmente es que la actual es una Corte sin ningún penalista. ¿Es malo?
–Es malo que no haya un penalista, un administrativista, un laboralista, un experto en Derecho previsional... La Corte tiene un equipo enorme donde sí hay especialistas, y buenos, pero ningún ministro de la Corte especializado en esas ramas. A lo sumo los ministros, cuando no son especialistas, pueden dar una orientación.
–Hagamos la comparación con el Poder Ejecutivo. Más allá de que un ministro sea malo o bueno, puede ser un político con equipo de especialistas y no un especialista él mismo. El político da las orientaciones, los especialistas convierten esas orientaciones en planes y las cosas pueden funcionar.
–En la Corte no es así. El ministro no sólo debe dar la orientación a los secretarios de la Corte para trabajar en un tema, sino que después, con el borrador terminado, debe hacer el control técnico. Si sólo dio la orientación y no es un especialista, no habrá control técnico. Entonces las sentencias pueden no tener calidad técnica y puede salir jurisprudencia contradictoria y sin vuelo doctrinario.
–¿Hay un caso especial en danza?
–Hablo en líneas generales. No hay ningún Tribunal de Casación del mundo que no esté integrado por especialistas y dividido en salas. La Corte de casación italiana, el tribunal supremo español, el tribunal supremo alemán... Todos están integrados por especialistas.
–¿Cuál es el mayor problema de las sentencias contradictorias?
–Se genera inseguridad. Las sentencias contradictorias afectan la certeza del Derecho. El Derecho es algo que tiene que permitir prever. Si yo voy a realizar tal conducta tengo que prever qué consecuencias me puede traer. Por ejemplo, tengo que saber si algo es jurídico o antijurídico. No ya en el ámbito penal exclusivamente. También en el civil. Ante un contrato, por ejemplo. Y frente a decisiones contradictorias la previsibilidad se resiente.
–¿Uno podría hablar de inseguridad jurídica?
–Claro. Inseguridad jurídica es tornar o hacer imprevisibles las consecuencias de una conducta. Por su tarea concreta la Corte es cada vez menos un tribunal constitucional. Para el control de constitucionalidad de una norma no hace falta ser muy especialista. El pleno de la Corte puede hacerlo. Pero estamos hablando de que en la práctica actúa mayoritariamente como tribunal de casación.
–¿Es correcto o incorrecto que Ricardo Lorenzetti haya adelantado el momento de las elecciones internas en la Corte y haya sido reelecto presidente?
–Yo no lo hubiera hecho, pero bueno...
–¿Pero bueno...?
–Desde hace muchos años vengo sosteniendo, y alguna vez lo sostuve en el pleno de la Corte, que ya que nosotros nos apartamos de la costumbre heredada de los Estados Unidos según la cual el presidente de la Nación elige al presidente de la Corte, como sucedió aquí hasta 1930, creía que lo mejor era que la presidencia de la Corte fuese rotativa, año por año, como sucede por ejemplo en Brasil y en muchas provincias argentinas.
–¿Cuál sería la ventaja?
–Se evitan las confrontaciones internas y la formación de bloques. Y queda claro que todos los ministros son iguales.
–¿La Corte chica es un riesgo institucional?
–No me gusta una Corte de cinco ministros. Supone una enorme concentración de poder. Cinco es muy poco para reflejar el pluralismo que una Corte requiere. Y cuatro, que es como quedó por mi renuncia al cumplir 75 años, es peor. Durante casi diez años fuimos siete.
–No estaba la renuncia y vivían Enrique Petracchi y Carmen Argibay.
–Exacto. Funcionamos bien porque éramos una Corte muy heterogénea en ideologías, perspectivas, especialidades y entrenamientos previos. Pero eso ya no se da en una Corte de cinco. Y de cuatro ni hablar.
–¿Alguien podría decir que con una Corte chica la inseguridad jurídica es aún mayor?
–La seguridad jurídica absoluta nunca existe. Es una cuestión de grados. Hay que optimizarla. Y una Corte chica no optimiza la seguridad jurídica. Sin perjuicio de que eventualmente puede funcionar bien.
–¿Lorenzetti tiene un proyecto personal? ¿Es parte de un proyecto político opositor?
–Las inconstitucionalidades deben ser declaradas sobre groserías legislativas. No se puede estar a cada rato con una declaración de inconstitucionalidad porque si no se opera contramayoritariamente. Cada vez que en un Poder Judicial hubo una confrontación que fue más allá de la declaración sobre las groserías, se trató de una confrontación política y hasta diría partidista. La confrontación del presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt con el presidente de la Corte Suprema Charles Evans Hugues no fue políticamente ingenua. Roosevelt era demócrata y el presidente de la Corte antes había sido candidato a presidente de los Estados Unidos por los republicanos.
–¿Los actos contramayoritarios son intrínsecamente negativos?
–Depende de los límites. Cuando lo contramayoritario va más allá de la declaración de inconstitucionalidad de las groserías, entramos en la confrontación política. Para que la democracia funcione plenamente es mejor no sobrepasar el límite del que estamos hablando.
–El juez de la Corte Suprema en los años ’30 jugaba fuerte, pero Roosevelt también lo hacía. ¿Cristina hoy hace como Roosevelt y Lorenzetti como Hugues?
–La interpretación corre a cargo de cada uno.
–Porque tanto Roosevelt como el presidente de la Corte fueron activos en la confrontación, ¿no es cierto?
–Los dos, sí. Se daban duro y ninguno ahorró insultos. Por eso yo quiero ir a los problemas de fondo. A la necesidad de una Corte plural y con especialistas y al número de miembros, que está relacionado con los dos puntos anteriores y no es simplemente un problema de números. En definitiva, lo que digo es que de una buena vez reconozcamos lo que en verdad está haciendo desde hace años la Corte y, en consecuencia, pensemos cómo lograr que lo haga bien y mejor. Está haciendo casación. Pues bien, que la siga haciendo, pero con una estructura que le permita desplegar bien su trabajo, con jueces especializados, como en todos los tribunales de casación de todo el mundo.
–¿De dónde viene la existencia de tribunales de casación?
–El sistema norteamericano posterior a la revolución de 1776 ponía jueces a controlar legisladores. El sistema francés de la revolución de 1789 ponía legisladores a controlar jueces. Originariamente en Francia el tribunal de casación funcionaba anexo al parlamento: rompía las sentencias judiciales que se apartaban de la ley. Las casaciones vienen en general del sistema francés. La Corte nuestra no dicta la sentencia cuando casa. La envía hacia abajo con la instrucción a las instancias inferiores sobre cómo deben sentenciar.
–¿Pero el sistema constitucional argentino no viene del de los Estados Unidos?
–El modelo constitucional que tenemos lo copiamos de los Estados Unidos, sí, donde la Corte es básicamente un tribunal que decide qué normas son constitucionales y cuáles no lo son. Esa es la función que la Constitución y la Ley 48 asignaron a la Corte argentina.
–¿En la práctica es así?
–El tema es que nuestro sistema legislativo no es igual al de los Estados Unidos. Allá los códigos de fondo son provinciales, en tanto que aquí son nacionales. Es decir que en nuestro país el llamado “derecho común” (civil, penal, comercial, etcétera) es igual y el mismo para todo el territorio nacional. La diferencia no es menor y un día pasó lo inevitable: se hizo intolerable que una misma norma sea interpretada de tantas maneras como provincias haya y que alguna pueda resultar un disparate. No es admisible que un mismo hecho, regido por la misma ley, resulte delito de un lado de un puente y no lo sea del otro lado, o que un contrato sea válido aquí y no diez kilómetros más allá.
–¿Cuál fue el efecto de ese problema?
–Que desde 1904 la Corte Suprema se arrogó la facultad de revisar las sentencias que podríamos llamar, en esta lógica, “arbitrarias”. Al principio lo hizo excepcionalmente, pero luego esto pasó a ser regla.
–¿Y hoy?
–Y hoy, a más de 110 años, nuestra Corte Suprema se ocupa de unas 14 mil “arbitrariedades” por año.
–Es mucho.
–Muchísimo.
–¿Cuántas causas le llegan para que dirima la constitucionalidad?
–Por control normativo de constitucionalidad no tiene más de 100. A lo sumo llegan a 150.
–¿Qué pasa si la Corte se ocupa de tantas “arbitrariedades”?
–Inevitablemente se mete y decide cuestiones del llamado “Derecho común”, aunque trate de disimularlo y limitarlo de mil maneras, algunas bastante arbitrarias, por cierto. Al hacerlo, además, baja a las instancias inferiores criterios interpretativos, con lo cual lo que hace en el fondo es “casación”.
–Aparte del significado original de romper sentencias que se impuso después de la Revolución Francesa, ¿qué es exactamente la casación?
–Lo que en todo el mundo se conoce como “unificación de jurisprudencia”, o sea sentar doctrina interpretativa en las diferentes ramas del Derecho. Hay diferencias de detalle, pero lo que hace la Corte, aunque con otro nombre, es casación: rompe, “casa” la sentencia y baja la línea de la interpretación que considera correcta. De este modo, una Corte planificada para ejercer “control constitucional normativo” ha pasado a ser en los hechos de casación y sólo excepcionalmente de control normativo. Esta función, que en los Estados Unidos no es muy necesaria, en Europa continental la separan del control normativo de constitucionalidad, que queda a cargo de un Tribunal Constitucional. Esto sería lo mejor, pero sólo se podría hacer en medio de una eventual reforma constitucional. En el marco vigente, no hay otra alternativa que asignar ambas funciones a la Corte Suprema.
–¿Es la única salida?
–Se manejó la posibilidad de crear un tribunal para las “arbitrariedades”, inmediatamente por debajo de la Corte, pero tiene dos inconvenientes. Primero, no estoy muy seguro de que en nuestro federalismo un tribunal diferente de la Corte pueda “romper” sentencias de los superiores tribunales provinciales. Segundo, igual la Corte seguiría siendo “suprema” y en cualquier momento podría decidir, “por excepción” (como en 1904) “romper” la sentencia del propio tribunal inferior, con lo cual tendríamos una instancia más a las que ya tenemos.
–¿Por qué el pleno de la Corte, sobre todo de una Corte más grande, es suficiente para el control de constitucionalidad?
–Porque el control de constitucionalidad normativo lo puede hacer cualquier jurista que conozca el Derecho constitucional y los principios generales de cada rama. Esto es así porque una norma sólo se puede declarar inconstitucional cuando es grosera. En caso contrario es muy delicado restar validez a normas sancionadas por mayoría popular. Por eso basta con que el juez sepa Derecho constitucional y los conceptos básicos del Derecho en general. No pienso que sólo aquí requiere especialización un juez que haga casación, incluso cuando sea miembro de la Corte y cuando la Corte no sea nominalmente un tribunal de casación. Vale para cualquier Tribunal de Casación del mundo. Al hacer casación el juez hace doctrina y baja línea interpretativa. Eso sólo puede hacerlo quien conoce la respectiva rama del derecho. No hay hoy jurista alguno que conozca en profundidad todo el Derecho. La complejidad es enorme. Conocer profundamente todo es imposible. Pese a que en cualquier lado hay quienes se venden como Leonardo Da Vinci del Derecho, lo cierto es que nadie, absolutamente nadie, está en condiciones hoy de hacer doctrina jurisprudencial en todas las ramas. Quien afirme lo contrario no es más que un “chanta”.
–¿Cómo funciona, mientras tanto, el equipo de la Corte?
–Hay un enorme equipo bien entrenado en las secretarías especializadas, que proyecta sentencias por escrito. Además, cada juez tiene un equipo multidisciplinario de letrados que revisan los proyectos de las secretarías y le informan su evaluación. El juez puede hacer tres cosas: firmar el proyecto que viene de la secretaría especializada, encargarle a su letrado la redacción de un nuevo proyecto (porque sólo si está especializado en la materia puede hacerlo él mismo), en cuyo caso vuelve a circular por escrito a todos los jueces, o bien no firmar y dejar que la sentencia salga por mayoría sin su firma. Como hablábamos antes, si el juez no está especializado en la materia puede impartir una directiva general a su letrado. Como los escritos están redactados siempre por especialistas no se termina firmando un disparate jurídico. Pero insisto en una cuestión que me parece importante: en las materias que no son de su especialidad, la sentencia no la hace el juez ni tampoco puede evaluarla en profundidad técnica, porque no la conoce a fondo. ¿Cómo sería posible resolver esta forma anómala de funcionamiento, en que los jueces firman sentencias que, por inevitable necesidad, redactan otros y tampoco pueden controlar a fondo técnicamente en todos los casos?
–¿Para esto sí habría solución posible?
–Es necesario encontrarla. En nuestra Constitución no se fija el número de jueces de la Corte Suprema. El actual número de cinco, en comparación con los otros tribunales supremos del mundo, es extremadamente reducido. Creo que la concentración de poder siempre es peligrosa, pero esa es una consideración política general. La verdad es que nada obsta a que la Corte pueda tener nueve, doce o quince jueces. La única Corte con cinco jueces en América es la del Uruguay. Las restantes llegan a números mayores. Incluso a 23 jueces. Establecer una Corte Suprema con 15 jueces, como lo vengo sosteniendo desde hace años, no es una enormidad en el derecho comparado mundial. Subrayo mi preocupación sobre las funciones que la Corte chica cumple de hecho. Ni la Constitución ni la ley 48 dicen nada sobre la función casatoria que hoy domina la inmensa mayoría de la actividad jurisdiccional de la Corte y que es producto de creación jurisprudencial, pretoriana, es decir, de la propia Corte, asumida por decisión de ella y convertida en costumbre constitucional a lo largo de 111 años. Por lo tanto, nada impide que la Corte se divida en salas para atender las causas por “arbitrariedad” (es decir, por casación con otro nombre) y, de este modo, garantizar que cada sentencia sea dictada por jueces especializados que puedan redactar o controlar técnicamente en forma personal, y no delegada, la calidad y nivel de la sentencia que firman.
martin.granovsky@gmail.com

sábado, 2 de mayo de 2015

ASAMBLEA DEL AÑO XIII - 13 de abril de 1813

El 13 de abril 1813, el general José Gervasio Artigas envía a Buenos Aires sus famosas "Instrucciones", programa que representa una justa interpretación del movimiento revolucionario que dio la independencia a América.

Para 1813, los pueblos de la Banda Oriental fueron invitados a enviar sus diputados al Congreso de Peñarol; Artigas asistió. Allí se nombraron cinco diputados a la Asamblea Constituyente de Buenos Aires que pertenecían a los cinco cabildos de la Provincia; de éstos, cuatro eran sacerdotes y un quinto era un ex oficial del Cuerpo de Blandengues. Ellos recibieron la tarea de elaborar un programa político-jurídico bajo el cual debían ajustar su conducta.

Durante la primera sesión para el reconocimiento de la Asamblea General Constituyente, el general Artigas en su oración inaugural leída el 5 de abril de 1813 declara: “Ciudadanos: los pueblos deben ser libres. Su carácter debe ser su único objeto y formar el motivo de su celo. Por desgracia, 1810-1813 va a contar tres años nuestra revolución y aún falta una salvaguardia general al derecho popular.

Estamos aún bajo la fe de los hombres y no aparecen las seguridades del contrato. Todo extremo envuelve fatalidad: por eso una confianza desmedida sofocaría los mejores planes; ¿pero es acaso menos temible un exceso de confianza? Toda clase de precaución debe prodigarse cuando se trata de fijar nuestro destino. Es muy veleidosa la probidad de los hombres; sólo el freno de la constitución puede afirmarla.

Mientras ella no exista, es preciso adoptar las medidas que equivalgan a la garantía preciosa que ella ofrece.

Yo opinaré siempre que sin allanar las pretensiones pendientes, no debe ostentarse el reconocimiento y jura que se exigen. Ellas son las consiguientes del sistema que defendemos y cuando el ejército la propuso no hizo más que decir quiero ser libre.”

Al regreso, en el campamento de Artigas, fueron elegidos los diputados orientales que irían como representantes de la Banda Oriental a la Asamblea Nacional General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

La inspiración de Artigas creó las famosas Instrucciones del Año XIII cuyo contenido federalista y revolucionario reclamaba: declaración de independencia absoluta de las colonias; libertad e igualdad civil y religiosa de los individuos de cada provincia, quienes debían constituir la base de los gobiernos locales y del gobierno central; organización política federativa conforme a un pacto de reciprocidad; estados autónomos; garantías de comercio para ciertos pueblos orientales y establecimiento de la capital fuera de Buenos Aires.

Las Instrucciones del Año XIII forman parte de lo que se considera un compendio del “movimiento artiguista” y una definición del pensamiento nacional, expresión auténtica de una filosofía de tolerancia y libertad que debe existir entre los hombres. Los preceptos allí establecidos están muy vigentes en la actualidad, incluso los que hacen referencia a las relaciones igualitarias en materia de comercio: “que ninguna tasa o derecho se imponga sobre artículos exportados de una provincia a otra”.

Sin embargo, ante la formulación emancipadora, la Asamblea rechazó los diplomas y las ideas de los diputados orientales bajo argumentos de defectos en la forma de elección. Pero las motivaciones reales para el rechazo se debían al contenido de las instrucciones que afectaban al centralismo de Buenos Aires. Los congresistas, de tendencias centralistas y oligárquicas, brincaron ante la propuesta justa y valiente que presentaba soluciones a problemas que a ellos no convenía solucionar. A pesar de esto la popularidad del prócer llegaba hasta las provincias argentinas que, al igual que la Banda Oriental, se encontraban insatisfechos con la política de libre comercio y puerto único.

Comentarios recibidos

Estimados amigos:

Una aclaración importante para añadir a esta nota. En las Instrucciones del año XIII, la "libertad civil y religiosa" que se menciona, no refiere al concepto de "libertad religiosa" tal y como hoy se la entiende de "libertad de cultos". José Artigas jamás habría aceptado la versión moderna de ese concepto porque esa idea no figuraba en el "disco duro" de su pensamiento. En un continente donde imperaba el catolicismo, y habiendo sido apoyado en su Revolución por los padres franciscanos (expulsados por ello, del Montevideo español) y con dos sacerdotes como secretarios y consultores, advertía que esta confesión era la única religión. Difícilmente un hombre que luchaba contra los imperios de la hora, podía aceptar "libertad de culto", por ejemplo para el anglicanismo, cuyo jefe supremo era el monarca de Inglaterra.
El reclamo de "libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable" -como reza el mencionado párrafo- refería a la independencia de Montevideo del obispado de Buenos Aires, demanda que venía desde la última época del dominio español, luego la retomó el artiguismo y se consolidó después de un largo proceso, en los primeros años de la República Oriental.
La separación religiosa de la Provincia Oriental del obispado de Buenos Aires, fue una demanda sustantiva del alegato federal de Artigas. Ya en el siglo XX, la historiografía liberal quiso interpretar la demanda como sinónimo de "libertad de culto", idea que desde los gobiernos de José Batlle en adelante, se volvió hegemónica.

Sin otro particular.

Heraclio Labandera
(Lector de La Gazeta Federal)

"JUSTO" JOSÉ DE URQUIZA - BIOGRAFÍA DE UN TRAIDOR


"Urquiza, era el Gobernador Tirano de Entre Ríos, pero era más que todo, el Jefe Traidor del Gran Partido Federal, y su muerte, mil veces merecida, es una justicia tremenda y ejemplar del partido otras tantas veces sacrificado y vendido por él. La reacción del partido debía por lo tanto iniciarse por un acto de moral política, como era el justo castigo del Jefe Traidor". (José Hernández, autor del Martín Fierro)

Genio militar y hábil comerciante, amasó una fortuna en una mezcla de negocios legales, turbios y “vendidas”. Había sido durante muchos años caudillo y gobernador de su provincia, pero poco había aprendido de política “grande”, salvo en su propio beneficio. Su falso orgullo, su ambición desmedida y sus delirios de grandeza, le impidieron ver los sutiles manejos de la política y la gran diplomacia tras bambalinas, y sería conducido por la diplomacia inglesa y brasilera , como tonto al baño.

Egocéntrico al extremo, decoró su “Palacio San José” con escenas épicas de sus batallas, y al afeitarse tal vez viera reflejado en el espejo a mismísimo Alejandro, Cesar o Napoleón.

Vanidoso, desconfiado y celoso enfermizo desconfiaba hasta de su sombra y de sus íntimos y le provocaban furias incontenibles.

Coronado, (su secretario) relata que “Serían las dos de la tarde, cuando el general Urquiza se retiró a sus habitaciones después de concluir la comida, de donde momentos después salió con un rifle que tenía costumbre de cargar cada vez que entraba a la quinta y fue a sentarse a la glorieta, desde donde observaba con facilidad cuánto pasaba en el primero y segundo patio de San José… habiendo visto pasar al joven Franklin Bond Rosas del lado opuesto al que estaba alojado, el general se precipitó como una furia creyendo sin duda que sorprendería a Franklin en conversación con su señora con alguna de sus hijas…frenético como un loco se arrojó sobre el joven llenándole de improperios al mismo tiempo que lo amenazaba con el rifle. Franklin atacado de ese modo, y sin armas con qué defenderse, entró al cuarto inmediato, donde estaba leyendo el Señor Haedo, y el general entró atrás persiguiéndole con un encarnizamiento feroz, que bien pudo concluir en un asesinato, si el agredido no desvía prontamente el arma que el general le asestaba en el pecho… Todas las personas que se encontraban en San José salieron apresuradamente y se desparramaron por el campo llevadas por el terror unas, y por no presenciar tan repugnante escena otras… solo se oía el llanto y las lamentaciones de la esposa y personas de la familia del general que gritaban desde sus habitaciones, y cuyas voces se confundían con las desvergüenzas y blasfemias del general. La señora de Urquiza, llevando en brazos a un niño que gritaba a sus pechos, con los cabellos desgreñados y el rostro bañado en lágrimas se presentó en la secretaría… y entonces aquella hiena enfurecida que un momento antes lo habría devorado todo inclinó la cabeza, meditó, y se puso triste y pensativo” (Coronado, Misterios de San José).

Un verdadero caudillo de su provincia y seguido fielmente por sus paisanos, su permanente lucha interna fue conservar esa posición y su fortuna o asumir el papel de de patriota, “El Libertador” después de Caseros, “El padre de la Constitución” en 1852, “El grande y buen amigo” (Pedro II) “El grande hombre de América” (Alberdi) “El Washington de la América del Sur”(Mitre después de Pavón ) Navegando con un pie en cada canoa se quería quedar con Rosas y coqueteaba con Verón de Astrada, buscaba la alianza de López para luchar contra Bs.As. y tramaba alianzas con Brasil para doblegar a Solano López, a quien pedía sus vapores para poder ir contra Bs.As. pero ofrecía ayuda a Ingleses para vengarse de López ante la negativa de este y se ofrecía como mediador ante norteamericanos para ganarse su apoyo. Se llamaba federal pero contemporizaba con los liberales sin poderlos manejar, se decía patriota pero ofrecía su ejército a brasil por unos patacones y su propia gloria.
Lo perdió su orgullo y sus delirios de grandeza. Enredado en las palabras de alabanzas que no le dejaban ver la realidad,. vapuleado por una politiquería que no entendía, optó por retirase a su feudo personal a cuidar de su fortuna y su gloria.

Durante el primer bloqueo Francés y el posterior boqueo Anglo-francés, ya había estado coqueteando con el enemigo, con ganas de “pronunciarse” para formar una república independiente en la Mesopotamia (Entre Ríos y Corrientes, y tal vez Paraguay y la Banda Oriental), con él como “Supremo”, lo que le valió algunas “apretadas de bolas” por parte de Rosas, como aquella a raíz del Tratado de Alcaraz.

En cada “agachada” contra Rosas, obtenía algún beneficio de Rosas, que sabiendo con que bueyes araba, le daba soga o la tiraba con habilidad, sin cortar la cuerda. Sin embargo, con motivo de la guerra con Brasil, (que la Confederación tenia ganada de antemano) calculó mal Rosas, y nunca pensó que Urquiza tiraría por la borda su “patriotismo Federal”, su honra y hasta su “memoria póstuma”, y se pasaría al bando enemigo con todo el ejercito de la Confederación, por unos patacones y una gloria que nunca obtuvo ni supo obtener.

Posteriormente a Caseros, vapuleado por unitarios, masones y doctores, brasileros, ingleses y hasta por López, finalmente se “borraría” en Pavón, tal vez desilusionado, cansado o “vendido”, y se retiraría a su palacio de San José ha disfrutar de su fama y su fortuna hasta morir a manos de López Jordán, sin poder llevarse a la tumba ni un patacón de los muchos que habría cobrado en varias traiciones. Apenas si le quedaría alguna fama que lograron salvarle los “historiadores oficiales”, para la posteridad, y algunos nombres de calles o monumentos, como el mal ubicado donde fuera la estancia privada de Juan Manuel. (Av. Figueroa Alcorta y “Sarmiento”, nada menos)

“Debemos tener absoluta confianza en el señor general Mitre – le escribía al Chacho – Sus intenciones son leales: lo creo capaz de afianzar las instituciones nacionales en todo su vigor sobre las bases del orden y la fraternidad” (Urquiza a Varela. San José. 21 de noviembre de 1863. AGNA. Arch. Urquiza, leg. 77 . AGM. “Proceso...” t. II. p.122)

Pero de poco le sirvieron los patacones “que supo conseguir” ni la gloria “que no supo conservar”, y a poco tiempo de Caseros ya estaba arrepentido y con ganas de llamarlo a Rosas a que venga a “sacarle las papas del fuego” : “Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para Rogarle que vuelva aquí” (Mayo de 1852. Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro de San Nicolás. J. M. Rosa. Tomo VI. P.34) Pero ya era tarde y la macana estaba hecha. Rosas, vencido por el tiempo, por la agobiante tarea personal durante 20 años de gobierno, y por el conjunto de unitarios y vendepatrias, por brasileros, ingleses, franceses y traidores había sido derrotado en Caseros y se había retirado al exilio diciendo al renunciar: “si mas no hemos hecho, es que no hemos podido”. Ya no querría volver, aunque se lo pidiera Urquiza ni los Federales que quisieron traerlo por una revolución, a la que Rosas nunca se hubiera adherido “contra un gobierno legalmente constituido”

Urquiza quiso corregir su error en parte y levantó la confiscación de los bienes personales de Rosas, (que hizo y tuvo antes de ser gobernador) y que permitió a Terrero vender la estancia “San Martín” de Rosas (los demás bienes volverían a confiscarlos los unitarios, entre otras cosas para pagarle a los bonoleros) y hasta le mando unos pocos pesos a Inglaterra (que Rosa tuvo la amabilidad de agradecerle). Pero ya era tarde, y Rosas estaba en su granja de Inglaterra, retirado de la política, viviendo modestamente de su trabajo personal y ordenando sus papeles para el juicio de la historia.

“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (1858. Justo José de Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. EDIC. Del Autor. Bs. As. 1948.) Precisamente fue Urquiza “quién quiso arrebatarle la gloria, pero no pudo”


JUAN MANUEL DE ROSAS. La ley y el orden1851 La Traición a Rosas

El imperio de Brasil que se caía en pedazos por sus propias luchas internas (abolición de la esclavitud entre otras), comprometido en una declaración de guerra con la Confederación y en una guerra perdida antes de iniciarse, como último recurso para dar vuelta su comprometida situación, le hace llegar a Urquiza una propuesta de alianza o al menos que se mantenga al margen de la lucha. Urquiza “ofendido en su honor” le contesta por escrito al Imperio, haciendo además publicar su nota en el periódico El Federal Entre-Riano” :

“Yo, gobernador y capitán general de la provincia de Entre Ríos, parte integrante de la Confederación Argentina y general en jefe de su ejército de Operaciones que viese a ésta o a su aliada la República Oriental en una guerra en que por este medio se ventilasen cuestiones de vida o muerte vitales a su existencia y soberanía…..¿ como cree, pues el Brasil, como lo ha imaginado por un momento, que permanecería frío e impasible espectador de esa contienda en que se juega nada menos que la suerte de nuestra nacionalidad o de sus mas sagradas prerrogativas sin traicionar a mi patria, sin romper los indisolubles vínculos que a ella me unen, sin borrar con esa ignominiosa mancha todos mis antecedentes ?……Debe el Brasil estar cierto que el general Urquiza con 14 o 16 entrerrianos y correntinos que tiene a sus órdenes sabrá, en el caso que ha indicado, lidiar en los campos de batalla por los derechos de la patria y sacrificar, si necesario fuera, su persona, sus intereses y cuanto posee”

...y no contento con la sola respuesta, en el mismo periódico El Federal Entre-Riano” hace publicar el editorial: ...”Sepa el mundo todo, que cuando un poder extraño nos provoque, ésa serla la circunstancia indefectible en que se verá al inmortal general Urquiza al lado de su honorable compañero el gran Rosas, ser el primero que con su noble espada vengue a la América”

Acto seguido, y patacones de por medio, asume su rol de traidor (que siempre fue) y se pasa al enemigo con todo el ejército de la Confederación, dándole así una victoria al Brasil, que sin imaginarlo, tenia la revancha de Ituzaingo, ganando con la por medio de la “diplomacia” y las armas argentinas una guerra ya perdida.

Fue tan alevosa la traición, que ni los brasileros lo podían creer, y Pontes (diplomático brasilero) preguntaba: “¿ Pero obrará Urquiza de buena fe”? ….no será una comedia entre él y Rosas? …….!!!! El general de los ejércitos de la Confederación …..!!!! (…..no lo podía creer……) (Ver "El milagro de la casa de Braganza" )

J.M. de Rosas - L.Castagnino
Los patacones

El Marqués de Caxias, jefe de las tropas brasileñas en Caseros, informa al ministro de guerra Souza de Melo: “La 1º División, formando arte del ejército aliado que marcho sobre Bs.As., hizo prodigios de valor recuperando el honor de las armas brasileras perdido el 27 de febrero de 1827 ” .(Es decir la batalla deItuzaingó, victoriosa para las tropas argentinas) No es de extrañar entonces que, a pesar de que la derrota de Rosas fue el 3 de febrero, el ingreso triunfal de las tropas de la alianza argentino-brasileras se haya producido recién el 20. Sin duda se trató de una imposición de los brasileños que Urquiza acató.

El jefe argentino pareció arrepentirse e inconsultamente decide que el desfile se hará el 19, pero su par brasileño se mantiene firme: “A victoria desta campaha e uma vitoria de Brasil, e a Divisao Imperial entrará em Bs As com todas as honras que lhe sao devidas quer V.Exia ache conveniente o nao”

Urquiza se niega a devolver las bandera de Ituzaingo que estaban en la catedral e intenta una última estrategia para evitar el desdoro ante sus compatriotas de desfilar al frente de tropas extranjeras. Informa erróneamente la hora del desfile. Inicia la marcha con un malhumor que sostendrá durante toda la ceremonia, montado en un caballo con la marca de Rosas, al que Sarmiento califica de “magnífico”. Para consternación de los unitarios luce un ancho cintillo punzó en la solapa, reivindicándose como Federal. Ni siquiera irá al estrado donde era esperado por autoridades, diplomáticos y notables, quizás para que la ceremonia terminase lo antes posible, antes de que las tropas imperiales iniciaran su desfile triunfal” (Pacho O´Donnell; El Águila Guerrera)…… Por lo visto Urquiza se arrepintió enseguida de lo que hizo. …..(tímidos los brasileños para exigir condiciones…..será por eso de los “prodigios de valor”)

Algunos días Después de Caseros (el día 9) y algunos días antes del desfile, se había producido un hecho significativo: Honorio, el representante del Emperador del Brasil, concurre a Palermo el día 9 para entrevistarse con el vencido de Caseros. Pero siente tanta repugnancia por los cadáveres que cuelgan por doquier, pudriéndose entre el follaje de los árboles, que decide regresar al día siguiente. Entonces se produce un áspero diálogo cuando el brasileño le recuerda las concesiones territoriales que Argentina debía hacer por el apoyo recibido.

Urquiza, rabioso, responde que es Brasil el que le debe a él, pues Rosas hubiera terminado con el Emperador y hasta con la unidad brasileña si no fuera por mi”...También… “Si yo hubiera quedado junto a Rosas, no habría a estas horas Emperador”

Honorio (el brasileño) se retira ofendido. Pero días mas tarde recibirá la visita de Diógenes Urquiza, hijo de don Justo José, quien en nombre de su padre le pide 100.000 patacones y además “el compromiso de contar con esa subvención en adelante”, según informa Honorio a su gobierno. Y agregará “Atendiendo a la conveniencia de darle en las circunstancias actuales una prueba de generosidad y de deseo de cultivar la alianza, entendí que no podía rehusarle el favor” (Pacho O´Donnell; El Águila Guerrera) …..lerdos para pedir algunos “héroes” de la historia oficial .

Urquiza fue “comprado” por el Brasil para que traicionara a su Patria en ese 1852 —cosa que atestigua el mismo Sarmiento, quien escribe el 13.10.1852 a Urquiza desde Chile y le enrostra:

“Yo he permanecido dos meses en la corte de Brasil, en el comercio casi íntimo de los hombres de estado de aquella nación, y conozco todos los detalles, general, y los pactos y transacciones por los cuales entró S. E. en la liga contra Rosas. Todo esto, no conocido hoy del público, es ya del dominio de la Historia y está archivado en los ministerios de Relaciones Exteriores del Brasil y del Uruguay.” (...) “Se me caía la cara de vergüenza al oírle a aquel Enviado (Honorio Hermeto Carneiro Leão, o Indobregavel) referir la irritante escena, y los comentarios: "¡Sí, los millones con que hemos tenido que comprarlo para derrocar a Rosas! Todavía después de entrar a Buenos Aires quería que le diese los cien mil duros mensuales, mientras oscurecía el brillo de nuestras armas en Monte Caseros para atribuirse él solo los honores de la victoria."(Domingo Faustino Sarmiento, Carta de Yungay, 13.10.1852)

La revancha de brasil

El Brasil fue la segunda potencia, después de los ingleses, que desfiló triunfante por Buenos Aires. Después de “a Batalha de Monte-Caseros”, las tropas de Dom Pedro II. demoraron su desfile por las calles de Buenos Aires desde el día 3 hasta el 20 de febrero para poder conmemorar así con la derrota de la Confederación lo que se llamó «el desquite de Ituzaingó» a los 25 años de la derrota imperial. Caxias remitió el 12 de febrero de 1852 el parte de batalla a su ministro de Guerra, Souza e Mello: «... Cúmpleme comunicar a V. E., para que lo haga llegar a S.M. el emperador, que la citada 1a. División, formando parte del Ejército Aliado que marchó sobre Buenos Aires, hizo prodigios de valor recuperando el honor de las armas brasileñas perdido el 20 de febrero de 1827.»

Urquiza quiso impedir la entrada en triunfo del Brasil en Buenos Aires el 20 de febrero —tal vez ilustrado por alguien a último momento— pero sus jefes imperiales lo echaron con cajas destempladas. Manuel Marques de Souza, vizconde de Porto Alegre, le respondió a Urquiza con desaire: “A vitoria desta campanha e uma vitoria de Brasil e a Divisão Imperial entrará em Buenos Aires com todas as honras que lhe são devidas, quer V. Ex-cia. ache conveniente o não.” (Gustavo Barroso, A Guerra do Rosas, 159)

A algunos historiadores poco informados sobre Caseros, que sonríen con indulgencia al encontrar que en los libros de historia brasileños se llame vencedor de Monte Caseros al brigadier Marques de Souza, vizconde de Porto Alegre, Gustavo Barroso contestaba:

"... nosotros estamos en el Brasil en la dulce ilusión de que la División brasileña de Manuel Marques de Souza fue la que decidió en verdad la batalla de Caseros. Y aún cuando su papel no hubiera sido el principal, el Vizconde de Porto Alegre fue uno de los vencedores de la guerra y pudo ser llamado por Jourdan vencedor, sin exagerar, como lo hace. Sabemos perfectamente que no habiendo derrotado nunca un general argentino nuestras tropas en los suburbios de Río de Janeiro, y desfilado en ésta triunfalmente con sus tropas a banderas desplegadas, al compás de la música, aunque fuera junto a revolucionarios nuestros, no es nada agradable para nuestros amabilísimos vecinos que el Vizconde de Porto Alegre haya conseguido esa gloria” (A Guerra do Rosas, 143-144)

No caben dudas de que Barroso, por lo menos en su última frase, tiene razón. Urquiza, según Sarmiento, 13.10.1852, comprado por el Brasil , nada tenía que decir y sólo obedecía, como vimos: «quer V. Excia. ache conveniente o não.» Caxias y el Marques de Souza quisieron llevarse de Buenos Aires los trofeos de Ituzaingó que se guardaban en la catedral. Urquiza tuvo que aceptar en primer momento, pero fue el emperador Dom Pedro II. quien se opuso: “«Tocar esas reliquias sería impopularizarse, justificar una sublevación del sentimiento, herir una legítima susceptibilidad nacional que al gobierno imperial no conviene»”, le habría dicho a Andrés Lamas. (Pedro S. Lamas, Etapas de una gran política)


El arrepentimiento

Poco le duraría a Urquiza la alegría del triunfo traidor. Luego de fusilar, entre otros, a Chilavert, Santa Coloma y a todo el batallón de Aquino completo, (a los que dejó colgados por varios días de los árboles de Palermo) debió atrasar el desfile de entrada triunfal hasta el 20 de febrero, por exigencia brasilera para festejar al revancha de la batalla de Ituzaingo. Finalmente lo hizo de poncho y galera con cinta punzó y montado en un caballo con la marca de Rosas, y con el peor malhumor. En muy poco tiempo tendría las exigencias de brasil para que cumpliera los tratados de alianza (entrega de la banda oriental, las misiones orientales, el reconocimiento de la independencia paraguaya y la devolución de los “gastos de guerra”) También tendría encima a los ingleses que exigían la derogación de los tratados de Rosas, y a los unitarios que se sentían dueños de la revolución y empezaron a conspirar inmediatamente.

En bando del 21 de febrero de 1852 restablece el uso del cintillo punzó y llama a los unitarios “díscolos que se pusieron en choque con el poder de la opinión pública y sucumbieron sin honor en la demanda. Hoy asoman la cabeza y, después de tantos desengaños, de tanta sangre, se empeñan en hacerse acreedores al renombre odioso de salvajes unitarios y, con la inaudita impavidez, reclaman la herencia de una revolución que no les pertenece, de una patria cuyo sosiego perturbaron, cuya independencia comprometieron y cuya libertad sacrificaron con su ambición”

1852
“Hay un solo hombre para gobernar la Nación Argentina, y es Don Juan Manuel de Rosas. Yo estoy preparado para Rogarle que vuelva aquí” (Urquiza al representante ingles Gore, al partir para reunirse para el encuentro se San Nicolás. Mayo de 1952. J.M.Rosa. Tomo VI. P.34)

1858
“Buenos Sentimientos le guardan los mismos que contribuyeron a su caída, no olvidan la consideración que se debe al que ha hecho tan gran figura en el país y a los servicios muy altos que le debe y que soy el primero en reconocer, servicios cuya gloria nadie puede arrebatarle”. (Justo José de Urquiza. Carta a Rosas del 24 de agosto de 1858. Extraída del libro de Mario César Gras “ Rosas y Urquiza. Sus relaciones después de Caseros “. EDIC. Del Autor. Bs. As. 1948.)

1865
“Corresponda esta adquisición al desarme del adversario, pues los entrerrianos, óptimos y admirables jinetes, no formaban sino pobre infantería. Y de esta manera Urquiza fue anulado como valor combatiente…No había en Urquiza la pasta de un hombre de estado; no pasaba de un condotiere…Permaneció inactivo por lo tanto. De hecho, traicionaba a todos. Cuidó Brasil hasta tornarlo inofensivo. Urquiza, a pesar de ser inmensamente rico, tenía por la fortuna un amor inmoderado; el general Osorio le conocía el lado flaco” ( J.Pandá Cológeras. “Formaçao histórica do Brasil” . JMR TVII.p117) El brasileño general Osorio, que comandó la caballería brasileña en Caseros en 1851, conocía bien “el lado flaco” de Urquiza

“Toda mi vida me atormentará constantemente el recuerdo del inaudito crimen que cometí al cooperar, en el modo en que lo hice, a la caída del General Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo, por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder.” (Fragmento de carta de Urquiza a un tucumano de 18 años después de caseros, de fecha 3 de marzo de 1870 y publicada a fs, 326. tomo3 de la Historia de los Gob. De las Provincias Argentinas de A. Zinny, ed. 192º - cita de Raúl Rivanera Carlés, Rosas Pág. 13)


Guerra del Paraguay  - Leonardo CastagninoEl chantajista - Siempre a dos puntas - Las traiciones

Urquiza siempre jugo “a dos puntas” y traicionó “a las dos puntas”. Por intereses económicos propios y por sus sueños de “Supremo” de la Confederación o al menos de una República Mesopotámica independiente:

- En el tratado de Alcaraz intenta de separarse con Corrientes y Paraguay (Rosas le hizo dar marcha atrás)
- En 1847, en plena agresión anglofrancesa-unitaria trataba con el enemigo para separar la mesopotamia.
- En Caseros se dio vuelta y se paso al enemigo “con todo el ejército de la Confederación”.(y cobró sus buenos partacones)
- En la década del 1850 “jugaba” a aliarse con López de Paraguay y transaba con brasil e Inglaterra, y hasta le ofreció gente y territorio para que agredan a Paraguay.
- En Pavón “se borro” la Palacio San José y dejó que la dupla Mitre-Sarmiento oprima a las provincias y masacre a todos los federales (militares o no, y hasta pobres gauchos)
- Le prometía al Chacho que se "pronunciaría" a su favor, y "lo dejó solo" para que lo masacraran.
- Lo mismo hizo con Felipe Varela: “Debemos tener absoluta confianza en el señor general Mitre – le escribía al Chacho – Sus intenciones son leales: lo creo capaz de afianzar las instituciones nacionales en todo su vigor sobre las bases del orden y la fraternidad” (Urquiza a Varela. San José. 21 de noviembre de 1863. AGNA. Arch. Urquiza, leg. 77 . AGM. “Proceso...” t. II. p.122)
- En las preliminares de la guerra del Paraguay se hacía el amigo de López y que se “pronunciaría” contra Mitre. Le vendío la caballada a Brasil a buen precio, y fué a cobrarle a Mitre y la banca Británica su traición contra el Paraguay, como un vulgar chantajista.

"Ganó (Urquiza) la batalla de Pavón y le regaló a Buenos Aires la victoria, yéndose a su casa y dejando el campo de batalla en manos de los vencidos.
Capitaneó al Brasil para sacudir el ascendiente tiránico de Buenos Aires: hoy se pone a las órdenes de los dos, contra los países interiores.
Trabajó por la causa de las provincias: hoy trabaja contra ellas, por la causa de Buenos Aires.
Representó el nacionalismo argentino: hoy es el brazo zurdo del localismo de Buenos Aires contra la República Argentina.
En el convenio, en la reforma de la Constitución, en la triple, alianza, Urquiza firmó lo que escribió Buenos Aires por la pluma de Victorica".
 (Juan Bautista Alberdi)

“Urquiza era el Gobernador Tirano de Entre Ríos, pero era más que todo el Jefe Traidor del Gran Partido Federal, y su muerte, mil veces merecida, es una justicia tremenda y ejemplar del partido otras tantas veces sacrificado y vendido por él. La reacción del partido debía por lo tanto iniciarse por un acto de moral política, como era el justo castigo del jefe traidor.” (José Hernández, en carta a Ricardo López Jordán, fechada en Buenos Aires, el 7 de octubre de 1870.)


Apodos de Urquiza

“El Tigre de Montiel”

“El Caguetón” Aplicado por Taboada, en carta a Anselmo Rojo.

“El Guazetón Sudamericano” ¡Viva el Guazetón Sudamericano! Exclamó el indio Monzón, queriendo expresar: ¡Viva el Washington Sudamericano! Según le habían enseñado. A resultas de estas, el indio Monzón fue a dar con sus huesos a la cárcel.

“Loco Salvaje Traidor” El pueblo de Buenos Aires al enterarse del pronunciamiento de Urquiza.

“El Morao” De Hilario Ascasubi, en “La Media Caña de los Libres”. “Al Morao Urquiza la correntinada le saca friza”. “Morao” en el habla gauchezca; vil, flojo, cobarde.

“El Quiscudo” (de quisca: espina, púa de algunos vegetales) Mote dado por Manuel Taboada.

Bibliografía:

- Castagnino Leonardo Juan Manuel de Rosas. La ley y el orden
- Castagnino Leonardo Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- Castagnino Leonardo Guerra del Paraguay. La Triple Alianza contra los paises del Plata
- Rosa, José Maria : Historia Argentina.
- García Mellid, Atilio . Proceso a los falsificadores de la historia del Paraguay. Teoría.
- Saldías, Adolfo . Historia de la Confederación Argentina.
- Alcibíades Lappas: “La masonería Argentina a través de sus hombres”.(Bs.As.1966)
- Chávez, Fermín. Vida y Muerte de López Jordan.
- Coronado Juan, Misterios de San José.
- Cutolo-Ibarguren. Apodos y Denominativos en La Historia Argentina.