viernes, 27 de marzo de 2015

› ACTO POR LAS VICTIMAS DE LA ULTIMA DICTADURA EN LAS HERAS Once calles en homenaje a once desaparecidos

Por Gustavo Veiga
Rita Eroles y Teodoro Ronaldo Eroles ahora son dos calles que forman esquina en el pequeño pueblo de Hornos. La más larga de todas se llama Eloísa Castellini y une esa localidad con la ciudad cabecera, General Las Heras. Los nombres de los once desaparecidos de este partido bonaerense tienen desde ayer once callecitas de tierra que los recuerdan. También once árboles que evocan uno por uno a los jóvenes militantes que nacieron o fueron secuestrados en este lugar ubicado a 89 kilómetros de la Capital Federal –si se va por la autopista a Cañuelas– y donde las primeras extensiones de campo dejan atrás los suburbios del sudoeste en el Gran Buenos Aires. El secretario de Derechos Humanos de la provincia, Guido Carlotto; el intendente Juan Carlos Caló, María Adela Antokoletz (h), militantes de la Agrupación H.I.J.O.S., familiares de las víctimas de la dictadura cívico-militar y vecinos estuvieron presentes en el cálido homenaje.
Hornos es tan chico que sus edificaciones más simbólicas son la estación del ferrocarril Sarmiento y el almacén de ramos generales Los Mellizos. Parece construido con la misma matriz de tantos poblados del interior. En una hora de viaje en auto se puede llegar desde la Capital. La biblioteca municipal Memoria, Verdad y Justicia oficia de punto de encuentro para sus 194 habitantes, según la cifra actualizada del censo 2010. Allí siempre se dictan talleres para los más chicos. En su fachada hay un mural de las Madres de Plaza de Mayo.
Hace tiempo, la plaza del pueblo es el espacio de reflexión, además de esparcimiento. Se percibe en cada acto realizado y quedó reflejado una vez más con la colocación de los once nombres de los desaparecidos a sus calles: Jorge Fraga, Silvia Paolucci, Juan Carlos García, Santiago Ulises Murphy, Graciela Alberti, Eloísa Castellini, María Rosa Clementi, Teodoro Ronaldo Eroles, Rita Verónica Eroles, Daniel Bidón Chanal y Luis Alberto Carvalho.
Durante el homenaje, familiares o amigos de estos jóvenes plantaron un ejemplar de aguaribay por cada desaparecido. A cuatro los secuestraron en el pueblo la tarde del 21 de mayo de 1978. Dos, Rita y Rony Eroles, eran hermanos de Hilda, una mujer voluntariosa que desde la Dirección de Derechos Humanos del municipio estuvo en todos los detalles del acto. “Ver los árboles plantados y las calles con sus nombres es una gran emoción. Como si volviera a ver a todos los compañeros”, le dijo a Página/12.
La casa de Hilda quedó ubicada ahora en la intersección de las calles que llevan los nombres de sus hermanos mayores. Su familia es de origen húngaro por parte de padre, un martillero público que llegó a la zona a mediados del siglo pasado. Allí decidió vivir con sus hijos hasta que comenzaron sus estudios universitarios y la militancia política. Hoy está señalizada y habitada por ella, su esposo, su hija y su madre, que tiene 92 años. Muy cerca de allí, por la estación, pasa todos los días el tren que va desde Merlo a Lobos. Cuando un grupo de tareas secuestró a los hermanos Eroles, Bidón Chanal y Carvalho aquel 21 de mayo del ’78, Hilda –o Gilda, como la llaman en el pueblo– tenía apenas 13 años y vio todo el operativo.
En Las Heras, el partido que contiene a Hornos y que cumplió 150 años el 25 de octubre de 2014, hay seis pequeños poblados más: Villars, Plomer, Lozano, La Choza, Enrique Fynn y Paraje Speratti. En 1980, según el censo de ese año, había 9371 habitantes que lo ubican al tope entre las localidades bonaerenses con mayor cantidad de de-
saparecidos por habitante: uno por cada 851 pobladores de la época. Hoy es un ejemplo de cómo, en la construcción de su memoria colectiva, sus vecinos colocaron un mojón a prueba de olvidos en sus 760 km2 de extensión.
gveiga12@gmail.com

› OPINION Un fallo contra la pesca

Por Martín Granovsky
El Gobierno recibió ayer dos buenas noticias. Una es que la denuncia del fiscal Alberto Nisman ya fue desestimada en dos instancias, la del juez y ahora la de la Cámara Federal porteña. La otra es menos taxativa pero políticamente interesante: aunque con una integración distinta, la Sala I de la Cámara Federal que dio por deficiente la presentación de Nisman es la misma que el año pasado falló contra del Gobierno cuando declaró inconstitucional el pacto con Irán. Hay una tercera noticia que va más allá de las alegrías o tristezas del Gobierno: hasta ahora los jueces vienen fallando de una u otra manera mientras fueron los fiscales (Nisman, Gerardo Pollicita, Germán Moldes) los que se mostraron más proclives a las denuncias contra el Ejecutivo. La demonización de la procuradora Alejandra Gils Carbó y de Justicia Legítima como una fuerza de choque judicial que aplasta fiscales no parece tener mucho asidero.
El escrito original de Nisman admitía que una decisión política como el acuerdo con Irán no es un acto que, en sí mismo, pueda ser reprochado penalmente al Poder Ejecutivo. La vuelta que le dio Nisman al asunto es que consideró al acuerdo como un modo de encubrir a un grupo de iraníes sospechosos de haber volado la AMIA en 1994. Por lo tanto, para Nisman, la Presidenta y el canciller estaban iniciando la comisión de un delito.
Cuando el fiscal Pollicita le pidió al juez Daniel Rafecas que considerase válida la denuncia de Nisman, Rafecas dijo que no había elementos para comenzar una investigación. Igual que Nisman en su primer argumento, el juez insistió en que según la Constitución la política exterior es jurisdicción del Poder Ejecutivo. Pero fue más adelante. Por un lado, señaló que el acuerdo nunca había entrado en vigencia. Por otro lado, destacó que los pedidos de captura con categoría especial emitidos por Interpol, las famosas circulares rojas, jamás habían perdido vigencia. Ayer, en el voto principal de la Sala I, el juez Jorge Ballestero avanzó en la diferencia entre la política y el Derecho Penal. Escribió en un tramo: “El Memorándum de Entendimiento pudo ser un fracaso para la diplomacia argentina, un error para los anales legislativos, una desilusión para quienes creyeron ver en su texto el avance de la investigación por el atentado, pero de allí a ver forjado en él un maquiavélico plan por encubrir a los responsables de las cientos de víctimas de la voladura de la AMIA existe un abismo”.
Ballestero, igual que su colega Eduardo Farah, que votó contra el fallo de Rafecas, había declarado entonces inconstitucional el memorándum. En esa ocasión el juez Eduardo Freiler se excusó porque ya había intervenido en el tema y el voto en contra del Gobierno salió dos a cero. Ayer Freiler sí participó. Acompañó en lo sustancial la argumentación de Ballestero y, a su turno, él también avanzó al enfocar otro punto: la actuación del fiscal Nisman. Antes de ser camarista Freiler fue diez años fiscal federal, entre 1994 y 2004. Dijo el juez en su voto que pretender de todos modos la apertura de una investigación penal significaría que “nos encontraríamos frente a una suerte de excursión de pesca”.
En otro párrafo citó qué es una denuncia para el artículo 176 del Código Procesal Penal de la Nación: “La denuncia deberá contener, en cuanto fuere posible, la relación del hecho, con las circunstancias del lugar, tiempo y modo de ejecución, y la indicación de sus partícipes, damnificados, testigos y demás elementos que puedan conducir a su comprobación y calificación legal”. Añadió Freiler que el criterio de la Corte Suprema es que “la denuncia no debe ser general y vaga sino contraída a los hechos denominados y especiales con expresión de las circunstancias que puedan guiar al juez en la investigación”.
Tras citar esos criterios, para Freiler “la presentación elaborada por el Dr. Nisman evidencia una antojadiza concatenación de diversos elementos de juicio que no revisten, en sí mismos, relevancia alguna, pero que son encadenados de forma tal que simulen demostrar la hipótesis delictiva sostenida”.
Otra de las debilidades profesionales de Nisman habría sido, según Freiler, que no actuó como un particular. “Por el contrario, (la denuncia) ha sido formulada por un funcionario del Ministerio Público Fiscal, por lo que constituye un acto de gobierno que, como tal, debe ajustarse a los requisitos formales correspondientes.” Luego de citar la obligación de que “los representantes del Ministerio Fiscal formularán, motivada y específicamente, sus requerimientos y conclusiones”, Freiler afirma que “esas exigencias no se verifican en la pieza procesal suscripta por el fiscal”.
martin.granovsky@gmail.com

OPINION Otra sentencia contundente

Por Mario Wainfeld
La Sala Primera de la Cámara Federal confirmó el fallo del juez Daniel Rafecas rechazando de plano la denuncia por encubrimiento contra, entre otros, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el canciller Héctor Timerman y el diputado Andrés Larroque. La decisión ratifica que son superfluas las medidas de prueba solicitadas por el fallecido Nisman y sus colegas Gerardo Pollicita y Germán Moldes.
El camarista Jorge Ballestero, en un párrafo de su largo voto, sintetizó los motivos de modo implacable y sutil. Contrapone el verso de los dictámenes contra los datos duros, esto dicho en palabras del cronista. En las del magistrado: “inferencias versus declaraciones; suspicacias versus documentos; especulaciones versus acontecimientos. La balanza, sin lugar a dudas, no se inclina de un modo provechoso al éxito de la denuncia”. Y agrega “ni siquiera el mismo fiscal Pollicita en su apelación logra aportar algo de sustento que equilibre un poco más la notoria disparidad entre lo denunciado y lo probado”.
Son insustanciales las argumentaciones de Nisman, de las que se hicieron generoso eco la prensa dominante y la oposición política.
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Los camaristas llegaron a una sentencia dividida. Hicieron mayoría Ballestero y Eduardo Freiler. Eduardo Farah se expidió en disidencia pidiendo que la causa continuara y se provean velozmente las medidas de prueba. Los jueces, se sabe, son quienes evalúan y deciden tratando de mantener imparcialidad. Los fiscales no juzgan, son parte. Su rol no exige imparcialidad, bien mirado: tienen la tarea de acusar. Desde luego deben hacerlo con fundamento: se requiere un grado de verosimilitud ausente en este pleito.
La instancia siguiente es la Casación si, como todo lo indica, el fiscal ultra-anti K Germán Moldes sostiene el recurso. Y podría llegarse a la Corte Suprema, completando el recargado itinerario de los juicios, que por algo nadie entiende.
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La parte del león de los fundamentos de la Cámara está contenida en la sentencia de Rafecas. Los dos magistrados de la mayoría desarrollaron distintos votos, con algunas divergencias en el camino aunque no el punto de llegada. Por ahora, se ahorra buena parte de esos recorridos, que quedarán para los especialistas o para futuras columnas.
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Ballestero desmenuza el escrito inicial de Nisman, tal como hiciera Rafecas. El camarista alivia al fiscal fallecido de ciertas críticas: expresa que su “relato sin escatimar en adjetivos, exhibe una pulcra redacción (y) es atendible verse seducido por lo que se enuncia”. Hasta ahí una palabra caritativa... luego, llega el “pero”, rotundo. “Pero cuando uno se detiene y avanza en sus detalles, los contornos de lo que se dice ya no son tan nítidos. Como si se tratara de un pase de ilusionista, en casos como este es preciso analizar las cosas más de cerca para poder develar su real entidad”. Un pase de ilusionista, la mano que engaña al ojo: cero asidero probatorio.
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La Vulgata opositora aducirá, ya está en eso, que la Sala Primera ha dictado fallos favorables al Gobierno. A veces fue así, en otras no. Hete aquí que fue ese tribunal el que sancionó la inconstitucionalidad del Memorándum de Entendimiento con Irán, que no favoreció especialmente al Gobierno. La mayoría hace referencias a esa causa, seguramente en parte para resaltar su ecuanimidad y en parte porque proporciona material nutritivo. Uno, que ya había detallado Rafecas, es que Nisman cuando la articuló ya conocía casi toda la prueba que funda la denuncia por encubrimiento. Desde la información nada sólida del fallecido periodista José Eliaschev hasta la mayoría de las escuchas telefónicas, que vienen de muchos años atrás y le fueron llegando casi en simultáneo con las grabaciones. Sin embargo, Nisman jamás habló de delito en las anteriores presentaciones. Raro o inexplicable...
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Otro punto, tan evidente como negado por las distintas vertientes de la oposición, es que la inconstitucionalidad es una sanción grave pero no equivale a un delito. Recordemos la gradación evidente. Cualquier ley puede ser considerada mala o pésima, pero eso no la convierte en inconstitucional. Y esta última condición no equivale a que sus autores hayan cometido hechos criminales.
La historia argentina nos da ejemplos comparativos, cree este escriba y lo somete a debate. Son la ley de obediencia debida, la de punto final (dictadas durante la presidencia de Raúl Alfonsín) y los indultos concedidos por el presidente Carlos Menem. Con el correr del tiempo los tribunales fueron declarando inconstitucionales a las leyes. Luego lo haría la Corte y agregaría los indultos.
En ese caso los crímenes atroces estaban probados y reconocidos por quien legisló o ejerció la prerrogativa presidencial de indultar. Se dispensó de juzgamiento o aún de condenas, deliberadamente y con fundamentos políticos, a delincuentes conocidos.
Las inconstitucionalidades llegaron como consecuencia de la acción tenaz de las víctimas. Entonces se abrieron o reabrieron procesos contra represores. Hubo condenas pero a nadie se le ocurrió acusar a los presidentes Alfonsín y Menem por encubrimiento. Los reproches a su proceder (que buscaba deliberadamente no juzgar a la mayoría de los delitos de lesa humanidad) quedan en el marco de la política, no se llevaron a los tribunales. Se hizo bien.
Habría que cavilar por qué no hubo fiscales creativos que impulsaran denuncias como las que ahora nos ocupan. Acaso su grado de conflicto con el poder político fuera menor. Por ahí, al Departamento de Estado o al Estado de Israel algunas “impunidades” innegables le importan tres velines o menos que otras puramente inventadas.
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Una argumentación en boga es que aunque los dictámenes están flojitos de papeles, los hechos son llamativos, lo que debería motivar a investigarlos. Subestiman la gravedad de lo que es un delito o una acusación de haberlo cometido. Se sugiere, desde la opo y la Corpo, que los Tribunales pesquisen por si acaso, como quien va a la pesca con medio mundo. No hay pruebas pero sí sospechas, busquemos las evidencias por ahí.
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Ballestero da vuelta el argumento: “Es la presencia de una evidencia la que debe motivar la promoción de una investigación penal, y no a la inversa”. Agrega, líneas abajo: “Nos encontraríamos frente a la paradoja de que, en lugar de profundizar una investigación a fin de corroborar o descartar una circunstancia sospechosa que pueda presentar relevancia jurídico-penal, lo haríamos ‘por las dudas’, a fin de localizar algún elemento sospechoso”. Aunque se cuida mucho de incursionar en el terreno político, toca su nervio cuando concluye que una investigación mantenida mientras durara la supuesta sospecha “está destinada a la perpetuidad”. Esto es lo que se buscó: causas siempre abiertas, espadas de Damocles perennes sobre la cabeza de funcionarios que los jueces detestan. Lo que uno llama, apenas en solfa, “la Gran Comodoro Py”.
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El camarista Farah arguye que hay un viso de verosimilitud y que eso fuerza a abrir la investigación. Basta con que el delito sea “posible”, se investiga a ver si se llega a lo “probable”, solo se condena luego, si hay “certeza”. El desarrollo tiene elegancia pero peca de vaguedad. El posibilómetro no se ha inventado, su medición depende del criterio del juzgador.
Un delito, empero, no se comete porque sí. Menos aún desde el Estado. De ahí que el móvil sea determinante para olfatear la “posibilidad”. Sucede que es absurdo el móvil que Nisman propaló: facilitar la venta de commodities, que es lo más sencillo que hay y se consiguen en todas partes. Farah lo gambetea, para no tropezar.
En cuanto a asegurar la impunidad de los iraníes sospechados, esa conducta se da de bruces con la trayectoria del Gobierno desde 2003 y de la Presidenta desde bastante antes. ¿Para qué lo habrá hecho? Farah esquiva el punto, en el que derrapó Nisman.
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Ballestero se muerde la lengua para no ser sarcástico con los planteos de los fiscales. Lo logra en cierta dosis. Pero ni él, ni Rafecas ni Freiler se privan de señalar las inconsistencias y contradicciones del escrito inicial de Nisman que sus colegas ratificaron con decreciente enjundia. Traducido a la jerga del cronista, Ballestero sugiere que las fiscalías “eligen su propia aventura” con las escuchas: arman dos o tres relatos no congruentes, mezclando las pruebas como naipes.
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La causa que investiga el atentado a la AMIA sigue su marcha de tortuga, a casi once años del atentado.
La que investiga la muerte de Nisman tropieza y se enmaraña, pero avanza. Hubo quien adujo que fue víctima de un asesinato o hasta de “un magnicidio” porque su dictamen era irrefutable. La muerte probaría la veracidad, aunque falten evidencias.
Desde sectores afines al Gobierno, se elabora otra narrativa. A Nisman lo usaron para urdir una denuncia berreta y luego lo mataron para multiplicar su resonancia.
Ambas lecturas son silogismos o sofismas o conjeturas de raíz política. Ninguna está corroborada y protagonistas de primer nivel deberían ser más cautos, evitándolas.
Andando el tiempo, se diluyó la aureola de héroe republicano del fiscal. No por su vida privada, sino por la pública. Los nexos con “la Embajada”, la existencia de ñoquis que le devolvían parte del sueldo, los paseos en período laboral, la existencia de cuentas no declaradas en el exterior.
Claro que un protagonista cuestionable puede redactar un dictamen perfecto o viceversa. Los papeles se “autonomizan” de su autor, valen por sí mismos: mucho, poquito o nada. Van dos sentencias sucesivas, muy sustanciosas. Concluyen que la denuncia está desnuda, como cuando nació.
Quedan 85 crímenes y una muerte violenta dudosa por investigar, en otros expedientes y con carácter prioritario.
mwainfeld@pagina12.com.ar

LA CAMARA FEDERAL RECHAZO LA DENUNCIA DEL FISCAL NISMAN POR ENCUBRIMIENTO DE LOS SOSPECHOSOS DEL ATENTADO A LA AMIA “No hay ni un atisbo del supuesto delito”

Por Irina Hauser
La Sala I de la Cámara Federal desestimó la denuncia del fallecido Alberto Nisman por supuesto encubrimiento de los iraníes con pedido de captura por el atentado a la AMIA, ya que no encontró en ella una sola prueba ni “un atisbo” de “un obrar ilícito”. Así lo dice el fallo, que es crítico y mordaz con la presentación del fiscal, en la que advierte “contradicciones”, “especulaciones”, “inferencias” y “un zigzag argumentativo”, además de mostrar que hizo un armado “conveniente” con trozos de diálogos de escuchas telefónicas como para sostener una hipótesis que involucraba al gobierno argentino en un supuesto pacto con Irán destinado a dar impunidad a los sospechosos y restablecer las relaciones comerciales entre ambos países. La decisión lleva la firma de los camaristas Jorge Ballestero, quien redactó los argumentos centrales, y Eduardo Freiler. Eduardo Farah votó en disidencia, a favor de la denuncia que apuntaba contra Cristina Kirchner, el canciller Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque y otras personas. La resolución de mayoría es un respaldo al juez Daniel Rafecas, que también había rechazado el planteo de Nisman y conlleva un cuestionamiento a los otros fiscales que intervinieron a su favor: Gerardo Pollicita y Germán Moldes. En respuesta a ellos, los camaristas dicen que, si bien se debe transmitir a la sociedad que “se han agotado todos los recursos y herramientas” para conocer la verdad, “del mismo modo debe reconocerse que los estrados penales no son las tablas de un teatro ni sus expedientes el celuloide de una película, o que una persona deba quedar sometida a los influjos de un proceso criminal sin otra razón más que la publicidad de su figura”.
La teoría de Nisman en su denuncia del 14 de enero último, cuatro días antes de aparecer muerto en su departamento, era que la impunidad de los iraníes se lograría a través del Memorándum de Entendimiento, firmado en enero de 2013. Ese pacto preveía un mecanismo para efectivizar la indagatoria de los sospechosos en Teherán, en presencia del juez argentino –Rodolfo Canicoba Corral–, pero el fiscal decía que era una fachada y que los prófugos serían beneficiados con una Comisión de la Verdad que participaría del procedimiento y el levantamiento de las alertas rojas de Interpol que pesaban sobre ellos. Su denuncia tenía como eje versiones periodísticas y escuchas realizadas sobre líneas del operador islámico Jorge Khalil, que hablaba de negocios con otros operadores y discurrían sobre el Memorándum. Nisman los imputó a él y a algunos de sus interlocutores: Luis D’Elía (Miles) y Fernando Esteche (Quebracho), el falso espía Allan Bogado y el ex juez Héctor Yrimia. Según la Cámara, Nisman no dijo “cuál fue el aporte concreto” de ellos en el plan de encubrimiento del atentado. En el caso de la Presidenta, Timerman y Larroque, que no hablan en ninguna escucha, el tribunal señala que no existe “ni la menor vinculación con los hechos denunciados”.

Agujero negro

“El Memorándum de Entendimiento pudo ser un fracaso para la diplomacia argentina, un error para los anales legislativos, una desi-lusión para quienes creyeron ver en su texto el avance de la investigación por el atentado, pero de allí a ver forjado en él un maquiavélico plan por encubrir a los responsables de cientos de víctimas de la voladura de la AMIA existe un abismo”, dice un tramo del voto de Ballestero. “Es necesario –sigue– que se alegue mucho más que el desatino de aquel pacto; que evidencie que, efectivamente, él estuvo dirigido a un fin muy distinto que el esclarecimiento del caso AMIA. Sin embargo, ninguno de los elementos aportados en esta causa cumple con esa exigencia. Ni las declaraciones encontradas, ni las escuchas recortadas, ni los discursos contradictorios...” En la utilización de las escuchas como demostración de un acuerdo secreto detrás del pacto escrito del Memorándum, Ballestero encuentra una contradicción: “La suscripción de ese otro pacto sin una sola prueba de que este haya sido emitido sólo puede lograrse bajo el conveniente recurso, que por supuesto aquí se ha empleado, de aseverarse que éste se mantuvo en secreto. De ese modo, sería su misma ausencia la nota más distinguida de su existencia. En este punto no hay otra manera de acompañar la afirmación del denunciante que no sea desde la idea de que el referido documento comparte los mismos rasgos definitorios de los agujeros negros, cuya presencia sólo se demuestra a partir de la nada más absoluta”.
Cuando, un mes atrás, Rafecas desestimó la denuncia de Nisman impulsada por Pollicita, dijo que como el Memorándum sólo fue aprobado por Argentina y nunca ratificado por Irán, jamás entró en vigencia, ni la Comisión de la Verdad, por lo tanto, podía “proyectar ningún efecto jurídico”. Desacreditó las escuchas y señaló que el gobierno argentino ratificó varias veces la vigencia de los pedidos de captura y las alertas rojas de Interpol contra los iraníes, como confirmó el secretario de esa agencia internacional, Ronald Noble. La Sala I de la Cámara Federal no podía decir exactamente lo mismo, ya que el año pasado declaró la inconstitucionalidad del Memorándum, con las firmas de Ballestero y Farah, lo que le daba entidad. Ballestero encontró otra ruta hacia la desestimación, basada en la falta de pruebas y una enumeración de incongruencias y algunos elogios a Rafecas. Freiler, igual que el juez de instrucción, planteó que no hay delito. Farah planteó que la decisión de cerrar la causa es “arbitraria” y “apresurada”. En línea con el fiscal Pollicita, reclamó realizar medidas de prueba.

Pase de ilusionista

El voto de Ballestero tiene tono irónico. Recuerda que en el recorrido que hizo la causa sobre el Memorándum, impulsada por AMIA y DAIA, que hasta pasó por el fuero Contencioso Administrativo, nunca nadie sospechó de encubrimiento. “Ni esta alzada, ni las querellas, ni aun el fiscal del caso, aquí denunciante, apreció en la letra del pacto un atisbo del supuesto delito de encubrimiento que recién ahora se denunció, ni una sola sospecha, ni un solo interrogante fueron deslizados”, apuntó. Para la Cámara, enfatizó, el Memorándum “fue inconstitucional, más no la canalización de un acto criminal”. Para él es lógico “verse seducido por lo que se enuncia” en las casi trescientas páginas de la denuncia de Nisman, pero “como si se tratara de un pase de ilusionista en casos como este es preciso analizar las cosas más de cerca para poder develar su real entidad”. Para el camarista, el fiscal no ofreció “pruebas” que se puedan considerar “nuevas”. Por empezar, habla de tres fechas distintas de inicio de negociaciones con Irán: 2011, 2010 y hasta 2006.
Además de usar giros literarios, Ballestero pone signos de exclamación para llamar la atención sobre algo. Por ejemplo, que se haya presentado como una “nueva” evidencia una nota periodística de José “Pepe” Eliachev de “marzo de 2011 (!)” titulada “Argentina negocia con Irán dejar de lado la investigación de los atentados”. “Dos años antes de la firma del Memorándum y cuatro de la formulación de esta denuncia, ya existía una de las pruebas del delito que nunca fue anoticiado. De novedad, sinceramente, es poco lo que se tiene”, escribió. La nota se apoyaba en un supuesto documento que aludía a una reunión de Timerman con su par iraní en 2011 en la que le hablaba de “dar una vuelta de página a las relaciones argentinoiraníes”. Pero el fallo recuerda que lo que Eliaschev entregó en la causa penal como respaldo era apenas “un paper interno de la Cancillería iraní” que “no reproduce palabras adjudicadas al ministro Timerman, sino un parecer de los interlocutores persas”.
Acerca de las escuchas, el fallo informa que Nisman las recibió en 2013 casi a medida que se producían, y que se discutía judicialmente el Memorándum. Resalta que fueron transcriptas con omisiones y combinando determinados párrafos para abonar una hipótesis. Los protagonistas no son funcionarios, sino personas que se arrogan poder y que sólo se hacen “eco de noticias periodísticas o de una fabulada idea de ser operadores sin poder de convicción”. Para Nisman negociaban el levantamiento de las credenciales rojas que mantenían vigentes los pedidos de captura de los iraníes. Para Ballestero hay secuencias de conversaciones de mayo de 2013” que “no tienen desperdicios”. Khalil le dice a D’Elía: “(Julio) De Vido tiene que saber que Timerman no cumplió con algunas cosas”. Nisman interpreta que eso alude a que como no se levantaban las alertas rojas, Irán no confirmaría el Memorándum. En la misma conversación, párrafos arriba que no están a la vista, Khalil dice: “Lo van a aprobar, lo van a aprobar Luis”. El mismo día, en otra charla: “Te dije boludo que se iba a aprobar”. Luego D’Elía le dice: “Hay un matiz acá, lo aprobó Ahmadinejad, no lo aprobó el congreso iraní”. Tenía razón.
Ballestero le adjudica así a Nisman una postura “errática”: “Irán pasó de no tener un solo interés en la firma del acuerdo a centrar su atención en una única condición y culminar siendo la beneficiaria auténtica y exclusiva de cada una de las previsiones de la nueva ley que, sin embargo, finalmente nunca convalidó. Extraño”. Sobre los intereses comerciales, Rafecas había señalado que el intercambio de granos por petróleo no existió, ni era posible. Para resumir la falta de sustancia el fallo de la Cámara contrasta : “Inferencias versus declaraciones; suspicacias versus documentos; especulaciones versus acontecimientos. La balanza, sin lugar a dudas, no se inclina de un modo provechoso al éxito de la denunciado (...) ni si quiera el fiscal Pollicita en su apelación logra aportar algo de sustento que equilibre un poco más la notoria disparidad entre lo denunciado y lo probado”. “Este zigzag argumentativo”, agrega, atenta contra “la imputación que la denuncia procura construir”.
Por último, la Cámara le otorga fuerte valor al intercambio de correos del ex secretario de Interpol, Noble, con la Cancillería, a sus declaraciones, incluso las reflejadas en Página/12 apenas Nisman hizo la denuncia de encubrimiento. Allí decía que siempre estuvo claro que la Argentina indicó que se debían “mantener las notificaciones rojas en vigor” y que la firma del Memorándum y su posible aprobación en ambos países no implicaba cambio alguno en los requerimientos de captura internacional. El tribunal dice que Pollicita no fundamenta por qué duda de esos correos y pide que declare Noble, entro otras medidas. Los camaristas llegan al punto de decir que esto muestra que “los sucesos ocurrieron de un modo diametralmente opuesto” a como los mostró Nisman.

"Con esto me llevo puesta a Cristina", le dijo Nisman a Lagomarsino, ocho meses antes de morir

ego Lagomarsino, el único imputado en la causa por la muerte de Alberto Nisman,contó esta mañana algunos detalles de su relación con el fiscal que denunció a la Presidenta y dijo que, meses antes de morir, el ex titular de la UFI AMIA le mostró un expediente y le dijo "con esto me llevo puesta a Cristina".
Durante una larga entrevista con radio Metro, el ex colaborador de Nisman reveló que "hace ocho o nueve meses", y en el marco de una de sus visitas al departamento del piso 13 de Le Parc, en Puerto Madero, el fiscal lo llevó hasta una de las habitaciones y le mostró un expediente. "Con esto me llevo puesta a Cristina", le dijo.
En ese momento, según su propio relato, Lagomarsino le preguntó si "se iba a meter con la Presidenta", a lo que Nisman respondió enojado. "¿Vos también me salís con eso?". Luego de ese breve cruce, Nisman habría dejado de mencionar el tema. "De lo que no quería hablar, no hablaba", recordó el técnico informático dueño del arma que terminó con la vida del fiscal.
Más allá de ese diálogo, Lagomarsino reconoció luego que no tuvo injerencia en el proceso de la denuncia. "No participé del desarrollo del contenido", aseguró.

"PARA MÍ 'JAIME' ERA EL SECRETARIO DE TRANSPORTE"

En otro tramo de la entrevista, Lagomarsino reiteró esta mañana que "no" conoce al desplazado jefe de contrainteligencia Antonio Stiuso y aclaró que para él, "Jaime", el alias con el que se lo conocía al espía, "era el secretario de Transporte".
"No lo conocí, no sé quién es", dijo. Poco después, insistió: "No conozco a Stiuso; para mí Jaime era el secretario de Transporte".

SU CONFIANZA EN ARROYO SALGADO

El ex colaborador de Nisman volvió a opinar sobre la jueza federal de San Isidro y ex esposa de Nisman. En ese sentido, afirmó: "Confiaba en Sandra Arroyo Salgado y todavía sigo confiando". No obstante, su abogado, Maximiliano Rusconi, mostró distancia y reconoció: "Yo no. Yo no confío".

NISMAN Y EL VIAJE A CHILE

Además, Lagomarsino volvió a describir el vínculo que mantenía con Nisman, que oscilaba entre el de un subordinado con un jefe y un amigo aunque no pudiera calificarse en un cien por ciento como tal. Al explicarlo, recordó un viaje que hizo a Chile en el pasado con el ex fiscal de la AMIA.
"Verlo en ropa de gimnasia a Nisman, me daba un cierto pudor. Lo veía de traje", describió cuando intentó graficar la relación y los códigos que mantenían.

LA BERSA CALIBRE Y MORO, EL ESPÍA QUE LE ENSEÑO A TIRAR

Consultado sobre cómo adquirió el arma, quién le enseñó a tirar y cuál fue la conversación que mantuvieron con Nisman previa a la entrega de la Bersa calibre 22 color marrón, el informático repitió lo expuesto ante la fiscal Viviana Fein en su declaración testimonial.
En ese sentido, dijo que la pistola en cuestión había quedado abandonada en un galpón rural, como una suerte de herencia de un familiar, y que él quiso conservarla. "Me gustan las armas; también me gustan las cañas de pescar", deslizó. Y aclaró: "Era un arma del año 60, sin mantenimiento, con fallas. En un momento pensé en cambiarla [con el plan de desarme], pero después decidí que no".
Ratificó que pese a su interés, no sabía usarlas y que fue Carlos Rodríguez, alias "El Moro", un amigo que trabajaba en la Policía Aeronáutica (el hermano del Moro era cliente de él) quien le enseñó disparar: "Me enseñó la seguridad del arma, hice los trámites y la puse a mi nombre. Después de 2002, 2003, no la usé nunca más".
Por otro lado, advirtió que desconocía que Moro se desempeñaba en los servicios de Inteligencia. "No sabía que Moro era espía, por lo que dice el periodista [una nota de Clarín que sostiene esa información] sí", indicó. Y agregó que tampoco recuerda si fue a través de él que conoció a Nisman.

SAN NISMAN MARTIR

  1. Nisman pasó 17 años en la causa AMIA. Diez de esos años, lo hizo al frente de la UFI AMIA , con 45 personas a cargo.
  2. Tenía un presupuesto de 36 millones anuales. Es decir 3 millones de pesos mensuales para investigar. 
  3. Un lujo que más de cuatro fiscales o jueces del país quisieran, aunque sea tener el 10 % de esos recursos. 
  4. Nisman, instruyó la causa por encubrimiento del atentado a la AMIA. Es la causa que este año, supuestamente a mitad de año, debe ser elevada a juicio oral. 
  5. Esa causa está en manos del juez Ariel Lijo, que venía arrullándola en su despacho de Comodoro Py desde hace más de 4 años.
  6. Es la causa donde están acusados por encubrir el atentado: el ex juez de la servilleta de Corach; Juan José Galeano, el ex comisario de la Federal Jorge Fino Palacios; el presidente del Tribunal de Casación Bonaerense, Federico Domínguez, los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia y el ex jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado Hugo Anzorreguy entre otros. 
  7. La ex jueza Riva Aramayo, (la piru) ya fallecida debería haber sido juzgada pero por obvias razones, no será de la partida. 
  8. Nisman es fiscal de la causa AMIA desde 1997, y fue nombrado a pedido de José Barbaccia, quien además era amigo personal del primer fiscal de la causa Guillermo Montenegro, igual que Nisman. 
  9. Guillermo Montenegro y Jorge Fino Palacios (dos chicos PRO) amedrentaron a los testigos oculares del atentado. Por eso, el primer juicio se cayó. 
  10. De un modo misterioso, si se me permite la suspicacia, Guillermo Montenegro quedó exculpado en la instrucción que hizo Nisman.
  11. Tampoco tuvo sanciones cuando se hizo el 1º juicio, y tan así es, que fue nombrado juez sin que eso fuera un impedimento. 
  12. Eamon Mullen y José Barbaccia al ser apartados de la causa AMIA, pusieron un estudio jurídico y siguieron vinculados a Jorge Fino Palacios en Southern Winds, y en Abbot (dos empresas involucradas en causas de narcotráfico). Eamon Mullen además fue contratado por Mauricio Macri en SBASE.
  13. Jorge Fino Palacios fue contratado por Macri para la Metropolitana y se animó a montar una red paraestatal de espionaje a pedido de su jefe. 
  14. Guillermo Montenegro fue contratado por Macri, para el ministerio de Seguridad y Justicia de CABA.
    Nisman también fue el instructor de la causa de espionaje ilegal de Macri, Montenegro y Palacios. 
  15. Sin embargo, Montenegro otra vez quedó fuera de toda sospecha gracias a las artes encubridoras de Nisman. 
  16. La causa por espionaje ilegal debería haber ido a juicio oral este año. Pero una nueva pericia la posdató para el 2017. Justo como para que Mauricio Macri pueda presentarse a elecciones presidenciales sin problemas. 
  17. Esta causa del encubrimiento necesitaba alguna cosa que la pusiera en stand by.
    ¿Y quien mejor que Nisman para meter otra denuncia por "encubrimiento" en la causa Encubrimiento? 
  18. Así es que Nisman prepara el adefesio jurídico que presentó contra la presidenta, el canciller , un diputado y un dirigente social. Mucho ruido y pocas nueces. 
  19. Había que armar mucho barullo para que nadie hablara de la verdadera causa del encubrimiento. 
  20. Porque si alguien habla de la causa Encubrimiento, encontrarían que el juez Ariel Lijo había sido el secretario de la ex jueza Riva Aramayo. 
  21. Que Alfredo Lijo , el hermano del juez, había sido el auditor en los encuentros donde se entregaba el dinero a Telleldín para autoincriminarse.
    Que Jorge Fino Palacios, era socio de los fiscales Mullen y Barbaccia .
  22. Que los fiscales Mullen y Barbaccia eran socios del perito de Gendarmería Osvaldo Laborda, que fue el que certificó que el atentado se produjo con una camioneta Traffic.
    Que la única prueba que hay de que pudo haber habido una Traffic es un block de motor encontrado 5 días después de que se empezara a investigar al supuesto entregador de la camioneta. 
  23. Que Telleldín era un reducidor de autos, y que Jorge Fino Palacios fue echado del a Policía Federal por sus vinculaciones con una banda de reducidores de autos, la de José Sagorsky.
    Que la abogada de la DAIA (y de Beraja, y de Yabrán) estuvo involucrada en el encubrimiento al ofrecerle dinero para autoincriminar al policía bonaerense Huici.
  24. Que el vaciamiento del Banco Mayo fue parte del encubrimiento del que participaron no sólo su director Beraja sino también otros miembros directivos de la DAIA y la AMIA.
    Que la SIDE financió el encubrimiento.
  25. Que la SIDE operó para encubrir el atentado y tal vez , hasta fue parte del mismo.
  26. Todo esto y mucho más, debería ponerse sobre el tapete a más tardar, en el mes de julio de este año.
    Quedarían al descubierto, jueces, fiscales, funcionarios y banqueros. 
  27. Se expondrían una a una todas las mascaradas que se fueron montando a lo largo de estos interminables 20 años de impunidad, pero sobre todo, quedaría al descubierto que Alberto Nisman era parte del encubrimiento.