viernes, 13 de marzo de 2015

Por el chori, por la coca y por ella

Sale y, rápidamente, emprende el retorno. Esta vez, saca la mitad de su cuerpo de la camioneta para saludar, mientras los empleados de seguridad se desesperan. Está aún más radiante que cuando entró, más combativa, porque sabe que, una vez más, defendió los intereses del pueblo. Y ese pueblo la seguirá acompañando”.
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Por Rocío Cereijo
Banderas de todos colores: grandes, medianas y chicas; carteles improvisados en cartones, choripanes, hamburguesas, panes rellenos, cerveza, gaseosas, muñecos de papel maché, bombos, merchandising nacional y popular, pequeños zeppelines y todo lo que hace a la mística de las movilizaciones peronistas - kirchneristas.
La marea popular comienza a llegar a la Plaza de los Dos Congresos desde temprano; algunos, incluso, están desde la tarde anterior. Militantes políticos y sindicales de los distintos puntos del país se acercan a escuchar el último discurso de apertura de las sesiones legislativas de la Presidenta Cristina Fernández y luchan internamente para que la nostalgia no venza el objetivo de su presencia: demostrar, una vez más, que las calles son del pueblo.
Desde la avenida 9 de Julio, es difícil encolumnarse para ingresar a la plaza. El vallado dispuesto para el paso de la presidenta en automóvil recorre la Avenida de Mayo y se interna en calle Rodríguez Peña. Rápidamente se llena de personas que intentan ver su paso.
—Dale Romina, que nos vamos a perder.
La piba no tiene ni veinte años, entrelaza sus pies en la valla para lograr un poco más de altura y a los gritos dice que no le importa, que quiere verla pasar y saludarla. Su organización sigue camino al Congreso y ella promete alcanzarla más tarde.
Es mediodía y la plaza está casi llena; el operativo de seguridad comienza a inquietarse. Ahí viene, saludando con los dedos en ve, radiante, dejando de lado atrás el color del luto. Sonríe y no deja de agitar su brazo, mientras los granaderos a caballo acompañan el andar de los autos.
—Te juro que en los malos momentos, los pibes siempre vamos a estar.
Dentro y fuera del Congreso se escuchan al unísono los mismos cánticos. Cuando la locutora oficial anuncia las formalidades y su presencia, el público estalla. Cuando se canta el himno, también. Militantes jóvenes y viejos, eufóricos, alzan sus manos haciendo la ve y entonan uno de los símbolos patrios que más se resignificó durante estos últimos años.
Es tanta la gente que ni los oídos ni los parlantes dan abasto. Sólo en el medio de la plaza es posible escuchar y ver el discurso con claridad. Una plaza que ahora está llena; incluso dentro de los espacios verdes enrejados, donde algunos viejos aprovechan a sentarse para estar atentos durante las próximas horas. En las calles laterales no se logra oírla y algunos aprovechan para bailar murga al ritmo de los bombos o para comerse un chori; otros, estáticos, se concentran en escucharlo a través de sus auriculares.
Y ella chicanea, no le tiene miedo a nadie. Cada vez que pronuncia una de sus frases picantes, el público estalla; también cuando anuncia las conquistas populares de los últimos doce años. Pero, sobre todo, cuando habla de lo que está por venir; de las nuevas medidas que impulsará este gobierno. Y ahí viene, como de costumbre, sorprende con un nuevo proyecto: los ferrocarriles tendrán administración estatal.
Y los viejos se emocionan, porque la vivieron. Y los jóvenes, también; porque no hace falta vivirla para entender lo que esto significa. Pero, tranquilos, se viene una nueva frase que los hace reír:
—Perón estatizó los ferrocarriles. Un candidato dijo que compartía los principios del peronismo. Me imagino que la bancada del PRO va a apoyar ahora la estatización de los ferrocarriles.
Una vez más las risas y los aplausos. No importan ni la lluvia ni las casi cuatro horas de discurso. De eso se ocupan las grandes corporaciones mediáticas, que harán énfasis en la duración y no en la calidad de un discurso; en la mentira de los concurrentes que llegaron hasta la plaza “por el chori y por la coca”; en maquillar los números de concurrencia y en malinterpretar un mensaje presidencial que apunta, entre otras cosas, a combatir la corrupción judicial. No importa, no hace falta ser kirchnerista para saber cuáles son sus intereses; sólo es necesario no querer ver la realidad frente a sus ojos.
Ella termina su discurso en el Congreso y afuera llueve, aunque son pocos los paraguas que intentan impedir que los militantes se mojen. Llueve, pero nadie se fue. Sale y, rápidamente, emprende el retorno. Esta vez, saca la mitad de su cuerpo de la camioneta para saludar, mientras los empleados de seguridad se desesperan. Está aún más radiante que cuando entró, más combativa, porque sabe que, una vez más, defendió los intereses del pueblo. Y ese pueblo la seguirá acompañando.
Las organizaciones comienzan a retirarse de la plaza del mismo modo que entraron: cantando y agitando sus banderas. Hasta la noche las pizzerías cercanas al congreso se llenan y basta con que desde una mesa se comience a cantar la marcha peronista o los cánticos kirchneristas, para que el resto las sigan. Y a los que no les guste, al menos hasta el 10 de diciembre, deberán bancarse este país de ovarios.

“Francisco es un signo de que Dios todavía cree en la humanidad”

Entrevista a Leonardo Boff, teólogo, sacerdote franciscano, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño; a días de su llegada al país para participar del foro organizado por la secretaría a cargo de Ricardo Forster.
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Por Juan Ciucci
APU: ¿Cuáles son sus expectativas ante el Foro por la Emancipación y la Igualdad? ¿Qué temas cree deberían priorizarse?
Leonardo Boff: Creo que los dos temas están profundamente intrincados. Lo primero que hay que abordar, a mi juicio, es la igualdad. Vivimos un mundo de profundas desigualdades a nivel internacional que llegan a ser deshumanas, crueles y sin piedad. Saber que según la ONG Oxfam Intermón 85 ricos del mundo poseen lo que 3,57 mil millones de personas poseen, que en mi país, Brasil, los 10% más ricos controlan el 75% de toda la riqueza nacional; significa un escándalo. Desigualdad es un nombre analítico para injusticia social y  para una lectura cristiana, un pecado social que clama al cielo. La forma más correcta para superar este tipo de desigualdad  es por el camino de la justicia social que requiere profundas transformaciones en las estructuras sociales y culturales de un país.
Ese proceso que parte de las victimas se llama emancipación en el lenguaje preferido por los europeos, nosotros latinoamericanos preferimos denominarlo de liberación integral. Es decir, una acción articulada desde abajo que va creando espacios de libertad, mediante la  participación del pueblo y con eso se va construyendo prácticamente el campo de las libertades sociales. Es un proceso conflictivo pero inevitable, porque junto con esta injusticia social (desigualdad) camina la injusticia ecológica (degradación de la base física-química que sustenta la vida), la superexplotación de los bienes y servicios de la Tierra. Esta es finita y no aguanta más un proyecto de crecimiento infinito, propio de la modernidad y del neoliberalismo. Por eso la superación de las desigualdades debe articularse con la construcción social y colectiva de la emancipación/liberación, con la naturaleza incluida.
APU: Algo que nos interesa del Foro es el cruce entre el pensamiento de las “nuevas izquierdas” europeas y los “nuevos populismos” americanos. ¿Cuáles pueden ser los puntos de contacto entre ambos?
LB: Yo tendría dificultad de aceptar este tipo de división. No me parece un buen análisis calificar las políticas sociales que atañen directamente a los pobres, de populismo. Las nuevas democracias latinoamericanas tienen eso de nuevo: la participación popular. Todos se están dando cuenta de que ninguna solución para los pobres es efectiva sin la participación directa de los pobres, con la cual se hacen participativos y emancipados. Lo común entre las "nuevas izquierdas" europeas y las nuevas democracias latinoamericanas de carácter popular es la convicción de que así como está la humanidad y la geosociedad no se puede continuar. Las injusticias son demasiado gigantes, las amenazas que pesan sobre el sistema-vida y el sistema-Tierra debido a la voracidad productivista y consumista del sistema mundial imperante pueden llevarnos a una catástrofe ecológico-social. Eso nos obliga a pensar otras formas menos destructivas de relación con la naturaleza y una distribución más equitativa de los beneficios, sea naturales sea tecnológicos. Existe una consciencia creciente que nuestras democracias son antes farsas que realidades y que no representan a los pueblos, sino más bien los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. Son ellas las que tienen el poder y se imponen sobre los gobiernos, obligándolos a hacer ciertas políticas que se encuadren dentro de la macroeconomía mundial, controlada por ellas. Lo que les es común es la indignación y la voluntad de cambiar profundamente la manera de habitar el planeta y permitir otras relaciones sociales que hacen a la sociedad menos malvada y con más capacidad de inclusión de todos, también de la  naturaleza. Nos encontramos en un vuelo  de ciego, nadie pude decir hacia donde vamos. Lo cierto es que la ruta que predominó durante siglos no tiene nada más que ofrecernos sino más de lo mismo, que es una forma de acercarnos del abismo.
APU: En relación con lo anterior, ¿cree que puedan evitarse en un futuro cercano las desconfianzas históricas entre ambos campos políticos e intelectuales?
LB: Estas desconfianzas pertenecen a la naturaleza de los dos  campos. La política trabaja con lo posible, viable, la inteligentzia con las utopías y los grandes sueños que movilizan a las personas en la búsqueda de nuevas formas de convivencia. Infeliz de una sociedad que ya no tiene sueños nuevos. Es señal que se está ahogando en el pantano de intereses pequeños y mediocres, incapaz de proyectar un otro futuro posible. Lo que se puede siempre buscar es un dialogo permanente entre la política realista que organiza la sociedad concreta y la Gran Política que diseña otras visiones y ofrece alternativas a los grandes problemas de un país. Esta es la tarea permanente de los intelectuales que están dentro de la sociedad pero no se dejan cooptar por los intereses partidarios. Es decir que intentan siempre pensar el Todo y no solamente la parte (de donde viene partido). Un pueblo necesita de personas así y siempre las hay.
APU: Hace pocos días hizo mención en un artículo a los “fundamentalismos”. ¿Cree que la América hispánica es uno de los espacios que en el mundo puede enfrentar ese pensamiento?
LB: El fundamentalismo está hoy por todas partes. No es una doctrina, sino la manera como se mira la doctrina, como la única verdadera y por eso con el derecho de ser impuesta a los demás. Este fundamentalismo no es solamente religioso. Es también político y cultural cuando se piensa que nuestra forma de organizar la sociedad en Occidente y la ciencia que tenemos son las únicas formas legitimas y por eso deben ser difundidas, hasta impuestas, a otras naciones. ¿No es esto lo que hicieron los EEUU y sus aliados cuando promovieron una guerra feroz contra Irak y Afganistán, imponiéndoles la democracia occidental y formas de vida ajenas a sus tradiciones y culturas? En America Latina el fundamentalismo existe, especialmente, en  las iglesias pentecostales y carismáticas. Pero no es un fenómeno social que dañe la convivencia. Somos más tolerantes con las diversidades de ser y de vivir.
APU: ¿Cómo analiza el accionar del Papa Francisco? ¿Qué desafíos se le presentan a futuro?
LB: Creo que el Papa Francisco es la figura religiosa y política más importante del mundo de hoy. Primero que no viene de la vieja y agónica cristiandad europea (allí viven solamente el 24% de los católicos) sino del Tercer Mundo, de una Iglesia que ya no es un espejo de las iglesias europeas sino son una fuente originaria, con rostro propio, con una manera diferente de relacionarse con el mundo y la cultura. Que tiene una clara conciencia de que no tiene solamente una misión religiosa, sino también una misión política en la medida que denuncia las injusticias sociales, hace una opción por los pobres contra su pobreza, que tiene sus santos y mártires como Angelelli y Oscar Romero, sus profetas como Helder Camara y Pedro Casaldaliga, que ha elaborado la primera gran corriente teológica en la periferias y que movió a toda la Iglesia, la Teología de la Liberación.
Bergoglio viene de este caldo eclesial y cultural. Lo primero que hizo fue despaganizar la figura del Papa,  renunciando a todos los símbolos de poder, no viviendo en un palacio sino en una casa de huéspedes, haciendo de la Iglesia no una fortaleza cerrada sobre si misma sino una casa abierta a todos, sin nadie para cobrar el ingreso. Francisco trajo una primavera a la iglesia después de años de un largo invierno. Políticamente significa una figura que llama al dialogo, a la paz, a la compasión con los que sufren y que hace una critica directa a la perversidad del tipo de economía que tenemos, especulativa y enemiga de la vida. Hace duras criticas a los grupos internos de la Iglesia que se mantienen en su conservadurismo, llamándolos con expresiones duras, como "caras de cuaresma" o "tristes como se fueran a su propio entierro" y otras tantas.
Quien lee mi libro Iglesia: carisma y poder que fue condenado por la ex-Inquisición por las criticas que hacia a las relaciones internas de la Iglesia y lo compara con lo que el Papa Francisco dice, parece antes un libro de piedad. Francisco es más que un nombre. Es un símbolo de una Iglesia más pobre y sencilla como fue su fundador Jesucristo, de un mundo que se abre a la fraternidad y a la compasión sin límites.  En medio de un mundo político carente de lideres carismáticos que tienen poco a decir a la humanidad, irrumpe el Papa Francisco con un mensaje de alegría y esperanza de que vale la pena luchar por cambios fundamentales que son necesarios y buenos para todos y también para la Madre Tierra. Es una bendición de Dios, un signo de que Dios  todavía cree en la humanidad.

TE LLEVO EN EL ALMA

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El ataque contra Infojus y el Ministerio de Justicia

El jueves 5 de marzo, los multimedios opositores Clarín, La Nación y Perfil publicaron en simultáneo la renuncia del director del portal de noticias Infojus, el chileno Cristian Alarcón. Este continúa en su cargo. ¿Qué objetivo tuvo la operación?
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Por José Cornejo
Sacaron al director del portal Infojus del ministerio de Justicia”, sintetizó Clarín. Artículos similares firmaron La Nación y Perfil. La supuesta renuncia se debía a un error del portal Infojus, que describió una intoxicación en sangre del fiscal Nisman cuando en realidad dicha toxicidad se daba en el estómago. Es una equivocación menor, pero Clarín lo sintetizó así: “Para Infojus, Alberto Nisman estaba borracho al momento de su muerte”.
Infojus reconoció el error e hizo una disculpa pública. No obstante, ninguno de los medios mencionados desmintió la renuncia de Alarcón.
Un dato interesante es que Clarín, La Nación y Perfil tienen un poder de fuego comunicacional mucho mayor a Infojus. La agencia del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos es obviamente un sitio especializado en Poder Judicial y DDHH, una propuesta que busca complementar al sitio de la Corte Suprema, cij.gov.ar. Fueron los medios oligopólicos los que buscaron potenciar el error de Infojus.
Lo que está detrás de la falsa renuncia de Alarcón es desacreditar la tarea que ha venido llevando el Ministerio de Justicia y sus autoridades. El ministro Alak ha manifestado su confianza en la fiscal Fein, quien lleva adelante la investigación de la muerte del fiscal Nisman, y los multimedios están buscando que la fiscal derive la causa a fiscalías federales, donde se encuentran aquellos que encabezaron la marcha opositora del silencio, el pasado 18 de febrero.
En la estrategia de los medios opositores contra la fiscal Viviana Fein y quienes ellos entiendan que son sus aliados, se explica la falsa renuncia de Cristian Alarcón.

"El Gramsci de hoy es el Papa

El filósofo italiano Gianni Vattimo brindó una conferencia de prensa en su visita al país. "Argentina está en el centro de una situación que es característica de los países modernos: son víctimas de una imposición de disciplina por el lado de las grandes potencias financieras del mundo".
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“La idea de Argentina de tomar la iniciativa de realizar estos foros, incluso con el antecedente de los fondos buitres, me parece absolutamente lógica, comprensible y un gran evento en el marco de la política mundial”, destacó el pensador italiano.
El Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación, mediante la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, se desarrollará entre el 12 y el 14 de marzo en el Teatro Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, con la participación de importantes pensadores y políticos de América y Europa.
“Me parece no sólo indispensable, sino que es como un deber para Argentina organizar este encuentro sobre Emancipación e Igualdad. Porque Argentina, básicamente desde el momento en el cual el Papa ha sido elegido, es un país que está en el centro de una situación que es característica de los países modernos, incluso de algunos países de Europa, como Italia. Obviamente, hay diferencias entre Argentina e Italia, pero si hay un carácter común que tienen es que son víctimas de una imposición de disciplina por el lado de las grandes potencias financieras del mundo”, mencionó el filósofo.
En la conferencia ante periodistas nacionales e internacionales, Vattimo consideró: “No estamos en una situación que se pueda mirar con mucho optimismo. Sin embargo, vamos en la dirección de poner límites a esta autodestrucción del planeta. En muchos países de Latinoamérica, se desarrollan movimientos que buscan contrarrestar el avance del capitalismo y el neoliberalismo”.
“Yo creo que naturalmente los poderes financieros tienen sus raíces, sus oficinas, sus amigos, básicamente en Washington, en Estados Unidos. Pero no es solamente un problema de imperialismo norteamericano. En este momento, incluso los norteamericanos son oprimidos, disciplinados por un sistema financiero que ellos no dominan completamente”, reflexionó.
Vattimo afirmó que “el (Antonio) Gramsci de hoy es el Papa. En estos momentos necesitamos una revolución cultural. Y se necesita un espíritu religioso para tomar una iniciativa transformadora”.
En la conferencia, Vattimo recordó al pensador argentino Ernesto Laclau, fallecido en el 2014. "La importancia de Laclau me parece fundamental en su defensa de un populismo bueno, que busca redescubrir los motivos psicológicos profundos, las motivaciones más pasionales del espíritu de la revuelta social”, evocó.
Vattimo es uno de los pensadores, políticos y dirigentes sociales que participarán del encuentro que se desarrollará del 12 al 14 de marzo. Estarán presentes, además, Noam Chomsky (EE.UU.), Cuauhtémoc Cárdenas (México), Constanza Moreira (Uruguay), Emir Sader (Brasil), Piedad Córdoba (Colombia), Iñigo Errejón (España), Jorge Alemán (Argentina), Ignacio Ramonet (España), Álvaro García Linera (Bolivia), Gabriela Montaño (Bolivia), Axel Kiciloff (Argentina), Gabriela Rivadeneira (Ecuador), Leonardo Boff (Brasil), Paco Taibo (México), René Ramírez (Ecuador), Nidia Díaz (El Salvador), Horacio González (Argentina), Camila Vallejo (Chile) y Marisa Matias (Portugal), entre otros.
El Foro Internacional tiene como objetivo poner en el centro del debate la dignidad del hombre y de los pueblos, destacando a la política como una herramienta de emancipación democrática. El acceso a las charlas y debates será con entrada gratuita, con ingreso por orden de llegada hasta agotar la capacidad de la sala del Teatro Cervantes. Para aquellos que no puedan acceder a la sala, se dispondrá una pantalla gigante en la plaza ubicada frente al teatro (Av. Córdoba y Libertad), que permitirá ver el Foro en vivo y en directo. Además, mediante un sistema de streaming, todas las actividades podrán verse en directo ingresando en www.cultura.gob.ar.

El juez Pontet y sus usos de la historia para defender a Massot

a historiadora Ana Belén Zapata respondió al juez Claudio Pontet, quien decidió dictar la falta de mérito a Vicente Massot y para ello “mal usa, falsea y descontextualiza” parte de los trabajos de la investigadora del CONICET.
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Por Ana Belén Zapata (*)
Para el Juez Pontet, Vicente Massot era un “joven novato periodista de un medio local” en 1976 cuando asesinaron a Heinrich  y Loyola. Y que, como tal, “no tuvo arte ni parte” en las decisiones empresariales durante los conflictos  del diario con sus trabajadores entre 1973 y 1975,  ni cuando luego de los mismos –y como consecuencia de ellos-  se produjeron los brutales asesinatos de los gráficos. Pontet -más en rol de defensor que de un juez- opta por creer cien por cien la versión de Massot y en consecuencia resolver la falta de mérito para él en este caso.
A lo largo de su resolución, el juez pretende instalar la idea de que a Heinrich y Loyola los asesinó  la Triple A y de esta forma desligar de responsabilidad en estos actos a la patronal de La Nueva Provincia.
Para decir eso, en su escrito, Pontet mal usa, falsea y descontextualiza parte de mis trabajos.
El juez llega a decir  que: “la investigadora Ana Belén Zapata ha asociado directamente el hecho del que resultaron víctimas HEINRICH y LOYOLA con las acciones perpetradas por el grupo parapolicial conocido como Triple A” para luego afirmar que “Ana Belén Zapata insiste en la hipótesis que los asesinatos de Heirnich y Loyola son atribuibles a la Triple A”.
Esto además de ser falso y erróneo, es una deliberada tergiversación de mi investigación la cual aparece burda y alevosamente citada casi 17 veces en sus 345 páginas, como si con esto Pontet buscara parafrasear a su DEFENDIDO, Vicente Massot-  cuando decía en indagatoria que: “es de particular interés traer a comento los otros libros, ponencias, artículos, que en el curso de los últimos años ha escrito la misma Licenciada en Historia Belén Zapata, que se ha especializado precisamente en el tema de los conflictos laborales que se dieron entre 1973 y 1975 en LNP. Dada la clarísima animadversión de la licenciada respecto de LNP, cosa que es fácil de detectar a partir de la lectura de todo ese material, nadie podría, al menos en su sano juicio suponer que existe de su parte hacia el diario algún tipo de favoritismo.”
Ahora bien, yo digo en un artículo que es necesario comenzar a estudiar los nexos y vasos de convergencia entre las formas de represión paraestatal anteriores a la dictadura y  las que se produjeron durante la misma, pensando en lo complejo de las transiciones y más concretamente en las formas de violencia, modus operandi y mano de obra que muchas veces compartieron tanto bandas y organizaciones criminales tipo Triple A, con las fuerzas militares y/o policiales que operaron ya en contexto dictatorial. Es desde esta línea de análisis  que menciono el caso de la llamada “Cueva de los leones” como uno de los  lugares comunes donde los grupos paraestatales locales arrojaban los cuerpos de sus víctimas, allí donde también aparecieron los cuerpos de  Heinrich y Loyola. Pero esto, DE NINGUNA MANERA, es afirmar que a Heinrich y Loyola los mató la Triple A.
El inconsistente argumento de Pontet se fundamenta en “la enemistad abierta entre la Triple A y La Nueva Provincia” interpretando que para la Triple A, asesinar a Heinrich y Loyola fue como “matar dos pájaros de un tiro” al eliminar a dos obreros  “vinculados a Montoneros” (?!!) y al mismo tiempo dañar al diario frente al cual sentían aversión. ¿Pero cómo?  ¿Asesinando a los dos trabajadores que más dolores de cabeza les traían a los Massot???
Primero, ni Enrique ni Miguel Ángel formaban parte de Montoneros, la vinculación –por demás forzada- que plantea Pontet es a partir del testimonio de Enrique Marano quien solo menciona una reunión en el SAG con dos integrantes de Montoneros que intentaban convencer a Heinrich y Loyola de volar la rotativa del diario (hecho que finalmente jamás sucedió)
Por otra parte, Pontet menciona la “conocida oposición y denuncia del diario a las actividades de la Triple A.” Eso es por lo menos discutible, y resulta necesario plantear matices y contextos diversos frente a las relaciones entre la dirección de La Nueva Provincia y “la Triple A”. Porque, si acaso fuera real, que el juez leyó los 10 años de editoriales de La Nueva Provincia que dijo que leyó… no se le habría escapado que justamente es en uno de los mencionados en su resolución (Estado de sitio: Recuperar el monopolio de la fuerza legítima, del 8 de noviembre de 1974) donde el diario justifica el accionar de la Triple A para “eliminar el terrorismo” Cito: “La Alianza Anticomunista Argentina, si bien se mira, ha reaccionado contra una situación de inseguridad hábilmente explotada por el criminal terrorismo marxista. Ha reaccionado reivindicando una violencia que el Estado no sabe o no quiere hacer efectiva contra las huestes de Santucho y Firmenich. Mientras estas, entonces desarrollaran una táctica de ataque frontal al Estado y sus instituciones, la AAA pretende, por medios contraterroristas, eliminar un terrorismo frente al cual el Estado se muestra impotente.” (LNP, 8/11/1974)
Pontet menciona los enfrentamientos armados entre la guardia de La Nueva Provincia y la patota de Ponce; menciona las denuncias de Diana Massot sobre las “desprolijidades” de la nefasta “fiambrera”; pero casualmente (o no tanto) se olvida de mencionar el encuentro cordial entre Ponce y Diana Massot en su departamento de calle Cerrito donde el diputado y la empresaria charlaron “cuestiones de hacienda”. Es su propio DEFENDIDO quien menciona este encuentro en su indagatoria. Entonces ¿en qué quedamos?, si asumimos que Ponce era Triple A en Bahía Blanca ¿cómo era la cosa? ¿Se tiroteaban entre las patotas y después salían juntos a comer la empresaria y el diputado?...Por lo pronto la cosa era un poco más compleja de como la quiere presentar Pontet.
Ahora vayamos a la parte anacrónica del argumento de Pontet. Para el juez hacia fines de junio o principios de julio de 1976, con la dictadura ya instaurada, la Triple A seguía operando, a sus anchas, al punto tal de organizar dos secuestros sincronizados en las casas de Heinrich y Loyola. Otro dato que “se le pasó” al juez de las lecturas rápidas, es la nota de La Nueva Provincia del 31 de marzo de 1976 en la cual se anuncia que, entre otros sindicalistas, para ese entonces había sido detenido por las fuerzas militares RODOLFO PONCE. Para quien luego, asimismo, el 18 de junio la Junta Militar dispuso sanciones por delitos de corrupción, abusos de poder, y enriquecimiento ilícito. Junto a Ponce figuraban también Isabel Perón, Lorenzo Miguel, Rogelio Papagno, Carlos Menem y José López Rega entre otros… Pasando en limpio; si asumimos que Ponce era la Triple A local, ¿cómo se explica su actuación en este contexto en el que el mismo Ponce había sido ya detenido por los militares?
Es simplista y endeble la representación que Pontet tiene de lo que fueron las organizaciones paramilitares. Por lo contrario, no es nada sencillo pensar, historizar, investigar sobre la Triple A: cómo se formó, cómo operó y aún más complejo: cómo y cuándo se desmembró, qué parte de su mano de obra resultó “reciclada”  en el terrorismo de Estado; es decir, la compleja transición de estas formas represivas, esto que Pontet no llega a ver en sus ciegos esfuerzos por liberar de culpa y cargo a su DEFENDIDO.
Por otra parte, la manipulación que Pontet hace de los testimonios de las víctimas resulta alevosa. Es por lo menos vergonzosa la parcialidad con la cual Pontet decide dar crédito a una parte del testimonio de Vilma Denk, pero desestimar otra. Entonces el juez va a subrayar que a Enrique Heinrich lo amenazaban desde la CGT de Ponce, pero menoscaba la parte del relato de Vilma en la cual ella explica que “la dueña de La Nueva Provincia los ‘volvía locos’ y  ‘los amenazaba’ por los paros que hacían.”
A Pontet “no le parece razonable”: “suponer que los directivos del diario La Nueva Provincia se hayan tomado el trabajo de documentar un conflicto por actas notariales para luego decidir eliminar a los trabajadores que encabezaban el conflicto gremial y que figuraban en esas mismas actas, junto con ellos: lógicamente, en caso de ocurrir las muertes de los empleados, aquellas constancias probarían un supuesto móvil en una eventual investigación penal, y los principales sospechosos serían -sin dudas- ellos mismos.” Y es así que el juez no entiende por qué  razón los habría mandado a matar la empresa si “el conflicto ya había terminado” para 1976. Pontet “no se explica” ¿porqué la empresa habría querido deshacerse de dos de sus trabajadores más combativos cuando el conflicto ya estaba saldado?  Con esto el juez pretende invisibilizar el efecto aleccionador que tuvo para todos los gráficos del taller y de la empresa en general, los brutales asesinatos de sus compañeros. La Nueva Provincia  no volvió a tener luchas internas ni conflictos laborales en los años siguientes y hasta el día de hoy ¿acaso piensa que nada de eso tuvo que ver con los asesinatos? El amedrentamiento le sirvió a la empresa para cambiar su sistema de producción y aumentar su productividad con el sistema de impresión off set, para cuya implementación la empresa pudo prescindir de los operarios que ya no necesitaba y beneficiarse con las condiciones y la legislación laboral que la dictadura había suprimido. “Le tenemos miedo a la señora de Massot” decían los gráficos en actas de asambleas, luego de los conflictos. Además, el juez agrega que: “la actuación en las tratativas laborales y/o sindicales con los delegados gremiales es absoluta y totalmente lícita. Lo único que demuestran las actas es la existencia de un conflicto gremial (lo que era público y notorio) y eventualmente, detraer de ello la existencia de un móvil para el crimen. Pero es claramente inidónea tal prueba para acusar de homicidio o de participación en el genocidio a quienes llevaron a cabo tal negociación sindical.” Decir esto es no entender nada del contexto de época, de la movilización social existente en años previos a la dictadura y de la realidad de cientos de establecimientos y fábricas en todo el país en los cuales –como en La Nueva Provincia- encontramos que la situación de conflictividad laboral previa al golpe resultó en factor determinante para el posterior secuestro, la desaparición y el asesinato de miles de delegados de planta, gremialistas o trabajadores de base ya en contexto dictatorial.
Por otra parte, sobre el informe de Prefectura en que los servicios de inteligencia establecen los miembros de la “guerrilla sindical” a ser “raleada de LNP” Pontet se pregunta en un esfuerzo por resultar incisivo “¿porqué las fuerzas militares no siguieron matando a los demás trabajadores que estaban signados como personal a ser raleado y solo asesinaron a Heinrich y Loyola?” Y para contestarse (¿) trae a cuento testimonio de su defendido, Massot: “Luego, en su indagatoria del 24/04/2014 a fs 857/68 dijo que: “…en atención a la lectura de la causa y de la cita del informe de la PNA del 22 de marzo de 1976 respecto del personal involucrado en los conflictos laborales de 1975 deseo puntualizar que varios de ellos por no decir muchos de ellos, siguieron trabajando en la empresa normalmente por espacio de años, algunos todavía forman parte como empleados de LNP en puestos jerárquicos como el sr. Olivieri y que otro, ya muerto, el sr. Andueza, llegó a ocupar el más alto cargo del diario por debajo de la dirección y subdirección, el de secretario general de reacción.” Como si estos dichos permitieran esclarecer algo…
Respecto al mismo documento resulta curioso cómo, Pontet se pregunta por el caso del SOLDINI pero en ningún momento habla de la actuación de JOSÉ HÉCTOR RAMOS  dentro del diario.  Se permite dudar respecto a si efectivamente fue la familia empresaria la que aportó los datos de sus trabajadores a los servicios de inteligencia de la Prefectura cuando es el mismo informe de inteligencia el que dice que parte de la investigación sobre los gráficos la realizó Ramos antes de su muerte. Pontet menoscaba incluso el hecho de que es el mismo Vicente Massot quien me dijo a mí en la entrevista del 6/06/2013 que Ramos ERA EL JEFE DE SEGURIDAD DEL DIARIO. Este es un eje fundamental que nos permite pensar en la responsabilidad empresarial en el señalamiento  e instigación a los asesinatos de Heinrich y Loyola. Pero el juez parece no verlo.
Lo cierto es que la provisión de información por parte de La Nueva Provincia hacia los servicios de inteligencia queda en evidencia –en parte-  desde la doble pertenencia del comisario José Héctor Ramos (que  por un lado ocupaba el cargo de Segundo Jefe del Servicio de Informaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires y por otro lado se desempeñaba como Jefe de Seguridad del diario) esto nos muestra un vínculo directo entre la empresa y los servicios de informaciones. Si a esto le sumamos los testimonios de trabajadoras que dieron cuenta de  la presencia cotidiana de Ramos en los pasillos de LNP, que solían reconocerlo cuando se reunía con los directivos del diario en las oficinas de la empresa. Estos son algunos de los detalles que aparecen en mi tesis pero que, muy convenientemente, Pontet no toma en cuenta.
Para dejarlo libre de culpa y cargo a Vicente Massot, Pontet le endilga los asesinatos de Heinrich y Loyola a la Triple A. Y habla de esta organización muy livianamente, cortando y pegando textos, tergiversando a su antojo. Como si reconstruir la estructura de las AAA, su forma de operar, sus redes de influencia a nivel nacional fuera algo sencillo de realizar. Habla de Triple A sin tener idea de lo complejo que es analizar este tipo de organización que justamente por su carácter de clandestinidad e ilegalidad requiere de suma cautela para analizar la muy fragmentaria base de indicios con la que contamos para tal fin.
Para terminar, Pontet cita mucho mi tesis pero evidentemente la leyó muy poco o nada. A tal punto que ni del título que estaba citando se percató: “Páginas Manchadas”  La metáfora no es nada encriptado. Solo alguien que nunca leyó mis trabajos podría sostener que en ella desvinculo a La Nueva Provincia de los asesinatos de Heinrich y Loyola para en cambio decir que los mato la Triple A.
(*) La autora es historiadora de la Universidad Nacional del Sur, becaria del CONICET y docente de la Universidad de Buenos Aires. Su tesis doctoral, titulada “Páginas manchadas”, analiza el conflicto de los obreros gráficos con la patronal de La Nueva Provincia, que derivó en los secuestros, torturas y asesinatos de Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. Publicado en el sitioBahía Gris.

MUNDO PRO

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Por José Natanson
El PRO, que según las encuestas se prepara para revalidar su hegemonía en la Ciudad de Buenos Aires, dispone de una militancia que suele pasar desapercibida en los análisis del periodismo progresista. Su punto de partida es el mismo que el de la militancia kirchnerista: el profundo sacudón producido por la crisis del 2001. A partir de los estallidos de diciembre y el colapso de la convertibilidad, diversos sectores de las clases medias y medias-altas urbanas -principalmente, aunque no sólo, de la Ciudad de Buenos Aires- adquirieron una renovada sensibilidad respecto de la política, el país y los asuntos públicos. Y aunque no hay dudas de que el punto de inflexión puede situarse allí, en diciembre, sus antecedentes, como sucede con la militancia kirchnerista, pueden rastrearse en los 90, a la creación de una serie de organizaciones de la sociedad civil dedicadas a elaborar diagnósticos, proponer políticas públicas y formar profesionales, como Poder Ciudadano, Cippec, Grupo Sophia y Creer y Crecer, que están en la base del firme ascenso del PRO.
Mundo PRO* dedica un capítulo a analizar esta irrupción de los ‘90. Formadas al estilo de los think tanks estadounidenses, que funcionan a la vez como centros de elaboración de programas de gobierno “llave en mano”, como espacios de socialización profesional y como núcleos de lobby, este tipo de organizaciones trabajan en propuestas que giran alrededor de las nociones de modernización, transparencia y efectividad, detrás de las cuales no es difícil imaginar clivajes como eficiencia/ineficiencia, nueva/vieja política e improvisación/equipos, que luego se convertirían en los ejes propositivos de la renovación programática del PRO. Pero además de su contribución, digamos, teórica, se trata de ámbitos que, muy decisivamente, operaron como núcleos de reclutamiento de técnicos y profesionales, en general jóvenes. Buena parte de la cúpula del PRO -Laura Alonso, Horacio Rodríguez Larreta, Nicolás Ducoté y Miguel Braun, entre otros- pasaron por alguna de estas ONG antes de recalar en el partido.
Creado alrededor de la figura de Mauricio Macri, el PRO es una fuerza en la que confluyen los fragmentos supervivientes de los partidos de derecha de los 80 y 90, como la UCeDé de Álvaro Alsogaray o Acción por la República de Domingo Cavallo, los tradicionales partidos federales, como el Federal y el Demócrata, junto a sectores del peronismo y, en menor medida, el radicalismo porteño. Pero lo que sin duda lo distingue de otras experiencias no es la capacidad de funcionar como partido-anfitrión de los restos desamparados de viejas fuerzas, sino la incorporación, en un número en absoluto despreciable, de dirigentes, técnicos y militantes sin contacto previo con la política, provenientes del mundo empresarial, del voluntariado social y del equívoco campo de la “sociedad civil”. Esa es la gran novedad, el aporte verdaderamente original del PRO a la política argentina.
Las investigaciones sobre las trayectorias vitales de los funcionarios y militantes del PRO coinciden en que a menudo pasaron por estos ámbitos antes de tomar contacto con la política. Asimismo, muchos de ellos participaron de diversas experiencias de voluntariado social, ya sea en ONG tipo “Un Techo para mi País” o en instituciones religiosas (el voluntariado forma parte de las actividades extracurriculares habituales de muchos colegios católicos de la Capital y la zona norte del Gran Buenos Aires, así como de la Universidad Católica Argentina, donde estudiaron varios dirigentes del partido, incluyendo al propio Macri).
Esta “vía de acceso” a la política es diferente a la recorrida por la militancia kirchnerista, cuyos orígenes son más diversos, de los centros de estudiantes secundarios y la universidad a la militancia barrial, del peronismo tradicional al Frepaso, del trabajo social a las ONG o los sindicatos, diferencia que probablemente se explique por la mayor diversidad social de la militancia kirchnerista en comparación con una homogeneidad de clase más marcada del macrismo, incluyendo a su rama juvenil (Jóvenes PRO), aunque dada la ausencia de estudios comparativos es imposible afirmarlo con contundencia.
Si el origen de ambas militancias se sitúa en el mismo momento histórico, la militancia macrista asume algunas características que la diferencian nítidamente de la de los partidos tradicionales. Entre ellas destaquemos la que probablemente constituya el principal hallazgo analítico del libro de Vommaro y Cía: una dimensión moralizante que sintoniza con las experiencias de voluntariado y emprendedorismo social, que enfatiza valores como la entrega y la generosidad para donar tiempo y esfuerzo a pesar de las dificultades que impone la política cotidiana. Esta dimensión de “autoconstrucción moral” resume el núcleo implícitamente sacrificial de la militancia estilo PRO: la idea de que el militante, ubicado por el azar de su nacimiento en los pisos más altos de la pirámide social, es alguien que podría estar triunfando en su mundo privado, profesional, deportivo o empresarial, y que en cambio se involucra en los asuntos públicos por el bien del país. La consigna del PRO, “meterse en política”, sintetiza la idea de la política como algo externo, ajeno e incluso lejano, pero con lo que –a pesar de todo– vale la pena comprometerse.
Por eso, quizás más que en otros partidos la militancia es vista en el PRO como una dimensión más de la vida, que se suma a las obligaciones laborales y familiares y que puede sintonizar con la búsqueda espiritual, el ocio y el juego (de hecho la marca partidaria es el símbolo de play). La escena que condensa esta realidad es la de los festejos partidarios. Lo hemos visto mil veces: dirigentes, funcionarios y simpatizantes, de traje pero sin corbata, las mujeres casual, elegantes sin exagerar, salen a bailar, revoleando los pañuelos, haciendo pogo, incluso el trencito, con los chicos a babucha y los globos multicolores volando por todos lados. El DJ mezcla cumbia, rock, ritmos latinos. Estallan las bombas de papelitos. La escena nos provoca cierta incomodidad, como cuando alguien dice algo fuera de lugar en una cena, pero no deja de tener su lógica: el PRO no es resultado de una historia densa que imponga una marcha, un folklore determinado, una boina blanca; es un poco conservador y un poco liberal, ni peronista ni radical, tiene un filo empresarial pero no es solo eso. Carece de una tradición política a la cual recurrir, y entonces, como señaló en su momento el periodista Nicolás Cassese, apela, en momentos de necesidad o euforia, a lo que tiene a mano, al universo cultural de su memoria emotiva, que lo reenvía a los casamientos, los Bar Mitzvah o los tercer tiempo de la adolescencia.
Mundo PRO, de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti (Editorial Planeta).