lunes, 9 de marzo de 2015

OPINION Otra reparación

Por Alfredo Zaiat
Con los tiempos que tiene el kirchnerismo, a veces dominados por urgencias y otras por momentos políticos específicos, más que por una vocación estatizadora, como aclaró CFK en su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, la gestión del servicio ferroviario de pasajeros y de cargas volverá al lugar del que no debió haberse ido: el Estado. La recuperación del tren como medio de transporte estratégico para el desarrollo y la creación de la empresa estatal Ferrocarriles Argentinos es la continuación del camino iniciado por el kirchnerismo, de emprender iniciativas de reparación de los efectos devastadores de la reestructuración neoliberal de los noventa. Aguas, Correo, AFJP, Aerolíneas Argentinas e YPF son hitos en ese recorrido reparador. En el caso de los trenes, arribó a esa estación luego de transitar otras durante varios años dentro del esquema heredado de concesiones a operadores privados.
El gobierno de Néstor Kirchner aumentó los subsidios a las concesionarias para no aumentar tarifas y agudizar la situación social por el estallido de la convertibilidad. En el primer gobierno de CFK se continuó con ese giro de recursos más otros para obras de mantenimiento básico de la red. También se anularon algunas concesiones. Durante el segundo mandato de CFK se rediseñó la estructura de gestión y operaciones, se estatizó el ramal Sarmiento y se destinó una masa de fondos millonaria para comprar vagones y para obras de infraestructura ferroviaria (2400 millones de dólares, en partes iguales para cargas y pasajeros). El resultado de esa política fue la construcción de un régimen de concesión híbrido donde el Estado tenía cada vez más atribuciones con operadores privados sólo cumpliendo órdenes del regulador estatal. El proyecto de estatización terminará de ordenar el manejo del sistema ferroviario, quedando los privados como probables proveedores de servicios a la futura empresa estatal Ferrocarriles Argentinos.
La inmensa tarea de recuperar la red ferroviaria tiene el desafío de formar parte de un plan integral, incluyendo cada uno de los medios de transporte (marítimo, ferroviario, aéreo y terrestre). La participación activa del Estado tiene como objetivo evitar la fragmentación estructural y desinversión del sistema de transporte, aspectos que han sido predominantes durante décadas. El carácter estratégico del sector se revela por ser clave para construir un sendero de crecimiento consistente con objetivos de integración territorial y social. Esta descripción orienta a concluir que resulta esencial la planificación estatal del transporte en un territorio tan extenso y diverso como la Argentina.
La estatización de los trenes es un de-safío de envergadura en ese plan. La destrucción sistemática del ferrocarril comenzó con el Plan Larkin en 1959, en el gobierno de Arturo Frondizi. El gran recorte de servicios en los ramales secundarios y estaciones intermedias de líneas troncales fue entre 1969 y 1983. Durante el gobierno de Raúl Alfonsín avanzó el deterioro de la red por la falta de inversiones de mantenimiento comenzando de ese modo el proceso preprivatizador. En 1990 se firmó el Memorándum de Entendimiento con el Banco Mundial definiendo la privatización bajo el sistema de concesión, con auxilio financiero de esa institución por 700 millones de dólares para despedir trabajadores. En 1992, mediante el decreto 1168, el gobierno de Carlos Menem abandonó los servicios ferroviarios interurbanos de pasajeros y sólo sobrevivieron las prestaciones que tomaron las provincias bajo su responsabilidad. En julio de 1995 el decreto 1039 declara a Ferrocarriles Argentinos en estado de liquidación y la empresa comienza a ser dividida en “unidades de negocio”: algunas destinadas a desaparecer –con el previo saqueo de sus bienes– y otras a ser concesionadas. Fueron cesanteados 80.000 ferroviarios, con la complicidad del gremio conducido por José Pedraza, y de los 35.746 kilómetros de red operable quedaron no más de 11 mil en estado precario.
El deterioro del servicio ferroviario tuvo su origen en el desmantelamiento de la red, pero también en la alteración de ideas básicas de lo que significa un sistema de transporte de trenes. Conceptos como empresa privada, lucro, rentabilidad, ramales no productivos, aplicados a los trenes han distorsionado las particularidades de este servicio público esencial. CFK planteó que la eficiencia debe ser el principal objetivo para la futura empresa estatal de trenes. Como se trata de un concepto que puede asociarse solamente con resultados monetarios, el documento “Bases para el Plan Quinquenal del Transporte Argentino 2012-2016”, elaborado por la Secretaría de Transporte, antes de subir a la categoría de Ministerio, precisa esa idea.
Un plan de transporte tiene que ser “de calidad, equitativo, eficiente, universal y sustentable, que asegure el derecho a la movilidad de las personas para acceder a los lugares de trabajo, educación, salud, esparcimiento y centros de consumo”. En ese documento se considera que se debe proveer un sistema de transporte eficiente de bienes y mercancías que favorezca el desarrollo económico, reduciendo tiempos y costos, y la ocupación e integración territorial, como impulso a las economías regionales, a los intercambios con los países del Mercosur y al resto de los mercados extranjeros. Evalúa que la eficiencia del sistema, especialmente de la calidad de las infraestructuras y servicios coadyuva a mejorar las condiciones de seguridad del transporte y a garantizar un compromiso con el cuidado del medio ambiente, a fin de reducir los impactos negativos intrínsecos a la operación del transporte y hacer un uso más responsable de los recursos naturales no renovables.
En ese plan oficial se proponía reformular el ferrocarril como núcleo central para la integración territorial y el desarrollo productivo, priorizando la refuncionalización de las redes troncales de carga, mejorando de forma continua la calidad de los servicios de los ferrocarriles de pasajeros urbanos y metropolitanos y, finalmente, recuperando servicios de larga distancia para mejorar las condiciones de viaje de la población.
Además de la eficiencia en la prestación del servicio de trenes, existe otro concepto que permite ordenar la evaluación sobre el sistema de transporte: el beneficio social. Es una definición económica pese a su escasa utilización en análisis tradicionales. Implica un abordaje no sólo contable sobre los costos de explotación y la inversión en el transporte. Los números del servicio ferroviario no son sólo ingresos y egresos de recursos monetarios. También se puede cuantificar como utilidad la menor contaminación, el menor tiempo de los viajes, el ahorro en combustibles fósiles, el ahorro de vidas y accidentes, la menor infraestructura para movilizar la misma cantidad de pasajeros o unidades de carga por año. Es un criterio utilizado en la red ferroviaria europea, en especial en Alemania, y aquí fue aplicado por la entonces administración estatal de Ferrocarriles Argentinos en 1983. De ese modo, lo que es un déficit contable en el balance tradicional se convierte en superávit por las externalidades positivas de los trenes, como denominan los economistas ese tipo de beneficios asociados al impacto global de una determinada actividad. Esto significa que la gestión operativa del tren puede tener déficit monetario, pero puede ofrece una ganancia social superior a ese eventual quebranto contable. Una red ferroviaria se debe entender además como una herramienta estratégica de un proyecto de desarrollo económico.
Esto no implica desconocer las restricciones presupuestarias ni la necesidad de imprescindibles controles de gestión y de administración de fondos, sino considerarlas dentro de una concepción más amplia. A la eficiencia, buen servicio, limpieza, estaciones modernas y vagones confortables, requisitos mencionados por CFK en la presentación del proyecto de ley de estatización y en cada acto de presentación de nuevas formaciones, se agrega la necesidad de incorporar el concepto de “beneficio social”. Si esa concepción lograra aceptación social y política, el debate sería más profundo alejándose de esas visiones estrechas que sólo se detienen en el resultado final de un balance, como hacen por izquierda y derecha con Aerolíneas Argentinas, que también forma parte de la red de transporte público con su consiguiente beneficio social. Es una concepción de transporte entendido como derecho y herramienta de crecimiento. En esa línea se encuadra la decisión estratégica de estatización de los trenes.
azaiat@pagina12.com.ar

OPINION La muerte de Nisman y el relato del establishment

Por Edgardo Mocca
El domingo pasado la Presidenta abrió el período de sesiones ordinarias del Congreso argentino, tal como lo establece la Constitución nacional. El hecho en sí mismo es una expresión de normalidad político-jurídica. A eso se agrega la reedición de un acontecimiento que no tiene antecedentes fuera de las prácticas de los últimos años: la rutina institucional que conecta dos de los tres poderes de la república estuvo rodeada de una inmensa y entusiasta multitud. Es un signo de los tiempos, la reconexión de la política y sus instituciones normativas con un importante sector de un pueblo que hace poco más de una década expresaba su indignación contra la “clase política” en su conjunto.
En el país en el que viven los que se movilizaron el domingo y muchos millones más de personas que no se entusiasman con el guión interpretativo de la muerte del fiscal Nisman que pretende imponer el establishment, la Argentina es un país normal afectado por un crimen de gran repercusión institucional. Es decir un crimen que, en principio, no tendría por qué crear una insalvable brecha en la sociedad y en la política y, si la tiene, es porque fue convertida en un capítulo de la larga guerra de desgaste que vienen librando poderosos sectores del país contra los gobiernos kirchneristas. En la última semana la jueza Arroyo Salgado se instaló como portavoz del otro país, del que inscribe el acontecimiento en un relato que pone en su centro la existencia de una gran perturbación en el funcionamiento del Estado y del conjunto de las instituciones. Una perturbación cuyas huellas llevan directamente desde el gran acusado actual, el gobierno nacional, hasta todos y cada uno de los más trágicos acontecimientos de la historia relativamente reciente del país. No estaríamos, según esa lectura, en un país normal donde se cometió un crimen, sino en un país esencial y definitivamente intolerante y violento cuyo itinerario ha llegado justamente ahora a un punto crítico y resolutorio, que es el actual gobierno de Cristina Kirchner. Durante los días transcurridos desde el crimen hasta el alegato público de la ex mujer de Nisman, el relato de la pureza institucional agraviada por un gobierno siempre avasallador y ahora asesino se había apoyado sobre bases muy endebles. Había testimonios estrafalarios en los medios, luego desmentidos frente a la Justicia, había forzamiento de los hechos hasta hacerlos encajar en el relato, había una lluvia de prejuicios raciales y demonizaciones políticas que construían un territorio de buenos y malos, de sospechas e incertidumbres. La jueza
inauguró una etapa de esta inusual saga política: su discurso no fue presentado como una opinión ni una versión más, sino como la verdad incontrovertible de los hechos. No intentó sostenerse sobre puntos de vista vulgares sino que convocó en su auxilio nada menos que a los científicos. Esos científicos no aparecieron en el discurso como individuos que aportaban datos a la causa sino que decían simple, llana y definitivamente la verdad.
¿Puede modificar cualitativamente la presentación de la jueza el estado de la cuestión en materia de investigación judicial? Eso está por verse; a pocas horas de saberse “la verdad dicha por los científicos” aparecieron datos de la navegación por Internet del fiscal muerto, en horas en que Arroyo Salgado y sus asesores indicaban que ya había fallecido, lo que pone en cuestión uno de los puntos más pretenciosos del dictamen televisivo de Arroyo Salgado. Ahora bien, haríamos bien en no ilusionarnos en que se esté abriendo ahora una etapa de esclarecimiento judicial puro, preciso y veloz de la contienda interpretativa puesta en acto primero por los grandes medios y los fiscales opositores y después por la jueza. La tarea de llegar a la verdad es más compleja de lo que diría la inocente espera de pruebas irrefutables en un sentido o el otro. Lo que empieza a jugarse ahora es la cuestión de cuán importante y determinante será el suceso del 18 de enero en el desarrollo de la campaña electoral y en el trascendente veredicto popular de octubre próximo. Si la alianza mediático-judicial logra revertir la decisión de Rafecas, rehabilitando así la muy descalificada denuncia de Nisman-Pollicita, y desautorizar la investigación que está haciendo la fiscal Fein para dar lugar al paso de la causa al fuero federal, entonces tendremos “caso Nisman” en el centro de la escena de los próximos meses.
Lo más funcional a esa estrategia sería una suerte de polarización interpretativa de la muerte (o del “magnicidio” que muy desproporcionadamente proclama Arroyo Salgado) entre quienes afirman la existencia de un suicidio y quienes sostienen la producción de un asesinato. De ese modo se presentarían las cosas como un choque entre quienes quieren ocultar los hechos y quienes quieren que se conozca toda la verdad. Y, claro está, que no sería una discusión entre técnicos que pugnan por imponer su interpretación sino una saga televisiva donde el gobierno estaría sistemáticamente colocado en el banquillo de los acusados. En este cuadro tendríamos el paisaje ideal para los que miran la realidad política argentina con el lente de la violencia y el ocultamiento congénitos a nuestro ser nacional; el discurso fácilmente se completaría con la “gran oportunidad” que tiene el pueblo argentino de revertir el curso de la historia con una votación ganadora para la oposición. No hay, en principio, motivo alguno para la instalación de ese tipo de polaridad interpretativa. Pocos días después de la muerte del fiscal la Presidenta sostuvo públicamente que no le resultaba creíble la historia de su suicidio. Viniendo de Cristina difícilmente pueda considerarse la afirmación como un simple pálpito. Tampoco como un intento de interferir en la investigación del hecho, lo que no solamente sería indeseable sino políticamente imposible en las actuales condiciones. Más bien debería ser comprendida la afirmación como la declaración de una posición política frente al hecho, como la afirmación de que el Gobierno no trabaja para echarle tierra a la investigación (como hizo, por ejemplo, el menemismo con el atentado a la AMIA) sino, por el contrario, para ir hasta las últimas consecuencias en ella.
No se sabe la seriedad que tiene la hipótesis de Arroyo Salgado, aunque los primeros indicios empiezan a rodearla de sombras. Lo que sí se sabe es el discurso político que necesariamente se construye a su alrededor. Y es el discurso como totalidad y no la tesis del homicidio lo que tiene que estar en el centro de la discusión. Es un discurso cuya lógica tiene el sello de una interpretación del mundo en que vivimos. Un mundo en el que el lugar bueno lo ocupan los países “serios”, es decir aquellos cuyos gobiernos no ponen en discusión el orden mundial dominante. Es un país serio, por ejemplo, Israel, cuyo presidente acaba de decir en Estados Unidos, como parte de un insólito operativo de enfrentamiento con la política del presidente de la principal potencia militar mundial, que los atentados a la embajada de su país y a la mutual judía en la Argentina fueron obra del gobierno de Irán. Es decir un presidente que se inmiscuye de forma prepotente y falaz en asuntos ajenos a la soberanía de su país. Y que además se contrapone con el propio gobierno de su país, cuyo canciller acababa de reclamar la profundización de la investigación de esos crímenes. Una “profundización” que tendría muy poco sentido si ya se supiera quiénes fueron los criminales. Este estereotipo del mundo es el que organiza el marco del relato sobre la muerte del fiscal. El relato consiste centralmente en atribuir al gobierno de Cristina Kirchner un viraje en la orientación internacional del país, respecto, incluso, de la política de Néstor Kirchner. El giro habría consistido en abandonar la cercanía de Estados Unidos y su bloque internacional para pasar a construir alianzas que directa o indirectamente la acercan al “eje del mal”. Por eso se habría firmado un memorándum para disculpar a Irán que vendría a ser algo así como “un eje del eje del mal”. Es decir que para permanecer en el mundo de los países serios Argentina debería haber acompañado sin condicionamientos el plan de destrucción de Irán que parecía el rumbo irreversible de la política de Estados Unidos hasta hace poco. Resulta extravagante que esa monserga circule hoy que el gobierno de Estados Unidos está compartiendo la guerra contra el Estado Islámico en Irak, nada menos que con la República Islámica de Irán. Lo único que pondría un poco de orden en ese relato esquizofrénico sería atribuirlo al bloque que agrupa a la derecha más belicosa con el gobierno de Estados Unidos con el actual gobierno israelí contra el giro impreso por Obama a la política en Oriente Medio. Todo indica que la cuestión no es Estados Unidos o el eje del mal sino política independiente o subordinación a los centros de poder mundiales.
Lo que empieza a quedar claro es que la muerte de Nisman se relaciona con un conjunto de oscuros intereses de los que estaba rodeado y que finalmente lo llevaron a la muerte. El hilo político de los acontecimientos podría llevarnos a la averiguación de por qué el fiscal adelantó su regreso de España, por qué realizó una denuncia que contraría la visión favorable a la política del Gobierno en el caso AMIA, incluido el Memorándum de Entendimiento con Irán que revelan los documentos recientemente sacados de su caja fuerte, por qué presentó una denuncia inconsistente hasta para quienes la miran con interesada generosidad, nada menos que contra la máxima autoridad de la república, cuál es la relación de todos estos curiosos acontecimientos con la depuración de la SI que afectó a un personaje tan cercano a Nisman como Jaime Stiuso y qué relación tienen todos estos hechos con la relación de subordinación del fiscal a la Embajada de Estados Unidos, oportunamente publicada en los Wiki- leaks que nunca fueron desmentidos por ninguna de las dos partes. Difícilmente la muerte de Nisman carezca de conexión con esta trama. Haya sido un asesinato o un suicidio.

LA CRISIS DE LA MESA DE ENLACE, EL PLAN DE BIOLCATI Y EL PAPEL DE BUZZI SEGUN UN EX DIRECTOR DE FEDERACION AGRARIA “Nos usaron para intentar voltear al Gobierno”

Por Raúl Dellatorre
La postura de Federación Agraria Argentina cuestionando el cese de comercialización que la Mesa de Enlace resolvió para esta semana puso en crisis a esta organización, nacida en 2008 a la sombra del conflicto por la Resolución 125, que fijaba retenciones móviles a las exportaciones de soja (a mayor valor internacional, mayor tasa de retención). Muchos se mostraron sorprendidos, ya que descontaban que la nueva conducción de la federación no era más que la continuidad de la de Eduardo Buzzi. Otros, en cambio, esperaban este paso desde hace rato, y se asombran de que no se haya dado antes. Son los que sostienen que las diferencias de intereses entre los agricultores federados, por un lado, y la Sociedad Rural y Confederaciones Rurales, por otro, son insalvables. Lo cierto es que la decisión de Omar Príncipe, actual titular de Federación Agraria, provocó una conmoción en la dirigencia (incluso dentro de su propia organización) y un agitado debate aguas abajo, a nivel de referentes locales. Para Pedro Peretti, ex director titular de Federación Agraria y compañero de ruta de Buzzi durante más de diez años, después de la disputa por las retenciones “la Federación no tenía nada más que hacer dentro de la Mesa de Enlace; la organización gremial que nació para defender a pequeños y medianos productores terminó transformada en un partido político de orientación agraria cuyo objetivo central era desgastar y sacar a este gobierno, poner a algún diputado en las listas y a Buzzi como candidato a gobernador. Yo creo que la historia va a ser muy pero muy dura con Buzzi, porque era consciente de los intereses para los que estaba jugando, mientras abandonaba la defensa de los chacareros”, señaló a Página/12 el dirigente, que hoy se ilusiona al ver que “Príncipe se animó a saltar el cerco”.
Como otras veces, la medida de fuerza central de la Mesa de Enlace hace eje en un cese de comercialización de hacienda y granos, un lockout, por varios días. Esta vez serán tres, de la cero hora del miércoles a la medianoche del viernes. Pero sin la participación de la Federación Agraria como fuerza de choque, no habrá movilizaciones ni bloqueo de rutas. Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural, aseguró ayer que la paralización “será contundente, no será un fracaso porque no participe Federación Agraria”. Sin embargo, los federados no serán los únicos que no se suban: Cartez, Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, que forma parte de CRA, anticipó que el cumplimiento de la medida quedará supeditada a las condiciones de cada productor, teniendo en cuenta que la zona está fuertemente afectada por las inundaciones. “Se consensuó (con las autoridades de CRA) que aquel productor de las provincias de Córdoba, San Luis, La Rioja y Catamarca que esté obligado a retirar su producción (hacienda y/o granos) de las áreas anegadas lo haga y se lleven a cabo los remates y ferias programadas cuando persigan idéntico resultado”, informó por nota el titular de Cartez, José Manubens Calvet, este jueves a cada entidad rural asociada.
Aunque las contradicciones vienen de larga data, la Mesa comenzó a resquebrajarse cuando la nueva conducción de FAA retomó las conversaciones con las autoridades nacionales para presentar sus demandas en favor de los pequeños y medianos productores, diferenciadas de las cuestiones “macro” y “promercado” que suelen adornar los reclamos encabezados por la Sociedad Rural o CRA. Así, Príncipe obtuvo, en pocas semanas, un tratamiento crediticio preferencial del Banco Nación y una compensación de 30 centavos por litro de leche para los tamberos de escala media y baja de producción.

Políticas diferenciadas

“Las políticas públicas diferenciadas son tan elementales como necesarias, esa es la clave de la defensa del pequeño y mediano productor”, sostuvo Pere-tti, consultado por este diario. “El reconocimiento de los 30 centavos por litro de compensación es un paso enorme en esta puja distributiva entre los productores lecheros medianos y chicos de un lado, y los grupos concentrados de la industria pero también de los grandes tambos, del otro. Porque esta política errónea de tratar como iguales a los que son distintos, produjo una impresionante concentración y la desaparición de muchos tambos pequeños por problemas estructurales que no se contemplaron.”
–¿Cuáles son esos problemas estructurales?
Uno es el costo logístico. El litro de leche recorre en promedio mil kilómetros en este país para llegar a la mesa. La solución para las cuencas más alejadas sería volver a los mercados de cercanía, habilitar la venta de leche cruda en localidades de menos de cinco mil habitantes, para romper la dependencia del grupo de industrias que concentran el negocio. El otro problema que no se ve es el arrendamiento. Hoy el precio de alquiler del campo, donde pastan las vacas del tambero, se fija en quintales de soja: tantos quintales por hectárea. Si sube la soja más que el precio de la leche en tambo, éste deja de ser rentable. Así han desaparecido muchos y se produjo una gran concentración en manos de los tambos más fuertes, que tienen tierras propias. Esto hay que regularlo.
–Esto señala que también hay una lucha intrasectorial...
Sí. Por eso son tan indispensables las políticas públicas segmentadas, diferenciando al chico del grande. Y tiene que ver con la disputa interna en la Mesa de Enlace, sin duda. Hugo Biolcati, con su familia, tiene el tambo más grande de Sudamérica, es el primer abastecedor de leche de la firma Nestlé en el mundo. Debe tener una producción de más de 120 mil litros por día. Yo estoy convencido que él fue el gran estratega de la derecha argentina. Fue quien percibió el valor simbólico de la Mesa de Enlace, porque era el instrumento que le iba a permitir a la Sociedad Rural, que él lideraba –incluso antes de ser presidente– subirse a todos los conflictos y desde ahí pegarle y desgastar al Gobierno. Sin tener socios suficientes ni estructura propia, pero usando las de las otras entidades de la Mesa. Eso él lo ve, con una mirada estratégica.
–¿Cómo se manejó la Federación Agraria frente a esa política?
Biolcati necesitaba conservar la unidad de la Mesa de Enlace, por eso aparentaba ceder: si Federación Agraria le reclamaba reconocer que “los productores no son todos iguales”, él decía: “Sí, pongámoslo”, pero aparecía por el punto séptimo de la declaración. El primer punto siempre planteaba la libertad de los mercados y alguna zancadilla al Gobierno. Biolcati se dio cuenta de que mientras tuviera a la Federación en la Mesa, el Gobierno no le iba a dar políticas segmentadas. Pero la Federación Agraria mantuvo esa estrategia disparatada durante todos estos años, que llevó a que la entidad, de ser una organización gremial agropecuaria formada para discutir por la tierra y la renta en favor de los pequeños y medianos productores, se transformara en un partido político de orientación agraria, cuyo objetivo central era desgastar y sacar a este gobierno, y poner a algún diputado en la lista. Así, fue Barchetta diputado, Forti diputado, Orsolini diputado, y ahora Eduardo Buzzi candidato a gobernador. A ellos les fue bien, pero a los productores les fue horrible, porque la estrategia de ir detrás de la Rural fue muy mala.
–A Buzzi lo acompañó durante muchos años. ¿Cómo evalúa la evolución que tuvo?
A nosotros, como sector, nos pasó lo peor que te puede pasar: que tu líder se pase para el otro lado. Y hoy uno lo ve en Santa Fe como candidato del massismo, y no sólo eso sino acompañado de lo peor de la política santafesina, y la verdad es que da tristeza. Creo que podría haber aspirado a culminar su carrera con mejores compañías. Pero siento que la historia va a ser dura con Eduardo. Me parece que ya no tiene retorno. Más que nada, porque fue un tipo consciente de lo que pasaba. Otros no, como iban a la televisión y por ahí la gente le pedía que se sacaran fotos con ellos, creían que estaba todo bien. Por ahí no se daban cuenta de los intereses que estaban defendiendo, porque no se fijaban ni en la ropa de los que le pedían fotos. No venían en alpargatas. Pero Buzzi sí lo sabía. El no lo va a poder explicar nunca.
–¿En qué momento se dio ese vuelco en la Federación Agraria?
Una cosa es el conflicto de la (Resolución) 125 y cómo nos paramos. Más allá de las opiniones, a favor o en contra, era una norma controvertida, y la Mesa de Enlace era ahí un instrumento para
coordinar la lucha. Pero terminado el conflicto, ¿qué teníamos que hacer en la Mesa? Nada. ¿Qué teníamos que ver con los intereses de la Sociedad Rural o CRA? Nada. En cambio, con el Gobierno había un montón de temas en común. Nos reivindicamos como parte del campo nacional y popular, y frente a un Gobierno que es del mismo campo, ¿le vas a discutir desde el lado de enfrente, como enemigo, al lado de la Sociedad Rural, tratando de tumbar al Gobierno? Como organización gremial, nuestra paritaria es con el Estado, que es el que fija los impuestos, las retenciones, administra los precios. ¿Cómo vas a estar diez años sin juntarte a discutir con el Estado porque estás con la Rural? Ellos pueden aguantar doscientos años sin juntarse, no necesitan al Estado para sobrevivir. En cambio, al pequeño productor una mala campaña lo funde. Encima, después vienen los de la Rural o de CRA y te compran, se quedan con tus campos. Ojalá Príncipe pueda aguantar en la actual posición, porque va a ser presionado desde adentro y desde afuera, y pueda recuperar la dignidad y la historia de Federación Agraria.

EL CAUTIVO

Por Jorge Luis Borges
En Junín o en Tapalqué refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y por la vida bárbara, ya no sabía oír las palabras de la lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil, hasta la casa.
Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la puerta, como sin entenderla. De pronto bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.
Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber qué sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzó a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padres y la casa *.
* Reproducido con el permiso de la Sra. María Kodama, Fundación Internacional Jorge Luis Borges.

ERNESTO SANZ SE MOSTRO AYER CON SERGIO MASSA Y CON MAURICIO MACRI. JULIO COBOS SOLO CON MASSA Cada cual atiende su foto y su juego

A una semana de la Convención Nacional en que la UCR definirá su política de alianzas y que los encontrará en veredas opuestas, Ernesto Sanz y Julio Cobos estuvieron juntos ayer en Mendoza. Los unió la Fiesta Nacional de la Vendimia, donde ambos se mostraron por la mañana con Sergio Massa. Sanz sumó más tarde otra foto con Mauricio Macri a su álbum. Cobos, en cambio, evitó el encuentro con el líder del PRO.
El próximo sábado, en Gualeguaychú, los radicales definirán con qué marco de alianzas irán a las próximas elecciones. Desde la presidencia del partido, Sanz trabaja en forma denodada para llevar a los radicales a un acuerdo con el macrismo. Esta mismo semana plantó un mojón en ese camino: presentó junto a Macri la alianza que el radicalismo y el PRO sellaron en Entre Ríos para disputar la gobernación de esa provincia y por cuya candidatura se enfrentarán en las primarias el ex diputado radical Atilio Benedetti y el productor agropecuario y senador macrista Alfredo De Angeli.
Cobos no acompaña la estrategia de alinear a los radicales con los macristas y siempre fue de la idea de mantener al partido bajo el paraguas del FA-Unen. La implosión de esa alianza dejó, como a sus correligionarios que apostaban a ese armado, debilitada su posición de cara la Convención Nacional del sábado que viene. La última mala noticia para ellos fue el anuncio del socialista Hermes Binner de su decisión de desertar de la carrera presidencial, algo que Cobos, de hecho, lamentó ayer: “Era un hombre importante para nuestro espacio”, dijo.
“Yo lo que pido es racionalidad, juntémonos en base a mínimas coincidencias y después sabemos que para construir metas colectivas tenemos tiempo, pero tiene que haber voluntad para eso”, planteó Cobos tras su encuentro con Massa y agregó: “Si queremos ahora ampliar el espacio, por lo menos hagamos lo mínimo, ver qué coincidencias tenemos, qué leyes vamos a derogar, mantener, modificar, impulsar; qué reformas vamos a hacer en lo institucional, económico y social”.
“La Argentina sólo puede ser gobernada desde una amplia coalición”, declaró Sanz, sin entrar en detalles de las bases programáticas sobre las que debería sentarse esa alianza. A diferencia de Cobos, el titular del radicalismo se fotografió también con Macri, otro de los presidenciales que ayer desfiló por la Fiesta Nacional de la Vendimia.
Macri fue mucho más explícito que Sanz, al punto de que cuando lo consultaron sobre la Convención Nacional del radicalismo del próximo fin de semana dejó al descubierto el juego del presidente de la UCR. “Lo que estamos hablando es que él va a competir representando el radicalismo como Elisa Carrió va a competir representando a la Coalición Cívica y nosotros al PRO”, reveló el jefe de Gobierno porteño.
Massa está tan interesado como Macri en lo que decida el radicalismo. En su paso por Mendoza, el líder del Frente Renovador destacó la alianza que se armó en esa provincia. La UCR, el macrismo, el massismo y otros espacios menores coinciden allí en Cambia Mendoza, que competirá en las elecciones a gobernador con el radical Alfredo Cornejo. Massa apuesta a que la Convención Nacional del radicalismo deje en libertad de acción a los comités provinciales para establecer sus propias alianzas, lo que le dejaría el camino libre para hacer más acuerdos como los que ya realizó en algunos distritos.

REPORTAJE AL MEDICO LEGISTA JUAN CARLOS FENOGLIO “La de Arroyo Salgado no fue una pericia”

Por Martín Granovsky
Especialista consultor en medicina legal y anatomopatólogo, Juan Carlos Fenoglio dice que se recibió de médico en 1987 en la Universidad de Buenos Aires y que es médico legista desde hace veintidós años. Asegura que prefiere informar esos dos datos antes que contar cuántas pericias realizó porque, como dijo una vez en un juicio, el tema es cuántas pericias salen bien.
–Uno de los puntos de polémica estos días es una expresión que en su oficio debe usarse mucho: espasmo cadavérico.
–El espasmo cadavérico es una cosa excepcional. Hay mil suicidas y el espasmo se encuentra en uno. No es que todos los que se maten con un arma de fuego van a tenerlo. Al contrario. Si un especialista encuentra un caso lo contará en un seminario. Además, el espasmo es muy difícil de diagnosticar. Y por eso algunos caen en el sobrediagnóstico.
–¿En qué consistiría sobrediagnosticar?
–Vamos a lo concreto. Muchos suicidas que usan arma de fuego quedan con el arma en la mano. Una vez que tienen el dedo adentro, y jalan el gatillo y disparan, después el dedo no puede salir ni siquiera cuando el cuerpo se relaja. La parte del arma que circunda al gatillo no deja que el dedo salga. Recién después viene la rigidez.
–Espasmo, entonces, no es lo mismo que rigidez.
–No. Son momentos distintos. El espasmo es inmediato después de la muerte. Luego viene un período de relajación de músculos y en tercer lugar los músculos se endurecen y el cuerpo se pone rígido. Muchos autores sostienen que cuando el cuerpo adquiere la rigidez cadavérica ya no se puede hablar de espasmo. Todo está rígido. Entonces queda una duda: ¿hubo relajación? Los autores más serios aconsejan no aseverarlo.
–¿Por qué?
–Justamente porque queda una duda. Insisto con esta idea: que haya existido o no el espasmo no lleva a ninguna conclusión de si fue suicidio o si se trató de un homicidio. Supongamos que alguien ponga a otro en estado de inconsciencia y le haga empuñar el arma con la mano. Habrá espasmo y no habrá sido un suicidio. Y así puedo seguir combinando escenarios. Esa es la razón por la que pienso que los peritos contratados por la doctora Arroyo Salgado no debieron haber sacado conclusiones. Conozco autopsias de gente que estaba jugando con el arma y se pegó un tiro. Es un accidente, ¿no? Si hay herida de bala la muerte siempre será violenta, pero la última palabra no se puede decir hasta que termine toda la investigación. Y aun así, siempre podrá haber un elemento nuevo. ¿Qué pasa si tiempo después aparece una cámara de cuya existencia no se sabía? ¿O la filmación de un celular? ¿Qué pasaría si hay gente condenada? Las cuestiones periciales deben estar unidas a la investigación.
–¿Usted lo dice por la presentación de Arroyo Salgado?
–Lo digo como principio general, porque el documento que presentó Arroyo Salgado el jueves no fue una pericia.
–¿No? ¿Y los peritos que participaron?
–Son cosas distintas. El Código de Procedimientos lo dice bien claro. Los peritos de parte pueden participar de pericias si está el perito oficial. Tienen que pedirlo. Entonces quien está a cargo de la investigación nombra un perito oficial y ahí sí los peritos de parte pueden trabajar y hacer su informe. En algunos sitios, como en la provincia de Buenos Aires, además hay que notificar a todas las partes. En este caso, encima, la doctora Arroyo Salgado y sus peritos leyeron las conclusiones del informe por televisión, y supongo que lo hicieron antes de presentárselas a la fiscalía.
–¿Eso está mal?
–No. La doctora Arroyo Salgado está en todo su derecho de hacerlo mientras como querellante no viole el secreto del sumario. Sólo señalo que no es una pericia, de modo que hoy no tenemos una contradicción de pericias.
–La fiscal Fein dijo que llamará a una junta médica.
–Yo no la llamaría así. No es una junta sino una pericia lo que podría realizarse. Y agrego aún más preguntas a este caso. El médico que hizo la autopsia, ¿ya terminó su informe final? ¿Dispone de todos los informes de toxicología y de anatomía patológica? No lo sé. Dicho esto, en los días que vienen puede ser que la fiscal pida puntos de pericia. El cuerpo ya no está. Hay un informe. Puede ser que la fiscal pregunte y que cada perito diga lo suyo. Y también pueden no ponerse de acuerdo unos peritos con otros. De paso, recordemos algo: por ley, los médicos están obligados a deliberar en secreto.
–Pero los peritos son auxiliares, no son ni el juez ni el fiscal.
–Sí, por supuesto. No agotan la investigación, ni mucho menos.
–Aunque digan que en su vida hicieron 20 mil pericias.
–Una vez en un juicio me preguntaron cuántas pericias había hecho. Contesté: “¿Por qué me pregunta el número y no cuántas pericias hice bien?”. En la Argentina muchos siguen trabajando, como Alexandre Lacassagne, que fue un gran criminalista, pero empezó a trabajar en el siglo XIX y murió en 1924. ¿Y en el medio no hubo avances? ¿Y la lógica? Pocos la usan. Con el problema de que, para un caso concreto, la excepción es tan válida como la regla.
–Volvamos a la presentación de Arroyo Salgado y a la discusión sobre el espasmo.
–Le doy un dato interesante: el mecanismo del espasmo todavía no se conoce del todo. Por algún mecanismo que se desconoce no se produce siempre del mismo modo la relajación muscular. Mariano Perel, muerto en un famoso episodio en 2001, fue encontrado agarrado a la sábana. Es uno de los pocos espasmos que vi.
–La presentación en San Isidro tuvo otra palabra fuerte: agonía. Uno escucha “agonía” y piensa en sufrimiento consciente.
–Y no tiene por qué ser así, claro. Ante una lesión mortal empieza un período, justamente llamado agónico, en el que a pesar de que el individuo no puede responder por lesión cerebral, el corazón sigue latiendo y tiene signos vitales. La cantidad de sangre dependerá de muchos factores. Por un lado, un orificio de 22 puede sangrar poco. Por otro, puede haber agonía y no hemorragia. O también puede producirse un trastorno de coagulación y mucho sangrado. No lo sé. Pero en el caso de Nisman esto no alcanza a indicarnos si fue suicidio u homicidio.
–¿Qué importancia tiene saber si el cuerpo fue movido o no?
–Depende de las circunstancias. Si realmente alguien se pegó el tiro parado, la experiencia muestra que el primer chorro de sangre va para abajo. Al caerse la persona, el chorro cambia de dirección. Si cae boca arriba el chorro va para atrás. Si un tercero lo mueve mientras está sangrando, el chorro cambia otra vez de dirección. Así puede saberse en principio si el cuerpo fue movido y cuándo. Si el homicida se quedó en el lugar y movió el cuerpo, o si el cuerpo fue movido en el procedimiento pericial. ¿En la pileta del baño había sangre? Si había, es compatible con una conducta común en los suicidas cuando buscan asegurar su muerte y se matan frente a un espejo. Es típico de arma blanca pero también sucede con armas de fuego.
–¿Cuál es su opinión acerca de las afirmaciones sobre el horario de muerte?
–Prefiero decir cómo se establece seriamente: tomando en cuenta, entre otras cosas, la temperatura ambiente. Y suponiendo, en el caso de Nisman, que el baño no era un ambiente frío. De todos modos, las respuestas no son exactas ni tampoco indican si fue suicidio u homicidio. Es más importante establecer si es que existió una tercera persona o no.
–No parece que pueda haber investigación seria si se demora la investigación sobre los mails, los mensajes y las comunicaciones.
–Esa parte de la investigación es fundamental. Claro que puede haber cosas personales, pero justamente hace falta saber por qué murió la víctima. ¿Es investigada una modelo y no sabemos qué hay en la notebook de un fiscal? El cruce de llamados es fundamental. Si se comprueba a qué hora Nisman habló con alguien, habrá otro indicio más que lleve hacia la forma y el momento de su muerte. Los médicos legistas impusieron esa idea de que el cadáver habla. Es mentira. Hoy no se puede terminar una investigación seria sin indagar en las llamadas y en la informática. A veces las partes mismas buscan un perito para forzar las cosas. Y encuentran peritos que se abstienen de usar una frase que deberían decir más a menudo: “Eso no se puede saber con exactitud”. A veces es complejo determinar los elementos fundamentales.
–Los peritos de Arroyo Salgado dijeron haberse expresado bajo juramento de ley.
–Es una expresión que usan los médicos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Una rutina. Lo que vale es el juramento en la Justicia. Pero más allá de quién sea el perito, yo digo siempre lo mismo: un perito no es un testigo. Analiza restos, indicios. Y lo que no está, o porque simplemente no está o porque fue borrado, hace más difícil todavía el análisis. ¿Sabe cuál es otro de los problemas? Los argentinos no mueren como argentinos. Mueren como muere cualquier otra persona en el mundo. Y sin embargo uno toma un libro editado en Estados Unidos y dice que todo es precario, que nada se puede afirmar categóricamente, que no hay que apurarse con las conclusiones... Uno toma después una obra canadiense y lo mismo. Sigue con otra inglesa y lo mismo: cuidado con las afirmaciones fáciles. Ve la experiencia en otros países y se entera de que, por ejemplo, las autopsias las realizan los anatomopatólogos, no los legistas. Contrastemos esa experiencia con muchas prácticas de la Argentina y sabremos por qué, a veces, aparece gente con respuestas rápidas y fáciles.
martin.granovsky@gmail.com