miércoles, 11 de febrero de 2015

“Las clases medias temían no poder distinguirse de los sectores populares”

Natalia Milanesio es la autora del libro Cuando los trabajadores salieron de compras, una investigación a través de la cual reconstruye los cambios que tuvieron lugar cuando vastos sectores se convirtieron en consumidores de modo masivo durante el peronismo clásico.
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Por Nahuel Placanica
A través de un abordaje integral, la investigación de Natalia Milanesio explora el consumo popular en los años del peronismo clásico indagando sobre las regulaciones estatales a la producción y el consumo, las transformaciones de la propaganda comercial, la inclusión social y regional del consumo y las tensiones generadas a partir de la irrupción del consumidor obrero en el mercado y el espacio público.
De esta manera, el trabajo de la autora permite una interpretación del peronismo y la clase obrera argentina desde la óptica del consumo, allí donde Pierre Bordieu supo encontrar la lucha de clases.
APU: ¿Qué lugar ocupaba el consumo popular durante los primeros gobiernos peronistas?

Natalia Milanesio:
 El aumento del consumo popular fue importantísimo durante el primer peronismo. Primero, el consumo fue parte del “círculo virtuoso” de industrialización, pleno empleo, altos salarios, y alta demanda que llevó a la incorporación efectiva de amplios sectores trabajadores al mercado como consumidores. Con trabajo y muy buenos salarios,  (el salario real creció el 62% entre 1946 y 1949, por ejemplo), que además fueron incrementados anualmente por el aguinaldo desde 1945,  los trabajadores tuvieron acceso a más y mejores productos de consumo masivo, desde alimentos hasta prendas de vestir y heladeras eléctricas. Esto tuvo un impacto fundamental en como el gobierno construyó su legitimidad: la propaganda oficial presentaba el aumento del consumo como un logro concreto que se contraponía con las paupérrimas condiciones de vida del pasado y con la situación de los trabajadores en otras partes del mundo.

El aumento del consumo fue, además, una manera concreta en que el gobierno peronista dio respuesta a deseos materiales no satisfechos entre la clase trabajadora y esto tuvo un efecto concreto en la identidad de clase y la identidad peronista.

APU: ¿Cómo experimentaban los sectores medios la inclusión al mercado del consumo de los sectores populares? ¿Estas tendencias se han extendido a lo largo del tiempo?

NM: Primero, los sectores medios experimentaron una sensación de invasión: básicamente la idea que los sectores trabajadores estaban “tomando” espacios que antes eran un cuasi monopolio de las clases medias y altas. La calle Florida en Buenos Aires y la ciudad de Mar del Plata son buenos ejemplos.

Segundo, el sentimiento de “confusión de clases”, es decir, las clases medias temían no poder distinguirse de los sectores populares. En diarios y revistas de la época así como en los testimonios orales es recurrente la figura de la empleada doméstica quien, vestida como la señora de la casa, no podía ser fácilmente distinguible de ésta.

Finalmente, muchos miembros de la clase media pensaban que muchos trabajadores eran “ostentosos” y resentían su estilo y su supuesto desenfado. Por supuesto estás eran percepciones e imágenes que circulaban en el imaginario colectivo, la realidad era más complicada tanto entre la clase media como los trabajadores. Es probable que algunas de estas tendencias se hayan extendido a lo largo del tiempo, pero han mutado, los contextos históricos determinan las interacciones entre las clases y los estereotipos sociales.

APU: En línea con lo anterior, ¿Puede pensarse un proceso de inclusión al mercado del consumo que no implique tensiones tan marcadas entre sectores populares y sectores medios?

NM: Es posible pero en el caso del proceso de inclusión a mediados del siglo veinte en Argentina, el peronismo fue un factor fundamental en el surgimiento y crecimiento de las tensiones. El gobierno peronista se presentó como defensor de la clase obrera por excelencia, como reparador de las injusticias históricas de los trabajadores y, de esta manera, dicotomizó el discurso político y social. En el imaginario peronista, la "oligarquía" era egoísta, vende-patria, y usurera y  los partidos de izquierda habían desprotegido a los trabajadores y sus intereses. Como consecuencia, el campo social y político se dividió sobre la base de estas tensiones.

APU: ¿Por qué el Estado peronista aumentó los controles sobre la calidad de los productos?

NM: 
Especialmente en el caso de los productos alimenticios, el control tuvo dos razones fundamentales: la defensa de la salud y la defensa del bolsillo. Inspecciones bromatológicas y la aprobación del Código Alimentario, por ejemplo, estuvieron ligadas a la protección de la salud de la familia obrera. Históricamente, los trabajadores habían tenido acceso a los productos de menor calidad mientras el peronismo buscó dignificar la dieta popular. Desde el punto de vista económico, los alimentos corresponden históricamente al 50 por ciento del presupuesto familiar. Asegurar al consumidor que el producto que compra es verdaderamente lo que indica la publicidad o la etiqueta es una forma de defender el poder de compra del salario: aceite de maní que se vendía como de oliva o girasol, o leche adulterada con agua no eran necesariamente peligrosos para la salud pero el consumidor obrero estaba injustamente pagando por el producto más de lo que realmente valía. El control de la publicidad, pesos, etiquetación, y envases, además de la calidad concreta de los alimentos, sirvió para defender al consumidor de potenciales fraudes.

APU: En el sentido de la pregunta anterior, ¿Ve algún paralelo con las reformas legislativas impulsadas por el gobierno nacional actual en la materia, por ejemplo, el fuero judicial creado específicamente para los consumidores?

NM: A simple vista la intervención del gobierno actual en la formación de precios y los subsidios e incentivos al consumo podrían hacer recordar las características del peronismo clásico pero, en realidad, hay diferencias. El consumo del peronismo clásico estuvo intrínsecamente ligado a una política exitosa de pleno empleo, industrialización y ausencia o baja inflación  en vez de un mercado laboral inestable, desempleo, recesión, retiro de capitales, inflación, e inestabilidad ligada a los mercados internacionales. Para el peronismo clásico, el consumo estaba más vitalmente ligado a la figura del trabajador industrial próspero y al derecho al bienestar.

APU: ¿Qué importancia reviste el estudio del consumo para la historiografía?

NM: En las historiografías europeas y Norteamérica, el consumo es un área de estudio fundamental. Los historiadores lo han abordado desde el punto de vista político, social, cultural, en el contexto del capitalismo, el comunismo, las cuestiones de género, el desarrollo de identidades. En la historiografía latinoamericana, en cambio, es un área que recién comienza a estudiarse: hay muchísimo por hacer. El caso argentino sigue este patrón: hay muy pocos trabajos y el campo tiene muchísimo para ofrecer. En mi caso, por ejemplo, la historia del consumo en Argentina está extremadamente influenciada por ideas provenientes de la antropología, la sociología y el análisis cultural del consumo. En este sentido,  el consumo es mucho más que un acto económico, es decir, es un fenómeno multifacético que incluye prácticas como comprar, usar, exhibir, ostentar y desear y que implica relaciones complejas entre los sujetos sociales y entre éstos y los objetos. En muchas de las historias orales que recopilé, por ejemplo, la compra de la primera heladera eléctrica o cocina a gas en hogares trabajadores quedó en la memoria como un hito en la historia de la familia: un signo de confort y de modernidad, un elemento de distinción, una herencia para los hijos.

Segundo, el consumo es un espacio y una práctica para la construcción de identidades sociales: a través del consumo los sujetos se expresan, se diferencian de otros y establecen formas de pertenencia y status social. El consumo es un mecanismo  de significación para decir quiénes somos o quienes queremos ser y para establecer barreras entre nosotros y los otros. Las clases medias durante el peronismo buscaron afanosamente diferenciarse de los trabajadores a través de la vestimenta, la estética del hogar, los gustos culturales: se presentaban así mismas como “decorosas” y estereotipaban a los obreros como “ostentosos”.

Tercero,  el consumo es un campo de conflicto y de disputa entre sujetos y sectores con distintas identidades de clase, de género, políticas, raciales, nacionales. Por ejemplo, la creciente independencia económica y participación en el mercado de consumo de las mujeres a mediados de siglo generó profundas tensiones de género, desde disputas por la administración del dinero hasta acusaciones esgrimidas por los hombres contra las mujeres por pasar más tiempo en las tiendas que en el hogar y, por ende, desertar a sus roles de esposas, madres, y amas de casas.

“Otra vez, una parte del Poder Judicial se arrodilla frente a Magnetto”

El titular del AFSCA, Martín Sabbatella, se refirió al fallo que suspende la adecuación de oficio del Grupo Clarín. El trámite había sido solicitado por periodistas de la empresa.
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“Avergüenza ver cómo algunos miembros del Poder Judicial se vuelven a arrodillar frente a Magnetto y le hacen favores a una corporación económica que demostró una y otra vez no querer cumplir las leyes de la Democracia”, señaló Martín Sabbatella en relación a la nueva medida cautelar que favorece al Grupo Clarín con la interrupción de la adecuación de oficio de esa compañía.
“Queda probado una vez más que una parte de la corporación judicial está aliada y al servicio de grandes empresarios para favorecer la concentración y consagrar privilegios que la ley prohíbe; esa parte del Poder Judicial trabaja para garantizarle a Magneto que pueda violar la ley de medios”, opinó el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, y consideró que “la historia los recordará como mandaderos del poder económico y mediático, que tergiversaron argumentos jurídicos con el sólo objetivo de garantizar la impunidad y los privilegios de grupos concentrados”. “Es grave que una corporación económica aspire a hacer trampas y evadir la ley; pero mucho más grave e inconcebible es que una parte del Poder Judicial ayude a que esa corporación lo logre”, afirmó.

Según publicó hoy el Centro de Información Judicial (CIJ), el juez Pablo Cayssials, titular del Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal N° 9, dispuso la suspensión de la resolución 1121/14 de AFSCA, en virtud de la cual se había ordenado la transferencia de oficio del Grupo Clarín. Fue en el marco de una causa iniciada por los periodistas Julio Blanck, Nelson Castro, Jorge Fernández Díaz, Jorge Lanata, Alfredo Leuco, Marcelo Longobardi, Joaquín Morales Solá, Magdalena Ruíz Guiñazú y Eduardo van der Kooy.

“El argumento mentiroso que avala el juez es que la adecuación de oficio podría vulnerar la libertad de expresión y significar una censura indirecta contra esos periodistas, lo cual está demostrado que es absolutamente falso; ya no dicho por quienes trabajamos junto a la presidenta Kirchner por la aplicación de esa ley, sino por la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación”, explicó Sabbatella al recordar los fundamentos del fallo del máximo tribunal que convalidó la constitucionalidad de toda la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
“Volver hacia atrás en lo ya analizado y resuelto por la Justicia en su máxima instancia es de una enorme gravedad institucional y persigue el único objetivo de quitarle al Estado las herramientas legales con las que cuenta para garantizar la pluralidad, la libertad, la diversidad y el trabajo de miles de periodistas, técnicos y profesionales de la comunicación en todo el país”, señaló el funcionario nacional y agregó: “El único riesgo contra la libertad de expresión es la concentración empresaria; por eso nuestra ley es un ejemplo en el mundo en la lucha por garantizar que surjan más y más voces”.

Sabbatella señaló que “la ley de medios no es la única norma transformadora que el Poder Judicial impide aplicar”,  y concluyó: “Un sector grande de la Justicia funciona como un poder conservador que se dedica a frenar los avances transformadores de los otros poderes del Estado; son como una especie de vetadores compulsivos de los cambios que el Gobierno y el Congreso promueven a favor del Pueblo. Y ese compartimiento es fruto de un poder que no se democratizó y que tiene a muchos de sus miembros colonizados por las corporaciones económicas y mediáticas”.

"Es lamentable que Piumato forme parte de una estrategia desestabilizadora"

Vanesa Siley es la secretaria de la Seccional Capital Federal del Gremio de Judiciales. Sobre la marcha del 18F: "Son sectores que siempre han operado contra los trabajadores judiciales".
Por Enrique de la Calle
APU: ¿Cuál es la visión de la seccional sobre la “marcha de los fiscales” del próximo 18 de febrero?
Vanesa Siley: En principio, es bueno saber quiénes son los personajes que convocan a la marcha. Entre ellos están Guillermo Marijuán, Ricardo Sáenz, Carlos Stornelli, José Campagnoli. Después hay otros que no salieron personalmente a convocar, como Germán Moldes, que es la cabeza en las sombras de este grupo. Todos ellos tienen un rasgo en común que es su relación con los servicios de inteligencia, con los grupos económicos y mediáticos. En el poder judicial hay sectores conservadores y otros populares. Este grupo se opuso a la democratización de la justicia, rechazaron la reforma del código procesal penal, que es parte de ese debate, ya que se pasa al sistema acusatorio. Es un sector que se enfrentó con Alejandra Gils Carbó.
La Seccional 2 - Capital Federal, del gremio de empleados judiciales, siempre enfrentó a esos sectores judiciales. Por eso rechazamos esta convocatoria que tiene un claro perfil opositor al gobierno y a cualquier avance del campo popular. Por supuesto creemos que cualquiera puede marchar y expresarse en el espacio público. Pero no hay que engañar a la sociedad.
APU: ¿Qué opina sobre el apoyo de Julio Piumato, secretario general del gremio, a la marcha?
VS: No sé si Piumato adhiere en términos personales o gremiales. Como seccional no fuimos invitados a participar en las discusiones. Tampoco sé si hubo discusión sobre este tema. Además, no hubo un comunicado de la comisión directiva del gremio, por lo que no sé si es una posición oficial. Hasta acá es un acompañamiento personal.
APU: ¿Qué le genera que un dirigente gremial acompañe ese tipo de marcha?
VS: Es lamentable. La tradición histórica del movimiento obrero organizado es luchar contra los sectores concentrados de la economía, contra la derecha, porque ellos luchan contra nosotros. Que un dirigente sindical acuerde la estrategia desestabilizadora con esos sectores es lamentable. No podemos ignorar que existe una estrategia desestabilizadora. Es una marcha que hay que leer en un panorama más general, que vas más allá de la muerte del fiscal Nisman. Los trabajadores no podemos acompañar esa marcha porque jamás podemos formar parte de una estrategia desestabilizadora.
Además, en términos específicos de los trabajadores gremiales, hay que decir que siempre estos sectores mafiosos han operado contra nuestros intereses. Siempre hemos luchado, en términos gremiales, contra estos sectores. La marcha del 18 de febrero no la conducen los trabajadores, la conducen esos sectores mafiosos.
APU: Se trata además de fiscales muy cuestionados por muchos sectores de la sociedad.
VS: Algunos de ellos fueron señalados por la agrupación Memoria Activa, por ejemplo, por entorpecer la causa por encubrimiento del atentado a la AMIA. Moldes tiene relación con el Grupo Uno, de Manzano. Además estuvo vinculado con la causa de tráfico de armas en los 90. El Poder Judicial esconde a estos personajes de la visión de la gente común.
APU: Por último: se refirió a la relación entre Poder Judicial y servicios de Inteligencia. ¿Cómo analiza los cambios propuestos en relación a la ex SIDE?
VS: No tenemos un análisis minucioso del tema. Soy abogada laboralista, por lo tanto no soy una especialista en el tema. Además, en la justicia de la Ciudad no tenemos fueros penales, tenemos delitos transferidos de la justicia nacional pero son menores. En términos políticos entiendo que hay una necesidad y un compromiso para reformar la SIDE. Hay todo un entramado que da cuenta del poder concentrado en la Argentina y que es necesario reformar. La SIDE es parte de ese entramado. Es un debate largo que hay que dar. El CELS ha propuestos cambios que se han considerado. Las discusiones se dan cuando tocan, no se eligen.

Por qué será que nadie "es" Ismael

"Yo soy Nisman", "Je suis Charlie Hebdo", son consignas que fueron furor en las redes sociales en las últimas semanas. Sin embargo, la nueva muerte de un joven pobre (¿otra vez a manos de la policía?) fue ignorada por casi todos.
Por Rodrigo Lugones
Conocí a Ismael allá por los años 2009/2010 (no soy muy bueno con las fechas). En ese momento tocaba con Javier, su cuñado (un gran bajista del cual me distancié, unos años más tarde, por cuestiones personales). Charlamos en varias oportunidades y hasta nos hemos tomado alguna cerveza mientras charlamos de rocanrol. Le gustaban Los Gardelitos y La Renga. Un pibe como cualquiera.
Vivía en Libertad y solía ir muy seguido para la casa de Javi, sobre todo a la tarde, en ese momento en el que el sol pega lo suficiente como para aplacarlo con una "fresca". No fuimos amigos, fue una relación circunstancial y mediada la que mantuvimos y, sin embargo, esto no evita la sorpresa que me despertó la noticia, la bronca, y la sensación de impotencia. Cuando vi su foto en las redes sociales su cara me remitió a algún conocido. Suele pasar, cuando uno es habitué de ciertos ambientes, cuando uno se relaciona en ciertos entornos, conoce mucha más gente de la que puede recordar y es difícil que pueda identificarla.
Mi duda permaneció conmigo hasta ayer, cuando charlaba con un amigo sobre el hecho, y me dijo que quién había muerto era, sin más, que el “cuñado de Javi”. Las fuerzas de (in)seguridad, una vez más - parece - llevaron adelante, de manera natural, el plan que, consciente o inconscientemente, el sistema tiene para los pibes humildes (como lo hizo con Walter, Luciano y Rubén).
Sin embargo, paradójicamente, nadie "es" Ismael. Todos dijeron "ser" Nisman, todos, hipócritamente, fueron Charlie Hebdo (claro, el pensamiento dominante es eficaz, efectista, tuitero). Pero, al día de hoy, todavía no vemos miles de hashtag que marquen tendencia mundial pidiendo justicia por un pibe muerto, de barrio, negro, y del palo del rock and roll. Obviamente, la autoconciencia pacata es selectiva, no "confunde".
Las limitaciones del actual proceso político sin duda son muchas. Sin embargo, su valor reside en lograr poner en el centro de la escena los principales debates que las sociedades contemporáneas deben dar (vemos hoy como Podemos y Syriza toman rumbos similares a los latinoamericanos). Lo que logra el espíritu de este tiempo es generar discusiones "hacia adentro", incluso, del mismo espacio político. Porque una construcción real rebasa los límites de sus propias imposibilidades, y crea lo nuevo.
Lo que necesitamos, para que no haya más Ismael, ni Luciano, ni Rubén, es profundizar un camino de transformación política, que cuestione los fundamentos y los supuestos básicos sobre los que se estructura la sociedad argentina. La batalla es cultural, ideológica, política, económica, y por la búsqueda de justicia (justicia social, justicia legal). No podemos permitir retrocesos de estas características, que nos hablan de una lógica perimida, retrógrada, reaccionaria. Es en estos acontecimientos donde esa vieja frase de Gramsci toma su radical potencia: "lo viejo no termina de morir, y lo nuevo no termina de nacer".

Discurso de Eva Perón 17-10-1951

Crece la pobreza en España: afecta a casi 13 millones

La pobreza y la exclusión social afectan ya al 27,3% de la población de España, casi 13 millones de personas, una cifra que refleja un incremento del 2,9% desde 2009 y que se traduce en 1,3 millones de nuevos pobres y excluidos, según el informe de una red de organizaciones no gubernamentales de la península. Siguiendo el indicador europeo AROPE –que combina la renta con las posibilidades de consumo y el empleo– el informe "El Estado de la Pobreza en España 2009-2013" revela que la situación social en el país se deterioró enormemente con la crisis económica y la desigualdad aumentó, retrató Tiempo Argentino.
Durante esos cinco años, la población con privación material severa creció en un 38%, en más de 800.000 personas, totalizando casi 3 millones, indica el estudio, elaborado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN). Esto significa que cada vez más personas tienen dificultades para alimentarse y pagar gastos básicos relacionados con su vivienda, como gas y electricidad. La cifra se equipara al número de personas en situación de pobreza severa, que representa el 6,1% de la población, una variable que se disparó en los últimos años.
Otro dato alarmante es que la población que vive en hogares con baja intensidad de empleo (BITH) se incrementó en más del doble desde 2009 y alcanza, en 2013, al 15,7% de los habitantes hasta 59 años, lo que supone 5.694.683 personas. Asimismo, la pobreza creció entre los menores de 16 años en más de seis puntos porcentuales, hasta alcanzar al 26,7% de la población en 2013. Por otro lado, ahora se sabe que un 11,7% de los trabajadores se encuentran en situación de pobreza, lo que demuestra que no cualquier trabajo protege de esta situación.
El estudio muestra que la población inmigrante, especialmente la extracomunitaria, soporta tasas de pobreza mucho más elevadas que la población nacional. De hecho las duplican y triplican. En 2013, entre los españoles era del 16,5% mientras los extranjeros de fuera de la Unión Europea (UE) era del 47,8%.
Desde un punto de vista territorial, el informe muestra una gran desigualdad entre las diferentes Comunidades Autónomas de España. En general, el norte del país (Navarra, País Vasco y Aragón) soporta tasas menores de pobreza y/o exclusión social (inferiores al 20%); mientras en el sur (Canarias, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía), mayores, entre el 35 y el 39%. El enclave español de Ceuta, en el norte de África, tiene casi la mitad de su población (47%) en riesgo de pobreza y/o exclusión social.  

Por Adrián Murano Salir del frasco

Yo de China no se nada, a mí me importa lo que pasa acá", dijo una periodista en el aquelarre de Intratables, el show televisivo que fascina a la política local. La frase pasó desapercibida entre el griterío, pero fue una contundente expresión de un drama nacional: la tendencia de medios, periodistas y dirigentes políticos a vivir en un frasco.
La falacia de la Argentina "aislada del mundo", creada y difundida por el formidable aparato de propaganda del establishment hoy al servicio de la oposición, contribuyó a que muchos argentinos se convencieran de que "lo que pasa acá" no tiene relación con el drástico rediseño geopolítico que enfrenta el planeta. La operación es simple y efectiva: si somos insignificantes en la mesa de arena global, es obvio que nuestros problemas son autoinflingidos. Porque ¿quién estaría interesado en gravitar sobre un país tan periférico que hasta "se cayó del mapa"?
La cita no es casual, suele escucharse textual en voceros económicos del establishment como Carlos Melconian o Martín Redrado. Por supuesto, ellos saben que lo que dicen es falso, pero ya se sabe: en su negocio –la "consultoría económica"–, muchas veces mentir puede ser más rentable que decir la verdad. Y en este caso, la verdad es que el país y la región no sólo aumentaron su influencia en el escenario global a base de granos, petróleo y otros commodities, sino que se preparan para ser protagonistas centrales del mundo que está por venir.
El pronóstico no corre por cuenta del deseo de este cronista –que lo tiene–, sino de observadores con influencias decisivas en los centros de poder. Uno de ellos: el Consejo Nacional de Inteligencia de Estados Unidos (NIC, por sus siglas en inglés). En su último informe sobre tendencias globales, el organismo pronostica que para el año 2030 acabará la era del dominio occidental, y las potencias regionales como la India, China y Brasil tendrán mucha más influencia geopolítica que las actuales potencias.
El informe, titulado 'Tendencias Globales del 2030: Mundos alternativos' (Global Trends 2030: Alternative Worlds) prescribe que en un futuro cercano Estados Unidos ya no podrá jugar el papel de "policía global", sino que se igualará con las potencias emergentes. En el documento, este retorno a la multipolaridad es comparado con la decadencia que vivenció Gran Bretaña durante el siglo XIX.
La contracara, según el NIC, será el creciente papel de Asia, y en especial de China: "Para 2030 –sostiene el informe– Asia habrá superado a América del Norte y a Europa juntos en términos de poder global, basados en el PBI, el tamaño de la población, el gasto militar, la tecnología y la inversión."
Para el Consejo –cuyos informes, a excepción de esta serie, son confidenciales y para el exclusivo consumo presidencial–, el mayor desafío que afronta el mundo es la gestión eficaz de los recursos. En 15 años, según el NIC, la población aumentará en 1000 millones de personas, incrementando la necesidad de alimentos, agua y energía. El uso de esos insumos se incrementarán un 30%, 40% y 50%, respectivamente. ¿Habrá suficiente para todos?
El NIC no responde esa pregunta, pero advierte que la disputa por garantizar el abastecimiento ya esta provocando efectos transnacionales. Las diferencias de intereses económicos entre China, EE UU y otras potencias explican la extrema volatilidad en el precio de los commodities, el campo de batalla donde se disputa el nuevo mapa del poder global. El informe descarta que las tensiones económicas deriven en conflagraciones bélicas, pero advierte que "ciertos países pequeños o en desarrollo" sufrirán el fuego cruzado en la guerra de influencias.
Argentina, está claro, encaja perfecto en esa descripción. Con 40 millones de habitantes esparcidos sobre un territorio donde cabrían una decena de países de Europa, el país produce alimentos para 400 millones de personas, posee recursos energéticos disponibles suficientes como para garantizar un siglo de autoabastecimiento, con opción de exportar energía por un volumen similar. Las reservas locales de agua dulce, litio y otros minerales de alta demanda inminente están entre las primeras del planeta, y la contaminación ambiental –que convirtieron a los países de Asia en bombas sanitarias– está lejos de ser dramática.
Luego de tres décadas de depredación financiera y despojo neoliberal, el país recuperó su sitial de privilegio como granero global. Pero en un mundo en plena transformación, contentarse con eso implicaría repetir la historia trágica de concentración económica y subdesarrollo que por décadas convirtió al país en un polvorín social.
La reciente consagración de la alianza estratégica con China ofrece la oportunidad de dar el ansiado y postergado salto del crecimiento al desarrollo. Alimentos y recursos naturales por recursos financieros, infraestructura y transferencia de tecnología. Si el abrazo no deriva en abuso, estaríamos frente al célebre win-win que el gigante asiático repite como mantra.
El informe del NIC evidencia que EE UU está al tanto de esa potencialidad. Y es de esperar que no se quedará de brazos cruzados. Salvo, claro, que se proponga resignar la hegemonía que le llevó medio siglo construir.
Tampoco China ofrece un lecho de rosas: son negociantes milenarios que producen el 40% de los bienes que se consumen en el mundo. Además, los argentinos ya aprendimos que, en materia diplomática, no es conveniente acostarse con nadie.
Son días para estar con los ojos abiertos. Revolotean buitres y caranchos, de afuera y de adentro. La dirigencia política, y en especial el gobierno, tiene la misión de evitar que se repita la historia de coloniaje que nos inundó el siglo pasado, y lograr que el país navegue traccionado por los nuevos vientos de la historia.
Pero sería imprudente dejar algo tan importante como el futuro sólo en manos de los dirigentes. Sólo una sociedad atenta, movilizada e informada logrará interpelar a su dirigencia cuando se desvíe del rumbo. Y podrá detectar a tiempo cuando su destino esté siendo arrastrado para satisfacer intereses y ambiciones ajenas.
Pero para que eso ocurra, primero hay que reconocer lo obvio: estamos en el mundo. Y que mucho de lo que llamamos "realidad" es gestado desde los centros de poder donde se disputa el planeta que viene.
Hay que salir del frasco para observarlo.
Ya va siendo hora.