Por Gustavo Veiga
El contestador de su teléfono celular atiende en griego, pero al segundo intento de comunicación, Costas Isychos responde con cordialidad en el castellano que habló desde su niñez. El flamante viceministro de Defensa del gobierno que formó Syriza con Alexis Tsipras al frente, nació en Quilmes en 1957, abandonó el país durante la última dictadura con su familia –sus padres eran militantes comunistas– y ya pasó más de la mitad de su vida en Atenas, donde consolidó su trayectoria política. De la Argentina conserva algunas costumbres como su gusto por el mate y el dulce de leche, tiene siempre presente su fanatismo por Independiente y reivindica que “en el siglo pasado recibió a millones de refugiados económicos que llegaban desde Europa”.
Acaba de asumir en una cartera cuya conducción compartirá con el ministro Panos Kammenos, líder del partido de derecha Griegos Independientes, que le dio los votos necesarios a Syriza para que formara gobierno. Isychos representa a la Corriente de Izquierda dentro del gobierno, el sector más combativo de la fuerza que conduce Tsipras.
–¿Cómo será su convivencia en Defensa con Kammenos, un político vinculado a la Iglesia Ortodoxa, que cuestiona a las parejas de homosexuales y sostiene un discurso antiinmigrante?
–Tendremos que convivir con respeto, aunque esto no significa que seamos un matrimonio ideológico y programático. Griegos Independientes tiene estrategias sobre inmigración que no compartimos, pero apoya el programa de Syriza en su totalidad. Nosotros necesitábamos dos escaños más en el Parlamento para formar la mayoría y fueron un apoyo clave.
–¿Por qué?
–Porque no podíamos ir a nuevas elecciones en treinta o cuarenta días con el riesgo que eso conllevaba, que no pudiéramos formar gobierno. No podíamos, además, someter al pueblo griego a una incertidumbre como ésa. Ahora hay que trabajar y luchar.
–Usted es un especialista en Relaciones Internacionales, es más, se lo mencionaba para ocupar el cargo de vicecanciller. ¿Por qué finalmente fue designado en Defensa?
–Uno asume la función que le asignan como soldado y no como general. Es cierto, yo tenía la responsabilidad de la Política Internacional en el partido, pero también me había sido asignada para los temas de Defensa y de Seguridad Pública.
–¿Cuáles son las principales hipótesis de conflicto que abordará desde su ministerio?
–Lo primero que debemos hacer es trabajar mucho y luchar para conservar la precaria estabilidad que existe en una región muy complicada del planeta como ésta. Una zona donde hay muchas disparidades, con guerras internacionales, guerras civiles y un mapa de conflictividad que va desde Medio Oriente hasta casi todo el norte de Africa. El papel que deberá jugar Grecia en ese contexto es el de la paz.
–¿En qué medida se expresa en el área de Defensa la gravísima situación económico-social en que se encuentra Grecia?
–Le voy a dar un ejemplo. Del ministerio dependen siete fábricas con miles de personas que fueron atacadas y maltratadas de todas las maneras posibles por políticas ultra-liberales que las convirtieron en fábricas sin trabajo, sin futuro, sin proyección estratégica. Ahora queremos crear empleo digno, que la gente se sienta identificada de nuevo con lo que hacía. Es una gran responsabilidad para Syriza cumplir el programa que votó la mayoría del pueblo griego.
–¿Cómo calificaría a la situación en que recibió el país su fuerza política?
–Como una catástrofe que duró cuatro años, una bomba económica que estalló sobre las masas más empobrecidas, los trabajadores, los comerciantes, los campesinos, todos aquellos que vivían de un salario o un ingreso que ya no tienen. Grecia perdió gran parte de su soberanía y nosotros intentaremos recuperarla en base al programa de Syriza. Tenemos que realizar una auditoría sobre la deuda pública, subir el impuesto de las sociedades para las grandes empresas, combatir el secreto bancario y la evasión de capitales al exterior y, en lo que a mi ministerio respecta, rebajar drásticamente el gasto militar.
–¿Cree que el pueblo griego, incluso quienes no los votaron, los acompañarán?
–Hay mucha esperanza en nuestro pueblo, lo percibo en la calle, desde antes de asumir el gobierno y ahora más. Estoy en el cargo de viceministro desde el martes, esto recién empieza.
–Usted vivió en la Argentina hasta 1980, cuando su familia abandonó el país hacia el exilio en Canadá. ¿Qué lazos todavía conserva con la tierra donde nació?
–Por empezar, mis afectos. Todavía tengo muchos parientes por parte de mi padre en Quilmes, Avellaneda, Lanús y Banfield. Estoy orgulloso de ser argentino y griego, para mí es muy especial. También tengo muchos amigos, compañeros en partidos políticos de izquierda, a quienes tuve la oportunidad de ver en mi último viaje hace dos años, cuando acompañé a Tsipras de visita a Buenos Aires y asistimos el Congreso.
–¿Qué costumbres no perdió de su vida en la Argentina, pese al paso de los años?
–Sigo tomando mate con naturalidad, me encanta el dulce de leche, aunque mi mujer se queja porque dice que me engorda. Y por supuesto, sigo a mi club de toda la vida, soy fanático de Independiente.
–En los medios nacionales e internacionales salió publicado que usted abandonó el país en 1980, durante la última dictadura cívico-militar. ¿Qué podría decirnos de esa historia?
–Le pido disculpas, pero prefiero no hablar del pasado y sí del futuro, donde tenemos muchas cosas por hacer. Grecia tiene que salir de esta situación dramática, es lo que nos ocupa ahora.
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